María Julia Palacios (cow\

Violeta Üarri'^ki^
Lilia Fanny Pérez
Alicia R. Dib
Sergio Cañüxuf> - %
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¿Historia de las mujeres o

historia no androcéntrica?
Los artículos de esta publicación frieron evaluados por:
Liliana Castrón
(Dra. Universidad de París i)
Universidad Nacional de Lujan

El motivo de tapa reproduce un poster incluido en el

volumen V de la "Historia de ¡as Mujeres" de G. Duby y
M , Perrot.

© María Julia Palacios

Impreso en la Dirección de Publicaciones de la UNSa

Salta, Abril de 1997.-
Secretaría Acadé
Universidad N a c i o n a l de Salta
*
2 5 ° aniversario 1972 - 1997
prestaron generosamente a nuestros requerimientos en
tantas oportunidades, en especial a ¡as Investigadoras
que dedíicaron su tiempo para responder a nuestros
cuestionarios y aceptar nuestras entrevistas
brindándonos sus reflexiones y sus conodmientos y
partid pandónos sus inquietudes. Queremos mencionar
de manera particular a Lidia Knecher, Susana Bianchi,
Reyna Pastor, Susan Socolow, Lola Luna, Dora Barrancos,
Hüda Hablchayn, y a nuestras colegas amigas del
CEH1M, Norma Ben Aitabef y Beatriz Corrido, Por último,
a nuestrais alumnas y alumnos de los seminarlos de
Historia d e las Mujeres, porque sus preguntas, sus
comentarios y su Interés Rieron muy motívadores y
estimulantes. Nos complace pensar que en esos
seminarios no sólo aportamos los conocimientos que
fuimos adquiriendo, sino que logramos despertar, en un
medio académico tan indiferente, el interés por una
temática tan importante.
U n párrafo especial para dos queridos amigos,
Hete Clernenti y Jean Piel, por sus tan Inteligentes como
provocativas conversaciones, su permanente ejemplo de
creatividad intelectual y de compromiso sedal y su
generoso e ilimitado apoyo que excede con creces las
actividades en tomo a la Historia de las Mujeres.
María fulla Palacios
Salta, febrero de
10
£1 género en la encrucljadan
María Julia Palacios
Lola Luna dice con razón que "el enfoque
teórico de género aún está rodeado de gran
polémica* (1). En efecto, «las discusiones y
controversias que se han suscitado, particularmente
en el ámbito de la filosofía, tienen que ver con las
dificultades para definir el "género", para precisar e!
carácter de esa noción (¿es sólo un concepto o se
trata de una categoría analítica?), o para determinar
c ó m o se construye el género. Dificultades teóricas,
fundamentalmente, pero también son metodológicas
y que inciden tanto en el ámbito de la producción
estrictamente den tífica y académica como en el de la
política del feminismo.
"Género" es un concepto muy nuevo,
adoptado por las Ciencias Sociales a fines de la
década de ios setenta para abordar los estudios sobre
1997
(*) Una versión de este trabajo fue discutida en las V* Jomadas Regionales de filosoña,
UNSa. 1996
11
ias mujeres. Señalando los cambios producidos en
ciertas dificultades que surgen en su uso como
ese terreno, Mercedes Vilanova dice: "Según Joan
categoría de análisis.
Scotí^en la academia se ha evolucionado desde el
feminismo a las mujeres y al género. Es decir,
desde la política, a la historia especializada y al
análisis científico'(1). Agrego, al análisis filosófico.
* Los usos de "Género".
A pesar de que en las investigaciones
contemporáneas de las Ciencias Sociales las
cuestiones de género están reconocidas como muy El término -según el diccionario- se usa para
importantes e insoslayables, no pocas veces el
:
diverso tipo de clasificaciones En la gramática se
concepto es usado con imprecisiones y clasifica a las palabras por su género (femenino,
ambigüedades, o con significados diferentes según masculino o neutro): en el arte se habla de géneros;
las diversas disciplinas. En la mayoría de los casos, sin en la literatura, de géneros literarios; en la biología
discutir ni analizar las dificultades teóricas que esas "género" remite a taxonomías y también usamos ese
imprecisiones implican. término para designar ciertos productos textiles.
¿Cuál es el contenido que el término tiene en relación
La necesidad de lograr precisiones con los estudios sobre mujeres?
terminológicas y conceptuales que hagan más
fructífera la investigación en esa diversidad
problemática y de enfoques disciplinares que 1. En primer lugar, es necesario aclarar que "género"
conforman los estudios sobre las mujeres, hace que aparece muchas veces usado como sinónimo de
la cuestión del género sea no sólo una de las más "mujeres". Así, se dice indistintamente "estudios de
acuciantes para la teoría feminista, sino la que la mujer o estudios de género", se habla de
constituye uno de los desafíos teóricos de mayor "conciencia de género" o de "identidad de género"
relevancia, puesto que de su esclarecimiento para referirse a estas cuestiones (conciencia,
depende en gran medida el desarrollo y avance de la identidad) en relación con las mujeres.
teoría.

En lo que sigue, intentaré mostrar ias variantes 2. Un uso muy frecuente de "género" asimila este
que ofrece el concepto de género, esbozar algunos concepto a "sexo" al punto de no constituir
de ios aspectos que dan lugar a la controversia y conceptos realmente diferentes. Esto ocurre cuando

12 13
"género" es concebido como "conjunto de individuos"
que tienen las mismas características sexuales. En
este caso hay un uso indiferenciado de ambos
conceptos, lo cual supone más bien que "género" ha
sido despojado de su contenido, quedando sólo el
término y contribuyendo así a las ambigüedades que
señalábamos.
3. Un tercer sentido opone "género" a 'sexo". En este
caso, "sexo" hace referencia a las características
biológicas, anatómicas y fisiológicas -ligadas
fundamentalmente con Sa reproducción- de los
miembros de la especie, y "género", al conjunto de
cualidades, propiedades y funciones que se
consideran "propias" de cada sexo, es decir, a lo
"masculino" y lo "femenino". De esta manera, "sexo"
resulta ser una categoría biológica y género" una
categoría cultural.
4 . Un cuarto sentido está dado por la aplicación de
estos conceptos al orden social. En este caso se habla
de "sistema sexo-género" y ya no se traía de señalar
aspectos de los individuos, sino de hacer referencia a
la estructuración social fundada en la diferencia de
sexos. Diferencia que se ha concebido jerárquica: lo
"masculino" ha sido tradicionalmente valorado como
superior. A esa estructuración social que privilegió lo
masculino y que estableció la hegemonía del varón,
se la ha denominado "patriarcado".
14
* Dificultades y controversias.
1*. En primer lugar, plantear a "sexo" como una
categoría biológica no meramente distinta, sino
opuesta a "género" como categoría cultural, puede
conducir a reeditar una antigua oposición entre
"naturaleza y 'cultura", que funciono como soporte de
variados y discutidos intentos de explicaciones
dualistas de la realidad. En este sentido, es necesario
formular otras preguntas: ¿es posible distinguir lo
biológico de !o cultural? ¿es necesario distinguir lo
biológico de lo cultural? ¿hace lato distinguir sexo de
género? ¿cuái es, en qué consiste esa distinción?.
Más aún, ¿cómo puede mantenerse esa distinción sin
caer en la dicotomía "naturaleza-cultura"?
Se ha argumentado suficientemente que
resulta bastante difícil establecer una distinción fuerte
entre "naturaleza" y "cultura". En este caso, por una
parte debe admitirse que el cúmulo de significados
asociados a cada sexo no puede ser considerado
meramente una suerte de prolongación, de extensión
o de derivación de lo biológico. Por mucho que
"sexo", en su uso, implique algo más que las
diferencias anatómicas, no "dice" lo que "dice" el
género, no hace referencia a las relaciones entre
sexos, no alude a los aspectos culturales, sociales e
históricos que condicionan la identidad de las
personas y tampoco tiene la carga vaiorativa y
simbólica que sí tiene el concepto de "género".
15
 Pero, por otra parte, también parece
conveniente señalar que, aunque el concepto de
género remita primordlaimente a un campo de
relaciones, a un universo simbólico, y a aspectos
históricos de la comtrucción de ia identidad personal,
a la hora de la definición de "género" no puede
descuidarse cierta referencia a Sas diferencias que la
naturaleza pone, Jo cual, por cierto, no significa
sostener la tesis biologicista de la conformación del
género.
Sin embargo, el uso soclai generalizado de
"sexo" parece hacer referencia a diferencias que no
son meramente anatómicas, por lo que importa
interrogarse acerca de la posibilidad de pensar en una
diferencia sexual sin la interpretación de esa
diferencia; si hay tal cosa como un cuerpo "distinto" o
"distinguible" de otro, que preexista a su
interpretación cultural. Lo que de algún modo hace
judith Butler: "Si el cuerpo es am locas" de los
significados (culturales) de género -dice- ¿qué
aspectos del cuerpo son naturales?" (3).
2 . Tradicionaimente se reconoció una
2
diferencia sexual binaria: varón y mujer. Desde la idea
de que la diferencia sexual es el sostén y el
fundamento de la diferencia genérica, ésta también se
ha concebido binaria: masculino-femenino. Se trata
de una binariedad entendida como oposición, pero,
además, jerárquica, lo que explica que se aceptara y
se justificara que uno de los términos dominara (lo
16
masculino, superior) y el otro fuera dominado (lo
femenino, inferior). Esto ha llevado a los movimientos
de mujeres a plantear la necesidad de superar esa
concepción de oposición y jerarquía genérica en la
que se ha sostenido la desigualdad que han sufrido y
sufren las mujeres.
Este es un tema muy importante, porque no
existe acuerdo entre las feministas acerca de las
formas como podría alcanzarse esa superación. Para
algunas, como Chanta! Mouffe, la propuesta es
deconstruir las identidades esenciales, atender á las
formas cernió históricamente se construyó la categoría
"mujer" y construir una identidad política de
ciudadanos democráticos (varones y mujeres),
fundada en el principio de equivalencia que no
elimine ias diferencias. Para otras, se trata de
favorecer un orden social donde la diferencia entre lo
masculino y lo femenino desaparecería al pasar las
características de ambos a formar parte de cada
individuo, cualquiera fuera su sexo. En tal caso,
"género" dejaría de tener utilidad como instrumento
de análisis porque no habría necesidad de distinguir
"femenino" de "masculino" (4).
En otros casos las propuestas de anulación de
todas las diferencias, como instancia superadora de
las relaciones inequitativas entre los sexos, o van en
la línea de sostener la capacidad de los individuos de
"metamorfbsearse\o parece desprenderse de la
obra de Angela Cárter (5), o en la de propugnar una
suerte de "transexualismo" o "suprasexualidad", que
17
algunas identifican con el lesbianisrno, como ocurre
con Monique Wittig, Para Wittlg ei concepto de
lesbiana es "ei único que yo sepa que está más allá de
la categoría de sexo". Butler observa que para que
"ser lesbiana" escape a otra relación binaria
-lesbianisrno, versus heterosexualidad- "debe
convertirse en un fenómeno cultura/ múltiple, un
género sin esencia unívoca"{6).
Me parece que en estos casos hay cierta
confusión respecto de la igualdad que se busca: ¿se
trata de ausencia de toda diferencia o de superación
de la desigualdad social?. Las relaciones sociales
inequitativas -que son múltiples y de diverso origen-
¿desaparecerían por el hecho de borrar las diferencias
entre los sexos? ¿acaso se piensa que las condiciones
reales de existencia de los sujetos dependen sólo de
¡a condición sexual? ¿no se tratará más bien de
encontrar mecanismos de socialización que se
sostengan en otros valores culturales que hagan
posible y favorezcan relaciones diferentes, relaciones
equitativas entre los sexos?
3 . Pero, además, vinculada con esta cuestión
S
de! género y lo sexual biológico, aparece otra
dificultad, ya que hoy, a la luz de numerosas
investigaciones genéticas, podemos preguntarnos
qué pasa con las diferencias biológicas sexuales no
reconocidas socialmente, que son minoritarias por
cierto, pero que existen. La genetista norteamericana
Anne Sterling (7), por ejemplo, sostiene que
18
hay al menos cinco sexos biológicos:
varón/mujer/hermafrodlta/pseudohermafrodia
masculino y pseudohermafrodita femenina.
Desde la Idea de que es en ias diferencias
biológicas donde se sostienen ias diferencias de
género, ¿podría en estos casos mantenerse la
diferencia binaria femenino-masculino"?, ¿cómo
deberá entenderse el género en casos como los que
distingue Sterling?,
En ese orden de cuestlonarniento, ¿cómo se
explicarán las diferencias existentes entre ios
individuos generadas por la asunción de lo que
socialmente se concibe como el género del sexo
opuesto, el travestismo, por ejemplo?» La suposición
de que se trata de un 'desorden" o una "desviación",
el juicio moralista con e! que la sociedad responde
rápidamente a estas cuestiones, no es, desde luego,
una explicación. Es necesario reconocer que esa
explicación debe buscarse en la estructuración social
y en el sistema de valores que Sa rige, porque la
inserción o Sa exclusión social de los individuos no se
explican por la intención o la acción individual.
4 . El carácter 'constructivo" de género ha
2
sido trabajado por la mayoría de las investigadoras,
Simone de Beauvoir decía: W cuerpo de la mu/er es
uno de los elementos esenciales de su situación
en el mundo, Pero ese cuerpo no basta para
definirla como mujer", a lo que agregaba "no se
nace mujer, se llega a ser" {8), con lo cual puso eí
acento en los aspectos sodo-cultunles que
Intervienen en la construcción de la Identidad: "mujer"
es una construcción, el "género" se construye.
Por su parte, M . I . Santa Cruz dice (9) que
género "es el lugar' desde el cual cada s$M§ei® se
ubica en detrntrnínadas circunstancias para
e^MStmír prácticas y significados", Entiende por
lugar* un "acto de pensamiento', un "gesto de
existencia", con los cuales un Individuo va
construyendo su identidad personal. Pero resulta que
? género fiesde el momento en que han defendido la
es ei propio lugar" el que se construye, ya que la
identidad persona!, la subjetividad, en tanto es
resultado de un conjunto muy complejo de
determinantes y condicionantes biológicos, de
experiencias personales, de normas sociales, de
valores y códigos culturales, de interreiaciones
sociales de diverso tipo, de expectativas diversas, es
social e históricamente construida. Ei "género" resulta
ser, de ese modo, una variable de la identidad
personal, no sólo la consecuencia de condicionantes
de distinta índole sino construido por acción positiva
de los Individuos.
Judith Butler sostiene, en esa línea, que género
es una "forma contemporánea de organizar las
normas culturales pasadas y futuras, de situarse
en y atmvés de esas normas, un estilo activo de
vivir el propio cuerpo en el mundo"(ÍQ).
5 . Aquí surge otro aspecto que algunas
2 desigualdad social que ias mujeres cuestionan y que
20
feministas como Joan Scott, por ejemplo, han
remarcado: ei carácter histórico de este concepto,
Este es un panto en el que las teóricas feministas
muestran desacuerdos importantes.
Señalar el carácter histórico de la noción de
género supone distanciarse' de una concepción
e & ^ c M l s í á Bien sabemos corno algunas feministas
afiliadas a lo que se dio en llamar ^feminismo de la
diferencia* (Luce irlgaray es un buen ejemplo), han
sostenido en cierto sentido una Idea esenciaíista dé
"diferencia" corno a>nstitutiv~ de los sexos, Desde
este punto de vista, la noción de género pasa a ser
una categoría ontológfca, dado que se sostiene que
las diferencias entre mujeres y varones abarcan todo
el espectro de la Individualidad de unas y de otros:
no sólo cuerpos y experiencias sociales y, por lo tanto
históricas, diferentes, sino psicologías diferentes,
valores diferentes, discursos diferentes, desarrollos
morales diferentes, y hasta una racionalidad diferente.
Las feministas alineadas en otras corrientes, en
particular en lo que se conoce como f e m i n i s m o de
la igualdad* (11), han señalado que ese planteo
-aunque tenga otros objetivos y responda a otros
criterios y puntos de vista- termina apoyando y
reforzando las tesis de! patriarcado cuyas
consecuencias pretende combatir, Con el agravante
de que las nuevas argumentaciones aportadas por
aque! otro feminismo, no permiten superar la
2!
tiene su origen en la concepción patriarca! de la
diferencia.
La historia de las sociedades ofrece una
constante vigencia de escalas Jerárquicas de
valoración, que en el patriarcado se manifiesta en la
clara primacía de ¡os valores asociados a la
masculinidad. "Diferente" equivale en ios hechos, en
la sociedad patriarcal, a "desigual" (12). Y como bien
lo hizo notar Caro! Gilligan, \..es difícil decir
"diferente sin decir al mismo tiempo mefor* y
0 s
m peor"...\o tampoco basta con declarar que
"diferente" no implica, necesariamente "desigual" para
que las cosas sean de otro modo, como la propia
autora parece luego pretender (13). Para que lo
"diferente" de las "minorías" (14) sea socialmente
considerado igualmente valioso, hace falta poder
imponer esa valoración. Lo que la historia nos
muestra, no es precisamente que tal cosa sea posible
desde el propio lugar de las minorías que,
justamente, denuncian y cuestionan su lugar de "no
poder".
Para las teóricas que afirman el carácter
histórico de la noción de género, ésta se convierte en
una categoría instrumental ya que, en este caso,
sirve para explicar la diversidad de las relaciones
entre varones y mujeres teniendo en cuenta las
diversidades que muestran las culturas, las
circunstancias y los tiempos, en las sociedades en las
que aquellas relaciones se dan.
22
6~* Slr embargo, a partir de sostener el
ca.ácter histórico cíe j^énero, muchas investigadoras
de las Ciencias Sociales, en especial de la
Antropología y de la Historia, se limitaron a constatar,
a comprobar, las d: versas formas como se manifestó
y se manifiesta la oposición binarla "masculino-
femenino". E! uso descriptivo de la noción de género
no Ies permitió avanzar en la explicltaclón y precisión
de cuestiones que permitieran explicar las
continuidades y las rupturas que ofrecen las
relaciones entre los sexos en la historia, en. una
palabra, poder dar cuenta de las diferencias
importantes que ei proceso histórico muestra.
7 , En estudios más recientes, "género"
S
aparece como una ^categoría útil para el análisis*,
como lo sostiene Joan Scott a propósito de la
historiografía (15). Esto significa que género" no es
entendido sólo como una noción con la cual se
atiende ¡a particular situación de las mujeres, sino que
sirve para problemaüzar las relaciones intergenéricas.
Así entendido,"género" permite considerar no sólo las
diversas formas como se relacionan varones y
mujeres, sino elaborar explicaciones que tengan en
cuenta el peso que esas relaciones tienen en la
construcción de las sociedades.
Se registra aquí un paso teórico importante en
el uso de "género", que tiene que ver con la propia
evolución de los movimientos de mujeres: de la
actividad política, de la lucha reivindicativa a la
23
actividad teórica, a ia investigación científica, como lo
señalábamos en el inicio de este trabajo, De una
conceptúa!ización de género que era más- una
identificación con "mujer' que un concepto nuevo, se
pasó a esta otra que convierte a "género" en una
herramienta analítica, cuyo uso en la Investigación
social posibilita análisis más profundos, de mayor
alcance, y explicaciones más completas.
8~ En relación con este último punto, trabajos
f objetivo particular de estos estudios: conocer ios
recientes (16) han señalado la importancia y la
necesidad de articular la categoría "género" con otras,
que ya están incorporadas en las diversas disciplinas
y con las cuales -a pesar de la falta de unanimidad
que también existe acerca de ellas- ha sido posible
abordar con éxito otras situaciones de conflicto o de
tensión social. Ya no parece posible realizar ninguna
investigación que pretenda dar cuenta de la
complejidad de los procesos sociales, sin apelar a
categorías como "clase", "etnia", "edad". Las
investigaciones de estos últimos treinta años han
probado la utilidad analítica de "género". Lo que aquí
se está diciendo es que los estudios sociales no
deben hacer uso de estas categorías aisladamente; su
poder analítico se potencia en la articulación.
9*. Por último, las investigaciones más actuales
se orientan a vincular "género" con "poder".
Numerosas feministas (17) plantean hoy que las
relaciones de género pueden ser comprendidas sólo
24
si se enmarcan en un campo relaciona! mayor: el
socio-político, y por lo tanto en ei de las relaciones
de poder. Según este planteo, las relaciones de
género son una expresión particular, entre las
múltiples y diversas relaciones de poder posibles,
que determinan los lugares a ocupar y ias fundones
a cumplir por ios Integrantes de una sociedad. En
consecuencia ios estudios de género deten abocarse
a investigar las formas como se vinculan estos
conceptos en la práctica social, teniendo en cuenta el
mecanismos de reproducción de las relaciones
inequitativas entre los sexos, para poder revertirías.
Aunque incompleto, y tal vez demasiado
conciso, lo expuesto sirve para mostrar que la
cuestión de! género, considerado tanto en su aspecto
de elemento esencia! en la construcción de la
identidad individual o como variable de análisis,
imprescindible a la vez que insustituible, en la
investigación social contemporánea, constituye un
campo insoslayable para la crítica feminista y
constituye un reto para las investigadoras alcanzar en
ese terreno las precisiones conceptuales y
terminológicas necesarias que hagan posible avances
sustanciales en la teoría.
25
CITAS y NOTAS
fl) LUNA, Lola: La historia de las mujeres y la
renovación de la historiografía", en LUNA y
VILLARREAL .(comps.): Historia, Género y política,
SIMS-Barcelona, 1994.
(2) Cfr. "Mujer, género y poder", en V1LANOVA, M .
(comp.): Pensar las diferencias, SIMS, Barcelona, p.14.
(3) BUTLER, Judit: "Variaciones sobre sexo y género:
Beauvoir, Wittig y Foucaulf, en BENHAB1B y
CORNELLA (comps.): Teoría feminista y teoría crítica,
Alfons el Magnanim, Valencia 1990.
(4) Cfr. IZQUIERDO, María Jesús: "Uso y abuso del
concepto de género", en VILANOVA, M . (comp.):
obra citada.
(5) Cfr. H1LLEN, Mirta: "Las chicas buenas van al cielo,
las malas a todas partes", trabajo presentado en las
IV Jomadas de Historia de las Mujeres y Estudios de
2
Género, UNT, 1996.
(6) Ver el comentario de BUTLER a la obra de WITTIG,
en el artículo citado.
(7) STERLING, Ann: "Los cinco sexos", en Ihfí
Sciences, abril 1993.
26
(S) DE BEAUVOIR, Simone. El segundo sexo, Siglo
XXI, 198?,
(9) SANTA CRUZ, María Isabel y oís.: "Para
comprender el género: precisiones epistemológicas",
en SANTA CRUZ y ots.: Mujeres y Filosofía. CEAL,
1994.
(10) BUTLER, judit: Q h ^ d í .
(11) PERONA, Angeles: "Sobre esencias y género: el
problema de la definición de genérico", Hiparquia.
?
VI-1,1993.
(12) En un interesante artículo ("Deconstruir igualdad
vs. diferencia: usos de la teoría postestructuralista
para el feminismo". Feminaria VII), Joan SCOTT
T
plantea que no es correcto oponer igualdad a
diferencia, que se trata de una falsa oposición que ha
obligado a las feministas también a falsas opciones.
En tanto el concepto de igualdad admite la diferencia,
no se opone a é!; la oposición es, entonces, igualdad
vs. desigualdad o inequidad.
(13) Carol GiLLIGAN sostiene la tesis de que varones
y mujeres tenemos desarrollos morales diferentes -los
varones hacia una ética de la justicia, ¡as mujeres
hacia una ética del cuidado- lo cual no implica que
deban calificarse como "mejores/ peores" o
"superiores/inferiores", simplemente, "diferentes". La
moral y la teoría. FCE, 1985.
(14) No debe entenderse en sentido cuantitativo, aquí
señala el aspecto de subaltemídad que caracteriza a
los llamados "grupos minoritarios", entre los cuales,
siendo la mitad de la humanidad, se cuenta a las
mujeres (!)
(15) SCOTT, Joan: "El género: una categoría útil para
el análisis histórico" en CANGIANO y DUBOIS
(comps.): De mujer a género. CE AL, 1994.
(16) Las obras citadas de SCOTT, por ejemplo.
(17) Lola LUNA y las investigadoras reunidas en el
Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad de la
Universidad de Barcelona; Celia AMOROS y la gente
nucleada en el Instituto de Investigaciones Feministas
de la Universidad Complutense de Madrid, los
últimos trabajos de Arlette FARGE y Joan SCOTT, por
ejemplo.
¿Es la Historia de las Mujeres
una "Mueva Historia ? 1
María, Julia Palacios
1. La Historia de las Mujeres: nuevos
interrogantes.
En 1984 Michélle Perrot se preguntaba ¿"Es
posible una historia de las mujeres"? (1). La pregunta
resumía los varios interrogantes planteados por una
nutrida producción historiográfica -originada
alrededor de veinte años atrás- sobre las mujeres, "su"
historia, "su" cultura, su ausencia, o su opacada
presencia en la historia de la humanidad.
Hoy, a poco más de diez años de aquellas
reflexiones y a la luz de una producción incrementada
de manera sorprendente (2), lo que hace que ya
nadie discuta la presencia de las mujeres como co-
agentes de la historia y se reconozca las diversas
maneras como ellas han contribuido al desarrollo
social, la pregunta cobra mayor relevancia. De lo que
29