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EL NIÑO Y EL LENGUAJE DEL CUERPO Y DEL MOVIMIENTO

El niño constantemente se está moviendo y experimentando con el cuerpo. Y esta práctica


la efectúa con total libertad, sin ningún tipo de inhibiciones, estando en la casa, en la
escuela, en la consulta médica o en cualquier sitio donde sienta la necesidad de probar o
confirmar diferentes gestos y acciones físicas. A veces lo realiza en forma parcial y
localizada, usando tan sólo la musculatura facial, con graciosas muecas; otras tantas,
balanceando brazos, practicando torsiones o con pequeños movimientos de manos y
dedos que se entrecruzan, se chocan o van al aire, danzando como títeres. Igualmente, es
común ver ese cuerpo hecho un ovillo que rueda libre de un lado a otro o, también, usado
como una gran mole avanzando, desplazándose pesadamente. Y para lograr ese efecto de
enormidad y peso, el niño abre sus brazos, expande el tórax, amplía la base de
sustentación, separando al máximo las piernas y da lentas y profundas zancadas,
flexionando rodillas; e incluso agudiza la mirada y emite sonidos con diferentes timbres y
alturas. Usa todas las posibilidades que le permite el cuerpo en forma integral.

Así, entonces, gracias a su exquisita curiosidad e imaginación y con la intervención precisa


de distintas partes de su anatomía, puede sentirse dueño de palomas que danzan bajo el
cielo, convertirse en gracioso bicho bolita o verse transformado, repentinamente, en un
monstruo terrible, capaz de dominar el mundo. Nos comenta al respecto, Daniel Denis:

"En verdad el movimiento no es portador de una riqueza que lo sobrepasa, sino que es
portador de una riqueza que sobrepasa...al observador, y que lo sobrepasa porque este
trata de descifrar el movimiento según un modelo establecido de conformidad con las
normas de una lógica que sea justamente adecuada a su expresión. El modelo motor
refleja la impotencia del pedagogo para descifrar manifestaciones motrices (que le son
ininteligibles desde el punto de vista de su propio sistema de análisis)". (Denis; 1980.)

Sus juegos, individuales y grupales, están cargados de imaginación, sentimientos,


emociones, energía y creatividad, con variadas líneas y múltiples formas corporales, que
tienen para él una enorme importancia y significado, ya que cualquier intención e
intensidad de movimiento, o de nivel corporal usado, no representan para él lo mismo. O
por lo menos cualquier resultante no le da igual. Basta para ello, pues, observar con
detención: cada uno de los movimientos, cada gesto, cada acción, por demasiado simples
que nos parezcan - desde afuera del mundo infantil - forman parte de un lenguaje muy
completo y complejo a la vez. El Lic. Esteban Levín, dice:

"El discurso corporal es parte del lenguaje tomado éste como una estructura donde
opera el sujeto". (Levín, 1987.)

Experimentar con el movimiento significa para el niño algo muy serio y esencial, pues
debe buscar en su interior qué quiere o qué necesita decir con ese cuerpo; por lo tanto, en
estos juegos se manifiesta todo su mundo interior, sensitivo, afectivo y emocional. Por eso
se dobla, se estira, da saltos, se agacha, gira, se tira al piso y rueda, o repite
incansablemente una secuencia de movimientos improvisados, a veces, o inventados al
pasar; otros internalizados y probados con anterioridad, que le producen alegría y placer
por el sólo hecho de experimentarlos, repetirlos o articularlos entre sí. Los especialistas L.
Grondona y N. Díaz, dicen:

"En Expresión Corporal es fundamental producir claras y precisas respuestas desde el


lenguaje del movimiento, y es la composición la que posibilita creaciones accesibles y
compresibles para uno mismo y para los demás" (Grondona y Díaz; 1999.)

Y ese cuerpo moviéndose está hablando, se expresa. Ese cuerpo "dice" algo, nos "cuenta"
cosas, "relata" experiencias o planifica acciones futuras; por lo tanto, no es una casualidad
que la Expresión Corporal, como una asignatura con importantes contenidos, forme parte
de los CBC para la EGB. Julio César Beltzer, en las Orientaciones Didácticas del Nivel Inicial
para la Provincia de Santa Fe, aclara:

"Una cualidad específica de la Expresión Corporal es la creatividad, que supone tener en


cuenta aspectos tales como la flexibilidad, la fluidez, la originalidad, la redefinición de
problemas con soluciones divergentes y la redefinición de los objetos". (Beltzer, 1997.)

LA EXPRESIÓN CORPORAL EN LA EDUCACIÓN: INTENTANDO ALGUNAS DEFINICIONES


DESDE LA ESCUELA ESPECIAL Y DESDE EL TRABAJO CON NIÑOS DE CAPACIDADES
DIFERENTES

Nos encontramos ante una disciplina de la que se habla demasiado, pero que, en
definitiva, su aplicación es insuficiente, aún, luego ya de varios años de estar trabajándose
con los nuevos contenidos curriculares desde el área artística, muy desconocida para
muchos y, tal vez, la más ignorada en las instituciones educativas. Pero, ¿qué es esta
llamada Expresión Corporal? ¿Que significa la misma, en qué consiste y para qué sirve?
¿Qué rol cumple en la educación del niño con NEE y cuál es su importancia en los procesos
de enseñanza-aprendizaje?

Al interior de cualquier currícula educativa que examinemos, la Expresión Corporal, se


define, por lo general y no únicamente, como una disciplina artístico-expresiva, didáctico-
expresiva y/o, también, comunicativo-expresiva, ya que permite aprender, investigar,
representar o que nos expresemos y comuniquemos a través del lenguaje del cuerpo y del
movimiento, mediante saltos, muecas, señas, piruetas, giros, sonidos, palabras, gestos,
etc.; con ritmos, intensidades e intenciones muy disímiles entre sí, pero que hacen a un
todo comprensible y decodificable para quien observa.

Sin embargo, de igual forma, la misma, también está estrechamente ligada a la danza libre
(o danza creativa), a la pantomima, al teatro corporal o teatro-danza, aunque no presenta
las rígidas limitaciones del ballet clásico o la danza tradicional y goza de mayor libertad
que el teatro de actores.
Esta disciplina se puede exponer y presentar como un producto final, luego de haber
trabajado sobre una idea preestablecida, en forma individual o conjunta, una historia real,
fantástica o inventada colectivamente; como así también improvisarse desde un tema a
elección o ser utilizada para resolver diversos conflictos al interior de un grupo. También
permite usar música de fondo - grabada o en vivo- o incorporar para su desarrollo tan sólo
percusiones o bases rítmicas; como así también actuar en silencio, usando únicamente el
sonido que producen los distintos cuerpos al deslizarse. De igual manera, nos ofrece la
posibilidad de accionar con objetos reales e imaginarios, luces y escenografía, pero, por
sobre todas las cosas, nos brinda la mágica oportunidad de explorar al máximo el lenguaje
expresivo de cada una de las partes, por más negadas que están, de nuestra anatomía.

En un cuerpo que acciona (libremente o guiado) podemos distinguir diferentes líneas y


direcciones, pesos continuos o modificables, mayor y menor base de sustentación,
diversas calidades de movimiento (cortados y ligados, centrales o periféricos), distinto
tono muscular (no es igual alzar una silla que una hoja o abrir una puerta que una cajita
de cartón), diversos apoyos (totales y parciales), niveles (alto, medio, bajo), múltiples
ritmos (rápidos, lentos, etc.) que dan al movimiento mayor o menor energía,
innumerables formas (abiertas y cerradas),etc., y todo este amplio bagaje de recursos
corporales se pueden incorporar a una coreografía, a un cuento relatado desde lo gestual,
o a otro tipo de trabajo corporal (teatral, pantomima, etc.) inventado por los propios
chicos. Dice, Perla Jaritonsky:

"Es importante que el educando transite en sus experiencias por distintas energías
corporales, que reconozca sus articulaciones, sus zonas blandas y duras, y vivencie las
distintas sensaciones de este descubrir sensible". (Jaritonsky. "HABLANDO DE RECETAS".
REVISTA "SER Y EXPRESAR". AÑO 1, N° 5. Bs. As; 1992.)

Sin embargo, todo aquel bagaje de movimientos, destrezas corporales y gestos


significativos el niño no los adquiere exclusivamente en la escuela; puesto que, muchos de
ellos, y probablemente los más importantes, los trae incorporados desde la génesis, ya
que ese "bebé" in útero se gira, nada, patea, se estira, se encoge, se chupa los dedos y
recorre aquel espacio orientándose, perfectamente, dentro de él. Es capaz de diferenciar
temperaturas y reconocer texturas que pueden provocarle placer o rechazo. Es decir, el
cuerpo, es una importante herramienta para la adquisición, apropiación, construcción,
modificación y transferencia de los conocimientos, pues los primeros aprendizajes parten,
precisamente, de ese cuerpo, del constante movimiento y de la exploración que él mismo
hace del medio que lo rodea. Entonces, ya podríamos afirmar, primeramente, que el
entorno es el mejor material didáctico que tiene el niño para apropiarse de los diversos
saberes y el cuerpo, el instrumento perfecto. Raúl Ageno, tomando las palabras de Sara
Pa_n, dice:

"El cuerpo es un mediador y sintetizador de los comportamientos necesarios para la


apropiación del medio, acumula experiencias, adquiere destrezas, automatiza
movimientos, es la sede de las coordinaciones perceptomotoras que son la base de todo
aprendizaje". (Ageno. "LA PROBLEMÁTICA DEL APRENDIZAJE" Cuadernos de Psicología y
Psicoanálisis N° 6 U.N.R.; 1991.)

Es imprescindible señalar que desde la séptima semana de gestación, aproximadamente,


la piel del bebé presenta sensibilidad en lo que serán sus manos y cara. A partir de la
décima semana ya presenta sensibilidad en todo el cuerpo. Al nacer, goza con las caricias
que le prodigan sus mayores, percibe el calor del otro y responde a la mayoría de los
estímulos y contactos afectivos que le ofrece su entorno cotidiano. Así, pues, cuando el
niño ingresa a la escolaridad, viene cargado de numerosas sensaciones, experiencias y
conocimientos; por lo tanto, una correcta utilización de los lenguajes corporales y la
constante exploración del movimiento le permitirá conocer e interactuar mejor con el
medio que lo rodea.

Cuando la escuela especial le brinda al niño múltiples herramientas para que descubra las
más variadas posibilidades expresivas en este "hacer sensible", está fomentando en él el
interés por exteriorizar su mundo interior, a veces muy rico y bien estimulado; otras, muy
desconocido o poco explorado; algunas veces, con demasiadas limitaciones y carencias
por falta de estímulo, pero muchas veces sofocado por una familia que no puede o no
sabe como ayudarlo, o por un ambiente difícil, que no le asigna los medios adecuados
para su crecimiento, en todo orden de cosas.

Entonces, es aquí, es en este punto, y gracias al perseverante trabajo expresivo del cuerpo
en permanente búsqueda y movimiento - y otras veces en momentánea quietud - donde
el niño podrá elaborar, contar, descubrir o darse el gusto de soñar una historia vivida o
inventada por él mismo, la que luego podrá ser repetida, transformada o reformulada
para contarnos otra nueva.

Y así, sucesivamente, el niño, entre improvisación, búsqueda, exploración y construcción,


podrá apropiarse de todos los dominios expresivos que le ofrece este aparato maravilloso
y único que se llama cuerpo. La experimentación corporal promueve la creatividad del
alumno, al permitirle sentir e imaginar, transformando y transformándose.

¿Y QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA EXPRESIÓN CORPORAL EN LA ESCUELA, EN LOS


PROCESOS DE APROPIACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS?

La Escuela, y todo el sistema educativo, debería incorporar prácticas permanentes para


trabajar con mayor compromiso, respeto y profundidad el lenguaje corporal, tanto con
sus alumnos y docentes, como así también con su personal directivo, ya que el lenguaje
del movimiento y de la creación corporal, hay que aplicarlo y vivenciarlo desde lo
personal, a partir de la propia experiencia, para poder descubrirlo, sentirlo, internalizarlo y
comunicarlo, puesto que cada cual experimenta y registra sensaciones muy diferentes a
las del/ los otro/ s.
Al cuerpo, como herramienta para la apropiación de saberes, no podemos seguir
negándolo o dándole importancia y privilegiando tan sólo a determinadas partes de
nuestra anatomía. El cuerpo es un todo, completo, un mecanismo maravilloso de relojería,
el hecho armónico más perfecto que podamos imaginar, pero fragmentado, en principio,
por la equívoca creencia de que existen asignaturas para "hacer" y asignaturas para
"pensar", como si para ese "hacer" no hubiera que darle importancia y participación al
"todo" corporal. M. Penchansky y A. Eidelberg, afirman:

"La actividad corporal es dejada de lado como consecuencia del menosprecio de la


experiencia motriz como base para las adquisiciones intelectuales. Y las palabras y las
imágenes se convierten en los casi exclusivos canales de comunicación en las situaciones
pedagógicas". (Penchansky y Eidelberg; 1980.)

Al cuerpo, en verdad, no lo conocemos. Creemos, en educación, tener una profunda idea


de su anatomía y fisiología; le enseñamos al alumno a recitar órganos desconocidos con
sus funciones más primarias, sin embargo, no es suficiente. Si el niño no se conoce,
inicialmente, por fuera e ignora cómo funciona todo aquello que él puede ver, tocar y
sentir es, francamente, imposible que se imagine cómo es por dentro, aunque le
mostremos una lámina.

En mayor medida en nuestro sistema educativo, se utilizan tan sólo las palabras como
medio de expresión, aunque éstas no siempre son la expresión de lo que interiormente se
siente o se necesita. Las palabras son, pues, un reemplazo de la acción, a veces muy
necesario y valioso, por cierto, pero, en otras, terminan siendo, simplemente, un gran
obstáculo, sobre todo en la discapacidad, cuando tenemos alumnos que no pueden
exteriorizar con palabras sus emociones y sus afectos. Nos recuerda, Daniel Denis:

"Vemos así claramente afirmada la omnipresencia de la palabra en el cuerpo, un cuerpo


verdaderamente asediado por la palabra, un cuerpo sabio: cuerpo gramática, cuerpo
solfeo, cuerpo cálculo, cuerpo que no habla su lenguaje sino el lenguaje. Un cuerpo
hablado". (Denis; 1980.)

Si queremos romper o transformar la rigidez y el estatismo mal entendido con que la


escuela viene históricamente trabajando, habrá que comenzar a escuchar lo que nos dice
y nos pide el cuerpo de nuestros educandos y, de paso, si podemos o si es que nos
atrevemos, intentar darle, aunque sea poco a poco, un lugar preferencial, también, a
nuestro propio cuerpo no descubierto. Es este, pues, el mayor desafío que hoy le espera al
sistema educativo en general y muy particularmente a la escuela especial; sobre todo,
cuando a diario se plantean y discuten cambios, en profundidad, acerca de la aplicación y
el uso de variadas y novedosas herramientas para la construcción de los saberes.

El cuerpo está, falta la decisión. Como docentes, no podemos olvidarnos que los
aprendizajes son compartidos y que al poner nosotros mismos el cuerpo en juego, le
estamos ayudando al otro a construirse.
UN CUERPO TAPADO, UN CUERPO NEGADO, UN CUERPO SOFOCADO, UN CUERPO
TORTURADO

No conocemos el cuerpo, aunque lo llevamos a todas partes y carguemos toda una vida
con él. No conocemos nuestro propio cuerpo con todo su caudal de posibilidades y/o
limitaciones, como tampoco en la escuela enseñamos a descubrirlo y usarlo, quererlo y
respetarlo, a escucharlo. E incluso, en determinadas disciplinas, lo maltratamos y lo
exprimimos hasta el agotamiento, como es el caso de la rigidez de la Danza Clásica en
niños muy pequeños, puestos allá - mayoritariamente- por una frustración de los adultos.
Lo mismo sucede con determinados deportes o el uso indebido e indiscriminado de
aparatos para "mantenerse" en forma.

El cuerpo está siempre presente. Andamos con él, dormimos y nos levantamos con este
mismo cuerpo cada jornada, pero sin haber tomado conciencia de lo que eso significa. Y
este cuerpo, en realidad, nos sirve, día a día, para cada una de nuestras funciones y
actividades más vitales, como así también para las más pequeñas e insignificantes. Y casi
nos olvidamos que las formas más infinitas del placer y del dolor pasan por lo corporal.

En la Escuela Especial, en muchas oportunidades, encontramos niños carentes, en forma


total o parcial, de oralidad, otros hipotónicos, algunos hiperactivos y un porcentaje muy
elevado con notorios problemas físicos. No obstante, el cuerpo es el mismo. Y es capaz de
"decir", de "contar", de expresarse, de bailar libremente, creando su particular universo
del movimiento, su danza original. Los problemas corporales hay que resolverlos y no
deben transformarse en un impedimento para que el niño disfrute con su cuerpo. Leticia
González, señala:

"Es en el mismo hacer del cuerpo, en la experiencia con el movimiento, en la postura, en


la mirada, a través del dibujar, el jugar, del hablar, donde el niño construye y da a ver la
posición del cuerpo." (González. "LA PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EN EDUCACIÓN". REVISTA
"NOVEDADES EDUCATIVAS". AÑO 10, N° 96, Bs. As; 1998.)

Al abordar este tema, por lo general, en todo el sistema educativo se habla de Educación
Física, que es un área muy importante, pero es tan sólo una parte. También es frecuente
oír hablar, sobre todo en la Escuela Especial, de Psicomotricidad, no obstante, no es
suficiente. En estos momentos se agrega al currículo, integrando el área de Educación
Artística, la Expresión Corporal. Sin embargo, la disciplina misma y los contenidos de ella
son un misterio para cualquier educador, puesto que es el propio docente quien llega al
aula con un cuerpo desconocido, negado y muchas veces no aceptado; y si este maestro,
por desconocimiento o desinformación, desconfía de sus capacidades expresivas
corporales es imposible que pueda abordar este trabajo con plena libertad y de manera
creativa.

Entre el área de Educación Física, Psicomotricidad y Expresión Corporal, se podría producir


el equilibrio perfecto que con urgencia necesitamos y que en la escuela especial, ya sea
con discapacitados motores, sensoriales o intelectuales, sea usada como la primera
herramienta para la adquisición, apropiación, construcción y transferencia de los más
diversos saberes, pero sin intentar hacer de él "un cuerpo sabio" (un cuerpo múltiple, un
cuerpo "orquesta"), de acuerdo a lo que nos plantea Daniel Denis, como así tampoco, de
acuerdo a la crítica personal que hago de la escuela, dejarlo a la deriva, en la constante
comodidad del "laissez faire", ya que puede resultar o volverse confuso, al no presentar
una consigna precisa.

Es imprescindible trabajar con perseverancia para llegar a un cuerpo escuchado, un


cuerpo aceptado, un cuerpo querido y respetado, pero, por sobre todo, un cuerpo propio,
liberado de los estereotipos impuestos desde el actual modelo de cuerpo perfecto que se
ha instalado con fuerza en nuestra sociedad de consumo.

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