Humanidades II Emociones. Valentina Alicia Vergara Cortés. Estudios literarios y edición.
Semanario de sorpresa
Yo no sé qué califique como sorpresa, o si de verdad alguna vez lo he llegado a sentir;
puede que lo de la metástasis haya caído como un baldado de agua fría, pero eso no significa que haya sido algo que me causara el sentimiento de sorpresa, sí, fue algo inesperado, pero no sorprendente. Este fin de semana también me sucedió algo inesperado, que fue encontrarme con que una de las personas que más quiero, Juan, habló mal de mi a mis espaldas. Eso para muchos sonará algo ridículo, pero no para mi, pues soy fiel creyente que si algo te molesta lo debes decir de frente y ser transparente; y eso lo he hecho con Juan, entonces darme cuenta de lo que el estaba diciendo, pues me decepcionó, me sentí traicionada, pero no sorprendida. Ya me habían pasado cosas así con mis “amistades” a lo largo de mi corta vida, entonces puedo decir que de cierta manera siempre espero que me pase lo peor o que las personas a mi alrededor me traicionen; no negaré que todo esto me puso mal, incluso desembocó en que sufrí un episodio de extrema tristeza, no me podía parar de la cama, estaba en constante llanto, todo esto hasta el día de ayer en la tarde. No entiendo como esto me pasa una y otra y otra vez en mi vida, como las personas me traicionan, no se si es que espero mucho de la gente que está a mi alrededor o solo soy una chica con mala suerte e ingenua. Hoy ya estoy más calmada, pero esto me sigue afectando, no hay momento en el que no piense en ello, encontrarme a este ser todos los días, pues vive en mi conjunto y su hermana es muy buena amiga, y aquí entre nos, me dolió mucho porque el y yo estábamos en una clase de relación , algo muy bonito…pero, ¿sabes?, pensándolo bien y aunque no lo quiera aceptar, su comentario si me tomó por sorpresa, me cuesta admitir que este ser en el que estaba confiando y quien me estaba apoyando en mi proceso de superación personal, como dicen por ahí, me metió la puñalada por la espalda. Ahora que si lo admití, me duele aun más, siento en el pecho ese dolor inexplicable, ese que sientes cuando te traicionan, como unas punzadas entre pecho y espalda, como si se te partiera el corazón, no es como de despecho, es mas de decepción y desilusión. Con el me sentía en un mundo diferente, llorar juntos y decirme que era como parte de su familia, que me consideraba invaluable e importante en su vida, alguien, quizás, indispensable y poco a poco el se fue convirtiendo en lo mismo para mi, pero ahora no sé quien es o qué sentir después de todo esto que pasó. Estuvimos en un fin de semana de ensueño y al llegar todo lo bonito se fue a la mierda.