Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a
la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero
en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de los años
treinta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que
afectó a mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada
como paradigma de hasta qué punto se puede producir un grave deterioro de la
economía a escala mundial.
La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres,
donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que
cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y
los precios. El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El
desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el
33%.1 Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las
que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo
prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la
caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%.234 Ante
la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector
primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas.5
Índice
1 Antecedentes
1.1 Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
1.2 Crecimiento de Estados Unidos
2 Causas
2.1 Plan Dawes y Plan Young
3 Desarrollo de la crisis
3.1 El crac bursátil
3.2 La quiebra del sistema bancario
4 Efectos de la crisis
5 La difusión de la crisis
5.1 El hundimiento del comercio internacional
6 El proteccionismo y la Gran Depresión
7 La recuperación en los Estados Unidos
7.1 El primer New Deal
7.2 El segundo New Deal
7.3 La Segunda Guerra Mundial
8 La recuperación europea
8.1 La recuperación en el Reino Unido
8.2 La recuperación en Francia
8.3 La recuperación en Alemania y el nacimiento del Nazismo
9 Véase también
10 Referencias
11 Bibliografía recomendada
12 Enlaces externos
Antecedentes
Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
Artículo principal: Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias económicas profundas y duraderas al
poner fin al orden económico internacional existente desde la segunda mitad del
siglo XIX. Supuso un descenso demográfico directo e indirecto de alrededor del 10%
de la población europea y de un 3.5% del capital existente.7 Desde el punto de
vista financiero, el conflicto bélico conllevó un gasto público descomunal en
Europa financiado por deuda pública tanto interna como externa que supuso la
multiplicación por seis de la deuda ya existente; también generó la creación de
dinero, lo que supuso una fuerte presión inflacionista.
La guerra también estableció un nuevo mapa político de Europa con nuevas fronteras
que trastocó la estructura económica y comercial del continente, al romper mercados
y perder eficiencia económica, con lo que fueron necesarias nuevas inversiones.
Véanse también: Ocupación del Ruhr, Plan Dawes, Plan Young e Hiperinflación en la
República de Weimar.
Crecimiento de Estados Unidos
Artículo principal: Felices años veinte
Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte
crecimiento económico, y desplazó al Reino Unido del liderazgo económico mundial.
Durante los años previos a la Gran Depresión se incrementó en aquel país la
producción y la demanda de sus productos, con una profunda transformación
productiva dominada por la innovación tecnológica. Del optimismo y de la bonanza
económica también participó la Bolsa, que vivió un prolongado incremento de las
cotizaciones, lo que permitió la formación de una burbuja especulativa, financiada
por el crédito. Desde antes del verano de 1929, varios indicadores macroeconómicos
habían empezado a sufrir un suave descenso, sin que los economistas de la época lo
detectaran y se tomaran las medidas preventivas adecuadas.
Causas
En 1925, la economía mundial se hallaba bastante equilibrada: la producción había
vuelto al nivel de anterior a la I Guerra Mundial, la cotización de las materias
primas parecía estabilizada y los países que atravesaban un periodo de alta
coyuntura eran numerosos. Sin embargo, no era un retorno a la Belle Époque.
Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse solo por diez, mientras el
resto, llamado "excedente" -o sea, noventa dólares-, se pagaba a crédito. Si la
acción seguía subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10 por ciento, esto es,
que pasara de 100 a 110 dólares proporcionaba al accionista un beneficio neto del
100 por ciento sobre los 10 dólares que en realidad había desembolsado. En cambio,
si la acción bajaba en un 5 o en un 10 por ciento, el corredor bursátil exigía
nuevo pago al contado, y si el cliente no podía hacer frente al mismo, se veía
obligado a vender con pérdidas, con el fin de cubrirse él y cubrir a otros posibles
acreedores.
Desarrollo de la crisis
El crac bursátil
Multitud reunida en la intersección de Wall Street con Broad Street, al enterarse
de la quiebra de la bolsa en 1929.
Artículo principal: Crac del 29
La crisis se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de
Wall Street de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de
octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi
todos los países del mundo.
La coyuntura del alza, denominada allí Big Bull Market, descansaba así sobre una
base sumamente frágil. Todo el sistema se derrumbó en octubre de 1929, y en pocos
días —en cuestión de horas, incluso— las cotizaciones perdieron todo cuanto habían
ganado durante meses o, mejor dicho, durante años. Los pequeños especuladores
quedaron arruinados y tuvieron que vender con enormes pérdidas, y al cundir el
pánico los grandes capitalistas se encontraron también con dificultades.
En tan crítico momento, los primeros bancos del país y los corredores de bolsa más
destacados intentaron salvar los negocios y reunieron 240 millones de dólares para
sostener las cotizaciones mediante compras masivas, y en aquella sola jornada
cambiaron de mano trece millones de acciones.
Más tarde, en noviembre, cuando se habían calmado un poco los ánimos, las
cotizaciones habían descendido a la mitad desde el comienzo de la crisis de la
bolsa, y no menos de 50 000 millones de dólares se habían desvanecido, con lo que
quedaron en evidencia la inseguridad y fragilidad de los sistemas financieros.
La quiebra de la Bolsa de Nueva York fue el momento más dramático de una crisis sin
precedentes; de todos modos, el derrumbamiento de Wall Street no fue el prólogo ni
la causa de la crisis económica mundial: fue solo su más espectacular síntoma.
Efectos de la crisis
Desempleo en los Estados Unidos en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los
años de la Gran Depresión (1929–1939).
La depresión subsiguiente fue la peor de la historia estadounidense. Durante al
menos tres años y medio todos los indicadores sociales y económicos reflejaron un
progresivo deterioro de la situación. En 1932 el producto interno bruto (PIB) había
disminuido un 27 por ciento, y la producción industrial, un 50 por ciento. La
inversión ni siquiera alcanzaba para el mantenimiento de las instalaciones
existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario acabó por derrumbarse. En
1933, el desempleo llegó al 25 por ciento. Solo en 1940 se recobró el nivel de
producción previo a 1929, y esto se debió al estallido de la II Guerra Mundial.
Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y 1932, el índice general de
precios en los Estados Unidos disminuyó el 35.6 por ciento.9 Muchos economistas
piensan que este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y duración
de la depresión, y también parece probable que esta prolongada deflación solo fue
posible por la política del Sistema de Reserva Federal de disminuir la oferta
monetaria.10
La difusión de la crisis
La depresión estadounidense de la actividad económica fue acompañada por una
reducción adicional del préstamo hacia el extranjero y una fuerte contracción de la
demanda de importaciones. Esto produjo una gran reducción del flujo de dólares
hacia Europa y el resto del mundo. Dada la importancia de Estados Unidos en la
economía mundial, el impacto de su crisis sobre el resto del mundo fue fuerte; por
eso se dice que Estados Unidos exportó su crisis. Prácticamente todos los países
padecieron declives tanto en la producción industrial como en el PIB, y la URSS fue
la principal excepción al estar aislada del capitalismo moderno. El siguiente
cuadro muestra la caída de la renta y la producción industrial entre el comienzo de
la crisis en 1929 y 1932, año que marcó el momento de mayor profundidad en el
descenso de los indicadores económicos.
Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de
cooperación internacional como el acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y
los Estados Unidos, con el objetivo de regular los tipos de cambio. Varios países
hicieron acuerdos regionales como el de la Cuenca del Danubio en el cual Hungría,
Rumania, Bulgaria y Yugoslavia concedieron preferencias arancelarias a sus
productos. Pero el pacto más famoso fue el realizado por los países de la
Commonwealth en la Conferencia de Ottawa celebrada en 1932, donde se acordó un
sistema de preferencias mutuas para las importaciones provenientes de los miembros
de la comunidad.
Paul Krugman escribe que el proteccionismo no conduce a las recesiones. Según él,
la disminución de las importaciones (que puede obtenerse mediante la introducción
de aranceles) tiene un efecto expansivo, es decir, favorable al crecimiento. Así
pues, en una guerra comercial, dado que las exportaciones y las importaciones
disminuirán por igual, para todo el mundo, el efecto negativo de una disminución de
las exportaciones se compensará con el efecto expansivo de una disminución de las
importaciones. Por lo tanto, una guerra comercial no causa una recesión. Además,
señala que la tarifa Smoot-Hawley no causó la Gran Depresión. La disminución del
comercio entre 1929 y 1933 "fue casi enteramente una consecuencia de la Depresión,
no una causa. Las barreras comerciales fueron una respuesta a la Depresión, en
parte como consecuencia de la deflación".15
Jacques Sapir explica que la crisis tiene otras causas que el proteccionismo16.
Señala que "la producción interna de los principales países industrializados está
disminuyendo... más rápido que el comercio internacional está disminuyendo". Si
esta disminución (del comercio internacional) hubiera sido la causa de la depresión
que han experimentado los países, habríamos visto lo contrario". "Finalmente, la
cronología de los acontecimientos no corresponde a la tesis de los
librecambistas... El grueso de la contracción del comercio se produjo entre enero
de 1930 y julio de 1932, es decir, antes de la introducción de medidas
proteccionistas, incluso autárquicas, en algunos países, con excepción de las
aplicadas en los Estados Unidos en el verano de 1930, pero con efectos muy
limitados. Señaló que "la contracción de los créditos es una de las principales
causas de la contracción del comercio". "De hecho, es la liquidez internacional la
causa de la contracción del comercio. Esta liquidez se derrumbó en 1930 (-35,7%) y
1931 (-26,7%). Un estudio de la National Bureau of Economic Research pone de
relieve la influencia predominante de la inestabilidad monetaria (que condujo a la
crisis de liquidez internacional16) y el repentino aumento de los costos de
transporte en la disminución del comercio durante la década de 193017.
Milton Friedman también opinaba que la tarifa Smoot-Hawley de 1930 no causó la Gran
Depresión. Douglas A. Irwin escribe: "la mayoría de los economistas, tanto
liberales como conservadores, dudan que Smoot Hawley haya tenido mucho que ver en
la posterior contracción".18
Ian Fletcher dijo que el arancel se aplicaba a solo un tercio del comercio de los
Estados Unidos: alrededor del 1,3% del PIB. The average U.S. tariff on the subject
goods21 pasó del 40,1% en 1929 al 59,1 en 1932 (+19%). Sin embargo, estuvo
constantemente por encima del 38% cada año desde 1865 a 1913 (del 38% al 52%).
Además, también aumentó fuertemente en 1861 (del 18,61% al 36,2%; +17,6%), entre
1863 y 1866 (del 32,62% al 48,33%; +15,7%), entre 1920 y 1922 (del 16,4% al 38,1%;
+21,7%) sin producir depresiones globales 22.
El problema más importante para Roosevelt era la quiebra casi total del sistema
bancario, hasta tal punto que era imposible cobrar un cheque. La producción
industrial, por su parte, había tocado fondo en 1932. La crisis bancaria era
esencialmente de confianza y pudo ser solucionada fácilmente. En un discurso radial
Roosevelt informó la población sobre la reapertura de los bancos incitando a
depositar ya que no se corrían más riesgos, por lo que varios individuos volvieron
a depositar. La recuperación de los bancos no fue más que el preludio de una
revisión a fondo del sistema financiero, gravemente distorsionado desde 1929 por la
contracción del crédito, el incremento de las deudas y el impago de las hipotecas.
Otro problema era el desempleo. La primera medida adoptada en este terreno fue la
creación de campamentos de trabajo donde los desempleados realizaban tareas de
conservación de parques naturales y otros espacios verdes. Si bien el Gobierno
federal encaró la realización de obras públicas, estas no llegaron a compensar la
enorme reducción experimentada por el gasto a nivel estatal y municipal. El New
Deal nunca dispuso de un programa concreto para bajar la desocupación mediante
obras públicas ya que se carecían de proyectos de antemano y la planificación
requería tiempo. Los proyectos debían autofinanciarse lo que hacía difícil su
elaboración. Además, para lograr el máximo beneficio social había que emplear a la
mayor cantidad de mano de obra posible, ya sea calificada como no calificada por lo
que estos empleos eran tachados de constituir en la práctica una auténtica limosna.
No solo el New Deal no pudo disminuir considerablemente el desempleo, sino que los
trabajos otorgados eran precarios al tratarse de obras públicas que por su propia
naturaleza no duraban mucho tiempo.
Otro problema gravísimo, era el bajo y permanente nivel de las rentas agrícolas.
Era necesario aumentar los precios y ello se conseguía disminuyendo la producción
agraria. Para lograrlo, se concedían primas a aquellos agricultores que deseaban
producir menos. Esto implicaba que al menos una parte del costo recayera sobre el
consumidor, que en algunos casos estaba en la miseria si se trataba del
proletariado de las grandes urbes. Sin embargo, el aumento del nivel de vida de los
agricultores significaba más dinero, más demanda y más empleo.
Si bien se dice que el segundo New Deal fue un ‘giro a la izquierda’, no era en
absoluto hostil a los empresarios, lo que hizo fue poner al burócrata donde había
fracasado el hombre de negocios hasta que la empresa privada pudiera florecer de
nuevo. Por haber sabido evitar una solución más radical fue el salvador del
capitalismo. El efecto más perdurable del New Deal fue aumentar el poder del
gobierno federal y del presidente en particular: se redujo el poder de los Estados
y el presidente y su gabinete sustituyeron al Congreso como principal fuente
legislativa. La sociedad estadounidense experimentó una profunda transformación
debido al incremento del poder federal y presidencial sobre la economía. Por eso el
auténtico legado del New Deal fue revolucionar las expectativas.
La recuperación europea
La recuperación en el Reino Unido
La política económica británica en los años 1930 estuvo marcada por la trascendente
decisión de abandonar el patrón oro en 1931. La flotación de la Libra no fue
acompañada de una mayor intervención estatal como en los otros países. La nueva
política británica se sustentó en el crédito barato y en el proteccionismo. Las
posibilidades de acceso a préstamos a bajo costo fue uno de los factores que
contribuyó a impulsar el mercado de la construcción. Por otro lado, el
establecimiento de una política arancelaria dio por finalizado un período de casi
noventa años de libre comercio, con la importante consecuencia de colocar al
mercado interno como motor del crecimiento. Este rasgo se vinculaba con la pérdida
de competitividad de los productos ingleses y con las posibilidades de expansión
del consumo de masas que se desarrollaría plenamente en la posguerra.
La recuperación en Francia
La economía francesa, de buen comportamiento en la posguerra, se vio enfrentada a
la crisis, cuando en 1931, Gran Bretaña y otros numerosos países decidieron
abandonar el patrón oro. Hasta ese momento, la devaluación del franco y el
proteccionismo hicieron que Francia fuera alcanzada débilmente por la crisis. El
problema se presentó ante la disyuntiva de mantener el patrón oro, favorecido por
su gran cantidad de reservas de este material, o devaluar. La decisión de mantener
el patrón oro, por el temor a la inflación, impuso una línea de acción
deflacionaria para adecuar los precios franceses a los niveles mundiales en un
marco de devaluación general. Así, se promovió la deflación mediante la reducción
de gastos, una baja en los salarios y el mantenimiento de altas tasas de interés.
Esto provocó tensión social, caída de las inversiones y ningún resultado positivo.