La identidad de los sujetos se relaciona con cuestiones fundamentales de un plan de
estudios. Hay identidad de los sujetos de la educación, educadores y educandos, donde se hace presente la identidad cultural.
El atributo cultural mejora el condicional de clase no agota la comprensión del
término identidad. Freire recalca los dichos de Jacob en una entrevista: “estamos programados para aprender”, esto gracias a la invención de la existencia, pero con la invención del lenguaje social prolongamos el mundo natural, por esto se considera que nos transformamos en animales inscritos en el proceso de aprender y buscar, estos forman un nexo entre enseñar y conocer, los cuales no se abstienen de la libertad. Hay que luchar por ellos porque forman parte de nuestra manera de estar siendo en el mundo, por esto estamos programados, pero no determinados, estamos condicionados, pero a su vez conscientes del condicionamiento. Esto nos permite superar la fuerza de las herencias culturales. Condicionados, programados, pero no determinados nos movemos con libertad que está en el marco cultural, así la educación como expresión cultural podemos explorarla como las posibilidades escritas en los cromosomas (cromosomas donde tenemos el futuro). Todo lo anterior nos deja ver la importancia de la identidad de los sujetos, así sea bajo el rol de educador o educando dentro de la práctica educativa, pero dentro de esto se encuentra la importancia de la identidad donde entra en juego que somos nosotros mismos entre lo que heredamos y adquirimos, es contradictoria porque suelen adquirirse en experiencias sociales, culturales y de clase, chocando así con la fuerza del corazón, (emociones, sentimientos, deseos), que es hereditario. Por esto, no somos ni una cosa, ni la otra: NI SÓLO LO INNATO NI TAMPOCO LO ÚNICAMENTE ADQUIRIDO. La libertad es vista como hazaña creadora por la relación entre lo que heredamos y lo que adquirimos. Se da una transformación del mundo material que se debe agregar el esfuerzo crítico educativo donde encontramos la superación de la herencia. Reconocer la existencia de herencias culturales debería de implicar un respeto hacia las mismas, ESTO NO SIGNIFICA ADAPTARNOS A ELLAS. No podemos negar que también tienen un corte de clase social, donde se van marcando rasgos de nuestra identidad donde se demuestra la clase a la que pertenecemos. Hay identidad cultural de los educandos en nuestra práctica educativa, aquí hay una experiencia del yo y superyo ya que nos encontramos con situaciones donde nos reconocemos entre pares o marcamos diferencias, se crea la fuerte tendencia donde creemos que lo diferente de nosotros es superior, presentes en clases dominantes. Educadores progresistas tratan de no sentirse como si fuesen inferiores a los educandos de las clases dominantes, pero tampoco tratan de sentirse superiores. Freire reafirma que la educación es una práctica política, la educadora es política. La cultura es la que está en acción también. La enseñanza de los contenidos no tiene que ser hecha de forma audaz como si fueses cosas, los educadores tienen que saber lo que pasa en el mundo de los niños, lo que saben y cómo lo saben fuera de la escuela. Si hay un modelo culto manejado es que hay uno inculto. La escuela democrática no debe estar abierta permanentemente sólo a la realidad contextual de sus sujetos, sino también estar dispuesta a aprender de sus relaciones con el contexto concreto.