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SIMBOLISMO

El contexto:
El simbolismo, un movimiento que se erige en el siglo XIX como respuesta a los cambios
vertiginosos que experimentaba la sociedad, se convierte en una ventana a la exploración de
lo subjetivo y lo misterioso. A medida que la Revolución Industrial transforma la estructura
económica y social, marcando una brecha entre clases y generando crisis, el simbolismo
surge como un refugio para los intelectuales desencantados y escépticos que buscan expresar
las complejidades de la existencia humana.

La Revolución Industrial, catalizadora del simbolismo, trajo consigo una metamorfosis en la


forma en que la humanidad se relacionaba con la materia. La mecanización y la urbanización,
aunque propulsoras del progreso, también desencadenaron desigualdades, tensiones y
conflictos que resonaron en la literatura simbolista. Los autores de esta corriente, como
Baudelaire y Rimbaud, canalizaron en sus obras las tensiones de una sociedad en rápida
transformación, utilizando símbolos para transmitir la alienación y la disonancia que surgían
de la creciente industrialización.

La expansión colonialista europea, otro factor influyente en el surgimiento del simbolismo,


abrió una puerta a la exploración de temas como la explotación y el choque de culturas. La
tensión entre metrópolis y colonias se reflejó en las obras literarias, pictóricas y musicales
simbolistas, que buscaron representar la complejidad de las relaciones humanas y los
conflictos éticos que surgieron con la colonización.

El panorama filosófico y científico de la época también dejó su huella en el simbolismo. Las


corrientes como el positivismo, el darwinismo, el marxismo y el psicoanálisis desafiaron las
creencias tradicionales, dando lugar a una crisis en los valores y la moral. El simbolismo, al
abrazar lo subjetivo, encontró en estas corrientes una fuente rica de inspiración, traduciendo
las tensiones filosóficas en símbolos y metáforas.

La crisis en la religión y la moral, un fenómeno que se aceleró en este periodo, llevó a la


secularización de la sociedad. El simbolismo, en su búsqueda de expresar lo sagrado y lo
profano, capturó la esencia de esta transformación espiritual, explorando la dualidad entre lo
divino y lo terrenal en sus obras.
La renovación artística y cultural que acompañó al simbolismo abrazó diversas fuentes, desde
las clásicas y medievales hasta las orientales y populares. Este eclecticismo cultural se tradujo
en la experimentación con nuevos lenguajes y técnicas artísticas, enriqueciendo la paleta
simbolista con una diversidad de formas de expresión.

Principales características:

En la literatura, el simbolismo tiene una tendencia de los escritores a utilizar símbolos para
representar ideas, sentimientos, conceptos o valores que no se pueden expresar de forma
directa o literal. Los símbolos pueden ser palabras, imágenes, objetos, personajes, situaciones
o acciones que tienen un significado más profundo o abstracto que el que aparentan. El
simbolismo permite al escritor crear una atmósfera poética, sugerir múltiples interpretaciones
y estimular la imaginación del lector.

El uso de la metáfora como recurso principal para crear símbolos. La preferencia por los
temas relacionados con la espiritualidad, el misticismo, el inconsciente, la muerte, el amor, la
soledad, el dolor, la rebeldía, la naturaleza o lo exótico. Estos temas reflejan la insatisfacción
y el desencanto de los escritores simbolistas con la realidad social y material de su época. La
búsqueda de la musicalidad y la armonía en el lenguaje, mediante el uso de recursos como el
ritmo, la rima, la aliteración, la asonancia, la onomatopeya o la sinestesia. Estos recursos
contribuyen a crear un efecto sonoro y sensorial que transmite emociones y sensaciones al
lector. La influencia de las corrientes filosóficas y artísticas de su tiempo, como el idealismo,
el romanticismo, el parnasianismo, el impresionismo o el simbolismo musical también
influyeron ya que estás corrientes compartían el interés por explorar la dimensión subjetiva y
estética de la realidad, más allá de la razón y la ciencia.

Principales Artistas:
El simbolismo tuvo varios artistas destacados en diferentes disciplinas, como la pintura, la
literatura, el teatro o la música. Algunos de los principales artistas del género son:

En pintura:
Gustave Moreau
Odilon Redon
Pierre Puvis de Chavannes
En literatura:
Charles Baudelaire
Stéphane Mallarmé
Paul Verlaine
En teatro:
Maurice Maeterlinck
August Strindberg
Alfred Jarry

Analisis de la Obra simbolista “Vera” de Villiers de L’Isle Adam

"Vera" es un cuento que trata sobre un hombre, el Conde D'Athol, que está
profundamente enamorado de su esposa, Vera, quien ha fallecido. El conde, desesperado por
la pérdida, parece lograr, a través de su dolor y amor intenso, traer de vuelta la presencia de
Vera a su vida. La historia juega con la idea de la conexión entre la realidad y lo subjetivo, y
cómo el poder del deseo puede influir en nuestra experiencia del mundo.

La trama se desarrolla en una atmósfera llena de simbolismo, donde objetos y


sensaciones evocan la presencia de Vera, difuminando las líneas entre lo tangible y lo
intangible. La historia también explora la idea de cómo nuestros pensamientos y deseos
pueden afectar nuestra percepción de la realidad.

La narrativa alcanza su punto culminante cuando el conde, al enfrentar la realidad de


la muerte de Vera, rompe el hechizo que le permitía sentir su presencia. Este momento
destaca la fragilidad de la conexión entre lo que deseamos y la verdad inalterable de la
muerte. El final de la obra es abierto, y cuenta como cuando el conde termina con su ilusión
cae desde el techo una llave, la llave del panteón de Vera. ¿Qué significa esto? ¿Vera está
viva esperándolo en su panteón? ¿O es una invitación al conde para terminar con su propia
vida? Pues nadie lo sabe.

A lo largo de la historia, el autor utiliza simbolismos como la llave de plata, la


lámpara sagrada y el relicario para añadir capas de significado. Estos elementos no solo son
objetos físicos, sino que también llevan consigo connotaciones más profundas que
contribuyen a la atmósfera única de la narrativa.
El poder del amor y el dolor se destaca cuando el Conde, a través de su intenso deseo
de tener a Vera de vuelta, crea una experiencia que desafía las convenciones de la vida y la
muerte. La obra juega con la idea de la dualidad, mostrando cómo la mente humana puede
construir realidades alternas para lidiar con el sufrimiento.

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