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4 Encuentro Iglesia en Salida
4 Encuentro Iglesia en Salida
Oración inicial: Jer 23, 1.4. El texto para la oración, pertenece, al estudio que se hará
en este encuentro sobre la imagen del pastor en el Antiguo Testamento.
Contenido.
A. La oración contemplativa y el discernimiento vocacional.
Primera etapa: contemplación externa. Se llama así porque se trata de mirar desde
Fuera, atendiendo a los personajes, a los acontecimientos. Este suele ser el primer paso
porque es más superficial. Se parece a la actitud con la cual vemos el cine o
participamos en una función de teatro. Ves algo que te impacta, puede llegar a
conmoverte, pero no te involucra. Puede ser intenso en el momento, pero después queda
en el plano de los recuerdos, como algo del pasado y, sobre todo, como algo que queda
allá, en la pantalla o en el escenario. Las escenas se suceden rápidamente, y pasan.
Seguramente los discípulos pasaron por este primer tipo de contemplación. Miraron a
Jesús, escucharon su voz. Les habrá impresionado, sobre todo por su personalidad. Pero
sólo como desde fuera. Habrán comentado con sus parientes y amigos que conocieron al
Maestro de Nazaret, como quien conoce a un personaje famoso. El discípulo en este
momento está entre la multitud. No se acerca. Aún no se da a conocer personalmente.
Los discípulos nos reportan el momento en el cual entraron en esta contemplación más
profunda del maestro. Cuando se vieron involucrados y empujados a irse con él, porque
comenzó a ser una presencia trascendente en su vida. Se da en el momento en que Pedro
vislumbra la divinidad de Jesús y exclama: apártate de mí, que soy un pecador (Lc 5, 8).
En el relato de Juan se expresa así: Se fueron con él, vieron donde vivía y pasaron aquél
día con él. Eran como las cuatro de la tarde (Jn1,39). Muchas veces habrán quedado
profundamente impactados por las actitudes y las palabras de Jesús, que se
transformaron en recuerdos imborrables en su memoria.
Tercera etapa: contemplación interior. Llega un momento en que la actitud
contemplativa penetra en la interioridad de la persona que es contemplada: sus
sentimientos, sus intenciones, sus motivaciones. Ya no se trata de mirar desde fuera,
sino desde dentro, para intentar comprenderla. Por eso se le puede llamar contemplación
interior. Aquí se hace más lenta, morosa, afectiva. Adquiere un sentido sagrado,
religioso. Es más o menos lo que ocurre cuando contemplas el sufrimiento de una
persona amada. Quisieras meterte en su corazón y solidarizarte con ella. Adivinas lo que
necesita y te pones a su servicio. Haces un esfuerzo por compartir su vida afectiva en la
medida en que esto es posible. También ocurre ante las grandes energías vitales que se
ponen en juego en el amor, en el compro-miso social, en el arte.
Cuarta etapa: contemplación global. Es esa mirada que tendemos sobre los
acontecimientos más importantes de nuestra vida. Intentas hacer una síntesis de lo
ocurrido y sacas las consecuencias prácticas para el futuro. Nos ocurre cuando ha
pasado una fiesta, o un encuentro con personas queridas, o después de un viaje, o
después de una muerte. Aquí ya no son los detalles los que ocupan tu atención sino el
sentido de lo ocurrido en su conjunto. Vuelves sobre las imágenes y los recuerdos, pero
ahora los interpretas. No es raro que surjan en ti sentimientos como la gratitud, y el
deseo de un compromiso futuro.
Los discípulos vivieron esta cuarta etapa en torno a las apariciones de Jesús resucitado.
su mismo cuerpo era una especie de síntesis viva de los acontecimientos: aparece con
las marcas de la cruz. No eran los detalles físicos, sino la contemplación interior, en la
cual brotan los sentimientos aún con mayor profundidad. La alegría incontenible, el
gozo desprendido por el bien del amado, la gratitud profunda, la certeza de hallarse ante
el misterio, el amor incondicional a su persona. Es el momento en que comienzan a ser
apóstoles.
La contemplación, con el proceso que se ha descrito, marca también los caminos del
discernimiento vocacional. Existe un primer discernimiento que tiene que ver con el
seguimiento "externo" de Jesús, muy impregnado de emociones pero con un
conocimiento superficial del Maestro. Es lo que quizá ocurrió en el momento de tu
ingreso al seminario. Hay un segundo discernimiento, en el que descubres con más
precisión los comportamientos de Jesús y con ellos caminos más concretos para su
seguimiento. En un tercer momento te identificas con la interioridad de Jesús y
descubres la importancia de buscar una transformación interior. Al final estableces una
unión definitiva con él, en la cual ya todo lo tuyo le pertenece, como Pedro en su
segunda llamada.
Para esta ocasión se han reservado textos del profeta Jeremías: Jer 2, 8-9. Jer 3,
14-17. Jer I0, 17-22. Jer 23, 1-4. Jer 25, 34-37. Jer 31, 10-11.
Después del estudio personal y de la puesta en común, se explican las siguientes ideas.
Tienen que ver más con el "ser" del pastor. Para poder ejercer la función de pastor es
necesario cultivar una identidad.
Aparece un conjunto de situaciones del pueblo a las cuales Dios responde con la
promesa de enviar pastores, y que subrayan la centralidad y globalidad de este enviar
destinar personas. El envío de verdaderos pastores está rodeado de una gravedad grande
en los textos. Está en juego:
Participar del ministerio pastoral significa, pese a todas las debilidades, identificar la
propia existencia y darle unidad desde los sentimientos-opciones del irrenunciable amor
de Dios por su pueblo. El don que Dios promete: les daré pastores según mi corazón, se
concreta en la mediación sacramental de pastores que él acredita y que con un corazón
semejante al suyo, es decir, que comparte la identidad amorosa de Dios que se revela
así, como amor irrenunciable, son el signo elocuente de su fidelidad. El signo es la
persona con sus opciones, sus actitudes profundas, y sólo secundariamente con su
actividad. Estas personas enviadas se erigen como garantía de la fidelidad de Dios a su
pueblo.
Consignas.
Continuar haciendo oración con los textos de la imagen del pastor en el A.T. Escuchar
la voz de los sencillos, ya sea en el apostolado, en la familia o en otro grupo: ¿Qué
esperan del sacerdote? ¿Qué actitudes desearían ver en él?