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“Dios, que gobierna todas las cosas con

sabiduría y suavidad, y que no


acostumbra a forzar la inclinación de los
hombres, queriendo comprometerme a que
tomara por entero el cuidado de las
escuelas, lo hizo de manera totalmente
imperceptible y en mucho tiempo; de
modo que un compromiso me llevaba a
otro, sin haberlo previsto en los
comienzos.”
(OC, MSO 6)
LA VOCACIÓN LASALLISTA
La vocación es siempre una respuesta personal a la llamada de Dios. Es
Él quien toma la iniciativa. Uno de los elementos clave de una “cultura
vocacional” es el reconocimiento de que Dios llama a todos y lo hace
continuamente…
Vivimos nuestra vocación lasaliana
como religiosos o seglares, hombres o
mujeres, célibes o casados, en la
diversidad de culturas y contextos que
conforman el mapa lasaliano del
mundo, ya sea como católicos,
cristianos, miembros de otra tradición
religiosa u otras creencias, y todos
compartimos el mismo compromiso
por la dignidad de las personas. El
Espíritu sopla donde quiere y sus
carismas, sus dones, superan cualquier
tipo de estructura.
La Familia Lasaliana vive la vocación lasallista a través de diferentes
modalidades:
a. Institutos de vida consagrada: Hermanos de las Escuelas Cristianas, Hermanas Guadalupanas de La
Salle, Hermanas De La Salle, Siervas Lasalianas de Jesús.
b. Asociados y diferentes formas de fraternidades (Hermanos y seglares) con compromiso
público: fraternidades Signum Fidei, Fraternidades educativas La Salle y comunidades de Asociados.
c. Personas que integran compromiso personal, espiritualidad y otras características fundamentales de
la Asociación con alguna forma de reconocimiento, pero sin compromiso público.
d. Organizaciones reconocidas por el Instituto o el Distrito, o por la propia Familia Lasaliana: la Unión
Mundial de Antiguos Alumnos Lasalianos (UMAEL), el Movimiento de Jóvenes Lasalianos,
la Asociación Internacional de Universidades Lasalianas (AIUL) el Club San Benildo, el Club de Madres
Lasalianas, etc.
e. Otras personas comprometidas con la misión educativa lasaliana: educadores, padres, catequistas,
voluntarios, animadores deportivos y de ocio, personal de administración y servicios, alumnos.
f. Otros grupos, como Benefactores y Afiliados del Instituto FSC
Educar en y
para la vida EL ESPÍRITU DE FE
“En la triada clásica de La Salle, la fe
consiste en “no mirar nada sino
“La educación lasallista está
con los ojos de la fe, no hacer nada sino
vinculada estrechamente a la vida
porque parte de experiencias vitales
con la mira puesta en Dios, y
y porque prepara para una inserción atribuirlo todo a Dios”. Esta tríada ha
exitosa en la sociedad, especialmente sido releída en la actualidad
en el ámbito laboral”. como contemplación, discernimiento y
abandono, respectivamente”
CELO ARDIENTE = PASIÓN
Pues el ardiente celo que tienen
de salvar las almas de los que
deben instruir, es lo que ha
debido llevarlos a sacrificarse y
consumir toda su vida darles
educación cristiana, y para
ADN LASALLISTA 7

procurarles en este mundo la


vida de la gracia, y en el otro, la
vida eterna (Med 201,3).

ADN
F RAT ERN I D A D
El carisma lasaliano es un
don que recibimos del
Espíritu Santo a través de
nuestro Fundador y de los
primeros Hermanos, que nos
permite descubrir, valorar y
responder a las necesidades
educativas humanas y
cristianas de los niños,
jóvenes y adultos de cada
momento histórico,
especialmente de los más
necesitados. Somos
colaboradores al servicio del
Reino de Dios.
El carisma es participativo y abierto, y se comparte porque genera un vínculo espiritual especial entre
muchas personas de diferentes tradiciones de fe. Es una familia carismática más en el itinerario hacia
Dios como un solo pueblo.
La vocación Lasallista y su misión educadora es realizada por los Lasallistas, Seglares y
Religiosos, que han aceptado la llamada de Dios a construir su Reino por medio de la
educación Cristiana. Por ello se preocupan para que cada una de las obras educativas que
animan sean auténticas espacios de salvación.
La llamada de ser entre ellos y con ellos corazón, memoria y garantía del carisma lasallano
(R. 57)
Los más de trescientos años de historia lasaliana se deben en parte a que los
lasallistas se sienten corazón y memoria de este carisma, que es obra de Dios. Y se
sigue enriqueciendo cuando:
• Se comparte la forma de ver el mundo y la
espiritualidad «con los ojos de la fe».

• Las personas se comprometen reconociendo


la interrelación entre fe, cultura y vida
según las exigencias del mundo
contemporáneo.

• Hay promoción humana y formación


integral de niños, jóvenes y adultos,
especialmente de los más necesitados.

• Los lasalianos viven en comunión, en una


comunidad que está constituida «juntos y
por asociación», respondiendo de forma
carismática a los desafíos de la misión
educativa.
• Las comunidades se convierten en
lugares donde se comparten la fe
y la experiencia de Dios, donde
se lleva a cabo una lectura
compartida de los signos de los
tiempos y se escuchan
atentamente las diversas
opiniones y se disciernen las
respuestas concretas a estos
desafíos.

• Las relaciones fraternas, cercanas


y de apoyo crean un sentimiento
de pertenencia.

• Hay compromiso con las


necesidades educativas de nuestro
mundo y con la lucha por los
derechos humanos, la justicia, la
paz y la integridad de la creación.

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