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Origen y la evolución del teatro medieval

El teatro medieval es aquel arte y género dramático desarrollado a lo largo del siglo XV y XVI e
impulsado por la iglesia católica romana. En sus inicios estaba considerado como una forma
teatral con exclusiva índole litúrgica.

Las funciones se solían realizar dentro de las iglesias o las propias catedrales, por eso solo se
escenificaban temas religiosos. Se realizaban en latín y eran interpretadas por personas que
pertenecían al clero. Con el paso de las décadas, las obras se comenzaron a realizar en las
calles y se produjo una evolución y un cambio de enfoque, pasando del tema religioso a la
comedia.

En países como España, Inglaterra o Italia se popularizaron las compañías de teatro ambulante.
Aunque hubo que esperar al fin de la Edad Media para que esto se extendiera por todo el
continente.

Principales características del teatro medieval

El componente religioso marcó mucho el desarrollo del teatro medieval. Todas y cada una de
estas representaciones contaban con este tema principal. Desde escenas de la Navidad hasta
la resurrección de Cristo o la pasión.

Además de la religión, cabe destacar ciertos elementos en las funciones del teatro medieval:

Tramas sacadas de los relatos bíblicos: los temas que se desarrollaban en cada función estaban
relacionados con los actos navideños o los pasajes de la Biblia.

Vestuario eclesiástico: los actores solían usar ropa y accesorios disponibles en la iglesia.

Pinturas para escenificar: se representaban los espacios o lugares a través de diferentes


pinturas.

Escenarios en el interior de los templos: los sacerdotes o monjes eran los encargados de
preparar todo el montaje dentro de la iglesia.

A lo largo de los años, el teatro medieval fue evolucionando y modificando sus características o
elementos más relacionados con las actividades de la vida cotidiana, el humor y la comedia.

El milagro, la farsa y el misterio fueron los géneros teatrales de mayor popularidad durante la
época del teatro medieval. En cuanto a obras de teatro cabe destacar Os Miracles y Notre
Dame de Théophile Rutebeuf, Jogo de Adam y Jogo de Saint Nicolas por Jean Bodel y La Pasión
de Arnoul Gréban.

Drama religioso, misterios y milagros, teatro profano y avances técnicos.

Los dramas litúrgicos

Los dramas litúrgicos, como ya hemos dicho, son la primera expresión teatral de la Edad
Media. Su origen es muy antiguo. Ya en el siglo X se documenta en Francia un drama litúrgico
o tropo, escrito en latín y titulado Quem quaeritis? En él un ángel dialoga con tres mujeres que
visitan el sepulcro de Cristo. Poco a poco, el latín va siendo sustituido por las lenguas
romances, lo que facilita que el público acceda al mensaje evangélico.

Los milagros

Dentro del teatro religioso, dejando aparte los dramas litúrgicos fundadores, hay dos
variedades: los milagros y los misterios.

Los milagros se basan en leyendas piadosas en las que la Virgen o los santos intervienen
milagrosamente para salvar a un devoto. Esta tradición de milagros es la que hereda
en España Gonzalo de Berceo (siglo XIII), cuando decide componer su colección Milagros de
Nuestra Señora. Uno de los milagros más conocidos en toda Europa es el "Milagro de Teófilo"
(siglo XIII), del francés Rutebeuf, que también aparece en la colección de Berceo y que cuenta
la historia de un hombre que vende su alma al diablo, pero que finalmente es salvado por la
intercesión de la Virgen. Esta historia se considera el primer precedente del famoso tema
de Fausto, tratado en la literatura universal por autores tan relevantes como el
inglés Christopher Marlowe y el alemán Johann Wolfgang Goethe.

Los misterios

Los misterios se inspiran en episodios bíblicos, sobre todo relativos a la vida y muerte de
Cristo. En esta corriente, encontramos el célebre Auto de los Reyes Magos, pieza castellana del
siglo XII, y el Misterio de Elche, que aún se sigue representando hoy. El Misterio de Elche data
de los siglos XIV o XV y fue originariamente escrito en valenciano. Su argumento es muy
sencillo: un ángel (un niño vestido al efecto) baja del cielo (el techo de la nave eclesiástica)
para anunciar a la Virgen la Buena Nueva: va a ser la madre del Mesías.

En Europa, hay dos misterios muy conocidos: el Misterio de la Pasión, del francés Arnould
Greban (siglo XV) y el Juego de la Pasión, del alemán Oberammergau (siglo XV).

Teatro profano medieval

Derivado del teatro religioso, el teatro profano va cobrando cada vez más fuerza y creando
nuevos géneros, como un teatro cómico, que solo busca divertir. La culminación del proceso
de secularización llega al final de la Edad Media, en el Prerrenacimiento. En el siglo XV existían
ya varios subgéneros dramáticos del teatro profano:

Las moralidades, piezas cómicas pero con intención moralizante, donde se ridiculizan los vicios
humanos por medio de personajes alegóricos. Son muy características del teatro
francés e inglés.

Las farsas, pequeñas comedias de costumbres, muy relacionadas con los fabliaux, que solo
buscan hacer reír.

El teatro cortesano, que se desarrolla sobre todo en la segunda mitad del siglo XV, ya en un
ambiente humanista, renacentista. Es una corriente refinada, de influencias clásicas, más
elitista.
Las danzas de la muerte. Tienen que ver con la terrible pandemia de la Peste Negra, ocurrida
en 1348, que se llevó a un tercio de la población europea.

La edad media fue una época en donde los decorados fueron una parte esencial de la
escenografías teatrales y la iglesia tomó a cargo el teatro como medio de comunicación para
difundir su doctrina, así se entende que la evolución del teatro en esta época iba de la mano
tanto en representación como en espacio de representación.

En este período surge el primer espacio escénico cubierto y diseñado para una sociedad que
iba decantando hacia una creencia monoteísta que se encuentra ya establecida por
comunidades que conforman la ciudad. El lugar sagrado por excelencia, la iglesia católica, es el
que abre al teatro la posibilidad de ser el oficio divino: tanto por su representación física
dentro de los recintos eclesiásticos, como por la adopción de este recurso para lograr
aceptación popular.

El lugar más común para interpretar la escena era el coro, o las naves para las procesiones y
cortejos. Se buscó la necesidad de utilizar la altura dentro de la horizontalidad, por ejemplo,
cuando se buscaba simbolizar la tierra y el cielo.

Inicialmente, el espacio escénico y sus objetos de representación son los que ofrece el lugar
del culto, dotados de un carácter simbólico. Pero a menudo van evolucionando las escrituras y
se hace necesaria la introducción de material ajeno al recinto sagrado para su personificación,
como vestuarios, guantes, pelucas y animales, lo cual genera un acto irrespetuoso y de
profanación. La luz era el sol, acompañada con la utilización de velas junto con sedas
coloreadas o botellas de vino colocadas frente de la llama para lograr efectos espaciales

Como no existían lugares específicos para representar obras teatrales, se transformaban


espacios comunitarios cotidianos en espacios escénicos. Este teatro se caracteriza por la
multiplicidad de escenarios y por su simultaneidad, es decir, en todo momento los escenarios
están presentes ante el espectador.

Cuando el interés de las personas por los espectáculos religiosos aumentó, éstos abandonaron
el interior de las iglesias y se trasladaron a patios, pórticos de iglesias, monasterios plazas y
mercados. Solía llevarse a las procesiones imágenes vivientes, y la teatralización de lo
sacramental se fue transformando en espectáculo anecdótico y lírico musical.

Inicialmente las representaciones no contaban con escenografía, luego se incorporaron


incluso escenarios de dos pisos. Los escenarios de dos pisos generalmente representaban dos
sitios bastante diferenciados y cada uno con sus propias características de representación. El
piso superior era considerado el Paraíso y el inferior, en correspondencia, el infierno.

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