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La Construcción Europea: Antecedentes Históricos

La construcción europea hace referencia al proceso de integración política y económica


entre los países del continente europeo. Los frutos de dicha construcción de integración
política y económica tuvieron lugar tras la I y II Guerra Mundial.

El devastador paisaje y ambiente que inundó a Europa tras la I y la II Guerra Mundial llevó a
varios hombres y mujeres a tratar de encontrar un modelo de integración europea que
dejase atrás la rivalidad y los conflictos entre las naciones europeas. Los conocidos
pioneros de la Unión Europea centraron todos sus esfuerzos en convencer a sus naciones
de la necesidad de comenzar un nuevo periodo de paz, que comenzaría por la
estructuración de Europa Occidental en torno a una nueva organización basada en los
intereses comunes de sus pueblos y naciones y consagrada por unos tratados que
garantizarían el Estado de Derecho y la igualdad de todos los países.

Uno de los primeros pasos que tuvieron lugar en 1951, fue la creación de la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (CECA), que consiguió unir a seis países (Alemania,
Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) en la gestión conjunta de estos
recursos clave para la industria. Además del existente interés económico, la puesta en
común de los recursos franceses y alemanes del carbón y del acero que eran
imprescindibles para la carrera armamentística de un país, suponía acabar con la tradicional
rivalidad franco-alemán. Ambas naciones se consideraron socias en igualdad de derechos y
esto hizo inviable una nueva guerra entre ambas. Esto sirvió de ayuda para sentar las bases
para una mayor cooperación entre los países europeos.

Posteriormente, en 1957, se firmaron los Tratados de Roma, que establecieron la


Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica
(EURATOM). La CEE buscaba crear un mercado común entre los países miembros,
eliminando barreras comerciales y promoviendo la libre circulación de bienes, servicios,
personas y capitales.

En 1973 Dinamarca, Irlanda, y el Reino Unido se unieron a la CEE: se produjo la primera


ampliación comunitaria al tiempo que se profundizó en sus tareas a través de la puesta en
práctica de nuevas políticas comunes (social, regional y de medio ambiente). Con las
incorporaciones de Grecia, en 1981, España y Portugal, en 1986, la Comunidad Europea se
amplió hacia el sur, con lo que se hizo más que evidente la necesidad de adoptar medidas
que ayudasen a reducir las desigualdades del desarrollo económico.

El Acta Única Europea (AUE) de 1987 amplió los objetivos comunitarios al establecer como
meta la realización de un Mercado Único para 1993: un espacio sin fronteras interiores que
garantizase la libre circulación de mercancías, capitales, personas y servicios. Con el
Tratado de Maastrich de 1992 nació la Unión Europea (UE) sobre la base de unas

instituciones reforzadas y dotadas de más amplias responsabilidades en temas de políticas


comunes, seguridad interior, política exterior y de seguridad común (PESC), una unión
monetaria prevista para el año 1999 y la ciudadanía europea.

El 1 de enero de 1995 la UE se abrió a Europa Central con la incorporación de tres nuevos


miembros: Austria, Finlandia y Suecia.

El 1 de enero de 2002 el Euro entró en circulación en doce de los países miembros y


adquirió el estatuto de gran moneda de pago y de reserva junto al dólar.

La llegada del siglo XXI supuso un nuevo reto para los países miembros de la UE que
debían hacer frente de forma conjunta a los desafíos de la globalización. Por ello, en la
'Estrategia de Lisboa', adoptada por la Unión Europea en marzo de 2000, se fijó como
objetivo principal adaptar la economía europea a las nuevas condiciones y características
de la economía mundial.

En el 2001 el Tratado de Niza reformó las instituciones de la UE para mejorar el


funcionamiento de una Europa más amplia. Los países miembros de la Unión Europea
fueron conscientes de que para aquella era se había logrado superar los antiguos términos
de soberanía nacional absoluta y que sólo a través de la unión de fuerzas y de una
concepción de 'un destino en adelante compartido' podían las antiguas naciones seguir
avanzando económica y socialmente al mismo tiempo que mantienen su influencia en el
mundo.

Se crearon instituciones como el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Tribunal de


Justicia de la Unión Europea, que tienen un papel importante en la toma de decisiones y la
aplicación de las políticas europeas. Los países de la UE empezaron a colaborar mucho
más estrechamente contra la delincuencia.

El 1 de enero de 2007 dos países más de Europa Oriental, Bulgaria y Rumania, ingresaron
en la UE, que de este modo comenzó a contar ya con 27 Estados miembros. Croacia, la
Antigua República Yugoslava de Macedonia y Turquía eran también candidatos a la
adhesión.

El 13 de diciembre de 2007, los 27 Estados miembros firmaron el Tratado de Lisboa que


enmienda los tratados previos. Había sido diseñado para hacer la UE más democrática,
eficiente y transparente y por consiguiente capaz de afrontar los retos globales como el
cambio climático, la seguridad y el desarrollo sostenible. Antes de que el Tratado entrase en
vigor, tuvo que ser aprobado por cada uno de los 27 Estados miembros.

Los Estados miembros no estaban en condiciones de afrontar en solitario todos los nuevos
retos, que no conocían fronteras. Sólo un esfuerzo colectivo a escala europea permitiría
hacerlo y responder a las preocupaciones de los ciudadanos. Pero, para ello, Europa
tendría que modernizarse. Necesitaba instrumentos eficaces y coherentes adaptados no
sólo al funcionamiento de una Unión recientemente ampliada de 15 a 27 miembros, sino

también a las rápidas transformaciones del mundo actual. Esto implicaba renovar las
normas establecidas en los Tratados. Este fue el objetivo del Tratado firmado en 2007.

Este Tratado entró en vigor el 1 de diciembre de 2009 y fue el fruto de negociaciones entre
los Estados miembros reunidos en la Conferencia Intergubernamental, en la que
participaron también la Comisión y el Parlamento Europeo. Fue aprobado por los 27
Estados miembros. Cada uno de ellos pudo elegir su propio método de aprobación, de
acuerdo con sus normas constitucionales.

En conclusión, la construcción europea fue un proceso histórico que buscó siempre la


integración y cooperación entre los países de Europa. Comenzó con la gestión conjunta de
recursos clave y evolucionó hasta la creación de un mercado común y una organización
política más amplia. La UE tuvo en sus comienzos y en la actualidad lo continúa
manteniendo el objetivo de promover la paz y el bienestar en Europa

Impulsos hacia la unidad europea. La cooperación


económica y Militar (1945-1949)

Los impulsos hacia la unidad europea, tanto en términos de cooperación económica como
militar, han sido una característica importante en la historia de la Unión Europea (UE). Estos
impulsos han sido impulsados ​por una serie de factores, que van desde la seguridad y la
estabilidad económica hasta la influencia geopolítica y la búsqueda de una voz más fuerte
en los asuntos mundiales.

En términos de cooperación económica, uno de los impulsos más importantes hacia la


unidad europea ha sido la creación de un mercado común. Esto ha implicado la eliminación
de barreras comerciales y la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales
dentro de la UE. El mercado común ha impulsado el crecimiento económico y ha permitido a
los países miembros beneficiarse mutuamente de sus ventajas comparativas. Además, la
cooperación económica también se ha extendido a la política monetaria, con la adopción del
euro como moneda común en varios países de la UE.

En cuanto a la cooperación militar, la UE ha buscado desarrollar una política de seguridad y


defensa común. Esto ha implicado la creación de la Política Exterior y de Seguridad Común
(PESC) y la Política de Seguridad y Defensa Común (PSDC) de la UE. Estas políticas
tienen como objetivo promover la paz, la estabilidad y la seguridad en Europa, y permiten a
los países miembros trabajar juntos en áreas como la gestión de crisis, la prevención de
conflictos y la lucha contra el terrorismo.

Los impulsos hacia la unidad económica y militar en Europa han sido motivados por una
serie de factores. En primer lugar, la Unión Europea ha buscado promover la seguridad y la

estabilidad en la región, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. La


cooperación económica y militar ha sido vista como una forma de prevenir conflictos y
promover la paz duradera en Europa.

Además, la UE ha buscado fortalecer su posición geopolítica y económica en el mundo. La


cooperación económica ha permitido a los países miembros de la UE competir más
eficazmente en el mercado global y enfrentar desafíos económicos comunes.

La Paz como Ideario: El Tratado Ceca Y El Sueño


Federalista (1950-1957)

BASE JURÍDICA:

El Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) o Tratado
de París, firmado el 18 de abril de 1951, unió por primera vez a seis Estados europeos, los
cuales aceptaron seguir la vía de la integración. Dicho Tratado permitió establecer las
bases de la arquitectura comunitaria al crear un organismo ejecutivo conocido como «Alta
Autoridad», una Asamblea Parlamentaria, un Consejo de Ministros, un Tribunal de Justicia y
un Comité Consultivo. Se estableció una duración de unos 50 años, expirando así en 2002.
Todo el patrimonio que poseía el CECA en el momento de su expiración fue destinado a la
investigación en los sectores relacionados con la industria del carbón y del acero a través
de un fondo y de un programa de investigación en estos ámbitos.

Los seis países fundadores fueron Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los
Países Bajos.

Los Tratados constitutivos de la Comunidad Económica Europea (CEE) y de la Comunidad


Europea de la Energía Atómica (CEEA, llamada «Euratom») o Tratados de Roma, a
diferencia del Tratado CECA, se celebraron «por un período de tiempo ilimitado» lo que les
confirió un carácter cuasi constitucional.

OBJETIVOS:

La creación de la CECA según sus fundadores, era una primera etapa en la vía que les
conduciría a una “federación europea”.El mercado común del carbón y del acero debía
experimentar una fórmula que se pudiera extender progresivamente a otros ámbitos
económicos y que llevara en un último término a la construcción de una Europa política.

El objetivo de la Comunidad Económica Europea era establecer un mercado común basado


en las cuatro libertades de circulación de mercancías, personas, capitales y servicios.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES:

Las Comunidades Europeas (CECA, CEE y Euratom) nacieron de la lenta progresión de la


idea europea, inseparable de los sucesos que sacudieron el continente. Después de la
Segunda Guerra Mundial, las industrias de base, en particular la siderurgia, necesitaban
una reorganización. El futuro de Europa, amenazado por el enfrentamiento Este-Oeste,
pasaba por una reconciliación franco-alemana.

La elección del carbón y del acero era, en esa época, altamente simbólica. En efecto, a
principios de los años 1950, el carbón y la siderurgia eran industrias fundamentales, base
de la potencia de un país. Además del evidente interés económico, la puesta en común de
los recursos franceses y alemanes complementarios debía señalar el final del antagonismo
entre estos dos países.

Después de la firma del Tratado de París, en un momento en que Francia se oponía a la


reconstitución de una fuerza militar alemana en un marco nacional, René Pleven imaginó un
proyecto de ejército europeo. La Comunidad Europea de Defensa (CED), negociada en
1952, debía ir acompañada de una Comunidad Política Europea (CPE). Ambos proyectos
fueron abandonados como consecuencia de la negativa de la Asamblea Nacional francesa
a autorizar la ratificación del Tratado el 30 de agosto de 1954.

Los esfuerzos de reactivación de la construcción europea tras el fracaso de la CED se


concretaron con ocasión de la Conferencia de Mesina (junio de 1955) en el doble ámbito de
la Unión aduanera y de la energía atómica. Condujeron a la firma del Tratado CEE y del
Tratado CEEA.

El Tratado CEE estableció unos principios directores y delimitó el marco de la acción


legislativa de las instituciones comunitarias. Se trataba de las políticas comunes: política
agrícola común, política de transportes y política comercial común.

1.5. La Economía como base. Las Comunidades


Europeas (1958-1969)
Los seis países signatarios de la CECA, En su voluntad de seguir adelante en la
construcción europea, firmaron seis años más tarde, el 25 de marzo de 1957, los Tratados
de Roma que instituye la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea
de la Energía Atómica (CEEA). Estos tratados entraron en vigor el 1 de enero de 1958 por
un período ilimitado de tiempo.

La década de los 60 es un buen momento para la economía, favorecido, entre otras cosas,
por el hecho de que los países de la CEE dejan de cobrar derechos de aduana por las
transacciones comerciales entre sí. También acuerdan un control conjunto de la producción
de alimentos, de modo que todo el mundo tenga comida suficiente

El 30 de julio de 1962 se crea la primera política agrícola común otorga a los países de la
CEE un control conjunto de la producción de alimentos. Hay suficientes alimentos para
todos y los agricultores tienen buenos ingresos. El efecto secundario no deseado es la
sobreproducción, con grandes cantidades de excedentes.

El 20 de julio de 1963 la CEE firmó su primer gran acuerdo internacional. Los seis países
miembros firmaron el Convenio de Yaundé para promover la cooperación y el comercio con
dieciocho antiguas colonias en África.

El 1 de julio de 1968 se inició la Unión Aduanera los seis países miembros de la CEE
eliminan los derechos de aduana sobre los productos importados entre sí, permitiendo el
libre intercambio transfronterizo por primera vez. También aplican los mismos derechos a
sus importaciones de terceros países. El comercio entre estos seis países y con el resto del
mundo crece rápidamente.
Para conseguir los objetivos que marcaron los países de la CEE, los Tratados de París y de
Roma establecieron las bases de una arquitectura comunitaria. En un principio lo hicieron
de forma parcialmente independiente, pero el 8 de abril de 1965 se firmó en Bruselas el
Tratado de fusión de los Ejecutivos que entró en vigor el 1 de enero de 1967, por el que se
constituía un Consejo único y una Comisión única para las tres Comunidades.

De esta forma quedaba establecido el siguiente marco institucional único:

• La Comisión, encargada de velar por la correcta aplicación de los Tratados.

• El Consejo de Ministros, sobre el que descansa el poder decisorio.

• El Parlamento Europeo, representante de todos los ciudadanos.

• El Tribunal de Justicia, cuya misión es la de asegurar el control jurisdiccional

Los positivos efectos que la creación de las Comunidades Europeas tuvo para la economía
de los Estados miembros, llevaron a otros países europeos a solicitar la adhesión.
Paralelamente a las ampliaciones de las Comunidades Europeas, se producían avances en
materia política, económica y social. Todo ello ha exigido profundas reformas en los
sistemas jurídicos e institucionales, con el fin de adaptar las estructuras originarias a las
necesidades que iban surgiendo.

1.6. Del Mercado Común al Mercado Interior. El


Acta Única Europea (1970-1992)
Los pilares de un mercado común son la libre circulación de mercancías, de capitales y de
trabajadores, la libre prestación de servicios y la libertad de establecimiento. El Tratado CE
las define como libertades básicas: es decir, afectan a todos los Estados desde su
incorporación como miembros de pleno derecho y su observancia posibilita el desarrollo sin
trabas de los factores productivos: el trabajo y el capital.

El mercado común, principal objetivo del Tratado de Roma, fue establecido a través de la
unión aduanera de 1968, la eliminación de las cuotas, la libre circulación de ciudadanos y
trabajadores, y cierta armonización fiscal mediante la introducción generalizada del
impuesto sobre el valor añadido en 1970. No obstante, el libre comercio de mercancías y
servicios y la libertad de establecimiento seguían estando limitados debido a la persistencia
de prácticas anticompetitivas impuestas por las autoridades públicas
La falta de avances en la consecución del mercado común se atribuyó en gran medida a la
elección de un método de armonización legislativa demasiado minucioso y a la imposición
de la regla de la unanimidad en la toma de decisiones del Consejo. Esto cambió con las
sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en los asuntos Dassonville y Cassis
de Dijon en la década de 1970, que declararon ilegales las restricciones a la importación de
efecto equivalente a las restricciones cuantitativas, con lo que se introdujo el principio de
reconocimiento mutuo. A raíz de dichas sentencias, a mediados de los años ochenta el
debate político sobre el comercio intercomunitario recobró impulso y llevó a la Comunidad
Económica Europea a considerar un enfoque más riguroso en relación con el objetivo de
suprimir las barreras comerciales: el mercado interior.

El mercado interior supone la apertura de los mercados nacionales, un mayor número de


empresa pueden competir entre sí, lo que significa precios más reducidos para el
consumidor, con la ventaja adicional de una mayor posibilidad de elección de bienes y
servicios

El Acta Única Europea, que entró en vigor el 1 de julio de 1987, fijó un plazo concreto para
la realización del mercado interior, a saber, el 31 de diciembre de 1992. Asimismo, reforzó
los mecanismos de toma de decisiones para el mercado interior introduciendo la votación
por mayoría cualificada en ámbitos como el arancel aduanero común, la libre prestación de
servicios, la libre circulación de capitales y la aproximación de las legislaciones nacionales.
Cuando se cumplió el plazo previsto, más del 90 % de los actos legislativos enumerados en
el Libro Blanco de 1985 ya habían sido aprobados, principalmente por mayoría cualificada.

1.7. La Unión Europea: de Maastricht a Niza


(1993-2003)
La década de los 90 es también la de dos tratados: el Tratado de la Unión Europea (Tratado
de Maastricht) en 1993, y el Tratado de Ámsterdam en 1999.

El Tratado de Maastricht, también llamado Tratado de la Unión Europea (TUE) es uno de los
tratados fundamentales para la constitución de la Unión Europea. Fue firmado el 7 de
febrero del año 1992 en la ciudad de Maastricht (Países Bajos), entrando en vigor un año y
medio más tarde, concretamente el 1 de noviembre de 1993.

El objetivo de este tratado fue integrar, en la formación de la Unión Europea, una visión
política y jurídica, que se incorporase en conjunto a los tratados ya vigentes. Marcó los
caminos para establecer la política monetaria y exterior de la unión, así como la
consideración de políticas de defensa, medio ambiente y ciudadanía, además de sentar las
bases para la constitución del Banco Central Europeo.
Otro de los objetivos importantes de este tratado consistió en sentar las bases de una
moneda única que sería utilizada por los países miembros. Una de las bazas para ello fue la
ya mencionada intención de crear el Banco Central Europeo y el Sistema Europeo de
Bancos Centrales, entidades que se encargarían de mantener el valor del euro y controlarlo
durante el tiempo.

La idea de crear una moneda común ya había sido propuesta décadas atrás, pero corrían
tiempos de inestabilidad económica y nunca se llegó a materializar el proyecto hasta casi
finales del siglo pasado. En 1989 se llegó a un acuerdo para establecer la transición hacia el
euro, que se dividió en tres fases recogidas por el Tratado de Maastricht:

1. En la primera fase (julio de 1990 - diciembre de 1993) se introdujo la libre


circulación del capital entre los países miembros de la UE.

2. En la segunda (enero de 1994 - diciembre de 1998) se dispuso una mejora en la


cooperación de los bancos centrales, además de reforzar la convergencia en las
políticas económicas de los países miembros.

3. En la tercera y última (enero de 1999 en adelante) se comenzó a introducir,


paulatinamente el euro, a través de la propuesta de una política monetaria única
puesta en marcha por el BCE.

El 1 de enero de 1993 se establecen el mercado único y sus cuatro libertades: la libre


circulación de personas, mercancías, servicios y capital. Desde 1986 se han adoptado
cientos de disposiciones legales en los ámbitos de la política fiscal, las actividades
económicas, las cualificaciones profesionales y otros obstáculos para la apertura de las
fronteras. Sin embargo, se aplaza la libre circulación de algunos servicios. Tras la adhesión
de Suecia, Finlandia y Austria (1995), en marzo de ese año entró en vigor el Tratado de
Schengen -entre España, Portugal, Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Holanda-
sobre supresión de fronteras interiores. Asimismo, el Tratado de Ámsterdam (1999) modificó
el de Maastricht ampliando los derechos de ciudadanía europea y la cooperación en materia
de empleo y creó el cargo de alto representante del Consejo para la PESC que se
convertiría, con el Tratado de Lisboa, en alto representante de la Unión para Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad.

El 1 de enero de 1994 la creación del Espacio Económico Europeo. Entra en vigor el


Acuerdo por el que se crea el Espacio Económico Europeo (EEE), que amplía el mercado
único a los países de la AELC. En la actualidad, las personas, los bienes, los servicios y el
capital pueden circular por los treinta países del EEE (EU-27 más Islandia, Liechtenstein y
Noruega). Suiza no participa en el EEE pero tiene acceso al mercado único.

El 1 de enero de 1995 la UE tiene tres nuevos miembros: Austria, Finlandia y Suecia


Austria, Finlandia y Suecia se adhieren a la UE. Los 15 miembros abarcan ya casi la
totalidad de Europa Occidental.

En diciembre de 2000, se aprobó el Tratado de Niza por el que se modifica el Tratado de la


UE, los Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas y determinados actos
conexos, se firmó en presencia de la Presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine.
El objetivo del Tratado de Niza era reformar la estructura institucional de la Unión Europea
para hacer frente a los retos que planteaba la nueva ampliación. El Tratado de Niza dota de
más poderes legislativos y de control al Parlamento y amplía a un mayor número de ámbitos
la votación por mayoría cualificada en el Consejo. Se modificó más tarde para adaptarlo a la
nueva ampliación de la Unión con diez nuevos candidatos (República Checa, Hungría,
Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre y Malta). Además, se
aprobó la Carta de Derechos Fundamentales. En 2002, tras entrar en circulación el "euro"
en doce países, entre ellos España, se puso en marcha la Convención Europea encargada
de redactar una Constitución, presentada oficialmente en 2003.

1.8. La Ilusión Frustrada: del Proyecto de


Constitución Europea Al Tratado de Lisboa (2004 en
Adelante)
El Tratado de Lisboa dio sus primeros pasos como proyecto constitucional a finales de 2001
(«Declaración sobre el futuro de la Unión Europea» o «Declaración de Laeken» del Consejo
Europeo) y fue tomando forma en 2002 y 2003 en el marco de la Convención europea que
elaboró el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa (Tratado
constitucional) (1.1.4). El proceso que condujo al Tratado de Lisboa fue la consecuencia del
resultado negativo de dos referendos sobre el Tratado constitucional celebrados en mayo y
junio de 2005. En respuesta a este revés, el Consejo Europeo decidió concederse un
«período de reflexión» de dos años. Por último, sobre la base de la Declaración de Berlín de
marzo de 2007, el Consejo Europeo de los días 21 a 23 de junio de 2007 aprobó un
mandato detallado para una nueva Conferencia Intergubernamental (CIG) bajo la
Presidencia portuguesa. La CIG concluyó su trabajo en octubre de 2007. El Tratado se firmó
el 13 de diciembre de 2007 durante el Consejo Europeo de Lisboa y ha sido ratificado por
todos los Estados miembros.

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