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Fray Pedro de la Santísima Trinidad Urraca García nació en España en 1583 y se unió a la Orden de la Merced en Quito, donde demostró gran devoción y virtud. Sirvió como confesor y guía espiritual de la corte virreinal en Lima y Madrid, aunque anhelaba redimir cautivos. Regresó al Perú en 1626 y fue reconocido por sus dones sobrenaturales, promoviendo la devoción a la Cruz hasta su muerte milagrosa en 1657.
Fray Pedro de la Santísima Trinidad Urraca García nació en España en 1583 y se unió a la Orden de la Merced en Quito, donde demostró gran devoción y virtud. Sirvió como confesor y guía espiritual de la corte virreinal en Lima y Madrid, aunque anhelaba redimir cautivos. Regresó al Perú en 1626 y fue reconocido por sus dones sobrenaturales, promoviendo la devoción a la Cruz hasta su muerte milagrosa en 1657.
Fray Pedro de la Santísima Trinidad Urraca García nació en España en 1583 y se unió a la Orden de la Merced en Quito, donde demostró gran devoción y virtud. Sirvió como confesor y guía espiritual de la corte virreinal en Lima y Madrid, aunque anhelaba redimir cautivos. Regresó al Perú en 1626 y fue reconocido por sus dones sobrenaturales, promoviendo la devoción a la Cruz hasta su muerte milagrosa en 1657.
URRACA Fray Pedro de la Santísima Trinidad Urraca García nació en 1583 en Jadraque, Castilla, España.
Sus padres, cristianos viejos y acomodados, tuvieron cuatro
hijos, siendo Fr. Pedro el menor. Todos mostraron inclinación religiosa desde temprana edad. Su hermano Francisco lo llevó a Quito, donde estudió con los jesuitas y entró en la Orden de la Merced.
Fr. Pedro demostró profunda devoción,
practicando la oración y penitencia. Fue obediente, humilde y vivió virtuosamente, enfrentando pruebas demoníacas.
Después de ordenarse sacerdote, fue
trasladado a Lima y trabajó como confesor y guía espiritual de la corte virreinal, especialmente de la princesa y la reina Isabel de Borbón.
En Madrid, continuó su labor espiritual y tuvo
acceso al palacio real. Sin embargo, anhelaba redimir cautivos en Berbería, pero las camareras de la reina lo impidieron.
En 1626, regresó a Perú para asistir en una
reforma de su orden y vivió en Lima, donde fue reconocido por sus dones sobrenaturales.
Padeciendo enfermedades físicas, continuó su labor
apostólica y sanadora, promoviendo la devoción a la Cruz. Murió en 1657 rodeado de devotos y su fallecimiento fue acompañado por fenómenos milagrosos.
Fray Pedro de la Santísima Trinidad Urraca García
es recordado por su piedad, humildad, caridad y dones espirituales, habiendo dejado una huella profunda en la comunidad religiosa y la sociedad de su época.