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IMPORTANCIA DE LOS SACRAMENTOS

Estos sacramentos representan para los cristianos los momentos de mayor


importancia de la existencia de los creyentes y nos ayudan a actuar
directamente de la mano de Cristo; además, estos signos poseen a su vez
una finalidad pedagógica para todo cristiano: alimenta, fortalece y expresan
la fe y amor a Nuestro Señor.

¿Cuándo es necesario tomar los sacramentos?

Resulta necesario realizar los siete sacramentos de la fe cristiana para poder


dar inicio a nuestra profesión de fe. A partir del primer momento en el que
realizamos el bautismo, nuestra mente y cuerpo comienzan una importante
conexión y unión a nuestra fe y en Dios.
El primero de los sacramentos, se realiza al momento de nacer, conocido
como lo indicamos bajo el nombre del bautismo, y es el momento en el que
nuestros padres nos presentan ante Dios y la Iglesia, con la finalidad
de purificar nuestros pecados.
Seguidamente está la comunión, momento en que el niño ha llegado a la
adolescencia y se le prepara para recibir el cuerpo de Cristo en la tierra. Más
adelante, el creyente realiza la confirmación, la cual realiza para reafirmar su
fe en Dios.
Más adelante, cuando llega el momento, la persona recibe el sacramento
del matrimonio, el cual representa el amor de las parejas ante Dios. La
unción de los enfermos, es el que se realiza con la finalidad de purgar
nuestros pecados para así ser aceptados en el Reino de los cielos.
LOS SANTOS PERUANOS

Las distintas expresiones de santidad en el virreinato peruano responden a la necesidad


de la Contrareforma Católica por aumentar el culto y la fe en Cristo, principalmente
durante todo el siglo XVII. Las figuras vivas de santidad constituían un papel importante
pues eran la encarnación de la gracia divina en la tierra. La vida de estos santos, beatas,
siervos de dios o iluminados fue seguida de cerca por la población virreinal esperando
siempre un milagro o suceso divino. La fe que vivían los "santos" era ejemplo a seguir
para la sociedad y modelo de vida eclesiástica para los religiosos.

En el Perú hubo mayor cantidad de santos y siervos de Dios que en todos los virreinatos
españoles. La mayoría apareció entre 1570 y 1660, muchos de ellos coexistiendo en la
sociedad limeña, tal como fue el caso de San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, Santo
Toribio de Mogrovejo, San Francisco Solano y San Juan Masias, precisamente los 5
santos del Perú.

Cuando morían estos hombres de Dios, toda la sociedad limeña acudía a sus exequias,
incluyendo el virrey, el arzobispo y los principales nobles, tanto españoles como
indígenas.

SANTA ROSA DE LIMA

Fue la primera santa americana nació en Lima, Perú, el 30 de abril de 1586. Sus
padres fueron Gaspar de Flores y María de Oliva. Fue bautizada con el nombre de
Isabel, pero comúnmente la llamaban Rosa. En 1597 Santo Toribio de Mogrovejo,
segundo arzobispo de Lima, la confirmó en Quives, Canta. Rosa se caracterizó por
su humildad, sencillez, obediencia, caridad y paciencia. Muy joven descubrió su
vocación a la vida religiosa y tomó como modelo de vida a Santa Catalina de Siena.
Luego de un problema financiero que tuvo su padre, la familia de Rosa atravesó por
una fuerte crisis económica por lo que la santa se dedicó a coser y trabajar en la
huerta.

Poco tiempo después emitió sus votos de virginidad. Al cabo de diez años ingreso a
la Tercera Orden de Santo Domingo y se dedicó a servir a los más necesitados,
sobretodo a los pobres y enfermos. En su casa se dedicaba a rezar y a acoger a los
mendigos. Durante toda su vida se entregó a Dios y al prójimo, mostró un especial
cariño por Cristo Crucificado. Tuvo el don de hacer milagros y se hizo muy conocida
entre los limeños.

Transcurrió sus últimos años de vida en la casa de su bienhechora María de


Uzátegui (hoy Monasterio de Santa Rosa), falleció en la madrugada del 24 de
agosto de 1617, a los 31 años de edad. Santa Rosa de Lima, Patrona de
Hispanoamérica y Filipinas, fue beatificada por el Papa Clemente IX en 1668 y
canonizada por Clemente X en 1671.
Santo Toribio
de Mogrovejo

Nació en Mayorga, España, en 1538. Estudió Derecho en las universidades de Coimbra


y Salamanca. Fue profesor en la Universidad de Salamanca y el rey Felipe II lo nombró
juez principal de la Inquisición en Granada. Algunos años más tarde quedó vacante la
Sede Arzobispal de Lima, y el Rey decidió enviarlo a Lima como arzobispo, El Papa
Gregorio XIII lo nombró arzobispo de Lima como sucesor de Jerónimo de Loayza.
Santo Toribio llegó al puerto de Paita, Piura, en marzo de 1581 y partió hacia Lima.
Ingresó a la capital del Perú el 12 de mayo del mismo año.

Durante su trabajo episcopal en Lima convocó y presidió el III Concilio Limense (1582-
1583), al cual asistieron prelados de toda Hispanoamérica, y en el que se trataron
asuntos relativos a la evangelización de los indios. De esa histórica asamblea se
obtuvieron importantes normas de pastoral, así como textos de catecismo en castellano,
quechua y aymara (los primeros libros impresos en Sudamérica). Santo Toribio visitó
innumerables poblados de su amplio territorio, uno de los más extensos y difíciles del
mundo. A las visitas pastorales dedicó 17 de sus 25 años de obispo.

Santo Toribio no solo confirió la confirmación a Santa Rosa, sino también a San Martin
de Porres y a San Juan Macias. Celebró 13 sínodos y fundó el primer Seminario de
América en Lima (1591). A los sesenta y ocho años Santo Toribio cayó enfermo en
Pacasmayo al norte de Lima, partió rumbo a la ciudad de Santa e hizo su testamento en
el que dejó a sus criados sus efectos personales y a los pobres el resto de sus
propiedades. Murió en Santa el 23 de marzo de 1606. El "protector de los indígenas" fue
un infatigable misionero y gran organizador de la Iglesia sudamericana.

Santo Toribio fue beatificado por el Papa Inocencio XI en 1679 y canonizado por
Benedicto XIII en 1726. En 1983 Juan Pablo II lo proclamó Patrono del Episcopado
latinoamericano.

SAN FRANCISCO SOLANO

Nació en Montilla, localidad de Andalucía, España, el 10 de marzo de 1549. A los 20


años ingresó a la Orden franciscana y en 1576 recibió la ordenación sacerdotal. Durante
algunos años alternó la vida retirada de oración y penitencia con la de predicador y
enfermero. El P. Francisco fue nombrado maestro de novicios y cuando estos cometían
alguna falta en lugar de imponerles penitencia, se las imponía él mismo pues
consideraba que él era el verdadero culpable de la conducta de sus discípulos.

Francisco ejerció el ministerio sacerdotal durante muchos años al sur de España. En


1583 una epidemia de peste se propagó en Granada, enfermó pero se recuperó
rápidamente. Después de la epidemia solicitó a sus superiores que lo enviasen a África
de misionero pero su petición fue rechazada. En 1589 Felipe II solicitó más frailes para
el trabajo en América, así en mayo de 1589, Francisco Solano llegó a Lima. Luego se
dirigió al Alto Perú y Tucumán, donde los franciscanos poseían varios conventos. En el
Norte argentino trabajó durante diez años al servicio de los indios de diversas tribus. Su
amor a los nativos y su mansedumbre atrajeron a los pueblos que evangelizaba, y
obtuvo así numerosas conversiones.

Fue nombrado "custodio" de los conventos que tenía su orden en Tucumán y Paraguay,
Regresó al Perú en 1601, fue nombrado Guardián de la recién fundada Recolección de
Santa María de los Angeles en Lima, (hoy Convento de los Descalzos, en el Rímac). Se
dedicó por algún tiempo al apostolado en Trujillo. De nuevo en Lima residió en el
convento de San Francisco, y se dedicaba a enseñar la doctrina y predicar en calles y
plazas. San Francisco poseía el don de lenguas y realizó muchos milagros, que lo
hicieron conocido como el "el taumaturgo del nuevo mundo". Fue un hombre de
profunda oración y de grandes sufrimientos, que sobrellevó con fortaleza y alegría.

Murió el 14 de julio de 1610 en el Convento de San Francisco. Fue beatificado por el


Papa Clemente X en 1675 y canonizado por Benedicto XIII en 1726.

San Martín de Porres

Nació en Lima, Perú, en 1579. Fue el hijo natural del caballero español Juan de Porres y
de la india panameña libre Ana Velásquez. El santo mulato fue bautizado en la iglesia
de San Sebastián, en la misma pila y por el mismo párroco que había bautizado a Santa
Rosa de Lima. Martín vivió con su madre, aprendió el oficio de barbero y adquirió
conocimientos de medicina, mediante el trato con un cirujano. Desde niño dio muestras
de su profundo amor por Dios. Al mismo tiempo su amor al prójimo lo condujo a
ayudar a todos, aún en las tareas más humildes. A los 15 años ingresó como donado al
convento de Santo Domingo en Lima y en 1603 hizo la profesión como hermano lego.

Los superiores de San Martín, pronto advirtieron sus cualidades y caridad por ello le
confiaron, junto a otros oficios, el de enfermero. Sus habilidades y el ardor con que
cuidaba a los enfermos atrajo incluso a los religiosos de otras comunidades que llegaban
a Lima sólo para atenderse con el santo. San Martín fue muchas veces despreciado y
humillado, por ser mulato, pero nunca se rebeló contra los insultos que le inferían.

Su abnegación, su modestia y la paz que irradiaba impresionaban a cuántos conocía. En


la enfermería y en la portería del convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con
acogedora bondad y amor a los pobres y enfermos. Realizó numerosos milagros y
curaciones. San Martín de Porres, Patrono de la Justicia Social, murió el 3 de noviembre
de 1639. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI en 1837 y canonizado por Juan
XXIII en 1962.
SAN JUAN MACIAS

Nació en Rivera de Fresno, España, el 2 de marzo de 1585. Cuando era muy niño
murieron sus padres y se dedicó a trabajar como pastor en Extremadura. En Sevilla
conoció a un mercader y comenzó a trabajar para él. En 1619 el comerciante viajó a
América y Juan le acompañó. Al llegar a Cartagena se dirigió al interior de Nueva
Granada. Visitó Pasto y Quito. Llegó a Lima en febrero de 1620, donde continuó su
trabajo de pastor en las afueras de la capital. En estas circunstancias descubrió su
vocación a la vida religiosa e ingresó a la Orden de Predicadores.

Lo admitieron como hermano lego en el convento de Santa María Magdalena y tomó


los hábitos el 23 de enero de 1622. Su vida estuvo marcada por la profunda oración y la
caridad, pasó muchos años en el retiro de la Recoleta. La nobleza de Lima y el propio
Virrey Marqués de Mancera acudían a él en busca de consejos.

Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue beatificado por el Papa Gregorio XVI el 22 de


octubre de 1837 y canonizado por Pablo VI el 28 de setiembre de 1975.

Beata Sor Ana de los Angeles Monteagudo


Nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, era hija del español Sebastián Monteagudo de
la Jara y de la arequipeña Francisca Ponce de León. Muy pequeña ingresó en el
monasterio de Santa Catalina. Un tiempo después regresó a su hogar por decisión de sus
padres quienes querían que se casara aunque Ana sólo deseaba hacerse religiosa. En
1618 inició el noviciado y añadió a su nombre el apelativo "de los Angeles". Desde ese
momento vivió con entusiasmo el ideal de Domingo de Guzmán y Catalina de Siena. En
1647 fue nombrada Maestra de novicias y Priora. Desde su nuevo cargo se dedicó a la
reforma del monasterio.

Su vida transcurrió entre la oración, el arduo trabajo apostólico, la serenidad y paciencia


en los sufrimientos. Falleció el 10 de enero de 1686. Fue beatificada en Arequipa por el
Papa Juan Pablo II en 1985.

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