La Organización Mundial de la Salud define los determinantes sociales de la salud
(DSS) como "las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana". Estas fuerzas y sistemas incluyen políticas y sistemas económicos, programas de desarrollo, normas y políticas sociales y sistemas políticos. Las condiciones anteriores pueden ser altamente diferentes para varios subgrupos de una población y pueden dar lugar a diferencias en los resultados en materia de salud. Es posible que sea inevitable que algunas de estas condiciones sean diferentes, en cual caso se consideran desigualdades, tal como es posible que estas diferencias puedan ser innecesarias y evitables, en cual caso se consideran inequidades y, por consiguiente, metas apropiadas para políticas diseñadas para aumentar la equidad. Una de las variables fundamentales para considerar el nivel de desarrollo de un país, es la salud. Ésta se estima con el nivel de salud de la población y cómo esta salud se distribuye entre los distintos grupos sociales que la integran. Así mismo, otra variable a considerar para estimar el desarrollo de los países es la equidad, de ahí que una de las prioridades a nivel mundial es la creación de sistemas de salud equitativos. Por lo que lograr la equidad en salud es un objetivo en sí mismo y un objetivo de desarrollo, cuya intención es garantizar un reparto equitativo de la riqueza que generan los países, tanto en la población en general como entre los diferentes grupos que la componen, sin lo cual los logros serán limitados. En este sentido, la equidad en salud y los determinantes sociales se ven íntimamente vinculados. Entre los determinantes sociales que mantienen un impacto importante en la salud podemos encontrar los determinantes demográficos los cuales son necesarios para calcular muchos de los indicadores relacionados con la salud, entre ellos, la población total, sexo, edad, origen étnico, crecimiento de la población rural y urbana., las variables socioeconómicas que están relacionados con el acceso a servicios de salud, a una vivienda adecuada y a la exposición de contaminantes que tienen un impacto en la salud, así como el tipo de trabajo, la seguridad laboral y las condiciones del mismo, los valores y creencias forman los estilos de representación ante los hechos que tienen las personas y que forman la base de la conducta de cada una, estas contribuyen al bienestar y la salud mental al otorgar un propósito en la vida, optimismo, autoestima y mejorar los síntomas de depresión y ansiedad, además de las relaciones sociales que son las interacciones que las personas tienen con la gente que los rodean, pueden ser cercanos como la familia o amigos e incluso personas distantes que pueden brindar apoyo emocional y psicológico, lo cual ayuda a favorecer la salud mental y la accesibilidad a los servicios que actúa como la relación entre los servicios de salud y los usuarios en la que, tanto unos como otros, comprendían en sí mismos la posibilidad o no de encontrarlos, formando parte del proceso de implementación de la política pública y actúa como un componente integral propuesto por la OMS estableciendo bienes y servicios para que sean accesibles a toda la población. Todas estas circunstancias sociales, ambientales y económicas afectan negativamente a los resultados de salud y provocan situaciones de inequidad sanitaria, definida como una diferencia evitable e injusta en el estado de la salud de distintos grupos de personas o comunidades. Los determinantes están relacionados con aspectos tan variados como los biológicos, hereditarios, personales, familiares, sociales, ambientales, alimenticios, económicos, laborales, culturales, de valores, educativos, sanitarios y religiosos. Las consecuencias médicas, epidemiológicas y sociales derivadas de la caracterización detallada de las instrucciones genéticas completas del ser humano, están presentes en los demás niveles del modelo de determinantes de la salud. La conducta del individuo, sus creencias, valores, bagaje histórico y percepción del mundo, su actitud frente al riesgo y la visión de su salud futura, su capacidad de comunicación, de manejo del estrés y de adaptación y control sobre las circunstancias de su vida determinan sus preferencias y estilo de vivir. Las conductas y estilos de vida están condicionados por los contextos sociales que los moldean y restringen. De esta forma, problemas de salud como el tabaquismo, la desnutrición, el alcoholismo, la exposición a agentes infecciosos y tóxicos, la violencia y los accidentes, aunque tienen sus determinantes proximales en los estilos de vida y las preferencias individuales, tienen también sus macro determinantes en el nivel de acceso a servicios básicos, educación, empleo, vivienda e información, en la equidad de la distribución del ingreso económico y en la manera como la sociedad tolera, respeta y celebra la diversidad de género, etnia, culto y opinión. El adjetivo "estructural" recalca la jerarquía causal de los determinantes sociales en la generación de las inequidades sociales en materia de salud. Son aquellos que tienen que ver con: posición social, género, raza y grupo étnico, acceso a la educación y al empleo. Los determinantes intermedios se distribuyen según la estratificación social y determinan las diferencias en cuanto a la exposición y la vulnerabilidad a las condiciones perjudiciales para la salud. La posición de una persona en la sociedad tiene su origen en diversas circunstancias que la afectan, como los sistemas socioeconómicos, políticos y culturales. Las inequidades en salud pueden aparecer cuando estos sistemas dan lugar a una distribución sistemáticamente desigual del poder, el prestigio y los recursos entre los distintos grupos que conforman la sociedad y estas impactan de manera negativa. La educación para la salud es una oportunidad para lograr el aprendizaje, mejorar la alfabetización sanitaria de la población, incluida la mejora del conocimiento de la población en relación con la salud y el desarrollo de habilidades personales para el autocuidado de la salud individual y colectiva. Resulta por demás trascendente señalar que es ya emergente poner énfasis en la atención primaria, de no ser así, los resultados apuntan a ser negativos, para nada es positivo el actuar en el ámbito curativo sin considerar el ámbito prioritario de la prevención.
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