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La Predicación bíblica

La predicación bíblica es la columna vertebral del ministerio evangélico. Para el


cristianismo es una cuestión de supervivencia. Se ha dicho, y con mucha razón, que por la
predicación se hunde o se salva la iglesia. La predicación es una pasión abrumadora por
comunicar el mensaje de Dios; de la Palabra de Dios; al pueblo de Dios. Pero,
teológicamente hablando, es más que la comunicación del mensaje. Es la comunicación
de una Persona: Dios. Para el cristiano convertido y comprometido con Dios, su Palabra y
su iglesia esta comisión no es una opción sino una necesidad. De hecho, más que un
esfuerzo, se convierte en un deleite. Sólo la resurrección de la Palabra de Dios en el
sermón y hacer que el mensaje original del autor sea significativo para el público podrá
satisfacer la necesidad de las almas hambrientas. Necesitamos entender por nosotros
mismos, primero, que hay una diferencia entre lo que la gente quiere y lo que la gente
necesita. Extremadamente a menudo, en medio de la era tecnológica, parece ser que
tenemos muchas necesidades, pero, la mayoría de ellas, son fabricadas por los medios de
comunicación, que son la voz oficial de los valores de una determinada cultura.
Pero, ¿qué es predicación? ¿Cuál es su origen? ¿Qué la hace bíblica?¿Qué
aspectos conlleva implícitos? ¿Cuáles son sus metas y objetivos? ¿Cuáles son nuestras
responsabilidades como predicadores? Veamos algunas definiciones.

Definición conceptual: La predicación es la presentación humana, a través del


poder del Espíritu Santo, de los actos salvíficos de Dios por medio de Jesucristo. Esta
proclamación de la revelación divina funciona como el instrumento escogido por Dios
para traernos a la salvación por gracia, a pesar de que el mensaje de un Mesías
crucificado parece ser una locura para los sabios de este mundo y un delito escandaloso
para los judíos (1 Cor. 1: 21-23)1.

Definición ontológica: La predicación tiene su origen en Dios. Es un mandato


divino (Mc 16,15 pp Mt 28: 18-20 Ver también Jn 1: 1-2; Mt 10, 5-7 pp Mc 6, 7-12 pp
Lc 9, 1-6).Tiene un lugar central entre el pueblo de Dios y es vital para su vida y
crecimiento. Está autorizada por Dios, por el poder del Espíritu Santo y expresada
supremamente por Jesucristo.2

Definición etimológica: Un número de palabras hebreas y griegas se traducen de


diversas maneras en la NVI como "predicar" o "proclamar". Los términos que aparecen la
Biblia hebrea con el significado de "anunciar" o "dar a conocer" son palabras genéricas y
neutrales que sólo se dan significado religioso a través contexto. Jonás necesitaba
proclamar (Qara ') un mensaje de la destrucción inminente de Nínive (3: 2), y Sanbalat
acusa a Nehemías de la planificación para establecer profetas para proclamar (Qara'),
"Hay rey en Judá" (Neh 6: 7). Isaías 52: 7 dice: "¡Qué hermosos son sobre los montes los
pies del mensajero que anuncia [shama '] la paz, que trae [basar] buenas noticias, que
anuncia [shama'] la salvación, que dice a Sión:" Tu Dios reina '". La frase que significa
"para traer buenas nuevas "en este pasaje se tradujo en la LXX por la palabra griega
1
Craig Skinner, "Preaching" In , in Holman Illustrated Bible Dictionary, ed. Chad Brand, Charles
Draper, Archie England et al. (Nashville, TN: Holman Bible Publishers, 2003), 1322.
2
Martin H. Manser, Dictionary of Bible Themes: The Accessible and Comprehensive Tool for
Topical Studies (London: Martin Manser, 1999).
euangelizo, que se convirtió en una palabra favorita para los autores del NT, que lo
utilizan para significar " predicar el evangelio ", sobre todo en contextos donde el
"evangelio" se asocia con el anuncio del Reino de Dios (como en Isa. 52: 7). Así
Lucas 8: 1 describe a Jesús como yendo a través de ciudades y pueblos para "llevar la
buena noticia [euangelizo] del reino [reinado] de Dios." La misma palabra se usa en
Mateo 11: 5; Hechos 10:36; Rom. 1:15; y 1 Cor. 09:18. Una palabra más común para la
predicación en el Nuevo Testamento, sin embargo, es kerysso, que significa "anunciar" o
"hacer una proclamación con autoridad" (Mateo 3:1; Hechos 10:42; 2 Corintios 4: 5).
Predicación también se describe con palabras más modestas que transmiten una sensación
de anunciar (Lucas 9:60), hablando (Hechos 20: 7), o simplemente decirle (Marcos 2: 2).
Además, hay términos que llevan un énfasis especial de testificar (Hechos 2:40), exhortar
(Rom. 12: 8), y profetizar (1 Corintios 12:28.)3

¿Qué la hace bíblica?


Aunque parezca paradójico, para que una predicación sea bíblica no basta con que
en ella se cite varios pasajes de la Biblia o que se comente versículo a versículo y que las
subdivisiones provengan del texto bíblico. Incluso no llega a ser bíblica porque comente
un texto palabra por palabra.
El autor William D. Thompson4, hablando de este aspecto en su libro Preaching
Biblically, sostiene que cuando se habla de predicación bíblica hay que definirla en
cuanto a dos aspectos fundamentales: morfología y substancia. Explicaremos este punto
usando la analogía del cuerpo humano.
El sermón es como una nueva criatura. Desde el punto de vista morfológico el ser
humano posee una estructura interna o esqueleto, que soporta todo el cuerpo. A eso
podemos llamarlo el bosquejo del sermón. Los diferentes órganos, sistemas, la carne y la
sangre pueden compararse al contenido de la predicación, la substancia. Es muy
importante tener un cuerpo. Pero, si el cuerpo no está vivo ud. lo que tiene es un cadáver.
Un cadáver tiene una forma definida, un esqueleto, tiene los órganos y sistemas internos
incluso tiene la sangre pero, para que esté vivo, necesita el aliento de vida de la boca de
Dios para que el corazón lata. Esto sólo ocurre cuando el predicador está poseído por el
Espíritu Santo. Muy a menudo escuchamos sermones que parece ser maniquíes: son solo
estructura pero no hay vida en ellos.

El latido del corazón es el mensaje que debe estar presente en cada paso. Pero,
mensaje de quién? Del predicador? Por supuesto que no, sino de Dios! El mensaje es la
intención original del autor de la Escritura: Te amo y, porque te amo, quiero salvarte;
quiero transformarte porque quiero que regreses conmigo a casa.

Por último, al cuerpo vivo hay que vestirlo. ¿Qué son las vestiduras? La
presentación son sólo las vestiduras, que pueden ser más o menos elegantes. Es la forma
de entrega del sermón. Muchas clases de Homilética apenas están tomando el cuidado del
"vestido". Técnicas psicológicas manipulativas, alientan el uso del carisma personal sin
piedad del corazón, recursos multimedia, escenografía; todo esto es parte de la

3
Fred B. Craddock, "Preaching" In , in The HarperCollins Bible Dictionary (Revised and
Updated), ed. Mark Allan Powell, Third Edition (New York: HarperCollins, 2011), 826.
4
Ibíd., 10.
vestimenta. Algunos están dando demasiada atención al vestido y, muy a menudo la
feligresía que vino a adorar la iglesia solo regresa a casa después de ver un espectáculo
religioso. Ese no es un sermón bíblico sino un discurso religioso. No tiene sabor de vida
eterna en él. No lleva al pecador al arrepentimiento del corazón. Salimos del templo sin
un vivo deseo de ser santos. No hay en él flechas espirituales dirigidas a las áreas
podridas de carácter.

¿Cómo puede el predicador estar seguro de que la substancia, la esencia del sermón es
bíblica?
La predicación bíblica es encarnacional.
El rebaño de Dios; su iglesia, que fue comprada con la sangre de Cristo, está
experimentando en algunos lugares un hambre de la Palabra de Dios como nunca antes.
W. Floyd Bresee en su libro Successful Lay Preaching escribe: "Históricamente, hemos
animado a las congregaciones a mantener el púlpito en el centro de la plataforma de la
iglesia para simbolizar que la predicación es el centro de nuestra adoración...sin embargo
muchos miembros están ansiosos de que alguien, que sea sensible, experimente la
profunda hambre que tenemos.....alguien que sea lo suficientemente sensible como para
darse cuenta de la devoción de la gente que viene a la iglesia semana tras semana
buscando alimento, aunque a menudo, son recompensados con escasas migajas"5
Se ha perdido, en gran medida en muchos predicadores, el poder de Espíritu para
llegar a la gente. La razón es evidente: hay teología pero no conversión en los
predicadores. Charles E. Bradford, conocido orador adventista, en su libro titulado
Preaching the Times muestra qué está pasando: "La verdadera predicación bíblica es la
transmisión oral de la palabra de Dios como el evangelio desde el corazón y la mente del
predicador a los corazones y la mente de la gente"6

Sí, hay predicación de la Palabra de Dios, pero si el evangelio no está


impregnando el corazón y la mente del predicador, entonces no llegará al corazón y la
mente de la gente. Lo que se necesita es entender que la predicación de la palabra no es
un acto sino un modo de vida. La proclamación o kerigma se hace con la boca pero, por
sobre todas las cosas, con la vida. La predicación bíblica no estará completa ni cumplirá
su función hasta que el mensaje y el mensajero no estén en sintonía. La predicación
cristiana tiene lugar, en palabras de Phillips Brooks, cuando se proyecta hacia fuera la
verdad a través de la personalidad7. La predicación es un esfuerzo divino-humano8

5
W. Floyd Bresee, Successful Lay Preaching (Silver Spring, Maryland:
The Ministerial Association General Conference of Seventh-day Adventists, 1997), 34.
6
Charles E. Bradford, Preaching the Times (Washington, D.C.: Review
and Herald Publishing Association, 1975), 54.
7
Phillip Brooks, Lectures on Preaching (New York: Dutton, 1877), 8.
8
Craig A. Loscalzo, Evangelistic Preaching that Connects: Guidance in a shaping
Fresh and Appealing Sermons (Downers Grove, ILL. Intervarsity Press, 1995), 17.
La predicación bíblica es persuasiva. Craig A. Loscalzo en su libro Evangelistic
Preaching that Connects cita tres definiciones de lo que es persuasión: a) es un proceso
comunicativo en el cual el comunicador busca obtener una respuesta deseada. b) es la
actividad en la cual el orador y el oyente están conectados y ella, cual el orador,
conscientemente trata de influir en la conducta del oyente a través de la transmisión de
pistas audibles y visibles. c) es la conducta comunicativa que tiene como su propósito el
cambio, modificación, o determinar las respuestas (actitudes o conducta) de los
receptores9
Loscalzo enseguida recuerda dos cosas acerca de la persuasión. La primera tiene
que ver con el mensajero. Él dice que somos "vasos terrenales usados por el Espíritu
Santo. Nuestra predicación nunca debe interferir con el método de Dios. En segundo
lugar, persuasión jamás significa coerción. ..Jesús trató de persuadir a todos los que le
escuchaban a responder a su mensaje, pero nunca ejerció coerción o manipuló a nadie
para que aceptara su reino"10
Algunos métodos usados para persuadir a las personas son cuestionables. Por
ejemplo, usar la intimidación. El miedo es una emoción volátil. La gente responde a
ciertos pedidos cuando tiene miedo y, a menudo, lo hace involuntariamente. Asustar
intencionalmente a los oyentes para que respondan al evangelio es manipulación. Nunca
se encuentra la intimidación como método evangelístico en el Nuevo Testamento.
Otro método no menos ético para persuadir a la gente es sacar ventaja de ciertas
situaciones; por ejemplo, un funeral, eso es oportunismo. La tristeza es una emoción muy
fuerte. Las personas harán o dirán cualquier cosa cuando experimentan la muerte de un
ser querido. Usar su débil y vulnerable estado como una ocasión evangelística es
oportunismo. Usted puede testificar en ese momento del poder de la gracia de Cristo que
sostiene a cada ser humano en situaciones semejantes y que está disponible siempre. Muy
a menudo se intenta usar el sentimiento de culpa o remordimiento porque el familiar vivo
no aceptó la invitación del difunto a entregarse a Cristo e ir a la iglesia.
Finalmente, existe aún otro método evangelístico en la predicación bíblica para
persuadir a los seres humanos y que es también dudoso: el emocionalismo. Loscalzo11
establece la diferencia entre un auténtico llamado a las emociones en la predicación y el
emocionalismo. Dios nos creó con intelecto y emociones. Se responde a la vida
holísticamente con las dos. Citando a Ralph Lewis escribe: "Mientras que la lógica tiene
que ver primariamente con la información, la acción persuasiva está conectada muy cerca
con la emoción". No es inapropiado que ud cuente un testimonio personal triste o alguna
experiencia placentera o incluso que use el humor en la predicación. Las personas
responderán a un llamado emocional que se base en la realidad, la experiencia humana,
el buen sentido y que sea apropiado.
Loscalzo concluye diciendo: "La predicación efectiva y persuasiva apela al
intelecto y a las emociones, a las mentes de los oyentes y a su voluntad. La gente es
persuadida a la acción por el razonamiento lógico, por los ejemplos, por las historias y
por escuchar cómo las buenas nuevas se interceptan con sus situaciones de vida diarias. A
través de una predicación evangelística efectiva las personas son persuadidas a

9
Ibíd., 28.
10
Ibíd., 29.
11
Ibíd., 30.
experimentar una nueva vida en Cristo."12Lutero dijo acerca de la predicación: "Quien
quiera... que no sepa o predique el evangelio no solo no es sacerdote ni obispo sino una
clase de plaga para la iglesia."13

La predicación bíblica es teológica


El Jesucristo proclamado es la teología suprema de la Biblia. Él es el centro que
marca toda la Palabra de Dios y hace que tenga sentido. En Cristo la Biblia adquiere
sentido. De cualquier manera, si un hombre, o un profeta dice: “Yo soy el pan vivo que
descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo
daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. (Jn 6:51), esas palabras no
tienen sentido, pero en la boca de Cristo son realidad. En palabras de Lutero tenemos que
ser conscientes de la Bibliolatría porque nos podemos encontrar adorando la cuna en
lugar del niño que está en ella. Jesús advirtió a sus compatriotas contra esa actitud:
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;
y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida".
( Juan 5: 39,40.) Un sermón bíblico es una exposición de la Escritura, que es una
exposición del evangelio, que es una exposición de la vida de Dios.
La predicación debe ser el resultado de una teología bíblica vivida por el
instrumento humano. La teología de la iglesia debe ser expresada por sus sermones
doctrinales. Un sermón sin teología es un cuerpo sin sangre. John Broadus lo llamó
retórica cristianizada o meramente un ejercicio de expresión y comunicación. La
predicación, entonces tiene que enfocarse en la teología. Podemos darnos cuenta de que
un sermón sin teología carece de coherencia. Está divorciada de un método histórico
gramatical del estudio de la Biblia. De una manera notable estamos sufriendo la
incapacidad de los predicadores de transferir los conceptos, los principios que Dios
reveló en el mensaje original del texto y plasmarlos en un sermón. La consistencia
adecuada y la coherencia entre la exégesis y la predicación nacen de la unidad y
coherencia del propio evangelio.

Jesús fue el proclamador por excelencia de la Palabra de Dios pero, al mismo


tiempo es el proclamado por todos los discípulos que comenzaron desde el primer siglo
hasta ahora. Él es el mensajero y el mensaje. Podemos estar seguros de que, incluso
cuando nuestras habilidades no cumplen con todas las técnicas retóricas ni poseemos una
elocuente elegancia, los predicadores son los mayordomos, los portavoces, los testigos,
los emisarios, los esclavos y los vasos de barro de Dios y, en virtud del misterio sobre el
cual fuimos hechos oikonomos, el mensaje sobre el cual somos kerux, el evento del que
somos martus, el Señor por quien somos apostolos y el amo de quien somos doulos, los
predicadores poseen otro título: sunergous (colaborador) Theou, de Dios. Con Pablo,
cada predicador sabe que la Palabra va a funcionar y por lo tanto, confía sencillamente en
la promesa de Dios. "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí

12
Ibíd., 30.
13
Luther´s Works, Vol.36 (Philadelphia: Fortress, 1959), 116.
vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
(Isaías 55: 10,11)

La predicación bíblica es autoritativa y normativa


La falta de autoridad del predicador se basa en la exclusión de la teología del
sermón. Es imprescindible recordar que, cuando hablamos de teología, nos referimos, en
primer lugar a Cristo y, en segundo lugar a las enseñanzas, doctrinas y principios que
emanan de la Palabra de Dios. La verdadera autoridad bíblica no es asunto de cargos, no
se adquiere por nombramientos ni por imposición de manos. No viene con los años o la
experiencia. Ni siquiera es asunto de educación teológica. Cuando Jesús hablaba el
testimonio de sus oyentes era: “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se
admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los
escribas.( Mt 7:28, 29, el énfasis es nuestro) La expresión no deja lugar a dudas. Jesús
tenía autoridad no en virtud de los cargos, ni por nombramientos, ni imposición de
manos. Ni siquiera por su educación teológica (Jn 7:15). La autoridad de Cristo emanaba
de su integridad, de quien era. Emanaba de su compromiso con la misión que su Padre le
encomendó. Emanaba de su espíritu de servicio y amor desinteresados. Emanaba de su
disposición voluntaria al sacrificio, de su capacidad de entregarse desinteresadamente sin
esperar ganancias personales. Emanaba de un alto sentido de responsabilidad hacia
aquellos a quienes Dios había puesto a su cuidado, de su elemental sentido de justicia y
su misericordia sin límites.
A menudo el predicador muestra un abuso indiscriminado de la autoridad que
emerge de la propia Escritura y que, por supuesto, lleva a la obediencia legalista. Jesús
nunca dudó en usar la autoridad en su predicación. Él, como el Siervo de Dios, nunca
confundió el autoritarismo con autoridad. La proclamación, como misión de la iglesia,
debe ser hecha con autoridad pero nunca ser restrictiva en el sentido de las prohibiciones
dogmáticas. Debe ser hecha con el poder normativo y vivificante de su intención original.
Un sermón que no me ha tocado de una manera transformadora, que no ha afectado mi
existencia humana, tampoco podrá afectar a los demás. A eso se le llama hoy la
"irrelevancia de la predicación". Pero, ¿cuándo algo es irrelevante? ¿Cuál es el
significado de irrelevante para una persona o una iglesia? Irrelevante es algo inmaterial,
sin relación, inapropiado, extraño, ajeno, algo que no me sirve para nada. Sencillamente
inútil. Es lastimoso y difícil para una persona vivir un evangelio sin sabor. Diferentes
iglesias son solo cementerios de santos de cera. Parecen vivos, pero no pasa nada en el
interior de sus cuerpos, de sus vidas. Son simplemente maniquíes cristianos de vitrina.

La verdadera predicación bíblica es proposicional porque el mensaje viene de


Dios con el propósito de salvar al ser humano y restaurarlo a la comunión con Dios.
Hacerlo de nuevo a la imagen de Dios. Es fidedigna porque interpreta el significado de
los actos salvíficos de Dios en el pasado y los aplica en contextos contemporáneos. Es
holística porque el mensaje debe tocar todas las áreas de la experiencia humana,
Sencillamente es el comienzo de una experiencia de transformación. Es un acto de fe.

¿Cuáles son nuestras responsabilidades como predicadores?


En primer lugar predicar y enseña la Palabra de Dios. Pablo le escribió a
Timoteo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y
a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2
Tim 4:1,2). La gran comisión dada a los discípulos desde un inicio por Jesús incluía dos
elementos bien destacados por los evangelistas Mateo y Marcos: "Y Jesús se acercó y les
habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles (didaskontes) que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
( Mt 28: 18-20). "Y ellos, saliendo, predicaron (ekerusan) en todas partes, ayudándoles el
Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén." (Mr 16: 20).

De modo que la predicación o Kerigma y la Didache o enseñanza eran las


palabras clave de la gran comisión evangélica. Sin embargo, en el AT no existía una clara
distinción entre ellas pero, incluso en el Nuevo Testamento, los discípulos enviados por
Cristo tampoco percibieron esa diferencia. El mismo Marcos lo expresa así:"Y estableció
a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar (Mr 3:14). Entonces los
apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían
enseñado." ( Mr 6:30)14.

En segundo lugar mostrar a Dios a través de las Escrituras. La tarea del


predicador consiste, en primer lugar, en develar al Dios de las Escrituras a los hombres y
las mujeres (la "resurrección" de Dios). Esta revelación del Dios inmanente y personal no
es fruto de la imaginación humana. Es el fruto natural de la Palabra de Dios que actúa,
transforma y renueva a la humanidad por el poder del Espíritu Santo. El objetivo final de
la predicación es la "resurrección" del Dios viviente de las Escrituras en la vida de los
oyentes para que le puedan glorificar. En palabras de Richard Lischer: "Los predicadores
sostienen el texto como una piedra preciosa y lo giran a contra luz hasta que revele su
mayor brillantez. De la misma forma el predicador impacta con el texto a sus oyentes y
los “gira” de modo que ellos puedan mostrar el brillo del testimonio de Jesucristo en sus
vidas”15

En tercer lugar exhortar a la iglesia a vivir una vida de santidad. El predicador


no es una isla sin ninguna conexión con tierra firme. Los oyentes tampoco. Así el análisis
teológico ayuda al predicador descubrir hasta qué punto el "allá afuera" mora "aquí", en
el predicador y la congregación, y en qué medida los valores de nuestra cultura nublan la
percepción y expresión del evangelio. Pero: ¿dónde comenzará predicador? ¿Con el
contemporáneo, aquí y ahora? O el bíblico, "entonces y allí? Este es un dilema álgido.
¿Por qué? Debido a que la exégesis reclama un análisis adecuado de las palabras y la

14
Thomas K. Carroll, Preaching the Word, vol. 11 (Willmington, Delaware:
Michael Glazier, Inc. 1984), 12.
15
Richard Lischer, A Theology of Preaching: The Dynamics of the Gospel. (Eugene, OR:
Wipf and Stock Publishers, 2001), ix.
gramática se centra en "el entonces y allí". Lo que la audiencia original entendía de
acuerdo con "su" necesidad y el mensaje proposicional de Dios para ellos? Tenemos que
recordar que ninguno de los antiguos profetas ni la mensajera del Señor para los últimos
tiempos, Elena G. de White, fueron dando sus mensajes en una burbuja profética
hipotética. El mensaje profético siempre fue dado como la respuesta de Dios que sale al
encuentro de la necesidad humana con el fin de restaurarlos a la comunión original y
relación pacto con Él. Incluso, aunque no seamos conscientes de ese proceso, Dios nos
está purificando del pecado como modo de vida y está sustituyendo esa naturaleza carnal
con la levadura de la santidad. Un mensaje bíblico siempre tiene implícitos los elementos
de juicio, gracia y restauración.

En cuarto lugar presente a Cristo como la verdadera respuesta a sus necesidades.


La gente viene a la iglesia en busca de Cristo. Ellos tienen sed de la presencia y el
consuelo del Señor. Quieren orientación bíblica en cuanto a las decisiones que están
tomando. La predicación en la iglesia es la herramienta de la teología para persuadir al
ser humano a adorar a Dios; para convertirse en hombres y mujeres que sean verdaderos
adoradores y, en esa experiencia, descubrir que todas sus necesidades humanas,
aflicciones, tristezas, deseos se desvanecen ante la grandeza y la majestad de Dios. Y
descubren que, aunque atravesemos por el valle de sombra y de muerte; Él es la respuesta
a nuestras necesidades. Estaremos satisfechos en Él.

Conclusión

La predicación bíblica es la columna vertebral del ministerio evangélico. Es la


presentación humana, a través del poder del Espíritu Santo, de los actos salvíficos de
Dios por medio de Jesucristo. Tiene su origen en Dios y es un mandato divino. La
etimología de la palabra incluye los significados de anunciar, proclamar, evangelizar,
exhortar, testificar, hablar, decir y profetizar. La predicación bíblica es encarnacional,
persuasiva, teológica, autoritativa y normativa, proposicional, fidedigna y holística. Es un
acto de fe. La responsabilidad del predicador consiste en predicar y enseñar la Palabra de
Dios mostrando a Dios a través de las Escrituras mientras les exhorta a vivir una vida de
santidad sabiendo que Jesucristo es la respuesta a todas nuestras necesidades, angustias,
sueños y anhelos más profundos.

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