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INTRODUCCIÓN

Toda relación humana está expuesta a conflictos de múltiple índole, en el que

están en juego intereses diversos.

A medida que el hombre ha ido evolucionando ha tratado de encontrar diversos

medios para solucionar sus diferencias, hasta llegar al ordenamiento jurídico para

garantizar condiciones de vida y normas de conducta dentro de la sociedad, con el

fin de mantener la fuerza y evitar la violencia como métodos orientados a la

administración de justicia, a través de un tercero imparcial que dirima sus

confrontaciones.

Platón enseñaba que "que el mayor bien para el estado, no es la guerra ni la

sedición, sino la paz y la buena inteligencia entre los ciudadanos. Pero como la

existencia de intereses contradictorios forman parte de la naturaleza del grupo, el

estadista ha debido crear sistemas que pongan remedio a los disensos, obligando

a los miembros a observar ciertas reglas y previendo que en caso de presentar

desavenencias, un tercero zanje las disputas. Es indispensable que se

establezcan tribunales para cada sociedad y jueces que decidan sobre la marcha,

las diferencias que se susciten. Tribunal que estará compuesto por los jueces mas

íntegros que sea posible encontrar. Un estado no sería estado si lo que concierne

a los tribunales no estuvieses arreglado como es debido".

El estado crea el derecho para justificar el carácter público de la entidad

jurisdiccional, toda vez que al imponer la obligación debe respetarla, lo que se

traduce en una acción coercitiva de imposición, así pues en las organizaciones


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sociales modernas, el estado tiene la facultad de proveer los órganos que

resolverán esas situaciones de conflicto que alteran el orden social, para mantener

la tranquilidad pública.

Surge entonces la jurisdicción, actividad destinada a restablecer el orden jurídico,

alterando por conductas humanas contrarias a la norma establecida.

En una sentencia se aplica la imposición de una conducta específica a las partes,

que están obligadas a cumplirla bajo amenaza de obtenerla en forma coactiva en

caso de resistencia.

Lo importante en el derecho no solamente radica en resolver el conflicto, sino la

forma como se resuelve, por ello cuando un sistema judicial es deficiente, no

cumple su función a cabalidad, se convierte en una ficción corriendo el riesgo de

retroceder al pasado, en que el hombre ejercía la justicia por su propia mano,

haciendo imposible la convivencia social. Ello explica porque la necesidad de

encontrar otras formas alternativas que puedan proveer las soluciones que el

sistema público no está en condición de brindar.

El arbitraje puede ser una de las formas a través de la cual las personas

encuentren el acceso a una justicia eficiente administrada por las mismas partes,

dentro de su esfera de libertad y en el marco de sus derechos disponibles (art. 58

y 62 de la constitución 1993).

Si bien es cierto que descongestionaría la pesada carga procesal, no podemos

concebirla como un competidor de la vía judicial, sino más bien como una vía

complementaria, en el entendido que el arbitraje no es válido para cualquier clase

de litigio o bajo cualquier circunstancia.

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Es regla general que en un litigio que verse sobre orden publico las partes no

podrán recurrir al arbitraje, puesto que es de competencia del poder judicial.

Desde la producción de ciertas medidas probatorias hasta la ejecución forzosa del

laudo, el arbitraje requiere de la colaboración de los jueces. Es más, si obtenido el

laudo se presentan demoras o trabas en la etapa de la ejecución judicial en la

práctica, las deudas originalmente controvertidas y previamente reconocidas en el

laudo, quedaran diferidas en el tiempo. Por tanto debemos ser concientes que el

arbitraje debe convivir con la justicia en forma armónica, manteniendo una

estrecha relación y un respeto mutuo entre ambos sistemas.

Importancia del Arbitraje

El estado reconoce a las decisiones arbitrales el valor de la cosa juzgada

posibilitando para su cumplimiento los procedimientos de ejecución de sentencias.

El art. 83 de la ley Nº26572, prescribe que el "el laudo arbitral consentido o

ejecutoriado tiene valor equivalente a la de una sentencia y es eficaz y de

obligatorio cumplimiento desde su notificación a las partes. Si lo ordenado en el

laudo no se cumple por la parte o partes a quienes corresponda hacerlo, el

interesado podrá solicitar su ejecución forzada ante el juez, especializado en lo

civil del lugar de la sede del arbitraje que corresponda".

Debe tenerse presente que los árbitros no tienen el "imperium", propio de los

magistrados del poder judicial, sin embargo los jueces tienen la obligación de

hacer cumplir los laudos en las que ha participado el arbitro.

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1. CONCEPTO DE ARBITRAJE

Es un proceso en el cual se trata de resolver extrajudicial las diferencias que

surjan en las relaciones entre dos o mas partes, quienes acuerden la intervención

de un tercero (arbitro o tribunal arbitral), para que los resuelva.

De todas las instituciones antes mencionada, el arbitraje es el que mayor

aproximación tiene con el modelo adversarial del litigio común.

Es un mecanismo típicamente adversarial, cuya estructura es básicamente la de

un litigio. El rol del arbitro es similar al del juez; las partes le presentan el caso,

prueban los hechos y sobre esa base decide la controversia. Sin embargo, no

obstante sus similitudes el arbitraje mantiene con el sistema judicial una gran

diferencia, la decisión que pone fin al conflicto no emana de los jueces del estado,

sino de particulares libremente elegidos por las partes.

A diferencia de la conciliación y mediación, el tercero neutral no ayuda ni colabora

con las partes a efectos de resolver el conflicto mas bien impone una solución

vía Laudo Arbitral, que tiene efectos de sentencia judicial.

El arbitraje se llega generalmente en forma voluntaria a través de cláusulas

mediante las cuales las partes deciden someter determinadas cuestiones a ser

resueltas por el árbitro en lugar de acudir a la justicia ordinaria.

Nuestra constitución vigente de 1993, en su art. 138 establece: "la potestad de

administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el, poder judicial a través de

sus órganos jerárquicos con arreglo a la constitución y a las leyes", y en su art.

139 señala: "no existe ni puede establecer jurisdicción alguna independiente, con

excepción de la militar y la arbitral", de igual modo el art. 62 preceptúa: "los

conflictos derivados de la relación contractual solo se solucionan en la vía arbitral


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o en la vía judicial, según los mecanismos de protección previsto en el contrato o

contemplados en la ley", finalmente en relación al propio estado, en la parte final

del art. 63 dispone: "el estado y las demás personas de derecho publico pueden

someter las controversias derivadas de relación contractual a tribunales

constituidos en virtud de tratados en vigor. Pueden también someterlas a arbitraje

nacional o internacional en la forma en que disponga la ley".

Como vemos la constitución al tiempo que garantiza el acceso a la justicia

ordinaria, permite a los particulares y aun al estado, a dejar de lado ese medio

recurriendo al arbitraje como formula alternativa.

Por lo demás el estado reconoce la decisión arbitral el valor de cosa juzgada,

considerando para tal efecto el procedimiento de ejecución de sentencia judicial,

como expresamente señala el art. 83 de la ley Nº26572, "el laudo arbitral

consentido o ejecutoriado tiene el valor equivalente a una sentencia y es eficaz y

de obligatorio cumplimiento desde su notificación a las partes. Si lo ordenado en el

no se cumple por la parte o partes a quienes corresponda hacerlo, el interesado

podrá solicitar su ejecución forzada ante el juez especializado en lo civil del lugar

de las sede del arbitraje que corresponda".

Sin lugar a dudas el arbitraje no pretende reemplazar a los jueces ni mucho menos

desmerecerlos, antes bien complementan el papel que desempeñan dentro de la

sociedad.

Dado el origen privado del arbitraje, es que las partes pueden designar el árbitro o

tribunal arbitral, según sea el caso.

Existen particularidades de la figura que admiten presentarlos conforme al sistema

donde vayan a insertarse.


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- el arbitraje voluntario proviene de la libre determinación de las partes, sin que

preexista un compromiso que los vincule.

- el arbitraje forzoso en cambio viene impuesto por una cláusula legal o por el

sometimiento pactado entre las partes antes de ocurrir el conflicto.

A su vez elección de la vía supone recurrir a árbitros libremente seleccionados o

bien designar a un organismo especializado (arbitraje institucionalizado).

La decisión del laudo obliga pero no somete, es decir determina efectos que

vinculan el derecho de las partes, pero la inejecución no tiene sanción de árbitros.

En todo caso son los jueces ordinarios quienes asumen la competencia ejecutiva.

2. CONVENIO ARBITRAL

Es el acuerdo voluntario entre las partes para solucionar sus diferencias, que

surgen de una relación contractual o no contractual que sean o no, materia de un

proceso judicial, sujeta a requisitos generales establecidos en la legislación civil

para la validez de los contratos.

La ley de arbitraje considera este principio en materia de convenio arbitral,

exigiendo la forma escrita, bajo sanción de nulidad. En la forma de una cláusula

inserta en el texto del contrato, o bajo la forma de un acuerdo independiente.

El objeto del convenio arbitral debe ser lícito y posible. La ley de arbitraje ha

regulado las materias susceptibles de someterse a arbitraje, como son las

materias determinadas o determinables sobre la que las partes tengan la libre

disposición; exceptuándose las cuestiones que verse sobre el estado o capacidad

civil de las personas, ni las relativas a bienes o derechos de los incapaces, sin la

previa autorización judicial. Aquellas sobre las que ha recaído resolución judicial

firme, salvo consecuencias patrimoniales provenientes de su ejecución.


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En cuanto se refiere a las partes del proceso; las que interesan al orden público, o

que versen sobre delitos o faltas, sin embargo, cabe arbitrarse respecto a la

cuantía de la responsabilidad civil cuando no ha sido fijada en resolución judicial

firme.

En una palabra no son competentes los arbitras en las que este interesado el

orden publico.

Cuando existe un convenio arbitral, ya no es competente el juez en lo

jurisdiccional, debiendo declinar su avocación. Si el convenio es anterior evita el

proceso judicial, que pueda promoverse y si fuera celebrado estando pendiente un

tramite judicial, produce el efecto de extinguirlo (art. 1 de la ley Nº26572).

3. CUESTIONES APTAS PARA ARBITRAJE

Son aquellas divergencias producto de transacciones entre las partes vinculadas

por relaciones comerciales duraderas, en las que además de resolver el conflicto

puntual, es necesario mantener la relación en términos que les permita

seguir negocios en el futuro o lo que se originen en el comercio internacional, por

la publicidad que el arbitraje ofrece en cuanto a elegir no solo la persona de los

árbitros, sino el lugar donde se llevara a cabo el juicio, el idioma, el procedimiento,

etc.

La eficacia del arbitraje radica en la validez de la relación de la decisión que

emana del árbitro, en esa virtud el laudo, esta respaldado por la cosa juzgada y es

factible de ejecución al igual que una sentencia judicial.

A través del arbitraje las partes habrán sustituido el juicio de conocimiento y todo

el trámite que se requiere en la justicia para llegar a una sentencia en menor

tiempo, con menor costo con el mismo resultado.


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4. ARBITRAJE COMO JURISDICCIÓN ALTERNATIVA

Los jueces deben su jurisdicción a la constitución y al marco jurídico previsto para

la administración de justicia en el poder judicial. En el caso de los árbitros su

jurisdicción depende en forma mediata de la constitución y de la norma que

establece la administración de su sentencia particular de administración de

justicia, en la que los litigantes que los nombran para resolver un caso concreto,

los facultan a juzgar en forma inmediata. Su jurisdicción es limitada al no poder

pronunciarse sobre asuntos que no le han sido sometidos y deben laudar

(resolver), dentro de un plazo expresa o tácitamente concedido por las partes.

Por lo demás la jurisdicción de los árbitros, a diferencia de los jueces estables, no

es permanente ni genérica, sino limitada a cuestiones comprometidas y a un

tiempo determinado que las partes o en defecto de pacto expreso, le otorga para

la expedición del laudo.

Los árbitros no pueden ir mas allá de lo que las partes señalen en el convenio

arbitral o en su defecto, el que surja de las disposiciones legales supletorias (art.

48 de la ley Nº26572).

5. CLASES DE ARBITRAJE

Arbitraje institucional: en este arbitraje intermedia entre los árbitros una entidad

especializada que administra y organiza el trámite y presta servicios útiles para

resolver la controversia.

Se rige por una reglamentación al que se someten las partes, sin embargo se

valen de instrumentos cada vez mas ágiles, de modo de adecuar las reglas de las

necesidades de los usuarios surgiendo reglamentos de arbitraje común, u otras

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variantes como arbitraje acelerado, para optimizar la duración del proceso de gran

importancia para el tiempo como facto fundamental.

También hay otras formas Standard, para pactar el arbitraje a través

de modelos de convenio arbitral y todos los servicios de rutina para posibilitar su

arbitraje, como recibir y modificar las demandas, fijar los honorarios de los árbitros

y peritos, elegir los árbitros, resolver recusaciones contra ellos, sustituirlos por

vacancia o renuncia, fijar la sede del arbitraje o el idioma en que se tramitaran las

actuaciones y en general todo lo relacionado al proceso de arbitraje.

En el arbitraje libre o adhoc no existe ninguna institución que administre el

sistema; son las propias partes las que suministran las normas sobre las que den

actuar y todo lo necesario para que el arbitraje proceda.

Así les proveen de los mecanismos de elección de los árbitros, indican el lugar, el

idioma, los procedimientos a aplicar, métodos de coerción en caso de

incumplimiento, plazo para laudar y los recursos pertinentes que cabrían contra el

laudo.

La desventaja en este tipo de arbitraje esta que no habiendo intervenido una

entidad que preste el servicio administre el sistema e intermedie entre las partes,

cualquier diferencia que surja entre ellas será resuelta en sede judicial. Si las

partes no se ponen de acuerdo, sobre el árbitro tercero, si se produce una

recusación contra un árbitro, se debe reemplazar, si procede reemplazarle al

árbitro por renuncia, fallecimiento o irresponsabilidad al ejercer el cargo.

La elección de estos mecanismos deber ser puesta en conocimiento de las partes

sobre sus ventajas y desventajas.

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6. ARBITRAJE DE DERECHO O DE CONCIENCIA

Los árbitros se rigen por normas legales y deciden los asuntos litigiosos con

arreglo al derecho escrito.

En cambio el árbitro de conciencia puede dejar de lado la norma jurídica en el

proceso mismo como en la sustentación del laudo; es decir que resuelven de

acuerdo a su criterio, sin embargo esa discrecionalidad no es ilimitada puesto que

debe respetar el principio elemental de garantizar la defensa en juicio, en el que

debe tener en cuenta la equidad.

La ley da prioridad al arbitraje de conciencia, por cuanto contempla que en caso

de no haber pactado que el arbitraje sea de derecho, se tiene por entendido que

es de conciencia (art. 3 párrafo 3, ley Nº26572).

La diferencia entre ambas estriba en que en el laudo de derecho, cabe apelación

(art. 60 párrafo 1 ley Nº26572), en los laudos de conciencia, no procede ningún

recurso (art. 60 ultimo párrafo, ley Nº26572).

7. ARBITRAJE DOMÉSTICO O INTERNACIONAL

Esta calificación obedece cuando intervienen un estado o se vincula con más de

uno:

La ley de arbitraje Nº26572 Art. 91, define como arbitraje internacional cuando

existen los siguientes factores:

a) si las partes tiene al momento de celebrar el convenio arbitral domicilios en

estados diferentes.

b) si uno de los lugares siguientes esta situado fuera del estado en que las partes

tienen sus domicilios.

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b.1.- el lugar de arbitraje, si este ha sido determinado en el acuerdo de arbitraje o

con arreglo a el;

b.2.- el lugar de cumplimiento de una parte sustancial de las obligaciones de la

relación jurídica o el lugar con el cual el objeto del litigio tenga relación mas

estrecha.

8. LOS ÁRBITROS

El arbitro es la persona elegida por las partes para resolver una controversia, es

por ello la parte esencial del arbitraje mismo, todo el sistema gira en torno a el,

desde que en su integridad moral y buen criterio descansa la confiabilidad y la

eficacia del arbitraje como mecanismo de resolución de conflictos.

El árbitro debe reunir cualidades de idoneidad y experiencia, aplicando su

criterio personal y buen juicio, manteniendo la imparcialidad

e independencia frente a las partes.

9. EL ARBITRAJE EN EL DERECHO ROMANO:

La doctrina más autorizada atribuye al Derecho Romano la época en que el

arbitraje se configuró como un sistema organizado de impartir solución pacífica a

las controversias surgidas entre familiares o familias, con la intervención de

terceros imparciales que, conocidas las causas del conflicto, decían su última

palabra. Es la época en que el proceso judicial oficial aún no tenía presencia.

En ese sentido el Arbitraje puede ser entendido como la situación en que los

particulares en conflicto sólo estaban de acuerdo en escoger o elegir a un tercero


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imparcial investido de auctoritas, con el propósito que solucione la controversia o

disputa por lo que su decisión debía ser obedecida por los litigantes en conflicto.

Inicialmente este rol fue ejercido por el paterfamilias, que actuaba como tercero

imparcial. Luego su lugar fue ocupado por un tercero imparcial. Posteriormente

esta función fue atribuida a un árbitro al que las partes recurrían voluntariamente

para plantearles las disputas o conflictos mediante una ordalía; para finalmente

aceptar que las partes estén facultadas para elegir libremente al tercero imparcial

–árbitro- para que resolviera sus disputas o discrepancias.

Este sistema privado de “solución de conflictos” en la práctica operó hasta que el

crecimiento natural de la población y, por ende de conflictos, dio lugar a que se

impusiera un procedimiento ordinario de administración de justicia el que sin

embargo, se nutrió del procedimiento arbitral.

No es propósito de estas líneas hacer un recorrido in extenso de las (5) etapas del

derecho romano, pero si señalar que al arbitraje se le denominaba compromissum

y al tercero elegido o designado por las partes para resolver la controversia se le

llamaba arbiter ex compromisso, quien gozaba de plena libertad para dictar

sentencia, siendo la única limitación el contenido del compromissum celebrado en

forma voluntaria por las partes, ya que éste era el presupuesto necesario para su

actuación posterior, como sostenía Cicerón: “ nadie puede actuar como Juez,

sobre cuestiones que afectarán no ya a la reputación de una persona, sino incluso

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a sus más pequeños intereses pecuaniarios, a menos que las partes convinieran

en aceptarlo” 1

En relación al cumplimiento de la sentencia emitida por el arbiter ex compromisso,

éste se hallaba en la autoridad (autoritas) que otorgaban las partes a aquél. No

existía la posibilidad de apelación. En caso de configurarse el incumplimiento de

la decisión arbitral se incurría en pena qui contra sentencia arbitrio petit y sólo

cabía el pago de la multa correspondiente, que previamente habían acordado las

propias partes para estos supuestos.

Finalmente se debe señalar que al margen de los diferentes tipos de procesos de

orden público que fueron apareciendo a lo largo de la evolución del Derecho

Romano, el arbitraje puro (compromissum) como se ha descrito no dejó de existir;

es más, Justiniano dictó medidas en apoyo de la eficacia de las decisiones de los

arbiter ex compromissum, ya que estableció la presunción legal de que las partes

confirmaban tácitamente la decisión arbitral transcurridos diez (10) días desde que

ésta fuera pronunciada.

10. EL ARBITRAJE EN LA EDAD MEDIA.

Mario Castillo Freyre en su ensayo Orígenes del Arbitraje 2 sostiene que el Papado

fue el iniciador y promotor del arbitraje.

1
Gaspar Lera, Silvia. El ámbito de aplicación del arbitraje. Navarra. Editorial Aranzandi, 1998, pág. 31
2
Castillo Freyre, Mario . Arbitraje y Debido Proceso, Palestra Editores, Volumen 2, Lima, 2007, pág. 29

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Así, la autoridad pontificia entendía que su misión no se encontraba circunscrita a

la difusión de la fe, la moral y valores cristianos, sino que también comprendía el

ejercicio de su autoridad tutelar sobre los poderes temporales, la que le permitía

resolver conflictos internos como internacionales.

Frente al surgimiento de innumerables conflictos entre burgueses, comerciantes y

artesanos emerge la tendencia de solucionar las referidas controversias en el seno

de sus propios gremios o corporaciones con el propósito de alcanzar una solución

más rápida y efectiva (y creo también que más económica). Esta nueva situación

permitió que los comerciantes optaran por el mecanismo del arbitraje en desmedro

de la justicia del monarca que se caracterizó por su lentitud y por lo complicado de

sus mecanismos procesales.

En el caso de los señores feudales era el rey quien actuaba como árbitro cuando

se le sometía algún conflicto.

Por esta época aparece el Fuero Juzgo que regula el arbitraje. El Fuero Juzgo es

la versión en lengua romance de una compilación de leyes visigodas reunidas en

doce (12) libros y un exordio o apéndice de dieciocho (18) leyes más.

Una de las denominaciones que recibía también el Fuero Juzgo era el de Liber

Iudiciorum o Libro de los Jueces, el que establecía una equivalencia entre árbitros

y jueces en lo concerniente al ámbito de su responsabilidad. Es en ese contexto

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que se empieza a utilizar terminología judicial y a otorgar a las sentencias

arbitrales fuerza ejecutiva y valor de cosa juzgada.

11. EL ARBITRAJE EN EL PERÚ.

Antecedentes y referencias constitucionales.

Como antecedente del período republicano debemos señalar que en la

Constitución de Cádiz de 1812 se estableció en los arts. 28º y 281 el derecho de

los españoles de no privarlos del derecho de terminar sus diferencias por medio

de jueces árbitros elegidos por ambas partes; la sentencia que expidieren los

árbitros se executará si las partes al hacer el compromiso no se hubieran

reservado el derecho de apelar.3

Producido el proceso de Independencia del Perú del Reino de España el

Libertador José de San Martín dictó el Reglamento Provisional de 1821, en cuyo

artículo 18 textualmente se lee: “ Todas las leyes, ordenanzas y reglamentos que

no estén en oposición con los principios de libertad é independencia proclamados,

con los decretos expedidos desde el 8 de Setiembre anterior, y con lo establecido

en el presente, quedan en su fuerza y vigor, mientras no sean derogados, ó

abrogados por autoridad competente”4

Estimamos que el arbitraje, que se pacta voluntariamente por las partes no se

oponía en absoluto a los decretos dictados por el Libertad San Martín y desde esa

perspectiva, estaban vigentes, por lo menos teóricamente.

3
García Belaunde, Domingo. Las Constituciones del Perú, Tomo I, pág. 73, Fondo Editorial Universidad San
Martín de Porres, Lima - 2006
4
El autor al hacer la transcripción de la norma toma el lenguaje original del texto

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La misma opinión puede aplicarse a la Constitución Política de 1823 que en su art.

121, repite más o menos la fórmula antes referida al señalar que: “ Todas las leyes

anteriores a esta Constitución, que no se opongan al sistema de la independencia,

y a los principios que aquí se establecen, quedan en su vigor y fuerza hasta la

organización de los códigos civil, criminal, militar y de comercio”

Es entendible una omisión expresa a la institución del arbitraje en tanto y en

cuanto que las principales preocupaciones de los fundadores de la República era

justamente esa: establecer los valores y las bases fundamentales que guíen al

establecimiento y funcionamiento de la nueva República, es decir, el régimen

político y de gobierno, los poderes del Estado, cómo se eligen a sus

representantes, los derechos de los ciudadanos, etc., por lo que consideramos

que un tema técnico como el Arbitraje no se discutió y por lo mismo, tampoco se

prohibió, pues esta circunstancia hubiera exigido un pronunciamiento expreso, que

no se produjo, por las circunstancias antes acotadas.

Posteriormente, por Ley del 10 de Febrero de 1825 se le otorgaron plenos poderes

al Libertador Simón Bolívar dada la delicada situación política que atravesaba el

proceso de consolidación de la independencia.

La efímera Constitución Vitalicia de 1826, como se le conoce no hace mención

expresa al arbitraje pero si a las conciliaciones, que las promueve de manera

decidida, por lo que considero que a la institución del arbitraje no se le prohibió de


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manera expresa alguna sin que tampoco se le promoviera como se hacía con

relación a la Conciliación.

La Constitución Política de 1839 a diferencia de las Constituciones Políticas

anteriores si hace expresa referencia al arbitraje, como una garantía Individual

regulada dentro de as garantías nacionales. Así en el art. 164 establece:

“ Ningún Peruano puede ser privado del derecho de terminar sus

diferencias por medio de jueces árbitros”5

Esta tendencia continuaría con el Estatuto Provisorio de 1855 dictado por el

Libertador Ramón Castilla en su calidad de Presidente Provisorio, recogiéndose

fórmula legislativa similar a la anterior, en el artículo 11, que dice textualmente:

“Todo individuo en la República tiene el derecho de terminar sus

diferencias por medio de jueces árbitros conforme a las leyes.”

El nuevo texto constitucional agrega que el arbitraje debe desarrollarse “conforme

a las leyes”, es decir que el Estatuto Provisorio concebía la necesidad de legislar

dicho dispositivo con rango constitucional, es decir, dictar normas sobre arbitraje

en leyes conocidas como de desarrollo constitucional, que por supuesto no se

dictaron en su oportunidad.

5
García Belaunde, Domingo op.cit. pág. 334

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Con la entrada en vigencia de la Constitución Política de 1860 promulgada por el

propio Ramón Castilla, esta vez en su condición de Presidente Constitucional de la

República, el arbitraje sufre una especie de retroceso, pues en el texto

constitucional no se hace referencia expresa a ella como sí se hacía en el Estatuto

Provisorio de 1855. De igual forma se mantuvo en materia arbitral la Constitución

de 1867 durante el mandato del Presidente Mariano Ignacio Prado, que no hace

referencia alguna y que por el contrario, en el Título XVII Del Poder Judicial, en su

art. 121 precisa que “La justicia será administrada por los Tribunales y

juzgados” cerrándole el paso, en alguna forma y grado al arbitraje como

mecanismo.

12. LEY GENERAL DE ARBITRAJE.- DECRETO LEY 25935

Ahora bien, como señalamos el Decreto Ley Nº 25935 publicado el 09/DIC/92 y

vigente desde el 10/DIC/92 derogó las normas del Código Civil referidas a la

Cláusula Compromisoria y al Compromiso Arbitral.

El nomen juris de este Decreto Ley es LEY GENERAL DE ARBITRAJE, tenía 109

artículos, cuatro disposiciones complementarias y transitorias y dos disposiciones

finales. Se trata de una ley que regula de manera especia e independiente la

materia arbitral

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Su estructura normativa era la siguiente: Estaba dividido en 2 grandes secciones

uno referido a las disposiciones generales y el segundo al arbitraje internacional.

Esta última sección sólo tenía un capítulo único.

En cambio la sección primera tenía 4 capítulos divididos a su vez en títulos. El

capítulo primero tenía un título único referido a las disposiciones generales (arts. 1

al 3); el capítulo segundo también tenía un título único referido al convenio arbitral

(arts. 4 a 15); siguiendo igual sistemática legislativa el capítulo Tercero tenía un

título único referido a Los árbitros que se encontraba normado en los arts. 16 al

25.

El Proceso Arbitral está regulado en el Título Primero del capítulo Cuarto; lo

concerniente al Laudo Arbitral en el Título Cuarto y en el Título Sexto lo referido a

las Medidas cautelares y Ejecución del Laudo en el Título Sexto.

Este Decreto Ley si bien no definía lo que es el arbitraje establecía en su artículo

1º que podían someterse a arbitraje las controversias determinadas o

determinables sobre las cuales las partes tienen facultad de disposición,

extinguiendo respecto de ellas el proceso judicial existente o evitando el que

podría promoverse.

De igual forma es materia arbitrable las pretensiones y controversias referentes a

bienes muebles o inmuebles u obligaciones del estado y sus dependencias, de los

Gobiernos Central, regional y local y de las demás personas de derecho público,


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siempre que deriven de una relación jurídica patrimonial de derecho privado o de

naturaleza contractual. En esos casos el arbitraje será necesariamente de

derecho.

El art. 2º contenía numeros clausus respecto de las materias no arbitrables,

estableciendo cinco supuestos: 1) las que sean de competencia exclusiva del

Poder Judicial o de la jurisdicción militar; 2) las que versan sobre el estado o la

capacidad civil de las personas, ni las relativas a bienes o derechos de incapaces

sin la previa autorización judicial; 3) aquellos sobre los que ha recaído resolución

judicial firme, salvo los que surjan de cómo consecuencia de su ejecución en

cuanto conciernan exclusivamente a las partes del proceso; 4) los que interesan a

la moral, al orden público o a las buenas costumbres o que versan sobre delitos o

faltas. Sin embargo, sí podrá arbitrarse sobre la cuantía de la responsabilidad

civil, en cuanto ella no hubiera sido fijada por resolución judicial firme; 5) los

directamente concernientes a las atribuciones o funciones del estado o de

personas o entidades de derecho público.

El art. 3 establecía las clases o tipos de derecho, señalando la presunción que

cuando no se hacía referencia expresa al tipo de arbitraje de derecho o de

conciencia, se presume que es de derecho.

El arbitraje de conciencia cuando el o los árbitros resuelven la controversia

conforme a sus conocimientos y leal saber y entender, teniendo presente los usos

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aplicables; a su vez, es de derecho cuando se resuelve conforme al derecho

aplicable.

En cuanto al laudo arbitral, necesariamente debe constar por escrito como

también deben constar por escrito los votos particulares de los árbitros, si los

hubiera. Tratándose de arbitraje colegiado basta que sea firmado por la mayoría

requerida para que haya decisión, entendiéndose que el árbitro que no firma ni

emite voto particular, adhiere su voto al de mayoría, lo que nos parece una

solución eficiente por parte de la ley.

El Capítulo Tercero regula en un título único quienes son los árbitros, la

designación, la forma de aceptación; quienes lo designan, la retribución de la

función arbitral, su número impar; quienes pueden ser árbitros, es decir personas

naturales, peruanas o extranjeras y, en caso de arbitraje de derecho, que sean

abogados y mayores de 25 años.

El art. 21 del referido Decreto Ley Nº 25935 establecía en 10 incisos quienes

tenían incompatibilidad para ser árbitros, estableciendo la sanción de nulidad del

nombramiento como del laudo; de igual forma el art. 22 señalaba los únicos casos

en que se el árbitro podía renunciar; luego se legislaba la posibilidad de recusar a

los árbitros y además la posibilidad de dispensar expresamente las causas de

recusación de los árbitros que ellos conocieran, señalando la ley que el laudo que

se emita no pueda ser impugnado por esta causa, lo que resulta lógico y

coherente.
21
En cuanto al proceso arbitral en sí, el Decreto Ley 25935 fijaba la posibilidad que

las partes ejerciendo la autonomía de la voluntad puedan pactar las reglas a que

se sujeta el proceso correspondiente como también pueden disponer la aplicación

del reglamento que tenga establecido la institución encargada de su organización.

La citada norma estatuye la posibilidad que durante el desarrollo del proceso las

partes concilien, transijan o se desistan del mismo exigiendo que, en todo caso,

estos actos se desenvuelvan antes de la expedición del laudo arbitral

El Título Sexto del Capítulo Cuarto de la Sección Primera regulaba la interposición

de medidas cautelares las que podían ser presentadas en tres momentos

diferentes: a) antes de instalado el tribunal arbitral y por consiguiente antes de

iniciarse el proceso arbitral; b) una vez iniciado el proceso arbitral y antes de

emitido el laudo arbitral y c) una vez emitido el laudo arbitral y éste haya quedado

consentido y ejecutoriado.

En el primer supuesto, el art. 73 establece de manera expresa la medida cautelar

solicitada a una autoridad judicial antes de la iniciación del arbitraje no le es

incompatible ni se considera renuncia al mismo.

De igual forma el art. 75 fijaba que en cualquier estado del proceso (se entiende

que antes de la emisión de laudo) a petición de cualquiera de las partes y por

cuenta, costo y riesgo del solicitante, los árbitros podrán optar las medidas

22
cautelares que consideren necesarias para asegurar los bienes materia del

proceso o garantizar el resultado de éste.

Finalmente, los arts.76 a 80 establecen el procedimiento una vez que el laudo

arbitral tenga la calidad de cosa juzgada consentida y/o ejecutoriada.

En cuanto al Arbitraje Internacional el art. 84 del derogado Decreto ley 25935

establecía que tenía tal condición cuando 1) las partes de un convenio arbitral

tienen, al momento de la celebración de ese convenio, sus establecimientos en

Estados diferentes; o 2) Uno de los lugares siguientes está situado fuera del

Estado en el que las partes tienen sus establecimientos: a) el lugar del arbitraje, si

éste se ha determinado en el convenio arbitral o con arreglo al convenio arbitral;

b)el lugar del cumplimiento de una parte sustancial de las obligaciones de la

relación comercial o el lugar con el cual el objeto del litigio tenga una relación más

estrecha; o; 3) las partes han convenido expresamente que la cuestión objeto del

convenio arbitral está relacionada con más de un Estado.

El art. 85 establecen que materias pueden ser objeto de arbitraje internacional; el

art. 86 contiene una serie de definiciones legales de conceptos como arbitraje,

tribunal arbitral; para en las demás normas desarrollar el proceso arbitral desde la

designación de los árbitros hasta la emisión de respectivo laudo arbitral y su

posterior ejecución.

LEY Nº 26572 – LEY GENERAL DE ARBITRAJE (LGA)


23
El Decreto Ley Nº 25935 fue derogado por la Ley Nº 26572 aprobada por el

Congreso el 20/DIC/95 y promulgada por el Presidente de la República Ing.

Fujimori el 03/ENE/96. Posteriormente se han dictado las leyes Nº 26698 del

03/DIC/96 que modificó el art. 92; Nº 26742 del 06/ENE/97 y la Nº 28519 del

23/MAY/2005, que se encuentran vigentes a la fecha.

Antes de continuar con el análisis de la vigente legislación sobre arbitraje nacional

e internacional, haremos referencia a las características del arbitraje. En ese

sentido podemos afirmar que son por lo menos 4 sus características esenciales a

saber:

a) Es una institución autónoma

b) Su competencia proviene de la autonomía de la voluntad de las partes

que lo celebran

c) Es una excepción al principio de la unicidad y exclusividad de la función

jurisdiccional establecida en el art. 139 de la Constitución Política del

Perú

d) Contiene la renuncia expresa al derecho de acción judicial en la vía

ordinaria.-

El Convenio Arbitral como Institución Autónoma de carácter excepcional

24
Debemos afirmar siguiendo ya la línea trazada por diversos profesores de la

materia que el arbitraje constituye una institución autónoma e independiente que

se rige por sus propias reglas y métodos especiales. Comporta el ejercicio de una

facultad delegada por los interesados a particulares – árbitros- para que decidan y

resuelvan los conflictos existentes o los que puedan derivarse de una relación

jurídica material (futuros), quines basados en el pleno ejercicio de la autonomía de

la voluntad prefieren por la competencia arbitral para la solución de sus conflictos,

renunciando al ejercicio de la vía ordinaria impuesta por el Estado.

De esta manera, las partes acuerdan un convenio arbitral que tiene existencia y

vida propia independiente del contrato que lo contiene. Este acuerdo da origen al

principio denominado de Separabilidad del Convenio Arbitral que establece que

el contrato de arbitraje es un contrato independiente a pesar de estar contenido

(inserto) dentro de otro contrato (principal, si fuere el caso)

Voluntad de las partes

La ley de arbitraje exige a las partes que expresen su voluntad de manera cierta e

indubitable. En este aspecto, la validez del convenio arbitral esta condicionada a

la existencia de un acuerdo escrito entre las partes ya que no cabe realizar

presunciones ni interpretaciones sobre una voluntad no manifestada de manera

cierta y expresa.

25
De manera tal que la denominada competencia arbitral surge entonces por el

consenso entre los particulares y por una voluntad clara e indubitable de

sustraerse inequívocamente del sistema de justicia ordinaria (Poder Judicial)

Excepción al principio de la unicidad y exclusividad de la función jurisdiccional

establecida en el art. 139 de la Constitución Política del Perú

De esta manera el arbitraje se eleva como una excepción al Principio de la

Jurisdicción Predeterminada u Ordinaria de Administrar Justicia regulada a partir

del art. 138 y demás de la Constitución Política del Estado. Dicha excepción está

normada en el art. 139 inc. 1) del la carta Magna y además en el art. 4º de la Ley

General de Arbitraje.

De esta forma, el proceso arbitral se admite como una alternativa y excepción de

la del juez natural, para lo que se requiere acuerdo de voluntades de las partes

que lo celebran de manera expresa e inequívoca como así lo exigen los principios

de legalidad y literalidad, ya que no se puede legar a esta vía por el camino de las

interpretaciones o analogías.

En ese camino, el arbitraje importa la renuncia expresa al ejercicio de un derecho

sustantivo, esto es, al de recibir tutela judicial efectiva a través de la jurisdicción

ordinaria o común que proporciona el Poder Judicial.

26
DESCRICPION NORMATIVA DE LA LEY Nº 26572

Al igual que el derogado Decreto Ley Nº 25935 la actual Ley General de Arbitraje

tiene 2 secciones: la primera que regula el arbitraje nacional ( o doméstico) y la

segunda que regula el arbitraje internacional, igualmente cuenta con Disposiciones

Complementarias y Transitorias; Disposiciones Modificatorias y Disposiciones

Finales.

Los arts. 1 a 8 de la LGA contienen las disposiciones generales. Estas normas no

contienen una definición legal del arbitraje lo que nos parece acertado pues deja a

la doctrina o la jurisprudencia la especificación de su extensión y concepción; es

más, en nada afecta la omisión de una definición legal sobre el particular.

El art. 1 de la LGA hace referencia expresa a aquellas materia objeto de arbitraje y

aquellas que no pueden promoverse. En ese sentido, pueden ser materia arbitral:

a) las controversias determinadas o determinables sobre las cuales las partes

tienen facultad de libre disposición

b) aquellas relativas a materia ambiental

los efectos de llevar estas materia al ámbito arbitral es que se extingue, respecto

de ellas el proceso judicial existente o evita el que podría promoverse.

27
De igual forma, y vía excepción, el art. 1 de la LGA señala de manera expresa que

materias NO SON ARBITRABLES:

1.- Las que versan sobre el estado o la capacidad civil de las personas, ni las

relativas a bienes o derechos de incapaces sin la previa autorización judicial.

2.- Aquellas sobre las que ha recaido resolución judicial firme, salvo las

consecuencias patrimoniales que surjan de su ejecución, en cuanto conciernan

exclusivamente a las partes

3.- Los que interesan al orden público o que versan sobre delitos o faltas. Sin

embargo, si podrá arbitrarse sobre la cuantía de la responsabilidad civil, en cuanto

a ella no hubiera sido fijada por resolución judicial firme

4.- las directamente concernientes a las atribuciones o funciones de imperio del

Estado o de personas o entidades de derecho público.

Esta norma es importante y trascendente pues faculta al Estado en sus diversos

niveles sustraerse del Fuero ordinario, agilizando las disputas, controversias y

similares que puedan derivarse de la interpretación y/o ejecución de un contrato.

Lo mismo acontece con las empresas del Estado que tienen un régimen privado o

mixto, que gozan de la misma facultad, sin autorización previa.

El art. 3 de LGA señala las clases de arbitraje: de derecho o de conciencia;

definiendo esta vez que será de derecho cuando los árbitros resuelven la cuestión

controvertida con arreglo al derecho aplicable; y de conciencia cuando resuelven

conforme a sus conocimientos y leal saber y entender.

28
El arbitraje de derecho debe pactarse de manera expresa caso contrario se

entenderá de conciencia.

El Proceso Arbitral y su regulación, procedimientos supletorio, presentación de

escritos, pruebas, facultad de los árbitros para decidir sobre su propia

competencia y el auxilio jurisdiccional para la actuación de pruebas está normado

en los arts. 33 a 40 de la LGA.

Para el caso de conciliación o transacción esto puede ser fuera del proceso, en

cuyo caso los árbitros dictan una orden de conclusión del proceso; pueden las

partes solicitar incorporan el acuerdo al laudo, lo que puede ser aceptado por los

árbitros en cuyo caso, no es necesario motivar el laudo. Si el acuerdo es parcial,

continúa el arbitraje respecto de aquellas materias no acordadas.

En caso de suspensión, las partes de común acuerdo fijan el plazo lo que deberá

ser comunicado a los árbitros; en el mismo sentido, las partes pueden acordar

desistir del arbitraje, debiendo cumplir con comunicar a los señores árbitros.

RECURSOS

La Ley General de Arbitraje en principio señala que en caso de Arbitraje de

Conciencia no procede recurso de apelación.

En caso de Arbitraje de Derecho regula cuatro tipos de recursos en el proceso

arbitral:
29
a) recurso de reposición, que se presenta dentro de los 3 días siguientes de

notificada la resolución;

b) recurso de apelación que se interpone ante el Poder Judicial o ante una

segunda instancia arbitral o si está previsto en el reglamento arbitral de la

institución arbitral la que las partes hubieran sometido su controversia. A falta de

acuerdo expreso o en caso de duda, se entiende que las partes han pactado el

recurso de apelación ante una segunda instancia arbitral.

Este recurso tiene por objeto efectuar un reexamen del laudo en cuanto a los

fundamentos expuestos por las partes, las pruebas aportadas y en su caso, la

aplicación e interpretación del derecho. Se resuelve confirmando o revocando,

total o parcialmente el laudo.

c) recurso de anulación sólo procede en los casos taxativamente señalados en el

art. 73 de LGA. Este recurso tiene por objeto la revisión de su validez, sin entrar

al fondo de la controversia y se resuelve declarando su validez o su nulidad. La

norma prohíbe, bajo responsabilidad del juez, la revisión del fondo de la

controversia.

d) recurso de casación contra lo resuelto por la Corte Superior (recurso de

anulación) en caso que el laudo hubiera sido anulado total o parcialmente.

13. EL LAUDO ARBITRAL

Lo referido al Laudo Arbitral está contenido en el Título Cuarto de la LGA. El laudo

es el pronunciamiento definitivo del Tribunal Arbitral y recibe esa denominación

para distinguirlas de las sentencias que dictan los jueces. En el Laudo cada
30
cuestión propuesta en el convenio arbitral debe ser materia de un pronunciamiento

expreso y debidamente fundado, sin perjuicio del que corresponda como

resolución definitiva.

En principio las partes fijan el plazo para laudar salvo ello, el laudo debe

pronunciarse dentro de los 20 días hábiles siguientes de vencida la etapa de

prueba, pudiendo extenderse por 15 días adicionales; hay supuestos en que si en

laudo no se emite dentro de ese plazo el convenio arbitral se extingue y en

consecuencia el laudo que se emita con posterioridad podrá ser declarado nulo

siempre y cuando sea impugnado en tiempo hábil.

Ahora bien, el Laudo arbitral de un proceso arbitral de Derecho debe contener

necesariamente conforme lo dispone el art. 50 de LGA:

1.- Lugar y fecha de expedición

2.- Nombre de las partes y de los árbitros

3.- la cuestión sometida a arbitraje y una sumaria referencia de las alegaciones y

conclusiones de las partes

4.- Valoración de las pruebas en que se sustente la decisión

5.- Fundamentos de hecho y de derecho para admitir o rechazar las respectivas

pretensiones y defensas; y

6.- La decisión.

31
En el caso del laudo de conciencia necesariamente debe contener los incisos

1,2,3 y 6 del art. 50 anteriormente referido

El Laudo debe contener además lo referido a los gastos del arbitraje que

comprenden las retribuciones de los árbitros y de los abogados de las partes; del

secretario que se hubiere nombrado si éste no fuese árbitro; los gastos de

protocolización del laudo y, en su caso de la retribución de la institución arbitral.

El plazo para notificar el laudo a las partes es de 05 días de emitido; dentro de los

05 días siguientes a solicitud de los árbitros éstos pueden corregir errores

materiales, numéricos, de cálculo, tipográfico y de similar naturaleza y dentro de

dicho plazo también podrá integrarse el laudo en caso que no se hubiera resuelto

algún punto materia de controversia. Dentro de ese mismo plazo cualquiera de las

partes puede solicitar a los árbitros la aclaración del laudo. Dicha aclaración forma

parte del laudo.

El laudo arbitral consentido o ejecutoriado tiene valor equivalente al de una

sentencia y es eficaz y de obligatorio cumplimiento desde su notificación a las

partes, reza el art. 83 de LGA. Si lo ordenado en el laudo no se cumple por la

parte o partes a quienes corresponda hacerlo, el interesado podrá solicitar su

ejecución forzada ante el Juez Especializado en lo Civil del lugar sede del arbitraje

en que corresponda en la fecha de solicitud, cuando no hubiera podido ser

ejecutada por los propios árbitros o por la institución organizadora en rebeldía del

obligado.
32
El Laudo se ejecutará como una sentencia, sin admitir otra oposición que la que se

fundamenta acreditando documentalmente la interposición y pendencia de la

apelación ante una segunda instancia arbitral o de la apelación o anulación ante el

Poder Judicial, en cuyo caso el Juez suspenderá la ejecución (art. 84 LGA). La ley

ordena al Juez que de plano y bajo responsabilidad rechace y declare

improcedente cualquier otra oposición basada en razones distintas al

cumplimiento.

En ese mismo sentido el art. 86 de LGA prohíbe expresamente al Juez ejecutor,

bajo responsabilidad, admitir apelaciones o articulaciones que entorpezcan la

ejecución del laudo, siendo nula la resolución respectiva.

Finalmente, la Ley General de Arbitraje autoriza al Juez a ordenar la publicación

en los diarios y/o revistas de un aviso en donde se haga mención de haberse

tenido que recurrir a la instancia judicial para obtener la ejecución de laudo.

Obviamente los costos de esta publicación es de la parte que lo solicita.

En cuanto a la conservación del expediente arbitral el art. 57 de la LGA establece

que si el laudo es protocolizado, el expediente lo custodia el notario público que

sólo puede expedir testimonio o copia simple de la escritura de protocolización del

laudo. En los demás casos la custodia corresponde al Presidente del Tribunal

Arbitral; o la institución encargada de la organización del arbitraje o por el árbitro

único, en su caso.
33
14. RECURSO DE ANULACION CONTRA LAUDO ARBITRAL

El art. 73 de la LGA regula de manera expresa las causales de anulación de los

laudos arbitrales. En ese caso, la parte que lo alegue debe probar:

1.- La nulidad del convenio arbitral, siempre que quien lo pida lo hubiese

reclamado conforme al art. 39 de la LGA

2.- Que no ha sido debidamente notificada de la designación de un árbitro o de las

actuaciones arbitrales o no ha podido por cualquier otra razón, hacer valer sus

derechos, siempre y cuando se haya perjudicado de manera manifiesta el derecho

de defensa, etc.

3.- Que la composición del tribunal arbitral no se ha ajustado al convenio de las

partes, salvo que dicho convenio estuviera en conflicto con una disposición legal

de la que las partes no pudieran apartarse o, a falta de convenio, que no se han

ajustado a dicha disposición, siempre que la omisión haya sido objeto de reclamo

expreso en su momento por la parte que se considera afectada, sin ser subsanado

oportunamente.

4.- Que se ha laudado sin las mayorías requeridas

5.- Que se ha expedido el laudo fuera de plazo, siempre que la parte que invoque

esta causal lo hubiere manifestado por escrito a los árbitros antes de ser notificado

con el laudo.

34
6.- Que se ha laudado sobre materia no sometida expresa o implícitamente a la

decisión de los árbitros. En estos casos, la anulación afectará sólo a los puntos no

sometidos a decisión o no susceptibles de ser arbitrados, siempre que los mismos

tengan sustantividad propia y no aparezcan inseparablemente unidos a la cuestión

principal

7.- No obstante lo establecido en los incisos anteriores, el Juez que conoce el

recurso de anulación podrá anular de oficio el laudo, total o parcialmente, si la

materia sometida a la decisión de los árbitros no pudiera ser, manifiestamente,

objeto de arbitraje, conforme al art. 1. la anulación parcial procederá sólo en el

caso de que la parte anulada sea separable del conjunto del laudo.

Las consecuencias de la Anulación del Laudo Arbitral, están reguladas en el art.

78 de LGA, estableciendo dicho dispositivo como se actúa en cada uno de los

casos específicos Así:

1.- Si se anula el laudo arbitral por la causal de la nulidad del convenio arbitral, se

restablece la competencia del Poder Judicial, salvo acuerdo distinto de las partes.

2.- En caso se anule el laudo por la causal 2) del art. 73, el Poder Judicial remite la

causa a los árbitros para que reinicien el arbitraje en el estado en que se cometió

la violación.

35
3.- En caso se anule el laudo por la causal de la composición de los árbitros

señalada en el numeral 3) del art. 73, queda expedito el derecho de las partes

para que se proceda a una nueva designación de los árbitros

4.- En caso que la anulación se haya debido a que se laudó sin contar con las

mayorías requeridas, el Poder Judicial remitirá la causa a los árbitros para que se

pronuncien con dichas mayorías.

En caso que el laudo arbitral haya sido anulado por las causales señaladas en los

incisos 5, 6 y 7 del art. 73 la competencia del Poder Judicial quedará reestablecida

15. MEDIDAS CAUTELARES

Al igual que en el derogado Decreto Ley Nº 25935 la vigente Ley General de

Arbitraje regula la interposición de medidas cautelares. Hagamos una brevísima

mención a ello.

El Capítulo Sexto de la Sección Primera regulaba la interposición de medidas

cautelares las que podían ser presentadas en tres momentos diferentes: a) antes

de instalado el tribunal arbitral y por consiguiente antes de iniciarse el proceso

arbitral; b) una vez iniciado el proceso arbitral y antes de emitido el laudo arbitral y

c) una vez emitido el laudo arbitral y éste haya quedado consentido y ejecutoriado.

36
En el primer supuesto, el art. 79 establece de manera expresa la medida cautelar

solicitada a una autoridad judicial antes de la iniciación del arbitraje no le es

incompatible ni se considera renuncia al mismo. A estos efectos serán de

aplicación las normas contenidas en el Código Procesal Civil, con la salvedad que

ejecutada la medida antes de iniciado el proceso arbitral, el beneficiario deberá

requerir a la otra parte el nombramiento de él o los árbitros o gestionar la iniciación

del arbitraje, dentro de los 10 días posteriores a dicho acto.

De igual forma el art. 81 de la LGA fijaba que en cualquier estado del proceso (se

entiende que antes de la emisión de laudo) a petición de cualquiera de las partes y

por cuenta, costo y riesgo del solicitante, los árbitros podrán optar las medidas

cautelares que consideren necesarias para asegurar los bienes materia del

proceso o garantizar el resultado de éste. Los árbitros pueden exigir contracautela

a quien solicita la medida. Contra lo resuelto por los árbitros no cabe recurso

alguno

Finalmente, los arts.84 a 87 establecen el procedimiento una vez que el laudo

arbitral tenga la calidad de cosa juzgada consentida y/o ejecutoriada.

El Laudo se ejecutará como una sentencia, sin admitir otra oposición que la que se

fundamenta acreditando documentalmente la interposición y pendencia de la

apelación ante una segunda instancia arbitral o de la apelación o anulación ante el

Poder Judicial, en cuyo caso el Juez suspenderá la ejecución (art. 84 LGA). La ley

ordena al Juez que de plano y bajo responsabilidad rechace y declare


37
improcedente cualquier otra oposición basada en razones distintas al

cumplimiento.

En ese mismo sentido el art. 86 de LGA prohíbe expresamente al Juez ejecutor,

bajo responsabilidad, admitir apelaciones o articulaciones que entorpezcan la

ejecución del laudo, siendo nula la resolución respectiva.

Finalmente, la Ley General de Arbitraje autoriza al Juez a ordenar la publicación

en los diarios y/o revistas de un aviso en donde se haga mención de haberse

tenido que recurrir a la instancia judicial para obtener la ejecución de laudo.

Obviamente los costos de esta publicación es de la parte que lo solicita.

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CONCLUSIONES

1.- El arbitraje se ha constituido en el Perú en un eficaz mecanismo alternativo de

solución de controversias, pero corres el riesgo de desnaturalizarce por la

interposición de recurso de anulación .

2.- Es necesario difundir a los estudiantes de Derecho y a los Abogados en

general las normas de la Ley General de Arbitraje para que progresivamente las

incorporen en los actos y contratos que sugieran suscribir a sus clientes.

3.- Sin que sea un tema urgente ni alarmante, es recomendable efectuar algunos

reajustes a la Ley General de Arbitraje para perfeccionarla más, incorporando

algunos principios esbozados últimamente por el Tribunal Constitucional

4.- Las Facultades de Derecho tienen el desafío de promover el estudio de las

normas del arbitraje internacional frente a la globalización e internacionalización

de las inversiones y a la suscripción de tratados bilaterales y multilaterales de

comercio así como Tratados de Libre Comercio o similares que incorporan a sus

normas, reglas de arbitraje internacional.

5.- Dado que el Estado Peruano está facultado para efectuar arbitrajes nacionales

e internacionales, sería recomendable centralizar y especializar esta labor en una

oficina que puede depender o del Ministerio de Economía y Finanzas o de la

39
Procuraduría General de la República o del Ministerio de Justicia o del Primer

Ministro.

6.- La creación en la Facultad de Derecho de un centro de Conciliación y Arbitraje

en el que además de brindar un servicio a la comunidad descongestionando la

labor del Poder Judicial, resolviendo la controversia en menores plazos y a costos

razonables, los estudiantes desarrollen sus prácticas profesionales y los docentes

ejerzan activamente esta actividad que inicialmente está muy restringida a los

profesionales en general.

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FUENTES CONSULTADAS

- ALSINA, HUGO. Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y

Comercial, Tomo VII, 2da Edición, Bs.As. 1965

- GARCIA BELAUNDE, DOMINGO. Las Constituciones del Perú, Tomos I y

II, Fondo Editorial de la U. San Martín de Porres, Lima, 2006

- CASTILLO FREYRE, MARIO y VASQUEZ KUNZE, Ricardo. Arbitraje, El

Juicio Privado: La verdadera reforma de la Justicia. Volumen I y II, Editorial

Palestra, Lima – 2007

- Código Civil de 1984, Edición oficial Ministerio de Justicia, Lima 1984

- Decreto ley Nº 25935 Ley General de Arbitraje en Editora Normas Legales,

Tomo 199 Diciembre 1992, Trujillo

- Separata del 1º Curso internacional de Arbitraje de Inversión – USMP

- Revista Peruana de Arbitraje, Nº 4/2007, MS Editores EIRL, Lima

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