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Santiago, veintiocho de noviembre del año dos mil cinco.


Vistos:
En estos autos, rol N°5.839-02, sobre juicio ordinario de declaración de
nulidad de derecho público, de un acto administrativo tramitados ante
el Vigésimo Juzgado Civil de Santiago, que se sigue entre el Centro
Juvenil AGES y el Instituto de Salud Pública de Chile, se dictó a fojas
1.424 sentencia de primera instancia, por la cual se acogió la
demanda, declarándose nulo de derecho público la Resolución
N°7.224, de fecha 24 de agosto del año 2.001 del Instituto de Salud
Pública de Chile, que se materializó en el registro ISP F-8527/01, que
permitió la venta o comercialización del fármaco Postinor-2.
Apelado ese fallo por el aludido demandado, la Corte de Apelaciones
de Santiago, dictó sentencia de segunda instancia a fojas 160 de este
cuaderno de compulsas, por la que revocó dicha decisión.
En contra de esta resolución, el demandante dedujo recurso de
casación en la forma y en el fondo. En el primero se invoca la causal
contemplada en el artículo 768 N°5 del Código de Procedimiento Civil,
en relación con el artículo 170 N°6 del mismo texto legal, por falta de
decisión del asunto controvertido. En el segundo, se denuncian
diversos errores de derecho los que se detallan y que llevaron, en
concepto del recurrente, a revocar la sentencia de primer grado y
rechazar la demanda.
A fojas 227 de estas compulsas, se dispuso traer los autos en relación.

Considerando:
I.- En cuanto al recurso de casación en la forma:
1°) Que por medio de este arbitrio se denuncia la existencia de la
causal de casación formal contemplada en el artículo 768 N°5 del
Código de Procedimiento Civil, en relación con el artículo 170 N°6 del
mismo texto legal, ello por cuanto, en concepto del recurrente, la
sentencia de segundo grado adolecería de falta de decisión del asunto
controvertido. Se argumenta por la demandante que la cuestión
controvertida versaba sobre la protección del derecho a la vida que la
ley reconoce a todo concebido y no no nacido, frente a la resolución
del I.S.P. que materializó el registro del fármaco Postinor-2, lo que
queda de manifiesto con el tenor de la demanda y de la contestación a
la misma. Termina señalando que el Tribunal de Alzada nada dijo si
había o no que proteger a los embriones humanos frente a los efectos
del fármaco cuestionado, vicio que configuraría la causal denunciada;
2°) Que enfatizando el vicio denunciado, el recurrente expone que la
sentencia impugnada soslayó el pronunciamiento del fondo de la
cuestión debatida, agregando argumentos que constituyen opiniones
personales de los jueces, aseverando que, al confrontar la decisión de
primera instancia, con la de segunda, que la revocó, aparecen grandes
diferencias, puesto que el primer fallo llegó a la convicción de que el
acto administrativo que se objeta, compromete el estatuto jurídico que
protege el derecho a la vida del que está por nacer, en cambio la
sentencia recurrida plantea una duda científica que le resulta
fundamental para resolver el conflicto propuesto, para decidir
abstractamente que el I.S.P. tiene competencia para el control de la
calidad de los medicamentos, habilitando su comercialización
conforme al artículo 102 del Código Sanitario, cuestión que en ese
plano no se discute, ya que lo objetable es que en el ejercicio de esas
prerrogativas, pronunció ese organismo una resolución nula de
derecho público, por contrariar o amenazar el derecho a la vida del que
está por nacer;
3°) Que el recurso, en torno al defecto denunciado, sostiene que al
omitirse por los jueces del fondo, decidir la cuestión controvertid a ha
implicado que éstos han renunciado indebidamente al ejercicio de la
facultad jurisdiccional e importa un claro incumplimiento, tratándose de
derechos humanos, de lo previsto en el artículo 5° inciso 2° de la Carta
Fundamental, poder que los jueces tienen conforme lo dispone el
artículo 73 de dicho cuerpo normativo. Se agrega que esta falta de
pronunciamient
o, sobre la protección jurídica impetrada del derecho a la vida,
escudándose el tribunal en que el tema debatido cae dentro de la
competencia del I.S.P., se llega a los siguientes absurdos: en primer
lugar, se produce una delegación de la potestad jurisdiccional de un
tribunal a un organismo administrativo; en seguida, se la entrega a
quien precisamente comete la agresión y amenaza, la facultad de
otorgar el registro para la comercialización de la ?píldora del día
después? y, finalmente, porque se produce un retroceso en el control
del contencioso administrativo, validando una situación en la que el
I.S.P. actúa como juez y parte. Se agrega, en esta misma línea
argumental, que la renuncia de la Corte de Apelaciones a su función
básica, es más grave, puesto que los antecedentes aportados
demuestran los efectos anti implantatorios del fármaco aludido, como
se desprende de la exhibición de los propios documentos del
organismo demandado; de la información proporcionada por el
Laboratorio Grünenthal Ltda. y con los antecedentes allegados
correspondientes a la aprobación del fármaco ?Postinor 2? que
señalan claramente los efectos antianidatorios del embrión humano y
protocola en hoja informativa del producto y su equivalente, idéntico al
que prohibió la Corte Suprema. Por otro lado, se argumenta que la
omisión alcanza también a lo previsto en el artículo 24 del Decreto
Supremo N°1.876 de 1.995 que reglamenta el sistema nacional de
productos farmacéuticos que prohíbe la inclusión, en dichas
sustancias, de expresiones que contradigan la verdad científica e
induzcan a equivocación o engaño. Se añade, también como una
concurrente de la omisión que se denuncia, el informe agregado a los
autos del doctor Carlos Valenzuela y la contradicción que advierte en
el fallo impugnado con lo resuelto en esta misma materia por la Corte
Suprema, que dio protección jurídica a la vida del embrión humano,
pues en la primera na da se expresó si había que protegerlos, frente a
los efectos que provoca en la mujer, la denominada ?píldora del día
después?;
4°) Que conforme a lo expresado, por el recurrente en el libelo que se
analiza, respecto de la causal invocada, éste indica que en su
demanda solicitó que se declarara: ?1. que son nulos de derecho
público los permisos o resoluciones dictadas por el Instituto de Salud
Pública, materializadas en el registro ISPF-8527/01, que ha permitido
la venta o comercialización de la ?píldora del día después?, elaborada
en base al principio activo Levonorgestrel 0.75 (LNG). 2. que los actos
administrativos que aprobaron la comercialización de la ?píldora del
día después? son nulos de derecho público por contravenir el derecho
a la vida del que está por nacer. 3. Que se condena en costas a la
parte demandada?. A su vez, el fallo de primer grado declaró, en su
parte decisoria: ?Que ha lugar a la demanda de fojas 26; declarándose
nulo de derecho publico la resolución N° 7.224, de fecha 24 de agosto
del año 2.001 del Instituto de Salud Pública de Chile, que se
materializó en el registro ISPF-8527/01, el que ha permitido la venta o
comercialización del fármaco Postinor-2, elaborado en base al principio
activo Levonorgestrel 0.75 mg.?. Esta decisión fue apelada, en primer
término, a fojas 1.518, por la Asociación de Protección a la Familia,
recurso en el que se formuló, como peticiones concretas, que se
revoque tal sentencia declarando ?no ha lugar a la demanda del
Centro Juvenil Ages en contra del Instituto de Salud Pública?. En
seguida, recurrió por la misma vía a fojas 1.575 el Instituto de Salud
Pública de Chile y formuló la siguiente petición final en su escrito: ?de
que dicho tribunal, conociendo de este recurso, lo acoja en definitiva y
enmiende con arreglo a derecho la sentencia recurrida, dejándola sin
efecto y reemplazándola por otra que niegue lugar, en todas sus
partes, a la demanda de fojas 26 y siguientes, con expresa condena de
las costas de la causa y del recurso?. De lo transcrito, aparece que los
agraviado
s con el fallo de primer grado formularon expresa petición en orden a
que el tribunal de alzada revocare la sentencia de primera instan cia y
rechazara la demanda;
5°) Que, como consecuencia de la competencia entregada en los
recurso de apelación aludidos, el tribunal de segundo grado, luego de
las consideraciones pertinentes, decidió a fojas 160 de este cuaderno,
en su parte resolutiva, lo siguiente: ?se revoca la sentencia apelada de
treinta de junio de dos mil cuatro, escrita a fojas 1.424 y siguientes,
que acoge la demanda de fojas 26, declarando nulo de derecho
público la resolución N°7.224, de 24 de agosto de 2.001, del Instituto
de Salud Pública de Chile, que materializó el registro ISPF 8527-01,
permitiendo la comercialización del fármaco Postinor 2, elaborado en
base al principio activo Levonorgestrel 0,75 mg., y se declara en su
lugar que la aludida demanda queda rechazada en todas sus partes,
con costas?. Del claro texto de la decisión precedente, se advierte
nítidamente que la Corte de Apelaciones, en su carácter de tribunal de
segunda instancia, y frente a impugnaciones representadas por dos
recursos de apelación, decidió el conflicto dentro de los términos, que
a su respecto, se le fijaron en las peticiones concretas de ambos
escritos y, de este modo, revocando el fallo de primer grado decidió la
cuestión controvertida, tal como lo ordena el N°6 del artículo 170 del
Código de Procedimiento Civil, comprendiendo la decisión revocatoria
la acción impetrada y satisfaciendo la defensa opuesta por la parte
demandada. En lo resuelto no hay confusión ni contradicción alguna,
considerando incluso que en la especie no se formularon peticiones de
carácter subsidiario;
6°) Que la critica formulada por la causal de nulidad aludida, en cuanto
a las fundamentaciones aducidas por el tribunal de alzada para
revocar el fallo de primer grado son inconducentes para justificar el
reproche claramente hecho valer, de carecer la sentencia recurrida de
la decisión del asunto controvertido, puesto que cualquier defecto
respecto de las razones dadas para desacreditar lo decidido, podrán
constituir la falta de observancia de otros requisitos del artículo 170 del
Código de Procedimiento Civil y que formalmente no se denunciaron
dentro de la causal de casación formal impetrada. De todo lo razonado
resulta incuestionable que el fallo impugnado no ha incurrido en el
defecto formal que se le imputó, por lo que los jueces de segundo
grado, al no incumpl ir el requisito que se echa de menos, han resuelto
lo que les ha correspondido en derecho, en mérito de la competencia
que los agraviados le entregaron y en el pleno goce de sus facultades
jurisdiccionales y, por consecuencia, no ha podido producirse en el
presente caso, el vicio del que se preocupa el N°5 del artículo 768 del
Código aludido, en relación al N°6 del artículo 170, por lo que este
arbitrio deberá ser rechazado;
II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo:
7°) Que en el primer capítulo de nulidad sustancial se denuncian
errores de derecho que se manifiestan en el desconocimiento del
legítimo ejercicio de la acción procesal, ?al imponer (la sentencia)
condiciones inexistentes para impetrar una nulidad de derecho público
tendiente a dar protección a la vida del que está por nacer?.
Explicando la forma en que se habría producido la infracción de ley,
señala el recurrente, en síntesis, que la sentencia impugnada
desarrolla una tesis interpretativa que restringe el contenido del
derecho a la acción, imponiendo una serie de exigencias que no se
establecen en los artículos 6° y 7° de la Constitución Política de la
República, vulnerando de ese modo las reglas de interpretación
contenidas en los artículos 19 inciso 1° y 23 del Código Civil, pues en
materia de protección al derecho a la vida ? mediante una acción de
nulidad de derecho público ? no existen las limitaciones que se
establecieron en la sentencia recurrida.
Agrega que el artículo 19 del Código Civil, impone al intérpret
e el deber de aplicar las normas jurídicas en los términos que ellas
están concebidas, sin el subterfugio de recurrir a consultar su espíritu
cuando el sentido de las mismas es claro. Bajo tal premisa, los jueces
del fondo no pudieron desconocer al demandante el derecho de
accionar ante un tribunal de justicia para obtener la protección jurídica
del derecho a la vida del que está por nacer. Y, por su parte, el artículo
23 inciso final del mismo texto legal, establece que ?la extensión que
debe darse a toda ley, se determinará por su genuino sentido según
las reglas de interpretación procedentes?, limite que tampoco se
respetó, pues se le impusieron para una actividad connatural de
cualquier sujeto de der echos ? en este caso un cuerpo intermedio ?
condiciones para impetrar la protección jurisdiccional del derecho, que
han implicado desconocer el poder de ejercer una acción ante un
tribunal.
A continuación el recurso, explica que es manifiesto el error del tribunal
de segundo grado al imponer exigencias para el ejercicio de la acción,
sin advertir que la vida, como derecho, cae dentro de la clasificación
civil de los derechos extrapatrimoniales. Señala que la garantía del
derecho a la vida y la protección del que está por nacer, es dispuesta
por el artículo 19 N°1 de la Constitución Política de la República, en
relación al artículo 75 del Código Civil, y se encuentra reforzada por
otras normas entre las cuales está el artículo 5° de la Carta
Fundamental, que expresa que es deber de los órganos del Estado,
respetar y promover los derechos esenciales que emanan de la
naturaleza humana, garantizados por la misma y por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes. A
continuación en el recurso se enumeran y definen los elementos de la
acción, a saber: a) la causa de pedir; b) la legitimación, y c) la
posibilidad de poder otorgar la protección que se invoca.
Se añade que aun si se entendiera que el artículo 75 del Código Civil,
no es norma suficiente para legitimar a la demandante, tal carencia se
vería igualmente desvirtuada por lo dispuesto en el artículo 21 de la
Ley N°19.880, de Bases para los Procedimientos Administrativos,
norma que define a quienes se considera como interesados frente a la
actuación u omisión de los órganos de la administración, en relación al
artículo 5° de la Carta Fundamental;
8°) Que, seguidamente, el recurso analiza lo que denomina ?El
problema de la falta de determinación, interés actual, legítimo y
razonable por parte de quien inicia la acción?, señalando que en el
considerando 8° de la sentencia impugnada, se impone otra exigencia
para el ejercicio de la acción de nulidad de derecho público que no
tiene base en la legalidad. En efecto, en el fallo se dice que conforme
al artículo 38 de la Constitución Política de la República, para accionar
en materia contenciosa-administrativa, cualquier persona que haya
sido lesionada en sus derechos puede reclamar en su favor ante l os
tribunales que determine la ley; en consecuencia, para accionar en
este tipo de materias se exige la concurrencia de un interés actual,
legítimo y razonable por parte de quien inicia la correspondiente
acción, interés que ha de entenderse como una lesión personal o del
grupo que demanda o por quien se demanda, concluyendo los
sentenciadores que en la especie a la actora le ha faltado la necesaria
legitimación activa para demandar. En opinión del recurrente, en
nuestro derecho, la posibilidad de impetrar por el grupo indeterminado
que conforman todos los concebidos y no nacidos quedó validado por
la interpretación jurídica realizada por esta Corte Suprema, en la
sentencia de 30 de agosto de 2001, en el Recurso de Protección Rol
2.186-2.001, pues allí se concedió amparo al colectivo compuesto por
los embriones humanos, frente a la comercialización de la denominada
comúnmente ?píldora del día después?;
9°) Que, siempre dentro del mismo capítulo de casación, el recurrente
sostiene que la sentencia r
ecurrida, en sus motivos 8° y 9°, comete otro error en la interpretación
del derecho, desconociendo el ámbito de actuación que nuestro
ordenamiento reconoce a los cuerpos intermedios; argumenta que de
seguirse la interpretación que hace el fallo de segundo grado, se
llegaría a una conclusión ilógica; a saber, que existirían cuerpos
intermedios vedados de poder ejercitar una acción judicial. Menciona
una serie de ejemplos de instituciones que existen para la consecución
de los más variados fines, entre otras, los Clubes Aéreos, Centros de
Formación Técnica, Corporación de Desarrollo Indígena, etc.,
añadiendo que tan es así que en un proceso anterior, se inició por
otros cuerpos intermedios contra el Instituto de Salud Pública,
obteniendo en aquella oportunidad que los Tribunales de Justicia
tutelaran el derecho a la vida de los embriones, lo cual demostraría la
licitud jurídica y moral que tienen estos entes para accionar en nuestro
sistema. Añade que es un hecho de la causa que el centro juvenil
AGES tiene personalidad jurídica y plena capacidad procesal.
Expone que en el caso de una persona jurídica de derecho municipal,
como lo es el demandante, su plena potestad para accionar en un
juicio como el presente proviene del artículo 4° de la Ley N°19.418, el
que no contiene ninguna de las limitaciones ilegalmente admitidas en
la sentencia recurrida. Lo anterior se ve reforzado por el inciso 1° del
artículo 545 del Código Civil, cuando establece que ?Se llama persona
jurídica una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles, y de ser representada judicial y
extrajudicialmente...?. Vale decir, el derecho civil chileno acoge la
concepción amplia de persona jurídica, sobre todo si se trata de
reconocer el derecho de accionar en juicio;
10°) Que finalmente, siempre en lo que dice relación con este primer
capítulo de casación, se dice que los sentenciadores consideraron que
la acción de nulidad de derecho público no es una acción popular,
aclarando que los demandantes nunca le han dado dicha calificación a
la acción de la especie. Explica que la posibilidad de accionar para la
defensa de la vida del ?nasciturus? se entiende por la singular
característica que tiene el embrión humano como sujeto de derecho.
En efecto, como se trata del sujeto de la especie humana en pleno
desarrollo intrauterino, su defensa la puede asumir incluso de oficio
cualquier Juez de la República, por así disponerlo el artículo 75 del
Código Civil, resultando ilógico y arbitrario exigir que su defensa lo
haga bajo las mismas condiciones que se realiza la defensa de sus
derechos por un sujeto que ya nació;
11°) Que, luego, el recurso entra a un segundo capítulo de
infracciones, que denomina ?El desconocimiento del estatuto jurídico
del ?nasciturus? o concebido y no nacido. El derecho a la vida del que
está por nacer?.
Desarrollando este capítulo, el recurrente señala, en síntesis, que el
artículo 19 del Código Civil impone al intérprete de alzada el deber de
aplicar las normas jurídicas con un claro fin protector del derecho a la
vida, por lo cual la sentencia recurrida no podía dejar sin eficacia el
artículo 75 del Código Civil, en relación con lo dispuesto en los
artículos 4 y 5 del Decreto Ley N°2.763, Decreto Supremo N°1.876; 94
y siguientes del Código Sanitario; 2, 3 y siguientes de la Ley N°18.575
sobre Bases Generales de la Administración del Estado; artículos
1,4,5,19 N°1 y 26 de la Constitución Política de la República; 1 y 4 de
la Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto de San José
de Costa Rica, error que se produjo al confundir el rol de la jurisdicción
en este caso concreto con la discusión que se da en el campo
científico sobre el mismo tema. Agrega que la jurisdicción no tiene
como misión poner fin a las discrepancias que se dan en el campo
científico, pues resulta absurdo pretender que los tribunales de justicia
puedan entrar a dirimir conflictos de esa índole, ya que la esfera de
acción de los tribunal
es de justicia es diverso.
Agrega que, no obstante ello, en la especie los tribunales tenían por
misión dilucidar si resulta lícito, a la luz del derecho nacional, que el
Instituto de Salud Pública de Chile autorice la distribución y venta del
fármaco de que se trata, teniendo presente que de los antecedentes
aportados en el proceso quedó establecido que para una parte
relevante de la comunidad científica, este producto compromete el
derecho a la vida del que está por nacer. Añade que la naturaleza
jurídica de este conflicto supera una disputa entre académicos, ya que
incide directamente en la esfera de protección que el ordenamiento
jurídico nacional le concede al ?nasciturus?; es por ello que era
necesario un pronunciamiento jurisdiccional acerca de si es o no lícito
otorgar registro sanitario, y comercializar en el país, un producto cuyos
efectos implican el desconocimiento de la tutela legal que se ha dado
para asegurar la vida de todo embrión humano.
Luego, y a partir de esta base, el recurso analiza circunstanciadamente
los diversos errores de derecho e infracciones legales que dicen
relación con este segundo capítulo de casación;
12°) Que, enseguida, se desarrolla un tercer capítulo de errores de
derecho, al que se denomina ?El desconocimiento del vicio de nulidad
que afecta a la Resolución del Instituto de Salud Pública?, al aprobar
un producto contrario al estatuto jurídico del ?nascituruis?.
Explicando el modo en que se habrían producido los yerros jurídicos
que denuncia, se expone, en resumen, que éstos se consuman
fundamentalmente porque no se cumplió por el Instituto de Salud
Pública con lo dispuesto en su propia ley orgánica, esto es, el Decreto
Ley N°2.763, texto legal que dispone que al Ministerio de Salud y a los
demás organismos que contempla la presente ley, compete ejercer la
función que corresponde al Estado en orden a garantizar el libre e
igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y
recuperación de la salud y rehabilitación de la persona enferma; así
como coordinar, controlar y, cuando corresponda, ejecutar tales
acciones. Por su parte, el Decreto N°1.122, de 27 de diciembre de
1996, que regula la actuación del Instituto de Salud Pública, en su
artículo 5° dispone que las funciones señaladas en el artículo anterior,
deberán ejercerse con estricta sujeción a las disposiciones legales y
reglamentarias relativas a las materias a que se refieren, y de acuerdo
con las políticas, normas, planes y programas generales aprobados
por el Ministerio de Salud; normativa toda que se vincula con lo
dispuesto en el Libro IV, artículos 94, 95, 96, 97 y 100 del Código
Sanitario, que regula los productos farmacéuticos, alimentos de uso
médico, cosméticos, alimentos y artículos de uso médico; y, según el
recurrente, al no aplicar dichas normas, se ha incurrido en evidentes
errores de derecho, los que pormenoriza en su recurso;
13°) Que, a continuación, denuncia un cuarto grupo de errores de
derecho, el que estaría constituido por la vulneración de las que
denomina ?leyes reguladoras de la prueba?, la que hace consistir en la
infracción al artículo 1.698 del Código Civil pues, en la especie, para
resolver la duda que advirtió el Tribunal de Alzada sobre el efecto
abortivo del fármaco de que se trata, debió beneficiar al sujeto de
derecho, en cambio, con evidente yerro de derecho, interpretó una
duda en contra de aquel, no obstante prohibirlo expresamente el límite
que surge de las leyes reguladoras de la prueba. Agrega que la ?duda
científica? esgrimida por los sentenciadores debió ser resuelta
aplicando la normativa que considera la salud pública como un bien
esencial.
Añade que ?Si no se entendiera que la normativa antes referida no
resuelve el problema que a juicio del Tribunal de Alzada se presentaba
en esta causa, lo lógico era que frente a la duda se aplicaran una serie
de principios informadores del sistema probatorio, que les debieron
ayudar a enfrentar tal dificultad. Por ejemplo, en el ámbito
del proceso penal, es conocido que la duda se debe interpretar a
favor del reo, ello como una manifestación del sistema de certeza legal
condenatorio y moral absolutoria, que en caso de falta de certeza evita
la privación de los derechos?. Agrega que ?Es evidente que en un
caso de conflicto como el que aquí nos ocupa, el sujeto de derecho
debió ser liberado de tener que soportar las consecuencias jurídicas
que en este caso se traducirían ? según la información del ISP y del
laboratorio ? indefectiblemente en su muerte, por impedir la mentada
píldora la implantación?. Finaliza señalando respecto de este capítulo
de casación que si el Tribunal de Alzada constató que no hay
unanimidad en la ciencia acerca de los efectos anti-anidatorios del
?postinor-2?, por existir prueba contradictoria, debió realizar una
interpretación jurídica que proteja el derecho a la vida, conforme lo
dispone el artículo 22 del Código Civil, que obliga interpretar los
pasajes oscuros de una ley por medio de otras leyes. Añade que el
artículo 428 del Código de Procedimiento Civil establece que ?entre
dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley que resuelva el
conflicto, los tribunales preferirán la que crean más conforme a la
verdad?;
14°) Que a continuación, y como un quinto capítulo de casación, se
critica el hecho de darle el fallo impugnado ?El tratamiento del
?nasciturus? como un objeto de derecho, no como sujeto de
derechos?, yerro jurídico que se produjo al interpretar las potestades
del Instituto de Salud Pública, sin considerar la protección que se debe
al derecho a la vida que tiene todo embrión humano, ello por la
incorrecta interpretación y aplicación del derecho, concretamente, por
la errada aplicación a los artículos 1 y 37 N°3 del Decreto Ley N°2.763,
94, 95, 96 y 97 del Código Sanitario; en relación a los artículos 1,4,5,
19 N°1, 2 y 26 de la Constitución Política de la República, y artículos 1
y 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Explicando la
forma en que se habría producido el presente error de derecho,
expone, en resumen, que el fallo recurrido ?ha permitido que una
repartición gubernamental pueda dar a los embriones humanos el
mismo tratamiento que reciben las cosas, sin co nsiderar que por
estatuto legal no es factible, bajo ningún supuesto, asimilar a esa
realidad al tratamiento jurídico que reciben en nuestro medio otras
especies del reino animal o vegetal?;
15°) Que, explicando el modo en que los errores de derecho habrían
influido en lo dispositivo del fallo, el recurrente señala que ?al haber
anulado (SIC) la sentencia de primer grado, permitiendo que pudiera
seguir produciendo sus efectos un acto administrativo pronunciado por
el ISP, que por atentar o al menos amenazar el derecho a la vida de
los embriones humanos debió ser dejado sin efecto, por ser nulo de
derecho público?.
Finaliza su recurso solicitando que éste sea acogido y se invalide la
sentencia impugnada, y en la correspondiente sentencia de reemplazo
acoger la declaración de nulidad de derecho público de la Resolución
N°7.224, de 24 de agosto del año 2.001, del Instituto de Salud Pública
de Chile;
16°) Que del análisis del fallo impugnado, aparece que no hay
controversia en que el 24 de agosto del año 2.001, el Instituto de Salud
Pública ordenó inscribir en el Registro Nacional de Productos
Farmacéuticos, Alimentos de Uso Médico y Cosméticos, el producto
farmacéutico ?Postinor-2 Comprimidos 0,75 mg?, a nombre de
?Grünental Chilena Ltda.?, para los efectos de su importación y venta
en el país, elaborado en la Fabrica de Productos Químicos Gedeon
Richter S.A. Hungría. Cada comprimido de la fórmula aprobada de
dicho fármaco contiene Levonorgestrel 0,75 mg., y en la indicación
aprobada para este producto se señaló que es un ?Anticonceptivo de
emergencia, indicado dentro de un lapso de 72 horas después de una
relación sexual donde el método anticonceptivo ha fallado...?;
17°) Que en el primer capítulo de casación se señala que la sentencia i
mpugnada incurre en error de derecho al imponer condiciones
inexistentes para acoger una nulidad de derecho público, promovida a
fin de dar protección a la vida del que está por nacer.
El fallo recurrido trata lo referente al derecho a la acción y a la
supuesta falta de legitimación activa del demandante en sus
considerandos 5° al 13°, ambos inclusive, concluyendo que el actor
carece de dicha legitimación, razón por la cual re chaza la demanda;
18°) Que cabe señalar que el ejercicio de la acción ante los órganos
jurisdiccionales del Estado, implica poder exigir de alguien, en virtud de
una norma de derecho objetivo, alguna cosa o prestación de la que se
tiene interés y que se encuentra insatisfecha. De ello se concluye que
la acción es un derecho público subjetivo, dirigido a los órganos
jurisdiccionales, encaminado a obtener una tutela jurídica concreta;
19°) Que, en efecto, se ha definido la acción como el poder jurídico
que tiene todo sujeto de derecho para acudir a los órganos
jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión.
También se ha dicho que es un derecho público subjetivo que tiene por
objeto se declare por el tribunal competente, si quien la ejerce, le
asiste la titularidad de la prestación extra procesal que se invoca, la
que es resistida por el demandado. De lo anterior se desprende que
acción es el poder jurídico que tiene todo individuo para acudir al juez.
De esta menera el que la pretensión sea fundada o no, o que al final
no sea satisfecha, no afecta el poder jurídico en su accionar, pues
ejerce igualmente su derecho de provocar la actividad jurisdiccional;
20°) Que para que proceda el derecho a la acción, deben reunirse
algunos requisitos o condiciones que, examinados por el órgano
jurisdiccional, determinan a su vez la procedencia o improcedencia de
la tutela jurídica que se solicita, elementos que, en opinión de la
doctrina son 1°) la causa de pedir; 2°) la legitimación, y 3°) la
posibilidad de poder otorgar la protección que se invoca.
En la especie, lo que interesa para decidir el tema actualmente en
discusión, es si el demandante tiene o no legitimación para actuar en
la presente causa. Al respecto debe señalarse que como consecuencia
del Estado de Derecho, se reconoce a todo particular un derecho
público subjetivo a vivir bajo el imperio de la ley, prerrogativa ésta que
se deriva de la obligación constitucional que tiene todo órgano del
Estado de actuar en conformidad a la Constitución y a las normas
dictadas de acuerdo a ella y, para asegurar lo anterior, se confiere,
consecuencialmente, un poder jurídico para exigir la observancia de
ese deber, cada vez que no sea respetado, facultad que se ejerce a
través de diversos instrumentos jurídic os, uno de los cuales es
precisamente la acción de nulidad de derecho público, amparándose
ésta fundamentalmente en el artículo 7° de la Constitución Política de
la República, en cuanto dispone que: ?Los órganos del Estado actúan
válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden
atribuirse, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra
autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan
conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las
responsabilidades y sanciones que la ley señale?;
21°) Que, en concepto de esta Corte, la legitimación activa del actor,
esto es la pretensión de obtener una decisión jurisdiccional respecto
de la vulneración de los derechos atribuidos al Instituto de Salud
Pública de Chile, se encuentra fundamentada en lo que dispone la
Constitución Política de la República, en su artículo 19 N°1, que
asegura a todas las personas el derecho a la vida y a la integridad
física y psíquica, la ley a su vez, protege la vida del que está por nacer,
norma que se encuentra establecida, en el grado de cautela
en el artículo 75 del Código Civil. Así, el derecho para tutelar la vida
de los seres que se encuentran en etapa de gestación, alcanza
también en este caso al actor, puesto que, perteneciendo a un cuerpo
intermedio con personalidad jurídica, que propende a la defensa,
protección, cuidado, preservación y desarrollo del pleno derecho a la
vida desde el momento mismo de la concepción, dicha condición
jurídica le permite legítimamente accionar en defensa de bienes
jurídicos.
En este sentido, el ejercicio de tal nulidad se legitima además, para el
recurrente en la norma del artículo 19 N°3 inciso 1° de la misma Carta
Fundamental, y a mayor abundamiento dentro del amplio concepto del
derecho de petición que se asegura de manera tan amplia en el N°14
del mismo artículo 19. Esta conclusión afirma, frente a la pretensión de
ineficacia que se sustenta, el poder del actor para acceder a la justicia,
cuando se trate de la afectación de sus derechos o para demandar,
como lo sostiene Fiamma, ?el derec ho a vivir bajo el imperio de la
ley? (acción constitucional de nulidad y legitimación activa objetiva,
Gaceta Jurídica 1990 N°123, pág. 7 a 13;
22°) Que, por lo reflexionado precedentemente, esta Corte concluye
que el demandante de autos ha podido accionar para obtener, por esta
vía de nulidad de derecho público, su pretensión para la prohibición de
registro y posterior venta del fármaco de que se trata, sin que ello
signifique necesariamente que su demanda deba prosperar, pues son
cosas diferentes, el derecho a la acción, y el que ésta sea acogida en
la sentencia definitiva.
En la especie, el Centro Juvenil AGES, por las razones dadas, tuvo
derecho a deducir la acción de derecho público de que se trata,
legitimación que deviene de las normas constitucionales y legales
antes indicadas;
23°) Que, por lo expuesto, la sentencia impugnada, al revocar la de
primer grado, haciéndose eco del planteamiento del demandado,
acogiendo la excepción perentoria de falta de legitimación activa del
demandante de estos autos vulneró, principalmente, el artículo 7° de la
Constitución Política de la República y las otras disposiciones de
derecho que se han señalado al respecto, con lo cual ha incurrido en
un error de derecho que habilitaría para dar lugar al recurso por este
motivo;
24°) Que sin embargo, es del caso considerar que la sentencia
recurrida, además de negar la legitimación para accionar de la parte
demandante, desestimó la demanda porque consideró que no
concurrían los supuestos necesarios para aceptar la pretensión de
nulidad de derecho público invocada. Es decir entró a estudiar el fondo
de la cuestión controvertida, parte en la que también se dedujo recurso
de casación en el fondo, por lo que resulta necesario dilucidar si en
esta última decisión, se ha incurrido también en infracción de ley y
satisfacer de este modo el requisito previsto en el artículo 767 del
Código de Procedimiento Civil, en cuanto exige que además del error
de derecho que se denuncia, en aplicación del principio de
trascendencia, se requiere que el vicio, por sí solo, influya
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, requisito que también es de
procedencia en los términos del N°2 del artículo 772 del expresado
Código procesal;;
25°) Que en lo que resta de los capítulos de infracción de ley que se
invocan, parece necesario comenzar por aquel dedicado a la infracción
al artículo 1.698 del Código Civil y que titula el recurso vulneración de
las ?leyes reguladoras de la prueba? y que, como se señaló en el
considerando 13° precedente, de manera ilegitima, la sentencia
impugnada había alterado el ?onus probandi?, al declarar que la
ciencia está dividida respecto del efecto abortivo de la llamada ?píldora
del día después? y, frente a este dilema, a los tribunales no les
corresponde resolver la cuestión, en circunstancias que una sola duda
nunca podría afectar al sujeto de derecho, en este caso el embrión,
considerando en general la salud pública como un bien esencial, se
gún aparece de lo previsto en el artículo 1° del D.L. N°2.763 que es
Orgánica del I.S.P. y que obliga al Estado a garantizar el libre e
igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y
recuperación de la salud. El valor probatorio que fluye de esta
actuación, según el recurso, surgiría a su vez del artículo 24 del
Decreto Supremo 1.876 de 1.995. De este modo, se aduce, que si se
aceptó publicitar como una de las consecuencias del Levonorgestrel 0,
75 mg., el efecto anti implantatorio de la píldora, es a ese cuerpo
jurídico al que debieron atenerse los sentenciadores, sobre todo si se
trata de políticas de protección a la población. En todo caso, afirma
que cualquiera duda de carácter probatorio debe entenderse siempre a
favor del ?nasciturus? y, como además existiría una prueba
contradictoria, se debió realizar una interpretación jurídica que proteja
el derecho a la vida, según el artículo 22 de Código y en relación a lo
previsto en el artículo 428 del Código de Procedimiento Civil. Invoca en
esta parte, el recurso, el principio pro-homine o de inviolabilidad de la
vida humana;
26°) Que el artículo 1.698 del Código Civil establece como principio el
onus probandi, en virtud del cual se le impone el peso de la prueba al
que alega los hechos que pretende dar por establecidos, y se comete
la infracción de la norma aludida, como lo ha sostenido la
jurisprudencia, cuando la sentencia obliga a una de las partes a probar
un hecho que le ha correspondido acreditar a su contraparte, por lo
tanto, la inversión de este principio, importa, por supuesto, una
infracción al precitado artículo, ya que este preceptúa con claridad y
vinculación procesal, que incumbe probar las obligaciones o su
extinción al que alega aquellas o ésta. Antes de verificar la infracción al
artículo citado, conviene decir de antemano que los artículos 1° del
D.L. N°2.763, y 22 del Código Civil, en absoluto constituyen normas
reguladoras de la prueba, puesto que el primero contiene las funciones
que se le otorgan a un organismo público, el segundo, es una norma
general de hermenéutica. A su vez, el quebrantamiento de una
disposición reglamentaria no autoriza bajo ningún respecto la
interposición del recurso en estudio. En lo que se refiere al artículo 428
del Código de Procedimiento Civil que permite al juez, entre dos o más
pruebas contradictorias y, a falta de ley que resuelva el conflicto,
preferir la que crea más conforme a la verdad, es del caso decir que
esta disyuntiva, en el presente asunto, no se ha formulado entre
medios de pruebas precisos, sino que se vincula a ciertas preferencias
de principios generales del derecho, para lo cual el precepto aludido no
sirve y porque, como es una elección discrecional y de apreciación
valórica del tribunal, escapa tal crítica, por esa sola circunstancia, del
control del tribunal de casación, de tal modo, que esta regla probatoria
no se alza como un precepto imperativo que obligue a preferir una
prueba sobre otra y por tanto, no alcanza a tener el carácter de norma
reguladora de la prueba;
27°) Que aun cuando la cuestión controvertida no versa respecto de la
existencia o cumplimiento de una obligación, como se expresa en el
artículo 1.698 del Código Civil, que establece la regla del onus
probandi en el título de la prueba de las obligaciones, es lo cierto que
se ha impetrado una nulidad de derecho público contra un acto de un
órgano del Estado, al cual se le atribuye el quebrantamiento del
artículo 7° de la Constitución Política de la República, basado en que
con infracción al derecho a la vida que le asiste a ?un no nacido? se
ha autorizado el registro de un producto farmacéutico que tiene el
carácter de abortivo, lo cual atenta contra el principio constitucional
que le asiste al que está por nacer, en relación al art dculo 75 del
Código Civil. En este contexto resulta básico entonces, demostrar por
quien afirma los efectos nocivos de la droga objetada, que ese mal
necesariamente se produce con la ingestió
n del fármaco aludido, toda vez, que constituye un principio general
probatorio, que le incumbe al actor la prueba de los hechos en que se
funda su demanda. En el recurso, se sostiene que la sentencia, frente
a la cuestión de hecho determinante para decidir la cuestión
controvertida, no sobrepasó el estado de la duda, lo que es sostener
que no se alcanzó la convicción a través de la prueba rendida, del
carácter abortivo de la sustancia Postinor-2 y, como en el presente
caso no se ha alegado en estricto rigor procesal que a la demandante,
sobre este crucial elemento de hecho, le asistiera algún beneficio de
presunción, resulta de manera irredarguible que, en la especie de que
se trata, no se ha podido producir ningún quebrantamiento al artículo
1.698 del Código Civil que el recurso denuncia como infringido, por lo
que este capítulo deberá ser desestimado;
28°) Que rechazada la critica de contener la sentencia recurrida
errores de derecho, relacionados con leyes reguladoras de la prueba,
este tribunal compelido por la naturaleza de derecho estricto que se le
asigna al recurso de casación en el fondo, cuya finalidad es solamente
indagar la vulneración de preceptos jurídicos que decidan de manera
definitiva la cuestión controvertida e imponer a los tribunales la estricta
observancia de los preceptos legales en beneficio de la seguridad
jurídica y al principio de igualdad, debe limitar su indagación anulatoria
a sólo determinar la aplicación correcta o no de la ley, sobre la base de
los hechos que soberanamente fijan los jueces del fondo, y esto es así
porque este instituto no se puede constituir nunca en una tercera
instancia, tal como se desprende con claridad de lo que dispone el
artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, al ordenar que acogido
un recurso de este tipo, el tribunal deberá dictar la sentencia que crea
conforme a la ley al mérito de los hechos, tales como se han dado por
establecidos en el fallo recurrido;
29°) Que bajo el supuesto necesario indicado en el fundamento
anterior, cabe indagar, desde el punto de vista de los hechos, cuáles
ha establecido la sentencia recurrida. Así, el fallo plantea como prime
ra cuestión a dilucidar, cuáles serían exactamente los efectos del
fármaco Postinor-2, ?en el complejo proceso de la concepción
humana, en términos de saber cómo y en qué etapa puede interrumpir
el ciclo natural del embarazo?. Se agrega que la demanda plantea que
dicho compuesto provoca una alteración del endometrio que impide la
animación del cigoto, califica estos efectos antiimplantatorios como
abortivos, aun cuando el mismo actor reconoce la existencia de una
duda científica (considerando 12). Enseguida, dicha resolución,
analizando un hecho a probar en que invita a demostrar: ?si es
efectivo que estos actos, atentan contra la vida del que está por
nacer?, expresa que, bajo este supuesto, debió acreditarse legalmente
las consecuencias del fármaco en cuanto a la etapa precisa de
gestación en que actúa, conclusión que los jueces del fondo no
alcanzan a establecer, ya que: ?no resulta posible por el nivel de
desarrollo y certeza alcanzado hasta el momento por la investigación
médica;? (considerando 14°). Más adelante, en sus reflexiones, la
sentencia impugnada sostiene, que la duda científica aludida y
considerando las fórmulas de cuyo análisis se hace cargo el juez a quo
en los fundamentos 22 a 31 de la sentencia de primer grado, aparece
claramente que la discusión central sobre el tema es materia no
definitivamente resuelta. Analiza luego doce trabajos científicos que
determinan que si bien se avanza en términos de comprobar que la
actuación del fármaco es anterior a la anidación, ello no es constitutivo
de una verdad científica exenta de duda y opinión. El contenido de
estos dictámenes, es considerado por la sentencia como base de una
presunción judicial que, unida al tenor y mérito de los documentos
científicos agregados en primera instancia, son suficientes para
concluir que se trata de un hecho méd
ico?biológico no resuelto científicamente (considerando 16);
30°) Que de lo anterior, fluye como una cuestión vinculante, para la
resolución del recurso de casación en el fondo, de acuerdo con los
hechos indicados precedentemente y a los cuales este tribunal no está
en condiciones jurídicas de modificar, que no está establecido que el
fármaco Postinor?2 produzca los efectos dañinos que se invocan en la
deman da, para justificar la nulidad de derecho público que permita
dejar sin efecto la resolución N°7.224 de 24 de agosto de 2.001,
dictada por el I.S.P., que materializó el registro para la venta o
comercialización del aludido fármaco, elaborado en base al principio
activo ?Levonorgestrel 0.75 mg. En síntesis, se adujo por el actor que
dicho compuesto amenaza o afecta el derecho a la vida de los
concebidos y no nacidos y, por ello se pedía la protección
jurisdiccional, porque tal fármaco al afectar un embrión, por
consiguiente un ser ya concebido, tenia un efecto abortivo que
proscribe el artículo 19 N°1 inciso segundo de la Carta Fundamental y
el artículo 75 del Código Civil, que cautela también la vida del que está
por nacer, pero tales supuestos no fueron demostrados;
31°) Que en estas circunstancias, la sentencia impugnada al expresar
que no se demostró que el fármaco ?Postinor?2? tenga los efectos
abortivos que sostuvo la demanda y al desestimarla por este motivo,
no ha podido transgredir las normas antes indicadas, que aseguran la
vida del que está por nacer, aun aceptando que esta protección existe
desde el momento de la concepción, o sea, desde la unión de un
espermatozoide maduro con el óvulo constituyendo el cigoto, cuestión
que no se encuentra absolutamente discernida, científica y
jurídicamente hablando;
32°) Que frente a lo concluido anteriormente, no ha podido
transgredirse, como lo sostiene el recurso, el estatuto jurídico del
embrión humano, con infracción a lo dispuesto en los artículos 19 N°1
de la Constitución Política de la República y 75 del Código
anteriormente aludido, puesto que la infracción denunciada, parte del
supuesto de hecho, de un compromiso vital a un concebido, no
demostrado ante los jueces del fondo, por lo que dicho
quebrantamiento no se ha producido;
33°) Que en cuanto a los errores de derecho que se habrían
producido, al desconocer la sentencia reclamada el vicio de nulidad
que afecta a la resolución del I.S.P., por aprobar un producto contrario
al estatuto jurídico del nasciturus, infringiendo los artículos 2, 3 y
siguientes de la Ley N°18.875 de Bases Generales de la
Administración del Estado; 1, 4, 5, 19 N°1, 2 y 26 de la Constitución
Política de la República, todos en relación a los artículos 4 y 5 de la
Ley Orgánica del I.S.P., cabe decir que el estatuto legal de este último,
señala como fines a este organismo, entre otros, ejercer la función de
garantizar el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción,
protección y recuperación de la salud y rehabilitación de la persona
enferma; velar por el debido cumplimiento de las normas en materia de
salud y efectuar la vigilancia de la salud pública. Cometidos que, según
el recurso, el fallo impugnado ha dejado de cumplir con respecto del
nasciturus, error que se vería avalado con la opinión de un número
importante de profesores de derecho constitucional y administrativo,
que reclaman de la decisión del I.S.P. por haber autorizado por
segunda vez la venta y distribución de la droga Levonorgestrel 0,75,
bajo otra denominación comercial a pesar de haberse resuelto por los
tribunales que dicha droga es abortiva, lo cual constituiría un atentado
a la Constitución, cuya sanción es la nulidad de derecho público, por
expreso mandato del inciso final del artículo 7° de la Carta
Fundamental;
34°) Que, como ya se ha explicado, no es cuestión demostrada en
este juicio la cualidad abortiva del fármaco aludido ni tampoco que su
utilización pudiera provocar, en grado de certeza, un peligro de la vida
del que está por nacer, de tal manera, qu
e el organismo público encargado por la ley, para autorizar el registro
de un producto para su venta, dentro de su competencia estaba
habilitado, precisamente por las funciones que la ley encomienda para
efectuar dicho acto administrativo, según aparece de lo previsto en el
artículo 1° del D.L. N°2.763, en cuanto encarga al Ministerio de Salud y
a los demás organismos competentes ejercer la tarea que corresponde
al Estado de garantizar el libre e igualitario acceso a las acciones de
promoción, protección y recuperación de la salud y rehabilitación de la
persona enferma. Lo mismo cabe expresar con respecto, a las
actividades que la misma ley encarga al I.S.P., tanto en el artículo 35
inciso final, cuanto a la competencia que le asiste en los numerandos
que refiere el artículo 37, específicamente en la letra a) N°2, que lo
faculta para autorizar y registrar medicamentos y demás productos
sujetos a la modalidad de control de la calidad de aquellos, con lo cual
la sentencia no ha podido contravenir las nor mas que el recurso
aduce como quebrantadas en el tercer capítulo de nulidad en el libelo
en estudio;
35°) Que, en atención a lo antes expuesto, es del caso rechazar el
último capítulo de nulidad, en que se reprocha el tratamiento de objeto
de derecho que haría la sentencia impugnada al nasciturus, cuando se
constituye en un sujeto de derecho, infringiendo las normas legales
que ahí se indican, toda vez, que no ha sido demostrado, como
debiera corresponder, que tal fallo hubiera dado a los embriones
humanos el mismo tratamiento que reciben las cosas, puesto que el
discurso del rechazo de la demanda, se basó precisamente en que no
hay ninguna seguridad científica de que el fármaco aludido afectara a
un embrión y, por consecuencia, tuviera efectos abortivos;
36°) Que con lo anterior, no cabe más que rechazar el recurso
íntegramente, puesto que aun aceptando como error jurídico el que la
sentencia aludida hubiese acogido la falta de legitimación activa, al
rechazarse la pretensión de la demandante, además por otras razones
que no han merecido censura por esta Corte, el primer defecto, como
se indicó, no influye sustancialmente en lo resolutivo de lo declarado
por los jueces del fondo;
37°) Que finalmente, aun cuando no se plantea en el recurso de
casación en el fondo como un error de derecho, se reclama
insistentemente en su desarrollo, del hecho de aparecer el fallo
impugnado en contradicción con lo resuelto en un recurso de
protección, en el cual se había amparado a los embriones humanos,
dejando sin efecto el registro de un producto farmacéutico de marca
distinta, pero de igual composición. Al respecto, cabe consignar que
para atender dicha crítica de manera jurídica, era menester establecer
la posibilidad de un quebrantamiento de una cosa juzgada que no se
denunció de ninguna manera. Pero en todo caso, conforme lo
expuesto en el artículo 3 del Código Civil, la sentencia recaída en la
protección no produce más efecto que el que dicha norma preceptúa,
pero además dado el carácter cautelar de tal acción constitucional, el
artículo 20 de la Carta Fundamental explica que dicho remedio es ?sin
perjuicio de los demás derechos que pueda hacerse valer ante la
autoridad o los tribunales correspondientes?, por lo que tal alegación
resulta inconducente.
Por e stas consideraciones y visto lo dispuesto los artículos 764, 765,
766, 767 y 768 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZAN los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos en lo
principal y primer otrosí de la presentación de fojas 173 de este
cuaderno de compulsas, en representación del Centro Juvenil AGES,
en contra de la sentencia de diez de diciembre último, escrita a fojas
172 de este cuaderno de fotocopias.
Se previene que el Ministro Señor Juica, estuvo además por
desestimar el recurso de casación en el fondo, en cuanto éste se
refiere a la excepción perentoria de carecer el demandante de
legitimación activa, acogida por la sentencia impugnada y, decidir a
su respecto que no ha existido, en tal decisión, error de derecho
susceptible de invalidación.
Tiene para ello presente, las siguientes consideraciones:
1.- Que como se expresa en la sentencia recurrida, demandó don Juan
Enrique Jara Opazo, en representación del Centro Juvenil ?AGES?,
persona jurídica de derecho municipal, con domicilio en la comuna de
Las Condes, impetrando como pretensión básica que se declare por el
tribunal la nulidad de derecho público respecto de una resolución de un
órgano público, ?Instituto de Salud Pública de Chile?, que autorizó el
registro para la venta o comercialización del fármaco Postinor 2,
actuando en favor de toda mujer o del ser concebido y no nacido que
pudieran ser víctimas de la llamada ?píldora del día después? que
califican de abortiva. Los jueces del fondo dejan constancia que la
demandante se constituyó como una organización comunitaria
funcional perteneciente a la comuna de Las Condes y que de sus
estatutos resaltan los fines de ?representar las aspiraciones y objetivos
de la juventud, sirviendo de medio de expresión y realización de la vida
juvenil; formar íntegramente a sus miembros en los aspectos físicos,
intelectual, cultural y social, vinculándose con la comunidad vecinal; y
promover el servicio de comunidad y solidaridad entre sus miembros a
través de la convivencia y de la realización de acciones comunes?;
2.- Que esta persona jurídica, se regula por la Ley N°19.418, que trata
de las ?Juntas de Vecinos y demás organizaciones comunitarias?, de
cuyo art 'edculo 2 letra d) se reconoce su objeto, cuando señala que tal
organización comunitaria funcional es: ?aquella con personalidad
jurídica y sin fines de lucro, que tenga por objeto representar y
promover valores e intereses específicos de la comunidad dentro del
territorio de la comuna o agrupación de comunas respectiva?. De este
modo, jurídicamente la organización aludida se constituye en lo que la
Constitución Política de la República denomina ?grupos intermedios? y
que por imposición del inciso 3° del artículo 1°, el Estado debe
reconocerlos y ampararlos, porque también a través de ellos se
estructura y organiza la sociedad, garantizándoles la adecuada
autonomía para cumplir sus fines propios y específicos;
3.- Que como se ha expresado, el actor, Centro Juvenil ?Ages?, basó
su pretensión anulatoria, precisamente en el carácter de cuerpo
intermedio que en la sociedad cumple dicha persona jurídica, lo que le
permite actuar en defensa de intereses colectivos y en el ámbito de las
garantías constitucionales, gozando para dicho fin con plena
capacidad procesal, cuya potestad provendría de lo previsto en el
artículo 4 de la Ley N°19.418, reforzada además, con lo dispuesto en
el inciso 1° del artículo 545 del Código Civil que define a las personas
jurídicas como un ente ficticio, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles y de ser representado judicial y extrajudicialmente.
Se aduce que, tratándose de la protección del derecho a la vida,
mediante la acción de nulidad de derecho público no caben
restricciones de ninguna especie para el ejercicio de la acción,
aplicando reglas de interpretación contenidas en los artículos 19 y 23
del Código Civil. Describe en su análisis el recurso que, en la especie,
se había ejercido la acción de nulidad aludida como un derecho
subjetivo público, cumpliendo los requisitos que habilitan su ejercicio,
cuales serian la causa de pedir; la legitimación y la posibilidad de
poder otorgar la protección que se invoca, siendo esta última
condición, una prestación que obliga a los tribunales de justicia
conforme lo dispone el artículo 45 del Código Orgánico de Tribunales y
38 de la Constitución Política de la República. La causa de pedir es el
derecho a la vida que se rec onoce en nuestro ordenamiento a todo
concebido y no nacido, desde el minuto de la concepción y que la
acción deducida pretende que se hiciera respetar por la jurisdicción el
título jurídico que asegura a todo nasciturus
su derecho a nacer, conforme lo dispone el artículo 19 N°3 inciso 1° y
7 inciso final de la Constitución Política de la República. En cuanto a la
legitimación, se expresa que como consecuencia del Estado de
Derecho, se reconoce a todo particular un derecho público subjetivo de
vivir bajo el imperio de la ley. En el caso se planteó la nulidad de
derecho público prevista en el artículo 7 aludido, y en relación al
artículo 75 del Código Civil, la que opera como una garantía
constitucional, ipso iure, de la subordinación al derecho a que están
obligados en su actuación los órganos del Estado, por lo que resulta
superfluo, por su connotación, exigir de quien recurre algún título de
legitimación especial para demandar ante un tribunal la constatación
de dicha nulidad;
4.- Que en relación a la nulidad de derecho público, basada en el
artículo 7° de la Carta Fundamental, es menester indicar que
cualquiera sea el sentido de la ineficacia que pueda adolecer el acto
de autoridad que se reputa nulo, hay acuerdo en la doctrina que su
conocimiento y decisión le incumbe privativamente a los tribunales de
justicia, quienes por imposición del principio de inexcusabilidad no
pueden evitar su ejercicio, y que para su avocación se requiere el uso
de acciones procesales y, en cuanto al procedimiento, necesariamente
debe corresponder al ordinario que contempla el Libro II del Código de
Procedimiento Civil. En estos términos, si se reconoce que es posible
jurisdiccionalmente impetrar la nulidad de derecho público por
quebrantamiento del artículo 7° de la Carta Fundamental, es evidente
que al titular del derecho, le nace el derecho a la acción para invocar
tal pretensión de invalidación, derecho que no sólo le asiste como
consecuencia de lo previsto en el inciso primero del N°3 del artículo 19
de la Constitución Política de la República, sino que también fluye del
concepto de proceso, como medio de solución de un conflicto de
relevancia jurídica, que también tiene regulación constitucional en el
inciso 5° del mismo numerando, puesto que no habría derecho a tal
proceso, con las garantías que asegura la misma Constitución, si no se
comprendiera el derecho de accionar para buscar la solución pacifica
de la cuestión en discusión y, también se sustenta esta facultad, en el
mismo artículo 73 de la Carta Fundamental, en cuanto establece el
derecho a la jurisdicción y que asegura que el conocimiento y
juzgamiento de los juicios civiles y criminales le corresponde a los
tribunales establecidos en la ley, jurisdicción que sería intrascendente
si no se comprendiera, como uno de los elementos para excitar su
ejercicio, el derecho a la acción que la saque de su natural pasividad;
5.- Que de lo que se lleva dicho, para el previniente, resulta claro que
el ejercicio de la nulidad de derecho público es un tema procesal, por
lo que a su respecto operan las instituciones que, a esta disciplina, le
dan consistencia como una rama del derecho. En este entendido
resulta evidente considerar siempre para los fines del ejercicio de la
acción, suponer como presupuesto el interés de accionar de quien
tiene la titularidad del derecho comprometido por el acto de quien
supone legítimo contradictor. Es conveniente aclarar que en este
proceso se ha reconocido que en el conflicto, en el cual fue llamado a
resolver a un tribunal, no se ha invocado una acción popular, que
expresamente la Constitución Política haya concedido. Se expresa que
la titularidad que se estima legítima fluye, porque se trata de una
acción en el sentido de un derecho subjetivo público, en defensa del
derecho a la vida que le asistiría a los embriones humanos, que por
efecto de un fármaco se encuentran en un peligro cierto y en razón de
considerar un derecho difuso que, como persona jurídica de un cuerpo
intermedio, le permite reclamar la actividad jurisdiccional. En rigor, el
que demanda lo hace en aras de un interés colectivo y cuya titularidad
la expresa, no por sí sino como se señala en la demanda, en rep
resentación de una organización comunitaria funcional;
6.- Que en relación al interés exigible para la titularidad que provocará
la necesaria relación procesal, en la demanda de nulidad de derecho
público, que exige una declaración jurisdiccional para su aceptación,
es cierto que la Constitución Política de la República en torno a la
infracción del artículo 7°, no explicitó con claridad a un sujeto activo
titular del derec ho a la acción, como se aprecia en otras acciones de
tipo constitucional, como por ejemplo aparece en los artículos 12 y 38
de dicha Carta y pareciera comprensible extender dicho interés, en la
situación al aludido artículo 7°, a uno mayor al del legítimo interés que
le asiste a alguien y que resulta trascendente y directo, cuando el acto
que se supone irregular, no tiene un efecto particular, sino que por el
contrario es de naturaleza general, como sería por ejemplo la
resolución que ordenó el registro de la denominada ?píldora del día
después?, caso en el cual bastaría, para legitimar la acción, un interés
mayor al legítimo o personal del demandante. En todo caso, para
delimitar su alcance con el concepto de acción popular, que en el caso
no corresponde, debería tener el acto reclamado, a lo menos una
relación de afectación de manera indirecta con la situación personal
del que demanda la nulidad y, en este supuesto, cobra importancia el
derecho que le asiste a los grupos intermedios, que teniendo un
interés colectivo que los vincula, puedan accionar si el acto, irregular
en su esencia, afecta los fines específicos de tales organizaciones;
7°.- Que en estas circunstancias, la demandante por su propia
declaración, explicitó su actuación como un grupo intermedio, ya que
se ha constituido de manera regular, como una organización
comunitaria funcional, de la manera como lo ordena la letra d) del
artículo 2° de la Ley N°19.418, y como esta persona jurídica tiene que
actuar dentro del principio de legalidad y, por consiguiente, también le
asiste el deber de cumplir y respetar lo previsto en el inciso 2° del
artículo 7° de la Constitución Política de la República, que la incluye
también en el mandato de que ninguna persona ni grupo de personas
pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias,
otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan
conferido en virtud de la Constitución o las leyes. La norma aludida le
reconoció a la demandante el carácter antes indicado pero en sus
facultades, de acuerdo con la ley, sólo les permite velar por intereses
específicos de la comunidad, dentro del territorio de la comuna o
agrupación de comunas y, como se trata de una persona jurídica que
constituye un grupo intermedio, dicha vinculación estatut aria la limita
en el ejercicio de defensa de intereses, sólo a sus propios fines
específicos. En el presente caso, la agrupación que sustenta la acción
no demostró, que dentro de sus estatutos se comprendiera la defensa
de los derechos que se expresan en la demanda y en el recurso en
estudio;
8.- Que de este modo, al decidir la sentencia impugnada que la actora
carecía de legitimación activa para impetrar el derecho a una acción
que no le correspondía, no incurrió, en opinión del previniente, en los
errores de derecho que les imputa el libelo aludido, en el capítulo
respectivo.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro Señor Juica.
N°1.039-2005.
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr.
Enrique Tapia, Sr. Ricardo Gálvez, Sr. Domingo Yurac y Sr. Milton
Juica; y el Abogado Integrante Sr. Manuel Daniel No firma el Sr.
Daniel, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo
del fallo por estar ausente.
Autorizado por el Secretario Sr. Carlos A. Meneses Pizarro.

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