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Fase 1. Indagación.
Grupo: 251237157A_1439
Agosto 2022
Introducción
En un mundo cada vez más complejo y cambiante, las organizaciones gubernamentales se enfrentan
a desafíos que requieren una gestión eficiente y efectiva. Para ello, es necesario adoptar un enfoque
estratégico que oriente las decisiones y acciones de las entidades públicas en función de su misión
y visión, así como del análisis del entorno y de los resultados esperados. La dirección estratégica
pública es el conjunto de procesos y herramientas que facilitan este enfoque y que permiten
mejorar la calidad de los servicios públicos y la gobernabilidad a nivel territorial.
Este trabajo tiene como propósito analizar cómo la dirección estratégica pública puede contribuir al
fortalecimiento de las capacidades organizacionales y al desarrollo de la gobernabilidad territorial.
Para ello, se revisan las cuatro estrategias que pueden adoptar las organizaciones públicas:
creadoras, anticipatorias, adaptativas y reactivas. Estas estrategias se diferencian por el grado de
innovación, proactividad, flexibilidad y respuesta que implican.
En un mundo en constante cambio, la gestión de organizaciones públicas se ha convertido en un
desafío cada vez más complejo. La búsqueda de eficiencia y eficacia en la administración de recursos
y la entrega de servicios públicos de calidad requiere de un enfoque estratégico. Como señala
Osborne (2010), "en un entorno en constante cambio, la gestión pública debe adoptar un enfoque
estratégico para responder de manera efectiva a los desafíos y oportunidades que surgen" (p. 45).
El pensamiento estratégico en el ámbito público es fundamental para la gestión eficiente y efectiva
de las organizaciones gubernamentales.
Este enfoque busca vincular las acciones cotidianas con el corto, mediano y largo plazo. Según
Bryson (2018), el pensamiento estratégico implica "una visión a largo plazo que guía las decisiones
y acciones diarias de la organización" (p. 72). Además, implica la consideración de múltiples actores
relevantes en la toma de decisiones y la adaptación al entorno en constante cambio. Bryson (2018)
también destaca la importancia de la reflexión estratégica y sugiere que "la reflexión sobre la razón
de ser de la organización, su misión y visión, es esencial para definir un rumbo estratégico claro" (p.
80).
Según Krieger (2010), esta reflexión es fundamental para definir el propósito y la justificación social
de existencia de la organización. Proporciona una base sólida para la toma de decisiones
estratégicas y orienta todas las acciones de la organización hacia la consecución de sus objetivos.
Las estrategias que las organizaciones públicas adoptan en relación con su entorno son
fundamentales para asegurar su éxito a largo plazo. Como apunta Schoemaker (2018), "la elección
de una estrategia adecuada es un factor crítico para la supervivencia y el crecimiento de las
organizaciones en un entorno competitivo y en constante evolución" (p. 125). Las cuatro estrategias
mencionadas anteriormente tienen sus propias aplicaciones y desafíos, y la elección de la estrategia
adecuada depende de las circunstancias específicas y los objetivos de la organización.
En palabras de Bryson (2018), "la estrategia creadora refleja un enfoque audaz y proactivo para
liderar el cambio en el entorno. Esta estrategia puede ser especialmente valiosa cuando la
organización pública tiene una visión clara y la capacidad de influir en su entorno" ( pág.112). Un
ejemplo de estrategia creadora podría ser la implementación de políticas innovadoras que cambien
la dinámica de un sector o la inversión en tecnología que transforme la prestación de servicios
públicos.
La estrategia anticipatoria es esencial para adaptarse de manera efectiva a un entorno en constante
evolución. Como sugiere Ansoff (2018), "la anticipación de oportunidades y amenazas es un
componente clave del pensamiento estratégico y puede ayudar a evitar crisis y aprovechar
oportunidades emergentes" (p. 88). Por ejemplo, una organización de salud pública que anticipe un
aumento en la demanda de servicios durante una pandemia puede preparar recursos y protocolos
de respuesta con anticipación.
La estrategia reactiva, aunque necesaria en ciertos casos, no es la más deseable. Como señala Hamel
(2009), "la estrategia reactiva implica respuestas impulsivas a eventos o situaciones que surgen en
el entorno sin una planificación previa" (p. 40). Esta estrategia puede llevar a respuestas ineficientes
ya la falta de un rumbo estratégico claro.
En un mundo en constante cambio y con desafíos cada vez más complejos, las organizaciones
públicas deben ser ágiles y proactivas para lograr un futuro sostenible. La planificación estratégica
y la adopción de estrategias adecuadas son esenciales para garantizar que estas organizaciones
estén preparadas para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que se les presentan.
La dirección estratégica pública se ha erigido como una piedra angular en el contexto de la gestión
gubernamental, desempeñando un papel esencial en la adaptación y evolución de las
organizaciones públicas en un mundo caracterizado por cambios constantes y desafíos complejos.
A través de un análisis detenido de conceptos y estrategias proporcionados por expertos como
Osborne, Bryson, Mintzberg, Liedtka, Schoemaker, Ansoff, Porter y Hamel, hemos explorado las
distintas facetas de este enfoque estratégico y su aplicabilidad en el ámbito público.
Osborne, D. (2010). "Gobierno en red y desafíos estratégicos". En Osorio, E. (Ed.), Gobierno en red:
La política en la era de la información. Ediciones Universidad de Salamanca.
Bryson, JM (2018). "Planificación estratégica para organizaciones públicas y sin fines de lucro: una
guía para fortalecer y sostener los logros organizacionales". Wiley.
Schoemaker, PJH (2018). "Elaboración de estrategias: los desafíos de una perspectiva práctica".
Planificación a largo plazo, 51(3), 351-363.