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PERSONAS
Atributos de la Personalidad
Los atributos de la personalidad fueron históricamente,
Nombre
Firma
Signo
Rúbrica
Título
Blasón
EDAD
Otro factor jurídico referente a la capacidad, en toda época, fue la edad.
Los visigodos se basaron para la determinación de la minoridad en el
desarrollo físico y en los síntomas de la pubertad, criterio que subsistió
en algunos fueros castellanos. VISIGODOS SE BASABAN EN
DESAROLLO FÍSICO Y SINTOMAS DE PUBERTAD
Desde la Baja Edad Media el paso a la mayoría de edad se estableció
de manera taxativa a los 25 años. BAJA EDAD MEDIA: 25 AÑOS
Uno de los privilegios más importantes de los menores fue el de la
restitución integral, que buscaba salvar sus intereses ante una mala
administración de sus representantes.
En el derecho indiano como en Castilla, se procuró restringir la
habilitación o venia por edad en favor del menor por temor a la
dilapidación. Los reyes no delegaban esta facultad. En 1637 se prohibió a
los virreyes dar habilitación a los menores de entre 18 y 20 años, la que
debía solicitarse al Consejo de Indias. En 1752 se los autorizó a habilitar
a menores de 21 años cumplidos.
PRIMERO SE AUTORIZABA A MAYORES DE 18, LUEGO SE FUE
AUMENTANDO HASTA 21 AÑOS, PARA PROTEGERLOS
En 1824 un decreto de la Junta de Representantes de Buenos Aires,
facultó al gobierno a conocer las solicitudes de habilitación hasta que se
dictara una ley especial sobre el tema, que sólo se dio con el Código
Civil. Los menores de entre 18 y 20 años debían dirigirse a la
legislatura.
Estas disposiciones de gran rigidez no cambiaron, pero sí su modo
de aplicarse que fue más flexible con el paso del tiempo.
INSTITUCIONES NO CAMBIARON PERO SU
APLICACION FUE MAS FLEXIBLE
CLASES DE FILIACIÓN
El derecho antiguo distinguió diversas clases de hijos,
Legítimos
Ilegítimos: naturales y no naturales (incestuosos, adulterinos)
En las Indias, los hijos naturales eran comunes, generalmente nacidos
de concubinatos. En la Edad Media española el concubinato era una
verdadera institución jurídica sucedánea del matrimonio, conveniente en
casos por ejemplo de matrimonio con mujer de condición social
inferior.
El concubinato o barraganía estaba regulado en las Partidas y tolerado aún
despúes del Concilio de Trento, aunque más tarde se lo considerara una
unión indeseable.
El mismo camino siguió la institución del hijo natural, cada vez más
deshonroso, pese a lo cual los hijos naturales tenían derecho a
alimentos, herencia de la madre, al título de nobleza paterno y a
la posibilidad de legitimación; la ley 11 de Toro reputó como
NATURAL al hijo de padres que podrían haberse casado al
momento de la concepción o el nacimiento.
CCV
El Código Civil receptó la clasificación tradicional, distinguiendo a
los hijos legítimos y a los putativos que recibían la máxima
protección legal, de los ilegítimos que recibían la mínima, pudiendo
reclamar alimentos sólo si eran reconocidos voluntariamente por sus
padres y estaban además imposibilitados, careciendo además de
vocación sucesoria. ILEGITIMOS NO HEREDABAN
Se le reconocían en cambio derechos de familia al hijo natural, a los
que también se le reconocían derechos hereditarios.
La ley de Matrimonio Civil, derogó las disposiciones referentes a los
hijos sacrílegos.
En 1954 se suprimieron las discriminaciones públicas y oficiales entre los
hijos nacidos de uniones matrimoniales y no matrimoniales y las
categorías de hijos adulterinos e incestuosos denominándolos
extramatrimoniales.
En 1985 se clasificó a los hijos en por naturaleza (matrimoniales y
extramatrimoniales) y por adopción, no diferenciando los efectos entre los
dos primeros. 1985 NO DIFERENCIA ENTRA MAT Y EXT,
RECONOCIO ADOPTIVOS PERO SIN MISMOS EFECTOS
Con respecto a los hijos naturales, se presentaron históricamente
dos cuestiones, la legitimación y el reconocimiento forzoso.
La legitimación surgió en épocas de Constantino, a fin de equipararlos con
los hijos legítimos, situación que se repitió en la Baja Edad Media, a fin
de convertir en legítimos a los hijos procreados fuera del matrimonio y a
estimular a los padres a unirse matrimonialmente.
La legitimación por matrimonio fue la forma más extendida y la única
que reconoció el derecho moderno, equiparando al hijo nacido de
unión matrimonial con el legitimado por casamiento sin diferencias;
para el casamiento bastaba la inexistencia de impedimentos, sin ser
necesaria una relación estable entre padres.
La ley 12 de Toro, modificó las Partidas y prohibió a los legitimados
concurrir a la herencia de sus ascendientes, salvo por el quinto de libre
disponibilidad.
La legitimación por rescripto, apareció en Castilla con el Fuero Real,
intentando limpiar la mancha de su origen a los hijos y habilitarlos para
heredar a sus padres, al menos si carecían de hijos legítimos. Esta
modalidad se obtenía mediante un pago a la Corona, con montos
crecientes de acuerdo a la dificultad a sortear.
Por ley de la Confederación de 1855 se autorizó a Urquiza a legitimar a
sus hijos naturales con igualdad civil entre todos.
El Código Civil mantuvo la legitimación de hijos naturales por
matrimonio posterior, el que debía ser acompañado de un reconocimiento
expreso. La ley 23.264 hizo desaparecer esta institución.
La segunda cuestión fue la posibilidad de investigar la paternidad, ya sea
por desconocimiento de la misma como por muerte del padre o la
madre.
Para las Partidas, el hijo natural de concubina no presentaba problemas.
Sin embargo previeron el supuesto de reconocimiento forzoso de
cualquier hijo ilegítimo con efectos alimentarios, siendo amplios los
medios de prueba.
La ley 11 de Toro reafirmó el reconocimiento judicial aun por
muerte o negativa de padre o madre.
Estas normas se mantuvieron vigentes en el derecho indiano y patrio.
Para evitar escándalos se presentó en Buenos Aires un proyecto de ley
que prohibía la indagación de la paternidad como lo autorizaba en cambio
el Código napoléonico, a lo que Vélez se opuso, prohibiendo la
indagación sólo para el caso de atribución de hijo a mujer casada.
En la llamada Ley de Fe de Erratas, se cambió el criterio, exigiendo la
posesión de estado para poder ejercer la acción de filiación una vez
muertos los padres. Tras la ley 14.367 todos los hijos extramatrimoniales
poseen acción de filiación.
La ley 23.264 reconoció a los hijos matrimoniales el derecho de reclamar
su filiación contra ambos padres en caso de hijo matrimonial y al que
consideren su padre en caso de ser hijo extramatrimonial.
En caso de fallecimiento de alguno de los padres, la acción se dirige contra
los herederos universales.
ADOPCIÓN
La adopción tuvo un carácter importante para el derecho romano,
porque permitía al adoptado obtener la condición política del
adoptante.
Tuvo poco desarrollo en el derecho castellano-indiano; existían
algunas prohibiciones como que el adoptado no podía ser mayor que el
padre, a los eunucos e impúberes y a las mujeres por no poder ejercer la
patria potestad.
Existieron dos especies, la adrogación y la adopción propiamente
dicha.
En el caso de la adrogación un hombre libre por decreto se convertía
en hijo de otra familia, lo que requería el consentimiento del adrogado
y que por ende debía tener capacidad para hacerlo, aunque en caso de
beneficio evidente, no se requería pudiendo hacerse aun en niños. Sus
bienes pasaban a depender del adrogante.
La adopción propiamente dicha recaía sobre cualquier hijo por
voluntad de los padres y decisión judicial; la adopción plena era la
que otorgaba al adoptante la patria potestad, debiendo ser un
ascendiente. IMPERFECTA era la que dejaba la patria potestad
al padre natural.
En el siglo XVIII este régimen fue modificado en beneficio de los
expósitos y menores abandonados, permitiendo la adopción por cualquier
persona decente, siendo siempre imperfecta.
De poca aplicación en el derecho patrio, se reestableció en 1948 con
preocupación por mejorar su régimen y extender sus beneficios. La ley
23.264 hizo desaparecer las diferencias entre ambas clases de hijos,
quedando vigente la llamada adopción simple.
GUARDA – TUTELA - CURATELA
La guarda es la denominación que usaron de manera indistinta las
Partidas para la tutela y la curatela y que se usó hasta mediados del
siglo XIX.
El hijo que no estaba a cargo de su padre por muerte u otra causa de
cesación de la patria potestad debía ser puesto bajo tutela o curatela de
acuerdo a la edad; TUTELA para los impuberes y CURATELA para
los púberes. Otra posibilidad era la de depósito en casa de una persona
que se encargara de la guarda.
Desde el derecho romano hasta la Baja Edad Media, la tutela estaba
dirigida al menor y a su bienestar por ser incapaz de valerse por sí
mismo.
Existían 3 clases de tutela: Testamentaria, dativa (juez) y legitima
(personas llamadas x la ley)
La curatela se dirigía preferentemente a los bienes de los menores
púberes: si la tutela era necesaria, no lo era la curatela excepto para
actuar en juicio, tomando su carácter por nombramiento o aprobación
judicial.
También se podía dar curador a los dementes, pródigos, enfermos, etc.
Como todos los que administraban cosas ajenas los tutores de cualquier
clase debían dar fianza y rendir cuentas.
En las Indias la tutela era un problema grave por la cantidad de
huérfanos y la malversación de caudales por parte de los
administradores, lo que fue siempre motivo de preocupación de la
Corona.
Los asuntos de menores estaban a cargo del juez de menores, cargo
ejercido por uno de los alcaldes ordinarios de la ciudad, que intervenía
en cualquier causa donde estuvieran involucrados sus pupilos.
El criterio de Vélez fue extender la tutela mientras dure la
minoridad, manteniendo además la clasificación tradicional, aunque
excluyendo a la madre viuda por haberla promovido al ejercicio de
la patria potestad.
En 1985 se denominó a la tutela legítima y a la dativa tutela legal; la
madre dejó de ser tutora por completo para adquirir el coejercicio de
la patria potestad.
DEPÓSITO
En el derecho castellano fue una institución ligada con la tutela a la
que se parecía pero que no era idéntica.
Un menor podía ser depositado en vida de su padre, pero no dado en
tutela; además de la madre y las abuelas (únicas mujeres tutoras), se
admitía como depositaria a cualquier otra. El nombramiento podía
hacerse extrajudicialmente.
Los motivos del depósito eran variados: personas que recogían a
niños por caridad, o recepción en depósito para aprovecharse de
sus bienes o para aprovecharse de su servicio personal eludiendo
así la prohibición de servidumbre de blancos y negros libres.
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OBLIGACIONES Y CONTRATOS
El concepto abstracto de obligación es moderno, nacido con el
racionalismo jurídico. CONCEPTO MODERNO
Los romanos en cambio eran realistas, designando situaciones concretas,
como las relaciones entre los deudores y los poderes de los acreedores
sobre ellos. ROMANOS PONIAN A LAS OBLIGACIONES
DENTRO DE LAS COSAS DE DERECHO PRIVADO, EN LAS
“COSAS INCORPORALES”
El Derecho romano puso a las obligaciones dentro de las cosas; dentro de
las cosas de derecho privado distinguió las corporales de las incorporales,
incluyendo entre estas últimas a las obligaciones.
La obligación tenía la característica de ser una relación personal entre dos
sujetos, uno activo y otro pasivo, pero siempre con referencia a una cosa.
LA OBLIGACION ERA UNA RELACION ENTRE DOS SUJETOS
PERO SIEMPRE CON RELACION A UNA COSA
El derecho de crédito que resultaba se diferenciaba del real, en que uno
se ejercía sobre la cosa y otro sobre la persona del deudor. EL
DERECHO DE CRÉDITO RESULTANTE SE EJERCÍA SOBRE
LA PERSONA DEL DEUDOR
La obligación gravitó primero sobre la persona y luego sobre la totalidad
del patrimonio del deudor, entendiéndolo como expresión de la persona
física y en una parte proporcional indeterminada si hubiera concurrencia
de acreedores. A falta de bienes el deudor respondió con su persona hasta
el siglo XIX. A FALTA DE BIENES EL DEUDOR RESPONDÍA
CON SU PERSONA, ESTO DURÓ HASTA EL S.XIX
El concepto abstracto de obligación vino a través de la jurisprudencia
humanista y de la filosofía racionalista.
Al momento de promulgarse el Código Civil de Vélez Sarsfield, la
doctrina imperante consideraba a la obligación como una limitante a la
libertad natural, por lo que su existencia no se debía presumir, sino
demostrar.
FUENTES
Se discute aún hoy el origen de las obligaciones en el Derecho romano:
por su vinculación al cuerpo, pueden haber nacido a consecuencia del
delito y la importancia de indemnizar a la víctima (solvere implica tanto
desatar como pagar). ROMANOS NO ELABORARON TEORIAS
SOBRE FUENTES DE LAS OBLIGACIONES, AUNQUE SE
CREE QUE PUEDEN HABER NACIDO A CONSECUENCIA
DEL DELITO Y EL DEBER DE INDEMNIZAR A SU VICTIMA
Los romanos no elaboraron ninguna teoría sobre las fuentes de las
obligaciones, limitándose a constatar su nacimiento y el consiguiente
derecho de coerción de la víctima o el acreedor.
En la época imperial los juristas separaron las obligaciones contractuales
como acuerdo de la voluntad de las que no lo eran, con fundamento en la
equidad; crearon figuras como las obligaciones cuasi es contractu,
diferenciándolas de las cuasi ex delicto. No hubo en la distinción
finalidad dogmática, y cuando esta existió se hizo mediante la
multiplicación de casos específicos.
Recién con la Escuela de Bolonia nace la ley como fuente de la
obligaciones.. CON LA ESCUELA DE BOLONIA SE CONSIDERA
A LA LEY COMO FUENTE DE LAS OBLIGACIONES
CONTRATOS
Desde la República los contratos desplazaron a los delitos como fuentes
de las obligaciones.
EN LA REPUBLICA ROMANA, ESTABAN SUJETOS A
SOLEMNIDADES. EL ACTO QUE NO REVISTIERA ESAS
SOLEMNIDADES TENIA SU VALOR JURÍDICO MUY
LIMITADO. EL FOCO NO ESTABA EN EL CUMPLIMIENTO
DE LAS VOLUNTADES, SINO EN LAS PRESTACIONES
RECÍPROCAS
MUY POCOS NACIAN CON EL CONSENTIMIENTO, AUNQUE
DEPENDIA DEL NEGOCIO DEL QUE SE TRATARE
Al basarse la contratación en ciertas formalidades, era limitado el valor
jurídico de los actos no celebrados de acuerdo a ellas. Sólo por excepción
el contrato se formó por el consentimiento, especialmente con 4 tipos de
negocios: venta, locación, sociedades y mandato; pero aún en estos
contratos de tipo consensual el efecto no nacía de la convención sino de
la naturaleza de cada negocio: los juristas de esta época perseguían no el
cumplimiento de las voluntades, sino el justo equilibrio entre
prestaciones recíprocas, lo que marca una notoria diferencia con el
derecho moderno.
Durante el Imperio la distinción entre contratos y convenciones se atenuó
por obra de los jurisconsultos y de las constituciones imperiales. En el
derecho romano vulgar se vuelve al consensualismo y al realismo que por
ejemplo exigía la entrega de la cosa para el perfeccionamiento del
contrato, evitando así dudas sobre la formación del contrato como las
discusiones sobre su interpretación. Esto se vio aún más acentuado
durante la Alta Edad Media.