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CONTRATO:
Para Rubén Contreras. Un contrato es un negocio jurídico bilateral, constituido por el acuerdo pleno,
consiente y libre de voluntades de dos o más personas particulares, iguales ante la ley, que fundado en una
causa lícita produce efectos jurídicos idóneos para crear, modificar, transmitir o extinguir obligaciones de
naturaleza patrimonial.
Néstor De Buen Lozano define el contrato como un acuerdo espontáneo de voluntades, que persiguen fines
distintos, adecuado a la ley y a las buenas costumbres, generalmente consensual y excepcionalmente formal,
para la creación y transmisión inmediata, diferida o condicionada, temporal o permanente, de derechos y
obligaciones de contenido patrimonial.
Las finalidades propias del contrato civil son: la creación, modificación, transmisión y extinción de las
obligaciones.
1. Creación: en los contratos, unas veces se cran derechos personales y otras, derechos reales.
Ejemplo: Derechos personales: un ejemplo claro de derechos personales puede ser el derecho que
posee un vendedor en un contrato de compraventa. Este contrato exigir al vendedor la cantidad de
dinero acordada al comprador. Por otra parte, en este ejemplo el comprador posee también un
derecho personal frente al vendedor de exigir el cumplimiento de lo pactado.
Modificación: las partes pueden cambiar, por mutuo acuerdo, cualquiera de los pactos que hubieren
establecido en el contrato, excepto aquellos que la ley impone. Las modificaciones contractuales unas veces
determinan la perdurabilidad de la obligación originaria, y otras dan lugar a su extinción y al nacimiento de una
obligación nueva.
Cuando las partes estipulan un contrato de cierta duración en el tiempo, se considera de manera tácita que,
éstos lo hacen teniendo en cuenta las circunstancias existentes en el momento de estipulación o las que se
puedan prever normalmente, siendo esta condición necesaria para que siga existiendo ese contrato. Sin
embargo, las circunstancias pueden variar y de esa forma también van a cambiar las necesidades de las
partes que han celebrado un contrato, por lo que se puede recurrir a la modificación y así poder llevar a cabo
las acciones necesarias para mejorar las condiciones del negocio jurídico celebrado.
2. Transmisión: La transmisión de las obligaciones se refiere a traspasar a otra persona la posición como
acreedor o deudor, siguiendo la voluntad del cedente o transmitente o por un hecho propio al que la
legislación le atribuye esa capacidad de sustitución.
Esta se da en todos los contratos en los que las partes convengan sesión de derechos, subrogación o sesión
de deudas. Cesión de derechos – Subrogación - Cesión de deudas
3. Extinción: Ocurre en todos los contratos en los que las partes convengan rescisión, compensación total,
novación o remisión de las obligaciones.
Rescisión: La rescisión en términos legales consiste en dejar sin efecto un contrato o una obligación, es la
ineficacia sobrevenida de un negocio jurídico, al cual no le falta ninguno de sus elementos esenciales ni hay
vicio en ellos. De acuerdo a esto, la rescisión puede darse por alguna causa sobreviniente durante la
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aplicación, ejecución y desarrollo del acto que conlleva el contrato. En otras palabras, rescindir es la acción
que busca impedir las consecuencias de un acto y cuyo objetivo es poner término a lo convenido.
Novación: consiste en que, habiendo una obligación válida y vigente, es decir, pendiente de cumplimiento, los
mismos contratantes, mediante un segundo acuerdo de voluntades, modifiquen de manera sustancialmente
profunda dicha obligación, con el ánimo de ser vinculados en la nueva forma pactada.
Ejemplo: cuando se busca ampliar la hipoteca, es decir negociar nuevamente con el banco sobre las
condiciones de la hipoteca.
Remisión de las obligaciones: consiste en el perdón de la deuda otorgado expresamente por el acreedor, y
aceptado por el deudor. Solo se necesita del convenio expreso de los interesados, puede ser total o parcial.
El Derecho Romano crea todas las instituciones del Derecho Civil, incluyendo a los contratos. Según la
concepción romana de la época clásica, contrato (contractus) es el acto lícito que, descansando en un
acuerdo de voluntades, se endereza a la constitución de un vínculo obligatorio. Presuponiendo siempre el
acuerdo, el efecto jurídico sólo en determinados casos depende exclusivamente del acuerdo mismo. En todos
los demás, tal efecto se supedita a la forma. Por otra parte, ya hemos dicho que hay actos lícitos que no se
fundan en el acuerdo, y crean, sin embargo, un vínculo obligatorio.
La sucesiva evolución se inclina más y más a exaltar el acuerdo (conventio, consensus), erigiéndolo en
requisito dominador. En el Derecho justinianeo, contrato es todo acuerdo capaz de constituir a una persona
en deudora de otra. Refiérase el acuerdo a otra suerte de negocios, ya que se encaminen a la constitución de
obligaciones o de derechos reales, y a la modificación o extinción de cualquier relación jurídica. Queda así
superada la concepción propia del ius civile, a tenor de la cual el contrato solo puede producir obligaciones.
En el derecho justinianeo parece predominar la valoración sobre la voluntad de las partes en todo tipo de
negocio, aplicándose preferentemente una interpretación subjetiva o individual.
Las instituciones de Gayo clasifican los contratos en reales, verbales, literales y consensuales. Y dice que el
Contrato es fuente de Obligaciones.
También es sabido que los romanos eran los maestros en la interpretación de los contratos, en determinar
cuál era la lex specdialis del caso concreto, el ius. Esta interpretación se dio tanto respecto de la ley y del
edicto, que quizá sea la más importante pero también respecto de los actos jurídicos, porque muchas veces
fue necesario precisar su sentido y alcance.
La forma presuponía la voluntad y como ésta solo podía emitirse mediante aquella, no cabía la posibilidad de
averiguar qué quiso decirse, menos aún porqué. Piénsese en una mancipatio, donde el que va a adquirir la
propiedad, en presencia de quien transmite, de cinco testigos y de una persona que sostiene una balanza,
toma un trozo de cobre y toca la balanza, luego de pronunciar las palabras rituales: “Afirmo que este esclavo
es mío de acuerdo con el derecho de los quirites y que lo he comprado con este cobre y esta balanza de
bronce”. O en una estipulación: ¿Prometes solemnemente darme tu camello? Prometo. Aquí no puede haber
ningún problema de interpretación y no cabe sino está la palabra pronunciada.
INTERPRETACIÓN:
Es la acción o efecto de explicar o declarar el sentido de una cosa, y principalmente el de textos faltos de
claridad.
Interpretación legal: Jurídicamente tiene importancia la interpretación dada a la ley por la jurisprudencia y por
la doctrina, así como la que se hace de los actos jurídicos en general y de los contratos y testamentos en
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particular, interpretación indispensable para hacer que, como es justo, la voluntad de los interesados
prevalezca sobre las palabras.
Interpretar un texto consiste en atribuir un significado preciso a sus palabras. La interpretación de un texto es
fundamental, y especialmente en materia de contratos, porque de ello depende la posterior calificación
jurídica y determinación de los que el ordenamiento asigna a la manifestación de la voluntad comprendida en
sus términos. Tratándose de los contratos su interpretación tendrá en esencia que definir la causa, el objeto y
las manifestaciones de voluntad con integración de aquello que, no siendo esencial, falte a su perfección. El
problema de la incoherencia del contrato, en caso de que exista discordia entre las partes, se traslada al juez,
que aplicará las reglas imperativas conforme al principio de legalidad.
La aplicación del principio de buena fe como norma de lo anterior expuesto supone lo siguiente:
a. Hay que atender en primer lugar a los términos en que fue hecho y redactado.
c. Restringir los efectos que naturalmente se deriven del modo con que los otorgantes hubiesen explicado su
voluntad.
Cuando se concluye un negocio, que ata y liga a las partes, presupone la existencia de una propuesta y una
aceptación, que culmina en el acuerdo o perfección del acto. Es decir, que los mismos tienen certeza de lo
pactado y que ello debe cumplirse
La diferencia entre interpretar las normas jurídicas y los contratos, radica según la doctrina en el carácter
objetivo y en la cualidad dual. En el segundo caso, la tarea es más compleja, porque además de analizar tales
elementos, debe tratar de encontrar la concreta voluntad de las partes.
La buena fe, ha de servir para que se admitan conclusiones ajustadas a la ética, como las siguientes: Los
contratantes, al redactar el instrumento, quisieron proceder como personas honestas y no con el propósito de
crear confusiones; es un punto de partida y de llegada, en el entendido de que ha de ser lo más acorde con el
desenvolvimiento de las relaciones contractuales; las declaraciones de los participantes deben ser en el
sentido más conforme a la confianza.
En un contrato se interpreta la voluntad de los contratantes, pero al momento de conocer las voluntades, se
ha desarrollado varias teorías:
Lo primero que debe señalarse es que aquello «verdaderamente» querido por los contratantes, en la
medida que no sea expresado, resulta inaccesible a terceros, con la consiguiente inseguridad jurídica que
se provoca.
2. Teoría de la declaración de voluntad: Lo importante es lo que las partes han expresado al momento
de contratar. La voluntad y su expresión conforman un todo inescindible, de tal manera que no puede
concebirse una sin la otra.
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3. Teorías Ecléticas: Se han desarrollado otras teorías, llamada eclécticas o intermedias, en tanto
toman elementos de las desarrolladas en los puntos anteriores, procurando combinar la necesidad
de respetar la real intención de las partes creadoras del acto, con la seguridad y confianza que
deben prevalecer en las relaciones humanas para que pueda hablarse de un verdadero orden
jurídico.
La redacción clara y precisa de los acuerdos alcanzados por las partes en un contrato, es una de las
principales responsabilidades del abogado actuante. Cuando las obligaciones no quedan claras, y al
momento de ejecutar el contrato las partes entran en conflicto por la forma en que una u otra
interpreta el contrato, hay un procedimiento general de interpretación a seguir, definido por el Código
Civil Guatemalteco.
Por ello aunque el Código Civil habla reiteradamente de la búsqueda de la intención de los
contratantes, no interesa en la interpretación indagar cuál fue la voluntad individual de cada uno de los
contratantes, sino la intención común, sobre la cual las partes coincidieron, independientemente de que cada
una de ellas persiguiera finalidades distintas a través del contrato; esta indagación no se puede encontrar en
una cláusula aislada de las demás, sino en el todo orgánico que constituye el contrato.
Una vez calificada la situación se determinan sus efectos conforme a las normas imperativas del tipo
negocial, es decir, con arreglo al precepto de autonomía privada o regla negocial que han creado, siendo uno
de los principios rectores de la interpretación del contrato el de la búsqueda de la intención de los
contratantes, con lo que, la intención común es la zona en que concuerdan el querer de las partes y para que
exista consentimiento contractual han de querer el mismo objeto, es decir, sus estipulaciones y efectos,
siendo una declaración unánime de la jurisprudencia que ha de prevalecer la voluntad declarada sobre la
interna, ya que así lo exige la buena fe y la seguridad del tráfico, a menos que se acredite evidentemente que
fue otra la voluntad de los contratantes. Aquí es donde se presenta en la práctica la dificultad de precisar esa
intención, y se han de examinar los medios para lograrlo.
1. Origen Histórico
Con apoyo consistente en la doctrina jesuita sobre el contrato, la investigación trata de identificar
y analizar las principales discusiones de los académicos actuales sobre el contrato, proponiendo dos
problemas principales: la fragmentación de la codificación del derecho contractual - ampliamente
introducida por el derecho de las relaciones de consumo y la importancia del acercamiento constitucional
a la interpretación de los contratos.
Luego, el estudio trata de identificar los desafíos actuales de la teoría del contrato, con el fin de
enfrentar los cambios futuros, en la perspectiva de la armonización y unificación del derecho de los
contratos tal como es experimentada en la Unión Europea y en América Latina.
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La primera, mucho más desarrollada, muestra un importante acervo formado por las directivas
europeas y las iniciativas académicas para proveer un marco común de referencia o aún un código
común de contratos.
Los arts. 1281 a 1289 del Código civil y 57 del Código de comercio establecen normas de
interpretación de los contratos. Los artículos del Código civil son aplicables a los contratos civiles y
también a los mercantiles, por la remisión del art. 50 del Código de comercio.
Este elemento es denominado teleológico, pues, la teleología es la doctrina que atiende a las
causas finales. Así, la interpretación teleológica es denominada finalista ya que trata de desentrañar cuál
es la finalidad perseguida por la norma, en suma, cuál es el fin que pretende cada una de las
disposiciones de la ley.
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Del texto literal de la norma se deduce que el elemento finalista es el criterio interpretativo por
antonomasia, ya que es el único desde el que puede desentrañarse el auténtico sentido de un precepto
legal.
La doctrina científica suele hablar de la ratio legis para referirse a la motivación por la cual la
norma se ha dictado o al resultado que la norma pretende alcanzar. Dicha ratio legis trasciende así,
cualquier coyuntura histórica o socioeconómica ya que el criterio teleológico otorga estabilidad a la tarea
interpretativa, debido a que no se circunscribe a la realidad histórica del momento de su promulgación -lo
que la doctrina denomina occasio legis-, ni se condiciona por el criterio sociológico que determina que las
normas deben interpretarse de acuerdo con la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas.
A los efectos de concretar cuál sea la finalidad de la norma se hace preciso diferenciar la ratio
legis de la mera voluntas legislatoris. Mientras que ésta no pasa de ser un hecho circunstancial histórico,
y por ello efímero, aquella presenta un carácter más estable, pues, considera la norma legal en su propia
racionalidad.
Por último, la interpretación finalista de las leyes debe tener en cuenta los valores y principios
que han inspirado su aprobación.
CUESTIONARIO:
5. ¿Qué cláusula prevalece cuando dos o más cláusulas se contradigan entre sí en un contrato?
Prevalecerá la cláusula o las cláusulas que sean más conformes con la naturaleza del contrato y con
la intención de las partes
7. ¿Qué sucede cuando en un contrato no puede conocerse la intención o voluntad de los contratantes
sobre el objeto principal?
En este caso la obligación carece de valor
Glosario:
1. Tergiversar: Es referente a dar una interpretación errónea o falsa a algo, a menudo con voluntad de
ello.
2. Subrogación: Puede definirse como sustituir o poner a alguien o algo en lugar de otra persona o
cosa.
3. Ambigüedad: Se define como un comportamiento, hecho, palabra o expresión que puede entenderse
o interpretarse de diversas maneras.
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4. Proclive: Se refiere a que tiene inclinación o disposición natural hacia una cosa.
5. Casación: En un proceso penal es un tipo de recurso extraordinario que se debe presentar ante el
Tribunal Supremo para solicitar la impugnación contra una sentencia judicial. Mediante el recurso
de casación se puede solicitar la impugnación contra una sentencia en un proceso penal.
6. Servidumbre: es la denominación de un tipo de derecho real que limita el dominio de un predio
denominado fundo sirviente en favor de las necesidades de otro llamado fundo dominante
perteneciente a otra persona.
7. Gravamen: Se refiere al impuesto que se aplica sobre un inmueble, una propiedad o el caudal de
una persona.
8. Acueducto: Es un sistema o conjunto de sistemas de irrigación que permite transportar agua en
forma de flujo continuo desde un lugar en el que está accesible en la naturaleza hasta un punto de
consumo distante,
9. Indemnización: es el acto y la consecuencia de indemnizar, propiciar, por lo general a través de
dinero, el resarcimiento de un perjuicio o de un daño.
10. Testador: Se refiere a la persona que hace testamento.
11. Causante: Es aquella persona titular del patrimonio que va a ser repartido como consecuencia de su
fallecimiento.
12. Perdurabilidad: Se refiere a que dura en el tiempo.
13. Estipulación: Disposición de un contrato, tratado, testamento o cualquier otro documento similar,
público o particular, que expresa alguna condición.
14. Rescisión: es un concepto que hace referencia al negocio jurídico por el que se deja sin efecto,
mediante declaración judicial, un negocio, contrato o acto jurídico. También conocida como la acción
de nulidad de los contratos o negocios jurídicos, y en derecho notarial, como acción proforma.
15. Novación: se define como la modificación o extinción de una obligación jurídica o transmisión por
parte de otra obligación posterior.
16. Condonación: Se define como, anular, perdonar o remitir una deuda en todo o en parte, se dará por
extinguida una obligación por voluntad del beneficiario.
17. Lex Contractus: Ley rectora del contrato.
18. Erigir: Hacer que una persona, una institución u otra cosa pase a tener una función o una categoría
de especial importancia.
19. Mancipatio: Es un acto antiguo de adquisición de la propiedad. Anterior a la aparición de la moneda
por eso inicialmente antes de la moneda se utilizaron piezas de bronce
20. Osciló: Significa moverse alternativamente un cuerpo a un lado y otro de su posición de equilibrio
determinada por un punto fijo o un eje.