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SENTENCIA NUMERO:DOSCIENTOS SETENTA Y UNO

En la Ciudad de Córdoba, a los diecinueve días del mes de octubre de dos mil nueve,

siendo las nueve horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal

Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora María Esther Cafure de

Battistelli, con asistencia de los señoras Vocales doctoras Aida Tarditti y María de las

Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en los autos

“BELLUZO, Jorge Alberto y otros p.s.a. tráfico de medicamentos peligrosos para

la salud, etc. -Recurso de Casación-” (Expte. “B”, 25/06), con motivo del recurso de

casación interpuesto por el Dr. Aurelio García Elorrio, en contra del Auto número

trescientos setenta y uno, del veinticuatro de octubre de dos mil ocho, dictado por la

Cámara de Acusación de esta ciudad.

Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver

son las siguientes:

I. ¿Es nula la fundamentación de la decisión impugnada?

II. ¿Qué resolución corresponde adoptar?

Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Aída Tarditti,

María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel.

A LA PRIMERA CUESTION:

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

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I.a. Con fecha 26 de abril de 2006, la Fiscalía del Distrito I Turno I, resolvió

que se tenga por querellante particular al denunciante Dr. Aurelio García Elorrio, en su

carácter de Presidente de la Institución Portal de Belén (fs. 151). Contra la decisión

aludida, el Dr. Hernán Gavier, en su carácter de abogado defensor de los imputados

Jorge Alberto Belluzo y Rolf Erik Robert Hartmann, deduce oposición en contra de

aquel decisorio (fs. 216).

b. Por Auto n° 249, del 13 de setiembre de 2007, el Juzgado de Control de

Séptima Nominación de esta ciudad resolvió: "No hacer lugar a la oposición

interpuesta por el abogado defensor Hernán Gavier Tagle y, en consecuencia,

confirmar la participación como querellante otorgada por la Fiscalía del Distrito I

Turno I (fs. 223 a 225 vta.). Contra el aludido auto, la defensa de los acusados deduce

recurso de apelación (fs. 236).

c. Por Auto n° 371, del 24 de octubre de 2008, la Cámara de Acusación de esta

ciudad, resolvió: Revocar el auto apelado en cuanto ha sido materia del presente

recurso, sin costas (CPP, arts. 550 y 551), y declarar por tanto inadmisible la

pretensión de la asociación "Portal de Belén" de participar como querellante particular

en esta causa (CPP, art. 7 y cctes.) (fs. 32/41)

II. En contra de la resolución aludida el Dr. Aurelio García Elorrio interpone

recurso de casación invocando ambos motivos de la referida vía impugnativa (fs. 1 a

22).

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En primer lugar bajo el título "Inconstitucionalidad" el impugnante plantea,

para el caso que la presente no sea mantenida por el Fiscal General, la irregularidad

constitucional de los artículos 352, 446, 464 y 471 del CPP, pues entiende que no

puede subordinarse el tratamiento del recurso deducido por el querellante particular al

mantenimiento por el Ministerio Público.

La propia Corte Suprema de Justicia -agrega- reconoce a las víctimas las

garantías del debido proceso y del derecho de apelar e impulsar el trámite aunque el

Ministerio Público no lo haga. Por lo que, resultaría un absurdo, que una ley provincial

subordine su recurso de apelación o el de casación al criterio de un funcionario que

carece de jurisdicción. Cita doctrina judicial en abono de su posición.

Luego de realizar una exhaustiva reseña de los antecedentes de la causa, señala

que los responsables del laboratorio Monte Verde S.A., con evidente complicidad del

Estado Nacional, le privan a los habitantes la información sobre los verdaderos efectos

del producto Segurité, por cuanto omiten colocar en su prospecto que el mismo evita la

implantación del óvulo fecundado.

Esto explica que haya dos líneas de investigación, una hacia directivos de los

laboratorios, que lleva adelante la Fiscal de Instrucción y otra línea ordenada por el

Juez de Control, quien remitió testimonio de la causa a los jueces federales porteños, y

que apunta hacia los funcionarios de la ANMAT que miraron para el costado, cuando

el laboratorio propuso la aprobación de un prospecto absurdo.

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Destaca que se está investigando el ocultamiento en la información al público,

del efecto antiimplantatorio o abortivo de los fármacos, lo que tipifica el artículo 201

del Código Penal, al distribuirse fármacos ocultando su carácter nocivo o perjudicial, y

ello se hace con la complicidad de las autoridades, que aprueban el prospecto de venta,

para la comercialización interjurisdiccional.

Entiende que no se le puede negar a órganos de la investigación el aporte de una

Organización no Gubernamental que se ha venido especializando durante años para

enfrentar el engaño de los laboratorios y la complicidad del Estado. Considera que la

intervención de Portal de Belén es de importancia trascendental para el aporte de

pruebas contundentes, en miras de lograr una mayor protección y tutela al derecho

inalienable de la vida de las personas.

a. El impugnante considera que la decisión incumple la expresa disposición del

artículo 93 del Código Procesal Penal de Córdoba, el cual establece que una vez que se

hubiere expedido el Fiscal de Instrucción por la admisibilidad del querellante, se podrá

deducir oposición ante el Juez de Control. Si este se expidiere por la ratificación de la

admisión como parte querellante en el proceso, esa resolución no será apelable.

Señala que en la cuestión que nos ocupa, el legislador ha querido expresamente

que la cuestión de la admisión o el rechazo del querellante en el proceso penal sea

visto en dos instancias y, sólo excepcionalmente, en una tercera.

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En el caso, el imputado plantea nuevamente la cuestión de la admisión del

querellante, pero esta vez por vía de oposición a una admisión anterior, con lo cual nos

encontramos ante la misma cuestión reglada en el artículo 93 del ordenamiento penal

procesal.

Por ello, denuncia la ilegalidad de la decisión, pues el a quo se apartó de la

disposición expresa de la norma contenida en el artículo 93 del Código Procesal Penal.

De otro costado, luego de reseñar los argumentos expuestos por la mayoría del

Tribunal a quo sostiene que la posibilidad de cuestionar el ingreso como querellante

particular estaba precluida, ya que al resolverse la oposición deducida por el defensor,

el Juez de Control se había pronunciado fundadamente por la admisión del querellante

particular.

Destaca que el Fiscal de Instrucción dio motivos suficientes para sostener la

admisión de querellante particular, actuando conforme las normas que regulan su

actuación. Lo mismo sucede con el Juez de Instrucción, quien al no hacer lugar a la

oposición deducida dio sobrados argumentos para sostener su decisión.

La Cámara de Acusación contraría flagrantemente la disposición del artículo

184 del CPP, al permitir reeditar el tratamiento de una cuestión que ya estaba

definitivamente resuelta, cual es, la admisión como querellante particular del Portal de

Belén.

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De manera tal que la admisión del querellante particular no afecta garantía

constitucional alguna, máxime cuando se trata de una inclusión en el proceso, con

todos los recaudos normativos que el ordenamiento procesal exige. A más de haberse

cumplimentado con las exigencias de admisibilidad formal que también la norma

demanda.

b. El quejoso destaca que no habiendo sido motivo de agravio, la mayoría con

particular y erróneo criterio se introduce en el fondo de la cuestión, pretendiendo

cambiar la calificación legal de los hechos imputados y con su particular manera de

analizar la única cuestión a resolver cambia lo que ha sido sometido a su

consideración.

Luego de reseñar los argumentos vertidos por la mayoría, el recurrente sustenta

que no se entiende como el Sentenciante pretende el cambio de calificación legal de

los hechos investigados, si ello a más de no haber sido materia de agravio del apelante

ha existido un adelantamiento de criterio sobre el fondo de la cuestión investigada, no

querido ni permitido por la ley.

Denuncia que el iudex, se introduce en una cuestión que está fuera de la órbita

de su competencia, analizando el fondo de la cuestión -cambio de la calificación legal-

y no el concreto sometido a la resolución -admisión o no del querellante particular-.

Alega que el a quo parece desconocer que para el Código Civil, la existencia de

las personas comienza en la concepción (CC, 63 y 70), y que igual temperamento

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adoptan los tratados constitucionalizados de derechos humanos (art. 4 de la CADH, y

1° de la Conv. Int. de los Derechos del Niño, en la declaración interpretativa realizada

por la ley 23849).

La Cámara ignora que la concepción alude al momento inicial de un ser

humano, es decir, a la fecundación del óvulo por el espermatozoide. Cita la acepción

que dan de la voz "concepción" distintas enciclopedias jurídicas, resaltando el fallo

dictado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación el 5 de marzo de 2002, in re

"Portal de Belén".

Es que, el sistema legal argentino considera niño, al ser humano y a partir de la

concepción, por lo que todo fármaco que impida el anidamiento en el útero de un ser

humano ya concebido, es dañino y perjudicial para el mismo y no para su madre como

pretender afirmar la Cámara.

Entonces -prosigue-, si el antimplantatorio es ocultado groseramente por los

laboratorios, como surge del expediente administrativo secuestrado en el ANMAT, no

caben dudas que se está en el tipo previsto en el artículo 201 del Código Penal, delito

que se consuma desde que se distribuye o pone en venta, ocultando su carácter nocivo.

El laboratorio tenía la obligación de poner en venta el producto con la misma

información extranjera, conforme se desprende de lo previsto en el artículo 3ro. del

Decreto n° 150/92 y art. 3ro. de la resolución n° 470.

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Tampoco el prospecto finalmente aprobado no explica el proceso de la

generación humana, y lo que se implanta en el útero, no son sólo óvulos, sino óvulos

fecundados.

Cuando la Cámara afirma que no se estaría prima facie ante el tipo previsto en

el artículo 201 del Código Penal, no hay duda que desconoce los alcances de esa

norma con relación a las previsiones de los artículos 63, 37, 264 y cc. del Código Civil

y la normativa internacional de los derechos humanos. Transcribe las opiniones

vertidas por el dictamen brindado por la Comisión Nacional de Ética Médica en la ya

mencionada causa "Portal de Belén".

c. El impugnante señala que es incorrecta la aplicación de los artículos 7 y 91

del Código Procesal Penal.

Luego de reseñar los fundamentos vertidos por este Tribunal en el precedente

"Bonfigli", sostiene que el querellante particular tiene por objeto solventar la hipótesis

jurídico delictiva desde el punto de vista probatorio. Que es de vital importancia la

cooperación del Portal de Belén en la provisión y ofrecimiento de pruebas.

Luego de exponer doctrina científica para sustentar su posición, señala que no

puede soslayarse las razones que le asisten a la conclusión del Juez de Control en

orden a la posibilidad de que las asociaciones no gubernamentales representen los

intereses colectivos o difusos. Reformada la Constitución en 1994, se brinda a las

organizaciones no gubernamentales, que trabajan en la protección de derechos de

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incidencia colectiva, la posibilidad de ejercer la acción de amparo frente a la violación

de los derechos constitucionales del colectivo protegible.

Tan es así que, el Portal de Belén, es quien tiene como objetivo principal de su

existencia, la protección del derecho a la vida de los niños a partir de la concepción

(art. 2 de su estatuto), ha utilizado esa herramienta para prohibir la comercialización de

fármacos, a partir de la interposición de una acción que fue resuelta favorablemente

por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

No hay argumento jurídico alguno para impedir que la Asociación aludida

coadyuve en la investigación contra quienes comercializaron dichos fármacos con

efectos abortivos, destruyendo a los niños no nacidos y engañando a la población.

Previa exposición de las normas contenidas en los distintos ordenamientos

procesales provinciales que legitiman a las asociaciones no gubernamentales para

constituirse en querellante particular cuando se afecten bienes jurídicos de incidencia

colectiva, señala que los artículos 7 y 91 del Código Procesal Penal deben enmarcarse

dentro de un ordenamiento jurídico nacional y supranacional, al cual deben

simplemente adecuarse. Es que, si el artículo 43 de la Constitución Nacional aparece

en escena, con operatividad directa, ello implica sin dudarlo, que esa misma tutela

puede introducirse en el proceso penal, buscando esa misma protección y el castigo de

los responsables, conforme la posibilidad de tener acceso a la jurisdicción efectiva y el

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castigo de los responsables, conforme la posibilidad de tener acceso a la jurisdicción

efectiva, conforme lo dispuesto por el artículo 8.1 de la CADH.

Destaca que el Portal de Belén constituye una respuesta colectiva y solidaria a

la necesidad de defender y promover intereses comunes. Es una respuesta solidaria

para atender a un colectivo de personas que no pueden hablar, que no tienen voz, que

son los niños aún no nacidos, que pueden ser exterminados por estos fármacos sin que

sus padres puedan hacer nada por ellos.

Por mandato expreso de la ley 26051, el Estado debe propiciar la constitución

de organizaciones y organismos para la defensa y protección de los derechos de las

niñas, niños y adolescentes (art. 4, inc. e). Además el Portal de Belén integra el

"Sistema de Protección Integral de los Derechos del Niño" (art. 32), lo que nos

habilita plenamente para proteger colectivamente a la infancia.

Este proceso judicial concierne a la vida y a la salud de miles de niños y la

Convención es clara en el artículo 27 cuando afirma que se dará en particular al niño

oportunidad de ser escuchado en todo proceso judicial o administrativo que le afecte,

ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado en

consonancia con las normas de la ley nacional.

Si el laboratorio esconde la información y si los propios padres no conocen el

engaño, sólo queda el Portal de Belén para esclarecer la cuestión y ser la voz de los

niños no nacidos.

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d. Por último, el recurrente denuncia que el iudex, sin mediar ninguna decisión

sobre la reposición presentada en contra del Auto que decidió conceder la queja,

procedió a dictar el Auto n° 371, del 21 de octubre de 2008, sin decir una sola palabra

sobre la reposición.

Con fecha 29 de octubre de 2008, se procedió a solicitar un pronto despacho

para la resolución de la reposición deducida, lo que fue respondido mediante Auto n°

398, del 4 de noviembre de 2008, aludiendo que con el dictado del Auto n° 371 se ha

respondido a la reposición.

Esta insólita respuesta, implica -sin dudarlo- un agravio enorme al derecho de

defensa y a la garantía de la defensa en juicio de Portal de Belén.

Nada dice la Cámara en el Auto n° 371 de las alegaciones deducidas en el

recurso de reposición. Ha ignorado absolutamente ese Tribunal el recurso de

reposición y todas las alegaciones que allí estaban vertidas.

Con fecha 4 de noviembre de 2008, se procedió a deducir el incidente de

nulidad correspondiente por la absoluta violación del derecho de defensa del Portal de

Belén, art. 18 de la Constitución Nacional y 40 de la Constitución Provincial, alegando

que el Tribunal ha ignorado superlativamente el recurso de reposición, y hasta la

introducción de este recurso de casación, no expidiéndose aún la Cámara sobre dicho

incidente.

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II.A. Corrida la correspondiente vista, la Fiscal Adjunta de la Provincia señala

que no se expedirá sobre el punto porque al no revestir el recurrente esa calidad

(querellante particular), se torna abstracto el planteo, toda vez que aún no resultan de

aplicación las normas que cuestiona (fs. 31).

B. Oportunamente, el Dr. Hernán Gavier Tagle informa sobre el recurso

deducido, expidiendose sobre la improcedencia formal del mismo.

Luego de reseñar los antecedentes de la causa, señala que la resolución que se

ataca no es susceptible de ser impugnada a través del recurso de casación, por cuanto

la misma no constituye sentencia definitiva ni equiparable a tal.

Señala que el legislador ha determinado que no llegue a conocimiento del alto

cuerpo judicial cualquier decisión interlocutoria, no sólo para no abarrotar de causas

dicho Tribunal, sino para permitir por otra parte la marcha normal de los procesos que

quedarían sine die demorados por la discusión casacionista.

De otro costado, señala que no resulta procedente el agravio referido a la

nulidad de la decisión por haberse vulnerado el artículo 93 del CPP. Es que, las

razones por las que se concedió la apelación fueron invocadas por la Cámara de

Acusación y no han sido controvertidas por el recurrente.

Con relación a los agravios subsiguientes, considera que los mismos adolecen

de sustento fáctico y legal y que son desestimables merced a las razones esgrimidas

por la Cámara de Acusación para hacer lugar al recurso de apelación.

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En un correcto análisis de situación, la Cámara de Acusación ha puesto luz a

tanta sombra y confusión, haciendo un profundo estudio respecto del verdadero

encuadramiento legal de los hechos denunciados, en el caso que los mismos

constituyan delitos. Reseña los argumentos brindados por el a quo para revocar la

admisión como acusador privado.

Considera que es falso que la Cámara se haya expedido sobre algún extremo

que no ha sido objeto de agravio, siendo que justamente el compareciente ha fincado

su agravio en forma oportuna en la calificación legal, lo que no significó estar de

acuerdo con la tipicidad de la conducta denunciada y todo ello de cara a la pretensión

otorgada para intervenir como querellante particular.

Entiende que, era necesario el análisis jurídico legal que hace el a quo en orden

a la eventual figura penal que será o no atrapada por el obrar de los inculpados, pues el

referido tópico era materia de agravio. Aclara que no se ha mutado la calificación

legal, sólo se ha dicho que de ninguna manera la conducta denunciada puede

subsumirse en el artículo 201 del Código Penal.

Crítica también la afirmación del recurrente en orden a que la doctrina que

sustenta el fallo es vetusta y no se encuentra adecuada a la reforma constitucional de

1994. Es que, de su libelo sólo surge una tendencia a esgrimir cuestiones

extraprocesales y, por lo tanto, su agravio queda desvirtuado por falta de sustento

fáctico y jurídico.

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III.1.A. Impugnabilidad objetiva.

Como cuestión liminar cabe precisar que, a los efectos de definir el alcance de

la expresión "sentencia definitiva" (art. 469 CPP), hay que prestar atención a los

lineamientos trazados por el Máximo Tribunal de la República, tal como se exige a

partir del precedente "Di Mascio" (cfr. Alejandro D. Carrió, Garantías constitucionales

en el proceso penal, Hammurabi, Bs. As., 2000., p. 77).

En ese contexto, cuadra anotar que la Corte Suprema establece que existen

pronunciamientos que pueden y deben ser equiparados a sentencias definitivas. A este

respecto se ha expuesto que una resolución jurisdiccional es equiparable a sentencia

definitiva, si ocasiona un agravio de imposible, insuficiente, muy dificultosa o tardía

reparación ulterior, precisamente porque no habría oportunidad en adelante para volver

sobre lo resuelto (T.S.J. "Sala Penal", A. nº 178 del 3/5/01, "Acción de Amparo

presentada por Jorge Castiñeira", A. nº 52 del 10/3/03, “Cesaretti”; A. nº 242 del

4/8/03, “Castro”; entre muchos otros).

Dentro del referido marco de entendimiento, el Alto Tribunal Federal señaló que

la decisión que resuelve en sentido adverso a la pretensión del recurrente de actuar

como querellante provoca un agravio de insusceptible reparación ulterior, pues ante la

denuncia de los delitos en orden a cuales se solicitó ejercer aquel derecho amparado

constitucionalmente (Fallos: 268:266), resultaría tardía toda posibilidad de volver a

debatir el tema en una posterior oportunidad procesal, en la medida que lo decidido se

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vincula con el ejercicio de la jurisdicción por parte de los jueces naturales (cof. Fallos:

300:75; 302:1128 y 321:2826) (CSJN, “Gónzalez”, 19/10/2004, Fallos: 327:4451)

(T.S.J. "Sala Penal", "Bonfigli", S. n° 79, del 17/6/2007).

B. Impugnabilidad subjetiva.

Ahora bien, en lo que respecta a la impugnabilidad subjetiva debe señalarse que

no es de aplicación al recurso de casación incoado por quien pretende constituirse en

acusador privado en el proceso, pues la regla circunscribe la necesidad del

mantenimiento por parte del Ministerio Público a las impugnaciones deducidas por

quienes ya se encuentran constituidos como querellantes particulares (CPP, 471 y 464).

Es que, estimamos que el carácter adhesivo que la ley procesal ha conferido al

querellante particular lo es en la medida en que éste coadyuva a la tarea del Ministerio

Público, "para acreditar el hecho delictuoso y la responsabilidad penal del

imputado...", mas no cuando -como en el caso- se peticiona la propia incorporación al

proceso como acusador privado, toda vez que en éste la víctima pretende la concreción

de la fase primordial de la tutela judicial efectiva (CN, 75 inc. 22 y CADH, 25), como

es, el derecho de poder acceder al proceso; en tanto que la regulación prevista en el

ordenamiento de rito establece una limitación para aquellos ofendidos que ya sean

constituidos como querellantes particulares y quieren provocar la apertura de una etapa

eventual del mismo, como es la recursiva.

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2. Si bien el recurrente plantea una serie de defectos en que ha incurrido el a quo

al momento de dictar la decisión que se impugna, lo cierto es que ellos se vinculan -

esencialmente- con la cuestión relativa a la extensión del concepto de querellante

particular previsto en el ordenamiento de rito (CPP, 7), vale decir, de quiénes se

encuentran legitimados para intervenir en ese carácter en el proceso penal.

Sobre el referido tópico debe repararse que en los precedentes "Bonfigli" (S. n°

79, del 17/5/2007) y “Denuncia formulada por Bellotti" (S. n° 92, 24/6/2007), esta

Sala Penal se expidió sobre el marco constitucional e infraconstitucional en el que se

inserta el derecho que tiene la víctima en constituirse en acusador privado y la

posibilidad de ampliar tal legitimación a las asociaciones intermedias, por lo que las

consideraciones allí efectuadas serán de suma utilidad para la solución del presente

caso.

A.a. La intervención del querellante particular en el proceso penal, como es

sabido, se presenta como una manifestación del derecho a la jurisdicción y derecho a

la tutela judicial efectiva, que corresponde –entre otros- a la víctima del delito.

Uno y otro son derechos de raigambre constitucional por imperio de lo

prescripto en el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional, que establece que

los tratados internacionales que en él se mencionan tienen jerarquía constitucional, no

derogan artículo alguno de la primera parte de la ley suprema y deben entenderse

complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos.

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Entre dichos instrumentos internacionales se encuentra, precisamente, la

Convención Americana sobre Derechos Humanos –Pacto de San José de Costa

Rica- (en adelante, CADH), cuyos artículos 8.1 y 25, respectivamente, consagran los

mencionados derechos. La primera de estas disposiciones prescribe que toda persona

tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable,

por un juez o tribunal competente, independiente, imparcial, establecido con

anterioridad por la ley... para la determinación de sus derechos y obligaciones... de

cualquier carácter; la segunda establece: “1. Toda persona tiene derecho a un recurso

sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales

competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales

reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aún cuando tal

violación sea cometida por personas que actúan en ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen: a) A garantizar que la autoridad competente

prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona

que interponga tal recurso; b) A desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) A

garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que

se haya estimado procedente el recurso”.

Es indudable que, por virtud de estas directivas constitucionales, la víctima del

delito tiene un verdadero derecho a una intervención relevante en el proceso penal,

para la satisfacción de sus legítimos intereses jurídicos. En este contexto debe

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repararse también que los organismos internacionales, más precisamente, el

documento de Naciones Unidas sobre Principios Fundamentales de Justicia para las

Víctimas del Delito y Abuso de Poder, el cual entiende que por víctima se debe

considerar a las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños,

incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, perdida financiera o

menoscabo sustancias de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones

u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados Miembros, incluso

la que prescribe el abuso de poder (Resolución de las Naciones Unidas n° 40/34, del

29 de noviembre de 1985, publicada en Victimas, Derechos y Justicia, colección de

Derechos Humanos y Justicia, oficina de Derechos Humanos y Justicia de la Provincia

de Córdoba, n° 3, p. 7).

b. El Código Procesal Penal de la Provincia, reglamentando las máximas

constitucionales antes vistas (CN, 28, 121 y 122), consagra derechos favorables a la

víctima en su mero carácter de tal (art. 96 C.P.P.), a la vez que admite la posibilidad

de que ella actúe en el proceso penal como acusador privado, interviniendo en rol de

querellante particular (arts. 7, 91 y ss. C.P.P.).

Concretamente, la ley de rito determina que el ofendido penalmente por un

delito de acción pública, sus herederos forzosos, representantes legales o

mandatarios, podrán intervenir en el proceso como querellante particular en la forma

especial que este Código establece (CPP, 7).

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De la lectura de la definición dispuesta por el ordenamiento procesal y la

contenida en la Resolución de las Naciones Unidas reseñada supra, surge indudable

que el legislador optó por otorgarle legitimación para constituirse en querellantes sólo

a la víctima directa o sus familiares en tanto tengan la calidad de herederos forzosos,

mientras que las demás víctimas a la que alude el referido documento internacional

carecen de la mentada legitimación.

La previsión normativa dispuesta por el Código Procesal impone un examen

sobre la naturaleza y características del hecho que constituye el objeto de la

imputación, con el fin de establecer si se evidencia la condición del pretensor de ser el

“ofendido penalmente” (FERRER, Carlos, “El querellante particular en el C.P.P. en

Córdoba”, en Pensamiento Penal y Criminológico, año II, n° 2, Ed. Mediterránea,

Córdoba, 2001, p. 58).

En este estadio cabe aclarar que, ofendido penalmente es quien porta en el

contexto concreto el bien jurídico protegido por la norma penal de prohibición o de

mandato presuntamente infringida (MAIER, Julio B.J. Derecho Procesal Penal –II

Parte General. Sujetos procesales-, Editoriales del Puerto, Bs. As., 2003, p. 681. En

sentido similar: BALCARCE, Fabián I. “El querellante particular en la legislación

procesal cordobesa”, en En torno al querellante particular, Advocatus, Córdoba,

2003, p. 96). Tal concepto permite la admisión como querellante particular a quien,

frente a la supuesta comisión de una conducta ilícita cuya definición legal no lo erige

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directamente como titular del bien jurídicamente protegido según la sistematización

del Código Penal, ha sido sin embargo afectado real y directamente en un bien jurídico

individual, situación que con bastante frecuencia se da en los delitos de ofensa

compleja (FERRER, Carlos, ob. cit., p. 58).

c. Ahora bien, en el precedente citado se abordó el análisis de la constitución de

querellante particular en los procesos en que se investigan delitos contra la

administración pública y, reparándose en una mayor eficiencia en el esclarecimiento e

investigación de hechos que pueden configurar los referidos delitos, esta Sala estimó

que, sin perjuicio de la existencia de un ofendido individual con derecho a querellar,

debía admitirse como querellante particular a las asociaciones intermedias, en

aquellos casos en que la conducta perseguida vulnere el aludido bien jurídico cuya

protección aquéllas propenden.

Parécenos que existen buenas razones para legitimar la actuación de las

asociaciones intermedias como querellante particular en aquel grupo de casos en que

las circunstancias fácticas denunciadas pongan en peligro la salud pública de la

comunidad en general o de un colectivo de personas que forman parte de ella -en

virtud de las particulares condiciones en que se encuentran los sujetos que lo

conforman-, siempre y cuando las referidas asociaciones propendan a su protección.

Es que, como bien lo destaca la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la

protección de la salud pública constituye una obligación que el Estado debe proveer

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(Fallos: 31:273), pues el derecho a la salud está comprendido dentro del derecho a la

vida que es "el primer derecho natural de la persona humana preexistente a toda

legislación positiva que, obviamente, resulta reconocido y garantizado por la

Constitución Nacional" (Fallos: 302:1284; 310:112). Así se entendió que en el

Preámbulo de la Constitución Nacional "ya se encuentran expresiones referidas al

bienestar general, objetivo preeminente en el que, por cierto, ha de computarse con

prioridad indiscutible, la preservación de la salud" (Fallos: 278:313, considerando 15)

(CSJN, "Asociación Benghalensis y otros c/ Ministerio de Salud y Acción Social -

Estado Nacional s/ amparo ley 16.986", Fallos: 323:1339).

De tal manera que, una adecuada tutela a los derechos fundamentales en juego

requiere la admisión como querellante particular a las mentadas organizaciones no

gubernamentales, pues las mismas constituyen, en muchos de los casos, el medio más

eficaz para garantizar la defensa de intereses colectivos que pueden afectarse con la

conducta denunciada, atento a la experiencia y la técnica aprendida en el ámbito

definido en el cual operan (SLONIMSQUI, Pablo "El derecho de querella en los delitos

que protegen bienes jurídicos colectivos" en Cuadernos de doctrina y jurisprudencia

penal, Ad Hoc, Año VI, n° 10 -A-, Bs. As., 2000, p. 330; MAIER, Julio B., ob. cit, p.

684).

La télesis propuesta, como ya se dijo en los precedentes citados, no sólo se

asienta en buenos criterios de política criminal sino en una interpretación

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sistemática (T.S.J., Sala Penal, "Boudoux", S. nº 36, 7/5/01) que posibilita, trasvasar

la directriz constitucional que surge de las disposiciones relacionadas con la

legitimación de derechos de incidencia colectiva en la acción de amparo de las

organizaciones no gubernamentales, que tienen como fin la defensa de esos derechos

(CN, 43) (CSJN, "Asociación Mujeres por la Vida - Asociación Civil sin Fines de

Lucro -filial Córdoba- c. Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación", Fallos:

329:4593).

B. Reconstruido el marco conceptual en que debe analizarse la pretensión del

impugnante, no se advierte obstáculo alguno para habilitar a la Asociación Portal de

Belén para intervenir como querellante particular en los presentes actuados.

Es que, la pretensa querellante resulta ser una asociación intermedia que, entre

sus fines estatutarios, se encuentra: promover y defender el establecimiento de

condiciones sociales que posibiliten y favorezcan la efectiva prestación del derecho a

la vida de la persona desde el momento de la concepción y el goce del respeto de su

dignidad intrínseca a lo largo de la vida (v. fs. 5); en tanto que la denuncia que dio

comienzo al presente proceso versa sobre presuntos ilícitos cometidos al momento de

poner en circulación un fármaco ocultando el daño que el mismo produce al evitar la

implantación del óvulo fecundado (fs. 2 a 4).

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En consecuencia, estimo que en los presentes cabe acoger la pretensión

deducida, puesto que así lo aconseja una interpretación del artículo 7 del código ritual

a partir de las normas constitucionales que informan el sistema.

Voto, pues, afirmativamente a esta cuestión.

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:

La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden

correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual

sentido.

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal doctora Aída Tarditti,

por lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.

A LA SEGUNDA CUESTION:

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

I. Atento al resultado de la votación que precede, corresponde hacer lugar al

recurso de casación deducido por el Dr. Aurelio García Elorrio, y en consecuencia

anular la decisión impugnada, en cuanto revocó la decisión del Juzgado de Control que

confirmó la participación como querellante particular otorgada por la Fiscalía Distrito

I Turno I a la Asociación Civil Portal de Belén.

Por razones de economía procesal, estimo conveniente evitar el reenvío de los

presentes actuados a la Cámara de Acusación a los fines de un nuevo pronunciamiento,

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pues no queda margen para que una nueva consideración del thema decidendum pueda

insistir en la falta de legitimación de la referida asociación con otros fundamentos; por

lo que debe disponerse -en esta instancia- el rechazo de la apelación deducida por el

Dr. Hernán Gavier Tagle, sin costas (art. 550/551, C.P.P.), debiéndose remitir las

presentes actuaciones a la Fiscalía de Instrucción para su prosecución.

II. Las costas en esta sede deben imponerse por el orden causado, atento a que

el querellante tenía razón plausible para litigar, en especial, frente a la concesión de su

pretensión por la Cámara de Acusación (arts. 550 y 551, C.P.P.).

Así voto.

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal preopinante, por lo que,

adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia de igual forma.

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:

La señora Vocal del Primer Voto, da, a mi juicio, las razones necesarias que

deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome

en igual sentido.

En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal;

RESUELVE: I) 1. Hacer lugar al recurso de casación deducido por el Dr. Aurelio

García Elorrio y, en consecuencia, anular la decisión impugnada, en cuanto revocó la

decisión del Juzgado de Control que confirmó la participación como querellante

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particular otorgada por la Fiscalía Distrito I Turno I a la Asociación Civil Portal de

Belén.

2. Disponer -en esta instancia- el rechazo de la apelación deducida por

el Dr. Hernán Gavier Tagle, sin costas (art. 550/551, C.P.P.), debiéndose remitir las

presentes actuaciones a la Fiscalía de Instrucción para su prosecución.

II) Costas en la Alzada por el orden causado (arts. 550 y 551, C.P.P.).

Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora

Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras Vocales de la Sala Penal

del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe.

Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI


Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia

Dra. Aída Lucía Teresa TARDITTI Dra. María de las Mercedes BLANC G. de ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia Vocal del Tribunal Superior de Justicia

Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI


Secretario del Tribunal Superior de Justicia

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