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La educación cristiana es muy importante para todo creyente de Jesucristo,
porque cuando creemos y aceptamos a Cristo como nuestro salvador pasamos
a ser hijos de Dios de acuerdo al evangelio según San Juan 1:12 (Mas a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios), y como tal, debemos dejar lo que traemos del mundo para
empezar nuestra transformación como hijos de Dios, en 2 Corintios 5:17 dice:
De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Tales palabras son palabras de Dios
y como tal debemos acuñarlas, aceptarlas y creer que realmente vamos a ser
personas diferentes. Cuando aceptamos a Cristo es porque creemos realmente
que Dios nos ama y creemos que Dios envió a su hijo unigénito a morir en la
cruz del calvario por nosotros para que fuéramos salvos, esto lo dice el
evangelio según San Juan en el capítulo 3:16 Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, más tenga vida eterna. Es de esta manera cuando empezamos
nuestra transformación y empezamos nuestra transformación al tomar un paso
de obediencia y ese paso es nuestro bautismo en agua; El bautismo es un acto
de obediencia. Si bien no es necesario para la Salvación, demuestra la sumisión
a Dios y la decisión de seguir a Cristo. El Bautizo es por inmersión, porque
creemos que Jesús lo ejemplificó de esta forma para que nosotros le
siguiéramos. Es un paso para reconocer públicamente nuestra fe en Él. Esto
podemos fundamentarlo en Marcos 1:9-11 9Aconteció en aquellos días, que
Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10Y
luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma
que descendía sobre él. 11Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi
Hijo amado; en ti tengo complacencia. Y este es el paso de obediencia que
Jesús hizo a su padre que está en los cielos.
Posteriormente de tomar la decisión de bautizarnos y hablamos con el Pastor
encargado de la iglesia a donde hemos decidido reunirnos, él los preparará para
tomar el curso prebaustimal que costa de 12 lecciones; en donde aprenderemos
cuales serán nuestros deberes y obligaciones para pasar a ser miembros de la
iglesia.
Principios rectores de la educación cristiana
De ahí que podemos dar un salto cualitativo para tratar de establecer tres
principios rectores que sustenten la comprensión de la función de la educación
cristiana:
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1. Todo y toda participante de la escuela bíblica tiene derecho a una
educación integral, innovadora y auténtica que propenda al pleno
desarrollo y respeto de sus capacidades psicológicas, motoras,
emocionales, morales y espirituales.
2. Una aproximación a la educación cristiana encuentra su raíz en la
revelación de Dios, centrada en la persona de su hijo Jesucristo y su
enseñanza acerca del Reino de Dios, consecuente con el testimonio de
las Sagradas Escrituras Cristiana, y la iluminación del Espíritu Santo.
3. Los esfuerzos curriculares y metodológicos, ese currículo operacional que
se da en las aulas, debe motivar, inspirar y ser fuente que haga brotar la
alegría del Evangelio. En ocasiones, en los escenarios formativos
cristianos predomina un clima educativo lúgubre, en lugar de la alegría por
aprender.
Más sencillo, una educación cristiana auténtica tiene lugar cuando se es
consciente (1) del respeto hacia la dignidad del ser humano; (2) en la afirmación
y experiencia de la acción Trinitaria en la pedagogía eclesial; (3) en fomentar la
alegría y el disfrute del Santo Evangelio.
Thomas Groome plantea que la educación religiosa (cristiana) tiene tres
propósitos fundamentales: Educar para afirmar los valores del reino de Dios,
educar para nutrir la fe y educar para vivir la libertad. Y, respetuosamente, le
añado un cuarto propósito; educar para vivir y disfrutar la alegría del Evangelio
en comunidad. El que nosotros busquemos escudriñar la palabra de Dios es
importante, porque podemos conocer más de cerca al Padre a través de su
palabra y poniendo primeramente a Jesús como nuestro intercesor delante de su
Padre.
Educar para afirmar los valores del reino de Dios
Tanto la persona de Jesús como su enseñanza acerca de los valores cardinales
del reino de los cielos son objetos de estudio en la educación cristiana. O sea,
son su contenido. Pero ¿qué significa el reino de Dios?, ¿cuál es su alcance?,
¿qué implicaciones tiene para la vida de cada creyente?
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sus funciones intelectuales con el fin de percibir, vivir y re-vivir la realidad de la
libertad.
El descubrimiento del valor superior de la libertad se alcanza por medio de
experiencias de aprendizajes que inspiran al educando a valorar, sentir y anhelar
la plena dimensión de esta condición humana. En la educación cristiana para la
libertad y transformación creativa, se diseñan y aquilatan procesos pedagógicos
genuinos que inspiran a los alumnos y a las alumnas a construir utopías y a
soñar con una mejor sociedad y convertirse a su vez en mejores seguidores y
seguidoras de Jesús. Esto es, permanecer en Cristo Jesús.
Educar para vivir y disfrutar la alegría del Evangelio en comunidad
Como hemos mencionado, una iglesia que crece celebra la vida y disfruta la
alegría del Evangelio en comunidad. En el cuarto evangelio, Jesús en una
oración intima al Padre, peticiona: A los que me has dado, guárdalos en tu
nombre, para que sean uno, así como nosotros (Jn 17:11). De ahí que el
esfuerzo constante de la educación cristiana afirma con mayor ahínco el aspecto
comunitario sobre el desarrollo personal, énfasis de la educación secular.
Por tanto, es necesario que busquemos a Dios a través de la Educación
Cristiana, buscar respuesta y tratar cada día conocer a Dios a través de esta
educación. Y si aún hay cristianos que solo llegan a su lugar de reunión para
alabar, exaltar y bendecir el nombre de Jesús, hay que instarlos a que busquen
a Dios a través de la Educación Cristiana, que los institutos bíblicos imparten.
Primeramente, para conocer más de cerca a nuestro Dios, en segundo lugar,
para llegar a ser canales de evangelismo y ganar almas para Cristo y no solo ser
puentes, sino que seamos ejemplo a través de nuestro testimonio. Dios quiere
darnos tesoros de vida y libertad aquí en la tierra para que a través de nosotros
el mundo pueda conocerlo, para que los miembros de nuestras iglesias
conozcan que no solo debemos calentar bancas, sino que vayamos a todo el
mundo y cumplamos con la gran comisión que nos muestra el evangelio según
San Mateo capitulo 28 versículos 19 al 20. Dios no ama y su hijo Jesucristo es el
gran maestro que nos capacita a través del consolador que es el Espíritu Santo
para ser sus discípulos escogidos para llevar el mensaje de salvación.