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El dilogo de Jess nos hace ver al Padre, nos hace ver el misterio, que Dios
es amor. Dios puede amarnos a nosotros, sus creaturas, porque es amor en si
mismo, un Yo y un Tu, y la unidad del Yo y del Tu por amor, Dios Trinidad,
Padre, Hijo y Espritu Santo. En el Hijo vemos al Padre, en el Hijo vemos
tambin al Espritu Santo. No es posible distinguir al Espritu prescindiendo del
Hijo, sino solo sumergindose en El. Cuando ms nos acercamos a Jess,
tanto ms nos acercamos al Espritu y el Espritu se acerca a nosotros. San
Juan lo dice con una imagen elocuente, cuando describe la primera aparicin
de Resucitado a los Once: El Espritu es el respiro del Hijo y lo recibe cuando
nos acercamos al Hijo y recibimos su hlito (Jn 20,19-23). Aqu resuenan
algunos conceptos que los Padres elaboraron en su reflexin sobre la
naturaleza del Espritu Santo: en forma distinta que para el "Padre" y el "Hijo" el
nombre de la tercera Persona divina no expresa nada de especfico, sino que
nombra aquello que es comn a Dios. Pero es as que emerge aquello que es
propio de la tercera Persona! La comunin, la unidad entre el Padre y el Hijo, la
unidad en las personas. Padre e Hijo son una nica cosa en cuanto que van
ms all de si mismos: son un Uno en el Tercero, en la fecundidad de donarse.
En el Evangelio de Juan, Judas Tadeo hace al Seor una pregunta que todos,
de una manera u otra nos hemos puesto. Entendi de las palabras del Seor
que l se manifestar en la condicin de Resucitado solo a los discpulos. Por
eso se pregunta: "Seor, por qu te vas a manifestar a nosotros y no al
mundo?". La respuesta de Jess parece eludir el interrogativo: "Si uno me ama
ser fiel a mi palabra y mi Padre lo amar y nosotros vendremos a l y
moraremos en l". En verdad, es justo esta la respuesta que debe ser dada a
la pregunta del discpulo y al problema que nosotros nos ponemos con
respecto al Espritu. Nosotros no podemos indicar al Espritu de Dios as como
se indica una mercadera. Lo puede ver solo quien lo lleva dentro de si mismo.
Aqu ver, venir y habitar son inseparables una de la otra. El Espritu Santo
habita en la palabra de Jess, pero esta palabra no se la obtiene mediante un
simple discurrir sino observando aquella que ella impone y realizndolo en la
propia vida. l vive en la vida vivida, porque es la vida de la Palabra.
FUENTE: elclaustromedieval.blogspot.com.es