Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
férreas”. (Presidente José Manuel Balmaceda Fernández, al inaugurar el Viaducto del Malleco,
26 de octubre de 1890).
La sólida estructura de fierro del Viaducto del Malleco que a más de un siglo se yergue como
un gigante sobre el barranco que otrora impedía el avance del Ferrocarril Central a la
Araucanía, no es solamente una hazaña tecnológica, sino que la materialización del sueño de
un estadista de temperamento y decisión de acero: José Manuel Balmaceda Fernández.
Este puente, es quizás la mejor expresión material de una época en que el futuro de Chile fue
imaginado en grande, quizás como nunca en toda su historia. En esa etapa, nuestro país,
fortalecido luego de la Guerra del Pacífico, con una prosperidad emergente como resultado de
la explotación salitrera, se amagaba como una potencia en América Latina. Balmaceda,
entonces, vislumbraba en el desarrollo de los ferrocarriles, extendidos longitudinalmente y en
ramales, algo así como un verdadero sistema de circulación vital para el progreso económico y
social de toda la nación y sus habitantes. Tal fue su mayor sueño y utopía.
El orgulloso Viaducto impresiona intensamente hoy, aunque es una construcción del pasado.
Remontarse a 1890 y verlo allí superando ese enorme tajo geológico, cercano a un caserío de
entonces, en medio de la lluvia y neblinas del sur, es algo solamente comprensible como
resultado de una profunda y enorme decisión.
Mucho más que un conjunto de enfierraduras y demostración de ingenio humano, es una
creación con ansias de trascender al tiempo, que refleja el espíritu de Balmaceda –al que
Rubén Darío definió como un político romántico- quien acostumbraba a decir: “Las obras
buenas son eternas”.
Inauguración