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EL JUEGO DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA

NEUROCIENCIA.

ELENA PORTILLO 1
La neurociencia, estudia cómo se desarrolla el sistema nervioso, su estructura y lo que hace. Los
neurocientíficos analizan el funcionamiento del cerebro, las funciones cognitivas.

La neurociencia aplicada a la educación o neuro-educación, estudia el cómo aprende el cerebro. Una de


las aportaciones que es capaz de hacer la educación a la neurociencia es aclarar la naturaleza del propio
aprendizaje. En lo referente a las estructuras cerebrales implicadas, aprender matemáticas difiere de aprender
a leer, que a su vez difiere de aprender a tocar un instrumento.

Según Jose Antonio Marina, el efecto más importante de la neurociencia en la educación, es la posibilidad
de identificar y modificar estructuras neurales que subyacen a distintos procesos de aprendizaje y memoria que
simplemente suceden sin necesidad de prestar atención.

La neurociencia ha dado valor al juego, demostrando que es más que pura diversión. El juego es una forma
de aprender.

Para David Bueno, El cerebro es dinámico, no es estático y está continuamente pasando información de un
sitio a otro, esta información suelen ser aptitudes y actitudes, al cerebro no le importa quedarse con cosas
porque si. La forma natural, instintiva que tenemos de aprender como especie es a través del juego, el juego es
ensayo, error, perfeccionamiento, interaccionar con las personas, y equivocarse sin que pase nada. La educación
en los centros escolares debería ser vivida como un juego. Sin motivación no hay aprendizaje y el juego motiva.
El hecho de superar un reto motiva. Cuando un niño juega, construye su propio aprendizaje, porque es él quién
decide lo que está haciendo.

La práctica del juego promueve las conexiones de las neuronas en la corteza prefrontal del cerebro. En la
misma línea, las encefalinas son sustancias que tienen la responsabilidad de disminuir la tensión neuronal; la que
provee al niño de tranquilidad y alegría durante el juego.

El cerebro del niño tiene mucha plasticidad, todas las experiencias que el niño vive le sirven para aprender,
el niño al jugar se activan hormonas que hace que cambie la bioquímica de su cerebro.

Se habla mucho que el cerebro es un órgano social, necesita de otros cerebros de los que aprender, el
juego es muy potente para ello, pues además de ayudar a desarrollar las habilidades cognitivas también lo
hace con las sociales, dado que cuando los niños juegan se sociabilizan entre ellos.

El juego es un mecanismo innato que despierta la curiosidad y nos hace sentir placer. Además, jugar es
prepararse activamente para lo imprevisto.

En general los descubrimientos muestran cómo las cinco características del aprendizaje a través del juego
facilitan el desarrollo y la activación de los procesos interconectados del cerebro en niños y niñas en crecimiento
y cómo respaldan su capacidad para aprender.

Tal vez debemos reflexionar sobre la importancia de conocer las necesidades del niño para poder
amoldarnos y motivar mayormente su cerebro y su cuerpo.

https://www.youtube.com/watch?v=GT0iF4W10Ls

ELENA PORTILLO 2

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