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1-11 barrile
En la actualidad, por el CCC, el contrato es un acto jurídico bilateral donde dos o más
partes manifiestan su consentimiento para crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales (art. 957).
Esto puede ser porque los contratos que antes conocíamos como contratos comerciales,
quedaron incluidos en el CCC.
Además, como es una manifestación del consentimiento, consideramos que existe una
concurrencia de voluntades.
Ahora bien, la oferta puede retractarse o retirarse antes de que llegue al destinatario, o en el
mismo momento en que llega a él. La aceptación también puede retirarse antes o en el
mismo momento en que llegó. Si esto se produce, el contrato no se perfecciona.
Los principios básicos de la teoría del contrato en el CCC son, en realidad, los mismos que
teníamos en el CC:
Libertad de contratación: las partes son libres para celebrar el contrato dentro de los
límites impuestos por el orden público, la moral y las buenas costumbres.
Fuerza obligatoria: el contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes.
Su contenido puede ser modificado sólo por las partes o por las leyes.
Efecto relativo del contrato: el contrato sólo tiene efecto entre las partes y no lo
tiene respecto de terceros, salvo que la ley establezca lo contrario.
Los contratos, en cuanto a la regulación que hace el CCC, los dividimos en contratos en
general y contratos de consumo.
Los contratos en general, los vamos a ver designados como “contratos discrecionales”, son
contratos celebrados en una situación paritaria, donde las dos partes están en una situación
de igualdad. En cambio, los contratos de consumo vemos una desigualdad entre las partes;
se tiene que ajustar a las distintas clases que dentro de los contratos de consumo utiliza
ahora la contratación mercantil moderna. Estos contratos que utiliza la contratación
mercantil moderna son los contratos de adhesión, los contratos predispuestos y los
contratos con cláusulas generales de contratación.
En los contratos predispuestos tenemos cláusulas que ya están redactadas de forma rígida
por una de las partes, pero que la otra parte puede modificar o cambiar. En los contratos de
adhesión no tenemos esto; tenemos cláusulas que han sido redactadas por el empresario,
pero no las vamos a poder cambiar, sólo aceptar. Si hubiera cláusulas abusivas en esos
contratos, entonces se van a tener por no escritas. Ahora bien, a pesar de que se puedan ver
bajo una luz negativa, tienen la ventaja de que, al estar ya redactados, le permite a la
empresa realizar, en forma más rápida y en gran cantidad, contrataciones masivas. Dentro
de estos parámetros es como se está manejando la contratación mercantil moderna.
Ahora bien, para este tipo de contratos celebrados en el tráfico en masa (contratos de
adhesión o con cláusulas predispuestas), las reglas de interpretación son:
Cláusulas abusivas se tienen por no escritas.
Si hubieran cláusulas ambiguas, se interpretan en contra del predisponente (quien
las redactó). Se deben interpretar a favor de la parte débil.
Debe primar el principio de buena fe.
Las condiciones particulares prevalecen sobre las generales.