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3.2.

SISTEMA EUROPEO
Tras las consecuencias dejadas por la Segunda Guerra Mundial, ha traído relevancia en
cuanto al reconocimiento y la protección internacional de los Derechos Humanos,
convirtiéndose en un tema primordial en la comunidad internacional.
Los Estados de Europa Occidental acordaron establecer un entorno político y jurídico
común a todos los países europeos con el objetivo de proteger la “libertad individual, la
libertad política y el imperio del Derecho”.
Convirtiendo así en el marco regional de promoción y protección de los derechos
humanos en Europa, con base en distintos instrumentos internacionales donde se los
reconoce, se establecen obligaciones tendientes a su promoción y protección y se crean
órganos destinados a velar por su observancia. (Embajada Abierta, 2021)
Siendo así la promoción de un sistema democrático de lo cual el Consejo de Europa, se
convirtió en la institución encarga de esta defensa de los derechos humanos y las
libertades fundamentales por medio de los siguientes ideales: a) La condena de los
totalitarismos b)La salvaguardia de la democracia. “El deseo de defender y promover la
libertad, y consecuentemente, la democracia impregna la totalidad del Estatuto del
Consejo de Europa.” (Garcia, 1979)
Si damos un alcance al Estatuto se establece que su finalidad en el Artículo 1.a):
“consiste en realizar una unión más estrecha entre sus miembros para salvaguardar y
promover los ideales y los principios que constituyen su patrimonio común y favorecer
su progreso económico y social(…)” Siendo los miembros partícipes los 47 Estados
miembros del Consejo de Europa.
3.2.1. El Congreso de Europa
Este fue el inicio como primera voz en pro de la protección jurídica de los Derechos
Humanos, y tras ello trajo consigo a través de su “Mensaje a los Europeos” 4
exigencias: restauración del libre movimiento de personas, ideas y bienes; una carta de
derechos humanos que garantice las libertades de pensamiento y expresión, una corte de
Justicia dotada de poder necesario para hacerlo respetar y una Asamblea Europea en las
que estén representadas; de las cuales reunió a la atención de más de 800 personalidad
europeístas en la Haya entre el 7 y el 10 de Mayo de 1948.
El Congreso de Europa, celebrado en La Haya en mayo de 1948, fue un evento
importante convocado por el Comité Internacional por la Unidad Europea. Reunió a 800
delegados y observadores, incluyendo parlamentarios de países europeos occidentales.
Winston Churchill fue elegido como presidente del congreso.
El Congreso se llevó a cabo debido a la iniciativa de organizaciones pro-europeas, como
la Liga Independiente de Cooperación Europea y la Unión Europea de Federalistas. Se
discutieron temas clave, como la creación de una Carta Europea de los Derechos del
Hombre, un tribunal de justicia y una asamblea para representar a todos los partidos
europeos. “La idea del Consejo de Europa como una organización cuyos objetivos
serían el de acercar a los pueblos europeos mediante la asunción del estado democrático,
el respeto de los derechos fundamentales y de las libertades públicas.” (Polo, 1998)
El congreso se dividió en comisiones, cada una encabezada por figuras destacadas,
como Paul Ramadier en la Comisión Política, Paul van Zeeland en la Comisión
Económica y Salvador de Madariaga en la Comisión Cultural. Se discutieron proyectos
relacionados con la política, la economía y la cultura para la futura unión de estados
europeos, así como cuestiones sociales, laborales y sindicales.
Participaron figuras políticas influyentes, como Adenauer, Spaak, Mitterrand y Spinelli.
El congreso reunió a diversas corrientes europeístas, incluyendo federalistas y
unionistas, que tenían visiones diferentes sobre la integración europea. Sin embargo, se
lograron acuerdos importantes, como la idea de transferir parte del poder de los Estados
a entidades supranacionales para coordinar asuntos comunes y la decisión de integrar a
Alemania en el proyecto de unificación europea. En términos económicos, se avanzó en
cuestiones relacionadas con aranceles, divisas, políticas económicas coordinadas y la
movilidad de trabajadores, como requisitos para una unión económica.
3.2.2. El Movimiento Europeo
El Movimiento Europeo originó a ser una red de organizaciones y personas que
promueven la unidad y la cooperación en Europa. Fue fundado después de la Segunda
Guerra Mundial con el objetivo de fomentar la integración europea y la paz en el
continente. Sus esfuerzos se centran en impulsar la cooperación política, económica y
social entre los países europeos, y en fortalecer la conciencia europea entre los
ciudadanos.
El Congreso de La Haya, celebrado en mayo de 1948, fue un hito en la promoción de la
unidad europea y la cooperación. “Se acordó la creación de un Movimiento Europeo
con el propósito de coordinar las diversas corrientes proeuropeístas internacionales y
representarlas ante los gobiernos estatales.” (Cristóbal, 2021)
Este movimiento surgió oficialmente el 25 de octubre de 1948 en Bruselas, con la
adhesión de todas las organizaciones europeístas.
El Movimiento Europeo inicialmente se compuso de 26 consejos nacionales, incluyendo
11 consejos estatales formados por exiliados políticos, como el Consejo Español del
Movimiento Europeo que incluyó a representantes políticos de diferentes partidos en el
exilio, como José María Gil Robles y Enric Adroher.
En febrero de 1949, se firmó la Declaración de Principios de la Unión Europea en
Bruselas, estableciendo derechos individuales, familiares y sociales que debían ser
garantizados y protegidos jurídicamente por una Carta Europea de los Derechos del
Hombre. Esta iniciativa se inspiró en la Declaración Universal de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas en 1948.
En abril de 1949, durante la Conferencia de Westminster, los miembros del Movimiento
Europeo acordaron las bases para la creación de un Comité Económico y Social
Europeo. Sin embargo, surgieron diferencias entre las corrientes liberales y socialistas
sobre la libre circulación de personas, trabajadores, capitales y mercancías, así como el
control de las empresas por un organismo europeo. Estos debates contribuyeron a la
concepción de lo que más tarde se convertiría en el mercado único de la Unión Europea
y la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).
El 5 de mayo de 1949, diez países ratificaron el Tratado de Londres, que promovía la
unión para el desarrollo común en ámbitos económicos, sociales y de defensa de los
derechos humanos y libertades fundamentales. Este tratado sentó las bases para la
creación del Consejo de Europa, una institución dedicada a la protección de los
principios democráticos en Europa.
3.2.3. La Convención Europea de DD.HH y las libertades fundamentales
Conocida como la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH) el 4 de
noviembre de 1945 en Roma, siendo un instrumento destinado a la protección de los
derechos civiles y políticos, centrando en elaborar un tratado internacional que
recogiese el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es decir, no
solo requiere elaborar un texto programático en esta materia sino concretar las
obligaciones jurídicas que deberían de asumir los estados y establecer mecanismos de
garantía eficaz para garantizar los derechos en el consignados. Hoy, ese sistema protege
los derechos de 830 millones de personas, desde el Océano Atlántico hasta los Montes
Urales.
En suma, significó el establecimiento, por primera vez en la historia, de un sistema
institucional supranacional cuyo objetivo declarado era la protección y promoción de
los derechos humanos.
En la actualidad, además de la Convención Europea de Derechos Humanos y sus 16
protocolos, en el ámbito del Consejo de Europa se han adoptado más de 200
instrumentos que abarcan una amplia gama de temas: derechos económicos y sociales,
los abusos físicos, la cooperación jurídica, la cultura y la educación, entre otros.
Importancia:
a) Como instrumento para la consolidación de un orden público y democrático en
materia de derechos humanos:
Al ser un tratado internacional que instaura un derecho ideológico, derivado, que
comporta obligaciones de carácter objetivo para los Estados, crea un estándar mínimo
en cuanto a los derechos que deben de ser protegidos. Es decir, que instaure a la
actuación de los poderes públicos nacionales asegurando un justo equilibrio entre los
imperativos de la defensa del interés común de la sociedad y el salvaguarde de intereses
individuales.
“El fundamento ultimo del Convenio europeo de derechos humanos es instituir una
escala de valores y principios jurídicos comunes a los estados parte a partir de la
protección de los derechos humanos.” (Garcia, 1979)
b) Mecanismo de garantía colectiva previsto en el Convenio europeo de derechos
humanos como garante del orden público democrático europeo
El orden público europeo en materia de derechos humanos se compone de principios
jurídicos comunes a todos los Estados parte y sirve como base para establecer un orden
jurídico en Europa. La protección de una sociedad democrática se fortalece a través del
mecanismo jurisdiccional del Convenio europeo de derechos humanos. En este
contexto, se pueden abordar dos aspectos: la garantía colectiva institucional y la
consideración del Convenio como un instrumento constitucional.
La protección del orden público democrático se logra a través de dos mecanismos
procesales. Primero, los Estados pueden presentar denuncias interestatales según el
artículo 33 del Convenio Europeo para defender el interés del orden público europeo.
Segundo, el artículo 34 permite la participación de individuos en la defensa del orden
público europeo. Dado el escaso número de denuncias interestatales, los individuos han
contribuido a la jurisprudencia que establece y clarifica esta noción de orden público
europeo.
El orden jurídico derivado del Convenio europeo de derechos humanos ha crecido y
fortalecido con el tiempo, lo que lo califica como un orden jurídico único en la
intersección del orden jurídico nacional e internacional. Por lo tanto, se puede
considerar al Convenio como una dimensión constitucional del orden público
democrático europeo al complementar las constituciones nacionales.
3.2.3. La Carta Social Europea
La Carta Social del Consejo de Europa, constituye el instrumento internacional que
contiene el más completo catálogo de derechos sociales – en sentido amplio, firmada en
1961 y entrada en vigor el 26 de febrero de 1965, fortaleciendo los derechos sociales y
mejora a los mecanismos de supervisión, complementándose con un Protocolo de
Reclamaciones Colectivas de 1995 que permite que las organizaciones no
gubernamentales presenten denuncias colectivas ante posibles violaciones de la carta, de
la cual el Comité Europeo de Derechos Sociales siendo el organismo encargado,
supervisará la aplicación de esta carta y evaluará si estos cumplen con sus disposiciones.
Las principales innovaciones introducidas se refieren (BELORGEY, 2007) a la igualdad
de oportunidades y de trato en el empleo y la profesión sin discriminación de género, la
igualdad de trato para los trabajadores con responsabilidades familiares, el derecho a la
información y consulta en asuntos laborales, el derecho a participar en la mejora de las
condiciones de trabajo, el derecho a la protección contra el despido, el derecho a la
protección de los haberes en caso de insolvencia del empleador, el derecho a la dignidad
en el trabajo, el derecho a la protección contra la pobreza y la exclusión social, y el
derecho a la vivienda.
El mecanismo de adhesión a la Carta Social es flexible, permitiendo a los Estados
seleccionar los artículos que desean ratificar. Sin embargo, existen ciertos artículos,
conocidos como el "núcleo duro," que los Estados deben aceptar obligatoriamente.
Estos incluyen derechos como el derecho al trabajo, el derecho a la sindicación y el
derecho a la igualdad de oportunidades sin discriminación de género.
La Carta Social Europea tiene una relación cercana con el Convenio Europeo para la
Salvaguardia de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, ya que
comparte algunos enunciados similares en términos de no discriminación. Sin embargo,
la Carta Social se aplica principalmente a nacionales de los Estados Partes que se
encuentren en situación regular, mientras que el Convenio de Derechos Humanos se
aplica a "toda persona" bajo la jurisdicción de los Estados Partes.
3.2.4. Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Este posee una característica vinculante respecto a la función jurisdiccional, “es el
carácter definitivo de los pronunciamientos finales de los órganos que la ejercen,
pronunciamientos que una vez firmes tienen fuerza vinculante y no pueden ser
revocados ni alterados por ninguna otra instancia.” (Guerra, 2013)
Según el artículo 46 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, los Estados
firmantes se comprometen a acatar las sentencias del Tribunal.
Sin embargo, el Convenio permite a los Estados decidir cómo implementar estas
sentencias en su sistema legal interno. En otras palabras, los Estados tienen cierta
flexibilidad en la forma en que cumplen con las decisiones del Tribunal.
El Tribunal Europeo no actúa como un tribunal de apelación o revisión. En cambio,
emite sentencias que declaran si ha habido una violación del Convenio Europeo de
Derechos Humanos. Luego, corresponde a los Estados tomar las medidas necesarias
para cumplir con la sentencia, incluyendo la reparación de la violación en el caso
concreto y la adopción de medidas generales para evitar futuras violaciones.
Es importante destacar que, en algunos casos, el Tribunal puede ordenar una
compensación económica, conocida como "satisfacción equitativa," cuando no es
posible una reparación completa de la violación a través del sistema legal interno del
país responsable.
En la práctica, el Tribunal ha ampliado su interpretación de las sentencias para
proporcionar una tutela efectiva de los derechos protegidos por el Convenio. Esto ha
llevado al Tribunal a emitir indicaciones sobre la forma más adecuada para que los
Estados reparen las violaciones en sus sentencias, incluyendo la posible reapertura de
procedimientos judiciales en casos de violaciones procesales. Además, el Tribunal ha
comenzado a incluir mandatos específicos en sus sentencias para que los Estados tomen
medidas concretas para subsanar las violaciones, tanto a nivel individual como general.

CONCLUSIÓN DEL SISTEMA EUROPEO:


En conclusión, el sistema europeo de protección de derechos humanos, respaldado por
el Convenio Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, es esencial para garantizar el respeto de los derechos fundamentales en
Europa. Proporciona a las personas la oportunidad de denunciar violaciones de derechos
y obliga a los Estados a cumplir con sus obligaciones. El Movimiento Europeo y la
Carta Social Europea han sido fundamentales para promover la cooperación europea y
el desarrollo de estándares en derechos sociales y económicos. El Movimiento Europeo
busca la unidad y cooperación entre los estados europeos, mientras que la Carta Social
Europea establece derechos sociales y económicos importantes.
Bibliografía
BELORGEY, J.-M. (2007). La Carta Social Europea del Consejo de Europa y su órgano
de control: El comité europeo de Derechos Sociales. Obtenido de http://e-
spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:Derechopolitico-2007-70-5FEF2A71/
carta_social.pdf

Cristóbal, D. M. (2021). De la Segunda Guerra Mundial al Congreso de la Haya: Una


década de proyectos para la construcción europea. Revista Universitaria
Europea Nº 35. Universidad Complutense de Madrid, 95-118. Obtenido de
http://www.revistarue.eu/RUE/102021.pdf

Embajada Abierta. (09 de diciembre de 2021). El sistema Europeo de Derechos


Humanos. Obtenido de Embajadaabierta.org:
https://www.embajadaabierta.org/post/mundo-multilateral-11-el-sistema-
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Garcia, D. B. (1979). El sistema europeo de protección de los derechos humanos.


Universitat Oberta de Ctalunya. Obtenido de
https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/93979001/Sistema_espanol_y_europeo_d
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disposition=inline%3B+filename%3DSistema_espano

Guerra, L. L. (2013). El sistema europeo de protección de derechos humanos.


Protección Multinivel de Derechos Humanos, 165-185. Obtenido de
https://www.academia.edu/download/54228711/PMDH_Manual.165-186.pdf

Polo, S. Q. (1998). El Convenio Europeo de derechos Humanos. Apuntes sobre el


sistema de control del convenio. Anales del Derecho, 161-206. Obtenido de
https://revistas.um.es/analesderecho/article/download/81281/78451

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