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Cómo aprende el cerebro: Factores que favorecen el aprendizaje

30 de abril de 2017 - Irene García Calvo

Entender cómo aprende el cerebro nos ayuda a vislumbrar nuevas estrategias de aprendizaje. El método de enseñanza
tradicional ha quedado obsoleto y es hora de buscar alternativas en la neuroeducación. En este artículo te contamos
cómo aprende el cerebro, te damos algunos consejos que te ayudarán a favorecer el aprendizaje.

¿Cómo aprende el cerebro? Repetir una y otra vez diferentes datos, hasta que logramos memorizar una determinada
información, no es la mejor forma de aprender. Diferentes estudios científicos han demostrado que factores cómo la
sorpresa, la motivación, la emoción, el deporte, la novedad, o el trabajo en equipo, son ingredientes indispensables
para favorecer y fomentar el aprendizaje y conocimiento.

La estrategia de educación que seguimos actualmente no es la adecuada. Para ayudar a educar y a aprender mejor,
debemos comenzar a aplicar en las escuelas los descubrimientos sobre cómo aprende nuestro cerebro. Procesar
secuencias monótonas de información no nos enseña a enfrentarnos al mundo. No aprendemos al memorizar, sino al
experimentar, al involucrarnos y al practicar con nuestras manos.

Para aprender es necesario introducir una novedad que logre sacar del letargo a nuestro cerebro. De esa manera,
favorecemos no sólo la atención sino también la memoria. La información nueva y llamativa se almacena en nuestro
cerebro de manera más profunda. Según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) la actividad
cerebral registrada durante una clase, es similar a la hallada viendo la televisión, es decir, prácticamente nula. Con
interminables charlas en las que se bombardea a los alumnos con información estamos consiguiendo el efecto
contrario al buscado.

Según el neuropsicólogo J.R. Gamo el cerebro necesita emocionarse para aprender. Cuando el cerebro adquiere
información novedosa lo procesa el hemisferio derecho del cerebro (relacionado con la intuición, las imágenes y el
pensamiento creativo).

Por tanto, el lenguaje, y la charla que un profesor puede dar a sus alumnos en clase, no juega un papel importante en el
aprendizaje. Justo al contrario, fomenta que los alumnos desconecten y se distraigan con mayor facilidad.

Para comprender cómo aprende el cerebro, es importante conocer cómo siente, cómo procesa y almacena información.

Recientemente, cada vez es más frecuente encontrar el prefijo “neuro-” asociado a distintas ciencias. Esto ha generado
la creación de nuevas disciplinas como el neuromarketing, la neurotecnología, la neurolingüística y la neurodidáctica.
Y es que la neurociencia cada vez tiene un papel más relevante en la explicación de la realidad científica. Conocer el
funcionamiento cerebral ayuda a comprender mejor fenómenos como el que nos ocupa: cómo aprende el cerebro.

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a identificar posibles trastornos del aprendizaje, y rehabilitar las principales habilidades cognitivas de los alumnos.

La neurodidáctica aúna los conocimientos y métodos de la neurociencia encaminados a favorecer el proceso de


aprendizaje para ayudarnos a enseñar y aprender de una manera más eficaz. Desde CogniFit y con miras a favorecer la
atención a distintas necesidades educativas se ha creado la plataforma neuroeducativa para colegios y profesores. Se
trata de una plataforma de neuroeducación creada por especialistas en neuropsicología, que pretende ayudar a
educadores no especializados en psicopedagogía a evaluar los procesos de aprendizaje y conseguir los mejores
resultados en sus alumnos.

Factores que favorecen el aprendizaje. Aprender a aprender

1- En el aprendizaje una imagen vale más que mil palabras


En situaciones muy conocidas o rutinarias el cerebro se vuelve vago. La clave es aprovechar la búsqueda de novedad
del cerebro humano. Para aprender el cerebro necesita estímulos nuevos.

¿Cómo aprende el cerebro? Una buena idea a la hora de enseñar consiste en pasar de lo lingüístico a lo visual.
Sustituir el discurso teórico oral por una charla apoyada por imágenes, mapas conceptuales, vídeos y demás material
audiovisual estimula al alumno, y favorece su participación en el aprendizaje.

Ante estímulos novedosos se activa toda la corteza cerebral. Se trata de una característica fisiológica que sirve para
afrontar cualquier tipo de estímulo independientemente de su naturaleza. Esta peculiaridad juega a nuestro favor en el
aprendizaje. Y es tan simple como introducir cambios durante nuestro discurso como gestos, expresiones faciales,
contacto ocular o cambios en la entonación. Pero no hay nada que active más el cerebro que una imagen nueva o un
vídeo entretenido. Si logramos que se active toda la corteza estaremos favoreciendo un pensamiento más integrado
que poco tiene que ver con la memorización forzosa y está muy relacionado con un aprendizaje eficaz y duradero.

2- Emocionarse es vital para el aprendizaje

Seguramente todos recordemos a ese profesor o profesora que nos marcó para bien o para mal. Si atendemos a cómo
aprende el cerebro según la neurociencia esto tiene una explicación muy sencilla.

La emoción y la cognición están estrechamente relacionadas y el diseño anatómico cerebral es coherente con esta
relación. La información que captamos viaja primeramente por sistemas como el límbico, la parte primitiva o
emocional del cerebro. Después, es enviada a la corteza; la parte más analítica y más nueva filogenéticamente.

La parte más emocional está conectada con estructuras relacionadas con la supervivencia como la amígdala. Por este
motivo, la amígdala está destinada a consolidar un recuerdo de una manera más eficaz. Es importante conseguir llegar
a esta parte emocional para que la información permanezca y el aprendizaje sea eficaz. Cómo aprende el cerebro: Por
ejemplo, contar historias es una manera magnífica de activar estructuras subcorticales y aprender mejor.

A este respecto el neurólogo mexicano Jaime Romano ha diseñado un modelo conocido como neuropirámide. El
modelo, cuenta con seis peldaños en los que se plantea qué sucede con la información sensorial hasta que se convierte
en aprendizaje. Descubrió que el procesamiento de la información está muy ligado a procesos emocionales.

Según Romano: “Queremos mejorar la capacidad emocional y mental de los estudiantes, los procesos de cálculo, de
comprensión, y eso repercutirá en que aprenderán mejor las matemáticas, a leer y a entender los textos, a fijar su
atención”.

3-Trabajar con compañeros es estimulante

El cerebro se estimula cuando interactuamos con los demás y la motivación aumenta. Si tenemos alumnos motivados,
tenemos alumnos atentos; y si tenemos alumnos atentos, es más probable que ese aprendizaje sea significativo y lo
recuerden de por vida.

Cómo aprende el cerebro: El aprendizaje cooperativo resulta de gran utilidad en el desarrollo de habilidades sociales,
sentimientos de autoeficacia, favorecimiento de la empatía y la habilidad de escucha entre otras. Este tipo de tarea
tiene muchos beneficios siempre y cuando se plantee desde la perspectiva cooperativa y no competitiva ni
individualista. Para ello, es necesario que cada uno alcance sus objetivos solo si los otros alcanzan los suyos.
Investigaciones al respecto han concluido que las situaciones cooperativas son superiores tato a las competitivas como
a las individualistas.

4- Las TICs (nuevas tecnologías), un aliado en el aprendizaje

Las tecnologías de la información y la comunicación favorecen la atención sostenida y estimulan las partes más
creativas de nuestro cerebro.

Marc Prensky, experto en educación, afirma que el sistema educativo actual es anacrónico y debería ser reemplazado
por otro acorde a la realidad actual. No es sensato contar con tecnología del siglo XXI y seguir enseñando como desde
hace 200 años.
Cómo aprende el cerebro: Para conectar con las emociones y utilizar un material que resulte significativo para los
alumnos es imprescindible hacer uso de las TICs. Tenemos que ser conscientes de que estamos tratando con nativos
digitales y por ende el formato digital es más atractivo.

Lo interactivo que tienen las tecnologías de la información favorece que la atención no decaiga. El material
audiovisual que manejan también favorece el almacenamiento de la información.

Todo son ventajas si sabemos hacer un buen uso de las TICs para estimular y complementar el aprendizaje en el aula.

5- El cerebro aprende a través del contacto con la naturaleza

Es un error mantener al alumno sentado, estático, escuchando información de forma pasiva. El alumno ha de ser
agente activo de su aprendizaje. Pero al igual que queremos que los alumnos estén activos intelectualmente también es
importante que lo estén físicamente. Por ello, en la medida de lo posible, es muy ventajoso salir del aula para
aprender. Si bien con salir del aula conseguimos empezar a movilizar nuevas estructuras cerebrales muy positivas para
el aprendizaje; lo ideal sería poder llevarlo a cabo en la naturaleza.

Si nos fijamos en cómo aprende el cerebro, la naturaleza es un entorno perfecto de aprendizaje, especialmente en
edades tempranas.

En el mundo de la naturaleza podemos encontrar infinidad de estímulos con distintas formas, colores, movimiento,
profundidad. Esta diversidad de características sumado a lo beneficioso de hacer vida al aire libre favorecen el
aprendizaje eficiente. De esta manera, lograríamos los mejores resultados en la enseñanza al menor coste posible.

6- Un buen descanso es fundamental en el aprendizaje

En ocasiones pasamos por alto la importancia de una buena alimentación para el cerebro (el cerebro necesita
vitaminas), o un buen descanso en el aprendizaje. El descanso está íntimamente relacionado con procesos implicados
en el aprendizaje tan importantes como la memoria, la atención y la motivación.

Los horarios académicos son por lo general matinales y generalmente no están sincronizados con los ritmos biológicos
de los alumnos. Esto se debe en parte a que las rutinas (televisión, cena, videojuegos, irse a dormir tarde) no favorecen
el descanso. Ver la televisión antes de dormir implica una alta estimulación del sistema nervioso que dificulta el
sueño. Ocurre de manera similar con los videojuegos, el ordenador, el móvil y demás gadjets tecnológicos. La cena
muy cercana a la hora de dormir impide hacer una adecuada digestión que dificulta el descanso. E irse a dormir tarde
implica dormir menos horas y por lo tanto al madrugar el cuerpo se resiente.

De esta manera, nos encontramos con alumnos que como zombies acuden sin ganas al colegio. Podemos evitar que
acudir a clase sea tan aversivo si instauramos una rutina al irse a dormir. Hay que evitar una excesiva estimulación,
dormir poco o comer antes de dormir.

https://institutoserca.com/blog/las-teorias-del-aprendizaje-en-la-neuroeducacion-como-aprende-el-cerebro-humano/

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