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LA ORATORIA ÁTICA

La elocuencia siempre tuvo mucha importancia en Grecia y era una cualidad celebrada ya en los
poemas homéricos. Con el desarrollo de las instituciones democráticas su importancia aumentó:
todo ciudadano en Atenas podía hablar en defensa propia ante un tribunal y, para ello, debía saber
convencer, y los grandes políticos debían ser también convincentes oradores ante la Asamblea.

Fue así en la Atenas del último cuarto del siglo V a.C. donde el arte de la Retórica se desarrolló con
sus reglas propias y modelos bien establecidos. La sofística, en especial Gorgias, se dedicó a la
enseñanza metódica de la oratoria como arte de la persuasión, con independencia del contenido
correcto o incorrecto del discurso.

Aunque retórica y oratoria tienden a ser utilizados, en principio, se reserva el término oratoria para
la aplicación práctica de los recursos retóricos en discursos concretos.

Ya en la Antigüedad, Aristóteles clasificó la oratoria en tres géneros:

- JUDICIAL (los discursos judiciales pronunciados ante un jurado)

- POLÍTICA (los discursos políticos pronunciados en la Asamblea)

- EPIDÍCTICA (los discursos ocasionales pronunciados en solemnidades públicas o académicas)

ORATORIA JUDICIAL
un ciudadano ateniense, si se veía envuelto en pleitos, debía defenderse personalmente ante un
jurado con un discurso hecho por sí mismo o, si carecía de experiencia oratoria, podía encargar uno
a un profesional: un logógrafo (λογόγραφος) o redactor de discursos judiciales para otros.

En los casos extremos en que un hombre no era capaz de defenderse ni con un discurso comprado,
se permitía que lo pronunciara el escritor del mismo.

El objeto de estos discursos no era esclarecer la verdad, sino convencer al jurado popular, que
carecía de formación legal especializada, lo que fomentó la creación de una oratoria que ponía
énfasis en la presentación de los personajes, en la provocación de emociones o simpatías más que
en los argumentos técnicos de los detalles de la ley.

Con estos discursos, descubrimos muchos aspectos de la vida cotidiana en Atenas (herencias,
adulterios…)

LISIAS (445-380 a.C.): Lotófago a destacar. Era un meteco rico (extranjero) y fue firme partidario
de los sectores democráticos. Con la caída del régimen de los Treinta tiranos cayó en desgracia,
perdió su fortuna familiar, su hermano fue ejecutado y él se salvó la vida huyendo de Atenas.

Del catálogo de obras conservadas como propias, 31 discursos están enteros y otros 4
fragmentados. En ellos se puede admirar, la efectiva sencillez de su estilo, y, la habilidad del autor
para adaptarlos a la personalidad de su cliente, llegando a veces incluso a defender ideas contrarias
a las suyas propias.

ORATORIA POLÍTICA
DEMÓSTENES (384‐322 a.C.): A los 18 años aprendió las fórmulas de la elocuencia judicial para
obligar a sus tutores a devolverle su herencia, que ellos habían dilapidado. Inició entonces la
profesión de logógrafo con bastante éxito. Poco después emprendió su carrera política y se
convirtió en la conciencia de Demóstenes sus cuatros ardientes y apasionados discursos conocidos
como Filípicas.
En ellos hace aparecer al rey macedonio como un ser de increíble ambición, con un increíble orgullo
y como una especie de desastre aberrante de la naturaleza.
Ante la oposición de su rival político, se defendió en su discurso Sobre la corona, donde repasa toda
su carrera política.

Acusado de corrupción y soborno, en el 324 a.C. partió al destierro. Tras la muerte de Alejandro
Magno (323 a.C.), volvió a Atenas y sublevó al pueblo contra los macedonios. Derrotado finalmente
y perseguido para darle muerte, prefirió suicidarse con veneno antes que caer en manos del
enemigo.

Demóstenes es considerado el maestro insuperable de la oratoria política por la violencia de su


invectiva y su forma de expresión, donde vibran los sentimientos, y por la perfección formal de sus
discursos, siempre al servicio del contenido y con la finalidad de mover a la acción. En la Antigüedad
se tuvo a Demóstenes como modelo de la prosa ática. Sus obras se estudiaron con regularidad en
las escuelas y se componían comentarios sobre ellas.

ORATORIA EPIDÍCTICA
Ésta tenía por fin la elaboración, de bellos discursos que van, desde los solemnes discursos fúnebres,
hasta los pronunciados en banquetes o reuniones. Su estilo era grandilocuente y su tono cercano al
de la poesía muchas veces.

GRAN REPRESENTANTE --> ISÓCRATES (436-338 a.C.): de rica familia ateniense, tuvo una
educación esmerada pero la situación familiar se deterioró e Isócrates decidió explotar los
conocimientos adquiridos dedicándose a la profesión de logógrafo.

Obtuvo tan grandes beneficios con esto y, en poco tiempo, pudo fundar una importante escuela de
retórica en Atenas en el 390 a.C. A partir de ese momento deja la labor de logógrafo para escribir
discursos en los que expone sus propias ideas sobre política y sobre educación.

De éstos, se nos han conservado 6 (Contra Eutino, Contra Calímaco...) De sus escritos políticos, los
más interesantes desde el punto de vista oratorio, destacan Sobre la Paz, A Filipo, Contra los
Sofistas, etc., donde critica la enseñanza sofística.

Isócrates es firme defensor de la idea política del panhelenismo: consideraba que toda Grecia debía
unirse bajo un único mando contra el enemigo común persa, y que la persona adecuada para este
proyecto era el rey macedonio Filipo.

La mayor parte de estos discursos, de una prosa artística, muy elaborada y de gran belleza musical y
poética, estaban escritos no para ser expuestos ante un gran público, sino ante un pequeño grupo
de amigos.

Su escuela hizo la competencia a la Academia de Platón, y la oposición retórica‐filosofía de su


método con el Platónico fue duradera en la Antigüedad

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