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Principios rectores del acto analítico.

Por Eric Laurent

1. Práctica de la palabra, análisis y tejido del inconsciente.


2. Distancia de identificaciones, cuestionamiento radical, sin roles fijos.
3. Transferencia, desciframiento, recuperación del objeto y pareja de
fantasmas.
4. Lugar del Otro, sin intervención de terceros autoritarios.
5. No hay protocolos, solo singularidad y excepción.
6. Duración variable de la cura, a medida del analizante.
7. Sin adaptación a normas, relación entre sexos "no todo."
8. Formación en seminarios, análisis personal, y supervisión pragmática.

Primer principio: El psicoanálisis es una práctica de la palabra. Los dos


participantes son el analista y el analizante, reunidos en presencia en la misma
sesión psicoanalítica. El analizante habla de lo que le trae, su sufrimiento, su
síntoma. Este síntoma está articulado a la materialidad del inconsciente; está
hecho de cosas dichas al sujeto que le hicieron mal y de cosas imposibles de
decir que le hacen sufrir. El analista puntúa los decires del analizante y le
permite componer el tejido de su inconsciente. Los poderes del lenguaje y los
efectos de verdad que este permite, lo que se llama la interpretación,
constituyen el poder mismo del inconsciente. La interpretación se manifiesta
tanto del lado del psicoanalizante como del lado del psicoanalista. Sin
embargo, el uno y el otro no tienen la misma relación con el inconsciente pues
uno ya hizo la experiencia hasta su término y el otro no.

Segundo principio: La sesión psicoanalítica es un lugar donde pueden


aflojarse las identificaciones más estables, a las cuales el sujeto está fijado. El
psicoanalista autoriza a tomar distancia de los hábitos, de las normas, de las
reglas a las que el psicoanalizante se somete fuera de la sesión. Autoriza
también un cuestionamiento radical de los fundamentos de la identidad de cada
uno. Puede atemperar la radicalidad de este cuestionamiento teniendo en
cuenta la particularidad clínica del sujeto que se dirige a él. No tiene en cuenta
nada más. Esto es lo que define la particularidad del lugar del psicoanalista,
aquel que sostiene el cuestionamiento, la abertura, el enigma, en el sujeto que
viene a su encuentro. Por lo tanto, el psicoanalista no se identifica con ninguno
de los roles que quiere hacerle jugar su interlocutor, ni a ningún magisterio o
ideal presente en la civilización. En ese sentido, el analista es aquel que no es
asignable a ningún lugar que no sea el de la pregunta sobre el deseo.

Tercer principio: El analizante se dirige al analista. Pone en el analista


sentimientos, creencias, expectativas en respuesta a lo que él dice, y desea
actuar sobre las creencias y expectativas que él mismo anticipa. El
desciframiento del sentido no es lo único que está en juego en los intercambios
entre analizante y analista. Está también el objetivo de aquel que habla. Se
trata de recuperar junto a ese interlocutor algo perdido. Esta recuperación del
objeto es la llave del mito freudiano de la pulsión. Es ella la que funda la
transferencia que anuda a los dos participantes. La fórmula de Lacan según la
cual el sujeto recibe del Otro su propio mensaje invertido incluye tanto el
desciframiento como la voluntad de actuar sobre aquel a quien uno se dirige.
En última instancia, cuando el analizante habla, quiere encontrar en el Otro,
más allá del sentido de lo que dice, a la pareja de sus expectativas, de sus
creencias y deseos. Su objetivo es encontrar a la pareja de su fantasma. El
psicoanalista, aclarado por la experiencia analítica sobre la naturaleza de su
propio fantasma, lo tiene en cuenta y se abstiene de actuar en nombre de ese
fantasma.

Cuarto principio: El lazo de la transferencia supone un lugar, el "lugar del


Otro", como dice Lacan, que no está regulado por ningún otro particular. Este
lugar es aquel donde el inconsciente puede manifestarse en el decir con la
mayor libertad y, por lo tanto, donde aparecen los engaños y las dificultades.
Es también el lugar donde las figuras de la pareja del fantasma pueden
desplegarse por medio de los más complejos juegos de espejos. Por ello, la
sesión analítica no soporta ni un tercero ni su mirada desde el exterior del
proceso mismo que está en juego. El tercero queda reducido a ese lugar del
Otro.
Este principio excluye, por lo tanto, la intervención de terceros autoritarios que
quieran asignar un lugar a cada uno y un objetivo previamente establecido del
tratamiento psicoanalítico. El tercero evaluador se inscribe en esta serie de los
terceros, cuya autoridad sólo se afirma por fuera de lo que está en juego entre
el analizante, el analista y el inconsciente.

Quinto principio: No existe una cura estándar ni un protocolo general que


regiría la cura psicoanalítica. Freud tomó la metáfora del ajedrez para indicar
que sólo había reglas o para el inicio o para el final de la partida. Ciertamente,
después de Freud, los algoritmos que permiten formalizar el ajedrez han
acrecentado su poder. Ligados al poder del cálculo del ordenador, ahora
permiten a una máquina ganar a un jugador humano. Pero esto no cambia el
hecho de que el psicoanálisis, al contrario que el ajedrez, no puede presentarse
bajo la forma algorítmica. Esto lo vemos en Freud mismo que transmitió el
psicoanálisis con la ayuda de casos particulares: El Hombre de las ratas, Dora,
el pequeño Hans, etc. A partir del Hombre de los lobos, el relato de la cura
entró en crisis. Freud ya no podía sostener en la unidad de un relato la
complejidad de los procesos en juego. Lejos de poder reducirse a un protocolo
técnico, la experiencia del psicoanálisis sólo tiene una regularidad, la de la
originalidad del escenario en el cual se manifiesta la singularidad subjetiva. Por
lo tanto, el psicoanálisis no es una técnica, sino un discurso que anima a cada
uno a producir su singularidad, su excepción.

Sexto principio: La duración de la cura y el desarrollo de las sesiones no


pueden ser estandarizadas. Las curas de Freud tuvieron duraciones muy
variables. Hubo curas de sólo una sesión, como el psicoanálisis de Gustav
Mahler. También hubo curas de cuatro meses como la del pequeño Hans o de
un año como la del Hombre de las ratas y también de varios años como la del
Hombre de los lobos. Después, la distancia y la diversificación no han cesado
de aumentar. Además, la aplicación del psicoanálisis más allá de la consulta
privada, en los dispositivos de atención, ha contribuido a la variedad en la
duración de la cura psicoanalítica. La variedad de casos clínicos y de edades
en las que el psicoanálisis ha sido aplicado permite considerar que ahora, en el
mejor de los casos, la duración de la cura se define "a medida". Una cura se
prolonga hasta que el analizante esté lo suficientemente satisfecho de la
experiencia que ha hecho como para dejar al analista. Lo que se persigue no
es la aplicación de una norma sino al acuerdo del sujeto consigo mismo.

Séptimo principio: El psicoanálisis no puede determinar su objetivo y su fin en


términos de adaptación de la singularidad del sujeto a normas, a reglas, a
determinaciones estandarizadas de la realidad. El descubrimiento del
psicoanálisis es, en primer lugar, el de la impotencia del sujeto para llegar a la
plena satisfacción sexual. Esta impotencia es designada con el término de
castración. Más allá de esto, el psicoanálisis con Lacan, formula la
imposibilidad de que exista una norma de la relación entre los sexos. Si no hay
satisfacción plena y si no existe una norma, le queda a cada uno inventar una
solución particular que se apoya en su síntoma. La solución de cada uno puede
ser más o menos típica, puede estar más o menos sostenida en la tradición y
en las reglas comunes. Sin embargo, puede también remitir a la ruptura o a una
cierta clandestinidad. Todo esto no quita que, en el fondo, la relación entre los
sexos no tiene una solución que pueda ser "para todos". En ese sentido, está
marcada por el sello de lo incurable, y siempre se mostrará defectuosa.
El sexo, en el ser hablante, remite al "no todo".

Octavo principio: La formación del psicoanalista no puede reducirse a las


normas de formación de la universidad o a las de la evaluación de lo adquirido
por la práctica. La formación analítica, desde que fue establecida como
discurso, reposa en un trípode: seminarios de formación teórica (para-
universitarios), la prosecución por el candidato psicoanalista de un psicoanálisis
hasta el final (de ahí los efectos de formación), la transmisión pragmática de la
práctica en las supervisiones (conversaciones entre pares sobre la práctica)
Durante un tiempo, Freud creyó que era posible determinar una identidad del
psicoanalista. El éxito mismo del psicoanálisis, su internacionalización, las
múltiples generaciones que se han ido sucediendo desde hace un siglo, han
mostrado que esa definición de una identidad del psicoanalista era una ilusión.
La definición del psicoanalista incluye la variación de esta identidad. La
definición es la variación misma. La definición del psicoanalista no es un ideal,
incluye la historia misma del psicoanálisis y de lo que se ha llamado
psicoanalista en distintos contextos de discurso.

La nominación del psicoanalista incluye componentes contradictorios. Hace


falta una formación académica, universitaria o equivalente, que conlleva el
cotejo general de los grados. Hace falta una experiencia clínica que se trasmite
en su particularidad bajo el control de los pares. Hace falta la experiencia
radicalmente singular de la cura. Los niveles de lo general, de lo particular y de
lo singular son heterogéneos. La historia del movimiento psicoanalítico es la de
las discordias y la de las interpretaciones de esa heterogeneidad. Forma parte,
ella también, de la gran Conversación del psicoanálisis, que permite decir quién
es psicoanalista. Este decir se efectúa en procedimientos que tienen lugar en
esas comunidades que son las instituciones analíticas. El psicoanalista nunca
está solo, sino que depende, como en el chiste, de un Otro que le reconozca.
Este Otro no puede reducirse a un Otro normativizado, autoritario,
reglamentario, estandarizado. El psicoanalista es aquel que afirma haber
obtenido de la experiencia aquello que podía esperar de ella y, por lo tanto,
afirma haber franqueado un "pase", como lo nombró Lacan. El “pase”
testimonia del franqueamiento de sus impases. La interlocución con la cual
quiere obtener el acuerdo sobre ese atravesamiento, se hace en dispositivos
institucionales. Más profundamente, ella se inscribe en la gran Conversación
del psicoanálisis con la civilización. El psicoanalista no es autista. El
psicoanalista no cesa de dirigirse al interlocutor benevolente, a la opinión
ilustrada, a la que anhela conmover y tocar en favor de la causa analítica.

ESCANSION = Buscar
EN EL PSICOANALISIS LA INTERVENCIÓN SON TIEMPOS LÓGICOS
(buscar), NO CRONOLÓGICOS.
Diccionario del Psicoanalisis LA PLANCE
Introducción al método psicoanalítico de Miller
FANTASMA (en psicoanálisis, buscar)
Según el psicoanálisis, un síntoma es una manifestación psicológica o
conductual que representa un conflicto o perturbación en el funcionamiento
mental de una persona. Los síntomas pueden ser emocionales, cognitivos o
comportamentales y a menudo se originan en el inconsciente. Se considera
que los síntomas son expresiones simbólicas de deseos, traumas o conflictos
reprimidos, y su comprensión es fundamental en el proceso terapéutico del
psicoanálisis. En lugar de simplemente suprimir los síntomas, el psicoanálisis
busca explorar su origen y significado para abordar las causas subyacentes y
promover un cambio más profundo en la psicología del individuo.
Nudo Borromeo:
Lo Real (R): supone el hecho primario de poder constatar que “hay” antes que
nada, es lógicamente anterior a toda cualificación por propiedades o
discernimiento por nombres; se trata de lo Real en tanto imposible.
Imposibilidad de contar y por tanto de pensar algo que, siendo multiplicidad
inconsistente, sólo habrá sido en la suspensión de la estructura (cuenta-
poruno) y la retroactividad de una nominación supernumeraria (ultra-uno), es
decir que fuerza la estructura. Tal multiplicidad inconsistente sólo puede ser
regulada mediante axiomas.
Lo Simbólico (S): implica el pasaje al “hay uno”, denota ya el registro
significante y como tal la diferencia, es decir, el efecto de estructura que
introduce la cuenta-por-uno; se trata de lo que permite el discernimiento de –y
por– los nombres aún antes de cualquier cualificación en propiedades y
clasificación de las multiplicidades. Determina la pertenencia antepredicativa de
los elementos al conjunto.
Lo Imaginario (I): es el “hay uno-uno” que conceptualiza el segundo operador
de cuenta y registra las partes del múltiple-situación o sub-conjuntos. Se trata
del estado de la situación o meta-estructura, que corresponde al registro de la
significación y las re-presentaciones (realidad manipulable), puesto que separa
en clases a los elementos-partes en función de propiedades de semejanza y
diferencia, al hacerlo opera inclusiones y exclusiones.
Pulsión: Consideró la pulsión como un estímulo interno (somático), por tanto,
diferente de los estímulos externos que son captados por los órganos de los
sentidos, pero distinto también de necesidades endógenas como el hambre o la
sed, de allí que en principio lo relacione con la sexualidad. En efecto, ante la
sed y el hambre no hay más camino que satisfacerlas cuando se hacen
intolerablemente agudas, mientras que la sexualidad es diferente: puede
reprimirse, satisfacerse auto eróticamente o con otro sujeto, sublimarse,
restringirse, mudar su meta activa en pasiva, trastornarse en lo contrario (en la
formación reactiva, por ejemplo), entre otras posibilidades. Nada de esto es
posible con el hambre o con la sed, que carecen de esa plasticidad de la
pulsión. Sin embargo, las necesidades relativas al hambre y a la sed, así como
las tendencias del yo que protegen de peligros al individuo, Freud las englobó
bajo la denominación pulsiones de autoconservación, con lo que el concepto de
pulsión no se restringía solamente a las tendencias sexuales.
Objeto A: Fue Lacan mismo quien calificó su conceptualización del objeto a
como real como una invención. El objeto a es invención en lo que concierne al
modo en que Lacan lo conceptualiza, pero, el objeto a, en lo referente a su
relación con la estructura es producido, no inventado. Su conceptualización
responde a la necesidad de diferenciar, de precisar, el objeto propio y original
de la teoría psicoanalítica, el objeto parcial, en cuyas dimensiones simbólica e
imaginaria se había empantanado el postfreudismo.
Función del falo: La función fálica será, en los últimos seminarios de Lacan, la
que ordene la sexuación, la que regule los campos de goce destacados en las
fórmulas. Los cuerpos sexuados se ubicarán de uno u otro lado respecto, ni
más ni menos, que de la función fálica. Es un operador, un ordenador lógico
que, extraído de la experiencia analítica, plantea el modo en que se localizan
los goces. Quien pueda decir, contingentemente, no a esa función podrá
abordar algo de la otredad que lo femenino define.
Nombre del padre: El padre ejercería una función esencialmente simbólica:
nombra, da su nombre, y con este acto encarna la Ley. Entonces, si la
sociedad humana es gobernada por la primacía del lenguaje, la función paterna
consiste en el ejercicio de una nominación que le permite al niño adquirir
identidad. Lacan va a definir esa función sucesivamente como “función del
padre”, “función del padre simbólico” y “metáfora paterna”. Lacan extiende este
esquema a la estructura misma de la psicosis: el padre interviene como
privador de la madre, dando origen al ideal del yo; en la psicosis, esto no se
produce. El Nombre-del-Padre consiste principalmente en la puesta en regla
del sujeto con respecto a su deseo, al juego de los significantes que lo animan
y constituyen su Ley.
Cadena significante
Trasmutan los significantes, para describir un significante utiliza otro
significante.
Leer el caso del hombre de las ratas
Síntoma se lee como la letra, como una llamada a, un mensaje a, no sabemos
a quién, pero está diciendo algo, dirigido a alguien o algo, a veces a un tercero
o ella misma.
Metáfora y metonimia
El significante 1 solo lo conoce el gran otro, y como el sujeto no lo conoce,
entonces, interpreta.
Alienación es que el sujeto esta pegado al gran otro a través del significado,
entonces, esto surge cuando estos dos se separan. Tiene que haber
separación, si esta no ocurre, hay una muerte simbólica. La separación deja un
agujero estructural, nunca vuelve a ser la misma. El lenguaje divide al sujeto y
deja un agujero estructural, y el sujeto vive su vida buscando llenar ese
agujero.
Obra de teatro de Henry Ibsen-Casa de muñecas
El lugar desde el que articula el sujeto, si están en el momento de la alienación,
o lo simbólico. Desde donde está hablando el sujeto, estas interpretaciones del
deseo.
El objeto busca del deseo.
Pasaje al acto y acting out
Si la cadena de significantes se corta, el sujeto se encuentra en frente del
abismo, en frente de lo real, sin nombre.
Grafo del Edipo
El grafo del deseo-Alfredo
El nacimiento de la clínica-Foucault
Transferencia
Primero aparece como un nombre para el desplazamiento del afecto de una
idea a la otra, posteriormente pasa a representar la relación del paciente con el
analista a medida que se desarrolla en la cura. Al momento del desarrollo del
método psicoanalista se consideró la transferencia como una resistencia que
impide la rememoración de recuerdos reprimidos, gradualmente esto fue visto
como algo positivo que ayude al progreso de la cura. El valor positivo reside en
el hecho de que proporciona un modo de confrontar la historia del analizante en
la inmediatez de la relación del presente con el analista, en el modo de
relacionarse con el analista, el analizante repite inevitablemente relaciones
anteriores, usualmente la de los progenitores.
“La transferencia no se refiera a ninguna propiedad o afectos misteriosos, e
incluso cuando se revela bajo la apariencia de la emoción, solo adquiere
sentido en virtud del momento dialectico en el cual se produce” Lacan, 1951.
Lacan dice, que, a pesar de que la transferencia a menudo se manifiesta en
forma de afectos particularmente intensos, como el amor y el odio, no consiste
en tales emociones, sino en la estructura de una relación intersubjetiva.
Lacan sitúa la esencia de la transferencia en lo simbólico y no en lo imaginario.
En 1964 Lacan articula el concepto de transferencia con el de sujeto supuesto
saber, esta articulación será en adelante central en la concepción lacaniana del
fenómeno.
Al describir la transferencia se puede tomar dos enfoques: Positivo y negativo.
La transferencia positiva es en este sentido el afecto amoroso y la transferencia
negativa, el afecto agresivo.
Hegel-Dialéctica-Amo y esclavo
Antropología del intercambio
Banquete de Platón
Esquema L
Transferencia imaginaria, simbólica, real.
Atribución subjetiva
La subjetividad es definida por González Rey como “la organización de los
procesos de sentido y significado que aparecen y se configuran de diferentes
formas en el sujeto y en la personalidad, así como en los diferentes espacios
sociales en los que el sujeto actúa” (González Rey, 1999, p. 108). (Martínez,
2008)
Se destacan dos cuestiones que caracterizan esta concepción de subjetividad.
La primera es el intento de comprender lo psicológico humano no por su
fragmentación y su reducción a formas de expresión y procesos simples, sino
como procesos de sentidos y de significación que apuntan a la complejidad por
el carácter multidimensional, recursivo, contradictorio, con que son concebidos.
Por ejemplo, los procesos identificados en otras teorías con categorías como
autoestima, identidad, representaciones mentales, valores, motivación...,
aparecen en esta teoría en forma de sentidos y significados cuya constitución
representa complejas articulaciones de elementos simbólicos y emocionales en
los cuales la unidad de lo cognitivo y lo afectivo (idea ya presentada por
Vygotsky a principios de siglo pasado) asume un papel central.
Una segunda cuestión a ser destacada en la concepción de subjetividad
presentada es la forma en que en ella se articula lo individual y lo social. La
subjetividad es simultáneamente social e individual, visión que constituye una
aproximación novedosa a la comprensión de la profunda, recursiva y
contradictoria articulación entre lo social y lo individual en el psiquismo
humano. El concepto de subjetividad ya sea en el sentido común o en las
conceptualizaciones teóricas que lo utilizan, apuntan a una subjetividad que
existe básicamente en los individuos y en ese sentido es individual. Sin
embargo, la subjetividad entendida simultáneamente como significados y
sentidos que caracterizan también los diferentes espacios sociales que los
individuos constituyen (familia, sala de aula, grupo de amigos, empresa y
muchos otros) contribuye a romper con la dicotomía individual-social, interno-
externo, intrasubjetivo-intersubjetivo, articulando de forma dialéctica, ambos
polos y expresando su carácter, contradictorio, complementario y recursivo.
El paciente determina como su deseo se desarrolla en el mundo
Localización subjetiva. - Desde que papel/donde está parado el paciente ante
su queja, donde se ubica.
El síntoma es eso que no cuadra en el caso. Es algo que no cierra.
Verneinung=Negación que cierra la respuesta.
Relación del sujeto frente a la castración, frente a la falta.
Diferencia de que es sujeto y subjetivación.
Tótem y tabú
El extranjero-Camus
Psicopatología de la vida cotidiana
Garvito-John sistira
Diagnostico diferencial-Descartado de posibles enfermedades basado en los
síntomas
Delirio vs. Alucinación
Si no hay historia del sujeto, puede ser psicosis, porque en el Edipo no hay
ingreso de la ley y por lo tanto no hay ingreso del lenguaje.
Robert y Rossini leford padres del autismo
La histérica nunca quiere saber, porque saber su síntoma implica hacer cargo
Pulsión y destino de pulsión
Los que fracasan al triunfar
La histérica usa el deseo del otro porque no quiere saber su deseo
El obsesivo usa el deseo de la madre para no hacerse cargo de su deseo, el
cual conoce.
En la neurosis pasa la castración, se completa el Edipo, la diferencia es como
pasa en cada neurosis, que posición presenta ante la autoridad, que posición
tiene frente al falo, cual es el lugar en el que se ubica el sujeto, posición que el
sujeto asume ante la autoridad y la castración.
El síntoma es como el sujeto lidia o maneja su sufrimiento, como una fiebre.
De consistir del sentido, el neurótico llena de sentidos, hago esto por esto otro.
The Freudian concept of Nachträglichkeit is central to the psychoanalytical
understanding of trauma.
Grafo de la sexuación.
Goce femenino es el goce sin límite.
Tras las pistas de la histérica moderna
Muerte y resurrección de la histérica
Vilma Coccoz-Las mujeres, el amor y el cuerpo
Le cas dora et l’invention di symptone revista de la causa freudiana
Qu’est qu’une femme?
La sexualidad femenina de Freud
Existe la histeria masculina
Es más difícil en los histéricos lograr que se hagan responsables de sus
síntomas, ya que ellos no aceptan que tienen problemas psíquicos.
El síntoma es el inconsciente hablándole a alguien, puede ser el amante, el
marido, el papá, la mamá, o incluso, hacia el mismo.
Leer el síntoma como una carta (tiene destinatario y origen)
En la psicosis el analista es como el secretario del sujeto, que respuesta
posible le sirve.
Lo primero que se hace es descartar psicosis, temas de cuerpo puede ser
histeria o psicosis, diferenciar la verdad de la mentira. Descartar lo físico, lo
fisiológico.
Psicosis ordinaria.
Ernesto Sinatra - Las banderas del Kamisake
Complejo de Edipo: es una atracción erótica inconsciente o consciente de un
niño hacia un padre del sexo opuesto y una manifestación dual de sentimientos
hacia un padre del propio sexo.
El complejo de Edipo puede manifestarse de diferentes maneras: es una
actitud hostil hacia los miembros del propio sexo, del sexo opuesto o de todos
los sexos. Como resultado de este análisis, Freud identificó tres estados
básicos. Se propone considerarlos en el ejemplo del niño varón:
 Positivo: Se trata de un complejo en el que el niño se siente atraído por
el sexo opuesto, pero muestra una actitud hostil hacia el propio sexo (el
niño aspira a su madre y no quiere a su padre).
 Negativo: El niño se siente atraído hacia el representante del mismo
sexo, pero tiene una actitud negativa hacia el sexo opuesto (el niño es
amigo de su padre, pero no respeta a su madre).
 Completo: El niño es agresivo con ambos sexos (el niño es celoso y
detesta a ambos padres).
Son 3 tiempos propuestos por Jacques Lacan, 3 tiempos lógicos (no
cronológicos):
- 1ER TIEMPO: PADRE VELADO.
- 2DO TIEMPO: PADRE PROHIBIDOR.
- 3ER TIEMPO: PADRE DADOR POSIBILITADOR.
1) PRIMER TIEMPO: El niño desea ser el deseo de la madre; desea el falo
imaginario de la madre, el objeto imaginario del deseo de la madre. El
padre está de manera velada. La metáfora actúa en sí.
La posición del padre en lo simbólico (abajo) es simétrica, es metafórica
hay vínculo entre el padre y el falo. Funda la posición del falo en el plano
imaginario. Hay una operación del nombre del padre en la medida que
está fundando el falo; abre el campo. Es el principio del esquema, que
después será el esquema de la realidad psíquica. El niño ingresa como
súbdito a una ley descontrolada y caprichosa que es la ley de la madre.
Recibe ese mensaje de la madre en bruto, no está mediatizado por el
padre.
Simbolización del primer tiempo de la metáfora: el padre opera de
manera velada, porque abre en el registro de lo simbólico: la posibilidad
de que el niño se identifique con el falo imaginario.
2) SEGUNDO TIEMPO: ES NODAL Y NEGATIVO.
- NODAL: porque da la posibilidad de ligar el primer tiempo con el tercer
tiempo,
- NEGATIVO: porque actúa sobre la identificación del niño al falo
imaginario de la madre, lo desaloja de ese lugar. El falo positivizado
ahora se negativiza, y el falo pasa a ser simbólico, es un tiempo que liga
al niño a la ley del padre.
El padre ya no está como velado sino como PADRE PROHIBIDOR que
instaura doble prohibición del incesto “no te acostarás con tu madre y no
reintegraras tu producto”, priva a la madre del objeto simbólico, el padre
castra a la madre, es un tiempo donde el niño puede elegir SER O
NO ser el falo, es decir, correrse o quedarse en esta
identificación con el falo imaginario o dar lugar a la introducción del
significado del nombre del padre para que se produzca la metáfora del
nombre del padre. Si se queda fijado, se vinculará con fijaciones
perversas, por la identificación del niño al falo imaginario de la madre,
por ejemplo, en el fetichismo.
Si el primer tiempo, el niño recibe el mensaje de la madre en bruto. En el
segundo tiempo, lo recibe mediatizado, la palabra del padre mediatizada
por el mensaje de la madre. Esto indica que el nombre del padre va a
depender de la relación que tenga la madre con la PALABRA DEL
PADRE, no con la figura del padre sino con lo que hace con la palabra
del padre.
CORRE AL NIÑO DE LA IDENTIFICACIÓN DEL FALO IMAGINARIO Y
LO LIGA A LA LEY DEL PADRE, lo que Lacan denomina la prohibición.
En este tiempo, si el niño entraba como súbdito (sujetado a la ley
caprichosa de la madre) en el segundo tiempo, el mensaje de la madre
se remite a un más allá (representado con la línea de puntos en el
esquema).
El mensaje del padre actúa sobre el mensaje de la madre, es un
mensaje sobre un mensaje.
3) TERCER TIEMPO: El padre aparece como posibilitador, padre dador,
padre del SI, ya no es la ley ni el padre terrorífico, sino que está
sometido a la ley, la representa, pero la puede transgredir, es decir, es
el padre que habilita. El padre aquí aparece como el portador del falo, el
padre potente, se hace preferir por la madre.
En este tiempo se define la salida del complejo de Edipo, que será
distinta: – en el caso del niño, habrá identificación del niño con el padre
– en la niña, la salida es más simple porque no hay identificación con el
padre sino que ella sólo tiene que advertir dónde está el falo, porque allí
lo irá a buscar en el futuro. Esto que ocurre es la asunción del sexo, el
sujeto se identificará al padre fálico (porque en este tercer tiempo el
fálico es el padre, en el primer tiempo era la madre) de dos maneras
posibles y así asumirá determinada posición sexual que es
simbólica: masculina o femenina. Si se identifica con el padre como “yo
soy el que tiene el falo al igual que él”, la posición sexual es masculina,
el sujeto tiene el falo al igual que el padre.
El padre le da los títulos de virilidad al sujeto, pero para que lo guarde en
el bolsillo (prohibición del incesto), para que los utilice, pero no dentro de
la familia y más adelante. Si el sujeto se identifica al padre como padre
portador del falo que se lo donará, es decir, simboliza el falo como un
don, asumirá una posición sexual femenina.
1.- En el primer tiempo el sujeto se identifica con el significante deseo de
la madre
2.-En el segundo tiempo pierde esa identificación y la posición de falo
imaginario.
3.-En el tercer tiempo se identifica con el significante nombre del padre
ofrecido por este padre real.
Un significante (deseo de la madre) fue sustituido por otro (nombre-del-
padre). Lo que ocurrió aquí es la metáfora paterna. Se constituye un
sujeto barrado, castrado, atravesado por la ley, por el lenguaje, y como
resultado de la metáfora tenemos la significación fálica
Freud utiliza al principio el Edipo para explicar el modelo de relaciones que el
sujeto tendrá en su adultez, parecido u opuesto al padre o madre. Sirve para
Lacan, para el ingreso de la ley simbólica, el padre de la ley e introducir al
mundo social al sujeto, Lacan lo plantea desde un punto de vista más
lingüístico, hace posible el ingreso a la ley, el lenguaje, lo simbólico.
La alienación puede pasar al mismo momento del Edipo, entre esos dos
tiempos deberían pasar por el estadio del espejo. Son momentos lógicos.
Psicótico en lo real, neurótico movimiento que genera en el sujeto y lo
posiciona frente a la autoridad, representante del falo, su relación con la falta.
Ir al consultorio de lacan
El grafo de la sexuación

Transferencia
Freud habla de la transferencia como un fenómeno de proyección de
sentimientos y deseos inconscientes, del paciente al analista. Los plantea como
el acceso al inconsciente, desarrolla el concepto de transferencia y resistencia,
la resistencia interfiere en el acceso al contenido inconsciente pues los
sentimientos o deseo transferidos pueden ser intensos y defensivos.
Puede ser positiva(amor) o negativa(hostilidad).
Repetición, los pacientes repiten patrones de relación y conflictos emocionales
en el contexto del análisis.
Dinámica de la transferencia
Conferencias de introducción al psicoanálisis
Lacan dice que la transferencia y deseo del analista se basa en el sujeto
supuesto saber, el paciente hace la suposición de que tenemos un saber sobre
su sufrimiento, asocia la transferencia a lo simbólico, pone la posición del
analista por encima, le vuelca deseos, ideas, “este poder que nos otorga el
paciente, pero no hacemos nada con él”, sostenemos la transferencia con la
interpretación, por eso se hace cálculos, cálculos de cuando intervenir, Lacan
le dio un papel muy importante porque el se plantea que tiene que haber un
punto en que el paciente se separa del analista, este punto siendo, cuando el
paciente sabe cómo manejar su goce.
Seminario de la transferencia
Freud se centra en la dinámica afectiva y repetición en transferencia.
Lacan se centra en el lenguaje y el deseo.
Fin del análisis es indispensable la transferencia para llegar al final del análisis,
la interpretación, las intervenciones, reorientar el deseo para que el sujeto sepa
que hacer con su goce.
Miller, una relectura del seminario XI.
La transferencia y el deseo del analista
La lógica de la transferencia en Lacan

Contratransferencia
Reacciones emocionales del analista hacia el paciente, Freud dice que puede
interferir en la cura.
Melanie Klein desarrolla esta idea, es la forma en que vamos a darnos cuenta
de los efectos que el paciente tiene con el analista. Lo plantea como una
herramienta para el análisis de cómo se establen las relaciones objétales. El
analista debe tener consciencia de sus emociones hacia su paciente.
Notas sobre algunos mecanismos esquizoides
Sobre la contratrasferencia-Paula Heimann
Transferencia en situación total- B. Joseph
Lacan habla de la contratransferencia, re interpreta el concepto y lo une a la
idea del deseo y del gran otro, hace hincapié en deseo del analista, “Que es lo
que yo quiero con este paciente?”, Lacan dice que es una posición donde el
deseo del analista no interfiere en la cura. Comienza a cuestionar la ética, el
propio análisis, la revisión entre pares, y dar cuenta de nuestra practica/clínica.
El seminario los escritos técnicos de Freud
Seminario XI
El partenaire-Miller
Jacques Lacan un esbozo
Inhibición, síntoma y angustia-Freud

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