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Introducción.

Mi nombre es Joseph Israel Hernández Rivadeneyra, imparto clases en el nivel


superior en la licenciatura de turismo y gastronomía, sobre todo de seminario de
tesis. Mi labor durante el último periodo en la IEU, estuvo enfocada a brindar a los
estudiantes las herramientas necesarias para desarrollar distintos proyectos
enfocados a investigación turística.

Desarrollo.

Terminar y dejar ir

A pesar de haberme dedicado a la docencia durante 10 años y de haber utilizado


con anterioridad las herramientas tecnológicas y tener cierta formación en tics y
tacs, las condiciones de enseñanza derivadas de la pandemia y el confinamiento,
resultaron un poco confusas y complicadas para mí. Sobre porque cada institución
estuvo delimitando sus propios procesos y los fueron desarrollando conforme las
necesidades de la institución fueron surgiendo. En muchos momentos me sentí
conflictuado conmigo mismo y con mis aprendizajes previos, porque algunos de los
procesos eran contradictorios unos con otros,incluso llegué a darme cuenta que en
el afán de querer hacer cumplir a los estudiantes con sus actividades, se estaba
vulnerando su propia privacidad y la mía también. Ninguno de nosotros estaba
preparado ni tenía espacios específicamente diseñados y delimitados para la
impartición y recepción de clases. En un inicio, yo adecue, un espacio de la sala de
mi casa para poder iniciar con las clases en línea, en ese momento no contaba con
escritorio porque siempre tenía un aula para poder impartir mis clases y pocas
veces tenía la necesidad de dedicar largas horas en mi hogar para mi ejercicio
docente. También mi familia se tuvo que adaptar a esta situación, en muchos
momentos mis papás estuvieron incómodos o se vieron forzados a estar en otra
habitaciones durante mis clases, ya que los ruidos y las interrupciones, me
dificultaban la impartición de las clases. También estuve en muchos momentos
obligado a resolver pedimentos y problemáticas de último momento, mis horarios de
trabajo comenzaron a estar muy poco especificados y en muchas ocasiones tanto
los directivos, coordinadores y estudiantes creían que teníamos la obligación de
atenderlos a cualquier hora; la recepción de mensajes y correos Incluso en la
madrugada comenzaron a modificar mis horario y mi ritmo de vida. La falta de
herramientas también dificultaron mi labor, en una ocasión una estudiante me
reclamó por no tener un pizarrón en mi casa, ya que para ella el pizarrón digital no
era lo mismo y argumentó no entender de la misma manera, ella quería que yo
escribiera sobre un pizarrón normal que obviamente no tenía en mi hogar.
Tras los meses las cosas fueron tomando forma y también fui aprendiendo a marcar
límites en los horarios y en mis alcances, comencé a buscar nuevas maneras de
poder llevar a cabo mi labor y ayudar a los estudiantes a buscar alternativas para
poder aprender. Finalmente también tuve que decidir en dónde dejar de laborar,
hubo algunas escuelas que a pesar de estar conscientes de las situaciones que
tanto nosotros los docentes como los estudiantes vivían, se negaban a adecuar su
gestión y flexibilizar la manera en la que se debía trabajar lo cual era insostenible
para mi y para los estudiantes también.

La zona neutral.

Al cabo de unos meses, intuí qué la situación duraría bastante tiempo y entonces
comencé a buscar alternativas de capacitación qué me ayudarán a mejorar en mis
actividades como profesor virtual. Arreglé mi espacio y también comencé a ayudar
a estudiantes de primaria y secundaria que estaban presentando rezago y problema
de aprendizaje debido al cambio tan radical en el sistema de enseñanza.

Durante este proceso experimenté muchas emociones, sentí frustración cuando las
cosas no resultaban como yo las había planeado, en cuando las herramientas no
funcionan o cuando los estudiantes se negaban a querer experimentar con nuevas
metodologías o incluso se negaban a aceptar el cambio y la situación en la que
estábamos viviendo. La incertidumbre de no saber hasta qué momento podríamos
seguir en la misma situación y si continuaría teniendo trabajo, ya que en muchos
institutos comenzaron a juntar grupos y reducir al mínimo a la plantilla docente.
También me afectó como a muchos otros compañeros en este proceso, las horas en
la computadora y comencé a tener dolores de cadera.

El nuevo comienzo.

Después, logré encontrar mejores formas de poder establecer dinámicas de trabajo


con mis estudiantes y también con mis coordinadores, aprendí que el ser más
flexible no solo me ayudaba a mí, sino también a los que me rodeaban y sobre todo
a los estudiantes. Fui muy reiterativo en qué todo debíamos entender que el
compromiso era fundamental para el desarrollo del conocimiento y de las
actividades, sobre todo cuando estábamos tan lejos unos de otros. También les
hice saber qué las herramientas digitales eran mucho más que solamente la
paquetería de Office, las aplicaciones de videoconferencia y los buscadores. traté
de darles primero a mis grupos las herramientas suficientes para que fueran
desarrollando sus actividades, herramientas como la creación de mapas, la
utilización de la nube, los documentos compartidos, el desarrollo de
presentaciones, carteles, infografía y búsqueda de documentos académicos. Me di
cuenta de qué el ser muy claro con las instrucciones ayudaba a que todos
entendieran de manera adecuada lo que se debía desarrollar en cada momento de
la asignatura, para que incluso los que no habían estado presentes en la sesión
pudieran entender lo que debían hacer. Sé que no soy el docente perfecto y que a
pesar de considerar que tenía ya muchos conocimientos sobre el uso de la
tecnología en la educación, nunca había tenido que utilizarla al 100% para el
desempeño de mi labor, pero el cambio que se aproxima me emociona mucho.

Conclusión.

Ahora entiendo qué ha llegado el momento de volver a comenzar, el retorno a las


aulas nos presentará circunstancias muy diferentes a las que dejamos en el 2019,
los estudiantes y nosotros mismos. Tendremos que volver a aprender a socializar,
retomar la dinámica de grupo y dejar de lado el individualismo y la asincronía. Creo
que esto será lo más complicado de todo el proceso, ya que nos hemos habituado a
estar haciendo varias cosas a la vez y a dejarlas también en pausa para retomar las
posteriormente. En esta ocasión ya no podrá ser así, tendremos qué identificar
junto con los estudiantes qué habrá momento del curso en el que los resultados
deban ser expresados de manera inmediata, qué el trabajo en equipo debe llevarse
a cabo en el mismo momento, entorno y con las herramientas disponibles. De
alguna manera ahora todos nos enfrentaremos a una vida mucho más real. Sí bien,
no todos tenemos las habilidades igualmente desarrolladas para adaptarnos al
cambio, creo qué nos será más fácil el poder retomar las actividades que solían ser
cotidianas, ya que cuando inició la contingencia sanitaria, ninguno de nosotros
sabía exactamente lo que nos esperaba y a lo que nos enfrentábamos. Pero en
este momento, sí tenemos un referente de lo que era la vida y las actividades diarias
antes de la contingencia, a pesar de que haya cambios creo que ahora tenemos
muchas más herramientas qué podemos utilizar para facilitarnos y mejorar el
proceso de enseñanza y aprendizaje. También creo que cada uno de nosotros ha
logrado enfrentar la situación haciendo uso de las herramientas psicológicas y
emocionales con las que cada uno contó en su momento. Tal vez, de una mala
manera nos vimos obligados a confrontar nos a nosotros mismos y a explotar
nuestras fortalezas. Sé que también se presentarán momentos complicados en el
que incluso pudiera haber momentos de crisis pero ahora podremos actuar de una
manera más pertinente y humanista, ya podremos ser una verdadera comunidad.

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