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El documento define el aprendizaje vicario como un tipo de aprendizaje observacional en el que las personas pueden aprender observando a otros sin experimentar directamente las consecuencias de su propio comportamiento. Según la teoría de Bandura, el aprendizaje vicario juega un papel importante en el desarrollo de los niños ya que a través de la observación de adultos adquieren patrones de comportamiento, conocimientos y actitudes de forma más rápida que mediante prueba y error. Bandura también demostró que la observación de modelos agresivos puede tener
El documento define el aprendizaje vicario como un tipo de aprendizaje observacional en el que las personas pueden aprender observando a otros sin experimentar directamente las consecuencias de su propio comportamiento. Según la teoría de Bandura, el aprendizaje vicario juega un papel importante en el desarrollo de los niños ya que a través de la observación de adultos adquieren patrones de comportamiento, conocimientos y actitudes de forma más rápida que mediante prueba y error. Bandura también demostró que la observación de modelos agresivos puede tener
El documento define el aprendizaje vicario como un tipo de aprendizaje observacional en el que las personas pueden aprender observando a otros sin experimentar directamente las consecuencias de su propio comportamiento. Según la teoría de Bandura, el aprendizaje vicario juega un papel importante en el desarrollo de los niños ya que a través de la observación de adultos adquieren patrones de comportamiento, conocimientos y actitudes de forma más rápida que mediante prueba y error. Bandura también demostró que la observación de modelos agresivos puede tener
Ruiz (2010) explica que el aprendizaje permite adaptarnos a las exigencias
del ambiente, acomodarnos a nuestro medio, y estos reajustes son tan importantes como cualquier otro proceso fisiológico. Entendemos el aprendizaje como la adquisición de una nueva conducta, pero también implica la inhibición de una conducta que no es adecuada.
El aprendizaje supone un cambio continuo y permanente en el
comportamiento, que refleja una adquisición de conocimientos o habilidades a través de la experiencia y que puede incluir el estudio, la observación y la práctica (Ruiz, 2010).
Aprendizaje vicario
Albert Bandura ha elaborado una teoría del aprendizaje en la que a partir de
los conceptos de refuerzos y observación ha ido concediendo más importancia a los procesos mentales internos (cognitivos) así como a la interacción del sujeto con los demás.
El aprendizaje vicario, también conocido como aprendizaje observacional,
imitación, modelado o aprendizaje cognitivo social, se basa en la idea de que las personas pueden aprender observando a otros, sin experimentar directamente las consecuencias de su propio comportamiento. Bandura enfatiza el papel de la motivación y el refuerzo en el aprendizaje vicario, aunque el observador no recibe refuerzo directo, la motivación para imitar la conducta del modelo puede basarse en la expectativa de recompensas futuras o la evitación de consecuencias.
Bandura acepta que los seres humanos adquieren destrezas y conductas de
modo operante e instrumental, rechazando así que nuestros aprendizajes se realicen según el modelo conductista. Pone de relieve como entre la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no.
Bandura ha demostrado que los seres humanos adquieren conductas nuevas
sin un refuerzo obvio. El único requisito para el aprendizaje puede ser que la persona observe a otro individuo o modelo llevar a cabo una determinada conducta. Más tarde, especialmente si el modelo recibió una recompensa visible por su ejecución, el observante puede manifestar también la respuesta nueva cuando se le proporcione la oportunidad para hacerlo.
2.2.1.2 Importancia del aprendizaje vicario
En todas las culturas, los niños adquieren y modifican patrones complejos de
comportamientos, conocimientos y actitudes a través de la observación de los adultos. Bandura dice que “afortunadamente, la mayor parte de la conducta humana se aprende por observación mediante modelado” (1987, p. 68). Si las conductas se adquiriesen sólo por procedimientos de ensayo directo y error los procesos de desarrollo se verían retrasados y estarían muy expuestos a las posibles consecuencias adversas de los errores propios.
El aprendizaje observacional acelera y posibilita el desarrollo de mecanismos
cognitivos complejos y pautas de acción social. Cuando la imitación está seriamente dañada (como sucede en algunos niños con deficiencias importantes de la competencia social) los procesos de humanización se hacen extremadamente difíciles y sufren también daños importantes.
Bandura y Walters (1974) en su libro “Raíces transculturales del desarrollo de
los niños pertenecientes a minorías” dicen lo siguiente: Si bien en todas las culturas la mayoría de las conductas complejas se adquieren por observación y modelado más que por ensayo y error, son variables los tipos de patrones comportamentales que se hacen susceptibles de observación a los niños. Así, en sociedades como las de los Lesu los niños pueden observar todos los aspectos de la vida adulta: acompañan a los adultos en el trabajo, los escuchan cuando cuentan historias escandalosas, observan su conducta sexual que pueden imitar libremente. Entre los Navajos, el modelado puede extenderse a las actividades fisiológicas más “privadas” para los miembros de nuestra cultura: “La madre o una hermana mayor salen con el pequeño cuando van a defecar y dicen que imite su posición y sus acciones”. (p. 59). En nuestra cultura, suele permitirse tradicionalmente a los pequeños que observen, a través de los medios de comunicación de masas, la conducta de modelos agresivos y violentos, o con otras conductas socialmente muy desviadas.
Las primera investigaciones realizadas por Bandura y sus colaboradores
sobre los efectos y los determinantes del aprendizaje por observación se refirieron precisamente a las conductas agresivas. Demostraron, por ejemplo, que los modelos reales son más eficaces que los filmados en la evocación de pautas imitativas de agresión (Bandura y Ross, 1963), que los niños expuestos a modelos agresivos no sólo exhiben después respuestas imitativas específicas sino también (en comparación con los expuestos a modelos no agresivos) un número más elevado de conductas agresivas no imitadas (Bandura, 1962), y que la observación de modelos agresivos tiene un “efecto desinhibitorio” de la agresión no sólo en niños sino también en adultos (Walters y Llevelin, 1963).
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