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Psicología evolutiva adolescencia – Cátedra ||-


Código 056

Alumna:

Libreta universitaria:

Comisión 15.

Docente de teóricos: Mariana Soler.

Docente de prácticos: Rosana Ramirez.

2023 – 2° cuatrimestre.

2ºParcial domiciliario
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Psic. Ev.: Adolescente Catedra II

Comisión 15

Articule la siguiente viñeta clínica con las siguientes palabras claves


correspondientes:

Luciano (17 años) está por terminar la escuela secundaria. Recientemente


volvió de su viaje de egresados y manifiesta “no ver la hora” de que llegue fin
de año para empezar una vida nueva. Dice que sus compañeros aún siguen
pensando en las numerosas anécdotas, vivencias y experiencias compartidas
en el viaje, que dice haber disfrutado pero que considera que, “ya pasaron”.
“Estuvo bueno, pero ya fue, ahora cuento los días que faltan para poder
liberarme de la rutina escolar y asumir como jefe de planta de la empresa textil
familiar, puesto de trabajo qué mi papá me prometió para cuando finalizara mis
estudios”. Cuenta que sus amigos se han quedado atrás, no avanzan, solo
piensan en las fiestas del fin de semana y no tienen proyectos importantes.

Palabras claves: Inmadurez - Entretiempo de la sexuación (La Juventud) -


Contrato Narcisista - Proyecto identificatorio
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Introducción.

En el presente trabajo se propone una articulación de la viñeta


presentada con diferentes conceptos de la teoría psicoanalítica freudiana
referidos al período de la adolescencia.

El período de la adolescencia, entendido desde el conjunto de las teorías


psicoanalíticas freudianas y el paradigma de la complejidad (Morín, 1981) se
entienden como sistemas abiertos en constante devenir, compuesto por
diferentes procesos psíquicos entramados de manera sucesiva, simultánea y
regidos por tiempos lógicos. El sistema interactúa con el medio desde tres
dimensiones: la intrasubjetiva (intercambio entre sistemas internos, el cuerpo
nuevo y el infantil), la intersubjetiva (intercambio entre sujetos, el adolescente y
sus vínculos) y la intrageneracional (intercambio del sistema con su historia
infantil, familiar, prehistórica y su cultura). De esta manera trabaja la producción
de subjetividad como integración psicosomática (Grassi, 2010).

Esta producción de subjetividad se va a dar en el marco de diferentes


trabajos psíquicos que tiene que llevar a cabo el adolescente desde el
comienzo de la pubertad hasta y luego de la vida adulta. Lo puberal y lo
adolescente trabajarán sobre las mociones pulsionales y su elaboración en la
dimensión vincular, integrando su nuevo cuerpo desde y con sus pares,
superando la crisis parental generacional que trae aparejada la adolescencia
hasta lograr el desasimiento parental, que posibilita la salida al mundo
exogámico y los trabajos de la juventud.

La juventud, como trabajo psíquico del entretiempo de la sexuación, está


caracterizada por la elaboración de un proyecto identificatorio de propia autoría,
separándose de los influjos parentales y de aquellas nociones impropias
heredadas en el contrato narcisista, pero aun teniendo como bases
determinados elementos seleccionados para la construcción de su fondo de
memoria y su sentimiento de mismidad perdurable.

Esta escritura no termina llegada la adultez, el proyecto es una biografía


sin final, un trabajo que continua indefinidamente.
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Desarrollo.

La adolescencia es el pasaje delicado, atormentado y creativo de la


infancia hacia la vida adulta, y este estado creciente estará marcado por
múltiples circunstancias de producción subjetiva en constante devenir (Nasio,
2011). La inmadurez, la no-responsabilidad y la creatividad son propias de un
adolescente sano. Winnicott (1979) plantea la inmadurez como una
característica saludable y esperable, fundamental para la formación de la
capacidad creadora del adolescente. La única cura que tiene es el paso del
tiempo, pero no solo como crecimiento, si no como el paso del tiempo a través
del aparato psíquico. La inscripción subjetiva del tiempo será una tarea del yo
para lograr inscribir y dar continuidad a la experiencia del sujeto, permite
anudar historia, genealogía y proyecto identificatorio (Grassi, 2010), como
veremos más adelante. La observación que hace Luciano sobre sus amigos y
su “retraso” para salir de este estado, tiene que ver con un trabajo de
inscripción que aún no ha logrado su cometido final. La adolescencia como
estado de crecimiento y desarrollo subjetivo, no podría, desde una mirada de
los sistemas complejos, estar condicionada por edades. No hay retrasos
porque no hay tiempos lineales ordenados en etapas.

En este período se pueden observar cambios vivenciados en diferentes


dimensiones: en el cuerpo propio sentido como cuerpo extraño con las nuevas
sensaciones que sus cambios acarrean, en sus vínculos familiares y
extrafamiliares y en su relación con su historia infantil, familiar y su cultura.
Estos cambios disparan diferentes trabajos psíquicos que el adolescente
deberá llevar a cabo para lograr integrar todo aquello nuevo y hacerlo propio,
estos trabajos son lo puberal, lo adolescente y la juventud. Grassi (2010), ubica
estos trabajos en el entretiempo de la sexuación, un estadío de recambio y
reorganización de la identidad, el cuerpo, el objeto y los vínculos. Son trabajos
sucesivos, simultáneos y de tiempos lógicos.

El llamado de la pubertad es aquello que arroja al niño a un territorio y


tiempo desconocidos. La maduración biológica de los genitales, los caracteres
sexuales secundarios y las nuevas sensaciones activan el trabajo psíquico de
lo puberal, pues se unen a las pulsiones sexuales incestuosas y la posibilidad
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del sexo como realidad, buscando la fusión con el otro que confirme nuestra
identidad. El trauma puberal funciona como motor de trabajo psíquico que
promueve el trabajo de lo adolescente, que se encargará de controlar la
violencia puberal, elaborando las sensaciones incestuosas y posibilitando el
acceso a una realidad extrafamiliar, bañada de ternura. Pero, para lograr esta
salida exogámica, el adolescente deberá realizar diferentes conquistas. “Donde
ello era, yo debe devenir”, aquello infantil, impersonal, familiar, debe devenir yo
como firma de apropiación del nombre propio, de su propia historia, habilitando
un horizonte creado por el yo como metas a alcanzar, posibilitando el inicio de
la juventud (Grassi, 2010). La juventud es esencialmente anticipación a un
futuro posible, concretable y deseado, es un futuro que necesita de la
articulación con un pasado y una identidad, necesariamente en relación
intersubjetiva con el Otro social, el grupo exogámico.

En este “devenir yo”, podemos ubicar las teorizaciones de Piera


Aulagnier respecto de las tareas del yo. Una de las tareas principales que ubica
la autora es la del “yo historiador”, tarea de la investigación histórica familiar
(Grassi, 2010). A través de este trabajo, el yo interpreta, imagina y (de ser
necesario) crea una historia, construye un pasado y un fondo de memoria
(tejido de base, garante de permanencia) que, en la adolescencia, hará de las
bases de las desidentificaciones que posibilitarán la creación de un proyecto
identificatorio (Aulagnier, 1991). Este proyecto trae marcas de la propia
autoría del adolescente, se abre una posibilidad de imaginar un futuro como
búsqueda de la propia identidad, es una co-construcción a partir del grupo
exogámico. Al desinvestir el núcleo familiar, el adolescente puede investir su
propio futuro.

Con el proyecto identificatorio hablamos de desidentificaciones porque el


adolescente puede, a partir de un trabajo propio, separarse del contrato
narcisista heredado de los padres, pero aun tenerlo como anclajes estables
que le prometen permanencia y fiabilidad. El contrato narcisista se entiende
como una doble promesa entre el niño y el grupo, que asegura tanto la
identidad del sujeto como parte del grupo y portador de su historia, así como
también asegura el lugar de ancestro que toma el grupo en esa historia (Otero,
2019). Es a partir de la selección y apropiación de ciertos elementos de su
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historia que el adolescente se propone un pasaje de firma de ese contrato,


como autor de su propia identidad y de su propio camino, proyectando un
futuro propio, pero teniendo aun la seguridad de la persistencia de su
mismidad. El proyecto identificatorio se rige entonces por dos principios: el
principio de permanencia, basado en su genealogía y elementos estables, y el
principio de cambio, basado en esta capacidad de mutación e imaginación de
posibilidades.

En el proyecto de Luciano podemos observar una urgencia para la


acometida de este proyecto, el cual, basado en la promesa de su padre, se ve
primeramente regido por el principio de permanencia, como aquel lugar de
sucesor prometido en la genealogía. Los intereses libidinales, entre ellos los
proyectos profesionales, se construyen acordes a las investiduras libidinales
que realiza entre las dimensiones social, familiar, historia sexual infantil y
vincular actual, prehistoria y genealogía (Grassi, 2012). Podemos pensar una
fuerte investidura en la dimensión familiar, su padre y la empresa, a la vez que
una fuerte incidencia de los discursos sociales en esa “urgencia de
maduración”, como bien plantea (Grassi, 2018) cuando habla de la concepción
reduccionista de la adolescencia y el enfoque sus desvíos o demoras como
algo a corregir. Esta mirada también se puede ubicar en el discurso que adopta
Luciano al mencionar como sus amigos “se quedaron atrás”, insinuando que él,
con su proyecto ya formado, habría llegado a un estado más cercano a la
madurez.
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Conclusión.

A partir de lo abordado en este trabajo, podemos observar el recorrido


del adolescente y los diferentes trabajos psíquicos a los que se enfrenta antes
de poder salir al mundo como joven adulto.

Desde la infancia, el niño crea una identidad fusionada con el núcleo


familiar a partir de ese contrato narcisista heredado. Cuando las mociones
pulsionales de la pubertad llaman, despiertan en el niño aquellas mociones
pulsionales incestuosas y violentas que deberán ser elaboradas, primero desde
lo puberal, aquella fuerza antiseparadora que busca la fusión inmediata, y
luego desde lo adolescente, la fuerza separadora que logrará des-sexualizar
esas pulsiones, cargarlas de ternura y posibilitar la salida exogámica y la
formación de proyectos, trabajos propios de la juventud.

Antes de poder elaborar proyectos identificatorios y lograr el


desasimiento familiar, es esperable que el adolescente se comporte de manera
inmadura e irresponsable. En es esta instancia en donde florecen los trabajos
de creación, la producción de subjetividad ya sea respecto de su propio cuerpo
sentido como extraño, respecto de sus vínculos y respecto de su(s) historia(s).

Cada uno de los trabajos psíquicos que lleva a cabo el adolescente


están basados en tiempos lógicos, ocurren de manera sucesiva y simultánea.
No hay edades prefijadas ni caminos predestinados, cada adolescente los
efectuará de manera singular, a sus tiempos y formas.

La elaboración de estos proyectos identificatorios sólo podrá lograrse a


costa del desasimiento familiar, el adolescente seleccionará los elementos que
desee conservar como bases perdurables, que aseguren una mismidad
inmodificable, lo cual le brindará la seguridad adecuada para elaborar un
cambio de firma y apropiarse de su camino hacia el futuro. Sólo a partir de esta
elaboración y apropiación de su pasado es que el adolescente podrá investir el
futuro.
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Bibliografía.

Aulagnier, P. (1991) Construir(se) un pasado. En: Revista de Psicoanálisis


Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Vol. XIII (3)

Grassi, A. (2010) Adolescencia: reorganización y nuevos modelos de


subjetividad. En: Grassi, A y Córdova, N (comp) Entre
niños,adolescentes y funciones parentales. Psicoanálisis e interdisciplina
(pp.29-44) Buenos Aires, Argentina: Entreideas

Grassi, A. (2018) Desvíos -bordes y desbordes. Sobre los modelos para el


estudio de las adolescencias. En Grassi, A y Córdova, N
(Comp)Territorios adolescentes y entretiempo de la sexuación. (pp. 36-
47) Buenos Aires, Argentina: Entreideas

Grassi, A (2010) La investigación histórica familiar En: Grassi, A y Córdova, N


(comp) Entre niños, adolescentes y funciones parentales. Psicoanálisis e
Interdisciplina. (pp. 67- 74) Buenos Aires, Argentina : Entreideas

Grassi, A. (2010) Niñez y Adolescencia. Nuevos paradigmas, sus nombres y


escritura. En: Entre niños, adolescentes y funciones parentales.
Psicoanálisis e interdisciplina(pp. 13-22) Buenos Aires, Argentina:
Entreideas

Grassi, A. (2012) Sobre los intereses libidinales de los jóvenes y el devenir de


la subjetividad: en homenaje a S. Bleichmar. En En Revista
Generaciones (1) 165-170

Najmanovich, D (2008) El desafío de la complejidad: redes y cartografías


dinámicas En Mirar con nuevos ojos. Nuevos paradigmas en la ciencia y
pensamiento complejo.(pp. 23-30) Buenos Aires, Argentina: Biblos

Nasio, J.D. (2011) ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? Buenos Aires,
Argentina : Paidós

Morín, E. (1981) Introducción al pensamiento complejo. Ediciones Cátedra,


Madrid.
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Otero, Ma. E (2019) Visitando a Piera Aulagnier En Grassi, A y Otero, Ma E


(comp) Entramados vinculares y subjetividad. Niños/as/adolescentes y
familias en Psicoanálisis Buenos Aires: Entreideas

Winnicott D. (1979) Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo


adolescente. En: Realidad y juego. Cap. 11 (pp. 179-193). Barcelona:
Ed. Gedisa.

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