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Conocemos a Albert Bandura por ser el padre del aprendizaje social y uno de los psicólogos
más influyentes de todos los tiempos. Tanto es así que este pasado año fue galardonado con la
medalla de las ciencias en un acto celebrado en la Casa Blanca. (09 de marzo 2018)
La persona ya no es considerada una marioneta que está a expensas de las contingencias del
entorno, sino que es capaz de poner en juego sus procesos privados, como la atención o el
pensamiento, para aprender.
Las personas aprendemos observando a los demás, a nuestro entorno. No solo aprendemos
por refuerzos o castigos como postularían los conductistas, si no que la mera observación ya
produciría en nosotros determinados efectos de aprendizaje sin necesidad de refuerzos
directos.
En el famoso experimento del muñeco Bobo llevado a cabo por Bandura, podemos observar
estos efectos. Fue realizado con niños de entre tres y cinco años que fueron separados en dos
grupos. A uno de ellos se les mostró un modelo agresivo y al otro un modelo no agresivo. Cada
grupo observó en una habitación con juguetes al modelo que le correspondía. Este se
mostraba agresivo o no con el muñeco Bobo, de forma que los niños aprendían de igual modo
a mostrarse agresivos o a no hacerlo con dicho muñeco.
Este hecho tiene un gran significado para la psicología, pues podemos entender entonces por
qué algunas personas se comportan como lo hacen. Por ejemplo, las conductas desafiantes de
algunos adolescentes que han nacido dentro de familias desestructuradas y que han estado
expuestos a determinados comportamientos hasta que finalmente, han sido aprendidos por la
imitación de sus modelos de referencia y lo han incorporado a su forma de ser.
¿Qué influye en el aprendizaje vicario?
Según Bandura, además de los tres elementos básicos que mencionábamos anteriormente,
existen una serie de procesos que son necesarios para que se produzca el aprendizaje por
observación:
Procesos de atención: la atención en el modelo que ejecuta la acción a aprender es
fundamental. En este proceso influyen variables como la intensidad del estímulo, la relevancia,
el tamaño, la facilidad para ser discriminado, la novedad o la frecuencia. Otras variables son las
propias del modelo ejecutante. El sexo, raza, edad o la importancia otorgada por el
observador, pueden modificar el proceso de atención. En cuanto a las variables de la situación,
se ha visto que las tareas más difíciles no pueden ser copiadas y las más fáciles, al aportar poco
al sujeto, pierden la atención del mismo.
Procesos de retención: se trata de un proceso íntimamente relacionado con la memoria.
Permite que el sujeto pueda realizar la conducta aunque el modelo ya no esté presente. La
asociación de lo percibido por el observador con elementos ya conocidos previamente, y la
práctica cognitiva o repaso de lo aprendido, puede ayudar al mantenimiento de la capacidad
retentiva.
Procesos de reproducción: se trata del paso de aquello que se ha aprendido como imágenes,
símbolos o reglas abstractas a conductas concretas y observables. Para ello, el sujeto debe
disponer de las habilidades básicas para llevar a cabo la conducta a aprender, y tener sus
componentes básicos dentro de su repertorio de conductas.
Procesos motivaciones: es el otro proceso importante para la ejecución de la conducta
aprendida. El valor funcional de la conducta puede hacer que se ejecute o que no se lleve a
cabo. Este valor depende de incentivos directos, vicarios, autoproducidos o intrínsecos.
La teoría del aprendizaje social de Bandura no solo ha sido relevante para entender por qué las
personas se comportan de una determinada manera, sino que también lo ha sido para tratar
aquellos comportamientos considerados desadaptativos mediante la observación de nuevos
modelos que, por ejemplo, superan sus miedos, se comportan de forma adecuada y además
son reforzados por ello.
Bibliografía: