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25.08.20
Escritos técnicos de Freud
Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico (1912) – Sobre la iniciación del tratamiento (1913)
Conforme Freud fue avanzando en los desarrollos téoricos-clínicos del psicoanálisis va haciendo ciertos movimientos de detención,
sistematización, a propósito de la clínica en su oficio y la teoría, es decir, aquellos conceptos que van a soportar, guiar, el trabajo clínico
(esta íntima relación que existe entre teoría y práctica). Entonces, vamos a tener distintos movimientos freudianos.
Los escritos técnicos tienen que ver con la descripción de la técnica. Es un intento freudiano de sistematizar y transmitir el quehacer.
Cómo él ha pensado, realizado, lo que implica ubicarse en este lugar de analista.
Ambos textos, que se complementan con los textos sobre transferencia, y el nuevo escrito sobre “Nuevos caminos para la psicoterapia
psicoanalítica”, forman un conjunto de textos sobre la técnica que todas las escuelas de psicoanálisis posteriores van a tratar, reinterpretar,
reutilizar. Va a haber disidencias sobre las distintas interpretaciones.
Objetivo del curso: revisar planteamientos o fundamentos técnicos de la clínica psicoanalítica, trabajando principalmente en torno a la
transferencia, cómo se entiende, cómo se ubica el analista para facilitar la instalación de la transferencia, y el desarrollo de una cura
psicoanalítica a partir de este campo de la transferencia, y los escritos técnicos nos remiten a eso.
En psicoanálisis, para pensar la técnica no puede dividirse la íntima relación que tiene con la ética.
El texto “Consejos al médico” es una serie de consejos que deja escrito Freud a propósito de cómo nos tenemos que ubicar, cuál es la
consideración a propósito de qué implica escuchar psicoanalíticamente, qué implica intervenir psicoanalíticamente, cuáles son los riesgos
que se corren a propósito de precipitar ciertas intervenciones, o de sesgar u obturar el proceso del paciente.
La “iniciación del tratamiento” va por la misma línea. Freud nos propone pensar sobre la función de las primeras entrevistas, y cómo nos
ubicamos en este punto de partida.
Al momento de meternos a analizar o conocer, lo que nos dice sobre lo que implica trabajar técnicamente, es que hay que recordar que esa
técnica principalmente está comandada o determinada por una posición ética del psicoanálisis tal como lo propone Freud.
Cuando Freud abandona la sugestión para proponer la entrada del método psicoanalítico regido por la asociación libre, se trata entonces de
un reposicionamiento a partir de una reformulación de la posición que se sostiene principalmente en un principio ético, que es el principio
de no someter al paciente a la voluntad del analista.
Teniendo a la vista ese punto de partida ético es que se propone una técnica que sea acorde.
No hay que olvidar la íntima relación que sostienen ética y técnica en este contexto.
Escritos técnicos
Podemos comprender los escritos técnicos como una suerte de sistematización de la experiencia freudiana.
- Llevaba un rato trabajando en esto. Lo hizo así porque de esa manera lo entendía.
Esfuerzo por relevar la especificidad clínica y científica del psicoanálisis.
- Es un esfuerzo por situar lo específico de esta clínica y la dimensión científica del psicoanálisis. Freud nunca abandona ese lado positivista.
Tienen como función organizar el campo del oficio y la transmisión de dicho oficio.
Este conjunto de escritos ha sido tomado en su amplitud por cada una de las escuelas o corrientes dentro del psicoanálisis dando lugar a
trabajos, debates y rupturas entre orientaciones.
- La reinterpretación lacaniana de la duración de las sesiones le costó a Lacan la expulsión de la Asociación internacional psicoanalítica
(creada por Freud).
“Estos escritos son de tal frescura y vivacidad que nada tienen que envidiar a otros escritos de Freud. Su personalidad se revela aquí a veces
de modo tan directo que es imposible dejar de encontrarla. La simplicidad y la franqueza del estilo son ya, por si mismas, una especie de
lección. Particularmente, la soltura con que encara el problema de las reglas prácticas que se deben observar, nos permite ver en qué
medida ellas eran, para Freud, un instrumento, en el sentido en que se dice una herramienta hecha a medida. En suma dice, está, hecha a la
medida de mi mano, y así es como yo suelo agarrarla” (Lacan, 1953-53, El seminario, libro 1).
“Otros quizá preferirían un instrumento ligeramente diferente, más adecuado a su mano. Encontrarán pasajes que expresan esto aún más
netamente de lo que yo lo hago en esta forma metafórica. La formalización de las reglas técnicas es tratada así en estos escritos con una
libertad que por sí sola es enseñanza suficiente, y que brinda ya en una primera lectura su fruto y recompensa” (Lacan).
- Es el comentario de Lacan a propósito de los escritos técnicos.
Freud dice que, así como hay una regla que vale para todos los pacientes, que es que hablen asociando libremente y que traten de dejar
fuera la crítica que cae sobre los pensamientos (la censura), para en el lado del analista hay una regla que tiene que ver con poder trabajar a
partir de su inconsciente.
Trabajo a partir del inconsciente. Lo que rige para el paciente tiene que ver con la regla de la asociación libre, y para el analista no tiene que
censurar, en el sentido de que la escucha no esté dirigida, sino que pueda hacer una escucha “parejamente flotante”. Tiene que ver con la
crítica (censura; por estructura el pensamiento tiende a estar regido por representaciones-meta), entonces el análisis implica el
levantamiento de la represión, de la censura, y eso implica una disposición por parte del paciente y el analista, y por parte del analista es
que su propio inconsciente o represiones no obturen su escucha.
Lacan dice que están las resistencias del paciente, pero también están las resistencias del analista. Las resistencias son principalmente del
analista. Es la dificultad del analista para escuchar aquello de lo que el paciente habla, para servirse de su inconsciente en el trabajo
clínico.
Frialdad del analista: Freud hace una comparación con la posición del cirujano en el sentido de que recomienda no implicarse o
involucrarse afectivamente con el paciente porque no le trae ningún beneficio a éste. Que el analista se implique afectivamente y que
empiece a moverse de su lugar en una lógica caritativa, condescendiente, complaciente; Freud es muy enfático en distintos momentos de su
obra al decir que eso no es lo que le sirve al paciente.
La neutralidad del analista se desprende de esta indicación freudiana de la frialdad. La frialdad está relacionada con que no aparezca la
persona del analista, es decir, que nuestra subjetividad, historia y biografía no sea protagonista en ese proceso, sino que la persona del
analista ha de quedar fuera de esta escena para que el análisis sea posible. Eso es todo el trabajo que Freud plantea a propósito del
inconsciente.
Cómo hacer de nuestro inconsciente, es decir, de nuestra historia, de ese discurso del otro que habita en nosotros un instrumento que le
sirva al otro, poniendo nuestro deseo, pero no nuestro deseo de que el paciente haga determinada cosa, sino que nuestro deseo de escucha y
análisis.
Son textos muy sinceros, generosos en término de transmisión porque Freud da cuenta de lo que ha hecho y de cómo se ha ubicado, de los
problemas que ha encontrado, de la manera en la que los ha resuelto.
Freud dice que quién ocupa este lugar tiene que pasar por una “purificación psicoanalítica”.
Freud ocupa esta expresión de la purificación psicoanalítica (como si uno pudiera llegar a un estado de hiperhigiene de su inconsciente).
Eso es imposible porque el mismo Freud advierte esa imposibilidad.
El analista debe estar advertido de su historia, y cómo su historia lo empuja a determinados lugares, a interpretar de determinadas maneras,
a cómo nosotros, por nuestra propia historia, tendemos a ubicarnos en una relación con el otro de cierta forma, a esperar del otro ciertas
cosas, a pedirle al otro ciertas cosas.
Es importante que uno como analista esté advertido de eso porque o sino finalmente el paciente termina siendo objeto de nuestra repetición.
En algún lugar, hay siempre un núcleo intraducible, pero no es lo mismo – a partir de la experiencia- un analista que está advertido de eso,
que uno que es mucho más ciego frente a su repetición.
Freud decía que el análisis tenía una condición interminable y cada cierto tiempo, los analistas deben analizarse, reanalizar lo ya analizado
para estar advertidos.
No hay tal higiene del inconsciente. Si hay algo que Freud nos dejó (y eso lo trabajo también Lacan) tremendamente instalado, y en algún
lado incluso como síntoma dentro de la teoría y la práctica psicoanalítica, es toda la problemática en torno al padre, que es una
problemática muy freudiana y que está en sus obras, y Lacan se dedica a analizar y mostrar. Hay una parte inevitable porque esa higiene tan
pura no existe.
Clase 02
25.08.20
De todas maneras, hay un asunto que es ético y que tiene que ver con que no es lo mismo un analista advertido de los efectos de su historia
en sí mismo, que sabe que esa advertencia es tremendamente limitada, y que igual interfiere, de alguna manera, a alguien que efectivamente
no tiene idea a donde es empujado ni por qué motivos.
Una cierta ficción sobre ese saber no sabido también permite no invadir al paciente, o no obturar una escucha. Siempre eso tamizado por
sus límites.
Analista e inconsciente
Ninguna norma que se instaure en la formación eximirá al analista de tener que “llevar la palabra”.
- El analista debe acompañar y marcar, escuchar, interpretar para que el discurso del paciente vaya cada vez más.
“Las reglas técnicas que remiten a sólo una que Freud ajusta y desarrolla a lo largo de todo el escrito: cómo trabajar con el propio inconsciente.
Todos los consejos -confiar en la memoria inconsciente, abstenerse de tomar notas durante las sesiones, permanecer abierto a lo imprevisto en el
análisis porque el espíritu científico va “en detrimento del tratamiento”, recelar de la sugestión que puede ejercer el orgullo terapéutico,
someterse al análisis personal- remiten a uno solo” (Patrick Guyomard).
Freud decía que cuando uno trabaja con los sueños -por eso la asociación es importante- uno le pide al paciente que diga todo cuanto se le venga
a la mente (regla fundamental) para evitar la inevitable acción de la represión o censura del discurso. Cuando dice sobre el analista que toma
apuntes, es como que estaría más facilitada la acción de la censura. En la misma toma de apuntes pierde su capacidad de escucha porque
empieza a estar más preocupado de lo que anota que de lo que dice el paciente.
- La toma de apuntes aparecería para Freud como un distractor y un obstáculo de esta escucha libremente flotante.
- Cuando uno toma apuntes, en ocasiones los pacientes empiezan a preocuparse. Empiezan a estar muy atentos sobre lo que se escribe. Si yo
hago un trazo sobre algo que justo dice, ellos creen que dijeron algo importante y que deben seguir hablando de eso.
- Tal como Freud lo señala, la toma de apuntes facilita la sugestión del paciente e inhibe la capacidad de escuchar del analista.
Cuando Freud hace estas recomendaciones, está tratando de evitar una aproximación al discurso del paciente, en términos de una aproximación
a la verdad de lo inconsciente que siempre se expresa a medias (Lacan: la verdad siempre es un medio decir); el quiebre del discurso (yoico)
instituido. En esa línea van las recomendaciones.
“Es fácil advertir la finalidad común a la que tienden todas estas reglas. Crean para el médico el equivalente de la ‘regla psicoanalítica
fundamental’ que es impuesta al psicoanalizado”.
La diferencia reside sólo en algo que se puede permitir. Se trata de una capacidad planteada en principio: “ servirse de su propio inconsciente
como de un instrumento”.
Para el lado del paciente, se le pide que asocie libremente, o sea, que intente hablar sacándose la censura de encima, y para el lado del analista se
le van a dar ciertas indicaciones que le permitan servirse del inconsciente, es decir, también evitar la censura al momento de escuchar. Es
ponerse y poner su escucha al servicio del otro.
Consejos al médico
B. Toma de notas
Freud no aconseja la toma de notas, ya que en ésta se practicaría forzosamente una “dañina selección en el material, y así liga un fragmento
de su propia actividad espiritual que hallaría mejor empleo en la interpretación de lo escuchado”.
Sería una excepción el registro de fechas, textos de sueños o cosas dignas de anotarse.
- En este texto, Freud habla de un tipo que se manda las partes en nombre del psicoanálisis. Un médico que interviene en una primera entrevista
con una mujer diciéndole la causa de su problema. Freud dice que eso no puede ser sino un psicoanálisis silvestre. Esto quiere decir que es una
interpretación burda de lo que Freud quiere plantear en términos de que no supo esperar a la instalación de la transferencia para hacer una
interpretación porque la interpretación para Freud requiere de la transferencia.
- Acá hay un contrapunto entre Lacan y Freud. La transferencia requiere de la interpretación; uno tiene que esperar la transferencia para
interpretar, pero también ciertas marcas facilitan la instalación de la transferencia. No hay una verdad zanjada en ese punto, sino que hay dos
aristas a considerar.
- Todo el orden de la explicación después de la interpretación lacaniana de la obra de Freud quedó cuestionado en términos de que esas grandes
explicaciones que algunos analistas dan suelen tener efectos iatrogénicos o imaginarios. Después de Lacan, la interpretación se entiende como
un corte, una marca, y no tanto como una explicación, y hay ciertos cortes o marcas que promueven la instalación de la transferencia.
- Por un lado, hay que ser prudente y no interpretar sin la transferencia, pero tbn hay que interpretar para que la transferencia se establezca. En esa
relación se sostiene esto.
- “El motor más directo de la terapia es el padecer del paciente y el deseo, que ahí se engendra, de sanar. Según se lo descubre sólo en el curso del
análisis, es mucho lo que se debita de la magnitud de esta fuerza pulsional, sobre todo la ganancia secundaria de la enfermedad”.
o Pero esta fuerza pulsional debe mantenerse hasta el final. No obstante no conoce cómo vencer la resistencia ni cómo llegar a la
eliminación del padecer.
o El psicoanálisis sustituye la fuerza pulsional para enfermar en la transferencia y mediante comunicaciones oportunas guía al enfermo
para ver dónde llevar esa fuerza pulsional.
o La transferencia suele bastar por sí sola para eliminar los síntomas del padecer.
Freud hace ciertas distinciones. El análisis se sirve de la pulsión no puede acontecer sin una fuerza pulsional. El asunto es al servicio de qué está esa
fuerza pulsional, y en ese sentido, hay una conducción del analista.