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son plantas de la familia de las poáceas cultivadas por su grano (fruto de pared delgada adherida a

la semilla, característico de la familia). Incluyen cereales mayores como el trigo, el arroz, el maíz, la
cebada, la avena y el centeno, y cereales menores como el sorgo, el mijo, el teff, el triticale, el
alpiste o la lágrima de Job.[1] El tamaño del grano de algunos cereales, más grande que el de los
demás pastos, fue producto de la domesticación a lo largo de miles de años. Muchos cereales en
los inicios de su domesticación fomentaron la aparición de civilizaciones que se asociaron a ellos.

Avena, cebada y varios productos derivados.

Los cereales contienen almidón. El germen de la semilla contiene lípidos en proporción variable
que permite la extracción de aceite vegetal de ciertos cereales. La semilla está envuelta por una
cáscara formada sobre todo por la celulosa, componente fundamental de la fibra dietética. Se
emplean en la alimentación humana (especialmente el trigo, el arroz y el maíz) y del ganado, así
como en la fabricación industrial de diversos productos.

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