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Virtudes teologales

En la teología católica, se llaman virtudes teologales o virtudes teológicas los hábitos


que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad del hombre para ordenar sus acciones
a Dios mismo. Tradicionalmente se cuentan tres: la fe, la esperanza y la caridad. Junto a
estas, suelen citarse como complemento las virtudes cardinales, en el ámbito de las
llamadas siete virtudes infusas.

En el magisterio de la Iglesia católica[editar]


El Magisterio de la Iglesia también ha tratado el tema profusamente. Inocencio III habla de
una discusión que existía para dilucidar si los niños recibían las virtudes teologales al ser
bautizados,1 y Clemente V enseña como más probable que tales virtudes se infundan a
niños y adultos junto con el bautismo.2
El Concilio de Trento señala ya claramente que el hombre recibe, junto con la gracia, los
dones de la fe, la esperanza y la caridad.3 Ahora bien, se ha discutido si con esto se define
su existencia o no: Suárez afirma que sí y Báñez que no.
El Catecismo de la Iglesia católica trata en tres ocasiones de las virtudes teologales. En los
números 1812 y 1813 afirma que son virtudes que se refieren a Dios de manera directa
(como su origen -provienen de Él-, como su motivo y su objeto) y sirven para disponer a
los cristianos en los diversos aspectos de su relación con Dios. De ahí que sean
fundamentales en la existencia de los que por la gracia son "hijos de Dios": vivifican todas
las demás virtudes. En el número 2086, citando el catecismo romano, indica que el
cumplimiento del primer mandamiento requiere las virtudes teologales. Y en los números
2656 a 2658 trata de la relación de las virtudes teologales con la oración: la fe permite
entrar en oración; el Espíritu Santo enseña a celebrar la liturgia con la esperanza puesta
en el retorno del Jesucristo; y la caridad, derramada en el corazón por el Espíritu Santo
(cf. Rm 5, 5), es la fuente del diálogo con Dios.

Los valores cristianos, la base sobre la que se fundamenta la educación integral de los
Colegios CEU

La orientación educativa del Colegio CEU Jesús María de Alicante está basada en los valores del
humanismo cristiano. Estos principios guían nuestras acciones diarias con el objetivo de formar
a los ciudadanos del futuro. Queremos que nuestros estudiantes se transformen […]

La orientación educativa del Colegio CEU Jesús María de Alicante está basada en los valores del
humanismo cristiano. Estos principios guían nuestras acciones diarias con el objetivo de formar
a los ciudadanos del futuro. Queremos que nuestros estudiantes se transformen en adultos
con habilidades y competencias pero también con valores, decididos a cambiar el mundo a
mejor. De alguna forma, damos lo que hemos recibido. Y los valores que adquirimos desde los
primeros años nos acompañarán toda la vida, tanto en nuestra vida personal como en la
profesional.

El filósofo francés Jacques Maritain desarrolló la corriente de pensamiento que conocemos


como el “humanismo cristiano”. Se centra en el desarrollo integral de las personas basado en
los valores cristianos. A continuación, analizamos los tres grandes principios que lo sustentan:

La Dignidad

Este sería el primer valor: la dignidad. El ser humano es hijo de Dios y está hecho a su imagen y
semejanza. De este hecho brota su dignidad y su inviolabilidad. Esto significa que el ser
humano tiene una serie de derechos fundamentales adquiridos desde el momento de la
concepción hasta la muerte.

La Libertad

El segundo valor del humanismo cristiano es la libertad. Las personas somos libres y, en ese
sentido, podemos orientar nuestra vida como deseemos. Llegados a este punto, conviene
tener en cuenta que la libertad no es hacer lo que uno quiera, sino querer lo que uno hace. La
libertad no es aséptica, tiene una orientación hacia el bien.

Esta libertad de la que hablamos nos la da Dios y nos la damos también entre nosotros. Por eso
estamos llamados a salvaguardar y a potenciar la libertad de los demás.

La Solidaridad

El tercer valor del humanismo cristiano es la solidaridad. No somos personas individualistas


creadas para vivir solas y aisladas, sino que cuando mejor nos desarrollamos es en comunidad.
Y esto significa que el límite de libertad propia es la libertad de los demás.

La fraternidad que el humanismo cristiano propone surge de un hecho: no hay hermanos si no


hay padre. Nosotros somos hermanos porque consideramos que tenemos un mismo padre,
Dios. Y eso es lo que nos hace dignos, libres y hermanos de los demás.

En resumen, estos son los tres valores del humanismo cristiano:

Dignidad porque somos hijos de Dios.

Libertad para hacer el bien.

Solidaridad y fraternidad porque somos hijos del mismo Dios y eso nos hace responsables unos
de otros.

Todos caminamos en búsqueda de la felicidad. Quizás, si tomamos conciencia de que tenemos


dignidad, de que somos libres y de que vivimos en comunidad, hallaremos el camino con
mayor facilidad. En el Colegio CEU Jesús María estamos convencidos que una formación
integral que dé protagonismo a a los valores diferenciará a nuestros estudiantes y favorecerá
una sociedad mejor.

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