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A) HISTORIA Y SOCIEDAD
3. LA SITUACIÓN EN LA PENÍNSULA
1. LA LÍRICA TRADICIONAL
1.1. EL Romancero
1.1.1. Los textos: el Romancero como género literario
1.1.2. El origen de los romances
1.1.3. Características estructurales y formales
1.1.4. El sentido de los romances: visión del mundo
2. LA POESÍA CORTESANA
3. LA PROSA
3.1. Prosa didáctica:
3.1.1. Enrique de Villena y Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera
3.1.2. Antonio de Nebrija
3.2. Prosa de ficción:
3.2.1. Narraciones sentimentales
3.2.2. Libros de caballerías
4. EL TEATRO
Invención de la imprenta: atribuida al alemán Gutenberg, que hacia 1440 había ideado la imprenta de
tipos móviles. La nueva técnica se extendió con rapidez por toda Europa.
La difusión del papel, originario de China, llegó a Europa por el norte de África, Sicilia y la península
ibérica, a medida que las tierras eran conquistadas por los árabes. El papel poco a poco se impuso al
pergamino.
La imprenta y el papel supusieron el abaratamiento de los libros y la difusión en numerosos ejemplares,
con lo cual aumentó el número de lectores. La lectura se convirtió en una actividad individual.
El invento de las lentes para gafas, fruto del desarrollo de la óptica, supuso que más personas tuvieran
acceso a la lectura de libros.
Con todo la literatura oral y la lectura en voz alta convivirán por mucho tiempo con la lectura en
soledad.
Humanismo: Movimiento cultural procedente de Italia que tiene al hombre como centro de sus
preocupaciones (antropocentrismo). Se revaloriza el cultivo de las letras y de las bellas artes, se vuelven
los ojos a la Antigüedad clásica greco-latina y se escribe tanto en latín como en las diversas lenguas
vernáculas. Se produce asimismo una secularización de la cultura, de modo que se limita el monopolio
cultural de la Iglesia.
Grandes humanistas: los humanistas italianos más relevantes son Lorenzo Valla, León Alberti, Leonardo
da Vinci, etc. En las letras castellanas destacan Antonio de Nebrija, Jorge Manrique o Fernando de
Rojas. En las letras francesas: François Villon y en las catalanas Ausias March o Joanot Martorell.
3. LA SITUACIÓN EN LA PENÍNSULA
La lucha de poder entre la oligarquía nobiliaria y la Corona continúa sin descanso. Las guerras civiles se
suceden.
En 1474 sube al trono de Castilla la princesa Isabel, casada con el príncipe Fernando, heredero de la
corona aragonesa, a la que accede en 1479. Será entonces cuando los dos grandes reinos peninsulares
queden unidos al nivel de los monarcas, aunque ambos reinos seguirán disfrutando de sus propias leyes
y fueros.
Los Reyes Católicos comienzan a poner los pilares del Estado moderno:
o Refuerzan el poder de la Monarquía, sometiendo a la nobleza.
o Establece el Tribunal de la Inquisición.
o Conversión de judíos y moriscos: concepto de limpieza de sangre.
o 1492:
Conquista del reino nazarí de Granada.
Colón descubre América.
Antonio de Nebrija publica la primera gramática castellana.
1. LA LÍRICA TRADICIONAL
Los primeros testimonios escritos en castellano de lírica tradicional son de fines del siglo XV,
si bien debía cantarse desde mucho tiempo atrás. En este cancionero popular y tradicional, cuya
forma más difundida es la del villancico (canción propia de villanos), se manifiestan emociones e
ideas de modo finamente estilizado y expresivo. Sería la manifestación artística de las capas
inferiores de una sociedad todavía rural y tradicional, que muestra una concepción de la realidad
bien distinta de la de clases dominantes.
Esta lírica popular, cuyo universo es, en realidad, el mismo que el de otras manifestaciones
de la lírica peninsular como las jarchas o las cantigas de amigo gallegas es solo sencilla en
apariencia. Destaca en ella su carácter esencialmente simbólico. Símbolos como el mar, las aguas
dulces (río, fuente, lago…), el mundo vegetal (árboles, plantas, flores, frutos…), el ancho campo
(montes, sierras, valles…), los animales (ciervos, aves…), el viento, el sol, la primavera, el alba,
apuntan todos a un concepto vitalista del mundo que invita al disfrute amoroso.
La lírica popular tradicional se caracteriza por una serie de procedimientos expresivos
comunes: variedad estilística, imágenes tomadas de la naturaleza cargadas de valor simbólico,
intensidad, tensión, énfasis, repetición, juegos de palabras, contrastes, eufemismos 1, polisemias2,
riqueza temática, verso corto, presencia de estribillo, estructuras paralelísticas, voz femenina. Es
decir, sencillez absoluta, ternura, intimidad, gracia.
Durante los siglos XV al XVII esta poesía tradicional convivió con innumerables imitaciones
cultas realizada por poetas conocidos que se interesaron por los temas, motivos y recursos
formales de la lírica popular.
Los rasgos formales y estructurales del romance vienen muy condicionados por el secular
modo de transmisión oral y por ese origen que lo emparenta con la canción popular y las gestas
épicas.
Pueden destacarse la ductilidad3 del romance, que permite y favorece la recreación; la
transmisión activa y creadora de los textos, que da lugar a nuevas versiones adaptadas al gusto,
pensamiento y cultura de cada receptor; la importancia de los motivos, tanto formales como
temáticos, que, reiteradamente presentes en los textos, facilitan su reelaboración; la existencia de
un estilo tradicional que es ingrediente básico de los romances.
La recreación constante de los romances a través de su difusión oral hace que un mismo
romance puedan tener numerosas variantes.
Los recursos formales más comunes son las repeticiones, las enumeraciones, las antítesis, la
alternancia de los tiempos verbales, el uso de fórmulas y epítetos épicos, el lenguaje arcaizante, la
actualización de la acción mediante el adverbio ya o el presente histórico, las llamadas al oyente,
los diálogos frecuentes, la sencillez sintáctica, la ausencia de símiles y metáforas complejas. Por
tanto, los romances se caracterizan por su aparente claridad y sencillez.
El poder expresivo y dramático de los romances se consigue mediante la concentración, la
concisión, la comprensión estilística, la sugerencia emocional. De ahí el fragmentarismo de los
romances: en muchos de ellos la acción se inicia y/o termina abruptamente; son característicos los
comienzos in medias res y los finales truncados. Ello supone que los romances son estructuras
narrativas abiertas, con gran variedad de temas y motivos, lo que facilita la constante innovación
de su transmisión oral.
3
Ductilidad: capacidad de adoptar diversas formas y de amoldarse a diferentes condiciones.
1.1.4. El sentido de los romances: visión del mundo
La oralidad condiciona no solo las peculiaridades formales y estructurales de los textos, sino
su propia visión del mundo.
Algunos de los rasgos fundamentales del Romancero viejo estarían relacionados con la
realidad de la que surgen: el narrador objetivo e impersonal, la falta de didactismo y referencias
religiosas, la abundancia de preguntas y respuestas intensamente dramáticas en los diálogos, los
frecuentes finales trágicos, el recurso esencial del símbolo.
La ausencia del narrador y sus moralizaciones, junto con el fragmentarismo formal de los
romances y la preferencia por versiones más breves, cortadas repentinamente en un final
dramático, acentúan la impresión de protagonistas abocados a un destino incierto.
Temáticamente, suelen clasificarse los romances viejos en:
a) Romances de tema épico castellano (el rey don Rodrigo, Bernardo del Carpio, Fernán
González, los infantes de Lara, el Cid…).
b) Romances fronterizos y moriscos (desarrollan escaramuzas guerreras entre moros y
cristianos en las tierras de frontera, o bien cantan la caballerosidad y refinamiento de los moros)
c) Romances de tema épico francés (Carlomagno, Roldán, la batalla de Roncesvalles…)
d) Romances novelescos y líricos (temas bíblicos, mitológicos, de historia clásica o
puramente inventados).
2. LA POESÍA CORTESANA
En el siglo XII surge en Provenza un tipo de poesía que tendrá gran influencia en toda Europa.
Sus creadores son los trovadores y su tema el amor. La novedad de esta poesía es considerar la
mujer como un ser superior al que el enamorado rinde culto y vasallaje, como si de un señor
feudal se tratara. Este tipo de amor recibirá el nombre de amor cortés.
En realidad, se trata de la trasposición de las relaciones sociales del feudalismo al ámbito
amoroso:
- El poeta se declara siervo de la dama, a la que llama mi señor, y que aparece caracterizada
como un cúmulo de perfecciones (belleza, honestidad…)
- Este servicio o amor a la dama ennoblece el espíritu del enamorado. Su propósito es
alcanzar el galardón (en principio, una “prenda” o gesto de la amada, pero, en último término, la
consumación sexual), que estima merecer la fidelidad de su servicio.
- La honestidad de la dama impide que pueda acceder a sus deseos (por ello es acusada de
cruel por el poeta: la frustración de este transforma el sentimiento amoroso, en principio jubiloso,
en sufrimiento y dolor, un dolor inevitable (pues no le es posible dejar de amar), que pone en
peligro su vida y que le hace desear la muerte.
Esta poesía influirá en la lírica gallega de los siglos XIII y XIV y, muy en especial en la poesía
catalana medieval. Su importancia será también grande en la poesía italiana de autores como
Petrarca, cuya lírica tendrá asimismo gran influencia en la poesía europea de la Edad Media y dará
lugar a toda una corriente literaria: el petrarquismo.
función social. El noble ya no es solo guerrero y político, sino también cortesano, mecenas y
cultivador él mismo, en muchos casos, del arte poético.
Los cancioneros proliferan durante la segunda mitad del siglo XV y los diversos tipos de
manuscritos, algunos de ellos muy lujosos, indican las diferentes capas sociales a las que van
destinados (reyes, nobles, lectores burgueses…).
Cancioneros muy importantes son el Cancionero de Baena, el de Estúñiga, el Herberay des
Essart y el de Palacio. Todos son manuscritos; el primero impreso es el Cancionero general,
preparado por Hernando del Castillo con materiales de fines del siglo XV.
Los temas del cancionero son muy diversos, aunque predomina la temática amorosa, dentro
de los conceptos habituales del amor cortés. No se trata de la poetización de un amor idealizado o
literario, sino que tras la artificiosidad y dificultad de la poesía se esconden conceptos que rebosan
erotismo y pasión sexual. De hecho, junto a la fina poesía cortesana, coexiste otro corpus que
celebra sin ambages la alegre unión sexual.
En cuanto a las características formales de la poesía cortesana destaca la artificiosidad y la
complicación: ambigüedad, sutileza, ingenio, un vocabulario muy restringido, el gusto por la
paradoja y el concepto alambicado y una métrica particular.
Tres son los grandes poetas del cancionero: el Marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge
Manrique.
Fue secretario del rey Juan II y es un buen ejemplo de humanista puro, dedicado en exclusiva
al cultivo de las letras. De orígenes no nobles, llegó a viajar a Roma, donde estuvo en contacto con
el humanismo. Su poesía sin embargo está lejos del ideal renacentista de la claridad y sencillez
expresivas. Por el contrario, la complicación, la oscuridad, el artificio, el lenguaje latinizante y la
abundante erudición son las características de sus obras, entre las que destaca el Laberinto de
Fortuna o Las trescientas, extenso poema alegórico compuesto de estrofas de arte mayos.
Nació hacia 1440. Era miembro de una de las familias más poderosas de la sociedad
castellana, entroncada con el antiguo linaje de los Lara. Tanto su vida como su obra están
profundamente marcadas por su pertenencia al clan, en el que destacan las figuras de su padre,
Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, y de su tío paterno, el famoso poeta Gómez
Manrique.
En su formación literaria son importantes las relaciones con su tío Gómez
Manrique, así como sus vivencias en los ambientes cortesanos, principalmente el de Toledo. En
estos círculos cortesanos se escribe sobre todo poesía amorosa dentro de los cauces de la escuela
galaico-portuguesa, todavía dentro de los cauces del amor cortés.
De la obra poética que se ha conservado de Jorge Manrique, la mayoría es una poesía
amorosa junto a la que hay tres poemas burlescos y de carácter moral, las Coplas a la muerte de
su padre y dos estrofas de un poema inacabado.
Las Coplas a la muerte de su padre son una elegía en la que la experiencia dolorosa de la
desaparición de Rodrigo Manrique conduce al poeta a una meditación en torno a la vida y la
muerte, tras la que propone a su padre como modelo de caballero cristiano.
Las Coplas se sitúan dentro de una extensa corriente literaria que se ocupa del tema de la
muerte4. Sin embargo, las Coplas se alejan de la frialdad cultista y cargada de erudición que pesaba
en este tipo de poemas, y se llenan de emoción y de un sentimiento que acercan sus versos a la
sensibilidad de cualquier época.
Esta literatura no hacía sino reflejar la permanente preocupación por la muerte que se
sentía en el convulso periodo de la Baja Edad Media (guerras, hambrunas, epidemias, revueltas…).
Se extiende entonces una visión macabra y truculenta de la muerte que provoca pavor, corrompe
lo que había sido bello y destruye las glorias que se levantaron en vida. Es la visión que ofrecen,
por ejemplo, las Danzas de la muerte.
Jorge Manrique sintetiza el pensamiento que sobre este tema se aprecia tanto en la
literatura como en las predicaciones. Si bien desecha la visión siniestra ofrecida por las Danzas de
la muerte, va a recoger una serie de ideas que no son sino lugares comunes en su momento:
La consideración del mundo como vanidad de vanidades, que arranca del Eclesiastés.
El menosprecio de la vida terrena, la cual solo tiene valor porque procura la vida
eterna en el cielo. Es una idea característica del ascetismo cristiano y muy divulgada
tras la aparición del libro De contemptu mundi (Sobre el desprecio del mundo) de
Inocencio III a principios del siglo XIII.
4
El planto por la Trotaconventos del Libro de buen amor; las defunciones de Gómez Manrique; la Defunción de don Enrique de
Villena del Marqués de Santillana, etc.
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA – 1º BACHILLERATO 8
LITERATURA: S. XV
La convención del ubi sunt, interrogación retórica en la que se pregunta dónde han ido
a parar aquellos ilustres personajes famosos por sus glorias. Se trata de un tópico de
origen bíblico.
La inestabilidad de la Fortuna. De ella ya se hablaba en la Biblia, pero adquiere enorme
difusión por las convulsiones sociales y políticas de los siglos XIV y XV; basta recordar el
Laberinto de Fortuna de Juan de Mena o Bías contra Fortuna del Marqués de
Santillana. Con esta preocupación enlazaba la literatura de las caídas (casos) de
hombres poderosos y excelsos5. La realidad misma proporcionó un ejemplo que se
convirtió en emblemático: la caída del privado del rey Juan II, Álvaro de Luna.
La presencia igualadora de la muerte implacable.
5
Tiene como precedente el libro de Boccaccio De casibus virorum illustrium, traducido por Pero López de Ayala con el título Caída
de príncipes.
Primera parte: ocupa las primeras trece estrofas y en ellas el poeta
reflexiona sobre la fugacidad de las cosas terrenales y expone la visión cristiana de la
vida, atenta siempre a la eternidad.
Segunda parte: ejemplifica este carácter transitorio de lo mundano. Se trata del tópico
del ubi sunt, característico de la literatura funeral, pero con la originalidad que se
mencionan sólo ilustres personajes de la historia castellana reciente.
Tercera parte: la constituye la glorificación de Rodrigo Manrique, ejemplo de noble
cristiano. Esta última parte viene a modificar la visión de la muerte aniquiladora de
todo lo vivo expuesta en las primeras veinticuatro estrofas. Rodrigo Manrique llega a
triunfar con su fama sobre la muerte. Así, la amargura deja paso a un cierto
sentimiento de gozo por la vida y de optimismo que consuela al hombre en su destino
mortal.
Métricamente, el poema está escrito en coplas de pie quebrado: estrofas formadas por dos
sextillas con rima independiente: 8 a, 8 b, 4 c, 8 a, 8 b, 4 c.
Durante este siglo el desarrollo de la prosa en castellano es muy notable. Son numerosos los
libros escritos en prosa y muy variados los temas de que tratan. La lengua romance gana en
complejidad y se van convirtiendo, pues en una lengua de cultura válida para la expresión de todo
tipo de saber.
Prosa didáctica:
Destacan dos figuras representativas de la primera mitad del siglo XV, Enrique de Villena,
autor de Los doce trabajos de Hércules y Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera,
autor de El Corbacho, donde destaca la espléndida utilización del habla popular de la época.
Prosa de ficción:
Se nota ya en la prosa de ficción una evolución que la aleja de la simplicidad de los exempla
medievales. Dos son los grandes géneros que se desarrollan en este siglo: los libros de ficción
sentimental y los libros de caballerías.
4. EL TEATRO EN EL SIGLO XV
Existen variados testimonios de que en este siglo se desarrollaba cierta actividad teatral en
Castilla, e incluso conservamos diversos textos teatrales. No obstante, hay que indicar que durante
la Edad Media y aun en el siglo XVI, es difícil distinguir entre el puro espectáculo teatral y las
distintas conmemoraciones, celebraciones, ferias y fiestas.
Danzas de la muerte
Es posible, por ejemplo, que pudiera ser dramatizada la anónima Danza general de la
muerte, de finales del siglo XIV o principios del XV. Forman parte de un grupo de largos poemas o
danzas de la muerte, abundantes en la literatura europea de finales de la Edad Media, en una
época en la que la obsesión por la muerte tuvo su reflejo en la literatura y el arte. En las danzas la
muerte invita a un siniestro baile a todos los nacidos, desde los más poderosos al campesino más
humilde. Se insiste en el poder igualatorio de la muerte, lo que implica una abierta sátira social.
Teatro religioso
Se conocen diversas manifestaciones dramáticas desde mediados del siglo XV. Estas obras,
llamadas autos, se representaban en carros o escenarios móviles durante la festividad del Corpus y
constituyen el antecedente de los autos sacramentales.
Conservamos algunos dramas religiosos, como dos obras de los ciclos de Navidad y de la
Pasión de Gómez Manrique, o un Auto de la Pasión atribuido a Alonso del Campo.
Característico del teatro navideño es un personaje que luego será muy importante en todo el
teatro posterior: el pastor bobo. Presentado como descreído a causa de su ignorancia, es el
personaje central de la representación, que concluye su conversión final. Posee un valor alegórico,
más allá de su diseño cómico primario.
Teatro profano
4.1. La Celestina
Fernando de Rojas nació en La Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475, en el seno de una
familia de judíos conversos (su padre fue condenado por la Inquisición en 1488 por judaizar).
Estudió leyes en Salamanca y en esa época debió de componer La Celestina. Establecido en
Talavera de la Reina en 1507, llegó a ser alcalde de la ciudad. Se casó con una mujer también de
familia conversa y vivió, pues, durante toda su vida en el ambiente hostil a esta minoría, como
prueba el que, cuando su propio suegro, fue procesado en 1525, al ser propuesto Rojas como
defensor, fuera él mismo considerado sospechoso. Murió en 1541.
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA – 1º BACHILLERATO 12
LITERATURA: S. XV
La Celestina es una obra dialogada de considerable extensión. Esto ha hecho que para unos
se trata de una obra de teatro, mientras que otros piensan que estamos ante una novela
dialogada.
Los partidarios de que se trata de una obra de teatro argumentan que no existe narrador
alguno, los personajes hablan siempre directamente y sus palabras son las que crean la realidad
que los rodea y ordenan el espacio y el tiempo de la acción. La obra no estaría destinada a la
representación pública, sino a la lectura colectiva, según una extendida costumbre en los medios
escolares de la época. Aparte de estas razones esenciales, la obra pertenecería al género dramático
en razón de los modelos literarios de los que parte: la comedia romana y la comedia humanística
italiana.
Los defensores de que se trata de una novela mantienen que el libre tratamiento del
espacio y el tiempo, la existencia de escenas no dramáticas y el diseño de los personajes,
retratados en la intimidad, con cierta evolución psicológica y marcado individualismo, serían rasgos
más propios de la novela que del drama, a lo que podría sumarse el carácter irrepresentable del
texto.
Los personajes de La Celestina se dividen en dos grupos sociales: los personajes de elevada
clase social (Calisto, Melibea, Pleberio y Alisa) y los de las clases populares (Celestina, Sempronio,
Pármeno, las prostitutas Areúsa y Elicia y los criados Tristán y Sosia).
Calisto: es el galán. Rico, ocioso, posee rentas y criados. Se comporta como un enamorado
cegado por la pasión. Para conseguir su objetivo, la conquista de Melibea, carece de
escrúpulos y utiliza todas las artimañas imaginables. Habla con un lenguaje retórico propio
de la literatura cortesana. Se ha visto en él una parodia del héroe de los libros sentimentales.
Melibea: también es una joven rica y de buena familia. Se comporta de una manera muy
activa en la obra. No oculta su pasión y muere finalmente por ella. Algunos críticos la ven,
igual que a Calisto, como un ejemplo de una persona trastornada por la pasión y, por tanto,
también paródica. Otros consideran que es un personaje de carácter rebelde, honesto y
sincero, cuya pureza de sentimientos contrasta con los de su amante.
Pleberio y Alisa: padres de Melibea, son personajes de poco relieve, excepto al
final de la obra, cuando se comportan como padres que desconocen los verdaderos
sentimientos de su hijo y se muestran sorprendidos por los acontecimientos que se
descubrirán en el final del drama.
Celestina: alcahueta, maga y hechicera, con gran conocimiento de la vida y del corazón
humano. Es la figura central en las relaciones del resto de los personajes de la obra. Pese a su
sabiduría, está cegada por la ambición, lo que la conducirá a la muerte. El tipo de la
alcahueta o tercera tenía ya una larga tradición literaria (comedia latina, la Trotaconventos
del Libro de buen amor) y era un personaje conocido en la literatura popular medieval. La
maestría de Fernando de Rojas consiste en fundir todos esos modelos y superarlos,
convirtiendo al estereotipo literario en un personaje dotado de individualidad, de intimidad
personal y de intensa vida propia.
Los criados (Pármeno y Sempronio, Tristán y Sosia) y las prostitutas (Areúsa y Elicia)
representan el dominio de los sentidos, del interés egoísta y de la codicia. Todos ellos son
conscientes de su posición de clase y, salvo Tristán y Sosia, odian a sus amos.
Amor, muerte, ambición, egoísmo, codicia, lucha de clases son los temas centrales de La
Celestina. Amor entre los protagonistas y también en las personas de baja clase social (lo que es en
la literatura culta muy novedoso); muerte de gran parte de los personajes; ambición extrema en
los criados y la vieja alcahueta, pero también en Pleberio, el padre de Melibea, que ha dedicado su
vida a atesorar bienes; lucha de clases desde la primera hasta la última página.
En cuanto a las interpretaciones de la obra hay dos opiniones básicas: hay quienes
consideran que la obra tiene una finalidad moral y pretende mostrar a los lectores las
consecuencias de los malos comportamientos. Otros, haciendo hincapié en el origen converso del
autor, subrayan la visión que ofrece de esa realidad conflictiva, su desengaño y su honda
desesperación, la concepción de la vida como guerra e, incluso, su completo nihilismo. 6
6
Nihilismo: negación de todo principio religioso, político y social.
7
lucro: ganancia o provecho que se saca de algo.
8
pragmático: actitud y pensamiento que valora sólo la utilidad y el valor práctico de las cosas.
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA – 1º BACHILLERATO 14
LITERATURA: S. XV