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DEMANDA DE AMPARO INDIRECTO

CIVIL
QUEJOSO: ALBERTO VILCHIS MILLÁN
ANTECEDENTES:
EXPEDIENTE: 1312/07
JUZGADO PRIMERO DE LOS FAMILIAR
DEL DISTRITO JUDICIAL DE TOLUCA,
ESTADO DE MEXICO.

QUEJOSO: SERGIO AGUAYO QUEZADA


DEMANDA DE AMPARO DIRECTO
TOCA CIVIL 1714/2005/9
H. TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO EN MATERIA CIVIL,
EN EL DISTRITO
FEDERAL, EN TURNO, POR CONDUCTO DE LA CUARTA SALA
CIVIL DEL
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL.
P R E S E N T E.
SERGIO AGUAYO QUEZADA, por mi propio derecho, en calidad
de quejoso en el
presente juicio, así como parte actora en el juicio natural del
que deriva el acto reclamado,
personalidad que ya tengo reconocida en el expediente en el
que se actúa ante la autoridad
responsable, además de que la misma, también se desprende
del acto reclamado en este
procedimiento, señalando como domicilio para oír y recibir toda
clase de notificaciones, el
ubicado en Bosque de Duraznos número 69-1005, Torre B,
colonia Bosques de las Lomas,
México, Distrito Federal, y autorizando para oír y recibir
notificaciones en los términos del
segundo párrafo del artículo 27 de la Ley de Amparo, a los
licenciados RODOLFO VIDAL

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GÓMEZ ALCALÁ, con el Registro ante el Consejo de la
Judicatura Federal número
32,600, del 4 de octubre del 2005, GRACIELA RODRÍGUEZ
MANZO, con cédula
profesional expedida por la Dirección General de Profesiones
de la Secretaría de Educación
Pública número 4´095,848 y LUIS MIGUEL CANO LÓPEZ, con
cédula profesional
expedida por la Dirección General de Profesiones de la
Secretaría de Educación Pública
número 4´095,847, así como autorizando simplemente para oír
notificaciones y recoger
toda clase de documentos, a los señores SANDRA LIZBETH
CARRIZOSA GUZMÁN y
RAUL GERARDO BERNAL VILLALBA, atentamente comparezco
y expongo:
Que por medio del presente escrito, vengo en tiempo y forma a
demandar el AMPARO Y
LA PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN, en contra de:
A.- La sentencia definitiva dictada por la H. Cuarta Sala Civil, del
Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, dictada en el Toca Civil número
1714/2005/9, en el recurso de
apelación que promoví, contra la sentencia dictada el 3 de
marzo del 2006, por el Juez
Cuadragésimo Civil del Distrito Federal y por la cual, si bien se
revocó la sentencia
definitiva impugnada, sólo se declaró parcialmente fundado el
recurso de apelación que
hice valer, condenando en consecuencia también en forma
parcial e indebida a la parte
demandada, a las prestaciones que en dicha sentencia se
señalan.

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Esta resolución me fue notificada por Boletín Judicial, el pasado
4 de julio del 2006, fecha
en que surtió efecto la publicación de la misma en el citado
boletín, la que se realizó el día
anterior, es decir, el 3 de julio del año en curso, por lo que el
plazo para la interposición de
la presente demanda, corrió a partir del día siguiente en que
dicha resolución surtió sus
efectos, es decir, el 5 de julio del 2006, por lo que la presente
demanda se interpone en
tiempo y forma.
B.- También se reclaman todos los demás actos de autoridad
que se desprendan o sean
consecuencia, del anterior acto de autoridad, en el entendido de
que actualmente, no se ha
dictado ninguna resolución en ese sentido, como consta en el
expediente.
Para cumplir en sus términos con el artículo 166 de la Ley de
Amparo, paso a continuación
a proporcionar los siguientes datos:
I.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO:
El que se indica al inicio del presente escrito, con el domicilio
ahí consignado.
II.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO PERJUDICADO:
PRIMITIVO RODRÍGUEZ OCEGUERA, con domicilio para oír y
recibir notificaciones,
el Despacho número 1201, de la Avenida de las Palmas número
755, colonia Lomas de
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Chapultepec, en México, D. F., por conducto de sus abogados
Ezequiel Fernández Chavira,
César Antonio Prieto Palma o José Antonio Ramírez Ruiz. En
defecto de este domicilio, el

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departamento 201, de la calle de Tehuantepec número 247, en la
colonia Roma Sur,
Delegación Cuauhtemoc, en México, Distrito Federal, siendo
éste el domicilio del hoy
tercero perjudicado.
III.- AUTORIDADES RESPONSABLES:
a) La H. Cuarta Sala Civil, del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, como
autoridad ordenadora; y
b) El Juez Cuadragésimo de lo Civil del Distrito Federal, como
autoridad ejecutora.
IV.- ACTOS RECLAMADOS:
A.- La sentencia definitiva dictada por la H. Cuarta Sala Civil, del
Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, dictada en el Toca Civil número
1714/2005/9, en el recurso de
apelación que promoví, contra la sentencia dictada el 3 de
marzo del 2006, por el Juez
Cuadragésimo Civil del Distrito Federal y por la cual, si bien se
revocó la sentencia
definitiva impugnada, sólo se declaró parcialmente fundado el
recurso de apelación que
hice valer, condenando en consecuencia también en forma
parcial e indebida a la parte
demandada, a las prestaciones que en dicha sentencia se
señalan.
Esta resolución me fue notificada por Boletín Judicial, el pasado
4 de julio del 2006, fecha
en que surtió efecto la publicación de la misma en el citado
boletín, la que se realizó el día
anterior, es decir, el 3 de julio del año en curso, por lo que el
plazo para la interposición de
la presente demanda, corrió a partir del día siguiente en que
dicha resolución surtió sus

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efectos, es decir, el 5 de julio del 2006, por lo que la presente
demanda se interpone en
tiempo y forma.
B.- También se reclaman todos los demás actos de autoridad
que se desprendan o sean
consecuencia, del anterior acto de autoridad, en el entendido de
que actualmente, no se ha
dictado ninguna resolución en ese sentido, como consta en el
expediente.
V.- FECHA EN QUE SE NOTIFICÓ LA SENTENCIA:
El suscrito tuvo conocimiento del acto reclamado, el pasado 4
de julio de 2006, fecha en la
cual surtió sus efectos, la publicación de la sentencia en el
boletín judicial, misma que se
realizó el día 3 de julio del año en curso.
VI.- PRECEPTOS CONSTITUCIONALES EN DONDE SE
CONTIENEN LAS
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES VIOLADAS:
Los artículos 6, 7, 14, 16, 17 y 133 de la Constitución Política de
los Estados Unidos
Mexicanos.
VII.- TRATADOS INTERNACIONALES Y LEYES QUE SE
APLICARON
INEXACTAMENTE:
a) Tratados Internacionales: de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, el artículo
12; del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el
artículo 17; de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
el artículo V, y de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, el artículo
11.
b) Del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal, los
artículos 81, 402, 403 Y

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712.
c) Del Código Civil del Distrito Federal: 19, 1135, 1158, 1165,
1167, 1176, 1179, 1180,
1916 y 1934.
d) De la Ley de Imprenta, los artículos 1 y 4.
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VIII.- PROTESTA: BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD,
manifiesto a sus Señorías
que los hechos y abstenciones que me constan y que
constituyen los antecedentes del acto
reclamado, son los que se expresan a continuación:
1.- Por escrito de fecha 28 de junio del 2005, el suscrito
demandó en la vía ordinaria civil,
del hoy tercero perjudicado, señor Primitivo Rodríguez
Oceguera, la declaratoria judicial de
que me había causado un daño moral, por la afectación a mi
derecho al honor, mi
reputación, así como la consideración que de mí tienen las
demás personas, toda vez que
por más de ocho años y ante una permanente y reiterada
campaña de desprestigio, dicho
tercero perjudicado había difundido mediante la prensa o en
forma pública, una serie de
afirmaciones falsas y maliciosas, haciéndome ver públicamente
como un empleado o
agente de la Fundación Nacional para la Democracia, de la
Agencia Central de Inteligencia,
es decir, la C.I.A., por sus siglas en inglés, y del Departamento
de Estado de los Estados
Unidos de América, y/o también, como una persona al servicio
de intereses
intervencionistas y de espionaje norteamericanos.
Por ese motivo, también se solicitó la publicación en los medios
informativos que se

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señalaran en la sentencia, los extractos de ella, en el que se
informara que el hoy tercero
perjudicado había abusado del ejercicio de su libertad de
expresión y su derecho a la
información, afectando mi honor, reputación y consideración
que de mí tienen las demás
personas.
De igual forma, se solicitó la cuantificación y pago del daño
moral causado, junto con el
pago de gastos y costas.
2.- Por razones de turno, tocó conocer de la demanda, al
Juzgado 40º de lo Civil del D. F.,
con número de expediente 544/2005.
El hoy tercero perjudicado fue emplazado al procedimiento y
por escrito de fecha 21 de
septiembre del 2005, contestó la demanda, oponiendo diversas
defensas y excepciones.
3.- Seguido que fue el procedimiento, con fecha 3 de marzo del
2006, el C. Juez 40º de lo
Civil del D. F., dictó sentencia definitiva, en primera instancia,
en la cual si bien declaró
procedente la vía ordinaria civil, determinó que el suscrito no
había probado la acción
intentada, la cual fue estudiada de oficio por el juzgador,
declarando improcedente la
misma, absolviendo en consecuencia a la parte demandada.
Básicamente los motivos que tuvo el juzgador para declarar
infundada la acción, era que en
su opinión, para que se pueda reclamar un daño moral, por la
afectación al derecho al
honor, es requisito indispensable, que haya un “daño
trascendente y repercuta en un daño
material”, además de que correspondía al suscrito, acreditar la
ilicitud de las conductas.

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4.- Por considerar que dicha sentencia era contraria a derecho,
por escrito presentado el
pasado 17 de marzo de ese año, promoví el correspondiente
recurso de apelación, al cual,
por escrito de fecha 29 de marzo, el tercero perjudicado, se
adhirió al mismo, exponiendo
los motivos que en su concepto resultaban procedentes.
5.- Tocó conocer de ambos recursos a la H. Cuarta Sala Civil,
con número de Toca
1714/2005/9, la cual con fecha 30 de junio y publicación del 3 de
julio siguiente, declaró
parcialmente fundado el recurso de apelación que hice valer, e
infundada la apelación
adhesiva que hizo valer la parte demandada, hoy tercero
perjudicado.
En ese tenor, revocó la sentencia definitiva del 3 de marzo del
2006, para declarar que
efectivamente el tercero perjudicado causó al suscrito un daño
moral y se le condenó a
pagar una indemnización por daño moral, la cual se debería
cuantificar, en ejecución de
sentencia. Además, se condenó a la publicación de un extracto
de la sentencia que refleje
adecuadamente la naturaleza y alcance de la misma, la que
debe realizarse en el periódico
“La Jornada”, con la misma relevancia que se le dio a las
publicaciones dañosas.
6.- Si bien es cierto que se declaró parcialmente fundada la
acción intentada por el suscrito,
la misma sólo se dio exclusivamente por dos publicaciones, la
del 29 de junio del 2003 y
una carta del 15 de agosto del 2004, sin embargo, no concedió
toda la protección solicitada
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respecto de la totalidad de las publicaciones demandadas, en
total 29 realizadas por la parte
demandada, hoy tercero perjudicado, por más de ocho años,
motivo entre otros, por el cual
se solicita la protección constitucional.
7.- Toda vez que la resolución indicada en el antecedente 5
anterior, violenta diversas
disposiciones constitucionales, el suscrito acude ante sus
Señorías, para solicitar el amparo
y protección de la justicia de la Unión, en base a los siguientes:
IX.- CONCEPTOS DE VIOLACIÓN:
ÚNICO. La resolución emitida por la H. Cuarta Sala Civil, del
Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, la cual constituye el acto
reclamado en este procedimiento,
viola, en perjuicio del suscrito, las garantías de legalidad,
seguridad jurídica y de exacta
aplicación de la ley, consagradas en los artículos 14, en su
segundo y último párrafos, y 16
en su primer párrafo, de nuestra Carta Magna, en relación con
los límites que hay respecto
de las garantías constitucionales de manifestación de las ideas,
la libertad de escribir y
publicar escritos de cualquier naturaleza y el derecho a la
información, que consagran los
artículos 6 y 7 también de nuestra Carta Magna, que en lo
conducente disponen:
"Art. 14.- . . .
Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus
propiedades, posesiones o
derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos, en
el que se cumplan las formalidades del procedimiento y
conforme a las leyes expedidas

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con anterioridad al hecho.
...
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser
conforme a la letra, o a
la interpretación jurídica de la ley, y falta de ésta se fundará en
los principios generales
del derecho. "
“Art. 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia,
domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de autoridad
competente, que funde y
motive la causa legal del procedimiento.”
Por su parte los artículos 6 y 7 señalan lo siguiente:
“Art. 6o.- La manifestación de las ideas no será objeto de
ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los
derechos de tercero,
provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a
la información será
garantizado por el Estado.”
“Art. 7o.- Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos
sobre cualquiera
materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa
censura, ni exigir fianza a
los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que
no tiene más límites que
el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En
ningún caso podrá
secuestrarse la imprenta como instrumento del delito.
Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean
necesarias para evitar que so
pretexto de las denuncias por delito de prensa, sean
encarcelados los expendedores,

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"papeleros", operarios y demás empleados del establecimiento
donde haya salido el
escrito denunciado, a menos que se demuestre previamente la
responsabilidad de
aquéllos.”
El artículo 14 constitucional, en su segundo y último párrafos,
establece las garantías de
debido proceso legal, seguridad jurídica, así como de legalidad
y ordena que nadie podrá
ser privado, entre otras cosas, de sus derechos, sino por medio
de un juicio o
procedimiento seguido ante los tribunales previamente
establecidos, en donde se
cumplan con las formalidades esenciales del procedimiento y
conforme a las leyes
expedidas con anterioridad al hecho, así como que las
sentencias que se dicten deben
estar conforme a la ley o a su interpretación jurídica.
El artículo 16 constitucional, señala en su primer párrafo, que
los actos de todas las
autoridades, deberán ser suscritos por una autoridad
competente, que funde y motive la
causa legal del acto que emita.
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Por fundamentación, debemos entender el apoyo en un
precepto legal que claramente lo
faculte para realizar el acto que emita y el fundamento legal en
el que se apoye y por
motivación, se debe entender la exposición en el acto que
emite, de los razonamientos que
llevaron a la autoridad a aplicar el precepto que funda su acto,
motivación que debe estar
apoyada en el precepto jurídico que invoca y realizar las
consideraciones adecuadas y

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correctas respecto de las normas que invoca para emitir su
resolución.
Para el caso de todas las resoluciones que dicte la autoridad
responsable, la fundamentación
debe estar apoyada en la ley y la motivación debe partir de esa
misma ley, o a su
interpretación jurídica, entendiéndose el término “ley” en
sentido amplio, no sólo como los
ordenamientos legales emitidos por los poderes legislativos
ordinarios, sino igualmente
haciendo referencia a los tratados internacionales de los que
México es parte, así como
obviamente, las disposiciones constitucionales conducentes.
Motivación que también debe
completarse en base a las manifestaciones efectuadas por las
partes, pruebas, documentos, o
medios de convicción aportados que hagan procedente la
aplicación de la “ley”.
Por su parte, los artículos 6 y 7 constitucionales, establecen la
libertad de expresión,
derecho a la información y de publicar escritos de cualquier
naturaleza, siempre y cuando
éstos se realicen dentro de los términos de las limitaciones
constitucionales.
En principio, habrá de distinguirse entre la libertad de expresión
y el derecho a la
información de una manera bastante sencilla, pues la primera
propicia que sus titulares
expresen todo tipo de opiniones, juicios de valor y cualquier
postura que guarden en
relación con algún tema en particular, sin que sea posible fijar
un parámetro de corrección
que permita decidir si tales expresiones son adecuadas o no,
puesto que en una sociedad

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democrática no deben existir principios absolutos, y
determinados a priori, que definan lo
que está bien o mal. Sin embargo, ello no implica que la libertad
de expresión sea
absoluta o irrestricta, pues si se le toma de pretexto para
esgrimir opiniones ofensivas,
es claro que sobrepasaría los límites de su debido ejercicio,
toda vez que no ha de
confundirse con un inexistente derecho a insultar, ofender o
desprestigiar sin razón
alguna a las demás personas, sobre todo al considerar que es
un derecho fundamental de
éstas el derecho al honor, en virtud de su reconocimiento en los
artículos 12 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, 17 del Pacto
Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, V de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre,
y 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
En cambio, el derecho a la información, sobre todo cuando se
presenta en su vertiente de
comunicar informaciones fácticas a los demás, calidad con la
que el tercero perjudicado
pretendió hacer pasar las publicaciones que en su momento
efectuó en contra de la ahora
parte quejosa, requiere para su debido ejercicio, del apego al
criterio de veracidad,
pues es evidente que las personas no tienen derecho a informar
falsedades, o en otras
palabras, que el derecho a la información en su vertiente de
derecho a informar, no implica
el derecho a mentir para desinformar a la opinión pública,
mucho menos, cuando se

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afecta la imagen y el honor de una persona, derecho
fundamental establecido en los
textos internacionales recordados previamente. En ese tenor,
tampoco se puede
pretender limitar el derecho a informar al extremo de exigir a
sus titulares que se aseguren
de forma absoluta sobre la verdad de lo que informan, pues esa
certeza absoluta es casi
imposible de realizar en torno a cualquier hecho, pero sobre
todo, porque de ese modo se
coartaría excesivamente el derecho a la información, que sólo
demanda para su adecuado
goce, un deber de diligencia que impone a sus titulares el
compromiso de no informar a
partir de fuentes que ni siquiera han buscado contrastar a fin de
corroborar su confiabilidad.
Así, es claro que si se informa, sin la existencia de fuentes,
tergiversando las mismas, con
descuido descarado por exhibirlas, o peor aún, si se alteran las
fuentes de información, no
se podrá alegar la protección que el derecho a la información
concede a sus titulares.
En este orden de ideas, definidas de esa manera las fronteras
que enmarcan el adecuado
ejercicio tanto de la libertad de expresión como del derecho a
informar, aparece una
limitante adicional para la primera, en razón de que no deben
presentarse como
informaciones de hechos verificados con un mínimo de
objetividad, lo que únicamente se
corresponde con ideas, opiniones, juicios de valor o puntos de
vista subjetivos
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pertenecientes a la persona, pues de esa manera lo que
sucedería es que se harían pasar a las
meras expresiones como si fueran informaciones sólidas.
Habrá de tenerse mucho cuidado en distinguir cuándo una
persona ejercita su libertad de
expresión, que requiere el respeto hacia la vida privada de las
personas y a su derecho al
honor, y cuándo recurre a su derecho a la información. Ello sin
olvidar que constituye una
última limitante a la libertad de expresión, el formular
manifestaciones en sí mismas
maliciosas, vertidas con la intención de ofender o desprestigiar
a las personas, lo que sin
duda se actualiza en el hecho de que el hoy tercero perjudicado,
con las publicaciones
materia de la controversia de primera instancia, públicamente
afirmó y dio a entender que
una persona, en este caso el suscrito, defiende los intereses
norteamericanos, se encuentra
empleado en actividades de espionaje y que se le financia
económicamente por medio de
una agrupación que defiende dichos intereses.
Por su parte, el hoy tercero perjudicado, con los escritos que se
expusieron en todos y cada
uno de los hechos de la demanda civil, actuó de manera ilícita,
como se acreditará en el
presente concepto de violación, al abusar de su libertad de
expresión y de su derecho a la
información, en detrimento de mi derecho al honor, tanto
porque hizo pasar sus meras
opiniones como si fueran informaciones fácticas probadas o
demostradas, como por utilizar
expresiones maliciosas y ofensivas, así como por pretender
informar algo con total

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descuido por exhibir las supuestas fuentes que respaldaran su
afán informativo. En este
sentido, es de recordarse la definición del término “ilícito” que
jurisprudencialmente ha
sido definida para casos en los que se ve involucrada la figura
del daño moral, definición
que resulta obligatoria para la autoridad responsable en aras de
conducirse con apego al
principio de legalidad, en virtud de así ordenarlo los artículos
94, octavo párrafo,
constitucional y 193 de la Ley de Amparo, reglamentaria de los
artículos 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, del
tenor siguiente:
“Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XIII, Enero de 2001
Tesis: I.6o.C. J/26
Página: 1584
ILÍCITO. TAL ADJETIVO JURÍDICO CONTENIDO EN EL
ARTÍCULO 1916 DEL
CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, DEBE
ENTENDERSE APLICADO
LATO SENSU. El numeral 1916 del ordenamiento sustantivo de
la materia, que contiene
el adjetivo "ilícito", como elemento sine qua non de la conducta
positiva u omisiva, debe
entenderse en género próximo como un no lícito, o no permitido
por la ley, con
independencia de que ésta pertenezca o no al orden público; de
tal manera que se debe
considerar aplicado lato sensu y no únicamente limitado a una
conducta u omisión

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sancionada por la ley penal.
SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 11846/98. Fernando Sánchez Jaimes. 7 de abril
de 1999. Unanimidad de
votos. Ponente: Gustavo R. Parrao Rodríguez. Secretario: José
Guadalupe Sánchez
González.
Amparo directo 9086/99. Autotransportes Tlaxcala-Apizaco-
Huamantla, S.A. de C.V. 7 de
septiembre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: José Juan
Bracamontes Cuevas.
Secretaria: María Teresa Covarrubias Ramos.
Amparo directo 11546/99. Nestlé México, S.A. de C.V. 7 de
septiembre de 2000.
Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo R. Parrao Rodríguez.
Secretario: Sergio I. Cruz
Carmona.
Amparo directo 776/2000. Autobuses Estrella Blanca, S.A. de
C.V., por conducto de su
apoderado legal Víctor Hugo Delgadillo Sánchez y otra. 7 de
septiembre de 2000.
Unanimidad de votos. Ponente: Gilberto Chávez Priego.
Secretario: Jaime Aurelio Serret
Álvarez.
7
Amparo directo 3746/2000. Petróleos Mexicanos por conducto
de su apoderado legal
Álvaro Camacho Marines. 3 de noviembre de 2000. Unanimidad
de votos. Ponente:
Gustavo R. Parrao Rodríguez. Secretario: José Guadalupe
Sánchez González.”
Dicho lo cual, importa definir el contenido del derecho al honor,
reconocido como tal en los

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tratados internacionales citados, cuyos contenidos reciben
adecuada protección gracias a la
institución del daño moral, que coincidentemente salvaguarda
como bienes de la
personalidad, la honra, la reputación y la consideración que de
una persona tienen sus
semejantes. En este sentido, al contenido esencial del derecho
al honor se ofrece protección
en el ordenamiento jurídico civil doméstico, precisamente por
medio del daño moral.
En el derecho al honor, tradicionalmente se han distinguido dos
aspectos, uno subjetivo que
guarda relación con el sentimiento de autoestima que cada
persona tiene de si misma, y otro
objetivo que se vincula con la opinión que los demás poseen
sobre sus actividades, con la
reputación y fama que cada uno ha podido forjarse entre sus
semejantes. Como debe ser
claro en un Estado Constitucional de Derecho como el que se
pretende construir en nuestro
país, ninguna de esas vertientes que conforman el derecho al
honor descansa sobre
distinciones hereditarias o que de cualquier otra manera
rompan con la igualdad sin
discriminaciones de la que gozamos todas las personas en el
ordenamiento jurídico
mexicano. Al contrario, el derecho al honor encuentra
fundamento en la dignidad humana
con la que contamos todos los individuos, y su respeto se
encamina a permitir a cada uno de
sus titulares el libre desarrollo de su personalidad y la puesta
en práctica de sus
personalísimos planes de vida, que a su vez hace posible su
desenvolvimiento en sociedad,

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es decir, permite que las personas entablen relaciones sociales
con los demás en
consideración de la imagen que basada en hechos y no en
apariencias, cada uno de nosotros
ha logrado fraguarse a lo largo de los años con sus propias
acciones.
De analizarse detenidamente todos estos elementos, resulta
relativamente sencillo
percatarse de que la libertad de expresión y el derecho a la
información pueden llegar a
limitarse si sus restricciones legales devienen necesarias para
proteger otros derechos, como
el derecho al honor, que de otra forma quedarían a merced de
su ejercicio abusivo, tal como
se desprende de una interpretación armónica de los artículos
sexto y séptimo
constitucionales, en concordancia con los artículos 12 de la
Declaración Universal de
Derechos Humanos, 17 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, V de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
y 11 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos. Evidentemente, esas
posibles restricciones no hacen
posible una censura previa, sino que se limitan al
establecimiento de responsabilidades
ulteriores, las cuales habrán de fijarse caso por caso y a través
de un adecuado ejercicio de
ponderación, con la intención de encontrar parámetros que
puedan generalizarse para la
resolución de futuras oposiciones.
En ese entendido, el enfrentamiento de la libertad de expresión
y el derecho a la

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información, por un lado, con el derecho al honor, por el otro,
requiere para su adecuada
resolución antes que todo la verificación de que todos esos
derechos se pretenden hacer
valer dentro de las fronteras que les son propias, de que su
ejercicio es acorde con su
contenido, pues por ejemplo, quien pretenda escudarse en el
ejercicio de la libertad de
expresión para esgrimir palabras ofensivas, lo que en realidad
demuestra es que no ejerce
esa libertad sino un inexistente derecho a insultar a los demás,
o en el caso del derecho a la
información, una conducta no se puede enmarcar en él, si en
lugar de informar con respeto
a mínimas exigencias de veracidad, lo que se intenta es ejercer
un inexistente derecho a la
mentira, o del otro lado, no se puede pretender basar el derecho
al honor en meras
apariencias y denunciar como un ataque al mismo, las
opiniones o informaciones que en
realidad han desenmascarado acciones poco honorables. Sólo
si el ejercicio de esos
derechos es respetuoso de sus contenidos, podrá actualizarse
un juicio de ponderación entre
ellos para resolver el caso concreto.
Todo esto sin olvidar que la institución civil del daño moral ha
sido incluida en nuestro
ordenamiento jurídico como una restricción a la libertad de
expresión y al derecho a la
información, precisamente para intentar proteger bienes de la
personalidad que a su vez
conforman la esencia del derecho al honor. En ese tenor, tanto
los jueces civiles como las

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Salas revisoras, como lo es la hoy autoridad responsable,
cuando conozcan de demandas en
las que se involucra la libertad de expresión, derecho a la
información y el derecho al
honor, de acuerdo a lo previsto por los artículos 14 y 16
constitucionales, deben velar
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porque dichas publicaciones, se hayan realizado dentro de los
límites constitucionales,
legales y tratados internacionales y en caso contrario, condenar
a quienes las hayan
realizado, al pago del daño moral causado, lo que no sucedió
completamente con la
resolución que hoy constituye el acto reclamado.
En efecto, en el juicio del que derivó el acto reclamado, el
suscrito demostró que las
publicaciones materia de la controversia y formuladas por el
hoy tercero perjudicado, por lo
menos veintinueve de ellas, no correspondían a un adecuado
ejercicio de sus libertades de
comunicación, es decir, ni a su libertad de expresión ni a su
derecho a informar, sino que
por el contrario, obedecieron a su abuso ilícito, en tanto no
permitido, pues disfrazaba
opiniones personales desfavorables, como de hecho lo
reconoció durante el procedimiento,
como si en realidad fueran hechos inobjetables, además de que
utilizó expresiones
ofensivas y maliciosas con el ánimo de desprestigiarme
públicamente, y de que mostró un
descuido o desdén irrazonables para exhibir las supuestas
fuentes de información que
permitieran tener por cumplido el mínimo apego al criterio de
veracidad, ello a fin de

21
fundar de forma maliciosa y ofensiva acusaciones falsas y
carentes de todo sustento, en
detrimento de mi derecho fundamental al honor.
Así las cosas, la resolución impugnada no observa los
requisitos constitucionales
demandados del cumplimiento de los artículos 14 y 16
constitucionales, en razón de que
para tener a una sentencia como una correcta aplicación de las
leyes conducentes y de su
debida interpretación jurídica, en un caso de daño moral, es
indispensable además de acatar
con dichas leyes ordinarias, la consideración de las
disposiciones contenidas en los
artículos 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
17 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, V de la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes
del Hombre, y 11 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, preceptos en los
que se consagra el derecho al honor. Por lo mismo, me causa
un severo agravio en mis
derechos y protecciones constitucionales, como se expondrá a
continuación. En efecto, en
los puntos resolutivos se expone lo siguiente:
“RESUELVE:
PRIMERO.- Se declara parcialmente fundado el recurso de
apelación que hizo valer la
actora, e infundada la apelación adhesiva que hizo valer la parte
demandada.
SEGUNDO.- Se revoca la sentencia definitiva impugnada de
fecha tres de marzo del dos
mil seis, pronunciada por el C. JUEZ CUADRAGÉSIMO DE LO
CIVIL, EN EL

22
DISTRITO FEDERAL, en los autos del juicio ORDINARIO CIVIL,
promovido por
AGUAYO QUEZADA SERGIO, en contra de PRIMITIVO
RODRÍGUEZ OCEGUERA,
expediente número 544/2005 para quedar los nuevos puntos
resolutivos en los términos
precisados en el considerando IV de esta sentencia de segunda
instancia.”
Para saber a lo que condenó la Sala responsable, hay que
acudir al considerando IV, el cual
dispone en su parte conducente, lo siguiente:
“Al haber resultado parcialmente procedente la apelación
ordinaria interpuesta por la
parte actora e infundada la apelación adhesiva de la parte
demandada se revoca la
sentencia definitiva de primera instancia para quedar los puntos
resolutivos en los
siguientes términos:
PRIMERO.- Ha resultado procedente la vía ordinaria civil en
donde la parte actora
acreditó parcialmente su acción y la demandada justificó
parcialmente sus excepciones;
en consecuencia:
SEGUNDO: Se declara que la parte demandada PRIMITIVO
RODRÍGUEZ OCEGUERA
causó a la parte actora SERGIO AGUAYO QUEZADA, daño
moral al haber lesionado su
honor con las publicaciones consistentes en el artículo del 29
de junio del 2003 en el
suplemento “Masiosare” publicado en el periódico “La
Jornada” titulado “Respuesta a
Sergioaguayo.org” y la carta de la parte demandada publicada
el 15 de agosto de 2004

23
en el periódico “La Jornada” titulada “La NED, instrumento de
EU contra Venezuela”,
por las razones expuestas en la sentencia dictada por la
autoridad de alzada.
TERCERO.- Se condena a la parte demandada a pagar a la parte
actora una
indemnización por el daño moral causado, misma que deberá
cuantificarse en ejecución
9
de sentencia previa comprobación ante el juzgador de primera
instancia de los elementos
previstos en el cuarto párrafo de numeral 1916 del Código
Sustantivo citado.
CUARTO.- Se condena a la publicación a costa de la parte
demandada de un extracto de
la sentencia que refleje adecuadamente la naturaleza y alcance
de la misma, al haberse
provocado daño moral mediante la lesión del honor del
enjuiciante, publicación que
deberá efectuarse en el periódico “La Jornada”, con la misma
relevancia que se dio a las
publicaciones dañosas, dentro del término de cinco días
siguientes a que sea legalmente
ejecutable la sentencia, apercibida que de no hacerlo será
apremiada en términos de ley
hasta la consecución de la publicación condenada...”
Como se puede desprender de la transcripción realizada, si bien
la Sala revocó la sentencia
definitiva de primera instancia, declarando procedente
parcialmente la acción intentada, la
misma sólo determinó de manera inadecuada que la parte
demandada había causado daño
moral al suscrito, sólo en dos de las veintinueve publicaciones
impugnadas, siendo éstas, la

24
del 29 de junio del 2003 y la del 15 de agosto del 2004, no
considerando ilícitas, las demás
denunciadas en ese juicio, a pesar de que con ellas, se
acreditaba plenamente la acción
permanente, continuada de la parte demandada, hoy tercero
perjudicado, para
desprestigiarme, mediante una conducta ilícita.
Tal determinación de la autoridad responsable resulta
inconstitucional por los siguientes
argumentos:
En primer lugar, vale la pena exponer brevemente ciertas partes
de la sentencia dictada por
la autoridad responsable. En ella, en su considerando segundo,
de las páginas dos a cinco,
la Sala responsable señala que es fundado el primer agravio
expuesto por el suscrito, toda
vez que no se debe considerar como elemento de la acción
intentada por el suscrito, el que
el daño moral reclamado, se deba traducir en un daño material,
en atención a que de una
adecuada interpretación al artículo 1916 del Código Civil, se
desprende la autonomía del
daño moral respecto de la causación de un daño material, así
como que tampoco se debe
considerar que para su procedencia, éste deba ser
trascendente.
En el segundo de los agravios que también se considera
fundado, de las páginas dos a
nueve de la resolución combatida, la Sala responsable expresa
que el juzgador no apreció
en la sentencia recurrida ni ponderó correctamente el límite del
derecho a la libertad de
expresión en oposición al derecho al honor, ya que éstos no
son absolutos, sino que cuentan

25
con limitaciones expresas, como lo son el ataque a la moral, a la
vida privada o a los
derechos de terceros, por lo que el juzgador estaba en la
obligación de analizar las
publicaciones exhibidas para ver si existía un daño moral de
acuerdo al Código Civil.
Asimismo, la Sala considera que cuando se acredite, con las
pruebas idóneas, que en el
ejercicio de la libertad de imprenta o prensa se publicaron
expresiones que atenten contra la
integridad moral de las personas, su autor está obligado a la
reparación del daño moral, ya
que es su obligación verificar que la información que da al
público, carezca de
manifestaciones o expresiones que expongan a una persona al
odio, desprecio o ridículo o
cause un demérito en su imagen, reputación, intereses u honor,
lo que constituye, de
acuerdo al artículo 1 de la Ley de Imprenta, un ataque a la vida
privada.
A partir de esas consideraciones, la Sala subsana el agravio
cometido y comienza a analizar
las pruebas aportadas al abordar los agravios cuarto a séptimo
del recurso de apelación
interpuesto por la ahora parte quejosa.
Antes, respecto del tercer agravio, en las páginas nueve a doce
de su sentencia, también la
Sala lo consideró procedente, toda vez que nuestra legislación
adopta la teoría de la
“comprobación objetiva del daño moral”, por lo que basta con
demostrar la relación
jurídica que vincula al sujeto activo con el agente pasivo
agraviado y la existencia de un

26
hecho u omisión ilícito, que lesione uno o varios de los bienes
que tutela el artículo 1916
del Código Civil, por lo que no se requiere la justificación de la
existencia efectiva ni la
extensión o gravedad del daño, dado que ello conduciría a una
prueba imposible.
Sin embargo, cuando la Sala responsable analiza los agravios
cuarto, quinto, sexto y
séptimo, que resuelve en forma conjunta, páginas doce a
veintinueve de la sentencia
combatida, los declaró parcialmente fundados, sólo por lo que
se refiere a dos de las
publicaciones realizadas por el tercero perjudicado, ya que por
lo que se refiere a las
10
publicaciones relacionadas con los hechos 29 (anexo 12), 55
(anexo 22), 85 (anexo 30) y 91
(anexo 32), las mismas, en opinión de la Sala responsable, no
pueden considerarse como
causantes del reclamo de la acción compensatoria por daño
moral, en virtud de que
atendiendo a la fecha de su publicación, el derecho a reclamar
cualquier daño moral
causado por ellas, se encuentra prescrito, de conformidad con
el artículo 1934 del Código
Civil que establece que dicha acción prescribe a los dos años
contados a partir del día en
que se haya causado el daño, y en el caso concreto, según la
responsable, que tratándose de
una publicación, debe entenderse que el “daño se causa desde
el momento mismo en que se
realiza”, porque es a partir del momento que se hace pública o
se publica la opinión o

27
información que supuestamente atenta contra el honor de la
persona aludida en la
publicación, cuando empieza a correr el término de la
prescripción negativa, por lo que la
acción respecto de esas publicaciones se encuentra prescrita,
en atención a que la demanda
fue presentada el día 28 de junio del 2005 y ya habían
transcurrido los dos años referidos
desde que se hicieron las publicaciones, también ello
atendiendo a una excepción de
prescripción que hizo valer el hoy tercero perjudicado.
Sin embargo, tal determinación resulta ilegal y por lo mismo,
inconstitucional, por las
siguientes razones:
PRIMERO. NO ANALIZÓ LA SALA TODAS LAS PUBLICACIONES
EFECTUADAS POR EL TERCERO PERJUDICADO, ANTES DEL
28 DE JUNIO
DEL 2005.
En primer lugar, porque dejó de aplicar correctamente el
artículo 19 del Código Civil, que
ordena a los juzgadores resolver las controversias del orden
civil, conforme a la letra de la
ley o a su correcta interpretación jurídica. De igual forma, dejó
de acatar el artículo 81 del
Código de Procedimientos Civiles, que obliga a que cualquier
resolución judicial,
incluyendo las sentencias definitivas, deben ser claras, precisas
y congruentes con lo
solicitado por las partes durante el procedimiento, resolviendo
sobre todos los hechos y
prestaciones solicitadas por las partes, decidiendo todos los
puntos litigiosos que hayan sido
objeto del debate, haciendo un pronunciamiento particular
sobre ellos, por lo que al no

28
cumplirlos, violentan las garantías de legalidad, seguridad
jurídica y de exacta aplicación de
la ley, en atención a que falla la debida fundamentación y
motivación del acto de autoridad,
amén de que no se encuentra soportado en ley.
Lo anterior, porque por lo que se refiere a las publicaciones
presentadas hasta antes del 28
de junio del 2005, sólo hizo un análisis parcial de ellas y
particularmente cuatro, las
mencionadas en los hechos 29, 55, 85 y 91. Sin embargo, dejó
de estudiar los hechos y las
pruebas documentales vinculadas con los hechos 27 a 29, 32 a
34, 37 a 39, 40 a 42, 58 a 60,
61 a 63, 72 a 74, 77 a 79, 80 a 82, 95 a 97, 99 a 101, 104 a 106, 107
a 109 y 115 a 117, por
lo que la sentencia no es clara ni congruente como lo ordena el
Código de Procedimientos
Civiles, al no haber hecho un estudio y un análisis
pormenorizado de esas publicaciones,
por lo que se acredita la infracción a las disposiciones legales
invocadas y con ello la
violación a las garantías consignadas en este concepto de
violación.
SEGUNDO. NO DEBIÓ PROSPERAR LA EXCEPCIÓN DE
PRESCRIPCIÓN
INVOCADA.
En segundo lugar, porque incorrectamente y contrario a
derecho, determina la Sala que
todas las publicaciones realizadas por la hoy tercero
perjudicada y realizadas con
anterioridad al 28 de junio del 2003, ya han prescrito, por el
plazo de 2 años previos a la
presentación de la demanda, la cual ocurrió el 28 de junio del
2005, sin tomar en cuenta que

29
de una lectura cuidadosa de todos y cada uno de los hechos de
la demanda, se determinaba
y comprobaba, la permanencia de una misma y sola conducta
continuada por el hoy tercero
perjudicado para afectar mi honor, por lo que no había
transcurrido el plazo de prescripción
a que alude.
En efecto, la Sala responsable dejó de aplicar correctamente la
ley en infracción al artículo
19 del Código Civil, toda vez que no interpretó correctamente
los artículos 1135, 1158,
1165, 1166, 1176, 1177, 1178, 1179, 1180 y 1934 del Código Civil,
toda vez que de una
11
lectura cuidadosa de todos y cada uno de los hechos de la
demanda, así como del desahogo
de vista de excepciones y defensas, por lo que se refiere a la
excepción de prescripción, el
suscrito manifestó desde su escrito inicial de demanda, que la
acción que intenté se
derivaba de una conducta continuada, permanente y
sistemática que había realizado el
hoy tercero perjudicado por más de ocho años, produciendo
durante todo ese plazo y sin
que se hubieran interrumpido o cesado los efectos de su
conducta, un daño constante y
permanente en mi derecho al honor, reputación y
consideración, conductas que tenían un
mismo contenido, es decir una manifestación pública, por
medio de la Prensa, en donde se
me pretendía hacer ver, como una persona subordinada a los
intereses norteamericanos,
intervencionistas o de espionaje, de la CIA o del Departamento
de Estado Norteamericano,

30
por lo que resultaba evidente, notorio y claro al realizarse las
mismas imputaciones y
acusaciones, que el plazo de prescripción, de una adecuada
interpretación de los artículos
citados del Código Civil y a la luz del respeto al derecho
fundamental al honor, no había
comenzado a correr y con ello, no había vencido el plazo,
porque el daño no había cesado,
sino que por el contrario, se estaba produciendo de una manera
continuada y sistemática
dentro de dicho plazo, por lo que en realidad y de una adecuada
interpretación de la ley,
debía concluirse, que al estarse produciendo la misma
conducta por todo ese plazo, el
término para la prescripción, no comenzaba a generarse sino a
partir de la última
publicación reclamada en el juicio principal, por lo que no se
aplicó correctamente la ley,
vulnerando las garantías constitucionales señaladas en este
concepto de violación.
La Sala responsable determina incorrectamente, que el daño se
actualiza a partir de que se
han hecho cada una de las publicaciones, por lo que en su
concepto, existirían, siguiendo
esa interpretación, por lo que se refiere a las publicaciones que
considera ilícitas, tantos
daños distintos como publicaciones existieran involucradas.
Sin embargo, de la lectura
integral de su sentencia y para declarar procedente la acción
intentada, la Sala responsable
consideró que sólo dos publicaciones impugnadas eran ilícitas,
por lo que producían un solo
y mismo daño moral al suscrito. Aquí, se desprende la
inconsistencia de la Sala, ya que no

31
determina la existencia de dos daños por dos distintas
publicaciones, lo que debería hacerse
de ser consecuente con su interpretación judicial. Por el
contrario, determina que a pesar de
ser dos publicaciones, se causó un único daño moral al
suscrito.
En ese tenor, se aprecia la inconsistencia de la actuación de la
Sala, ya que aplicando
debidamente la ley, debió haber determinado, que en realidad
todas las publicaciones
realizadas por el demandado y que constituían la materia de la
litis, habían producido un
daño moral al suscrito y por lo tanto no había prescrito el
derecho que tenía para
impugnarlos, al no haber cesado el daño causado a mi persona.
Así las cosas, también resulta equivocado que el daño se causó
en el momento en que se
realizaron cada una de las publicaciones, siendo lo correcto que
el daño se estaba causando
desde la primera publicación y se terminó de causar hasta la
última publicación formulada
por el suscrito, por lo que el plazo de prescripción aún no había
corrido y por lo tanto, se
podía reclamar el daño moral correspondiente. Esto reiterando
que se trataba de la misma
conducta, con las mismas imputaciones realizadas por más de
8 años.
A todo esto le resultan aplicables las siguientes tesis de
jurisprudencia:
“Quinta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Apéndice 2000
Tomo: Tomo IV, Civil, P. R. SCJN
Tesis: 151

32
Página: 99
DAÑOS Y PERJUICIOS, PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN DE.- El
artículo 1934 del
Código Civil del Distrito Federal establece: "la acción para
exigir la reparación de los
daños causados, en los términos del presente capítulo,
prescribe en dos años contados a
partir del día en que se haya causado el daño". El precepto se
refiere, indudablemente,
a un daño que se causó de manera total, no a los distintos
signos en que se manifiesta el
proceso dañoso. De acuerdo con las ideas anteriores, si el daño
cuya reparación se
reclama, por su naturaleza, se produce en un solo acto, la
acción para exigir que sea
reparado debe ejercitarse dentro del término de dos años, que
principiará a correr desde
el día en que se produjo el daño; pero cuando los daños no se
causan en un solo acto,
sino que se desarrollan por medio de un proceso continuo, de
tracto sucesivo, entonces
12
el término para ejercitar la acción relativa principia a
computarse cuando termine
dicho proceso.
Amparo directo 6332/54.-Francisco Olmos.-30 de abril de 1956.-
Unanimidad de cinco
votos.-Ponente: Gabriel García Rojas.
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo
CXXVIII, página 295, Tercera
Sala.
Sexta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación

33
Tomo: Cuarta Parte, LX
Página: 74
DAÑOS Y PERJUICIOS, PRESCRIPCION EN CASO DE. Es
evidente que si conforme al
artículo 1934 del Código Civil del Distrito y Territorios
Federales, la acción para exigir
la reparación de los daños causados en los términos del
capítulo V, título primero,
primera parte del libro cuarto de ese código, prescribe en dos
años contados a partir del
día en que se haya causado el daño, no puede empezar a correr
la prescripción cuando
el daño empieza a causarse, sino cuando ha terminado de
causarse.
Amparo directo 5869/59. Armando Arbesu y coagraviado. 28 de
junio de 1962. Cinco
votos. Ponente: Mariano Azuela.
Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-
1985, Cuarta Parte,
Tercera Sala, quinta tesis relacionada con la jurisprudencia 117,
página 354, bajo el
rubro "DAÑOS Y PERJUICIOS, PRESCRIPCION EN CASO DE.".
Sexta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Cuarta Parte, LX
Página: 75
DAÑOS Y PERJUICIOS, PRESCRIPCION EN CASO DE. El que
opone la excepción de
prescripción, debe acreditar que ha transcurrido el tiempo
prescrito en la ley para ello,
ha de probar el punto de partida, que no puede ser, de ninguna
manera, la fecha o la

34
época en que empezaron a causarse los daños, sino cuando
éstos han dejado de
causarse. Desde este punto de vista, corresponde a quien
propuso la excepción acreditar
la fecha en que la prescripción comenzó a correr.
Amparo directo 5869/59. Armando Arbesu y coagraviado. 28 de
junio de 1962. Cinco
votos. Ponente: Mariano Azuela.
Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-
1985, Cuarta Parte,
Tercera Sala, quinta tesis relacionada con la jurisprudencia 117,
página 354, bajo el
rubro "DAÑOS Y PERJUICIOS, PRESCRIPCION EN CASO DE.".
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: IX, Abril de 1992
Tesis: I.3o.C. 440 C
Página: 473
DAÑO MORAL, PRESCRIPCION DE LA ACCION DE
REPARACION DEL. Si con
motivo de la producción, filmación y exhibición de una película,
se demanda el pago de
daños y perjuicios por la afectación a una persona en su vida
privada, en su intimidad y
afectos, la prescripción que contra aquél se oponga como
excepción debe computarse, en
términos de lo dispuesto por el artículo 1934 del Código Civil, a
partir de la fecha en que
se dejó de exhibir en las salas cinematográficas y no al
momento en que se inició el
rodaje de la misma, porque tales actos llevan en sí una relación
de causalidad existente

35
entre la conducta y el resultado, en tanto se generó una serie de
condiciones positivas,
concurrentes en la producción del daño, dándose en esa forma
un nexo natural entre la
conducta asumida por la productora y la exhibición del film.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
13
Amparo directo 6993/91. Chimalistac, Posproducción, S.A. 16 de
enero de 1992.
Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja. Secretario:
Francisco Sánchez Planells.
Octava Época
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL
DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Apéndice 2000
Tomo: Tomo IV, Civil, P.R. TCC
Tesis: 892
Página: 626
DAÑO MORAL, PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN DE
REPARACIÓN DEL.- Si con
motivo de la producción, filmación y exhibición de una película,
se demanda el pago de
daños y perjuicios por la afectación a una persona en su vida
privada, en su intimidad y
afectos, la prescripción que contra aquél se oponga como
excepción debe computarse, en
términos de lo dispuesto por el artículo 1934 del Código Civil, a
partir de la fecha en que
se dejó de exhibir en las salas cinematográficas y no al
momento en que se inició el
rodaje de la misma, porque tales actos llevan en sí una relación
de causalidad existente

36
entre la conducta y el resultado, en tanto se generó una serie de
condiciones positivas,
concurrentes en la producción del daño, dándose en esa forma
un nexo natural entre la
conducta asumida por la productora y la exhibición del film.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 6993/91.-Chimalistac, Posproducción, S.A.-16
de enero de 1992.-
Unanimidad de votos.- Ponente: José Rojas Aja.-Secretario:
Francisco Sánchez Planells.
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo IX,
abril de 1992, página 473,
Tribunales Colegiados de Circuito, tesis I.3o.C. 440 C.”
La Sala responsable violenta mi derecho fundamental al honor,
a la par de apartarse del
principio de legalidad y exacta aplicación e interpretación de la
ley, precisamente porque
omite considerar que en las más recientes publicaciones
realizadas por el hoy tercero
perjudicado, éste constantemente reenvía a las publicaciones
ante las cuales supuestamente
ha prescrito la acción para solicitar la reparación del daño moral
causado, razón por la cual
es incorrecto determinar que el plazo para semejante
prescripción negativa, tratándose de
una publicación involucrada en esta causa, empieza a correr a
partir del momento en que
por primera vez se hace pública o se publica la opinión o
información que atenta contra el
honor de la persona aludida en la publicación, dado que debe
entenderse que el “daño se
causa desde el momento mismo en que se realiza”.

37
En efecto, como se ha argumentado recientemente, el daño que
se me viene causando con
tales publicaciones es producto de una actividad continuada y
se actualiza en cada ocasión
en que en una publicación se hacen reenvíos a publicaciones
supuestamente prescritas, con
lo cual, el daño que causan estas últimas no se genera
exclusivamente desde el momento en
que se realizan, sino que continúa cada vez que se presenta ese
reenvío.
Para ilustrar este argumento, es suficiente recordar que en la
publicación a la que se hace
referencia en los hechos 121 a 123 de la demanda civil original,
el hoy tercero perjudicado,
en el penúltimo párrafo de ese escrito, hace un reenvío a otra
publicación de su autoría, de
fecha 13 de mayo de 2001, de la cual a su vez se da cuenta en
los hechos 40 a 42. Idéntico
proceder se observa incluso en la publicación considerada por
la Sala responsable para
fincar el daño moral, que no es otra que la publicación de la que
se da cuenta en los hechos
130 a 132. En esta ulterior ocasión, el hoy tercero perjudicado
remite igualmente a su
publicación del 13 de mayo de 2001, en el tercer párrafo de
dicho documento. Todo ello
sin olvidar que en ambas publicaciones, las relacionadas en los
hechos 121 a 123 y 130 a
132, existen reenvíos a la publicación del 29 de junio de 2003,
de la que se hace referencia
en los diversos hechos 118 a 120, y que justamente es la otra
fuente periodística de la cual
la Sala responsable desprende la actualización del daño moral
en la presente causa.

38
De entenderse correctamente lo anterior, deviene inconcuso
que en lo concerniente a la
publicación de fecha 13 de mayo de 2001, no es jurídicamente
viable dictar la prescripción
de la acción intentada, dado que esa publicación ha continuado
produciendo las ilícitas
afectaciones al derecho al honor de la parte quejosa, en fechas
tan recientes como el 21 de
14
septiembre de 2003 y el 15 de agosto de 2004, que son las
fechas en que las publicaciones
referidas en los hechos 121 a 123 y 130 a 132 vieron por primera
vez la luz pública.
En definitiva, la Sala responsable no atendió completamente a
mi derecho al honor ni a las
garantías de legalidad, seguridad jurídica y exacta aplicación de
la ley, al tener por prescrita
la acción por reparación del daño moral en lo tocante a las
publicaciones anteriores al 29 de
junio de 2003, debido a que perdió de vista la acción continuada
proveniente del hoy
tercero perjudicado. Más grave aún, lo cierto es que al menos
respecto de la publicación
del tercero de fecha 13 de mayo de 2001, de ninguna manera
puede tenerse por prescrita tal
acción, toda vez que se ha argumentado con meridiana claridad
que esa publicación de
2001 viene causando afectaciones a mi derecho al honor desde
su primera publicación y
hasta el 15 de agosto de 2004 en la que se le sigue
mencionando, razón por la que es debido
concederme el amparo y protección de la justicia de la Unión
para efectos de que se aprecie

39
esa publicación del 13 de mayo de 2001 y para que debido a su
contenido, se le incluya
como fuente del daño moral que se me ha causado.
TERCERO. NO ANALIZÓ LA SALA TODAS LAS
PUBLICACIONES
EFECTUADAS POR EL TERCERO PERJUDICADO, DESPUÉS
DEL 28 DE
JUNIO DEL 2005, ASÍ COMO NO DECLARÓ INFUNDADAS LAS
EXCEPCIONES OPUESTAS.
La infracción a las garantías de legalidad, seguridad y de exacta
aplicación de la ley en
materia civil, también se aprecia en el acto reclamado, en el
considerando segundo, cuando
al analizar los agravios cuarto a séptimo de mi escrito de
agravios, la Sala responsable sólo
analiza dos publicaciones, siendo éstas las del 29 de junio del
2003, la primera, en el
Suplemento “Masiosare” del periódico “La Jornada”, titulado
“Respuesta a
Sergioaguayo.org”, relacionada con el hecho 118 y exhibida
como anexo 39 de la
demanda, así como la publicación realizada el 15 de agosto del
2004 en el mismo
periódico, titulada: “La NED instrumento de EU contra
Venezuela”, referida en el hecho
130 de la demanda y relacionada con el anexo 18 de los
documentos fundantes de la acción.
Sin embargo, injustificadamente la Sala responsable dejó de
analizar, considerar y resolver
en un punto específico, las publicaciones que realizó, la parte
demandada, hoy tercero
perjudicado y referidas en los hechos 121 a 123, 133 a 135, 136
a 138 y 148 a 150, donde a

40
pesar de haberse formulado dentro del plazo de dos años
previos a la presentación de la
demanda por el suscrito, y considerando sin acceder, que el
criterio de prescripción de la
Sala sea correcto, la Sala es omisa en su estudio, por lo que
evidentemente existe una
violación directa al artículo 81 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito
Federal, toda vez que la resolución combatida no cumplió con el
principio de exhaustividad
que la obligaba a estudiar todos los hechos de la demanda y las
pruebas ofrecidas para su
acreditación y con ello, se dejó de aplicar correctamente la ley,
y por ende, la sentencia no
está debidamente apegada a ella, ni se exponen los motivos
para dejar de analizar dichos
hechos, por lo que se desprende la infracción a las garantías
constitucionales invocadas.
Obviamente, no es suficiente para sortear esta
inconstitucionalidad el que genéricamente la
Sala responsable, al momento de estudiar las excepciones
hechas valer por el hoy tercero
perjudicado, manifieste que las ha tomado en cuenta para
solamente determinar la
producción del daño moral por las publicaciones del 29 de junio
de 2003 y del 15 de agosto
de 2004, porque si bien es cierto que nadie niega que su estudio
era obligado por respeto a
las garantías de audiencia y legalidad de nuestra contraparte,
también es verdad que la
observancia del deber de motivación de la autoridad
responsable y su obligación de hacer
públicos los argumentos en los que basa su sentencia, le
precisa a dejar constancia de los

41
razonamientos que ha utilizado para no tomar en cuenta,
analizar, considerar y resolver en
un punto específico, las publicaciones que realizó la parte
demandada, hoy tercero
perjudicado, y referidas en los hechos 121 a 123, 133 a 135, 136
a 138 y 148 a 150. Al no
hacerlo, violenta en mi perjuicio las garantías de legalidad, de
motivación, de información
en lo referente a esa motivación y de audiencia, dado que me
deja en estado de indefensión,
pues además de no estudiar esas pruebas, al no conocer los
motivos, razones o argumentos
de tal proceder, me imposibilita la comprensión y eventual
impugnación de esta parte de su
fallo.
15
Esta contravención a mis derechos humanos fundamentales se
ilustra a la perfección si se
contrasta el proceder de la Sala responsable en lo tocante a la
excepción de prescripción,
decisión debidamente combatida en el numeral inmediato
anterior, respecto de la cual al
menos hizo públicos los argumentos para tenerla por estimada,
aunque éstos resulten
incorrectos por las razones ya explicadas. En contraste,
respecto de la excepción
denominada “sine actione agis” y las excepciones números VI y
VII, la Sala responsable
no comparte razonamiento alguno para estimarlas parcialmente
procedentes o fundadas,
limitándose únicamente a aseverar dogmáticamente que
resultaron parcialmente atendibles,
por lo cual es evidente la falta de motivación y la
inconstitucionalidad de su actuación.

42
Particularmente incorrecto resultaría el caso de las excepciones
VI y VII estudiadas por la
Sala responsable y declaradas parcialmente fundadas a páginas
32 y 33 de su sentencia,
porque basta con dar atenta lectura a las publicaciones que
realizó la parte demandada, hoy
tercero perjudicado, y referidas en los hechos 121 a 123, 133 a
135, 136 a 138 y 148 a 150,
para percatarse que en ellas no se causa un daño de manera
indirecta, por extensión o por
asociación, sino que el daño moral es producto de una
acusación ilícita expresa en contra de
la parte quejosa, es decir, que el daño originado es directo,
pues en cada una de las
publicaciones de las que se da cuenta en esos hechos se acusa
al hoy quejoso, en base a los
señalamientos que realizó el hoy tercero perjudicado en las
publicaciones materia de la litis.
Para confirmar esta afirmación, la Sala responsable debía haber
orientado su estudio con
respeto a mi derecho fundamental al honor. De haberse
conducido con apego a derecho,
hubiera señalado que el daño moral originado es directo, a
pesar de que las acusaciones que
lo causan puedan, apresuradamente y de su lectura aislada, ser
calificadas de indirectas, por
extensión o por asociación. En concreto, las publicaciones que
de momento nos ocupan,
deben ser analizadas en su integridad, por lo que hace a cada
uno de sus textos, además de
ser evaluadas en el contexto generado por la totalidad de las
publicaciones del tercero.
De la lectura sistemática al interior de cada uno de los textos de
dichas publicaciones,

43
seguida de la lectura armónica de todas esas publicaciones en
su conjunto, es debido
concluir que iguales acusaciones por las que la Sala
responsable encontró actualizado un
daño moral, se presentaron en estas otras publicaciones. No es
constitucionalmente
aceptable, por violación al derecho fundamental al honor, leer
aisladamente cada uno de los
párrafos de las publicaciones para de esa forma, hablar de
daños o acusaciones indirectas.
Por respeto al derecho al honor, el daño moral ha de entenderse
producido tanto por
acusaciones directas aisladas, como por acusaciones directas
pero que se desprenden de la
lectura integral de los textos de las publicaciones y en el
contexto de la acción continuada
de desprestigio entablada por el hoy tercero perjudicado en
contra de la parte quejosa.
En definitiva, en las publicaciones que realizó la parte
demandada, hoy tercero perjudicado,
referidas en los hechos 121 a 123, 133 a 135, 136 a 138 y 148 a
150, se contienen
acusaciones que apreciadas en la integridad de los textos
involucrados y en su contexto,
claramente implican imputaciones directas contrarias a mi
derecho fundamental al honor.
Si la Sala hubiera analizado correctamente los hechos
indicados, con las pruebas
documentales aportadas por el suscrito en su escrito inicial de
demanda, vinculadas con
esos hechos, así como el escrito de contestación a la demanda
y el desahogo de la prueba
confesional a cargo del hoy tercero perjudicado, hubiere
determinado que las publicaciones

44
referidas en los hechos que no estudió, de igual forma eran
ilícitas, por las mismas razones
que había determinado respecto de las dos publicaciones que sí
analizó. Es decir, que las
mismas constituían un abuso a la libertad de expresión escrita y
del derecho a la
información, porque no se revisó por el demandado que sus
publicaciones carecieran de
expresiones maliciosas, que me expusiera al demérito en mi
honor, además de que las
mismas eran en sí mismas maliciosas porque se pretende hacer
pasar meras opiniones como
hechos incontestables, así como porque se conduce el tercero
con total desinterés y desdén
para exhibir las supuestas fuentes que demostrarían su mínimo
apego al criterio de
veracidad al ejercer su derecho a informar.
Así, en los hechos 121 a 123, relacionados con el anexo 40 de la
demanda, la contestación a
la demanda y la prueba confesional a cargo del demandado,
manifestaba que la Fundación
Nacional para la Democracia era una agencia norteamericana
dedicada a realizar
operaciones de inteligencia e intervención y en donde me
acusaba de mantener una larga
16
relación con ella, haciendo caer en mi persona la sospecha de
que sirvo a los intereses
promovidos por esa Fundación y poniendo en duda mi labor en
materia de transparencia y
rendición de cuentas públicas, publicación de la cual el
demandado nunca demostró interés
alguno por confirmar su veracidad a la hora de participar en el
juicio ordinario origen de

45
esta causa y además de que me exponía al descrédito por la
forma en que estaba redactada.
Tampoco estudió la Sala responsable la carta que dirigió el hoy
tercero perjudicado al
Semanario “Proceso” y que se publicó el 22 de agosto del 2004,
en donde me vincula una
vez más, a la agencia estadounidense Fundación Nacional para
la Democracia, la cual en
dicho de dicha parte, fue una promotora del fallido golpe de
estado en Venezuela y del
referéndum revocatorio que se realizó en ese país,
manifestando que dicha Fundación ha
creado diversas agrupaciones en otros estados para intervenir
en los mismos y que en
México ha financiado desde los años noventas a diversas ONG,
pidiéndome a continuación
que entregase los archivos de mi correspondencia con dicha
agencia, al haber aceptado
dinero de ella. Particularmente esta publicación es importante,
porque si la Sala responsable
había considerado que la publicación realizada el 15 de agosto
del 2004 era ilícita, lo
mismo debía ser ésta, al estar vinculada a ella, por lo que se
refiere al fallido golpe de
estado de Venezuela. De cualquier manera, la parte demandada
nuevamente me acusa de
haber aceptado dinero de la Fundación Nacional para la
Democracia, por medio de Alianza
Cívica, ignorando insistentemente y de forma maliciosa la
realidad, además de que nunca
acreditó que ese financiamiento que recibía esa organización,
fue decidido de manera
unilateral por mí y lo más importante, que esos recursos
estuvieran bajo mi control y a mi

46
disposición. Resulta maliciosa la publicación porque pretende
que de mi correspondencia se
pueda conocer el papel que ha jugado en México la Fundación
Nacional para la
Democracia en sus actividades injerencistas o
intervencionistas, lo que indudablemente
pretende exhibirme como un “aliado” o “cómplice” de una
organización que dice que es
intervencionista, sin que nunca lo haya acreditado. Mucho
menos en este procedimiento, en
el que en lugar de mostrar su apego al criterio de veracidad, se
conduce con total desdén
para demostrar su apego a dicha pauta básica para ejercer
lícitamente el derecho a informar.
De igual forma la Sala responsable omitió analizar y valorar
debidamente el correo
electrónico enviado por el hoy tercero perjudicado al Director
del periódico “El País”, el
31 de agosto del 2004, que se exhibió como anexo 43 de la
demanda y que fue admitido
expresamente por ésta y en donde me vincula a la NED, por
medio de Alianza Cívica, la
cual, según el tercero perjudicado, incluso me premió y me
llevó a la India y a Brasil para
formar el Movimiento Mundial por la Democracia. Insiste en que
la NED fue creada para
realizar operaciones de intervención antes reservadas a la CIA,
contra gobiernos que habían
dejado de ser útiles a los Estados Unidos de América, o eran
contrarios a sus
intervenciones, señalando supuestas fuentes de donde toma
esos hechos. Concluyendo que
se me ha pedido públicamente que entregue al Colegio de
México mis archivos con la

47
NED, para analizar el papel que dicha agencia ha jugado en
México.
Es evidente que también este correo era ilícito, ya que me hacía
ver frente al Director de un
periódico extranjero, como una persona estrecha a la NED o
Fundación Nacional para la
Democracia, por el sólo hecho de que se me ha premiado y se
me invitó a la India y a Brasil
para que participara en el Movimiento Mundial para la
Democracia, como si esas
circunstancias obedecieran a una especie de retribución hacia
mi persona, a cambio de
alguna acción de mi parte, haciéndome ver como una persona
al servicio de esa Fundación.
De cualquier manera el hoy tercero perjudicado presenta como
hechos incontrovertibles, el
hecho de que la NED haya realizado prácticas intervencionistas
en diversos países de
América, por lo que no hay duda alguna que dicha publicación
también era ilícita, al ser
maliciosa, de acuerdo con los artículos 1 y 4 de la Ley de
Imprenta, y a la luz de una sana
interpretación del artículo sexto y séptimo constitucionales, ya
que como se puede apreciar
del escrito de contestación a la demanda, particularmente en las
páginas 53 a 55 dicho
tercero perjudicado confesó que el hecho de que la “NED ha
realizado prácticas
intervencionistas en distintos países de América Latina”, o que
“era el brazo no
gubernamental de Departamento de Estado de los Estados
Unidos, o que la misma
defendiera intereses del gobierno de los Estados Unidos”
CONSTITUÍAN SU MERA

48
OPINIÓN PERSONAL, por lo que al ser su opinión, es inconcuso
que no podían ser
hechos objetivos y demostrados, es decir, incontrovertibles.
Con ello, queda demostrada
17
evidentemente la ilicitud de esas conductas, por lo que también
procedía la condena de las
prestaciones reclamadas contra esas publicaciones al ser
claramente maliciosas y falsas.
CUARTO. INDEBIDO ANÁLISIS LEGAL DE LA CARTA
PUBLICADA EL 15 DE
AGOSTO DEL 2004.
De igual forma, se contravienen las garantías de legalidad y
exacta aplicación de la ley en
materia civil, en relación con el artículo 81 del Código de
Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, en atención a que la Sala responsable no
respetó los principios de claridad
ni de congruencia que toda resolución debe tener.
En efecto, por mandato de ley todas las sentencias que se
dicten deben ser claras y
congruentes respecto de todo lo solicitado por las partes en el
procedimiento, pero además
no debe existir insuficiencia o contradicción en los puntos
resolutivos o considerandos que
se exponen para llegar a su determinación. Esto es, no debe
haber desviaciones en los
argumentos que utiliza para absolver o condenar y los mismos
deben ser consistentes y
congruentes durante toda la resolución que emite.
Sin embargo, lo anterior no se respetó en la resolución que se
impugna, toda vez que como
se ha expuesto, sólo determinó la ilicitud en dos publicaciones:
la del 29 de junio del 2003

49
titulada “Respuesta a sergioaguayo.org” y la carta publicada el
15 de agosto del 2004
titulada “La NED, instrumento de EU contra Venezuela”.
Cuando se acude a la primera publicación, se determina que es
ilícita no sólo porque es
maliciosa, porque en ella el tercero perjudicado deja de cumplir
con su deber de que las
manifestaciones que hizo contuvieran expresiones maliciosas
que causaran demérito en el
honor del quejoso, sino lo más importante, era que de acuerdo
con una sana lectura de los
artículos 6 y 7 constitucionales, tal tercero “no acreditó durante
el procedimiento sus
fuentes”, por lo que en realidad la ilicitud también derivaba de
que lo que hizo público del
suscrito era falso y no encontraba sustento en ninguna fuente
de información que decía
tener. Este razonamiento no debe pasar desapercibido, porque
implica que respecto de esa
única publicación, y sólo respecto de ella, la Sala responsable
apreció la ilicitud en la
actuación del hoy tercero perjudicado, por excederse en el
ejercicio de sus libertades de
expresión y derecho a informar, en razón de que hacer pasar
meras opiniones como hechos
incontestables, recurrir a expresiones maliciosas, y sobre todo,
evidenciar un completo
descuido y desdén por aportar las supuestas fuentes que
sustentan sus acusaciones, implica
un abuso en esas libertades que actualiza una afectación a mi
derecho al honor.
Sin embargo, cuando analiza la segunda publicación, ahí la Sala
responsable se limita a

50
decretar el daño moral porque simplemente en ella se atentó
contra mi honor y reputación
por no haber cumplido el propio tercero perjudicado con su
obligación de cuidar que su
publicación careciera de manifestaciones o expresiones
maliciosas, que expusieran al actor
a algún demérito en su honor, pero sin dar razón alguna la Sala
se abstiene de estudiar,
como lo pedí expresamente en mi escrito inicial, que también la
ilicitud devenía por la
falsedad de sus acusaciones, evidenciada por el total desdén
mostrado por el tercero
perjudicado de cumplir con su deber de acreditar sus dichos
acusatorios.
En otras palabras, en esta segunda ocasión la Sala responsable
sólo estudió el aspecto
malicioso de la publicación, esto es, que por el lenguaje que se
utilizó y por las dudas que
pretendía fincar en mi persona, me exponían al ridículo, al
desprecio o lo que es peor a mi
honor, al descrédito frente al público, tomando en cuenta mi
prestigio como investigador o
analista. Pero ello sin estudiar el aspecto de la veracidad o no
de sus imputaciones, ni de la
existencia o no de esas aparentes fuentes de información, o del
hecho de que hiciera público
o no mis archivos, cuestión que no puede ser contestada más
que en el sentido de la
falsedad de los dichos del hoy tercero perjudicado, toda vez
que no hizo jamás el mínimo
esfuerzo por exhibir elementos que permitan corroborar su
apego a criterios de veracidad.
Adicionalmente, si la Sala hubiera cumplido con los principios
de claridad y congruencia, y

51
hubiere recogido la confesión realizada por la parte demandada
al contestar su demanda,
particularmente en las páginas 54 y 55, donde afirma ahora que:
1) el hecho de que la
Fundación Nacional para la Democracia defienda los intereses
de los Estados Unidos de
18
América, 2) el que haya realizado prácticas intervencionistas en
distintos países de América
Latina, como Venezuela y Nicaragua, 3) el que constituye el
brazo no gubernamental del
Departamento de Estado de los Estados Unidos de América y la
cara amable de la CIA, o 4)
el que realiza de manera abierta lo que dicha agencia hizo de
manera oculta durante
décadas –afirmaciones todas esas que antes presentó como
hechos indudables al momento
de contestar la demanda–, en realidad eran sus meras
opiniones personales, supuestamente
amparadas en los artículos sexto y séptimo constitucionales, no
habría tenido problema, la
Sala responsable, para determinar el carácter malicioso de tales
acusaciones por hacer pasar
como hechos inobjetables lo que en realidad constituye
opiniones muy particulares del
tercero perjudicado, pero sobre todo, porque con esa confesión
se demuestra la falsedad de
tales dichos, que obviamente en momento alguno han podido
respetar elementales pautas
de veracidad, justamente porque no son informaciones fácticas,
sino opiniones personales.
En ese tenor, lo que expresó públicamente respecto a la
organización norteamericana y su

52
verdadera naturaleza de espionaje e intervención, pero sobre
todo, los supuestos vínculos
inconfesables con el suscrito, era en realidad una mera
apreciación subjetiva, sin sustento
real, que el tercero perjudicado hizo pasar como hechos
demostrados e incontrovertibles,
sin jamás haber precisado que se trataban de sus meras
opiniones personales.
Lo más importante, el tercero perjudicado tampoco durante
aquel juicio acreditó el sustento
de sus afirmaciones, ni la existencia o el contenido de las
supuestas fuentes que dijo tener,
por lo que en realidad la Sala responsable no estudió
completamente todo el contenido de la
demanda inicial, ni de las pruebas aportadas, ni de la
contestación a la demanda, de las
cuales pudo haber advertido, que la publicación en comento no
solamente era maliciosa y
por lo tanto ilícita, por haber violado los artículos 1 y 4 de la Ley
de Imprenta, sino que
además también lo era, por exceder del ejercicio responsable
del derecho a informar,
precisamente por conducirse ese tercero sin apego al criterio
de veracidad, dado que nunca
mostró interés alguno en acreditar la existencia de sus graves
imputaciones hechas al
suscrito por su supuesta vinculación y dependencia a una
organización norteamericana.
A partir de lo que se adelantó al inicio de este único concepto
de violación, vale la pena
reiterar que el derecho a la información nunca puede amparar el
derecho a mentir, a
desinformar o a manipular información transmitida al público, y
siempre constituirá su

53
exceso ilícito el pretender informar sin mostrar la mínima
atención en conducirse con apego
a pautas de veracidad, lo cual se puede evitar con tan sólo
exhibir las fuentes en que se basa
la información transmitida una vez que esta exigencia se
actualiza en un juicio por daño
moral. Asimismo, la libertad de expresión no se ejerce con
apego al derecho al honor si se
hace aparecer al público como hechos incontrovertibles, meras
apreciaciones personales, ya
que en realidad con ello se desvirtúa tan preciada libertad y se
abusa ilícitamente de ella, y
ni que decir que constituye una extralimitación el confundirla
con un inexistente derecho al
insulto al tomársele como pretexto para proferir expresiones en
si mismas maliciosas.
Que el tercero perjudicado se condujo fuera de tales libertades
fundamentales se corrobora
cuando se acude al desahogo de la prueba confesional a su
cargo en la audiencia del 21 de
noviembre del 2005 y por lo que se refiere a las respuestas
dadas a las posiciones 80 a 89,
donde se confirmó la existencia de esa publicación y el
contenido de la misma, sin que haya
acreditado su dicho. Que la Sala responsable ignorara todas
estas evidencias repercute en la
violación a las garantías de legalidad, de seguridad jurídica, de
exacta aplicación de la ley,
por incorrecta apreciación de los artículos 6, 7, 14 y 16
constitucionales, e igualmente
actualiza una violación al derecho fundamental al honor de la
quejosa, porque la autoridad
responsable falla en su obligación de proteger ese derecho
frente ataques ilegales de

54
terceros, en abierto incumplimiento de los artículos 12 de la
Declaración Universal de
Derechos Humanos, 17 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, V de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
y 11 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, instrumentos que forman
parte del sistema jurídico
mexicano, al amparo del artículo 133 constitucional, preceptos
en los que se consagra el
derecho al honor.
En ese tenor, se aprecia que esta infracción a los derechos
fundamentales invocados se hace
extensiva en lo concerniente a la decisión de la Sala
responsable en lo tocante a las
publicaciones que realizó la parte demandada, hoy tercero
perjudicado, referidas en los
hechos 121 a 123, 133 a 135, 136 a 138 y 148 a 150, en las que se
contienen acusaciones
19
que apreciadas en la integridad de los textos involucrados y en
su contexto, claramente
implican imputaciones directas contrarias a mi derecho
fundamental al honor, así como a
todas las demás publicaciones que indebidamente la Sala
responsable tuvo por prescritas.
También respecto de todas estas distintas publicaciones,
igualmente la Sala responsable ha
debido entender que constituyen actuaciones ilícitas en
detrimento a mi honor y en exceso
abusivo del ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a
la información del tercero
perjudicado, por las razones que se han compartido en este
apartado y que no se reiteran

55
por respeto al tiempo de sus Señorías y en atención al principio
de economía procesal, pero
que deberán tenerse como si a la letra se repitieran.
En lo concerniente a la falta de pronunciamiento de la autoridad
responsable respecto a
estas ulteriores publicaciones, de ninguna forma puede
aceptarse como explicación
constitucionalmente válida, los razonamientos esgrimidos por
la propia Sala al estudiar las
excepciones XI a XVII hechas valer por el hoy tercero
perjudicado, ni los vertidos al
analizar su apelación adhesiva, los cuales se pueden leer a
fojas 34 y 35, así como 36 a 41
de su sentencia, respectivamente.
Esta precaución se argumenta aún y cuando a foja 34 la Sala
responsable expresamente
manifiesta que encuentra infundadas las excepciones del
tercero perjudicado que se
relacionan con el ejercicio de sus libertades de expresión y
derecho a informar. Ello en
razón de que en aparente incongruencia con tal afirmación
pudiera entenderse que
tácitamente la Sala encontró que todas las demás publicaciones
de autoría del tercero,
distintas a las dos únicas por las que estimó la actualización de
un daño moral,
precisamente no causaron daño alguno por estar amparadas en
el ejercicio de aquellas
libertades fundamentales. Tal determinación sería
inconstitucional por violación al derecho
al honor de la parte quejosa y por contravención al principio de
legalidad, dado que
ninguna, ni una sola de las publicaciones realizadas por el hoy
tercero perjudicado, se sitúa

56
dentro de las fronteras constitucionales de la libertad de
expresión y el derecho a la
información en su vertiente de derecho a informar, por la simple
razón de que no es
admisible dentro de los límites constitucionales previstos para
estos derechos humanos,
hacer pasar meras opiniones como hechos inobjetables, abusar
de la libre expresión para
proferir expresiones maliciosas y que expongan a las personas
al odio, al ridículo o al
desprecio de sus semejantes, o pretender informar de
situaciones fácticas sin el mínimo
apego a criterios de veracidad, sin siquiera cuidar de exhibir las
fuentes de estos dichos.
QUINTO.- FALTA DE DEBIDO ESTUDIO DE LOS HECHOS 148 A
150 DE LA
DEMANDA
Una nueva infracción se cometió en el considerando II en
comento, en el último párrafo de
la página 22 y primer párrafo de la página 23, donde la Sala
responsable no le da valor
probatorio alguno a las copias certificadas expedidas por el
Juzgado 15º de Distrito en
Materia Administrativa en el Distrito Federal, en donde están las
copias de un discurso
pronunciado por el hoy tercero perjudicado en su
comparecencia ante la Comisión de
Derechos Humanos del Senado de la República el 11 de octubre
del 2004, con motivo del
nombramiento del Presidente de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, y la cual
se exhibió como anexo 46 de la demanda y los hechos 148 a
150, de los que se aprecia que

57
una vez más el hoy tercero perjudicado ahora ante el Senado de
la República, manifiesta
que han existido algunas organizaciones no gubernamentales
en el campo de derechos
humanos que han recibido financiamiento de la Fundación
Nacional para la Democracia, la
cual entregó dinero y asesoró a dirigentes en el fallido golpe de
estado de Venezuela y en el
intento para desestabilizar a ese país, y en la que recalca que es
una agencia especializada
en operaciones de inteligencia y desestabilización contra
gobiernos y movimientos
contrarios a los Estados Unidos de América, comparecencia en
la que remata su ilícita
actuación causante de un daño moral al dejar al presidente de
esa comisión del Senado,
diversos documentos donde afirma que consta la relación entre
el suscrito y dicha agencia,
recalcando que la misma me premió en 1995 y lo mismo en el
año 2000, dando a entender
indudablemente, que me encuentro vinculado a una agencia de
operaciones de espionaje y
de inteligencia de los Estados Unidos de América, todo ello en
detrimento de mi derecho
fundamental al honor.
20
Al respecto, la Sala responsable no valoró ni tomó en cuenta la
demanda formulada por el
suscrito, la contestación a la misma por parte del hoy tercero
perjudicado, donde admitió su
autoría, ni valoró debidamente las pruebas conducentes, como
lo ordenaba el artículo 402 y
403 del Código de Procedimientos Civiles, de los que se
concluía, con tales pruebas

58
aportadas y las reglas de la lógica, que efectivamente el hoy
tercero perjudicado el 11 de
octubre del 2004 y nada menos que ante la Comisión de
Derechos Humanos del Senado de
la República, presentó como hechos indudables la supuesta
naturaleza de la Fundación
Nacional para la Democracia y los premios que en su concepto
me habían otorgado, para de
esa manera dar a entender la supeditación del suscrito frente a
dicha organización.
Tampoco fue congruente en su actuación, porque así como hizo
con las otras dos
publicaciones que consideró ilícitas, también aquí debió haber
decretado la ilicitud, no
solamente por la falsedad de sus afirmaciones y por el hecho de
que no hubiera acreditado
la existencia de las fuentes, ni la veracidad de sus
imputaciones, sino que las menciones que
hizo ante la Comisión del Senado, eran de igual forma
maliciosas, al presentarme como una
persona supeditada y premiada por una agencia que presentara
ante los senadores como
especializada en operaciones de inteligencia y desestabilización
contra gobiernos contrarios
a los Estados Unidos de América, lo que no hay duda alguna
atentaba contra mi honor y a
la consideración que los demás tenían de mi persona. Esto
aunado a que no había ninguna
relación entre lo que expuso de mí el tercero perjudicado, con la
materia de su intervención
ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la
República.
La Sala no apreció a cabalidad los hechos y no vio que todas
las publicaciones realizadas en

59
contra del suscrito, no tenían otro propósito que seguir esa
acción continuada por más de 8
años, donde se realizaban las mismas imputaciones en contra
del suscrito, las cuales como
reconoció durante el procedimiento, no eran sino la mera
opinión personal del hoy tercero.
En ese tenor, la Sala debió haber considerado ilícitas todas las
publicaciones realizadas por
el hoy tercero perjudicado en contra del suscrito, no sólo por
ser maliciosas y contravenir
los artículos 1 y 4 de la Ley de Imprenta, sino lo más importante
y en relación con el
artículo 1916 del Código Civil, determinar que las mismas son
ilícitas por haber hecho
aparecer como supuestos hechos verídicos y demostrados,
meras apreciaciones personales
del tercero perjudicado, además de que también la ilicitud la
constituía, el hecho de no
haber acreditado la existencia y veracidad de sus imputaciones
en el procedimiento seguido
ante la autoridad responsable, con lo que se evidencia que de
ninguna manera el tercero se
ha conducido dentro de la órbita de la libertad de expresión y el
derecho a la información.
Finalmente, como se argumentara con anterioridad, respecto de
estas acusaciones vertidas
ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la
República, la Sala responsable no
puede con apego a la Constitución, encontrarlas justificadas
por entender que contienen
meras acusaciones indirectas, por extensión o por asociación,
puesto que la actuación del
tercero debe apreciarse armónicamente con todo lo dicho en la
comparecencia que nos

60
ocupa y en el contexto de las demás publicaciones esgrimidas
en contra del ahora quejoso.
SEXTO. FALTA DE VALORACIÓN A DIVERSAS PRUEBAS
DOCUMENTALES.
De igual forma, se han infringido las garantías constitucionales
invocadas en este concepto
de violación, en atención a que en el considerando segundo,
páginas 23, segundo párrafo a
la página 28, primer párrafo, la Sala responsable analiza
diversas documentales que se
refieren a publicaciones efectuadas por las personas Guillermo
Ibarra, Earl Shorris, Blanca
Valadez, Rogelio Hernández y Jorge Medina Viedas, para
señalar que de todas ellas no se
acredita la infracción del daño moral que se reclama o la
influencia del hoy tercero
perjudicado en su elaboración. Debe decirse que de igual forma
con este parecer, se
infringen las garantías constitucionales de exacta aplicación de
la ley y de legalidad, toda
vez que se dejó de aplicar correctamente el artículo 81 del
Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, así como el artículo 1916 del
Código Civil del Distrito
Federal, por los siguientes motivos:
a) En primer lugar, porque no analizó todos y cada uno de los
hechos que se referían a la
influencia que tuvo la parte demandada hoy tercero perjudicado
en su elaboración, ni
mucho menos valoró las pruebas que se rindieron para
acreditar esa influencia, con lo que
21
se dejó de cumplir con los principios de claridad, congruencia y
exhaustividad que la

61
resolución definitiva debió tener.
Esto es, la Sala responsable se abstuvo de analizar, considerar,
valorar las pruebas y de
hacer un pronunciamiento específico, por lo que se refiere a:
Los hechos 45 a 50, donde se relataba y demostraba con el
anexo respectivo, la publicación
efectuada el 5 de junio del 2001, por Mario Rivera Ortiz, en
donde basándose en un artículo
publicado por el hoy tercero perjudicado en “La Jornada” y en
una carta que escribió, en
donde se dan por hechas como válidas, las imputaciones
realizadas por la parte demandada
y las supuestas fuentes que dice tener. Lo mismo sucede por el
artículo escrito por Gastón
Pardo el 16 de junio del 2001, donde se da por hecho, con base
en las afirmaciones que en
su momento realizó el hoy tercer perjudicado, que el suscrito es
un agente de los Estados
Unidos de América. Tampoco analizó el artículo escrito por
David Velasco Yáñez,
referido en los hechos 64 a 66, en donde una vez más,
basándose en las falsas imputaciones
realizadas por el tercero perjudicado, se hace la imputación de
que Alianza Cívica, a la cual
pertenecí, recibía financiamiento de una agencia ligada a la CIA
y dependiente del
Congreso Norteamericano. Tampoco se analizaron los hechos
88 a 90, ni el anexo que los
soportaba, en donde se hablaba de un correo electrónico de la
señora Silvia Alonso Félix,
en donde basándose en una carta del hoy tercero perjudicado,
quedaba claro que un
problema personal con dicho tercero, afectaba la reputación de
la organización Alianza

62
Cívica. Evidentemente, a ninguna de estas publicaciones puede
aplicarse la prescripción,
por las razones que han sido argumentadas con anterioridad.
b) Tampoco se analizó la publicación referida en los hechos 124
a 126, ni el anexo de la
demanda que lo acreditaba, en donde se enfatiza que soy un
agente del gobierno
estadounidense y que he prestado servicios para la CIA, donde
se ve reflejada la influencia
de las falsas imputaciones que públicamente realizó en mi
contra el hoy tercero
perjudicado. No se estudió tampoco, la publicación realizada
por la señora María Teresa
Jardí, ni el anexo respectivo, relatada en los hechos 145 a 147,
donde se tomaban en cuenta
las acusaciones públicas que en mi contra había hecho el hoy
tercero perjudicado, para
desprestigiar mi honor. Mucho menos se tomó en cuenta la
publicación relatada en los
hechos 154 a 156, consistente en el escrito de Juan Manuel
Zaragoza y José Moisés
Hernández, en donde hablando del financiamiento de
organizaciones civiles, se habla de la
Fundación Nacional para la Democracia como una institución
dependiente del Congreso
estadounidense y el apoyo a causas tan contrastantes y de la
existencia de preguntas
públicas de ciudadanos sobre este financiamiento, haciendo
referencia implícitamente a los
cuestionamientos falsos que ha hecho el hoy tercero
perjudicado.
c) Al respecto, si la Sala hubiera analizado en forma integral y
coherente todos los hechos

63
de la demanda con las pruebas documentales y la confesional
rendida por el hoy tercero
perjudicado, hubiera desprendido, con mediana claridad que no
sólo dicha parte había
realizado expresiones maliciosas y falsas en contra del
suscrito, sino que las mismas ya
habían repercutido de tal forma que otras personas o
periodistas tomaban como válidas y
ciertas esas falsas imputaciones, con lo que se acreditaba la
gravedad del daño moral a mí
causado. La actitud tomada por la Sala para estudiar mi
demanda fue equivocada, ya que
procedió a analizar en forma aislada cada una de las
publicaciones que se limitó a analizar,
para ver si las mismas eran ilícitas o no, y por lo que se refiere a
publicaciones de terceros,
sólo procedió a ver si las mismas eran maliciosas o eran de
autoría de la parte demandada,
sin analizar que el objetivo de su inclusión en la demanda, lo
fue para demostrar el impacto
que habían producido las expresiones ilícitas de la parte
demandada y con ello se pudiera
valorar la magnitud del daño causado. Esto sólo se podía
verificar si se analizaban todas las
publicaciones en su conjunto, partiendo de la primera de ellas,
para desprender cómo en
realidad las constantes acusaciones del hoy tercero
perjudicado, realizadas en forma
permanente, llegaron a ser consideradas por terceros como
hechos ciertos e indubitables.
En síntesis, la Sala responsable ha descuidado el respeto a las
garantías de legalidad,
seguridad jurídica y exacta aplicación e interpretación de la ley,
propiciando una violación

64
a la obligación que tiene de proteger mi derecho fundamental al
honor, toda vez que no
apreció que el artículo 1916 del Código Civil para el Distrito
Federal, incluye dentro de los
bienes tutelados por la institución del daño moral, la
consideración que de una persona
tienen sus semejantes. A partir del atento estudio de las
publicaciones acompañadas a la
22
demanda civil original recordadas en este numeral, lo que se
demuestra es que sus autores
tienen una desfavorable consideración de mi persona. Si esto
es verdad, la Sala responsable
solamente ha podido razonar de la forma en que lo ha hecho a
foja 33 de su sentencia, al
estimar las excepciones VIII y X del hoy tercero, a través de un
análisis aislado de aquellas
publicaciones. No obstante, su lectura armónica y en el
contexto de las acusaciones
esgrimidas por más de ocho años en mi contra, es suficiente
para darse cuenta que los
terceros autores de estas publicaciones solamente retoman y
reiteran las acusaciones que el
hoy tercero perjudicado ha hecho en mi contra. Esta realidad,
las referencias expresas a sus
escritos o persona, pero sobre todo, la identidad innegable
entre afirmaciones contrarias a
mi honor, es todo lo que una autoridad que se conduzca con
deferencia al derecho al honor
necesita para encontrar actualizada la desconsideración que
estos demás tienen de mi
persona, todo a causa de las acusaciones ilícitas y maliciosas
del tercero perjudicado.

65
En este contexto, mención especial merece que la Sala
responsable no cumplió con las
garantías de legalidad y de exacta aplicación en la materia civil,
por lo que se refiere a la
valoración de la publicación dirigida al señor Joaquín Estefanía
y relacionada en los hechos
139 a 141, donde se afirmaba y repetía contundentemente, como
lo ha señalado ilícitamente
el hoy tercero perjudicado, que la NED ha sido utilizada por
distintas administraciones
norteamericanas para desestabilizar a gobiernos constituidos
que no son de su agrado y para
financiar otras actividades muy poco cívicas, donde una vez
más se recoge el producto de
tales imputaciones realizadas por la parte demandada, pero ello
para dar cuenta de una clara
y muy desfavorable consideración de mi persona.
Tampoco se realizó una valoración adecuada del libro de Earl
Shorris, a que se refieren las
páginas 25 y 26 de la resolución combatida y vinculados a los
hechos 157 a 159, en donde
se enfatiza que encabecé a Alianza Cívica, la cual fue financiada
por un brazo del gobierno
de los Estados Unidos de América, evidentemente, recogiendo
las acusaciones ilícitas que
en mi contra había hecho el hoy tercero perjudicado.
Por último, mucho menos se valoraron adecuadamente los
artículos escritos por Blanca
Valadez, Rogelio Hernández y la publicación en “El Milenio” de
fecha 20 de octubre del
2005, en las cuales se hace referencia al procedimiento que
derivó el acto reclamado, y
donde se enfatiza que el motivo del mismo es por haber
vinculado al suscrito con la CIA,

66
donde se da por hecho que el suscrito estuvo relacionado o
pertenezco o pertenecí a la CIA,
dando por hecho la verdad de esa imputación, la cual proviene
del hoy tercero perjudicado
Primitivo Rodríguez Oceguera.
Se insiste que la inclusión de todas estas publicaciones y las
referidas anteriormente en este
número, tienen como propósito demostrar que las expresiones
falsas y maliciosas
provenientes del hoy tercero perjudicado, han impactado o
repercutido en la opinión
pública en diversos autores y columnistas, así como que debido
a la reiteración continuada
de esas acusaciones, que es apreciable con una visión integral
y armónica del tema y no con
una mirada aislada, se han dado por válidas y verdaderas
diversas opiniones subjetivas del
hoy tercero perjudicado, como quedó demostrado a cabalidad
en la secuela procesal.
En este sentido, los razonamientos esgrimidos por la Sala
responsable a fojas 23 a 28 de su
sentencia, son errados básicamente porque se derivan de una
apreciación aislada de cada
una de las publicaciones provenientes de terceros y en las que
se exhibe una desfavorable
consideración de mi persona, aislada precisamente porque no
considera que las
afirmaciones esgrimidas por estas terceras personas son
esencialmente las mismas que con
anterioridad diera a conocer a la opinión pública el hoy tercero
perjudicado. Así,
demostrada la ilicitud de esas acusaciones, es claro que su
reiteración por terceros actualiza

67
un daño en uno de los bienes tutelados por el artículo 1916 del
Código Civil para el Distrito
Federal, que es además un componente esencial de mi derecho
al honor, a saber, la
reputación o consideración que los demás guardan de mi
persona. Y la influencia que las
acusaciones ilícitas del hoy tercero mantiene sobre esos otros
autores, difícilmente se podrá
desprender si se olvida inconstitucionalmente, la valoración
integral, sistemática o de
conjunto, de las publicaciones previas provenientes del
mencionado tercero perjudicado.
SÉPTIMO. FALTA DE EXHAUSTIVIDAD DE LA SENTENCIA
COMBATIDA.
23
La infracción a las garantías constitucionales indicadas en este
concepto de violación,
también se actualizó en el considerando tercero por lo que se
refiere al estudio de la
apelación adhesiva, que se contiene en las páginas 36 y 37,
donde al analizar el primer
argumento expuesto por el tercero perjudicado, la Sala
responsable, basándose en el hecho
160, señala que la causa de la demanda presentada por el
suscrito sólo se refería a
expresiones que en sí mismas eran maliciosas, por lo que lo
que correspondía estudiar era si
efectivamente se utilizaban en las publicaciones combatidas
esa clase de expresiones.
Al respecto, la Sala entendió parcialmente los motivos y causas
por las que se presentó la
demanda, ya que de haberse apreciado todos y cada uno de los
hechos, particularmente el

68
capítulo de derechos y en especial las prestaciones así como
los hechos 10 a 160, se hubiera
desprendido que fueron dos las causas de ilicitud que se
reclamaban de las publicaciones, la
primera de ellas, como lo señala la Sala, por el hecho de que se
utilizaban expresiones
maliciosas que contravenían los artículos 1916 del Código Civil
y 1 y 4 de la Ley de
Imprenta, con las cuales se ha pretendido exponerme al
ridículo, al odio, al desprecio y al
demérito de mi reputación frente a las demás personas.
Sin embargo, también se reclama la ilicitud por violación de los
artículos 1916 del Código
Civil, en concordancia con los artículo 6, 7, 14 y 16
constitucionales, así como los artículos
12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 17 del
Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, V de la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes
del Hombre, y 11 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, preceptos en los
que se consagra el derecho al honor, por tres razones: una, que
las imputaciones realizadas
por el tercero perjudicado hacia mí, las ha hecho ver como
sucesos demostrados e
indubitables, cuando en realidad constituyen confesadamente
sus meras opiniones
subjetivas; dos, que se ha expresado de mi persona por medio
de palabras maliciosas por
ofensivas, y tres, que las supuestas informaciones de hechos
en ningún momento intentó
siquiera sostenerlas en alguna fuente, mostrando un desdén
irrazonable por apegarse al

69
criterio de veracidad básico para ejercer correctamente su
derecho a informar, lo que
aunado a su confesión de que en realidad no se trataba de
informaciones fácticas sino de
juicios de valor personales, conlleva la conclusión de que tales
informaciones son falsas.
Por todo ello, es claro que el tercero perjudicado excede los
límites constitucionales de la
libertad de expresión y del derecho a la información, ya que no
se pueden utilizar esos
derechos para manipular la comunicación de ideas, agredir y
desinformar. Como se ha
demostrado, el hoy tercero perjudicado no acreditó la veracidad
de sus imputaciones, ni la
existencia o contenido de las supuestas fuentes de información
que decía tener para
soportar su dicho. Por el contrario, cuando contestó la
demanda, reconoció judicialmente
que el núcleo de sus imputaciones para vincular a la Fundación
Nacional para la
Democracia con el Departamento de Estado norteamericano y/o
con la CIA, pero sobre
todo a mi persona con tales instituciones, sólo constituía su
muy particular opinión
personal, cuestión que exhibe su animadversión hacia mí, y que
en esencia me causa
injustificadamente un daño moral en detrimento de mi derecho
fundamental al honor.
OCTAVO. FALTA DE DEBIDA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS
OFRECIDAS
POR EL QUEJOSO DURANTE EL PROCEDIMIENTO.
Las mismas infracciones constitucionales referidas en los
números anteriores, se

70
cometieron en la resolución combatida, toda vez que la Sala
responsable no valoró, de
acuerdo a lo que disponen los artículos 402 y 403 del Código de
Procedimientos Civiles,
todas y cada una de las pruebas ofrecidas por el suscrito
durante el procedimiento.
Particularmente los 48 anexos que se acompañaron junto con la
demanda inicial, así como
la contestación dada a la demanda por el hoy tercero
perjudicado y el desahogo de la prueba
confesional a su cargo de los que se derivaban las siguientes
conclusiones:
1.- Que la parte demandada, hoy tercero perjudicado,
efectivamente había realizado las
manifestaciones y publicaciones relatadas en todos y cada uno
de los hechos de la
demanda, lo que se demostró, no sólo con los citados anexos,
sino con el reconocimiento
expreso que hizo en la contestación y en el desahogo de la
prueba confesional.
24
2.- Que dichas publicaciones constituían a lo largo de los 8
años que duró su emisión, una
constante, permanente y continuada conducta a su cargo y en
contra del suscrito, por lo que
el daño se prolongó durante esos años y con ello no era posible
que corriera la prescripción
negativa en contra de la parte quejosa.
3.- Que en dichas publicaciones se hicieron, como se ha
argumentado en los números
anteriores, acusaciones al suscrito desapegadas al criterio de
veracidad y maliciosas, por lo
que eran ilícitas y como consecuencia producían el deber de
reparar el daño moral causado.

71
4.- Que al estar dirigidas dichas publicaciones entre otros hacia
mi persona, se acreditaba la
relación jurídica entre el actor y el demandado y al acreditarse
la conducta ilícita de este
último, procedía la reparación del daño moral, por todas las
publicaciones efectuadas por él
en contra del suscrito y no solamente por las dos por las que la
Sala apreció un daño moral.
La indebida valoración de esas pruebas, impidió que la Sala
responsable llegara a las
citadas conclusiones, por lo que se acredita la procedencia de
este concepto de violación.
NOVENO. LA SALA RESPONSABLE DEBIÓ EN EL ACTO
COMBATIDO,
CUANTIFICAR EL DAÑO MORAL CAUSADO.
En el considerando segundo, en la página 28 de la sentencia
impugnada y punto resolutivo
primero, con la modificación al punto resolutivo de la sentencia
de primera instancia que se
contiene en el punto tercero, se señala que al haberse
acreditado la causación del daño
moral, se debe pagar al suscrito una indemnización, la que debe
cuantificarse en ejecución
de sentencia, previa comprobación ante el juzgador de los
elementos previstos en el artículo
1916 del Código Civil.
Sin embargo, este proceder de la Sala resulta incorrecto, por lo
incompleto de la actuación
y por ello se acredita la infracción a las garantías de exacta
aplicación de la ley y de
legalidad, y muy en especial la garantía de justicia pronta y
completa, toda vez que no
respetó ni aplicó correctamente los artículos 81 y 712 del
Código de Procedimientos

72
Civiles, toda vez que si consideraba que había sido procedente
parcialmente la acción
intentada por el suscrito y en aras de una expedita
administración de la justicia, como lo
ordena el artículo 17 constitucional, debió haber cuantificado la
indemnización por el daño
moral causado, para respetar de esta forma los principios de
claridad, congruencia y
exhaustividad que estaba obligada a respetar, sobre todo
porque ya se encontraba en el
expediente todos los elementos para realizar esa cuantificación.
En efecto el cuarto párrafo del artículo 1916 del Código Civil,
señala que la indemnización
se debe determinar por el juzgador, tomando en cuenta los
derechos lesionados, los que ya
se habían acreditado durante el procedimiento, por mi
afectación al derecho al honor, el
grado de responsabilidad del tercero perjudicado, lo que
también se había demostrado
plenamente, al quedar asentado que él fue el autor de las
expresiones falsas y maliciosas
que se consideraron ilícitas por la Sala responsable y por lo
mismo quedaba plenamente
acreditada esa responsabilidad; de igual forma quedaba
acreditada la situación económica
del responsable, con el informe rendido por el Instituto Federal
Electoral, en el que se
demostraban los ingresos periódicos que percibe y de igual
forma se establecía la situación
económica del suscrito, por lo que no había ningún elemento a
considerar, para dejarse de
cuantificar los daños a favor del suscrito, por lo que al no
haberlo hecho, se aprecia la
infracción a las garantías constitucionales invocadas.

73
DÉCIMO. EN CONCLUSIÓN, EL ACTO COMBATIDO NO
RESPETÓ LAS
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES INVOCADAS, AL NO
RESPETAR LOS
PRINCIPIOS DE LAS SENTENCIAS, CONTENIDOS EN EL
ARTÍCULO 81 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS APLICABLE.
Por último y como se ha demostrado con todos los incisos
anteriores, se desprende que la
sentencia combatida no respetó los artículos 14 y 16
constitucionales, que le obligaba a
aplicar correctamente la ley aplicable, motivándola
debidamente, toda vez que la resolución
no cumplió con el artículo 81 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito
25
Federal, al no respetar los principios de claridad, congruencia y
exhaustividad que toda
resolución judicial debe tener, por lo que se acredita la
procedencia del concepto de
violación expuesto, en sus distintos apartados. A este tenor, le
resultan aplicables las
siguientes tesis de jurisprudencia:
“Registro No. 229153
Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
III, Segunda Parte-2, Enero a Junio de 1989
Página: 778
Tesis Aislada
Materia(s): Civil
SENTENCIAS CARENTES DE FUNDAMENTACION Y
MOTIVACION. La resolución

74
motivo de la queja constitucional es violatoria de los artículos
14 y 16 constitucionales, si
la responsable confirmó la sentencia recurrida, sin fundar o
motivar el desechamiento
de los aspectos y problemas jurídicos planteados en los
agravios, introduciendo en
cambio, oficiosamente cuestiones que no fueron objeto del
debate.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER
CIRCUITO.
Amparo directo 157/89. Alejandro Alarcón Ortiz. 14 de junio de
1989. Unanimidad de
votos. Ponente: Raúl Murillo Delgado. Secretaria: María Cristina
Torres Pacheco”
“Registro No. 273134
Localización:
Sexta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Cuarta Parte, I
Página: 144
Tesis Aislada
Materia(s): Común
SENTENCIAS, MOTIVACION DE LAS. Si la responsable no
motivó su fallo, no bastan
sus solas afirmaciones dogmáticas para que el mismo sea legal.
Amparo directo 6803/55. México Tractor and Machinery
Company, S. A. 15 de julio de
1957. Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Castro Estrada.
Ponente: Gabriel García
Rojas”
“Registro No. 228210
Localización: Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito

75
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
III, Segunda Parte-1, Enero a Junio de 1989
Página: 221
Tesis AisladaMateria(s): Común
CONGRUENCIA. PRINCIPIO DE, EN LA SENTENCIA. La
congruencia significa ilación
o aceptación ante los motivos de inconformidad o reclamo y la
concesión que hace el
juzgador a ello, o sea, conformidad en cuanto a extensión,
concepto y alcance entre lo
resuelto por el órgano jurisdiccional y las demandas,
contestaciones y demás
pretensiones deducidas oportunamente por las partes.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 313/89. Guillermo Toledo Castillo. 31 de Mayo
de 1989. Unanimidad de
votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretaria:
María Concepción
Alonso Flores”
“Registro No. 239479
Localización:
Séptima Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
26
217-228 Cuarta Parte
Página: 77
Tesis Aislada
Materia(s): Común
CONGRUENCIA DE LA SENTENCIA. EN QUE CONSISTE ESTE
PRINCIPIO. La
congruencia significa conformidad en cuanto a extensión,
concepto y alcance entre lo

76
resuelto por el órgano jurisdiccional y las demandas,
contestaciones y demás
pretensiones deducidas oportunamente por las partes.
Amparo directo 8650/86. Municipio de Rioverde, San Luis
Potosí. 15 de junio de 1987.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón.
Secretaria: María del
Carmen Arroyo Moreno.
Amparo directo 1213/87. Francisco Araujo Alatriste. 1o. de junio
de 1987. Cinco votos.
Ponente: Jorge Olivera Toro. Secretaria: Hilda Martínez
González.
Séptima Epoca, Cuarta Parte:
Volumen 88, página 31. Amparo directo 5981/74. Benita Mata
viuda de Torres. 7 de abril
de 1976. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: J. Ramón
Palacios Vargas.
Volumen 55, página 23. Amparo directo 4388/71. José María
Peñuelas. 2 de julio de
1973. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Enrique Martínez
Ulloa.
Volumen 54, página 122. Amparo directo 4419/70. Jesús L.
Camacho. 15 de junio de
1973. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Mariano Ramírez
Vázquez.
Sexta Epoca, Cuarta Parte:
Volumen CV, página 27. Amparo directo 2014/65. María de Jesús
Villalpando Jiménez de
Dávila y coagraviados. 9 de marzo de 1966. Cinco votos.
Ponente: Mariano Azuela.
Volumen XXVIII, página 136. Amparo directo 7333/58. Angel
Piña. 7 de octubre de 1959.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente. Manuel Rivera Silva.

77
Volumen XX, página 51. Amparo directo 7906/57. Graciana
Bobadilla viuda de
Fernández. 13 de febrero de 1959. Cinco votos. Ponente:
Mariano Ramírez Vázquez”
“Registro No. 801065
Localización:
Sexta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Cuarta Parte, XXVIII
Página: 136
Tesis Aislada
Materia(s): Común
CONGRUENCIA DE LA SENTENCIA, PRINCIPIO DE. La
congruencia significa
conformidad en cuanto a extensión, concepto y alcance entre lo
resuelto por el órgano
jurisdiccional y las demandas, contestaciones y demás
pretensiones deducidas
oportunamente por las partes.
Amparo directo 7333/58. Angel Piña. 7 de octubre de 1959.
Unanimidad de cuatro votos.
Ponente: Manuel Rivera Silva”
“Registro No. 218685
Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
X, Septiembre de 1992
Página: 373
Tesis Aislada
Materia(s): Civil
SENTENCIAS CONGRUENTES, SON AQUELLAS CUYOS
PUNTOS RESOLUTIVOS

78
SON CONSECUENCIA DEL ANALISIS REALIZADO EN LA
PARTE CONSIDERATIVA.
Si en la parte considerativa de la sentencia se declara que la
actora no demostró la
existencia del contrato cuya terminación demandó, no se puede
establecer en los puntos
resolutivos que acreditó la acción intentada, toda vez que en
ellos se debe dar una
decisión que sea consecuente con las consideraciones del fallo,
pues de lo contrario se
27
faltaría al principio de congruencia que debe existir en toda
resolución, como lo señala el
artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 2772/92. Sergio Luna Corona. 13 de agosto de
1992. Unanimidad de
votos. Ponente: Víctor Hugo Díaz Arel”
Sobre todo, merece especial atención que el incumplimiento del
principio de exhaustividad
también implica una contravención a la garantía de una justicia
completa, establecida en el
artículo 17 constitucional, y no solamente una violación a los
artículos 14 y 16
constitucionales, tal como queda ilustrado en la jurisprudencia
del tenor siguiente:
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XXII, Diciembre de 2005
Tesis: 1a./J. 139/2005
Página: 162

79
FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES
JURISDICCIONALES, DEBEN ANALIZARSE A LA LUZ DE LOS
ARTÍCULOS 14 Y 16
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS,
RESPECTIVAMENTE. Entre las diversas garantías contenidas
en el segundo párrafo del
artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, sustento de la
garantía de audiencia, está la relativa al respeto de las
formalidades esenciales del
procedimiento, también conocida como de debido proceso
legal, la cual se refiere al
cumplimiento de las condiciones fundamentales que deben
satisfacerse en el
procedimiento jurisdiccional que concluye con el dictado de
una resolución que dirime
las cuestiones debatidas. Esta garantía obliga al juzgador a
decidir las controversias
sometidas a su conocimiento, considerando todos y cada uno
de los argumentos aducidos
en la demanda, en su contestación, así como las demás
pretensiones deducidas
oportunamente en el pleito, de tal forma que se condene o
absuelva al demandado,
resolviendo sobre todos los puntos litigiosos materia del
debate. Sin embargo, esta
determinación del juzgador no debe desvincularse de lo
dispuesto por el primer párrafo
del artículo 16 constitucional, que impone a las autoridades la
obligación de fundar y
motivar debidamente los actos que emitan, esto es, que se
expresen las razones de

80
derecho y los motivos de hecho considerados para su dictado,
los cuales deberán ser
reales, ciertos e investidos de la fuerza legal suficiente para
provocar el acto de
autoridad. Ahora bien, como a las garantías individuales
previstas en la Carta Magna les
son aplicables las consideraciones sobre la supremacía
constitucional en términos de su
artículo 133, es indudable que las resoluciones que emitan
deben cumplir con las
garantías de debido proceso legal y de legalidad contenidas en
los artículos 14 y 16 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Así, la
fundamentación y
motivación de una resolución jurisdiccional se encuentra en el
análisis exhaustivo de los
puntos que integran la litis, es decir, en el estudio de las
acciones y excepciones del
debate, apoyándose en el o los preceptos jurídicos que
permiten expedirla y que
establezcan la hipótesis que genere su emisión, así como en la
exposición concreta de las
circunstancias especiales, razones particulares o causas
inmediatas tomadas en
consideración para la emisión del acto, siendo necesario,
además, que exista adecuación
entre los motivos aducidos y las normas aplicables al caso.
Contradicción de tesis 133/2004-PS. Entre las sustentadas por
el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y el Tercer
Tribunal Colegiado del
Décimo Circuito. 31 de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente:
Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Secretaria: Beatriz Joaquina Jaimes Ramos.

81
En ese tenor, se ha argumentado suficientemente la
inconstitucionalidad del acto
reclamado, por lo que se debe otorgar al suscrito, el amparo y
protección constitucional que
solicito, para el efecto de que se declare totalmente fundada la
acción intentada por el
suscrito y se condene al hoy tercero perjudicado al daño moral
por todas y cada una de las
publicaciones que realizó y que fueron materia de la
controversia, cuantificando la
indemnización correspondiente por parte de la Sala
responsable.
Por lo expuesto y fundado y en los términos de los artículos 103
y 107 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, 158 y demás
aplicables de la Ley de Amparo:
28
A USTED H. TRIBUNAL COLEGIADO, ATENTAMENTE PIDO SE
SIRVA:
PRIMERO.- Tenerme por presentado en los términos del
presente escrito, a mi nombre,
solicitando el amparo y protección de la justicia Federal en
contra del acto a que se refiere
la presente, y admitir la misma en sus términos.
SEGUNDO.- En su oportunidad, amparar y proteger a la
quejosa, con la justicia de la
Unión respecto del acto reclamado a que se refiere la presente
demanda.
PROTESTO LO NECESARIO, en la ciudad de México, Distrito
Federal, siendo el primer
día del mes de agosto del dos mil seis.
SERGIO AGUAYO QUEZADA

DEMANDA DE AMPARO DIRECTO

82
H. TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITOEN TURNO EN
MATERIA CIVIL EN EL DISTRITO FEDERAL.

Miriam J. K. L, por mi propio derecho, señalando como


domicilio para oír yrecibir todo tipo de notificaciones y
documentos, el anotado al membrete deeste escrito,
autorizando para tales efectos en los términos del artículo 27
dela Ley de Amparo a los C. Lic. Vicente ReffrégerSaucedo,
Doris Alonso González y EdithReffréger Ramos, en forma
indistinta, ante usted con el debido respetocomparezco para
exponer:

Que por medio de esteescrito, con fundamento en los artículos


103 y 107 de la Constitución Políticade los Estados Unidos
Mexicanos, 1 fracción I, 158, 166 y demás relativos de laley de
Amparo en vigor, vengo a solicitar el AMPAROY PROTECCIÓN
DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN, contra las autoridades y porlos
actos que más adelante se precisan.

Primeramente y a fin de darcumplimiento a lo dispuesto por el


artículo 166 de la Ley de Amparo en vigor,manifiesto:

I.- NOMBRE Y DOMICILIO DELQUEJOSO:

Miriam J. K. L,, con domicilio en la casa marcada con el número


356 bajos,de las calles de Contoy, colonia Héroes de Padierna,
Código Postal 14200, deesta Ciudad de México, Distrito Federal

II.- NOMBRE Y DOMICILIO DELTERCERO PERJUDICADO:

La empresa denominada APOYOS _____________, SOCIEDAD


ANÓNIMA DE CAPITALVARIABLE, con domicilio convencional

83
en el interior XXX, del edificio X,del número XXX, de la calle de
Luis Moya, colonia Centro de esta Ciudad deMéxico, Distrito
Federal.

III.- AUTORIDADESRESPONSABLES:

C. MAGISTRADOSQUE INTEGRAN LA H. SÉPTIMA SALA DEL


TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL DISTRITOFEDERAL.

IV.- ACTOS RECLAMADOS:

La sentencia de segundainstancia de fecha ocho de febrero del


año dos mil uno, que recayó al tocanúmero 56/2001, formado
con motivo del recurso de apelación interpuesto por laparte
demandada, hoy tercera perjudicada, en contra de la sentencia
definitivade fecha dieciséis de noviembre del año dos mil,
dictada por el C. Juez DécimoNoveno de lo Civil de esta Ciudad
Capital, en el juicio Ordinario Civil,seguido por XXXXXX XXXXX
Leticia en contra de Apoyos xxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxx,S.A. de
C.V., en la cual se dictaron los siguientes puntos resolutivos:

“PRIMERO.- Son fundados losmotivos de inconformidad que


aduce la demandada apelante. En consecuencia,

SEGUNDO.- Se revoca lasentencia definitiva materia de este


recurso de apelación, y en su lugar sedicta otra, cuyos puntos
resolutivos son de verse en la parte final delconsiderando
segundo de este fallo.

TERCERO.- No se hace condenaen costas por la tramitación de


esta instancia.

CUARTO.- Notifíquese, contestimonio de esta resolución,


hágase devolución de los autos originales ydocumentos anexos

84
al juzgado de su procedencia y, en su oportunidad archíveseel
toca como asunto concluido.”

BAJOPROTESTA DE DECIR VERDAD, manifiesto que el acto


reclamado ME FUE NOTIFICADO por Boletín Judicial de fecha
nueve defebrero del año dos mil uno, habiendo surtido efectos
la notificaciónreferida el día doce del mismo mes y año.

V.- PRECEPTOSCONSTITUCIONALES QUE CONTIENEN


GARANTÍAS INDIVIDUALES VIOLADAS:

Son las consagradas por losartículos 14 y 16 de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos.

VI.- FUNDAMENTOS DE LADEMANDA:

Artículos 1, 5, 7, 27, 158,161, 166 y demás relativos y aplicables


de la Ley de Amparo, así como losartículos 107 fracción III, 103,
14 y 16 de la Constitución Política de losEstados Unidos
Mexicanos.

VII.- BAJO PROTESTA DE DECIRVERDAD, manifiesto que


constituyen antecedentes del acto reclamadoy fundamentos de
los conceptos de violación, los siguientes,

HECHOS:

PRIMERO.-Mediante escrito de fecha veintisiete de marzo del


año dos mil, interpusedemanda de pago de pesos en contra de
la hoy tercera perjudicada, la empresadenominada APOYOS
_________, SOCIEDADANÓNIMA DE CAPITAL VARIABLE, el
cual se radicó ante el C. Juez DécimoNoveno de lo Civil de esta
Ciudad Capital, bajo el número de expediente211/2000,

85
Secretaría “A”; Juicio en el que reclamé a la demandada las
siguientesprestaciones:

“a)El pago de la cantidad de $160,000.00 (CIENTO SESENTA MIL


PESOS 00/100, M.N.),por concepto de suerte principal que la
demandada me adeuda desde el díaveintiocho de septiembre de
mil novecientos noventa y ocho.
b) Elpago de la cantidad de $22,800.00 (VEINTIDÓS MIL
OCHOCIENTOS PESOS 00/100,M.N.), por concepto de intereses
legales, al tipo del nueve por ciento anual,causados desde que
la demandada se constituyó en mora y hasta la fecha de
estademanda.
c) Elpago de los intereses legales, al tipo del nueve por ciento
anual, que se sigancausando y generando, desde la fecha de la
presentación de esta demanda y hastala total solución de este
asunto.
d) Elpago de los gastos y costas que con motivo de este juicio
se lleguen aoriginar.”

La demanda de marras, lafundé en los siguientes hechos:

“PRIMERO.- Con fecha veintiséis de junio de mil


novecientosnoventa y ocho, en mi carácter de compradora,
celebré contrato de compraventacon la empresa demandada
APOYOS _____________________ S.A. DE C.V., en su carácter
de vendedora, respecto delbien inmueble ubicado en las calles
de Nicolás Bravo número 2, casa 5, coloniaSanta María
Tepepan, Delegación Xochimilco, de esta Ciudad de México,
DistritoFederal, habiéndose convenido en la cláusula segunda
del instrumento citado,como precio de la operación, la cantidad
de $700,000.00 (SETECIENTOS MIL PESOS00/100, M.N.), con un
enganche inicial de $210,000.00 (DOSCIENTOS DIEZ MILPESOS
00/100, M.N.), y un saldo por la cantidad de $490,000.00
(CUATROCIENTOSNOVENTA MIL PESOS 00/100, M.N.), saldo

86
que sería pagado mediante UN CRÉDITOSUPUESTAMENTE
CONCEDIDO POR LA MISMA VENDEDORA EN FAVOR DE LA
COMPRADORA y quesería tramitado por la propia vendedora.
Lo afirmado en este hecho se acredita con elcontrato de
compraventa con reserva de dominio de fecha veintiséis de
junio demil novecientos noventa y ocho, celebrado entre las
partes, que en seis fojasútiles, escritas por una sola de sus
caras, se acompaña a este escrito comoanexo número 1;
Además de constarle este hecho a los señores Manuel
MagañaIzquierdo, Yadira Ramos Burgoa y Martha Ramos
Alvarez.
SEGUNDO.- Enla misma fecha veintiséis de junio de mil
novecientos noventa y ocho, almomento de celebrar el contrato
de compraventa a que me refiero en el hecho queantecede, le
pagué a la demandada la cantidad de $210,000.00
(DOSCIENTOS DIEZMIL PESOS 00/100, M.N.), por concepto del
enganche convenido en la cláusulasegunda del instrumento en
cuestión, pago que realicé mediante cheque número7585056,
con cargo a la Institución Bancaria denominada “BITAL”,
BancoInternacional, S.A., el cual fue recibido y cobrado por la
hoy demandada.
Lo afirmado en este hecho se acredita con la copiadel cheque
número 7585056, con cargo a la Institución Bancaria
denominada“BITAL”, Banco Internacional, S.A., por la cantidad
de $210,000.00 (DOSCIENTOSDIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), la
cual adjunto a esta demanda como anexo número2; Además de
constarle este hecho a los señores Manuel Magaña Izquierdo,
YadiraRamos Burgoa y Martha Ramos Alvarez.
TERCERO.- Confecha veintiuno de agosto de mil novecientos
noventa y ocho, el señor MarcoAntonio xxxx xxxxxxxxx, quien
se ostenta como Administrador y apoderado de lademandada,
me comunicó personalmente, en sus oficinas ubicadas en la
casa marcada con el número 615 de las calles deSierra
Paracaima, colonia Lomas de Chapultepec, Código Postal

87
01100, de estaCiudad de México, Distrito Federal, que el crédito
por la cantidad de$490,000.00 (CUATROCIENTOS NOVENTA MIL
PESOS 00/100, M.N.), a que se contrae lacláusula segunda del
contrato de compraventa que celebramos y a que me refieroen
el hecho que antecede, me había sido negado, sin mostrarme
ningún documentoni la realización de ningún trámite para la
obtención de dicho crédito,prometiéndome la devolución del
importe que la suscrita había pagado porconcepto de enganche
de la operación, siempre y cuando le entregara o lehiciera llegar
una carta en la que la suscrita solicitara la cancelación
delcontrato de compraventa por no haber obtenido el crédito en
cuestión, carta queelaboré y entregué a la demandada, firmando
de recibido la señorita LiliaRodríguez, secretaria del señor
Marco Antonio xxxx xxxxxxxxx, al tiempo que elseñor Marco
Antonio xxxx xxxxxxxxx, me hizo entrega del cheque número
0000159,con cargo al Banco Santander Mexicano, S.A., por la
cantidad de $210,000.00(DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100,
M.N.), al que le puso como fecha elveintiocho de septiembre de
mil novecientos noventa y ocho. Quiero aclarar queme di cuenta
de la fecha del cheque que me fue entregado, hasta después
deabandonar las oficinas de la demandada, por lo que al
reclamarles conposterioridad dicha situación, se me dijo que
podría cobrar el documento el díaveintiuno de septiembre de
mil novecientos noventa y ocho, un mes después dehaberme
sido entregado.
Lo afirmado en este hecho se acredita con la copiade recibido
por la C. Lilia Rodríguez, de la carta de fecha veintiuno de
agostode mil novecientos noventa y ocho, que la suscrita
entregó a la demandada y laque se adjunta a este escrito como
anexo número 3; Con el original del chequenúmero 0000159,
con cargo al Banco Santander Mexicano, S.A., por la cantidad
de$210,000.00 (DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.),
fechado al veintiocho deseptiembre de mil novecientos noventa
y ocho, el cual se adjunta a este escritocomo anexo número 4;

88
Además de constarle este hecho a los señores Manuel
MagañaIzquierdo, Yadira Ramos Burgoa y Martha Ramos
Alvarez.
CUARTO.- Así las cosas, con fecha veintiuno de septiembrede
mil novecientos noventa y ocho, presenté para su cobro el
cheque número0000159, con cargo al Banco Santander
Mexicano, S.A., por la cantidad de$210,000.00 (DOSCIENTOS
DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), el cual fue devuelto
porinsuficiencia de fondos.
Lo afirmado en este hecho se acredita con eloriginal del cheque
número 0000159, con cargo al Banco Santander Mexicano,S.A.,
por la cantidad de $210,000.00 (DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS
00/100, M.N.),fechado al veintiocho de septiembre de mil
novecientos noventa y ocho que seadjunta a este escrito como
anexo número 4, junto con el aviso de devoluciónbancario
correspondiente; Además de constarle este hecho a los señores
ManuelMagaña Izquierdo, Yadira Ramos Burgoa y Martha
Ramos Alvarez.
QUINTO.- Lafalta de pago del cheque número 0000159, con
cargo al Banco Santander Mexicano,S.A., por la cantidad de
$210,000.00 (DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.),se la
reclamé a la empresa hoy demandada, quien me dijo que no
tenía dinero suficientepara pagarme en una sola exhibición el
total del adeudo; y, el señor MarcoAntonio xxxx xxxxxxxxx, en
representación de la demandada, prometió pagarme
enparcialidades de $50,000.00 (CINCUENTA MIL PESOS 00/100,
M.N.), la totalidaddel adeudo en mi favor por la cantidad antes
multicitada de $210,000.00(DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS
00/100, M.N.), a más tardar en un plazo de dosmeses, contados
a partir del primero de octubre de mil novecientos noventa
yocho, fecha en la que me fue entregado a cuenta, el cheque
número 000065, concargo a Banco Santander Mexicano, S.A.
por la cantidad de $50,000.00 (CINCUENTAMIL PESOS 00/100,
M.N.), y el cual cobré puntualmente.

89
Lo afirmado en este hecho le consta a los señoresManuel
Magaña Izquierdo, Yadira Ramos Burgoa y Martha Ramos
Alvarez.
SEXTO.- Confecha veintisiete de octubre de mil novecientos
noventa y ocho, la demandada mehizo entrega del cheque
número 0000379, con cargo a Banco Santander Mexicano,S.A.,
por la cantidad de $50,000.00 (CINCUENTA MIL PESOS 00/100,
M.N.), acuenta del adeudo ya antes multicitado; Sin embargo, al
presentarme a cobrarloa la institución bancaria referida, se me
indicó que dicho cheque había sidoreportado como “robado”
por el librador y me fue negado su pago bajo la causanúmero 5.
Lo afirmado en este hecho se acredita con eloriginal del cheque
número 0000379, con cargo al Banco Santander Mexicano,S.A.,
por la cantidad de $50,000.00 (CINCUENTA MIL PESOS 00/100,
M.N.), fechadoal veintisiete de octubre de mil novecientos
noventa y ocho, que se adjunta aeste escrito como anexo
número 5; Además de constarle este hecho a los
señoresManuel Magaña Izquierdo, Yadira Ramos Burgoa y
Martha Ramos Alvarez.
SÉPTIMO.- A partir de la fecha a que me contraigo en elhecho
que antecede, la empresa demandada SE HA NEGADO a
entrevistarse con lasuscrita y se HA NEGADO rotundamente a
realizar el pago a que se encuentraobligada y al que yo tengo
derecho; Y, toda vez que, de la cantidad de$210,000.00
(DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), que se obligó
adevolverme, únicamente me ha pagado, a cuenta y
parcialmente, la cantidad de$50,000.00 (CINCUENTA MIL PESOS
00/100, M.N.), es que me adeuda todavía lacantidad de
$160,000.00 (CIENTO SESENTA MIL PESOS 00/100, M.N.), por
conceptode suerte principal, que le reclamo en esta demanda,
así como el pago de losintereses legales al tipo del nueve por
ciento anual, que se han generado y sesigan causando y
acumulando hasta la total solución de este asunto.

90
SEGUNDO.-El juicio a que me refiero en el hecho que antecede,
se tramitó en todas suspartes y mediante sentencia de fecha
dieciséis de noviembre del año dos mil, elC. Juez Décimo
Noveno de lo Civil, dictó los siguientes puntos resolutivos:

“PRIMERO.- Ha procedido la víaordinaria civil, en la que la parte


actora probó parcialmente su acción y lademandada no justificó
sus excepciones y defensas, en consecuencia,
SEGUNDO.- Se condena a lademandada a cubrir a la actora la
cantidad de CIENTO SESENTA MIL PESOS 00/100M.N., por
concepto de suerte principal, lo que deberá realizar en el
término deCINCO DÍAS contados a partir de que la presente
resolución sea ejecutable, asícomo los intereses legales de
dicha cantidad desde que incurrió en mora y hastala total
solución del presente asunto, los que se liquidarán en ejecución
desentencia.
TERCERO.- No se hace condenaespecial en costas.
CUARTO.- NOTIFÍQUESE, y sáquesecopia autorizada de esta
resolución para ser agregado al legajo de
sentenciasrespectivo.”

TERCERO.-El hoy tercero perjudicado, inconforme con la


definitiva dictada por el C. JuezDécimo Noveno de lo Civil,
referida en el hecho que antecede, interpuso recursode
apelación, habiéndose tramitado el mismo ante la H. Séptima
Sala delTribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, bajo el
toca número56/2001, en el que se dictó la sentencia de segunda
instancia, cuyos puntosresolutivos constituyen el acto
reclamado en este juicio de garantías, mismosque fueron
dictados al tenor siguiente:

“PRIMERO.- Son fundados losmotivos de inconformidad que


aduce la demandada apelante. En consecuencia,

91
SEGUNDO.- Se revoca la sentenciadefinitiva materia de este
recurso de apelación, y en su lugar se dicta otra,cuyos puntos
resolutivos son de verse en la parte final del considerando
segundode este fallo.
TERCERO.- No se hace condena encostas por la tramitación de
esta instancia.
CUARTO.- Notifíquese, contestimonio de esta resolución,
hágase devolución de los autos originales ydocumentos anexos
al juzgado de su procedencia y, en su oportunidad archíveseel
toca como asunto concluido.”

CUARTO.-Cabe hacer notar, que la demandada recurrente, hoy


tercera perjudicada, alexpresar agravios, incluyó nuevos puntos
que NO FORMARON PARTE DE LA LITIS anteel C. Juez Décimo
Noveno de lo Civil y que por lo tanto, TAMPOCO PODÍAN
SERMATERIA DE ESTUDIO EN SEGUNDA INSTANCIA, como lo
es el caso de que dedujo antela responsable falta de
interpelación judicial para la reclamación de lasprestaciones
que le reclamo. Excepción que si bien es improcedente,NO LA
HIZO VALER AL CONTESTAR LA DEMANDA. Es más, la hoy
tercera perjudicada,al contestar el hecho tercero de la demanda
instaurada en su contraafirmó: “....la señorita Leticia
XXXXXXXXXXX, fue quien se presentó en las oficinas de mi
representada y manifestó quele habían negado el crédito
hipotecario, y por lo tanto, estaba imposibilitadapara cubrir la
deuda existente, por lo que solicitaba se rescindiera elcontrato
de compraventa celebrado por mi representada; y no es cierto
encuanto a la fecha en que dice que fue entregado el cheque,
dado que se leexpidió en la fecha en que se contiene el
mismo.....”.

VII.- CONCEPTOS DE VIOLACIÓN:

92
PRIMERO.-La H. Séptima Sala del Tribunal Superior deJusticia
del Distrito Federal, al dictar el hoy acto reclamado, la sentencia
desegunda instancia de fecha ocho de febrero del año dos mil
uno, en elconsiderando II de la misma, textualmente afirma: “....
que ante la falta detérmino establecido por las partes para la
devolución de la cantidad dereferencia por parte de la
demandada en su carácter de vendedora del bieninmueble de
que se trata, debe estarse para su exigibilidad a lo dispuesto
porel artículo 2080 del Código Civil para el Distrito Federal, es
decir, que paraexigirse el pago de la cantidad que se demanda,
esta debe hacerse después delos treinta días siguientes a la
interpelación que se haga, ya sea en formajudicial, ya en forma
extrajudicial, ante un notario o ante dos testigos, loque no
sucedió en la especie, por lo que ante la falta de tal
requerimiento deprocedibilidad, la acción intentada por la
actora resulta improcedente, ...”,razonamiento que condujo a la
responsable a revocar la sentencia definitivadictada por el C.
Juez Décimo Noveno de lo Civil.

Conforme a lo dispuesto porel artículo 260 fracción V del


Código de Procedimientos Civiles para elDistrito Federal el
demandado deberá oponer las excepciones que se
tengan,cualquiera que sea su naturaleza, simultáneamente en la
contestación y nuncadespués, a no ser que fueran
supervenientes...". Por tanto, del contenidode la disposición
legal en cita se determina, que el demandado, debe exponer
ensu escrito de contestación a la demanda, todas aquellas
circunstancias o hechosque se relacionen en forma estrecha
con la materia del debate, para que quededebidamente
planteada la litis; de ahí que, no es admisible que las
excepcionespuedan oponerse o alegarse en los agravios de
apelación, por ello, el tribunalad quem actúa incorrectamente al
tomar en consideración agravios sobre hechos uexcepciones
que no fueron opuestas oportunamente, declarando fundado el

93
agraviotendente a hacer valer una excepción que no se
mencionó en el escrito decontestación de demanda.

Es de hacer notar señoresmagistrados, que los argumentos de


inconformidad que hizo valer la hoy terceraperjudicada, al
expresar agravios ante la H. Séptima Sala del Tribunal
Superiorde Justicia del Distrito Federal, en el toca 56/2001, no
corresponden a losmismos que esgrimió en la contestación de
demanda que produjo ante el C.Juez Décimo Noveno de lo Civil,
ya en la misma que no dedujo, ni siquierapor asomo, excepción
o defensa alguna de falta de requerimiento o falta
deinterpelación de ninguna naturaleza, por lo que tal
circunstancia,constituye impedimento para el tribunal de
alzada, hoy autoridad responsable,para tomarla en cuenta en
acatamiento al principio de congruencia que impera entoda
sentencia, cuyo objeto es dilucidar la controversia conforme a
loshechos materia de la litis fincada en la demanda y
contestación, de talmanera que la responsable violó en mi
perjuicio lo establecido por el artículo81 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que en
loconducente establece que: “.......Las sentencias definitivas
también deben serclaras, precisas y congruentes con las
demandas y las contestaciones y con lasdemás pretensiones
deducidas oportunamente en el pleito, condenando
oabsolviendo al demandado, y decidiendo todos los puntos
litigiosos que hayansido objeto del debate. ....”;
A mayor abundamiento, es deexplorado derecho, que la
apelación sólo puede versar sobre la litis planteadaen primera
instancia; por tanto, si determinadas acciones o excepciones,
no sehicieron valer durante el juicio, es incorrecto que se
pretenda hacerlas valeren la apelación. En el particular, en el
recurso de apelación y en la sentenciaconstitutiva del acto
reclamado, se introdujeron elementos ajenos a la litis deprimera

94
instancia, rompiéndose el principio de congruencia
indispensable entrelas actuaciones del juicio.
En consecuencia, laresponsable conculcó lo dispuesto por los
artículos 260 fracción V y 81 delCódigo de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal y consecuentementevioló en mi
perjuicio la garantía constitucional consagrada por el artículo
14de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos
que dice: “Nadiepodrá ser privado de la vida, de la libertad o de
sus propiedades, posesiones oderechos, sino mediante juicio
seguido ante los tribunales previamenteestablecidos, en el que
se cumplan lasformalidades esenciales del procedimiento y
conforme a las leyes expedidascon anterioridad al hecho.”,
asimismo, viola en mi perjuicio la garantíaconstitucional
consagrada en el artículo 16 de nuestra Constitución Política
delos Estados Unidos Mexicanos, que en lo conducente
establece que: - Nadie puedeser molestado en su persona,
familia, domicilio, papeles o posesiones, sino envirtud de
mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y
motive lacausa legal del procedimiento.”

SEGUNDO.-La demanda que interpuse en contra de la hoy


tercera perjudicada, lofue por el hecho de que me libró el
cheque número 0000159, con cargo al Banco Santander
Mexicano, S.A., por lacantidad de $210,000.00 (DOSCIENTOS
DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), al que lacitada tercera
perjudicada le puso como fecha la del veintiocho de
septiembrede mil novecientos noventa y ocho, tal y como lo
hice valer al narrar el hechotercero de mi demanda que
interpuse ante el C. Juez Décimo Noveno de lo Civil, cuyotexto
transcribí en los antecedentes de esta demanda de garantías.

La hoy tercera perjudicada, al contestar el hecho tercero de


lademanda a que me refiero, textualmente afirmó: “....la señorita

95
Leticia XXXXXXXXXXX, fue quien se presentó en las oficinas de
mi representada y manifestó quele habían negado el crédito
hipotecario, y por lo tanto, estaba imposibilitadapara cubrir la
deuda existente, por lo que solicitaba se rescindiera elcontrato
de compraventa celebrado por mi representada; Y no es cierto
en cuantoa la fecha en que dice que fue entregado el cheque,
dado que se le expidió en la fecha enque se contiene el
mismo.....”.

Podrán apreciar señoresmagistrados, que lo afirmado por la


hoy tercera perjudicada, es una FALSEDAD,ya que la fecha de
devolución del documento en cuestión, lo fue el díaveintidós de
septiembre de mil novecientos noventa y ocho, o sea, anterior a
lafecha señalada por la propia tercera perjudicada al contestar
el hecho tercerode la demanda, una PRESUNCIÓN a mi favor,
que no fue debidamente valorada porla responsable al dictar la
sentencia constitutiva del acto reclamado.

No obstante lo anterior, esincuestionable, que la propia hoy


tercera perjudicada, al contestar el hechotercero de la demanda,
en los términos antes transcritos, afirma y reconoce demanera
incuestionable, que ME HIZO ENTREGA DEL CHEQUE número
0000159, con cargo al Banco Santander Mexicano, S.A., por
lacantidad de $210,000.00 (DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS
00/100, M.N.), fechado alVEINTIOCHO DE SEPTIEMBRE DE MIL
NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO. Por lo que SÍEXISTE FECHA
CIERTA EN LA QUE EL OBLIGADO, hoy tercera perjudicada, ME
DEBIOHABER HECHO PAGO DE LA CANTIDAD QUE LE
RECLAME en el juicio, importe que nopude cobrar porque el
documento no tuvo fondos, más no porque no hubiera
fechapara el cobro del documento.

Sobre este particular, la responsable, en su sentencia


constitutiva delacto reclamado sostiene, contrario a las

96
constancias de autos, que “....ante la falta de término
establecido por las partes para la devolución de lacantidad de
referencia por parte de la demandada en su carácter de
vendedoradel bien inmueble de que se trata, debe estarse para
su exigibilidad a lodispuesto por el artículo 2080 del Código
Civil para el Distrito Federal, esdecir, que para exigirse el pago
de la cantidad que se demanda, esta debehacerse después de
los treinta días siguientes a la interpelación que se haga,ya sea
en forma judicial, ya en forma extrajudicial, ante un notario o
ante dostestigos, lo que no sucedió en la especie, por lo que
ante la falta de talrequerimiento de procedibilidad, la acción
intentada por la actora resultaimprocedente, ...”,

Lo anterior, sostenidopor la responsable en el acto reclamado,


es contrario a las constancias deautos, ya que como lo hago
valer con anterioridad, la hoy terceraperjudicada me hizo
entrega del cheque número 0000159, con cargo al Banco
Santander Mexicano, S.A., por la cantidadde $210,000.00
(DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), fechado al
VEINTIOCHODE SEPTIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS
NOVENTA Y OCHO, el cual fue devuelto por laInstitución
Bancaria por insuficiencia de fondos. Por lo que SÍ EXISTE
FECHACIERTA EN LA QUE EL OBLIGADO, hoy tercera
perjudicada, ME DEBIO HABER HECHOPAGO DE LA CANTIDAD
RECLAMADA en el juicio. Luego entonces, la
responsablecarece de fundamento alguno para afirmar que debí
agotar la interpelación aque se contrae el artículo 2080 del
Código Civil, ya que si la propiademandada me libró el cheque
de marras, devuelto por insuficiencia defondos, resulta
injustificado e infundado, que ante la falta de pago de
dichodocumento, por causas imputables a la tercera
perjudicada, se pretenda que, aúnmás, se le requiera en los
términos del artículo 2080 del Código Civil.

97
Consecuentemente, laresponsable violó en mi perjuicio la
garantía constitucional consagrada por elartículo 14 de la
Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos quedice:
“Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus
propiedades,posesiones o derechos, sino mediante juicio
seguido ante los tribunalespreviamente establecidos, en el que
secumplan las formalidades esenciales del procedimiento y
conforme a lasleyes expedidas con anterioridad al hecho.”,
Asimismo, viola en mi perjuicio lagarantía constitucional
consagrada en el artículo 16 de nuestra ConstituciónPolítica de
los Estados Unidos Mexicanos, que en lo conducente establece
que:“- Nadie puede ser molestado en su persona, familia,
domicilio, papeles oposesiones, sino en virtud de mandamiento
escrito de la autoridad competente,que funde y motive la causa
legal del procedimiento.”

Bajo el razonamiento de la responsable, tenemos queatender


ineludiblemente a lo dispuesto por el artículo 2311 del Código
Civil,que establece que “Si se rescinde la venta, el vendedor y el
comprador debenrestituirse las prestaciones que se hubieren
hecho; ....”; Y, sobre elparticular, en autos consta
fehacientemente, que la demandada, hoy terceraperjudicada,
me hizo entrega del cheque número 0000159, con cargo al
Banco Santander Mexicano, S.A., por la cantidadde $210,000.00
(DOSCIENTOS DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), fechado al
VEINTIOCHODE SEPTIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS
NOVENTA Y OCHO, por lo que a partir de estaúltima fecha
mencionada, debió de haber cumplido con la obligación
dedevolverme el importe del enganche referido por la
responsable, importe que nome fue pagado por la Institución
Bancaria, por causas imputables a la propiahoy tercera
perjudicada, por lo que resulta in atendible y violatorio de
misgarantías constitucionales, el que se pretenda que realice

98
una interpelaciónprevia al ejercicio de mi acción, para efectuar
el cobro de un importe que medebió ser pagado en fecha cierta.
A mayor abundamiento, el artículo 259 fracción IV delCódigo de
Procedimientos Civiles, establece que “Los efectos del
emplazamientoson: ....... IV. Producir todas las consecuencias
de la interpelación judicial,si por otros medios no se hubiere
constituido ya en mora el obligado;..........”; Por lo que, dicha
disposición legal, aunada al hecho enparticular en este caso, de
que la demandada, hoy tercera perjudicada, mehizo entrega del
cheque número 0000159,con cargo al Banco Santander
Mexicano, S.A., por la cantidad de $210,000.00(DOSCIENTOS
DIEZ MIL PESOS 00/100, M.N.), fechado al VEINTIOCHO
DESEPTIEMBRE DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO,
hacen innecesariainterpelación previa ninguna como requisito
de procedibilidad para el ejerciciode la acción que deduje ante
el C. Juez Décimo Noveno de lo Civil, amén de quela tercera
perjudicada fue debidamente emplazada a juicio, por lo que no
puede hablarsede falta de interpelación para el pago de la
obligación consignada en el chequede marras, cuando el
deudor ha sido emplazado y reconoció el libramiento
deldocumento, pues el emplazamiento es la más enérgica y
eficaz de lasinterpelaciones, de manera que a partir de éste,
queda satisfecho en su caso elrequisito de la interpelación.

Consecuentemente, la Salaresponsable, al considerar en el acto


reclamado que recayó al toca 56/2001, quela falta de tal
requerimiento motiva que la acción intentada por la
suscritaresultara improcedente, viola en mi perjuicio el artículo
259 fracción IV delCódigo de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, ya que la falta depago del documento, cheque,
que motivó el ejercicio de mi acción es de fechacierta, como ya
quedó antes precisado, por lo tanto, se violaron en miperjuicio
las garantías constitucionalesconsagradas en los artículos 14 y
16 de la Constitución Política de los EstadosUnidos Mexicanos.

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En virtud de todo lo anteriormente expuesto, pido a ustedes
señores magistrados, se me otorgue el AMPARO Y
PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA FEDERAL, para el efecto de que
se me restituya en el goce de las garantías constitucionales que
fueron violadas en mi perjuicio, debiéndose confirmar la
sentencia dictada por el C. Juez Décimo Noveno de lo Civil de
esta Ciudad Capital, a efecto de que la tercera perjudicada me
haga pago de la cantidad aque se obligó desde el día veintiocho
de septiembre de mil novecientos noventa y ocho, tal y como lo
afirmó al contestar el hecho tercero de la demanda
queinterpuse en su contra y que se radicó ante la autoridad
judicial citada.

Por lo expuesto:

A USTEDC. JUEZ, atentamente pido se sirva:

PRIMERO.-Tenerme por presentada con este escrito,


demandando el AMPAROY PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE
LA UNIÓN, contra el acto reclamado de la autoridad que
menciono como responsable.

SEGUNDO.-Solicitar de la autoridad señalada como


responsable, rinda dentro del término de ley, su informe
justificado respecto de los actos que se le reclaman.

TERCERO.-En su oportunidad y previos los trámites de ley,


dictar sentencia en el presente juicio de garantías, en la cual se
me se me otorgue el amparo y protección de la Justicia Federal
en los términos solicitados y a que se contrae la presente
demanda de garantías, por ser de justicia.

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