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Existen dos tipos fundamentales de uvas para hacer vino: las blancas y las rojas (o tintas), son la

materia prima pues de ellas dependen el sabor y el aroma, las principales variedades empleadas
en la elaboración de los vinos tintos son: Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Pinot Noir, para los
vinos blancos se emplean uvas de las cepas: Chardonay, Riesling, Chenin, Sauvignon Blanc, y
Semillion
Para el vino tinto se utiliza la uva tinta entera: el mosto, la piel, la pulpa e incluso las semillas.
es importante, el clima, las cualidades del suelo y hasta la forma de la poda de las vides a lo largo
de los años, ya que todo ello influye en la calidad de la uva.
lo que buscamos es el equilibrio entre azucares en la uva y acidez, ya que el vino es una bebida
ácida.
a excepciones de las uvas tintoreras, la pulpa de las uvas es incolora. El color lo tiene la piel no el
interior de la uva, por lo tanto, el mosto solo tendrá color si entra en contacto con la piel de la uva.
Además, este delicioso liquido está compuesto principalmente por agua, azúcar y ácidos.
Este último elemento, los ácidos del vino, juegan un papel clave. Se van modificando en su proceso
de creación, pero una uva sana que aporte el punto correcto de acidez es imprescindible ya que el
vino es una bebida ácida por definición, pero debe estar dentro de unos cánones.
La pulpa es otra parte clave en la creación de un vino. Los azúcares que contiene son los que se
transformarán posteriormente en alcohol a través del proceso de fermentación alcohólica en el
que se añaden levaduras.
El hollejo, también conocido como piel, tiene dos partes fundamentales: la exterior y la interior.
La parte exterior que recubre la uva, con aspecto de cera y conocida como pruina, puede obtener
levaduras que se utilicen en la fermentación del mosto. Por otro lado, la parte interior contiene
los componentes fenológicos que aportarán las diversas características organolépticas a cada
variedad.
Existen dos tipos fundamentales de uvas para hacer vino: las blancas y las rojas (o tintas), de ellas
dependen el sabor y el aroma. Es importante, el clima, las cualidades del suelo y hasta la forma de
la poda de las vides a lo largo de los años, ya que todo ello influye en la calidad de la uva. Lo que se
busca es el equilibrio entre azucares y acidez.
La pulpa aporta el agua que constituye entre un 80-90 % del volumen del vino y componentes
mayoritarios del metabolismo primario como son los azúcares glucosa y fructosa y los ácidos
orgánicos, fundamentalmente los ácidos málico y tartárico
las principales variedades empleadas en la elaboración de los vinos tintos son: Cabernet
Sauvignon, Merlot, Syrah y Pinot Noir, para los vinos blancos se emplean uvas de las cepas:
Chardonay, Riesling, Chenin, Sauvignon Blanc, y Semillion
La pulpa aporta el agua que constituye entre un 80-90 % del volumen del vino y
componentes mayoritarios del metabolismo primario como son los azúcares glucosa y
fructosa y los ácidos orgánicos, fundamentalmente los ácidos málico y tartárico

El beber más de tres copas de vino al día es letal para el cuerpo humano, pues
aumenta los niveles de triglicéridos, y en consecuencia, provoca hipertensión
arterial. Por lo tanto, se recomienda mesurar su ingesta diaria

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