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ÉTICA Y CIUDADANÍA
Corresponde al 2° año cátedras “A” y “B” del Profesorado en
Educación Secundaria de Ciencia Política y al 4° año “U” del
Profesorado de Educación Especial con Orientación en Ciegos y Disminuidos Visuales
FUNDAMENTACIÓN
OBJETIVOS GENERALES
DERECHOS HUMANOS
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
CONTENIDOS ACTITUDINALES
Valoración positiva de uno mismo, del otro y del trabajo en tanto oportunidad
de realización personal y social:
Valoración del trabajo en equipo y de la producción compartida;
Perseverancia en las tareas a desarrollar y en el cumplimiento de las Normas;
Creatividad en la búsqueda de soluciones;
Tolerancia y serenidad ante las tareas desarrolladas;
Disposición positiva para cooperar y respetar las reglas del trabajo grupal;
Disposición positiva hacia la búsqueda de respuestas a problemas que
impliquen desafíos éticos; valoración del uso de un vocabulario preciso;
Práctica y ejercicio de la libertad y responsabilidad del trabajo escolar diario;
Reconocimiento de la creatividad de los demás;
Valoración de la responsabilidad individual y social, en el respeto, el
cumplimiento y la defensa de los Derechos Humanos.
BIBLIOGRAFÍA
CULLEN, Carlos (1999) – Autonomía Moral, participación y cuidado del otro. Buenos
Aires (Argentina) ed. Novedades Educativas.
Páginas web.-
Para responder a estas preguntas necesitamos antes comprender los siguientes temas,
que se relacionan los unos con los otros:
PERSONAS Y CIUDADANOS
La CIUDADANÍA es una condición que tienen las personas que gozan de derechos y
garantías en el marco de la comunidad y del Estado donde viven.
Una pregunta clave es cómo hacer para que los ciudadanos puedan disfrutar de su
ciudadanía, es decir, de los derechos civiles y políticos que les ofrece el Estado. Nos
referimos al vínculo social de todos, como ciudadanos, vamos construyendo una
convivencia organizada, a través de normas. Estas normas, permiten que cada persona
logre su propio bien, realice con otro, acciones compartidas en la búsqueda de un bien
común y pueda participar de la información, del poder social, de un bienestar o calidad
de vida, dialogar para resolver los conflictos de la convivencia y ser capaz de
argumentar sus razones, etc.
Es así, que la condición de ciudadanos, además de su aspecto político, se vincula con la
dignidad humana. En el mundo actual, este planteo está lejos de ser real, porque esas
condiciones de existencia social y de convivencia organizada no están garantizadas, y
se hace necesario impulsar una nivelación cualitativa en los modos de existencia de los
seres humanos.
La DIGNIDAD del hombre, como calidad de vida, no es un problema netamente
individual.
Ser persona significa ser socialmente digno, y ello supone:
o Condiciones materiales de existencia: que permitan a los individuos elevar su
calidad de vida: por ejemplo: una vivienda digna, un empleo con una
retribución justa que permita mantener adecuadamente una familia,
educación, sistema de salud, descanso, recreación…
o Condiciones personales: referentes tanto a la conciencia de sí como del
momento histórico que se vive y también a la capacidad de pensar las prácticas
sociales vigentes, a la conciencia social de cada uno y a la participación social y
política personal y grupal. Todas estas condiciones, no materiales, son las que
permiten a una persona alcanzar la libertad, que es el requisito indispensable
para sentirse tal.
Hay que tener en cuenta que las formas de pensar sobre estos temas van cambiando a
medida que las personas crecen y que crece también su conciencia moral y cívica, es
decir, su conciencia social.
EL JUICIO MORAL
Por ejemplo, analiza un caso en el que intervienen Paul Meadlow, soldado, William
Calley, oficial, y Michael Bernhardt, soldado, todos involucrados en la matanza de
civiles en Mylai (Vietnam).
Meadlow recibió órdenes de su oficial, Calley, para disparar sobre los civiles y las
cumplió. Justificó su comportamiento diciendo que su deber era obedecer las órdenes
y que si no las cumplía, hubiera sido castigado. Además, sostuvo que era justo matar a
civiles para compensar la muerte de algunos soldados americanos.
É TICA Y CIUDADANÍA PROF. FANNY CANTEROPá gina 8
Calley, el oficial encargado, sostuvo que tenía órdenes y que esperaba de él que las
cumpliera. Quería ser un buen oficial. Su deber se limitaba a cumplir las órdenes “de
arriba”, no a discutirlas. Lo bueno y lo justo están definidos por los oficiales superiores,
y si él no estaba de acuerdo, solo protestaría después de haber cumplido las órdenes.
Bernhardt no cumplió las órdenes de Calley, y disparó al aire. No entendía por qué
tenía que matar a civiles, y para él lo importante no era cumplir órdenes, sino que
éstas primero tenían que ser justas y razonables. Bernhardt se guiaba por principios
morales y pensaba que los civiles tenían derecho a seguir viviendo.
Meadlow parece decir que lo correcto es la obediencia literal a las normas. La razón de
hacer lo correcto es evitar el castigo.
Calley vive identificado con su grupo de oficiales y se propone cumplir bien su propio
papel para responder a las expectativas de los demás y mantener el orden establecido.
Lo correcto es cumplir con su deber, respetar a la autoridad. La razón para cumplir, es
mantener el orden social. Le basta haber cumplido con su deber, se adapta al punto de
vista social colectivo.
Bernhardt se esfuerza por definir valores y principios de validez universal: los civiles no
deben morir en la guerra. Estos valores y principios están por encima de las
convenciones sociales y de las personas que son autoridad en los grupos. Lo correcto y
justo se define por la decisión de la conciencia, según principios éticos auto-escogidos
(justicia, dignidad de la persona). La razón para hacer lo correcto, es que en cuanto
persona racional, uno ha comprobado la validez de los principios y se ha
comprometido con ellos: “esto es lo justo”, “lo exige la dignidad del hombre”.
Una crítica reflexiva de nuestros propios valores y de los valores de los otros nos
permite formar un punto de vista propio y autónomo y saber fundamentar por qué
valoramos determinados principios y otros no. Además, cuando somos capaces de
explicitar nuestras actitudes, podemos conocerlas y transformarlas.
Ser ciudadanos significa mucho más que emitir un voto para elegir conscientemente a
nuestros representantes, más que estar informados de nuestros deberes y derechos:
es defender y transformar, a través de la participación democrática, el lugar de poder
quelas personas puedan ocupar en las instituciones en las que participan. Ser
ciudadanos es también mucho más que un sentimiento patriótico hacia el país y sus
símbolos: es defender la construcción de orden social justo, que exige participación
política y responsabilidad social.
Esto nos lleva a analizar los vínculos sociales que establecen las personas entre sí y con
las instituciones a las que pertenecen, ya que dichos vínculos son relaciones de poder.
El hecho de analizarlos críticamente permite conocerlos y transformarlos para lograr el
cuidad solidario de todos, no por obligación sino por responsabilidad ciudadana.
AUTONOMÍA es una palabra que proviene del griego (auto nomos) y, en un sentido
estricto, alude a la capacidad que posee toda persona de darse leyes a sí misma, sin
depender de nadie.
Autonomía no significa que cada uno haga lo que quisiera partiendo de su propia
subjetividad –opiniones, gustos y caprichos- ignorando las normas y las Instituciones
que las avalan. Pero la autonomía tampoco se logra acríticamente lo que nos es dado,
pensándolo como natural y evidente.
Según relata Tucídides en Historia de la Guerra del Peloponeso, Pericles, el jefe de los
atenienses, pronunció las siguientes palabras durante una oración fúnebre a los caídos
en la defensa de la ciudad en la guerra contra los persas, en el siglo V a C.
“Tenemos una Constitución que no sigue las leyes de las otras ciudades, sino que da el
ejemplo a las otras, y nuestro gobierno se llama Democracia, porque está regido de
manera que los derechos civiles no esperen a pocas personas, sino a la mayoría: frente
a la ley, por lo que se refiere a los intereses privados, todos tienen paridad, mientras
que en lo que toca a las consideraciones públicas en la administración del Estado, cada
cual es preferido según se destaque en un campo determinado, no porque provenga de
una clase social, sino por lo que vale…” con estas palabras, Pericles, elogiaba la forma
de gobierno que fue orgullo de Atenas y por la que tantos ciudadanos perdieron la vida
con honor.
La palabra “Democracia” significa, literalmente, “gobierno de los demos”, que eran los
barrios en que estaba dividida la polis ateniense en ese siglo. Era por ende, el gobierno
de la gente común, o de los iguales, porque no tenían rasgos especiales –como la
riqueza o la nobleza- que los distinguieran de los demás. Se trataba del gobierno de
muchos, el gobierno de los polites, o ciudadanos de Atenas. Fue también el primer
gobierno del pueblo, la primera forma de autogobierno, o gobierno de los hombres
libres, de la historia de Occidente.
Por ello decimos que un gobierno es democrático cuando cumple con estos requisitos:
representatividad, electividad, competencia pacífica, pluralismo, legalidad,
temporalidad, división de poderes, garantía legal de los derechos y las libertades
civiles y políticas para todos, entre otros.
ACTIVIDAD 2 Diseñen un mapa conceptual que represente las relaciones entre estos
requisitos.
LA TRADICIÓN DEMOCRÁTICA
LA DEMOCRACIA DIRECTA
Para los antiguos, un hombre era considerado libre solo si podía participar en las
deliberaciones públicas. Sin embargo, esto era posible únicamente en el ámbito de la
polis, aunque la Atenas de Pericles, con sus treinta mil ciudadanos, era ya una ciudad
muy grande, con dificultades para la democracia directa. Además, como el gobierno lo
ejercía la mayoría, la minoría sufría persecuciones y opresión. Tanto la polis griega
como la república romana creían que la libertad era idéntica al ejercicio de los
derechos cívicos, la participación en la vida pública y la defensa del bien común;
desconocían el respeto por el ámbito de la vida privada y los intereses particulares
(que fueron considerados como tales recién en la sociedad moderna). La vida privada
era despreciada, y ello habilitaba a la persecución, la censura y la condena pública de
quienes se apartaban del consenso político moral o religioso de la comunidad.
LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Esto, influyó en la valoración que se hizo de las democracias durante la Edad Media y
los comienzos de la Modernidad, caracterizadas como gobiernos tumultuosos,
anárquicos, identificados con la tiranía popular.
Por estas razones, además de las excesivas extensiones territoriales, los estados
modernos se organizaron en monarquías, y en los siglos XVI y XVII fueron absolutas.
Frente a las monarquías absolutas, a fines del siglo XVIII, los revolucionarios franceses
y estadounidenses, reivindicaron el derecho de los pueblos a gobernarse por sí mismos
y propusieron el retorno a formas democráticas de gobierno, que se inspiraban en el
recuerdo de Atenas y de Roma, así como en las teorías de Rousseau.
Sin embargo, Rousseau (de gran influencia en Francia), creía que era imposible llevar a
la práctica su ideal de democracia. Así, no existía en esa época ejemplos de una
democracia para pueblos de millones de personas.
Sobre esta base, madison define una república, o democracia representativa, como
“un gobierno que deriva todo su poder directa o indirectamente, desde la gran masa
del pueblo y que se administra por personas que conservan sus cargos a voluntad de
Gracias a lo que Madison define como “este gran poder mecánico de gobierno, por
cuyo sencillo funcionamiento la voluntad del más grande cuerpo político puede ser
concentrada y encausada su fuerza a cualquier fin que el bien público requiera. La
democracia puede ser posible en el mundo moderno a una escala inmensamente
superior que cualquier otra en el pasado. La democracia representativa permite, a la
vez, reconocer la diversidad de opiniones y fomentar su coexistencia pacífica, liberar a
los individuos de la opresión de la mayoría e independizar la vida privada, con sus
derechos específicos, de la vida pública y de la voluntad general.
¿Qué es el Pueblo?
Dahl afirma y acepta todas las definiciones, pero también expone un listado de
atributos y condiciones, para que la forma de gobierno de un país pueda calificarse
como una poliarquía, es decir, como democrática.
Según esto, un país es gobernado por una poliarquía si cumple con las siete
condiciones enunciadas en el siguiente cuadro:
Para todos los especialistas de hoy día, estos son los siete requisitos básicos de toda
democracia moderna. Por eso se dice que Dahl, proporciona la “definición
minimalista” de la democracia, o sea, la que contiene aquellos requisitos necesarios
para que un gobierno democrático exista y funcione.
a) Si al menos el 50% de los varones adultos pueden votar y ser elegidos para
cargos públicos y,
b) Si el poder ejecutivo del estado resulta de una elección popular, es un poder
responsable ante sus electores, tiene el apoyo de la mayoría del Parlamento y
las elecciones son periódicas.
TIPOS DE DEMOCRACIA
Una variedad tan amplia de poliarquías como la generada por la tercera ola de
democratización no puede ser homogénea. Una de las líneas más productivas de
investigación respecto de la teoría de la democracia es aquella que se ha dedicado a
definir tipos de poliarquía, según sus formas de gobierno, sus pautas institucionales o
sus diferencias regionales o culturales.
El jefe del Ejecutivo no es elegido directamente por los ciudadanos sino por las
mayorías o coaliciones parlamentarias, la separación entre los poderes no es tan
tajante ni absoluta. Por otro lado, el Primer Ministro no tiene Mandato Fijo, puede
ser destituido cada vez que se modifique la mayoría parlamentaria, es decir, cada
vez que pierda el apoyo de la mayoría, mediante un procedimiento denominado
“voto censura”.
En primer lugar, se relega a las minorías al papel de oposición, fuera del poder. En
segundo lugar, la duración fija del mandato presidencial introduce rigideces en el
funcionamiento del sistema político, que lo vuelve incapaz de responder con
flexibilidad a situaciones de crisis, o adaptarse a los cambios de las mayorías
electorales.
La forma parlamentaria de gobierno, según Linz, está más capacitada para hacerse
cargo de inmediato de los cambios en las opiniones del electorado, lo que vuelve
más representativa y flexible. Además, el parlamentarismo permite incorporar a la
oposición al gobierno, mediante acuerdos entre la mayoría y la minoría, en los así
llamados gobiernos de coalición, que reducen la competencia y fomentan la
colaboración entre partidos, que pueden compartir el poder.
Por todo ello, para este autor, este sistema es mucho más capaz de estabilizar y
fortalecer las instituciones democráticas, evitando las crisis y tensiones que introducen
una competitividad y conflictividad excesivas.
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DEMOCRACIAS MAYORITARIAS Y CONSENSUALES de Arend Lijphart:
Según Lijphart, estos dos tipos de democracias derivan de las dos respuestas posibles a
esta pregunta: ¿quién debe gobernar en una democracia?.
Un conjunto de países parecen responder “la mayoría”, de tal modo que la minoría
pasa a ser oposición, queda afuera del Poder Ejecutivo del Estado y solo está
representada en el Parlamento. El otro grupo, por el contrario, parece responder
“tanta gente como sea posible”, de tal modo que el Poder Ejecutivo sea compartido
por mayorías y minorías, y esta última asuma responsabilidades políticas. Al primer
grupo de democracias, Lijphart las llamó mayoritarias; al segundo grupo las llamó
consensuales.
Entre las especificidades de estas nuevas poliarquías O´Donnell encuentra que varias
de ellas se caracterizan porque el ejercicio del poder se concentra en el Ejecutivo, que
gobierna y toma decisiones de un modo centralizado, discrecional y sin trabas ni de
parte del Poder Legislativo (al que parece ignorar) ni del Poder Judicial (al que tiende a
controlar). Por eso, las denomina democracias delegativas.
O´Donnell afirma que las nuevas poliarquías, con gobiernos de estilo delegativo, son
“poliarquías informalmente institucionalizadas” y una de sus instituciones informales
O´Donnell cree que una democracia es una poliarquía (derechos políticos) más un
Estado de Derecho (derechos civiles). Si estas dos cosas se dan juntas, los individuos
gozan de una ciudadanía plena.
EL CONSTITUCIONALISMO
El CONSTITUCIONALISMO es una forma de vida política que tiende a racionalizar el
ejercicio del poder para asegurar a los hombres el goce de sus libertades y el respeto
de su dignidad.
Para John Locke, la sociedad está fundada en el acuerdo común de los hombres
que la integran, pero también, en derechos naturales como el de subsistencia y el
de propiedad. Locke pensaba que en una sociedad civil, el gobierno debía ser el
resultado del acuerdo libre entre gobernados y gobernantes, de manera que no
violaran los derechos individuales y se procura protegerlos.
También, en la segunda mitad del siglo XX, las constituciones de muchos países del
mundo introdujeron en las últimas décadas numerosas declaraciones y
convenciones internacionales relativas a los Derechos Humanos.