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I. INTRODUCCIÓN
Los sofistas afirman que el sentido de nociones abstractas como “valor”, “justicia” o
“verdad” se establece a través de un consenso social. Platón, siguiendo a Sócrates,
entiende esta actitud como una renuncia a filosofar y a un triunfo de la ignorancia.
El lenguaje común utiliza términos como “grande”, “alto” o “bello” que se aplican a
sustantivos: como todo conocimiento se basa en la aplicación de cualidades a los
objetos, parece que todo conocimiento sería, como quieren los sofistas, relativo y
sujeto a opinión.
Platón se da cuenta de que normalmente hablamos de cosas cuya referencia está
en la experiencia (objetos), pero que también de cosas que no encuentran ni son
reducibles a ella: por ejemplo de “lo grande” o de “lo bello”. Pues bien, a esas
cualidades abstractas (no a la predicación concreta, “el árbol es grande”, sino a la
predicación o cualidad misma, “lo grande”) las interpreta en términos de realidad y
falsedad y desde una ontología: las sitúa en un espacio y en un tiempo, “el mundo
de las ideas”, de tal manera que lo grande, lo bello, lo bueno y las demás ideas
existen en algún lugar y son el fundamento último de lo que nosotros llamamos
realidad.
b) La geometría:
Una vez establecido el hecho de que la realidad la forman las ideas, y de que el
mundo sensible o la realidad material es siempre una copia imperfecta de aquellas,
Platón nos dice cómo son las ideas: eternas, inmutables y únicas para cada clase o
especie de cosas, mientras que los objetos del mundo físico son temporales,
cambiantes y múltiples, ya que son participación o imitación de las primeras.
Las propiedades básicas de las ideas son, por lo tanto, ser: inmateriales, absolutas,
inmutables, coherentes, independientes, universales, idénticas consigo mismo y
únicas en su simplicidad.
Puesto que hay innumerables clases o especies de cosas, eso significa que también
hay innumerables ideas. Pero entre ellas existe un orden o jerarquía: las ideas de
ciencia y el ser, las virtudes y valores morales y, por encima de ellas, la idea del
Bien, que es la idea primera, la expresión del orden, sentido e inteligibilidad de
todo lo real: “La idea de Bien es causa del conocimiento y de la verdad… Igual que
la luz y la visión se parecen al sol sin serlo, la ciencia y la verdad al Bien sin serlo
tampoco”.
a) La reminiscencia:
b) La dialéctica:
Ignorancia total
Para hacer comprensible su teoría del conocimiento, y explicar mejor los conflictos
entre el conocimiento y la vida humana, Platón inventó el mito de la caverna. La
condición del hombre es estar preso al fondo de una caverna y ver sombras,
reflejos de la verdadera realidad que está fuera (las Ideas). Quien escapa de la
caverna y se enfrenta a la luz del sol llega a conocer las ideas, la realidad, y cuando
regrese a la caverna sabrá a qué idea corresponde cada reflejo o sombra puesto
que ha contemplado las Ideas, ha visto la verdad. Pero seguramente los ciegos le
tomarán por ciego.
c) La teoría del amor:
También el amor es un medio para ascender al mundo de las Ideas, pues nos
permite remontarnos desde las cosas y los seres bellos a la belleza en sí y después
a las demás Ideas.
El amor es un punto medio entre la sabiduría y la ignorancia, que es lo que
caracteriza la actitud filosófica: el filósofo es un ser desprovisto que anhela lo
bello; no un dios, que es bello, ni un ignorante, que se cree bello. Es amor es un
camino hacia lo bello mismo, hacia la belleza. El ascenso erótico se realiza en fases:
C. EL ALMA.
En una ciudad bien fundada deben dominar las virtudes, que Platón define de la
siguiente manera:
- La prudencia: ciencia que poseen los que menos abundan, los que
gobiernan, y mediante la cual se resuelve sobre la ciudad entera tratando de
que ésta mantenga las mejores relaciones posibles consigo misma y con las
demás ciudades.
- El valor o fortaleza: fuerza y conservación de la opinión recta y justa de las
cosas que hay que temer y de las que no, propia de los soldados.
- La templanza: cierto orden y continencia en los placeres, dominio de sí
mismo.
Una vez mostrado lo que es la justicia en la ciudad, “lo que allí se mostró ha de
trasladarse al hombre”: el alma humana se compone, igual que la ciudad, de tres
partes bien diferenciadas, y cada una de ellas tiene una virtud:
A partir del análisis de la justicia en las ciudades y en el alma humana, Platón llega
a una definición genérica de ésta: la justicia es la armonía general entre las
virtudes, las clases sociales y las partes del alma.
La justicia es pues una cuestión que lejos del fácil relativismo de los sofistas
implica una concepción global del mundo. El esquema general queda así:
i) La educación:
En casi todos los libros de la República se proponen reformas concretas para llegar
al Estado ideal, reformas que implican un análisis más concreto de la sociedad de
su tiempo y de las vías para su transformación. Algunas de estas ideas son:
- Escoger las fábulas y poesías necesarias y vigilar a los que las inventan
(libros II y III). El destierro de los poetas (libro X) de la ciudad y de la poesía
ajena al espíritu de la ley y “la sensatez de los que oyen”.
- Limitación de la propiedad privada (para evitar desequilibrios sociales).
- Control absoluto del Estado sobre el número de familias, el tipo de
encuentro sexual (control reproductivo eugenésico) y la educación de los
niños (libro V).