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COMPARACIÓN PLATÓN-SÓCRATES-SOFISTAS

1.- CONTEXTO POLÍTICO COINCIDENTE: la degeneración de un


sistema político: la Democracia, sirve de referencia mental.

SOFISTAS: Se aprovechan de las facilidades que este sistema les proporciona


para enseñar sus técnicas de oratoria utilitarias.

SÓCRATES: Se sirve de ella para poder usar su técnica demoledora del diálogo
y hacer ver la falta de solidez en las creencias en sus interlocutores. Pero con los
vaivenes políticos entre demócratas y aristócratas, consecuencia de la Guerra del
Peloponeso, en la práctica vive y padece una reimplantación momentánea de un modelo
democrático caricaturizado, donde un jurado de 500 personas, en consonancia y respeto
con las leyes establecidas como válidas lo condena a muerte.

PLATÓN. El régimen político de Atenas, su ciudad, la democracia, es decir su


realidad política circundante, fue lo que estimuló, en primer lugar su pensamiento. Su
respuesta fue clara: descontento e insatisfacción ante ella, ya que el hecho de que el
poder resida en la mayoría no implica que se aplique con justicia, sino que sólo pasa
caprichosamente de unas manos a otras proporcionando iguales facilidades para hacer el
bien que para hacer el mal. A esta conclusión llega por dos caminos: su origen familiar
aristocrático y el injusto pero legal juicio hecho a Sócrates.

2.- EL MODO DE ENTENDER LA POLÍTICA y AL POLÍTICO.

SOFISTAS. En un esquema mental donde no existen referentes absolutos


(relativismo-escepticismo-fenomenismo-agnosticismo-nihilismo), al ciudadano sólo le
queda un camino: sobrevivir y, para ello, tiene que valerse de lo que le proporcione
utilidad inmediata. El político tiene que ser un gran maestro en el dominio del lenguaje
y en convencer a los demás que su opinión es la más correcta en un universo mental,
donde todas las opiniones tienen el mismo nivel de verdad e idéntico fundamento.

SÓCRATES. Este esquema político no puede ser válido y falla, porque se cree
que conocemos y que poseemos la verdad, cuando no es así: hay que buscar mediante el
diálogo la verdad (el universal) sobre cada parcela de la realidad. Sólo conociendo el
Bien se podrá hacer éste.

PLATÓN. Un sistema político que propugnaba la igualdad absoluta entre sus


ciudadanos y que posibilitaba acciones como sortear los cargos públicos entre los
mismos, termina siendo una parodia de sí mismo. La razón es simple para gobernar hay
que ser justo; para ello, hay que saber en qué consiste la Justicia y el Bien. Tal
conocimiento se alcanza sólo tras arduos y largos esfuerzos mentales, conocimiento, por
tanto, no alcanzable por cualquier multitud, sólo por sabios y éstos solamente deberán
ser quienes nos gobiernen.
En suma, hay que crear un cuerpo especializado de ciudadanos (gobernantes-
filósofos) que desempeñen las funciones directivas del Estado y en esto consiste la idea
central de su obra "La República".
3.-. EL MODO DE ENTENDER LA PRÁCTICA FILOSÓFICA: EL
DIÁLOGO.

SOFISTAS: El lenguaje sirve como instrumento de manipulación; ya que al no


haber una realidad universal, no puede haber ni buscarse un conocimiento sólido,
consecuentemente, el lenguaje sólo es un instrumento para brillar en la oratoria.

SÓCRATES-PLATÓN. Sócrates creó una visión del lenguaje coincidente con


la expresada en el S.XX por Antonio Machado cuando afirmó: ¿Tu verdad? No, la
Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
Una persona sola no encontrará la verdad ni el bien, necesita dialogar con otras
para encontrarlos. Para ser sabio hay que conocer los secretos del mundo en el que se
vive y también especialmente hay que saber vivir bien y esto sólo se consigue
aprendiéndolo mediante el diálogo; ya que sólo dentro de nosotros reside la verdad y el
bien; aunque la verdad resida dentro de nosotros, su búsqueda deber ser colectiva.
El presupuesto sobre el que se construye éste, es el convencimiento profundo
que existe la verdad sobre cada cuestión y que representa el procedimiento para llegar a
conocer lo· que son las cosas. Esta forma “viva" de pensar mediante el juego de
preguntas y respuestas ironía y mayéutica conduce la investigación a descubrir la
verdad, aunque eso sí, de un modo lento y fatigoso.
Platón mediante personajes bipolares (idealizados unos, ridiculizados los otros)
y con la utilización de narraciones alegóricas) pretende ilustrar problemas localizados
más allá de la comprensión racional.
La estructura del diálogo platónica es triple: enfocar la cuestión, refutación
donde se rechazan las opiniones falsas y la mayéutica donde se descubre la verdad.
Su quehacer filosófico, por tanto, es dinámico y no concluido; siempre nos está
proponiendo un punto y seguido y no un punto y final (la exposición del vástago del
Bien y no la del Bien en sí mismo es un buen ejemplo de lo que estamos diciendo).
Pero, con la idea muy clara, de que éste es alcanzable.

4.- LA VERDAD Y EL BIEN: ¿DÓNDE SE HALLAN?

SOFISTAS. Éstos entraron en un círculo vicioso: su pragmatismo los condujo al


nihilismo y éste armado con el relativismo y el escepticismo los volvía a introducir en el
primero. En este sistema no había lugar para hallar ni siquiera para suponer, la
existencia de verdades absolutas, eternas e inalterables.

SÓCRATES. La posición vital de Sócrates es bien antagónica a la expresada


por éstos, necesitaba para vivir puntos de referencia mentales absolutos y, por ello
inicia, lo que podríamos denominar, «el camino de la búsqueda de las esencias”.
Utilizamos esta expresión tan ambigua, porque realmente no sabemos hasta dónde llegó
en sus afirmaciones, -ya que todas fueron orales y no escritas-.
Si seguimos la interpretación que de él hizo Aristóteles podremos afirmar:
a) Que nunca abandonó el terreno de lo inmanente.
b) Que buscó el "universal" (claro antecedente de lo que
posteriormente fueron las Ideas platónicas).
c) Que éste lo indagó en la Ciencia buscando y hallando
conceptos y definiciones universales.
PLATÓN. Su posicionamiento vital fue idéntico al manifestado por Sócrates, es
decir, necesitaba urgentemente encontrar, para poder vivir, verdades absolutas: las Ideas
que eran Realidades eternas, inmutables, estáticas, perfectas e inalterables; es decir,
esencias, sobre cada parcela de la realidad total.
Por tanto, dio un paso más en ese camino de la búsqueda de las esencias hasta
encontrarlas y hablar de ellas como realidades e incluso, como las auténticas realidades,
coronadas por la suprema del Bien.
Pero, ¿hasta dónde llegó en ese camino? No hay una respuesta definitiva para
esta cuestión y aparecen dos interpretaciones de Platón:
- Para unos, los que dan más importancia al momento estático en su
formulación de la Teoría de las Ideas las entiende más en el sentido de ser
realidades trascendentes al margen del sujeto (seria la línea que
desembocaría en la interpretación cristiana de Platón).
- Para otros, los que dan más importancia al momento dinámico en su
formulación de la Teoría de las Ideas e interpretan como diálogo a su
filosofía, como algo que va haciéndose y siempre como búsqueda de la
verdad ven a las Ideas y especialmente a la de Bien como “algo" inmanente
al propio hombre, algo que estaría dentro de él, especialmente instalada en
su razón.

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