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Clase 02

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Escritos técnicos de Freud

Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico (1912) – Sobre la iniciación del tratamiento (1913)

 Conforme Freud fue avanzando en los desarrollos téoricos-clínicos del psicoanálisis va haciendo ciertos movimientos de detención,
sistematización, a propósito de la clínica en su oficio y la teoría, es decir, aquellos conceptos que van a soportar, guiar, el trabajo clínico
(esta íntima relación que existe entre teoría y práctica). Entonces, vamos a tener distintos movimientos freudianos.
 Los escritos técnicos tienen que ver con la descripción de la técnica. Es un intento freudiano de sistematizar y transmitir el quehacer.
Cómo él ha pensado, realizado, lo que implica ubicarse en este lugar de analista.
 Ambos textos, que se complementan con los textos sobre transferencia, y el nuevo escrito sobre “Nuevos caminos para la psicoterapia
psicoanalítica”, forman un conjunto de textos sobre la técnica que todas las escuelas de psicoanálisis posteriores van a tratar, reinterpretar,
reutilizar. Va a haber disidencias sobre las distintas interpretaciones.
 Objetivo del curso: revisar planteamientos o fundamentos técnicos de la clínica psicoanalítica, trabajando principalmente en torno a la
transferencia, cómo se entiende, cómo se ubica el analista para facilitar la instalación de la transferencia, y el desarrollo de una cura
psicoanalítica a partir de este campo de la transferencia, y los escritos técnicos nos remiten a eso.
 En psicoanálisis, para pensar la técnica no puede dividirse la íntima relación que tiene con la ética.
 El texto “Consejos al médico” es una serie de consejos que deja escrito Freud a propósito de cómo nos tenemos que ubicar, cuál es la
consideración a propósito de qué implica escuchar psicoanalíticamente, qué implica intervenir psicoanalíticamente, cuáles son los riesgos
que se corren a propósito de precipitar ciertas intervenciones, o de sesgar u obturar el proceso del paciente.
 La “iniciación del tratamiento” va por la misma línea. Freud nos propone pensar sobre la función de las primeras entrevistas, y cómo nos
ubicamos en este punto de partida.
 Al momento de meternos a analizar o conocer, lo que nos dice sobre lo que implica trabajar técnicamente, es que hay que recordar que esa
técnica principalmente está comandada o determinada por una posición ética del psicoanálisis tal como lo propone Freud.
 Cuando Freud abandona la sugestión para proponer la entrada del método psicoanalítico regido por la asociación libre, se trata entonces de
un reposicionamiento a partir de una reformulación de la posición que se sostiene principalmente en un principio ético, que es el principio
de no someter al paciente a la voluntad del analista.
 Teniendo a la vista ese punto de partida ético es que se propone una técnica que sea acorde.
 No hay que olvidar la íntima relación que sostienen ética y técnica en este contexto.

Técnica a la medida… estilo


 “Debo decir expresamente que he llegado a esta técnica porque es la única apropiada a mi personalidad; no me atrevería a negar la
posibilidad de que una personalidad médica constituida de manera totalmente diferente opte por otras vías frente a los interrogantes y al
problema a resolver” (Freud).
 Esta es la técnica que él pudo desarrollar, no pudo desarrollar otra.
 Esto queda clarísimo a través de Lacan, que es otra personalidad médica, que va a tomar los mismos principios éticos freudianos, pero que
va a hacer una técnica distinta, es decir, una técnica hecha a la medida.
 Acá ya tenemos un primer asunto que es capital en la clínica psicoanalítica. Freud nos deja todo un campo de saber-hacer y de una
teorización respecto del sufrimiento de lo que implica vivir, de la sexualidad, que también se traduce en una terapéutica, pero cómo nos
ubiquemos de alguna forma en esa técnica que Freud crea para abordar el sufrimiento tal y como él pudo concebirlo, también implica una
dimensión de una técnica que está hecha a la medida de su mano.
 Freud no descarta la posibilidad de que alguien pueda retomar sus ideas, pero haciendo reformulaciones técnicas por tratarse de otro sujeto
que pueda aproximarse de otra manera.
 Esto se va a llamar el estilo del analista, es algo a lo que todos nosotros, en tanto, ejercemos este oficio, estamos convocados a realizar.
Hay todo un proceso de apropiación de este discurso psicoanalítico que se traduce en la intervención concreta de alguien, que va a tomar
estas recomendaciones técnicas, pero además las va a tomar de una determinada manera a propósito de su historia, de cómo lo pone en
juego.
 Propuesta lacaniana de lo que implica ubicarse como analista : tiene un escrito llamado “La dirección de la cura”. Dice que cuando uno se
posiciona clínicamente como psicoanalista hay puntos en los cuales no va a tener libertad y otros en los que sí. Para eso refiere a estas
figuras sobre la guerra y lo que se pone en juego en ella, y explica que ser psicoanalista implica una dimensión política. Esta dimensión
política es la dimensión de la asunción de lo inconsciente, es decir, filiarse al psicoanálisis implica asumir que la experiencia subjetiva es
una experiencia siempre dividida, y en tanto que experiencia dividida por esta otra escena -este saber no sabido que es lo inconsciente-
implica un sujeto que no es total, que está en falta.
- En eso, si uno es psicoanalista, no tiene alternativa. No hay psicoanalista que no pueda reconocer la existencia de lo inconsciente. Si no
reconoce su existencia, no se es psicoanalista, se ejerce otro tipo de clínica.
- En esa dimensión de la política, el analista no tiene ninguna libertad, en tanto el discurso que lo rige es el discurso del inconsciente.
- Luego, dice que si uno se filia, se dirige y se ubica en el lugar del psicoanalista está determinado por esta política, y donde va a trabajar o
cuál va a ser la estrategia en la que se va a apoyar el trabajo en/y a partir de la transferencia. Ahí tampoco hay mucha libertad.
- La libertad: la táctica que tiene el psicoanalista para intervenir en ese lugar que es la estrategia, y a partir de esa política -que es la política
del icc- ¿Cuál es su grado de libertad? Lo encuentra en la forma por la cual realiza la interpretación. Esa es la dimensión táctica.
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- ¿Dónde se pone en juego el estilo del analista? En la particular manera de interpretar que cada analista tiene, que es a su vez una
manipulación de la técnica.
- Es una técnica que no puede disociarse de estas dos dimensiones -política y estrategia-.
- Freud desde el comienzo dice que los escritos técnicos son la manera en la cual él pudo generar un saber-hacer a propósito de esta
concepción de la subjetividad y de la experiencia humana, en tanto es atravesada y determinada por el inconsciente.

Escritos técnicos
 Podemos comprender los escritos técnicos como una suerte de sistematización de la experiencia freudiana.
- Llevaba un rato trabajando en esto. Lo hizo así porque de esa manera lo entendía.
 Esfuerzo por relevar la especificidad clínica y científica del psicoanálisis.
- Es un esfuerzo por situar lo específico de esta clínica y la dimensión científica del psicoanálisis. Freud nunca abandona ese lado positivista.
 Tienen como función organizar el campo del oficio y la transmisión de dicho oficio.
 Este conjunto de escritos ha sido tomado en su amplitud por cada una de las escuelas o corrientes dentro del psicoanálisis dando lugar a
trabajos, debates y rupturas entre orientaciones.
- La reinterpretación lacaniana de la duración de las sesiones le costó a Lacan la expulsión de la Asociación internacional psicoanalítica
(creada por Freud).
 “Estos escritos son de tal frescura y vivacidad que nada tienen que envidiar a otros escritos de Freud. Su personalidad se revela aquí a veces
de modo tan directo que es imposible dejar de encontrarla. La simplicidad y la franqueza del estilo son ya, por si mismas, una especie de
lección. Particularmente, la soltura con que encara el problema de las reglas prácticas que se deben observar, nos permite ver en qué
medida ellas eran, para Freud, un instrumento, en el sentido en que se dice una herramienta hecha a medida. En suma dice, está, hecha a la
medida de mi mano, y así es como yo suelo agarrarla” (Lacan, 1953-53, El seminario, libro 1).
 “Otros quizá preferirían un instrumento ligeramente diferente, más adecuado a su mano. Encontrarán pasajes que expresan esto aún más
netamente de lo que yo lo hago en esta forma metafórica. La formalización de las reglas técnicas es tratada así en estos escritos con una
libertad que por sí sola es enseñanza suficiente, y que brinda ya en una primera lectura su fruto y recompensa” (Lacan).
- Es el comentario de Lacan a propósito de los escritos técnicos.
 Freud dice que, así como hay una regla que vale para todos los pacientes, que es que hablen asociando libremente y que traten de dejar
fuera la crítica que cae sobre los pensamientos (la censura), para en el lado del analista hay una regla que tiene que ver con poder trabajar a
partir de su inconsciente.
 Trabajo a partir del inconsciente. Lo que rige para el paciente tiene que ver con la regla de la asociación libre, y para el analista no tiene que
censurar, en el sentido de que la escucha no esté dirigida, sino que pueda hacer una escucha “parejamente flotante”. Tiene que ver con la
crítica (censura; por estructura el pensamiento tiende a estar regido por representaciones-meta), entonces el análisis implica el
levantamiento de la represión, de la censura, y eso implica una disposición por parte del paciente y el analista, y por parte del analista es
que su propio inconsciente o represiones no obturen su escucha.
 Lacan dice que están las resistencias del paciente, pero también están las resistencias del analista. Las resistencias son principalmente del
analista. Es la dificultad del analista para escuchar aquello de lo que el paciente habla, para servirse de su inconsciente en el trabajo
clínico.
 Frialdad del analista: Freud hace una comparación con la posición del cirujano en el sentido de que recomienda no implicarse o
involucrarse afectivamente con el paciente porque no le trae ningún beneficio a éste. Que el analista se implique afectivamente y que
empiece a moverse de su lugar en una lógica caritativa, condescendiente, complaciente; Freud es muy enfático en distintos momentos de su
obra al decir que eso no es lo que le sirve al paciente.
 La neutralidad del analista se desprende de esta indicación freudiana de la frialdad. La frialdad está relacionada con que no aparezca la
persona del analista, es decir, que nuestra subjetividad, historia y biografía no sea protagonista en ese proceso, sino que la persona del
analista ha de quedar fuera de esta escena para que el análisis sea posible. Eso es todo el trabajo que Freud plantea a propósito del
inconsciente.
 Cómo hacer de nuestro inconsciente, es decir, de nuestra historia, de ese discurso del otro que habita en nosotros un instrumento que le
sirva al otro, poniendo nuestro deseo, pero no nuestro deseo de que el paciente haga determinada cosa, sino que nuestro deseo de escucha y
análisis.
 Son textos muy sinceros, generosos en término de transmisión porque Freud da cuenta de lo que ha hecho y de cómo se ha ubicado, de los
problemas que ha encontrado, de la manera en la que los ha resuelto.
 Freud dice que quién ocupa este lugar tiene que pasar por una “purificación psicoanalítica”.
 Freud ocupa esta expresión de la purificación psicoanalítica (como si uno pudiera llegar a un estado de hiperhigiene de su inconsciente).
Eso es imposible porque el mismo Freud advierte esa imposibilidad.
 El analista debe estar advertido de su historia, y cómo su historia lo empuja a determinados lugares, a interpretar de determinadas maneras,
a cómo nosotros, por nuestra propia historia, tendemos a ubicarnos en una relación con el otro de cierta forma, a esperar del otro ciertas
cosas, a pedirle al otro ciertas cosas.
 Es importante que uno como analista esté advertido de eso porque o sino finalmente el paciente termina siendo objeto de nuestra repetición.
En algún lugar, hay siempre un núcleo intraducible, pero no es lo mismo – a partir de la experiencia- un analista que está advertido de eso,
que uno que es mucho más ciego frente a su repetición.
 Freud decía que el análisis tenía una condición interminable y cada cierto tiempo, los analistas deben analizarse, reanalizar lo ya analizado
para estar advertidos.
 No hay tal higiene del inconsciente. Si hay algo que Freud nos dejó (y eso lo trabajo también Lacan) tremendamente instalado, y en algún
lado incluso como síntoma dentro de la teoría y la práctica psicoanalítica, es toda la problemática en torno al padre, que es una
problemática muy freudiana y que está en sus obras, y Lacan se dedica a analizar y mostrar. Hay una parte inevitable porque esa higiene tan
pura no existe.
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 De todas maneras, hay un asunto que es ético y que tiene que ver con que no es lo mismo un analista advertido de los efectos de su historia
en sí mismo, que sabe que esa advertencia es tremendamente limitada, y que igual interfiere, de alguna manera, a alguien que efectivamente
no tiene idea a donde es empujado ni por qué motivos.
 Una cierta ficción sobre ese saber no sabido también permite no invadir al paciente, o no obturar una escucha. Siempre eso tamizado por
sus límites.

Analista e inconsciente
 Ninguna norma que se instaure en la formación eximirá al analista de tener que “llevar la palabra”.
- El analista debe acompañar y marcar, escuchar, interpretar para que el discurso del paciente vaya cada vez más.
 “Las reglas técnicas que remiten a sólo una que Freud ajusta y desarrolla a lo largo de todo el escrito: cómo trabajar con el propio inconsciente.
Todos los consejos -confiar en la memoria inconsciente, abstenerse de tomar notas durante las sesiones, permanecer abierto a lo imprevisto en el
análisis porque el espíritu científico va “en detrimento del tratamiento”, recelar de la sugestión que puede ejercer el orgullo terapéutico,
someterse al análisis personal- remiten a uno solo” (Patrick Guyomard).
 Freud decía que cuando uno trabaja con los sueños -por eso la asociación es importante- uno le pide al paciente que diga todo cuanto se le venga
a la mente (regla fundamental) para evitar la inevitable acción de la represión o censura del discurso. Cuando dice sobre el analista que toma
apuntes, es como que estaría más facilitada la acción de la censura. En la misma toma de apuntes pierde su capacidad de escucha porque
empieza a estar más preocupado de lo que anota que de lo que dice el paciente.
- La toma de apuntes aparecería para Freud como un distractor y un obstáculo de esta escucha libremente flotante.
- Cuando uno toma apuntes, en ocasiones los pacientes empiezan a preocuparse. Empiezan a estar muy atentos sobre lo que se escribe. Si yo
hago un trazo sobre algo que justo dice, ellos creen que dijeron algo importante y que deben seguir hablando de eso.
- Tal como Freud lo señala, la toma de apuntes facilita la sugestión del paciente e inhibe la capacidad de escuchar del analista.
 Cuando Freud hace estas recomendaciones, está tratando de evitar una aproximación al discurso del paciente, en términos de una aproximación
a la verdad de lo inconsciente que siempre se expresa a medias (Lacan: la verdad siempre es un medio decir); el quiebre del discurso (yoico)
instituido. En esa línea van las recomendaciones.
 “Es fácil advertir la finalidad común a la que tienden todas estas reglas. Crean para el médico el equivalente de la ‘regla psicoanalítica
fundamental’ que es impuesta al psicoanalizado”.
 La diferencia reside sólo en algo que se puede permitir. Se trata de una capacidad planteada en principio: “ servirse de su propio inconsciente
como de un instrumento”.
 Para el lado del paciente, se le pide que asocie libremente, o sea, que intente hablar sacándose la censura de encima, y para el lado del analista se
le van a dar ciertas indicaciones que le permitan servirse del inconsciente, es decir, también evitar la censura al momento de escuchar. Es
ponerse y poner su escucha al servicio del otro.

Consejos al médico

A. Atención flotante – Regla fundamental


 Freud se refiere a lo problemático que sería intentar memorizar todo el material de nuestros pacientes y de cuánto esto podría obturar el
curso del proceso analítico. Así, propone la utilización de una primera técnica que:
- Desautoriza todo recurso auxiliar, aun el tomar apuntes, según luego veremos, y consiste meramente en no querer fijarse en nada en
particular y en prestar atención a todo cuanto uno escucha la misma “atención parejamente flotante” como ya una vez la he bautizado.
o Esta es una indicación difícil de realizar.
o Ahí es cuando el trabajo de análisis personal se nota porque cuando escuchamos a alguien tendemos inconscientemente a seleccionar qué es
lo más importante. Cuando le preguntamos algo a alguien también hacemos una selección de su discurso.
o Este es un punto que opera con una posición ética en la que Freud dice que no hay algo en el discurso que pese más que otro, la posibilidad
de trabajar con lo inconsciente o que aparezca lo inconsciente es justamente la posibilidad de no jerarquizar el discurso del paciente para
que emerja aquello otro que es diferente y que queda reprimido por la jerarquía del discurso que establece la censura y la exigencia de
coherencia del discurso.
o A veces cuando uno va escuchando, se va dirigiendo por lo que tiene que estar permanentemente advertido a no quedar completamente
capturado por un sentido. Es siempre un horizonte ético, tal como lo es para el paciente la asociación libre.
o La asociación libre es algo que comanda a los pacientes durante los análisis; asocian libremente, pero muchas otras veces no les es tan fácil
asociar. Ahí hay todo un trabajo y una posición ética que comanda esa escucha y esa solicitud de la palabra.
 Lo anterior aseguraría que el analista no se fije conscientemente en ciertos contenidos y asegura así la producción del inconsciente en el
proceso transferencial, lo que por parte del analizante implica el cumplimiento de la regla fundamental, a saber: “que refiera todo cuanto
se le ocurra, sin crítica ni selección previas”.
 La regla, para el médico, se puede formular así: “uno debe alejar cualquier injerencia por entero a sus ‘memorias inconscientes’; o,
expresado esto en términos puramente técnicos: “uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo”.
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 Cuando uno escucha a los pacientes, no tiene que fijarse en algo particularmente importante, sino que hay que prestar atención flotante a
todo. Uno no va a poder darle garantías al paciente de cuánto va a durar. Es un trabajo sin garantía; la posición del analista es sin garantías,
lo que a la vez es una invitación a que ese oficio sin garantías va a tener un efecto.
- Desde ahí ya, ubicarse en el trabajo clínico desde la posición del psicoanálisis implica asumir una posición que está despojada de las
garantías.
 Hay una dificultad porque, por un lado, Freud va a decir que el paciente hable libremente y que se saque la censura, y nosotros vamos a
escuchar parejamente flotante, pero ese ejercicio de libertad que propone Freud; se le invita al paciente a una libertad en el habla, y se le
pide al analista una libertad en la escucha; en algún lugar en Freud, esa libertad va a tener un tope.
- Lo que va a escuchar Freud, y a donde va a remitir esa libertad es finalmente al complejo de Edipo.
- Eso que se escucha tan libremente, igual tiene una matriz para Freud.
- Por un lado, se promueve esta libertad, pero esa libertad, ese libre discurso que se promueve está al servicio de hacer emerger las fantasías
sexuales en las cuales se articula una posición inconsciente y una repetición, y se asocia eso a un sufrimiento, y entonces la libertad en el
habla y en la escucha no dejan de estar relacionadas a ese dispositivo.
- Deseo que hable porque en esa palabra hay una posibilidad de bordear el sufrimiento, pero en la teoría freudiana esa palabra con su
posibilidad de bordear el sufrimiento, de hacer consciente lo inconsciente, de analizar la repetición, en algún lugar nos va a remitir a la
economía del deseo que está marcada por el aparataje normativo del complejo de Edipo. He ahí lo que le van a criticar los post-
estructuralistas franceses al psicoanálisis.
- Más allá de la crítica que se pueda sostener, sí es un pedido de un habla que circule con una libertad que no circula en otros espacios.
Cuando uno va al médico no le dice lo que se le antoja, no le habla de sus juegos sexuales infantiles, de las fantasías sexuales, sino que le
describe el dolor localizado. Esos deseos, fantasías, esa marca incestuosa del deseo que habita en nosotros igual produce efectos. Esos
efectos son de efectos de goce, y también mortíferos.
- Entonces, ese pedido de libertad igual tiene efectos, igual permite situar un trabajo en estos términos que plantea Freud.
- “Hable de todo y no me fijo en nada”. Esto puede sonar angustiante, psicótico. Es como si fuera algo rizomático; como si fuera un flujo.
Igual Freud termina escuchando eso a partir de una estructura.

B. Toma de notas

 Freud no aconseja la toma de notas, ya que en ésta se practicaría forzosamente una “dañina selección en el material, y así liga un fragmento
de su propia actividad espiritual que hallaría mejor empleo en la interpretación de lo escuchado”.
 Sería una excepción el registro de fechas, textos de sueños o cosas dignas de anotarse.

C. Exactitud del registro


 Freud señala que para una publicación científica no se podrían prohibir las notas, sin embargo: “Se debe tener en cuenta que unos
protocolos exactos en un historial clínico analítico rinden menos que lo que se esperaría de ellos. En rigor, se alinean con esa pseudo
exactitud de la que tantos ejemplos llamativos nos ofrece la ‘psiquiatría moderna’”.
 Eso exacto tampoco le juega tan a favor al psicoanálisis porque lo que está interviniendo es esta lógica de la atemporalidad del
inconsciente. Esa dimensión de exactitud no necesariamente le juega a favor. No es tanta garantía.

D. Tratamiento e investigación en el trabajo analítico


 Mientras el tratamiento de un caso no esté cerrado, no es bueno elaborarlo científicamente.
 “El éxito corre peligro en los casos que uno de antemano destina al empleo científico y trata según las necesidades de éste; por el contrario,
se asegura mejor cuando uno procede como al azar, se deja sorprender por sus virajes, abordándolos cada vez con ingenuidad y sin
premisas”.
o Todo esto son indicaciones que podrían obturar la capacidad de escucha del analista en el trabajo clínico.
o Freud decía que el psicoanálisis era una teoría, una terapéutica y método de investigación.
o En “Consejos al médico”, él va a referirse a los distintos registros también. Da indicaciones clínicas porque existe este trabajo clínico, pero
éste también para que continúe avanzando, hay que desarrollar investigaciones, pero hay que tener ojo en ese cruce entre la investigación y
la clínica porque el deseo de investigar del analista puede ser negativo, o puede obturar la escucha del analista, y siempre va a poner la
clínica como aquello que tiene que ser preservado.
o Esa cosa tan libre de “escuchar y no fijarse”, en el caso Dora, Freud sólo pudo escuchar el amor al padre.
o Freud nunca se analizó; él habla de la importancia de analizarse al autoanalizarse, al haber gozado autoeróticamente de su historia sin
necesariamente analizarla. El autoanálisis es algo tramposo; nadie se autoanaliza, si no hay otro al que uno le dirige la palabra, y no se
escucha en esa relación con otro, uno goza autoeróticamente de ciertas conclusiones que puede sacar de su historia.
o Toda esta libertad en Freud tenía esta piedra de tope que era el amor y rivalidad al padre.
 Los consejos que da en la línea de la investigación tienen que ver con cómo si uno investiga puede cometer un error por lo ansioso que se
está por la investigación en el trabajo clínico.
 Si yo me propongo hacer una publicación sobre la histeria y sus características, y escucho a mis pacientes tratando de llevarlos a esa
investigación, mi deseo de lograr esa investigación va a terminar interviniendo en el proceso clínico, y posiblemente yo hable o intervenga
con el deseo de que me digan tales cosas que confirmen mis hipótesis. Dejo de escuchar al paciente porque instrumentalizo esa relación en
función de mi deseo de investigación.
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E. Posición del analista


 Aquella frialdad de sentimiento que cabe exigir del analista se justifica porque crea para ambas partes las condiciones más ventajosas:
para el médico, el muy deseable cuidado de su propia vida afectiva; para el enfermo, el máximo grado de socorro que hoy nos es posible
prestarle. Un viejo cirujano había abrazado esta divisa: “Yo curé sus heridas, Dios lo sanó”. El analista debe darse por satisfecho con algo
parecido.
 Deja subrayada una posición limitada, pasada por la castración, modesta; no se trata de ir a salvar al paciente, bastantes desastres se hacen
clínicamente en nombre de eso, aunque uno se vea, por la clínica y por el sufrimiento, en situaciones donde hay que indicar una
hospitalización debido a las complejidades que vemos en nuestro trabajo, pero proponerse ahí como el que salva no le aporta ni al analista
ni al paciente.
 Esa frialdad de sentimiento, esa distancia es necesaria para el análisis. Es a partir de cierta distancia que se puede analizar, que se puede
pensar. Es porque se produce una ausencia que el pensamiento emerge. Nosotros nos representamos algo, no porque está presente, sino
porque está ausente.
 Hay algo a propósito de la distancia que tiene que ver con la representación, que tiene que ver con la posibilidad de analizar. Si el analista
está encima o pierde esta frialdad de sentimiento que podemos traducirla como distancia, estamos en los caminos de la respuesta de amor,
en lugar de la posibilidad del análisis.
- Analistas como Winnicott reformulan esto. Van a sostener una distancia, pero también van a proponer una posición maternante de la
transferencia para el trabajo con ciertos pacientes.
- Ésta es la posición de Freud, posteriormente, la de Lacan, pero hay otros analistas como Winnicott que frente a determinado tipo de
paciente proponen otra posición.

F. Posición del analista y análisis personal


 “Es fácil colegir la meta a la cual convergen estas reglas que hemos presentado separadas. Todas ellas pretenden crear el correspondiente,
para el médico, de la ‘regla analítica fundamental’ instituida para el analizado. Así como este debe comunicar todo cuanto atrape en su
observación de sí atajando las objeciones lógicas y afectivas que querrían moverlo a seleccionar, de igual modo el médico debe ponerse en
estado de valorizar para los fines de la interpretación, del discernimiento de lo inconsciente escondido, todo cuanto se le comunique, sin
sustituir por una censura propia la selección que el enfermo resignó; dicho en una fórmula: debe volver hacia el inconsciente emisor del
enfermo su propio inconsciente como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al micrófono”.
 Se pone a disposición el inconsciente al inconsciente del enfermo. Para hacer esto hay que pasar por la purificación psicoanalítica, si no se
hace eso tendremos puntos ciegos en la percepción analítica.
 Para ello no basta que sea un hombre más o menos normal; es lícito exigirle, más bien, que se haya sometido a una purificación
psicoanalítica, y tomado noticia de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le ofrece. No se
puede dudar razonablemente del efecto descalificador de tales fallas propias; es que cualquier represión no solucionada en el médico
corresponde, según una expresión de W. Stekel, a un ‘punto ciego’ en su percepción analítica.
Debemos estar advertidos a esa determinación que nos asignó un lugar a propósito de este otro por el cual, antes de hablar, devenimos
hablado; saber a qué nos empuja, saber cómo marca nuestra repetición, y no imponerla al paciente (noción lacaniana de que el icc es el
discurso del otro).

G. Subjetividad del analista en el proceso


 “Es por cierto tentador para el psicoanalista joven y entusiasta poner en juego mucho de su propia individualidad para arrebatar al
paciente y hacerlo elevarse sobre los límites de su personalidad estrecha. Uno creería de todo punto admisible, y hasta adecuado para
superar las resistencias subsistentes en el enfermo, que el médico le deje ver sus propios defectos y conflictos anímicos, le posibilite ponerse en
un pie de igualdad mediante unas comunicaciones sobre su vida hechas en confianza. Una confianza vale la otra, y quien pida intimidad de otro
tiene que testimoniarle la suya”.
Esto implica al analista diciendo: yo mismo, antes pensaba esto y me di cuenta que fracasé también de esa manera.
Es como algo confesional. Es como si el analista diera cuenta del recorrido. Freud dice que es no es recomendado.
 “El médico no debe ser transparente para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que le es mostrado. Por lo demás, en la
práctica es inobjetable que un psicoterapeuta contamine un tramo de análisis con una porción de influjo sugestivo a fin de alcanzar resultados
visibles en tiempo más breve, tal como es necesario, por ejemplo, en los asilos; pero corresponde exigirle que tenga bien en claro lo que
emprende, y que sepa que su método no es el psicoanálisis correcto”.
Esto lo va a trabajar mucho Lacan, y lo va a decir de forma más enigmática: “el analista ocupa el semblante del objeto A”. Son distintas
definiciones para el lugar del analista. ¿Qué hace el analista ahí? Lacan dice que paga con su persona, es decir, no se trata de que el paciente
escuche nuestras historias o que uno se ofrezca como ejemplo, sino que uno se ofrece como un lugar en el cual el paciente puede proyectar,
transferir. Se ofrece como un objeto para la transferencia.

H. Ambición pedagógica (ideales)


Otra tentación surge de la actividad pedagógica que al médico le cabe en el tratamiento psicoanalítico, sin que sea su particular
propósito.
Tentaciones del analista de explicarle al paciente.
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“No respondería así sino a una lógica ambición, que se empeñaría en crear algo particularmente excelso con la persona a quien tanto trabajo ha
consagrado para librarla de su neurosis, y en prescribir elevadas metas a sus deseos”. Es decir, ponerse ahí como ideal.
“No todos los neuróticos poseen un gran talento para la sublimación; de muchos se puede suponer que en modo alguno habrían enfermado si
poseyeran el arte de sublimar sus pulsiones. Esforzándolos desmedidamente a la sublimación y segregándolos de las satisfacciones pulsionales más
inmediatas y cómodas, la mayoría de las veces se les tornará la vida más dificultosa que antes”.
Freud dice que hay gente que no tiene gran capacidad para sublimar, es decir, para transformar la meta de su pulsión en otra cosa socialmente
aceptada. Si tuvieran eso, no habrían enfermado. Si uno los esfuerza desmedidamente a la sublimación, y los corren de esas satisfacciones más
inmediata, eso va a hacer que la vida de ellos se haga dificultosa.
El analista no estaría exento de este deseo de explicación o deseo pedagógico de explicarle al otro la buena forma de vivir. Esa tentación hay que
dejarla a un lado.
El analista no tiene que exigir un modelo civilizatorio al paciente, no tiene tampoco por qué presentarse como un ideal de civilización. Y en
algunos casos donde la gente no necesariamente tiene las mismas condiciones para la sublimación, pedir esa sublimación es establecer una exigencia
que hará más desdichada la vida del paciente. Esa intervención, lejos de desarticular el superyó o de interpelar la dimensión superyoica de la
exigencia, lo haría más rígido.

I. Colaboración intelectual del analizado en el tratamiento


¿Dentro de qué límites se debe reclamar la colaboración intelectual del analizado en el tratamiento?
Freud señala que: es incorrecto decir al analizado que debe recopilar sus recuerdos, reflexionar sobre cierta época de su vida, etc. Puesto que no es
por la reflexión, atención o voluntad por donde se resolverán los enigmas de la neurosis, sino sólo por la paciente obediencia a la regla psicoanalítica
que ordena desconectar la crítica a lo inconsciente y sus retoños.
No necesariamente nos llevará a alguna parte porque no es por el camino de la voluntad por donde se van a resolver los enigmas de la neurosis, y no
sólo por la obediencia de la regla psicoanalítica, es decir, a este poder hablar más allá de la crítica.
Uno debería mostrarse particularmente inflexible sobre la obediencia a esta regla en el caso de los enfermos que practican el arte de
escaparse a lo intelectual en el tratamiento, y entonces reflexionan mucho sobre su estado, a menudo con gran sabiduría, ahorrándose así el hacer
algo para llegar a dominarlo.
Hay paciente que leen a Freud y llegan con buenas elaboraciones, pero al final es pura defensa, porque con esas elaboraciones se ven de afuera, más
que implicándose en aquello que les sucede. No hay que ir por ahí, no hay que perderse en el camino de las producciones intelectuales que hagan los
pacientes ya que a veces son pura defensa que hacen que el sujeto, lejos de implicarse, esté ahí “entregando regalos”.
 Consejos al médico es la contraparte de la regla fundamental para el lado del analista; cómo ubicarse ahí para sostener una escucha lo más libre
posible para que nuestros deseos o intereses no obturen el habla del paciente.
Freud lo hace de forma sincera, dando cuenta de su oficio. Es algo que uno no le puede objetar a Freud. Freud puso sus ideas y su forma de proceder
frente a esto sobre la mesa. Es menos enigmático que Lacan y más generoso; es otro estilo.

Sobre la iniciación del tratamiento (1913)


Consejos, no obligaciones.
Retoma la misma estructura del inconsciente y las viscisitudes de la resistencia, transferencia se oponen a una mecanización de la técnica.
“Quien pretenda aprender por los libros el noble juego del ajedrez, pronto advertirá que sólo las aperturas y los finales consienten una
exposición sistemática y exhaustiva, en tanto que la rehúsa la infinita variedad de las movidas que siguen a las de apertura”.
Uno puede dar cuenta de cuándo inicia, uno puede dar cuenta y sistematizar de lo que implica un final, pero de lo que se hizo en el medio, los
movimientos son infinitos, impredecibles.
 Selección de los pacientes: período preliminar (provisional) por una o dos semanas. Primeras entrevistas.
Da igual la escuela, todos partimos por una afirmación de que el hecho de que alguien llegue a consultar no es igual a que vaya a ser un
paciente.
Situarse en la transferencia, ubicarse en el lugar del paciente no es algo que se da por sentado. Que alguien llegue a consultar no es igual a que
alguien se ubique como paciente.
En estas primeras entrevistas vamos a tener: indicaciones de cómo orientar esas primeras entrevistas, y criterios de exclusión.
“Ahora bien, ese ensayo previo ya es el comienzo del psicoanálisis y debe obedecer a sus reglas. Quizá se lo pueda separar de éste por el hecho
de que en aquel uno lo hace hablar al paciente y no le comunica más esclarecimientos que los indispensables para que prosiga su relato”.
 Período de prueba tiene además motivación diagnóstica (psicosis): “si el enfermo no padece de histeria ni de neurosis obsesiva, sino de
parafrenia, él no podrá mantener su promesa de curación, y por eso tiene unos motivos particularmente serios para evitar el error diagnóstico. En
un tratamiento de prueba de algunas semanas percibirá a menudo signos sospechosos que podrán determinarlo a no continuar con el intento”.
Para Freud, la psicosis es un criterio de exclusión. Considera que los pacientes psicóticos no son aptos para el psicoanálisis, por ende, durante
ese tiempo, debe que tener una función diagnóstica. Estas primeras entrevistas tienen una función diagnóstica que implican el descarte de la
estructura psicótica.
Si el enfermo no padece histeria ni neurosis, sino de parafrenia, no podrá mantener su promesa de curación, y por eso tiene motivos serios para
evitar el error diagnóstico.
Cómo un paciente llega demandando una respuesta, y cómo desplaza esa demanda de respuesta por parte de otro a una pregunta que lo interpele
sobre su padecer. ¿Cuánto tiempo lleva eso? Varía.
El período preliminar implica un período de conocimiento que tiene esta función diagnóstica. En ese período se instalaría la transferencia.
Instalada la transferencia, eso significa para Freud la posibilidad de intervenir a través de la interpretación porque Freud nos indica que uno no
interpreta sino hasta que está la transferencia instalada; aunque Freud veía a sus pacientes 5 veces a la semana. Hay una frecuencia que le permite a
Freud la instalación de la transferencia en ciertos tiempos.
Descubrir transferencia: en el caso Dora, Freud siente que es ubicado como el sr K, y en algún lugar es demandado y tratado como el padre.
Cuando se habla de la transferencia en psicoanálisis, uno puede decir que tiene que ver con la pregunta de a quién le habla el paciente, desde dónde
habla el paciente y a quién le habla. Cuando un paciente llega a consultarnos, nos va a hacer una demanda discursiva como demandaría a otros. La
transferencia tiene que ver con que nos sitúe esa demanda y con que nosotros podamos empezar a trabajar a partir de esa demanda.
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 Vínculos amistosos o de trato social entre el analista y el paciente: “El psicoanalista a quien se le pide que tome bajo tratamiento a la esposa
o al hijo de un amigo ha de prepararse para que la empresa, cualquiera sea el resultado, le cueste esta amistad. Y debe admitir ese sacrificio si no
puede recurrir a un subrogante digno de confianza”.
 Desconfiar de quienes desean empezar cura con postergación: “La experiencia muestra que no se presentan transcurrido el plazo convenido,
a pesar de que los motivos aducidos para esa postergación (vale decir, la racionalización del designio) pudieran parecer inobjetables al no
iniciado”.
Si un paciente llama para pedir hora, pero dice que quiere empezar dentro de un mes; se suele desconfiar de eso porque ya se inicia con una
postergación, y eso algo dice.
 Psicoanálisis/sugestión: actitud/confianza inicial del paciente con valor relativo, no relevante frente a ribetes de la transferencia y la resistencia.
No es garantía un paciente que conozca el psicoanálisis y decide consultar convencido de eso. Lo que pone en juego son las resistencias que se
estructuran en la neurosis de quien consulta, y por más que llegue con un discurso consciente de que está feliz de tomar un psicoanálisis, que es la
técnica que le hace sentido, eso no garantiza nada a propósito de las resistencias que se ponen en juego. Ej: estudiantes de psicología. Muchas veces
llegan porque tienen que realizar su práctica o porque la teoría psicoanalítica impera como un mandato superyoico a propósito de que hay que
analizarse, y por más que digan que a eso llegaron porque les hace sentido, no necesariamente un trabajo porque las resistencias, a propósito de ese
trabajo, no se sueltan por más racional convencimiento que tengan del buen método que puede llegar a ser.
Confianza inicial en el método: que el paciente diga en un inicio que confía en el método tiene un valor relativo, no es garantía de nada. Puedo llegar
al análisis y decir que confío plenamente porque por lo que he visto en mi formación, es el mejor método; quien me escucha puede pensar que estoy
dispuesto a analizarme, PERO esto tiene un valor relativo.
Una cosa es el discurso consciente, y otra las resistencias que se articulan en la neurosis. Una persona que conoce el psicoanálisis, llega a la consulta
y dice que va porque ese método le convence puede ser más resistente a meterse al juego del análisis que alguien que no conoce nada. Esa confianza
inicial del paciente tampoco garantiza algo.
 Tiempo y dinero: importancia de la hora, señalarle al paciente que es su hora y que no se utilizará en otra cosa.
“Cuando se adopta una práctica más tolerante, las insasistencias “ocasionales” se multiplican hasta el punto de amenazar la existencia material del
médico. Y con la observancia más rigurosa de esta estipulación resulta, al contrario, que los impedimentos contingentes no se producen y se vuelven
rarísimas las afecciones intercurrentes”.
Frecuencia de las sesiones: “En casos benignos o en continuaciones de tratamientos muy extensos, bastan tres sesiones por semana”.
Acá empieza a abordar lo que implica la noción de encuadre: hora, pago, qué pasa si uno no es claro con eso y empieza a flexibilizar.
Adaptarse al paciente termina jugando en contra para el propio análisis. Esto podría ser interpretado como ceder a las resistencias del paciente.
Si uno empieza a flexibilizar, no termina resultando.
¿Cuánto durará el tratamiento?: “La pregunta por la duración del tto es de respuesta casi imposible”. No se puede garantizar cuánto va a durar.
Tratamiento breve: “no pude proveer a ello, me dio vergüenza y procuré disculparme con la puntualización de que tbn los médicos internistas se
darían por contentos con una terapia de la tuberculosis o del carcinoma que reuniera esas ventajas”. No puede proponer un tto breve.
“El psicoanálisis requiere siempre de lapsos más prolongados, medio año o uno entero; son más largos de lo que esperaba el enfermo. Por eso se tiene
el deber de revelarle ese estado de cosas antes que él se decida en definitiva a empezar el tto”.
Freud dice que hay que pensar nuevos caminos para la terapia psicoanalítica. Hay dos grandes desafíos: parece que hay sufrimientos que no
son reducidos a la neurosis, sino a las fobias, lo que nos lleva a replantear la técnica psicoanalítica, y deja planteada la pregunta de que hay que
cambiar la técnica a propósito de otras formas de sufrimientos que no son reducibles a las neurosis,y podría ser que el análisis se extendiera y llegue a
las masas de la población. Freud se pregunta cómo lo hará en ese momento: “tendrá que pasar del oro puro del psicoanálisis y de la asociación libre al
cobre de la sugestión”. Ahí Freud deja planteada una primera dificultad a propósito de que un tto masivo de psicoanálisis podría implicar un retorno a
la sugestión.
El pago muchas veces tiene un valor regulador.
“Yo desapruebo comprometer a los pacientes a que perseveren cierto lapso en el tratamiento; les consiento que interrumpan la cura cuando
quieran, pero no les oculto que una ruptura tras breve trabajo no arrojará ningún resultado positivo, y es fácil que, como una operación incompleta,
los deje en un estado insatisfactorio”.
Tiempo- icc.
 Dinero, honorarios del médico: en la estima del dinero participan factores sexuales.
“Se sabe que no es esta la práctica usual en nuestra sociedad europea para el neurólogo o el médico internista; pero el psicoanalista tiene
derecho a adoptar la posición del cirujano, que es sincero y cobra porque dispone de tratamientos capaces de remediar”.
Psicoanalista v/s filantrópo.
Asistencia gratuita (tiempo y trabajo, equivalencia con accidente).
“La ausencia de la regulación que el pago al médico sin duda establece se hace sentir muy penosamente; la relación toda se traslada fuera
del mundo real, y el paciente pierde un buen motivo para aspirar al término de la cura”.
“No hay en la vida nada más costoso que la enfermedad y… la estupidez”.
Hacerlo gratuito haría perder la regulación del pago, por lo que es mejor que pague.
A propósito del trabajo con los pobres, nos damos cuenta que la neurosis le entrega una satisfacción al pobre que ninguna cosa se la va a
entregar por lo que es muy difícil que renuncie a la satisfacción que le entrega el síntoma, pero eso no es para todo. Hay sujeto que no quieren
satisfacción, y que igual trabajan y se analizan, y generan un proceso que estaría destinado al buen burgués.
Si uno mantiene firme el encuadre, regula aquello que no puede ser regulado por el pago.
Freud dice que no le conviene al paciente que lo atienda gratuitamente porque se sirve de ese espacio analíticamente, y para el analista
termina siendo como si tuviera un accidente grave.
El tema del honorario es un tema de transferencia, el valor que se le da a ese lugar, por qué se paga, cuánto. Si bien uno establece un valor
de honorario, uno llega a ciertos acuerdos. Lo que se pone en juego es muy simbólico. El dinero es simbólico. Lo que se pone en juego es una
posición simbólica en la que Freud agrega factores sexuales.
Indicación de diván:
Por motivo histórico
“No tolero permanecer bajo la mirada fija de otras ocho horas (o más) cada día).
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Propios gestos. Si uno hace un gesto, el paciente queda atravesado por él, lo interpreta como mensaje, lo condiciona a su respuesta. En eso
es interesante el diván porque quita toda esa dimensión de la mirada y lo que se implica de ella.
 ¿En qué punto y con qué material debe comenzar el tratamiento?
- No importa, con tal de que se deje al paciente escoger el punto de partida para su relato.
- Lo importante es dejar al paciente que escoja por dónde va a empezar a hablar.
- Regla fundamental desde el inicio. Uno lo transmite desde el comienzo; él puede hablar de lo que quiera, pero hay un punto donde la
conversación se tiene que distinguir de una conversación como las otras, y es que intente, por el mismo hecho de hablar, reprimir para
expresarse coherentemente, y que aquí no reprima todo lo que se le viene a la mente aunque eso sea incoherente.
- No debe esperarse un relato sistemático.
- Preparación del relato por parte del paciente suele ser resistencia; desaconsejarlo.
- Puede pasar que haya pacientes que digan que se prepararon para hablar: tengo anotado lo que diré hoy. Eso es muy resistencial, es como llegar
defendido a la sesión. Eso hay que desaconsejarlo, que no se preocupe por planificar; que venga y hable.
- Freud aconseja contarle del análisis al menor número de personas al inicio. Eso podría incrementar las resistencias al tratamiento. Eso tiene una
razón concreta que tiene que ver con que Freud está con una técnica nueva que no era tan aprobada en la época, y si el paciente lo contaba, él
podría quedarse sin pacientes.
- “No se me ocurre qué decir” “Pregúnteme” “No se debe ceder, ni esta primera vez ni las ulteriores, a su ruego de que se les indique aquello
sobre lo cual deben hablar (…) Una fuerte resistencia ha pasado al frente para amparar la neurosis; corresponde recoger enseguida el relato y
arremeter contra ella”.
Esto ya es un gesto de transferencia; yo llego frente a otro, y le digo que me diga de qué tengo que hablar. Eso ya habla de una relación que
tengo con otro, yo espero del otro la orden, la indicación, un gesto que me diga qué es lo quiere que haga o cómo me puedo ubicar ahí para
complacerlo.
- ¿Cuándo hemos de empezar a hacer comunicaciones al analizado? ¿Cuándo es oportuno revelarle el significado secreto de sus ocurrencias,
iniciarlo en las premisas y procedimientos técnicos del análisis? No antes de que se haya establecido la transferencia (psicoanálisis silvestre).
o No antes de que se haya establecido en el paciente una transferencia operativa.

- En este texto, Freud habla de un tipo que se manda las partes en nombre del psicoanálisis. Un médico que interviene en una primera entrevista
con una mujer diciéndole la causa de su problema. Freud dice que eso no puede ser sino un psicoanálisis silvestre. Esto quiere decir que es una
interpretación burda de lo que Freud quiere plantear en términos de que no supo esperar a la instalación de la transferencia para hacer una
interpretación porque la interpretación para Freud requiere de la transferencia.
- Acá hay un contrapunto entre Lacan y Freud. La transferencia requiere de la interpretación; uno tiene que esperar la transferencia para
interpretar, pero también ciertas marcas facilitan la instalación de la transferencia. No hay una verdad zanjada en ese punto, sino que hay dos
aristas a considerar.
- Todo el orden de la explicación después de la interpretación lacaniana de la obra de Freud quedó cuestionado en términos de que esas grandes
explicaciones que algunos analistas dan suelen tener efectos iatrogénicos o imaginarios. Después de Lacan, la interpretación se entiende como
un corte, una marca, y no tanto como una explicación, y hay ciertos cortes o marcas que promueven la instalación de la transferencia.
- Por un lado, hay que ser prudente y no interpretar sin la transferencia, pero tbn hay que interpretar para que la transferencia se establezca. En esa
relación se sostiene esto.
- “El motor más directo de la terapia es el padecer del paciente y el deseo, que ahí se engendra, de sanar. Según se lo descubre sólo en el curso del
análisis, es mucho lo que se debita de la magnitud de esta fuerza pulsional, sobre todo la ganancia secundaria de la enfermedad”.
o Pero esta fuerza pulsional debe mantenerse hasta el final. No obstante no conoce cómo vencer la resistencia ni cómo llegar a la
eliminación del padecer.
o El psicoanálisis sustituye la fuerza pulsional para enfermar en la transferencia y mediante comunicaciones oportunas guía al enfermo
para ver dónde llevar esa fuerza pulsional.
o La transferencia suele bastar por sí sola para eliminar los síntomas del padecer.
Freud hace ciertas distinciones. El análisis se sirve de la pulsión no puede acontecer sin una fuerza pulsional. El asunto es al servicio de qué está esa
fuerza pulsional, y en ese sentido, hay una conducción del analista.

El estilo del analista


 “En psicoanálisis no corresponde adjudicar a la relación técnica-teórica una inflexibilidad que no tiene siquiera en la ciencia. Sobre todo en
el campo de la invención, la técnica tiene autonomía. No es simplemente aplicación, sino tb verificación, a veces experimentación e incluso
investigación”. Patrick Guyomard.
 “La técnica analítica existe, pero su uso se hace rápidamente restrictivo. Lacan nos enseña el estilo. El estilo del analista es lo que hace de
su técnica el apoyo necesario para su relación con el icc. Puede existir una buena sin verdad, pero no un estilo sin palabra verdadera”.
Patrick Guyomard.

Estilo del analista en Lacan y escritos técnicos de Freud según Guyomard.


¿Cómo se sabe cuando se da la transferencia? Depende del caso a caso. Hay algo en cómo se va dirigiendo ese discurso o el habla del paciente
hacia el analista, y cómo el analista va permitiendo q se dirija, por lo que no es tan simple. Freud es categórico en decir q hay q esperar la
transferencia, q sería la proyección de ciertos clichés, repeticiones, modelos internalizados del paciente sobre el analista, para interpretar, pero
muchas veces hay una tensión en cómo uno interpreta, qué pregunta puede hacerle a un paciente que le permita dirigir de otra manera su discurso, y
eso estable tb la transferencia.
Tiene que ver con cómo hablan, cómo se dirigen a otro, pero tomándonos a nosotros como objetos de esa transferencia; se particulariza.
Ej: paciente que busca una pareja verdadera con su pareja actual; lo tenga todo. Fossatti le remarca qué tan posible es esperar todo, qué tan posible es
el todo. Cuando F interviene de esa manera sobre el todo, marca una posición en relación a la castración. La pcte a partir de ahí cambia su discurso, y
empieza a ser cómo ella comienza a presentarse frente a F como alguien que no lo quiere todo, y que la vida no pasa x tenerlo todo. Se ofrece frente a
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F, como ella se ofrece a su gran otro, y ahí se puede decir que está instalada la transferencia; uno eso lo interpreta. Se ofrece ante ella como lo que
ella supone que quiere.
No es tan simple con esperar a que aparezca la transferencia. Hay ciertas intervenciones del analista q hacen eso se establezca. Ahí hay una tensión
donde uno puede quedarse, entre Freud y Lacan. Todos, por el hecho de que hablamos, transferimos. Cuando llegamos a un analista, a un médico,
cuando nos compramos ropa, hagamos lo que hagamos, estamos transfiriendo, porque transferir es hacer lazos.
Transferir es hacer lazos a partir de las marcas de nuestra historia, que son las marcas del discurso del otro que opera inconscientemente en nosotros.
Situado eso, no hay quien no transfiera.
La transferencia, que es de lo q se sirve la clínica psicoanalítica, muchas veces se articula en ese movimiento. En el hecho de q inevitablemente un
pcte cuando habla, le habla al otro, y q las intervenciones del analista permiten situar eso y comenzar a analizar.
Uno interpreta lo que el paciente está repitiendo, que es una repetición de otro tipo de vínculo donde se produce históricamente un malestar, las
interpretaciones que uno puede hacer como referencia a la transferencia es a partir de preguntas, haciendo marcas, con humor, no dando grandes
explicaciones.
Si el paciente quiere parar, q lo haga (puede ser visto como resistencia), pero uno puede decir algo a propósito de eso. La paciente de F quería parar;
ella le dijo que era mejor pensarlo un poco, ya que se veía como resistencia. Ella quería parar ya que toda su vida quería ser la hija perfecta para su
padre (tal como lo era su hermano); ella quería ser la paciente perfecta para F, pero ella nunca se lo dijo, por lo que la pcte quiso parar.

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