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FORMULA DENUNCIA

Sr Juez:

Ricardo Hipólito LÓPEZ MURPHY, DNI: DNI: 8.575.622,

por derecho propio, y constituyendo domicilio electrónico junto a los letrados que me

patrocinan, Dres. María Eugenia TALERICO, abogada T° 52 F° 955 del CPACF,

con domicilio electrónico 27220776323 y José Lucas MAGIONCALDA, abogado

T° 62 F° 671 del CPACF, con domicilio electrónico 20232494957, a V.S. me presento

y respetuosamente digo:

I. OBJETO: Vengo por el presente a formular denuncia contra

el Presidente de la Nación, Alberto FERNÁNDEZ, por la posible comisión de las

conductas penalmente relevantes que a continuación se denuncian.

Antes de comenzar con el relato de los hechos constitutivos del

ilícito y dada la gravedad que representa denunciar a un Presidente de la Nación, debo

decir que me ha inspirado avanzar en esta dirección, la profunda convicción de que no

puede la más alta magistratura del Estado, atropellar los postulados de nuestra

Constitución Nacional.

La calidad de nuestra democracia, vapuleada desde hace

algunos años por Gobiernos que detentan un poder ilimitado, sin frenos ni contrapesos,

debe comenzar a sanearse a partir de la reivindicación inexcusable de la vigencia del

estado de derecho, del cumplimiento de la ley y de la Constitución Nacional, que al

organizar a nuestra República establece la división de los poderes para impedir que la
preponderancia del Poder Administrador, desparrame sus tentáculos amenazando las

facultades de otro de los poderes del estado, como es el Congreso de la Nación.

El bien jurídico tutelado por la norma penal que se infringe es

justamente, el regular funcionamiento de la administración publica y la legalidad de

sus actos intentando impedir el uso arbitrario o abusivo de la función pública.

II. HECHOS: Con fecha 18/03/2022, el Poder Ejecutivo

Nacional dictó el Decreto N° 131/2022 (BO, N° 16726/22 del 19/03/2022), mediante

el cual se dispuso suspender “hasta el 31 de diciembre de 2022, inclusive, para las

mercaderías alcanzadas por las posiciones arancelarias de la NOMENCLATURA

COMÚN DEL MERCOSUR (N.C.M.) comprendidas en el Decreto N° 790 del 4 de

octubre de 2020, las alícuotas del derecho de exportación allí establecidas y

actualmente exigibles, resultando de aplicación desde la entrada en vigencia del

presente decreto y hasta aquella fecha, inclusive, las fijadas para las referidas

mercaderías en el Decreto N° 230 del 4 de marzo de 2020.” (art. 1°).

Con esta intrincada redacción, lo que sucedió es que la harina y

el aceite de soja, los dos principales productos de exportación del complejo sojero

argentino, pasaron a tributar del 31 al 33% en concepto de derechos de exportación

(retenciones).

Ahora bien, el Presidente de la Nación había dictado los decretos

230/20 y 790/20 en el marco de las facultades delegadas que le otorgaba le ley 27.541,
en su artículo 52. Estas facultades legislativas, de acuerdo a la propia letra del art. 52

fenecierom el 31 de diciembre del año 2021.

III.- EL DERECHO: La conducta antes descripta se inscribe

en el tipo penal previsto en el artículo 248 del Código Penal, que expresamente

establece: “Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial

por doble tiempo, el funcionario público que dictare resoluciones u órdenes contrarias

a las constituciones o leyes nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o

resoluciones de esta clase existentes o no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le

incumbiere.”

En efecto, en el caso que nos ocupa, la norma dictada por el

denunciado vulnera la Constitución Nacional, en tanto modifica un tributo,

aumentándolo, arrogándose de ese modo, facultades exclusivas del Congreso de la

Nación.

El Artículo 52 de nuestra carta magna sostiene que “A la

Cámara de Diputados corresponde exclusivamente la iniciativa de las leyes sobre

contribuciones y reclutamiento de tropas.” Y el Artículo 75 inciso 1 sostiene que

“Corresponde al Congreso: 1. Legislar en materia aduanera. Establecer los derechos

de importación y exportación, los cuales, así como las avaluaciones sobre las que

recaigan, serán uniformes en toda la Nación.” Refuerza la imposibilidad de

inmiscuirse en asuntos tributarios el Articulo 99 inciso 3, que si bien otorga al

Presidente de la Nación la facultad de dictar decretos de necesidad de urgencia en

circunstancia excepcionales, excluye dicha materia tributaria.


Paralelamente, cabe destacar que el Artículo 76 de nuestra Ley

Fundamental establece que “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder

Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o de emergencia

pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que

el Congreso establezca. La caducidad resultante del transcurso del plazo previsto en

el párrafo anterior no importará revisión de las relaciones jurídicas nacidas al

amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegación legislativa.”

Por lo expuesto, habiendo caducado la potestad delegada al

Ejecutivo por el art 52 de la LEY 27541 para fijar alícuotas de retenciones, el 31/12/21,

el Decreto N° 131/2022 por el que el Presidente de la Nación aumenta las retenciones,

es palmariamente contrario a nuestra Ley Fundamental.

En efecto, estamos ante un supuesto en el cual no es lícito que

un decreto suspenda la aplicación de otro decreto, en tanto que, el acto administrativo

cuya aplicación se suspende (Decreto N° 790 del 4 de octubre de 2020) fue dictado en

el marco de una norma de rango legal que delegó facultades tributarias en el Poder

Ejecutivo Nacional. Dicha delegación (la del art. 52 de la ley 27.541) ya no se

encuentra vigente. En consecuencia, habiendo caducado la ley delegante, no es

jurídicamente aceptable que el Presidente de la Nación ejerza la facultad de establecer

o modificar derechos de exportación usando normas fenecidas.

Claramente, el art. 52 de la ley 27.541 establece que “El Poder

Ejecutivo nacional podrá ejercer estas facultades hasta el 31 de diciembre de 2021.”

EN DEFINITIVA: NO EXISTE DECRETO QUE PUEDA REVERTIR DICHA


NORMA, y la trampa de reestablecer la vigencia de un Decreto anterior (230/20) que

fue dictado en el marco de esa delegación, mediante la suspensión de un decreto

posterior (790/20) también dictado en el marco de la delegación, no puede ser

convalidada, pues claramente viola los postulados de nuestra Constitución Nacional.

Abona este criterio que la propia Constitución Nacional en su

art. 99, inc. 3) establece: “El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones:

…3. Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga

y hace publicar. / El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad

absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo. / Solamente cuando

circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios

previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas

que regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos,

podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia, los que serán decididos

en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe

de gabinete de ministros. …”.

Está claro, entonces, que bajo ninguna circunstancia, ni siquiera

la que habilita el dictado de decretos de necesidad y urgencia, corresponde que, sin

una ley que lo autorice, el Poder Ejecutivo Nacional dicte disposiciones en materia

tributaria.

Por su parte, y para disipar toda duda respecto del presente

análisis, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la invalidez de un acto


administrativo que establecía derechos de exportación, para un período en que dicha

potestad tributaria no se encontraba amparada por una ley del Congreso de la Nación 1

El Presidente de la Nación, asimismo, intenta, en los

considerandos del Decreto N° 131/2022, fundar dicho acto administrativo en la

prórroga, hasta el 31 de diciembre de 2022, de la “emergencia alimentaria” sancionada

por el Congreso de la Nación, a través de la ley 27.519. Ahora bien,

independientemente de que los objetivos del Decreto N° 131/2022 estén

supuestamente orientados a “…garantizar en forma permanente y de manera

prioritaria el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria y nutricional de la

población de la REPÚBLICA ARGENTINA…”, un análisis armónico de las normas en

juego impide que una facultad -hoy íntegramente en cabeza del Congreso- sea

avasallada de este modo por el Poder Ejecutivo Nacional. Un artilugio más.

Asimismo, en los fundamentos del Decreto N° 131/2022,

también se sostiene lo siguiente:

“Que, en este sentido, en el apartado 1 del artículo 755 de la

Ley Nº 22.415 (Código Aduanero) y sus modificaciones, se faculta al PODER

EJECUTIVO NACIONAL a gravar con derechos de exportación la exportación para

1
“Cabe confirmar la sentencia que declaró la inconstitucionalidad e inaplicabilidad de las resoluciones
11/02 y 150/02 del entonces Ministerio de Economía e infraestructura que ha establecido derechos
de exportación del 10% y el 5% sobre las mercaderías que indica comprendidas en la Nomenclatura
Común del Mercosur- circunscribiéndose su invalidez al período comprendido entre su entrada en
vigencia (5 de marzo de 2002) hasta el 24 de agosto de 2002, momento a partir del cual rige la ley
25.645, disposición que le otorga a su contenido rango legal, y tal invalidez- circunscripta a dicho
período- determina su inaplicabilidad a la actora respecto de los alcances de la resolución 150/02 -
estímulos a la exportación para quienes hayan cumplido sus obligaciones fiscales- , sin perjuicio del
cumplimiento total de las restantes obligaciones fiscales derivadas de los restantes tributos
nacionales.” (CSJN, “Camaronera Patagónica S.A. c/ Ministerio de Economía y otros s/ amparo”, 15 de
Abril de 2014 - Voto de los jueces Lorenzetti, Fayt y Maqueda-).
consumo de mercaderías, a desgravar la que estuviere gravada y a modificar los

derechos de exportación establecidos.

Que, a su vez, en el apartado 2, dicho artículo establece que:

“Salvo lo que dispusieren leyes especiales, las facultades otorgadas en el apartado 1

únicamente podrán ejercerse con el objeto de cumplir alguna de las siguientes

finalidades: a) asegurar el máximo posible de valor agregado en el país con el fin de

obtener un adecuado ingreso para el trabajo nacional; b) ejecutar la política

monetaria, cambiaria o de comercio exterior; c) promover, proteger o conservar las

actividades nacionales productivas de bienes o servicios, así como dichos bienes y

servicios, los recursos naturales o las especies animales o vegetales; d) estabilizar los

precios internos a niveles convenientes o mantener un volumen de ofertas adecuado a

las necesidades de abastecimiento del mercado interno; e) atender las necesidades de

las finanzas públicas”.

Que mediante la Ley Nº 26.939 se aprobó el Digesto Jurídico

Argentino y se declararon vigentes las normas incorporadas a su Anexo I, entre las

que se encuentra la Ley N° 22.415 (Código Aduanero) y sus modificaciones.”.

Ahora bien, debe tenerse en cuenta que, si bien es cierto que el

art. 755 de la Ley Nº 22.415 (Código Aduanero) estableció una delegación amplia al

Poder Ejecutivo para modificar derechos de exportación, lo hizo -según su propio

texto- “en las condiciones previstas por este Código y en las leyes que le fueren

aplicables”, y ese marco legal aplicable es la ley 27.541 que en su art. 52, fijó como

fecha tope para esta delegación, la del 31 de diciembre de 2021.


Más aún, las normas invocadas en los considerandos, a saber:

los apartados 1 y 2 del artículo 755 de la Ley Nº 22.415 (Código Aduanero) y la ley

26.939 son anteriores a la ley 27.541 que, clara y específicamente, en su art. 52,

estableció como fecha tope para dictar normas en materia de derechos de exportación

la del 31 de diciembre de 2021 (“Lex posterior derogat priori”). Claramente entonces,

el Ejecutivo no puede tampoco ampararse en esta norma del Código Aduanero para

modificar derechos de exportación, sin una nueva norma de rango legal que habilite

aquello.

Asimismo, cabe destacar que existen obligaciones éticas por

parte de los funcionarios públicos que se encuentran normadas en la ley 25.188

(dictada en el marco de lo dispuesto por el art. 36 de la Constitución Nacional) y en el

Anexo al Decreto 41/99, ambas normas encuadradas en lo que establecen la

Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción2 y la Convención

Interamericana contra la Corrupción3, las cuales son plenamente aplicables al titular

del Poder Ejecutivo Nacional, a saber:

-ARTÍCULO 2°, LEY 25.188: “Los sujetos comprendidos en

esta ley se encuentran obligados a cumplir con los siguientes deberes y pautas de

comportamiento ético: a) Cumplir y hacer cumplir estrictamente Constitución

Nacional, las leyes y los reglamentos que en su consecuencia se dicten y defender el

sistema republicano y democrático de gobierno; …”

2
Ratificada por Ley 26.097.
3
Ratificada por Ley 24.759.
-ARTICULO 9°, ANEXO AL DECRETO 41/99:

“PRUDENCIA. El funcionario público debe actuar con pleno conocimiento de las

materias sometidas a su consideración, con la misma diligencia que un buen

administrador emplearía para con sus propios bienes. El ejercicio de la función

pública debe inspirar confianza en la comunidad. Asimismo, debe evitar acciones que

pudieran poner en riesgo la finalidad de la función pública, el patrimonio del Estado

o la imagen que debe tener la sociedad respecto de sus servidores.”

-ARTICULO 16, ANEXO AL DECRETO 41/99:

“LEGALIDAD. El funcionario público debe conocer y cumplir la Constitución

Nacional, las leyes y los reglamentos que regulan su actividad. Debe observar en todo

momento un comportamiento tal que, examinada su conducta, ésta no pueda ser objeto

de reproche.”

Asimismo, debe ponerse de relieve que el ARTICULO 47,

ANEXO AL DECRETO 41/99 establece que: “La violación de lo establecido en el

presente Código hace pasible a los funcionarios públicos de la aplicación de las

sanciones previstas en el Régimen Jurídico Básico de la Función Pública, aprobado

por la Ley N° 22.140, o en el régimen que le sea aplicable en virtud del cargo o función

desempeñada, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales establecidas en

las leyes.” (el resaltado en negrita me pertenece). Mientras que el art. 3° de le Ley

25.188 establece que “Todos los sujetos comprendidos en el artículo 1º deberán

observar como requisito de permanencia en el cargo, una conducta acorde con la

ética pública en el ejercicio de sus funciones. Si así no lo hicieren serán sancionados

o removidos por los procedimientos establecidos en el régimen propio de su función.”


Con su comportamiento, fuera del marco institucional diseñado

por nuestros constituyentes para evitar el uso arbitrario de poder, el Presidente de la

Nación, fustiga nuestro Estado de Derecho, viola el código penal y mina la seguridad

jurídica de nuestro país, condición necesaria para generar la confianza que nos permita

encausar a la Argentina en la senda de crecimiento y desarrollo.

IV.- PETITORIO: Por todo lo expuesto, encontrándose

vulneradas las normas constitucionales “ut supra” mencionadas, a V.S. solicito:

1.- Se investiguen las conductas denunciadas, por constituir el

delito de Abuso de Autoridad.

2.- Se cite a ratificar la presente denuncia y se corra vista al Sr.

fiscal.

Proveer de Conformidad

SERÁ JUSTICIA

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