Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen
Las transformaciones importantes de la sociedad, en su amplitud global, dejan
en claro que este siglo supone un cambio radical en las reglas de estudio, un cambio
paradigmático. Respecto a la educación, quizá el fracaso se debe a que las respuestas
tienden a sostener una mirada retrospectiva y no se enfoca en realizar una propuesta, en
todo caso, prospectiva. Si bien, estas respuestas prospectivas pueden existir en otras
áreas, parece ser que en el ámbito de la educación se prefiere una idea que se acerque a
más de lo mismo.
Palabras Claves: educación, amplitud global, cambio paradigmático,
retrospectiva, prospectiva.
Abstract
The important transformations of society, in their global scope, make it clear that
this century represents a radical change in the rules of study, a paradigmatic change. In
terms of education, perhaps the failure is due to the fact that the responses tend to have a
retrospective vision and do not focus on making a proposal, in any case, prospective.
Although these prospective responses may exist in other areas, it seems that in the
educational field an idea closer to more of the same is preferred.
Keywords: education, global breadth, paradigmatic change, retrospective,
prospective.1
1
(OEI, 1999)
Objetivo: Analizar las habilidades relevantes del siglo XXI para desarrollar en los
estudiantes un proceso de aprendizaje eficaz a través de medios digitales e identificar
los obstáculos que pueden darse.
Métodos: El método aplicado en la actual investigación es el estudio de caso, que pretende
recabar información verificable y a profundidad sobre la problemática. En este caso nos
ayudará a analizar el uso de recursos digitales y la falta de ellos durante el aprendizaje.
Mediante estas categorías y subcategorías pudimos concluir que las respuestas de los
jóvenes hacen pensar que los docentes dominan las asignaturas y se preocupan porque
sus estudiantes comprendan los contenidos, sin embargo, no están preparados para la
utilización de herramientas didácticas tecnológicas que puedan ayudar al entendimiento
mejorado, con ejemplos actualizados y métodos más prácticos para generar interés en
las materias y obtener un mejor resultado reflejado en las calificaciones y capacidad de
retención de información de los alumnos.
Son los mismos docentes (muchos de ellos de entre cuarenta y cincuenta años de edad)
quienes admiten que tuvieron que obligarse a utilizar ciertas herramientas digitales a
raíz de la pandemia de la Covid – 19, sin embargo, esto no significa que estén
familiarizados o que si quiera comprendan cómo funcionan. Mencionan que lo poco que
comprenden de su funcionamiento se debe a las capacitaciones básicas ofrecidas por la
institución educativa, pero que estas no abarcan lo suficiente para una comprensión más
amplia de sus funciones. Aquí también se pudo observar la problemática en cuanto a la
edad del docente que, en su mayoría, representa un impedimento para la comprensión
del uso de las tecnologías y su implementación en la enseñanza, pero es una arista no
contemplada en este trabajo.
Se pudo notar una falta de interés por parte del alumnado en cuanto a asistir a clases
solo para leer una pizarra y transcribir lo escrito en ella; los educandos refieren que es
algo que pueden hacer desde la comodidad de sus casas con un PDF enviado por el o la
docente; buscan más actualización por parte de los educadores y que se vea reflejado el
trabajo de cada uno en las prácticas en el aula.
En este punto, se puede confirmar que los educadores, si bien dominan las materias
impartidas, no utilizan las herramientas digitales de manera elemental, lo que limita a la
adquisición de conocimientos de los estudiantes, quienes pierden cada vez más interés
en las asignaturas debido a la falta de actualización de los docentes.
Barriga y Andrade (2012) expresan que las herramientas tecnológicas son consideradas
nuevas estrategias pedagógicas de esta era digital que pueden ser usadas de manera
dinámica para la enseñanza-aprendizaje de cualquier asignatura. Por su parte, Bobbio,
(2019) explica que los estudiantes demuestran actitudes no muy favorables en el
bachillerato debido al trabajo deficiente en la etapa escolar; aunque esta actitud cambia
en la etapa universitaria. Además, como lo explica él mismo, las actitudes son la base
del aprendizaje, pues regulan los comportamientos, las percepciones y el interés ante
una determina asignatura.
Las nuevas tecnologías, entendidas como los dispositivos digitales que se pueden
conectar con una computadora, teléfonos inteligentes, Tablet e incluso relojes o con
internet, son probablemente las herramientas más potentes, versátiles y ubicuas que la
sociedad haya conocido. Sin embargo, el campo de la educación en el mundo
hispanohablante muy pocas veces ha sido pionero en explotar el potencial de estas
herramientas en su actividad docente, lo cual podría explicar el poco éxito de los
métodos y medios anacrónicos de la institución educativa para formar ciudadanos
preparados para afrontar los retos del siglo XXI.
La iniciativa personal, la solidaridad, el trabajo en equipo, la capacidad crítica o la
interacción social son valores y actitudes. los elementos más útiles que el sistema
educativo puede aportar para preparar a los ciudadanos para un futuro que, en estos
tiempos de cambio cada vez más rápido, demandará conocimientos nuevos y en el que
la iniciativa, el trabajo en equipo y las habilidades sociales seguirán siendo favorables.
Las habilidades del siglo XXI se presentan en el contexto actual como una alternativa
que permite la formación de profesionales competentes en los escenarios
contemporáneos, cuyas demandas implican otras formas de conocer, ser, hacer y
convivir; son un concepto que toma vital importancia en las discusiones del campo de la
educación y han suscitado diversas posturas y planteamientos que resultan divergentes a
la hora de conceptualizarles, pero ofrecen un amplio espectro de trabajo para los
escenarios pedagógicos.
Demanda Cultural.
Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado. Cada vez más aspectos de nuestras
vidas, desde cómo trabajamos y aprendemos hasta cómo socializamos y compramos, se
han trasladado en línea. Si bien esta transformación digital trae muchos beneficios,
también requiere que las personas desarrollen nuevas habilidades para participar
plenamente en la sociedad. Se trata de las habilidades digitales
Desde el punto de vista de la demanda cultural, las discusiones actuales parecen orientar
hacia el hecho de que la nueva sociedad requiere un replanteo de la formación de la
identidad del individuo y de las naciones, lo cual tiene consecuencias muy directas, por
ejemplo, sobre los contenidos de la enseñanza, o sobre los rituales frente a los símbolos
patrios, por no agregar también, sobre la misma idea de ‘patria’. En paralelo, se subraya
la importancia de formar ciudadanos con capacidad para enfrentar la incertidumbre. “La
sociedad del futuro, sometida a un ritmo acelerado y constante de cambio, debería
dotarse de instituciones capaces de manejar la incertidumbre sin apelar a la supresión
del debate. La experimentación, admitida hasta hoy solamente como pauta de la
investigación científica, debería comenzar a ser admitida en la reflexión teórica y en la
práctica política” (Tedesco, 1995).
Un enfoque personalizado reconoce que no todos los estudiantes aprenden de la misma
manera. Esto implica una instrucción diferenciada para que los estudiantes puedan
aprender de manera que se adapten a sus necesidades personales. Los educadores
pueden ajustar sus métodos de enseñanza de varias formas: Diferenciar la dificultad del
contenido; Diferenciar modos de entrega; y Diferenciar las estrategias de evaluación.
Por el contrario, el enfoque siglo XX a todos los estudiantes de la clase se les enseñaba
el mismo contenido de la misma manera al mismo tiempo.
Se podría decir que un sistema educativo se organiza en torno a tres grandes
definiciones: qué se entiende por conocimiento, qué se entiende por aprendizaje, y qué
se entiende por contenido de la educación. Un cambio de paradigma educativo consiste
básicamente en que, a partir de nuevas opciones político-ideológicas, una sociedad sea
capaz de redefinir qué entiende por cada uno de estos ejes subyacentes o principios
básicos que estructuran el sistema educativo. Pero no alcanza solo con discutirlos, con
que sean un tema en la agenda social. Tienen que ser redefinidos de tal modo que esto
se exprese en la práctica, o sea en la organización y la gestión de todas las instancias
educativas.
El avance acelerado de la tecnología, enfrenta a la educación con la búsqueda continua
de metodologías enfocadas al desarrollo de competencias, impactando además los
ambientes de aprendizaje, la manera en que se abordan los roles y los procesos de
aprendizaje en general. Cuando los docentes asumen que la integración de áreas es
cuestión de metodología, se abordan las competencias de cada área sin desconocer el
contexto, el ser y todas sus dimensiones como un todo y se da un significado transversal
al aprendizaje que se orienta. Las nuevas formas de socialización e interacción
promovidas por el mundo global requieren también el desarrollo de valores y actitudes
específicas, esto es posible incorporando al entorno pedagógico las habilidades del siglo
XXI. En este panorama aparece la tecnología como motivadora y generadora de
aprendizaje significativo que se puede integrar para facilitar procesos enriquecedores
desde el ser, el saber, el hacer y el convivir.
Los docentes deben ser rigurosos y disciplinados en su trabajo, porque “no se puede
enseñar lo que no se sabe”. Sin embargo, también es vital que los maestros enseñen en
contexto: “para entender a fondo al aprendiz que tengo al frente, tengo que tener en
mente que esa persona tiene unas categorías de pensamiento que no solo tienen que ver
con su propia biología, con su herencia, sino tiene que ver con la comunidad en la
familia y eso es otra dimensión”, señala el experto Cristián Cox, profesor y Director del
Centro de Políticas Comparadas de Educación.
La influencia y presencia de las TIC en todas las esferas sociales es ya una realidad que
genera o requiere otras estrategias educativas, entendidas como aquellas acciones que
realiza el maestro con el propósito de facilitar el aprendizaje de los estudiantes, o sea, la
forma o manera como se ofrecen los contenidos para asegurar el logro de los propósitos
establecidos y que para el caso de este proyecto están basadas en metodologías activas.
La sociedad del conocimiento, la creación de redes, la globalización, promueven otras
formas de relacionarnos y de aprender, donde los contenidos se potencian con el uso de
la tecnología, donde las estrategias didácticas deben cambiar, la selección de medios y
materiales debe provocar aprendizaje significativo
Un sistema educativo orientado hacia las necesidades del siglo XXI debe entender el
aprendizaje como el resultado de la construcción activa del sujeto sobre el objeto de
aprendizaje. Supone un aprendiz activo, que desarrolla hipótesis propias acerca de cómo
funciona el mundo, que deben ser puestas a prueba permanentemente. Supone la
generación de operaciones mentales y procedimientos prácticos que permitan seguir
aprendiendo solo, con las herramientas prácticas de uso tecnológico, durante el tiempo
de vida que está dentro del sistema educativo y también una vez que egresó del sistema
educativo formal. Supone también que el maestro y el alumno exploran y aprenden
juntos, pero que esta exploración y aprendizaje mutuo puede revestir diferentes formas,
desde las más presenciales hasta las más remotas.
Las TIC están siendo utilizadas para diversos propósitos y proyectos educativos.
Actualmente, existe un reconocimiento importante del papel central que la educación
desempeña en los procesos de desarrollo económico y social. Este papel está
relacionado con la capacidad de afrontar los desafíos planteados por la revolución
científico-tecnológica, para ponerse al día con la transformación productiva que dicha
revolución implica, para resolver problemas sociales y para consolidar sus regímenes
democráticos (Sunkel, 2006). Todo ello se debe a que, de una u otra manera, las TIC
influencian las formas de producir conocimiento y son parte importante de los procesos
de aprendizaje y de la interacción en la sociedad.
La escuela debe enseñar, por supuesto, todos los elementos conceptuales que el avance
de la ciencia y las necesidades de resolver problemas determine, pero, y con igual nivel
de compromiso, es tarea del sistema escolar enseñar los procedimientos mentales que
permitan actualizar los conceptos y aplicarlos a la realidad, y las actitudes y valores que
entran en juego cuando dicha aplicación tiene lugar.
Existe una brecha creciente entre lo que los estudiantes aprenden en la escuela y lo que
el mundo demanda. Construir una educación para el Siglo XXI significa equipar a los
estudiantes con las habilidades socioemocionales, digitales, cognitivas, y de función
ejecutiva que les permita navegar realidades complejas. La mayoría de los sistemas
educativos no proveen este tipo de habilidades, que pueden ser transferibles y
adaptables a contextos diversos. Cerrar las brechas en las habilidades fundacionales y
potenciar las habilidades del Siglo XXI van de la mano: no es posible para los
estudiantes aprender pensamiento crítico si no dominan habilidades de lectura y
matemática.
Equipar a los jóvenes con las habilidades del Siglo XXI para que puedan navegar y
desarrollarse en realidades inciertas es una agenda que no se puede posponer. La crisis
de la COVID-19 ha disminuido las ya escasas oportunidades disponibles para los
jóvenes de ALC, lo cual ha sido desproporcional para los más vulnerables. Este
contexto demanda que los países puedan revisitar cómo preparan a los jóvenes para
enfrentar los viejos y nacientes desafíos del mundo en el que vivimos.
Las competencias y conocimientos que los estudiantes deben adquirir en la escuela
están reflejadas en los diseños curriculares. Por ende, las reformas curriculares son un
paso necesario para transformar los sistemas hacia una educación del Siglo XXI.
El proceso de reforma curricular es complejo: requiere un acuerdo sobre los objetivos
de la escuela. La experiencia de diferentes países apunta a la importancia de la
capacidad institucional para liderar y sostener reformas, así como el involucramiento y
apropiación de diversos actores de la comunidad educativa.
Habilidades blandas
Y esta es una discusión que se remonta, probablemente, hace más de veinte años atrás,
cuando los líderes empresariales y expertos en educación empezaron a cuestionar las
técnicas tradicionales de aprendizaje que se centran en la memoria. Durante años se
habló de que los estudiantes no salían preparados para los desafíos del mundo actual,
cada vez más globalizado. En ese sentido, estas son algunas de las principales
habilidades que la educación exige en este siglo XXI:
Creatividad
Innovación
Liderazgo
Pensamiento crítico
Resolución de problemas
Colaboración
Comunicación
Razonamiento cuantitativo
Perseverancia
Recomendaciones.
Se recomienda que los docentes se actualicen a las nuevas formas de enseñanza y a la
manera más eficaz de transmitir la información para con los estudiantes. Si bien las
herramientas tecnológicas son sumamente necesarias para captar la atención de los
jóvenes hoy en día, es de igual importancia la manera en la que estas son utilizadas para
el correcto desarrollo de actividades, de manera sana y controlada. En Paraguay las
escuelas permanecieron cerradas 224 días en promedio entre marzo de 2020 y diciembre
del 2021. Dada la evidencia internacional de los efectos de los prolongados cierres
educativos, es esperable que esta situación haya elevado las pérdidas de aprendizaje en
el país y aumentando las brechas de aprendizaje para aquellos estudiantes sin
conectividad ni acceso a materiales educativos. Para promover la equidad y dar más
oportunidades a los jóvenes, es fundamental apoyar los esfuerzos por construir una
educación de calidad, con una inversión inteligente, y que ayude a niñas, niños y
jóvenes a abordar los desafíos del Siglo XXI. De más está decir que el Estado debe
pronunciarse ante esta problemática y dar soluciones rápidas y de calidad.
Conclusiones.
Una primera característica del futuro docente será su preocupación por prepararse o
alfabetizarse en los nuevos saberes, lenguajes y tecnologías emergentes. Este rasgo, que
parece consustancial a cualquier profesional, se torna más imperativo para los
educadores si es que anhelan mantenerse vigentes, creíbles, contemporáneos de sus
alumnos. Estar permanentemente capacitándose, estudiando, va a convertirse en la
condición suprema de sobrevivencia, en el aspecto diferenciador que hará distinguirse a
unos de otros en la demanda laboral; lo que marcará en gran medida el prestigio social
de la profesión.
En las próximas décadas la necesidad de aprender será rubricada por el rápido avance de
nuevos conocimientos y la avasalladora presencia con que la interculturalidad permeará
las aulas o los espacios de aprender. No bastará conformarse con el saber de una
disciplina ni parapetarse tras la disculpa de que son modas pasajeras. Aunque suene
tajante, el educador que no vuelva a las aulas o no esté renovando sus conocimientos,
fácilmente perderá credibilidad y, muy seguramente, con dificultad podrá hallar un
nicho favorable para sí mismo.
Tendrá que pensarse en otras formas de organización, otras maneras de gestar la
academia y nuevos roles a los acostumbrados de ponerse al frente de un salón a
transmitir un conocimiento. Recordemos que, si él o la docente no investiga su práctica,
si no pone entre paréntesis lo que hacen él o sus alumnos, siempre estará desenfocado
de los fines supremos de la formación, muy lejano de atender a las necesidades y
urgencias de los actores educativos y por fuera del contexto en el que se inscribe su
labor.
De igual modo, las nuevas tecnologías harán que los maestros se preocupen por diseñar
o crear nuevas formas y dispositivos para el trabajo independiente, su seguimiento y
evaluación. Y aunque seguirán vigentes formas de enseñanza centradas en el profesor,
tendrán que ser enriquecidas por otras en las que el aprendizaje colaborativo,
cooperativo y autónomo ocuparán el primer puesto.
Bibliografía
OEI. (1999). Conferencia Iberoamericana de Educación. IX Conferencia Iberoamericana de
Educación (págs. 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13). La Haban, Cuba: OEI.
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI [36]. Persona autor:
Delors, Jacques [63], Al Mufti, In'am [24], Amagi, Isao [27], Carneiro, Roberto [46],
Chung, Fay [38], Geremek, Bronislaw [24], Gorham, William [22], Kornhauser,
Aleksandra [45], Manley, Michael [24], Padrón Quero, Marisela [21], Savane, Marie
Angélique [27], Singh, Karan [27], Stavenhagen, Roberto [19], Myong Won Suhr [24],
Zhou Nanzhao [36].
Delors, J. [. (1997). Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Comisión
Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI [36].
(Habilidades del siglo XXI: una apuesta para la formación de licenciados en escenarios de
educación inclusiva, 2020)
(Miranda, 2011) Lenguaje: Algo más que un mecanismo para la comunicación. Revista
Electrónica Educare, No. 25
Bishop, Joseph (2006) Partnership for 21st Century Skills- The Conference Board,
Corporate Voices for Working Families, P21, and SHRM recuperado de
http://www.battelleforkids.org/networks/p21.
Cabero, J. (2005) Cibersociedad y juventud: la cara oculta (buena) de la Luna, en
AGUIAR, M.V. y FARRAY, J.I. (2005): Un nuevo sujeto para la sociedad de la
información A Coruña, Netbjblo, 13-42.
Consorcio de Habilidades Indispensables para el Siglo XXl (2009). Actualización de las
habilidades indispensables para el siglo XXI del “Partnership for 21st Century Skills”-
Consultado en http://eduteka.icesi.edu.co/articulos/SeisElementos. Mayo 10 2107.
Salinas,J. 2016. EL rol docente en los escenarios futuros de aprendizaje.Observatorio
TIC en FID- Integración de las TIC en la Formación Inicial Docente. Consultado en
mayo 12 2017 en http://ticenfid.org/el-rol-docente-en-los-escenarios-futuros-
deaprendizaje/