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Aprendiendo a vivir

Autor: Carol Susam Peralta Rosas

La vida, es el mejor regalo que hemos podido recibir. Sin embargo hay momentos en que nos
analizamos y pensamos ¿Para que vivimos?, ¿Por qué estamos aquí?, ¿estoy realmente
viviendo? ¿Realmente estoy disfrutando la vida?, ¿son varias preguntas verdad? Y apuesto
a que te lo has preguntado alguna vez o quizá muchas, pero lo relevante aquí no son las
interrogantes, sino las respuestas que nos hemos dado a cada una de ellas y mucho más
importante el sentimiento o emoción que nos invade al brindar cada respuesta.

Cada etapa de nuestra vida está llena de emociones. Emociones que nos proporcionan la
energía necesaria para resolver un problema o realizar una actividad nueva, conseguir
nuestros deseos y satisfacer nuestras necesidades, pero que a la vez los utilizamos para
valorar una situación en concreta, influyendo así el modo en que percibimos la realidad en la
que vivimos.

Cada uno de nosotros experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de las
experiencias vividas, el aprendizaje, el carácter y de la situación concreta. A pesar de que nos
toca vivirla a diario, durante mucho tiempo han estado consideradas poco importantes y
siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano.

La emoción es una respuesta inmediata del organismo que le informa del grado de
favorabilidad de un estímulo o situación. Si la situación le parece favorecer su supervivencia,
experimenta una emoción positiva (alegría, satisfacción, deseo, paz, etc.) y sino experimenta
una emoción negativa (tristeza, desilusión, pena, etc.) (V.J. Wukmir, 1967).

Las emociones se desarrollan en el denominado cerebro límbico, el cual le proporciona a


nuestro cuerpo la información de nuestras experiencias de forma inmediata, mucho más
rápida que la aportada por el cerebro racional, el cual requiere de un tiempo para analizar y
procesar dicha información.

Charles Darwin (1872) observó cómo los animales (especialmente en los primates) tenían un
extenso repertorio de emociones, y que esta manera de expresar las emociones tenía una
función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie. Apenas tenemos unos
meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos
animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van
haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.

A pesar que todo individuo es distinto, con respecto a las emociones. ellas son iguales en
todo ser humano, razón por la cual lleva el nombre de emociones básicas tales como La
alegría que se produce como consecuencia de un suceso que interpretamos de forma
positiva, aportándonos vitalidad, El miedo que es una de las emociones esenciales para la
supervivencia ya que nos informa de que hay algo que nos amenaza y nos prepara para
enfrentarnos a ello o huir, la tristeza que tiene un efecto reparador en la persona tras una
pérdida, al provocarle la necesidad de reflexión y asimilación del daño sufrido, a lo que se
denomina periodo de duelo, la ira que se produce cuando algo, persona o situación, está
rebasando nuestros límites, o no está cumpliendo nuestras expectativas. En su vertiente
adaptativa, también nos prepara para la lucha o para la huida.

Si bien es cierto hemos venido desarrollando el tema de las emociones y la importancia que
tienen cada una de ellas en nuestra vida. Sin embargo ello no el tema central del presente
ensayo, entonces ¿Cuál es el tema?, pues lo iras descubriendo poco a poco.

Dentro de las emociones básicas que hemos expuesto anteriormente existe una de ellas que
creo yo es la más sobresaliente, no digo la más importante ya que cada emoción cumple una
función distinta en una determinada situación, pero la emoción a la que me refiero ayuda o
contribuye al desarrollo de nuestra vida tanto individual como en la sociedad, e inclusive
ayuda al buen funcionamiento de nuestro organismo, ya que nuestra salud no solo depende
de nuestro estado físico, sino también del estado de ánimo en la que nos encontramos, por
ejemplo: cuando estamos tristes no tenemos deseos de salir a ningún lugar, obteniendo como
consecuencia la depresión, la ira, que nos impide relacionarnos con facilidad con otras
personas, etc. Pues esa emoción de la que estoy haciendo referencia es efectivamente la
alegría.

La alegría es un estado interior fresco y luminoso, generador de bienestar general, altos


niveles de energía, y una poderosa disposición. Es una emoción que puede ser percibida en
toda persona, porque siendo quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje,
decisiones y actos.

De lo dicho anteriormente se puede deducir que la alegría es producto de una situación que
nos resulte agradable y que gracias a dicha emoción somos más creativos, más propensos a
la interacción con los demás, más serviciales y que a la vez nos brinda múltiples beneficios
para nuestra salud a nivel hormonal, tanto es así que cuando nos sentimos alegres
generamos un neurotransmisor llamado serotonina, que atenúa entre otras cosas nuestro
estrés y nuestra ansiedad. Por ello se puede confirmar que una persona más alegre es una
persona más saludable.

Sin embargo no podemos estar alegres todo el tiempo, porque como seres humanos
contamos con un ciclo emocional de altibajos. Un día nos sentimos imparables, llenos de
energía y de emoción por el nuevo día que comienza, no obstante al día siguiente quizás
estemos desmotivados o tristes por cualquier motivo que se nos presente, pero independiente
de que estemos o no alegres, ello no debe intervenir en la forma de disfrutar y ver la vida.

Y esa forma de disfrutar y ver la vida, es lo que nos distingue de muchas otras personas y a
la verdad ha sido y es una constante en la historia de la humanidad y en la vida de todo ser
humano. Pero ¿qué es exactamente lo que buscamos para poder disfrutar la vida al máximo?
¿De qué manera podemos alcanzar, esa satisfacción de sentirnos contentos? Al hablar de
sentirnos contentos o alegres, específicamente me refiero a confiar en nuestros sentimientos,
enfrentar retos, valorar los recuerdos y aprender del pasado. Es decir sentirse bien consigo
mismo y con los demás.
Durante nuestra vida cotidiana, en ese proceso de relacionarnos con los demás nos damos
cuenta de que existen una serie de personas de que a pesar de que su vida puede ser
considerada perfecta, ya que poseen las características de ser amables, muy inteligentes y
bondadosas y quizá en su rostro se refleje siempre una sonrisa, pero pese a ello no están de
acuerdo con la vida que llevan, bueno y todos sabemos que para estar contentos a lo largo
de nuestra vida hay que ser buenas personas, como por ejemplo: hacer ejercicios para
mantener un buen estado de salud, tener una actitud positiva en todo sentido, ya sea en
nuestra vida laboral, social y personal, sin embargo con todas estas características nos
preguntamos ¿pero porque estas personas no se siente contentas?

Se podría decir que existen ciertos factores que quizá no hemos tomado en cuenta, para
darle sentido a nuestra vida sino que simplemente hemos cumplido a cabalidad con lo que
nos han enseñado desde niños, pero no es como sentir una satisfacción al hacerlo, sino que
todo lo realizamos por obligación, con la finalidad de complacer a otros, o por estar
pendientes del que dirán. Ello no significa que todas aquellas características que nombre
anteriormente no son adecuadas, sino todo lo contrario, hay que hacerlas pero por nosotros
mismos, porque así nos sentimos bien, porque así es realmente la vida que queremos vivir.

¿Cuáles son esos factores?, uno de los primeros factores es que mucho de nosotros, somos
personas que no tardamos nada en perdonar a los demás. Sin embargo duramos una
eternidad o se nos hace difícil perdonarnos a nosotros mismos, y esta capacidad de sabernos
perdonar es el primer ingrediente para estar contentos o disfrutar de esta vida tan
maravillosa, porque si no estás augustos con nosotros mismos no podemos sentirnos bien.

Otro punto importante aquí es que es necesario aprender a querernos mejor, porque somos
muy pocas personas a las cuales nos han enseñado a querernos, pero no todos somos así,
ya que hay algunas personas que si manifiestan ese amor propio, pero hay otras personas
que no y si no nos queremos bien, no podemos tomar las riendas de nuestras vidas, y si no
tomamos esa decisión no podemos disfrutar al máximo la alegría de vivir.

Esa alegría de vivir que muchas personas lo desean, pero que tienen problemas y piensan
que debido a su situación no pueden entender que aquello se encuentra en su interior y es
que la verdad es que para que nos encontremos bien y contentos no depende de esas cosas,
pues las circunstancias que nos rodean solo son el diez por ciento que permiten darle sentido
a nuestras vidas y el resto depende de uno mismo, porque a todos nosotros sin excepción
alguna vez se nos presentara obstáculos o quizá tropezaremos y caeremos, ¿pero sabes
que es lo que tenemos que hacer? La respuesta es muy fácil y es decidirnos a tomar las
riendas de nuestras vidas, levantarnos y seguir para adelante, pues este es el tercer factor
que debemos tomar en cuenta para conocernos bien y podemos sentirnos mejor.

Cada día tenemos que enfrentarnos a los retos que nos manda la vida, pero depende mucho
de nosotros el salir como triunfadores, teniendo en cuenta los factores y utilizando nos
propios recursos, ya que estar añorando y extrañando todo lo que nos falta, no nos servirá de
nada, sino que debemos encajar en todo lo que tenemos.
De las diferentes preguntas planteadas en un principio y conforme hemos venido
desarrollando el presente ensayo podemos decir entonces que nuestra satisfacción con la
vida está relacionada con nuestras expectativas, logros y autoestima, favoreciendo así la
actitud de abordar diferentes tareas y llevándonos a un estado emocional positivo que los
individuos alcanzamos cuando hemos satisfecho nuestros deseos y cumplido con nuestros
objetivos.

El sentido que le damos a nuestra a nuestra existencia viene medida por la capacidad que
hay en cada persona de dar soluciones a los variados aspectos que conforman su vida
cotidiana. Por lo tanto su valor no se pierde en un solo día, así que tampoco lo encontraremos
de un día para otro, pero lo que si estoy segura es que debemos buscarla y encontrarla por
nosotros mismo, ya que la forma de ver y sentir la vida es diferente para cada uno de
nosotros, por ello todos debemos encontrar el sentido por nuestros propios medios.

Si bien es cierto hemos hablado de la alegría, pero lo que en realidad estamos tratando de
buscar es intentar reflejar un estado de armonía interna manifestada como un sentimiento de
bienestar que perdure en el tiempo y no como un estado de ánimo de origen pasajero, ya que
la alegría por definición, es pasajera, y responde a estímulos externos, pero ello no quiere
decir que no sea importante, porque si alguien no ha sentido nunca un pesar no podrá
experimentar la alegría, y por ende no podrá experimentar aquel sentimiento que invade
nuestro interior y nos ayuda a sentirnos bien cada día.

La vida es vivir el momento y hacer de este lo mejor posible, sin saber qué va a pasar
después, disfrutando cada momento con nuestra familia, nuestros amigos y compañeros de
trabajo, disfrutar lo que hacemos, porque así lo queremos, preocupándonos por nuestro
bienestar y por el de los demás¸ reconociendo nos propios méritos y aceptando que son
producto de nuestro esfuerzo, así como alegrarse también del triunfo ajeno como si fuera
propio, pues todo ello permite desarrollarnos como personas y personas de bien-

Yo no sé si el lograr entender lo que significa verdaderamente la vida sea difícil o fácil, pero
lo que si podemos hacer es simplemente disfrutarlo, y disfrutarlo por nosotros mismos,
aprendiendo a perdonarnos, a querernos y a tomar nuestras propias decisiones, no sé si tu
pero yo sí creo que el vivir sentir, amar, reír, llorar, jugar, ganar, perder, tropezar, pero
siempre levantándonos y seguir es parte de nosotros y es parte de algo muy fundamental,
pues es parte de alcanzar LA FELICIDAD

BIBLIOGRAFIA
 Frederic Lenair, (2014), sobre la felicidad, Barcelona, Editorial Planeta S.A

 Alex Rovira Frances Miralles, (2009), El Laberinto de la Felicidad, España, Editorial Santillan
ediciones generales S.L

 Vladimir.Jorge. Wukmir, (1967), emoción y sufrimiento, Barcelona , Editorial Labor S.A

LINKOGRAFIA

 http://funcion-sistema-limbico.blogspot.com/

 http://www.psicoactiva.com/emocion.htm

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