CAPITULO III diferencia hay que tener en cuenta q u e , en el f o n d o , la situación es bastant»

parecida (BUTTERWORTH, 1980b). En comprensión se puede c o n t r o l a r cor

bastante precisión el ¡nput, pero el output o el resultado de la comprensiór
sólo se puede conocer de manera indirecta y en producción ocurre j u s t o a
revés.
Otra diferencia que se observa inmediatamente por comparación, una ve,
más c o n la comprensión es que los autores que se dedican a p r o d u c c i ó n SÍ
agrupan más por las metodologías que emplean que por las unidades Mngüís
ticas o niveles de representación y lo procesamiento que estudian. Es decir
que frente a una división típica dentro de la comprensión entre estudio:
sobre reconocimiento de palabras o acceso al léxico, comprensión de oracio
nes, comprensión de textos, por ejemplo, o, desde otra perspectiva, análisi:
Producción del lenguaje perceptivos, semánticos, etc., en producción existen extraordinarios estudios
por e j e m p l o , basados en pausas ( G O L D M A N - E I S L E R , 1 9 6 8 ; D E C H E R T y R A U P A C H
1980) o en errores ( F R O M K I N , 1973 y 1 9 8 0 ; G A R R E T T , 1 9 7 5 ; SHATTUCK Huh
NAGEL 1 9 7 9 ; C U T L E R , 1982a; STEMBERGER, 1 9 8 2 ; DEL V I S O , 1990) y desde es<
perspectiva se hacen consideraciones sobre cada uno de ios posibles nivele:
de análisis. En este libro se mantendrá, en la medida de lo posible, una divi
A. Consideraciones generales sión análoga a la que se ha seguido en comprensión, si bien limitada a la pro
ducción de palabras y oraciones.
Otra diferencia que también salta a la vista inmediatamente es la moda
a) Diferencias en la investigación entre lidad lingüística objeto preferencial de estudio. La proporción relativa di
comprensión y producción autores dedicados en comprensión al lenguaje escrito es bastante superior ;
la de los dedicados a la modalidad hablada, a pesar de haber figuras m u y sig
A pesar de que el habla es una de las actividades humanas más comunes y nificativas dentro de este u l t i m o grupo; en producción ocurre al revés y u n
frecuentes, el número de autores dedicados a la producción del lenguaje es vez más los argumentos reales o pretendidos son de carácter metodológico
m u y reducido en comparación c o n el de los que se dedican a comprensión. Las pautas temporales del habla son fáciles de medir a partir de lasgrabacio
Este hecho hace que la literatura sobre el tema, aunque amplia, no adquiera nes, en t a n t o que estas mismas características en el lenguaje escrito exiger
las proporciones inabarcables de la comprensión. Como m u y bien señala técnicas de registro muchísimo más complicadas ( W I N G , 1978; V I V I A N I \
TERZUOLO, 1983).
LEVELT ( 1 9 8 9 ) , la producción es la hermanastra o la hermana pobre de los
estudios psicolingüísticos y, hasta el m o m e n t o de la publicación de su libro Con t o d o , estas diferencias simplemente indican las constricciones ex pe
BUTTERWORTH (1980a) era la única fuente respetable d e " l e c t u r a s " sobre eí rimentales impuestas por las características del objeto de estudio; los inte
t e m a . En los manuales de psicolingüística, esa desproporción es también cla-
1
reses y preocupaciones son básicamente los mismos y los resultados, al meiio
ramente manifiesta, ya que, en el mejor de los casos, las páginas dedicadas a en muchos aspectos, son coincidentes.
producción no ocupan más de u n tercio de las de comprensión. También en Una diferencia que puede tener más relevancia teórica y especialmente
este libro, la extensión de producción será menor que la de comprensión, significativa para la cuestión de la autonomía/interdependencia entre losdis
aunque no habrá una desproporción t a n grande. t i n t o s módulos o sistemas de procesamiento es el sentido o dirección de I
Las razones que se suelen aducir para justificar o " e x p l i c a r " este "agravio interacción o falta de la misma. En comprensión el procesamiento, dentro dt
c o m p a r a t i v o " son de t i p o metodológico. Mientras en la comprensión el expe- una concepción completamente serial y autonomista, es totalmente de abaje
rimentador puede controlar el ¡nput construyendo determinadas oraciones o arriba y , por t a n t o , el debate con lo posición del encapsulamiento informa
textos que cumplan ciertos requisitos (diferencias en la estructura sintáctica, tivo es si los procesos más altos — f u n d a m e n t a l m e n t e los aspectos semántico
presencia o ausencia de c o n t e x t o , coherencia de las oraciones entre sí, aparte y pragmáticos— ejercen algún t i p o de feedback sobre los procesos anteriores
de las variables más específicamente léxicas c o m o frecuencia, l o n g i t u d , etc.) en p r o d u c c i ó n , por el contrario, la discusión está lógicamente centrada en
y ver el efecto que tales variables producen en la comprensión^ en p r o d u c c i ó n los procesos más bajos (por ejemplo, la disponibilidad léxica a nivel semán
tal c o n t r o l es imposible o, en t o d o caso, indirecto. A pesar de esta pretendida t i c o y sobre t o d o a nivel fonológico) pueden hacer que la forma sintáctica d t
una oración varíe en cuanto al orden de las palabras o a su estructura sintácti
ca: pasiva frente a activa, por ejemplo. Es decir, desde una concepción seria
y a u t o n ó m i c a , la comprensión es absolutamente bottom-up, en tanto que la
A u n q u e el l i b r o a p a r e c i ó e n d o s v o l ú m e n e s , el s e g u n d o ( 1 9 8 3 ) e s t á , d e h e c h o , d e d i c a d o f u n d a -
m e n t a l m e n t e a cuestiones d e adquisición y d e trastornos. p r o d u c c i ó n es por c o m p l e t o top-down; p o r consiguiente, el sentido de la in

teracción es distinto en un caso que en el o t r o , aunque, en términos más ge-
nerales, se pueda f o r m u l a r la cuestión de la interacción en idénticos términos
t a n t o en comprensión c o m o en p r o d u c c i ó n : ¿Ejerce lo supuestamente poste-
rior en la secuencia de procesamiento alguna influencia en lo que teóricamen-
te ha sido procesado c o n anterioridad?
El esquema q u e seguiré en la exposición es el siguiente: en primer lugar
se hará una exposición global de los estadios y procesos que tienen lugar a
nivel de planificación del lenguaje. Estos estadios se han postulado a partir de
los datos obtenidos del estudio de las pausas y de los errores del habla, por lo
que a c o n t i n u a c i ó n se hará u n resumen de los mismos. Después, se estudiarán,
por separado la producción de palabras y oraciones y , aunque parecería ló-
gico dedicar u n ú l t i m o apartado a las relaciones entre comprensión y produc-
c i ó n , dado que estas cuestiones también han sido abordadas y de manera más
directa desde la neuropsicología cognitiva, se pospondrán tales consideracio-
nes hasta la ú l t i m a parte del libro dedicada a los trastornos del lenguaje (Neu-
ropsicología Cognitiva del Lenguaje).
b) D e la intención a la articulación: Descripción preliminar
de las operaciones necesarias en la p r o d u c c i ó n
A primera vista, al menos, los procesos deben ser semejantes a los de la
comprensión, pero realizados en el orden inverso.
Supuesta una intención de comunicar, sobre la que no vamos a decir
prácticamente nada —eso en t o d o caso correspondería a otras ramas de la
psicología— el hablante ha de seleccionar con e x a c t i t u d qué es lo que quiere
comunicar, y supuesto t a m b i é n que quiera utilizar alguna f o r m a lingüística al
hacerlo, ha de dar una estructura aceptable d e n t r o del idioma que, j u n t o c o n
las palabras seleccionadas, sea capaz de transmitir exactamente lo que quiere
o algo m u y semejante y , p o r ú l t i m o , ha de articular — c o n las características
fonológicas y prosódicas adecuadas y en el orden especificado por la estruc
t u r a — las palabras integrantes de la oración u oraciones que quiere transmitir.
Naturalmente, en esta caracterización se está suponiendo de f o r m a implícita
que la p r o d u c c i ó n lingüística es f r u t o de una planificación previa (y a distin-
t o s niveles) y n o simplemente resultado de una mera concatenación entre pa-
labras, en c u y o caso, aunque se pudiera hablar de planificación, ésta sería mí-
nima ya que su á m b i t o se reduciría a cada una de laspalabrasa utilizar. Aparte
de la i n t u i c i ó n subjetiva, existen datos suficientes, provenientes t a n t o del es-
t u d i o de los errores en el habla como de las pausas, que demuestran clara-
mente que la unidad de planificación es más amplia. Un ejemplo claro lo pro-
porcionan las anticipaciones en las que u n f o n e m a posterior en la cadena de
sonidos influye en o t r o anterior de f o r m a que se produce una asimilación o
identificación entre ambos (por ejemplo "coge la b i c i " -* " / b o x e la b i 0 i / " ) .
Este t i p o de efectos resulta d i f í c i l de explicar a no ser q u e se a d m i t a q u e , en
algún m o m e n t o , las palabras entre las que se produce el efecto han estado
presentes simultáneamente. (Se podría defender que el hecho de que aparezca
Ib/ en / b o x e / no tiene nada que ver con la / b / inicial de bici, q u e es simple-
mente u n fenómeno aleatorio. Tal explicación no es válida, ya q u e la propor
c i ó n de anticipaciones es m u y superior a lo q u e cabría esperar por simple azar.)
P r o d u c c i ó n d e l lenguaje
Supuesto que se produce una planificación previa, parece que se pueden
distinguir tres grandes bloques de operaciones que el hablante o escribiente
debe planificar y llevar a cabo para poder realizar cualquier acto c o m u n i c a -
tivo a través del lenguaje: 1 ) determinación del contenido, 2 ) de la f o r m a
sintáctica y 3 ) de los movimientos articulatorios implicados en la p r o n u n -
ciación.
7. Determinación del contenido: conceptualización
En la primera, independientemente del nombre que se le dé [ " c o n c e p t u a -
l i z a c i ó n " en L E V E L T ( 1 9 8 9 ) , " n i v e l mensaje" en G A R R E T T ( 1 9 8 0 , 1 9 8 4 , 1 9 8 8 ) 1 ,
el sujeto ha de fijar el contenido que quiere transmitir. Cuál sea el código
exacto, es decir, el t i p o de representación que tiene ese contenido es cuestión
debatida (véanse los comentarios al libro de FODOR, 1 9 7 5 ; DENNETT, 1 9 7 7 ;
H A R N I S H , 1 9 7 7 ; M O R T O N , 1 9 7 8 ) , pero, en cualquier caso, tiene que ser, p o r
necesidad, independiente de las lenguas específicas. El mismo c o n t e n i d o se
puede expresar en diferentes lenguas (en todas) y dentro de una lengua dada, ese
contenido puede ser transmitido por otros medios: dibujos, gestos, símbolos
lógicos, etc. [De hecho si el contenido (las ideas) fuera " l i n g ü í s t i c o " , la tra-
ducción de un idioma a o t r o sería imposible,ya que en ningún caso — n i siquiera
en lenguas relativamente p r ó x i m a s — se puede hacer una traducción palabra
por palabra.]
En este m o m e n t o de la planificación, aparte de la fijación del c o n t e n i d o ,
son muchas las cosas de carácter pragmático a las que el sujeto tiene que
prestar atención, y que determinan la f o r m a lingüística final de la expresión
( G A Z D A R , 1 9 8 0 ) . Si el lenguaje es un instrumento a través del cual el hablante
quiere lograr ciertos efectos en el oyente, según cuales sean los efectos perse-
guidos así será la forma utilizada. Las intenciones del hablante y el nivel de
conocimientos del oyente así como el c o n t e x t o lingüístico previo y la sitúa
ción general en la que tiene lugar la interacción son algunos de los determina
dos de la f o r m a final. La f o r m a lingüística será diferente, p o r ejemplo, según
que el hablante quiera proporcionar nueva información al oyente o, por el
contrario, pretenda obtener información del mismo. El grado de conocimien
tos del oyente también influye: no sólo en el t i p o de información, es decir,
en el c o n t e n i d o , sino también en la f o r m a que se le dé. A nadie se le ocurre
hablar de la organización del sistema nervioso o de la teoría de la relatividad
a niños de corta edad y , en el caso de que se tenga que hacer tal vez ante las
preguntas del propio interlocutor, se hará de forma m u y distinta a como se
hace cuando nuestro interlocutor es u n neurólogo o un físico. [Independien
temente de cuál sea el papel que desempeña en la adquisición del lenguaje,
no hay duda de que el t i p o de lenguaje utilizado con los niños (GLEITMAN,
NEWPORT y G L E I T M A N , 1 9 8 4 ) es diferente del empleado con los adultos.I En
cuanto al c o n t e x t o lingüístico y situacional, es claro que el t i p o de expresión
lingüística usada (artículo determinado/indeterminado, p o r ejemplo) depen
de de que el referente aparezca por primera vez en el discurso o no. OSGOOD
( 1 9 7 1 ) demostró, entre otras cosas, q u e al describir una interacción entre
bolas de billar de distintos colores los sujetos utilizaban en la primera des
crípción " u n a b o l a " , pero si esa misma bola participaba en una acción posterior
 106
Psicolingüística
que el sujeto tenía que describir era mucho más probable que en este caso se
utilizara " l a b o l a " . SANFORD y G A R R O D , aunque se han ocupado fundamen-
talmente de la comprensión, han comprobado q u e , si el sujeto tiene que
completar una o r a c i ó n , la completarán de m o d o d i f e r e n t e según cuál sea el
c o n t e x t o previo. Así por ejemplo, no aparecen pronombres anafóricos a no
ser que el referente esté de manera explícita en el c o n t e x t o previo anterior
(SANFORD y G A R R O D , 1 9 8 1 ) .
En cuanto al c o n t e n i d o , dos son fundamentalmente las decisiones que
el hablante debe t o m a r ( L E V E L T , 1 9 8 9 ) : la i n f o r m a c i ó n específica que debe
aparecer en su enunciado y el orden en que debe presentar tal i n f o r m a c i ó n ;
muchas veces el orden hace que la interpretación sea completamente diferen-
te ("Juanita se casó y quedó embarazada" frente a " J u a n i t a quedó embara-
zada y se casó").
¿Qué información — y más en c o n c r e t o — qué elemento o elementos léxi-
cos utilizará un sujeto ante una pregunta que le hagamos o si tiene que des-
cribir algo de f o r m a que el oyente pueda entenderlo sin problemas? Esta es
una cuestión que ya en 1 9 5 8 se planteó BROWN en su artículo " H o w shall a
t h i n g be called?" En su artículo, BROWN mostró que de las diferentes formas
con que se puede describir una moneda (dinero, moneda, d u r o , duro de 1 9 5 7 ,
etc.), hay una y sólo una descripción que el sujeto considera como la apro-
piada para cada situación, que es precisamente la que usa. Estos resultados
parecen materializar, de alguna f o r m a , el principio de cooperación entre ha-
blante y oyente: el hablante proporcionará de acuerdo con el principio de
cantidad ni más ni menos información de la que sea necesaria para que el
oyente pueda extraer de su emisión el sentido deseado. OLSON ( 1 9 7 0 ) pedía
a sus sujetos que utilizaran un sintagma nominal para que, con é l , el oyente
pudiera identificar de manera inequívoca el referente de la frase. Los resulta-
dos de OLSON demostraron que la frase utilizada depende del c o n j u n t o al que
pertenezca el referente: con frecuencia se codifica lingüísticamente aquella
propiedad que sirve para discriminar el referente de todos los demás compo-
nentes del c o n j u n t o . Sin embargo, estudios posteriores (DEUTSCH y PECHMAN,
1982; SONNENSCHEIN, 1 9 8 4 ; C L A R K y WILKES-GIBBS, 1 9 8 6 ) parecen indicar
que, ante t o d o , lo que el hablante trata de lograr es una expresión q u e des-
criba el referente de manera inequívoca, aunque el enunciado contenga más
información de la estrictamente necesaria. Es decir, que si hay que violar el
principio de cantidad, la violación se hace p o r exceso y no p o r defecto.
LINDSAY y N O R M A N ( 1 9 7 7 ) presentan u n ejemplo de la vida de cada d í a .
A la pregunta ¿dónde vives? se puede contestar de modos m u y diferentes:
en los Estados Unidos, en el sur de California, al norte de San Diego, en Del
Mar, en t a l calle, en esa casa de f o r m a extraña y sin ventanas. Este ejemplo,
aunque no sea el resultado de u n experimento controlado, demuestra clara-
mente que la f o r m a lingüística exacta depende de una serie de condiciones
que el hablante debe t o m a r en cuenta. En el caso presente, dos consideracio-
nes parecen especialmente importantes: el lugar donde se hace la pregunta y
las intenciones (intuidas) del demandante. A resultados parecidos llegó C L A R K
( 1 9 7 9 ; experimento 5 ) . La respuesta q u e d a n los restaurantes a la pregunta:
¿Aceptan la tarjeta American Express?
¿Aceptan tarjetas de crédito?
P r o d u c c i ó n del lenguaje
10/
depende de lo que él llamaba la "jerarquía de f i n e s " . (Aunque la perspectiva
de sus experimentos era más bien la comprensión que la p r o d u c c i ó n , los re-
sultados son extensibles a la producción.) A n t e ambas preguntas, una res
puesta afirmativa o negativa es suficiente para proporcionar la i n f o r m a c i ó n
que se les pide. Sin embargo, hubo diferencias marcadas en las respuestas
dadas. En el primer caso, la respuesta era simplemente Sí o N o , en t a n t o que
en la segunda, en un 4 6 % de las respuestas afirmativas se incluía además la lista
de las tarjetas de crédito que aceptaba el restaurante. Esta información e x t r a ,
no exigida de m o d o directo, es conveniente o necesaria si se supone, c o m o es
natural, que el que llama por teléfono intenta ir a comer allí y usar alguna d e
las tarjetas de crédito para pagar.
Los datos anteriores provenientes de la descripción de objetos o d i b u j o s
y de estudios sobre respuestas a preguntas proporcionan una primera idea d e l
t i p o de información que el hablante va a intentar codificar lingüísticamente
y de las variables que influyen en tal determinación.
También se puede hablar, a juzgar por los resultados empíricos relativa
mente escasos, de principios que rigen el orden de aparición del c o n t e n i d o
del mensaje. Normalmente el orden lingüístico sigue el orden temporal de los
acontecimientos o el espacial en el caso de descripciones de estructuras linea
les. Diferentes autores ( M U N R O , 1 9 7 7 ; K L E I N , 1 9 8 2 ; W U N D E R L I C H y R E I N E L I ,
1 9 8 2 ) han comprobado q u e , cuando se trata de explicar cómo llegar a una
dirección determinada, se empieza por el p u n t o de partida hasta llegar al
p u n t o de destino. De manera semejante LEVELT ( 1 9 8 1 , 1 9 8 2 y 1 9 8 3 ) h a d e
mostrado que, cuando se trata de descripciones de pautas más complejas, el
orden de descripción parece estar guiado por los siguientes principios: conec
tividad (lo que está conectado en la realidad aparecerá como t a l en la descrip
ción sin que se produzcan saltos, es decir, siguiendo un estricto orden de iz
quierda a derecha, de arriba abajo, etc.), bifurcación (una vez terminada la
descripción de una de las ramas posibles, se vuelve al punto en que se produjo
la bifurcación) y mínima carga para la memoria.
2. Formulación sintáctica
A diferencia de lo que ocurre con las palabras, el número de oraciones posi -
bles en un idioma es i l i m i t a d o , porque ilimitados son los mensajes que se
pueden transmitir y porque cada uno de ellos admite formas muy diferentes.
Es decir, que mientras la producción de palabras n o necesita ningún proceso
" c o m p o n e n c i a l " o constructivo por parte del sujeto, sino sólo de recuperación
de una de las palabras de su léxico, en el caso de producción de oraciones es
claro que n o se puede tratar de un proceso de selección de la oración que
satisfaga los requerimientos del m o m e n t o sino que tal oración ha de ser cons
truida por el hablante o escritor. En este apartado se explorarán los pasos
que el hablante sigue en esta determinación de la estructura de la oración,
basándonos para ello en el modelo de G A R R E T T ( 1 9 8 4 ) — F i g u r a 3 — , aunque
se tengan en cuenta otras aproximaciones.
Antes de ello, conviene hacer unas precisiones en t o r n o a la combinación
de períodos de planificación y ejecución m o t o r a , aunque este problema se es
tudie c o n más detenimiento u n poco más adelante al hablar de las pausas.
 £ Representación del mensaje J De lo que se ha dicho hasta ahora, parecería deducirse necesariamente
que en el habla espontánea deberían alternar los períodos de silencio (planifi
cación) c o n los de articulación (ejecución), ya que toda emisión lingüística
debe ser previamente planificada en cuanto a su contenido, f o r m a sintáctica
y f o r m a fonológica. De hecho, existen datos que se pueden aducir a favor de
esta posición ( H E N D E R S O N , G O L D M A N - E I S L E R y S K A R B E K , 1966; B E A T T I E , 1 9 8 3 ,
Selección léxica Determinación de las es-
entre o t r o s muchos), pero eso no ha de llevar a una posición semejante a la
tructuras funcionales
que se producía en comprensión con la llamada "hipótesis clausular" q u e , al
menos aparentemente, defendía que la comprensión funcionaba a saltos. Es
decir, no es en absoluto necesario que el hablante planifique de manera c o m
[(V ) [ S( V ) (N ) ( IM ) ] 1 pleta el contenido a transmitir, que a continuación determine la f o r m a sin
^ táctica de la oración en su totalidad y que sólo entonces empiece a articular
los sonidos en el orden correspondiente. De ser así, la mayor parte del t i e m p o
serían silencios (la planificación es fundamentalmente u n proceso c o n t r o
lado y , por t a n t o , necesitaría considerable t i e m p o ) y sólo de vez en cuando
Asignación léxica habría articulación de sonidos. Una vez terminada la emisión que había sido
planificada en el período de silencio anterior, comenzaría la planificación de
la segunda emisión y así sucesivamente.
Si, en realidad, el proceso fuera de este t i p o , se producirían enormes alte
£ Representación nivel funcional J F raciones en la fluidez del habla que no parece que se correspondan con la rea
lidad. Lo que normalmente se supone es que cada uno de esos pasos puede
funcionar en paralelo, pero de manera contingente ( F R Y , 1969; G A R R E T T ,
Recuperación 1976). Lo único que necesita u n m ó d u l o inferior para empezar a funcionar
formas léxicas Selección marcos de es tener a su disposición alguna parte o fragmento del nivel superior. Por eso
planificación del nivel el calificativo de contingente: el nivel inferior depende del anterior para co
posicio nal menzar a funcionar. KEMPEN y HOENKAMP (1987) han llamado "procesamien
\ 0 -
t o a c u m u l a t i v o " (incrementa/ processing) a este t i p o de funcionamiento en
\1/ paralelo contingente. Esta idea no es nueva. M I L L E R y CHOMSKY (1963) afir
CU
maban textualmente " n o hay razón para pensar que el hablante siempre
tenga que seleccionar los tipos de sintagmas principales antes que los subor
/ \
dinados o las categorías léxicas antes que las palabras" (pág. 4 7 4 ) . Una po
X

¿_/
/ /
Asignación de la estructura segmental
/ y prosódica de las palabras
Interpretación y coloca-
ción de la información
nodal
Representación nivel posicional ~j P
¡gura 3. M o d e l o : determinación de la estructura sintáctica de G A R R E T T (1984).
¿_/
sición semejante se puede encontrar en la actualidad en una serie de auto
res, aunque los motivos sean diferentes (BOCK, 1982, 1987a; BRESNAN, 1 9 8 2 ;
HARLEY, 1984).
Después de esta aclaración, volvamos al p u n t o donde estábamos, es decir,
cómo se genera la estructura sintáctica. Supongamos que el hablante quiere
transmitir de modo declarativo que unas flores están cambiando de dueño
(de una chica concreta a su profesora), una de cuyas realizaciones lingüísticas
podría ser, entre otras, " L a chica da flores a la profesora". Para que esa idea
pueda finalmente articularse, una de las cosas que, sin d u d a , tiene que llevar
a cabo el hablante es escoger aquellas palabras que cumplan los requisitos se
mánticos de lo que se quiere expresar, lo cual significa no sólo rechazar aquellas
que no los cumplen sino también escoger de manera más fina entre las distin
tas alternativas que se ofrecen en el caso de sinónimos; en el ejemplo anterior,
entre " c h i c a " , " m u c h a c h a " y " j o v e n " o entre " d a " , " r e g a l a " y " e n t r e g a " . Es
más el problema de selección o recuperación de las palabras, si es correcta la
distinción entre sistema cognitivo y logogenes expuesta en la parte de c o m
prensión, no se puede considerar como un proceso único, sino descomponible
en dos procesos distintos: selección basada en el significado y recuperación
de la f o r m a fonológica correspondiente. (Todos hemos experimentado en
algún m o m e n t o esta separabilidad: saber m u y claramente que hay una pala-
bra que reúne las notas de significado que queremos expresar y , a pesar de
ello, ser completamente incapaces o sentir una gran d i f i c u l t a d para encontrar
la f o r m a de la misma.) Por otra parte, ha de decidir entre los distintos órde-
nes posibles, t a n t o los dependientes de la voz c o m o los independientes de
ella. A u n en el supuesto de que se opte por una oración activa, el orden en
que aparezcan las palabras puede ser diferente.
G A R R E T T , t o m a n d o c o m o p u n t o de apoyo los errores del habla, ha dis-
tinguido dos estadios claramente diferenciados entre sí: el nivel funcional y
el nivel posicional. (Véase Figura 3.) Ambos niveles representan distintas
aproximaciones a la f o r m a final que va a t o m a r la oración y se diferenciarían
t a n t o en la unidad de planificación como en el t i p o de vocabulario que u t i -
lizan. En el p r i m e r o , la unidad de planificación sería superior a la cláusula y
estaría limitado a las palabras de contenido, especificadas únicamente en
cuanto a sus rasgos semánticos, pero sin determinación todavía de las posibles
inflexiones que reciban (número, t i e m p o , persona, etc.). En este nivel se
crearía la estructura predicativa-argumental, en gran medida dependiente de
las características sintácticas del verbo elegido, pero indeterminada en cuanto
al orden de palabras.
En resumen, en este estadio del procesamiento se llevarían a cabo tres
operaciones distintas: 1 ) selección del vocabulario de contenido,entendiendo
tal selección como recuperación de códigos abstractos de naturaleza semán-
tica; 2) construcción de la estructura predicativa-argumental y 3) asignación
de los distintos elementos léxicos a los diferentes roles (o casos) semánti-
cos. En el ejemplo escogido, el resultado del nivel funcional se podría repre-
sentar así:
(DAR agente (chica) receptor ( profesora) objeto (flores)).
En el nivel posicional, por el contrario, la unidad de planificación sería la
cláusula o los constituyentes inmediatos - a l menos en lo que se refiere a la
inserción l é x i c a - , las palabras de contenido estarían determinadas en cuanto
a sus rasgos fonológicos y una vez que se ha decidido p o r una f o r m a sintácti-
ca determinada que G A R R E T T llama " m a r c o de p l a n i f i c a c i ó n " (activa frente a
pasiva, por ejemplo) se insertarán en el lugar apropiado los marcadores gra-
maticales necesarios (palabras funcionales y sufijos flexivos correspondien-
tes). Es decir, en el ejemplo que estamos considerando y suponiendo que se
haya optado por una estructura activa, el resultado del nivel posicional sería:
art. def. / c h i c a / /dar/ + 3 a p. sing. presente / f l o r / + plural a art. def.
/profesora/.
Es preciso señalar que este output no está todavía completamente especi-
ficado en su forma fonológica y , por t a n t o , necesita ciertos ajustes para
poder convertirse en ¡nput de la planificación y ejecución motora final. En el
ejemplo, el artículo definido tiene que adquirir su f o r m a adecuada (/la/, en
ambos casos) y el verbo ha de adquirir la f o r m a indicada por los marcadores
gramaticales (/da/).
Como puede verse, esta caracterización de la f o r m u l a c i ó n de la estructura
sintáctica es bastante esquemática, ya que no se dice prácticamente nada
sobre c ó m o se construyen los distintos constituyentes, sintagmas o cláusulas.
Sólo se mantiene que en el proceso en v i r t u d del cual un mensaje se convierte
finalmente en una expresión lingüística hay que distinguir dos m o m e n t o s in
dependientes entre sí y , por consiguiente, sin posibilidad de feedback del
nivel posicional en el f u n c i o n a l . El proceso real de construcción sintáctica
2
ha sido abordado de manera más detallada en aquellos psicólogos (o progra
madores) que han adoptado como metodología de investigación la simula
c i ó n cognitiva ( G O L D M A N , 1 9 7 5 ; PARISI, 1 9 8 5 , 1 9 8 7 ; PARISI y G I O R G I , 1 9 8 5 ;
KEMPEN y H Ó E N K A M P , 1 9 8 7 ) . En c o n c r e t o , KEMPEN y H O E N K A M P a d o p t a n , en
general, la distinción de dos niveles propuesta por G A R R E T T , si bien conside
ran qué también las palabras funcionales serían seleccionadas en el primer
estadio . Pero, la diferencia fundamental entre su posición y la de G A R R E T T
3
radica en el hecho de que la f o r m u l a c i ó n de la estructura sintáctica está
guiada por el léxico en mucha mayor medida que en G A R R E T T y , sobre t o d o ,
en que los procesos de formación de dicha estructura están especificados. Sin
entrar en detalles, cada palabra del léxico lleva asociados uno o más procedí
mientos en v i r t u d de los cuales — y si las condiciones exigidas se c u m p l e n - se
obtendrá la f o r m a concreta que cada uno de lossintagmasadmiteenel idioma
en cuestión. Así por ejemplo, si alguien quiere expresar en f o r m a lingüística
el pensamiento
( D A R (agente) niño (objeto) gato (receptor) madre)
y si considera que " d a r " es una palabra adecuada para expresar el concepto
D A R , en el léxico esta palabra lleva asociada la siguiente descripción
V(Nil, <Lex(dar)>)
Subj(path(agente:), O )
Obj ( p a t h ( p r o d u c t o : ) , < > )
IObj(path(receptor:), O )
lo cual significa que los procedimientos en v i r t u d de los cuales se crean el sujeto,
el objeto y el objeto indirecto se pondrán en funcionamiento y pueden ha
cerlo en paralelo. El orden concreto de ejecución depende de qué esté antes
dispuesto a nivel conceptual (mensaje). Los procedimientos anteriores pueden
a su vez invocar otros procedimientos, el orden de los cuales está enteramen
te determinado mediante jerarquías de reglas y , a su vez, en el programa existen
reglas que determinan el orden final de las palabras. LEVELT ( 1 9 8 9 ) ha u t i l i
zado este modelo y ha comprobado que, en líneas generales, los datos psico
lingüísticos son encajables en el mismo. Algunas ideas además son bastante
2 Y a v e r e m o s e n su m o m e n t o q u e e x i s t e n d a t o s q u e h a c e n d u d a r d e esta e s t r i c t a s e p a r a c i ó n o In
dependencia.
L a s u p o s i c i ó n d e q u e la i n s e r c i ó n d e las p a l a b r a s f u n c i o n a l e s t i e n e lugar en el nivel ( u n c l o n n
3
( q u e e l l o s l l a m a n e s t a d i o l é x i c o - s i n t á c t i c o ) la basan e n q u e en los i n t e r c a m b i o s d e p a l a b r a s , e n l o s q u i
G a r r e t t ha a p o y a d o f u n d a m e n t a l m e n t e la e x i s t e n c i a d e l nivel f u n c i o n a l c o m o d i s t i n t o d e l p o s l c l o n n l
se p r o d u c e n c o n a l g u n a f r e c u e n c i a m o v i m i e n t o s d e las p a r t í c u l a s q u e d e p e n d e n d e u n a d e las p u l i i b n i
i n t e r c a m b i a d a s ; p o r e j e m p l o , "watch the radio and listen to TV" e n lugar d e "watch TV and llstim lo
the radio".
 — > H " C u c u e i i u e DOCK ( i y d 7 a ) a partir de los datos experimenta-
les de p r o d u c c i ó n .
3. De la fonología a la fonética:
el i n p u t de la articulación
Más que hablar de la articulación propiamente t a l , que desde m i punto de
vista es un tema demasiado periférico a la psicolingüística, se dirá algo sobre
lo que sirve de input al sistema de programación m o t o r a . [Para el tema de la
articulación puede verse M A C N E I L A G E ( 1 9 7 0 ) , PERKELL ( 1 9 8 0 ) , el libro editado
por K E L L E R y G O P N I K ( 1 9 8 7 ) o el c a p í t u l o 1 1 de L E V E L T (1989).]
Ya se indicaba un poco antes que el nivel posicional no puede servir de
input a la articulación, pues es un nivel de representación relativamente
abstracto todavía y en el cual los indicadores gramaticales (palabras f u n c i o -
nales y afijos flexivos) no han adquirido aún su f o r m a concreta sino que
están representados más bien como instrucciones o procedimientos por
medio de los cuales tales formas abstractas pueden a d q u i r i r la especificación
definitiva. Podría pensarse, por contraposición, que la f o r m a fonológica de
las palabras de contenido ya está plenamente determinada y ocupando su
lugar en la cadena de sonidos que, al final, dará lugar a la emisión del hablan-
te. Sin embargo, los errores en producción basados en la f o r m a fonológica y ,
desde o t r o p u n t o de vista, también el fenómeno de tenerlo en la punta de la
lengua (JAMES, 1 8 8 3 ; BROWN y M C N E I L L , 1 9 6 6 ) hacen pensar que el proceso
de recuperación de la pronunciación de una palabra no es un proceso indivi-
sible — t a l vez porque la representación de ta misma, a nivel del léxico f o n o -
lógico, no es del t i p o t o d o - o - n a d a — sino que parece estar compuesto de una
serie de subprocesos relativamente independientes que, en consecuencia, f u n -
cionan por separado y pueden dar lugar a alteraciones asimismo separables
e independientes. C o n esto se quiere decir q u e t a l vez sea mejor conceptua-
lizar la forma fonológica de la que se habla en el nivel posicional, incluso de
las palabras de c o n t e n i d o , c o m o simples indicaciones direccionales sobre
dónde hay que buscar la pronunciación requerida.
El fenómeno de tenerlo en la punta de la lengua se presenta c o n relativa
frecuencia en el habla espontánea y puede producirse experimentalmente
usando la técnica desarrollada p o r BROWN y M C N E I L L ( 1 9 6 6 ) , consistente en
dar a los sujetos definiciones de palabras poco frecuentes para que digan en
voz alta la palabra correspondiente. En muchos casos, el sujeto no tendrá d i -
ficultades en decir la palabra que se le pide, en otros afirma no conocer la
respuesta, y en otros finalmente se produce el f e n ó m e n o : el sujeto sabe de
qué palabra se trata pero no es capaz de " d a r c o n ella, aunque la tiene en la
punta de la lengua". En estos últimos casos, el sujeto posee i n f o r m a c i ó n
parcial sobre las características fonológicas de la palabra: aciertan el número
de sílabas (un 7 0 % ) , la sílaba inicial (un 6 5 % ) , y en porcentajes decrecientes,
la sílaba final y las sílabas intermedias. Tienen además c o n o c i m i e n t o bastante
preciso de la sílaba acentuada. (Véanse entre o t r o s , Y A R M E Y , 1 9 7 3 ; R U B Í N ,
1975; B R O W M A N , 1 9 7 8 ; REASON y L U C A S , 1 9 8 4 . ) JONES y LANGFORD (1987)
han demostrado, de manera complementaria, q u e se puede incrementar con-
siderablemente la probabilidad de que alguien entre en ese estado si inmedia-
tamente después de haber dado la definición se le proporciona u n " b l o q u e a
d o r " , es decir, una palabra que contenga las características fonológicas y mé
tricas (de acento) de la palabra en cuestión.
Parece que estos estudios demuestran que la representación fonológica d(
una palabra no f o r m a u n b l o q u e o unidad indisoluble sino que ésta se compon»
de diversas dimensiones independientes, unas más accesibles que las otras. A
la misma conclusión se ha llegado a partir del estudio de los errores en e
habla ( F A Y y C U T L E R , 1 9 7 7 ; S H A T T U C K - H U F N A G E L , 1 9 7 9 , 1 9 8 7 ) , en el sentido
de que las confusiones comparten posiciones (los fonemas iniciales se inter
cambian con los iniciales, los finales con los finales) y el error tiene casi siem
pre la misma estructura métrica de la palabra a la que sustituye, aunque e
error se haya producido en la vocal acentuada.
Antes de hacer una revisión de cuáles puedan ser las dimensiones de orga
nización de la representación fonológica y de los procesos mediante los cuale
esa representación abstracta adquiere las especificaciones necesarias y suf
cientes para servir de input al programa m o t o r , hay que tener en cuenta otra
serie de hechos de naturaleza más global que también ponen de manifiesto la
necesidad de los ajustes. El t i p o de hechos a los que nos referimos es que, en
general, la pronunciación de las palabras que f o r m a n una oración es distint
de la de esas mismas palabras cuando van solas. Un ejemplo t í p i c o lo const
t u y e la "liaison" en francés: consonantes finales,que no se pronuncian cuando
se trata de palabras aisladas, se pronuncian si la palabra siguiente empieza po
vocal, produciéndose simultáneamente una nueva estructura silábica. En cas
tellano, tenemos fenómenos parecidos con ciertas palabras, por ejemplo
" t a n p o c o " que de hecho se pronuncia c o m o si estuviera escrito " t a m p o c o
—asimilación de la m a la p— o el fenómeno contrario a la "liaison", entre vo
cales finales e iniciales de palabras contiguas ( " v o y a " -> / b o a / ) . También s
producen cambios en la posición de la sílaba acentuada: la palabra " d u r o s
tiene acento prosódico en la u, pero si la precede el adjetivo " d i e z " , tal acent
desaparece, conservándose únicamente el correspondiente a " d i e z " , fenóme
no relacionado con — a u n q u e no idéntico a — la llamada " e n c l i t i z a c i ó n "
f o r m a c i ó n de grupos tónicos: las palabras átonas se apoyan en el habla en l
palabra tónica que va detrás de ellas, f o r m a n d o un grupo t ó n i c o , es deci
con un único acento. En " C o m p r e n d í a que su h i j a . . . " que su hija se enunci
como si fuera un solo vocablo con u n acento / k e s u ' i x a / . (Véase CUTLER
ISARD, 1 9 8 0 , para una revisión de estos temas en ingleso ALARCOS LLORACH
1 9 6 7 , para el español.) Es decir, en el lenguaje hablado, cuando se trata d
unidades superiores a la palabra, se producen una serie de acomodaciones
alteraciones de las características fonéticas de las palabras, por lo cual es ne
cesario suponer una serie de ajustes previos a la ejecución m o t o r a .
Pero, independientemente de la necesidad de los ajustes a los que se h
aludido cuando se trata de la pronunciación de palabras en c o n t e x t o , el fen
meno de tenerlo en la punta de la lengua parece indicar que el acceso a
pronunciación se lleva a cabo en distintas fases o , en otras palabras, no es u
proceso u n i t a r i o , probablemente debido a que la representación fonológic
presenta distintos niveles de organización. ¿Cuáles son las dimensiones de o
ganización del léxico f o n o l ó g i c o o cuáles son los procesos mediante los qu
se accede a tal representación?
C o m o se decía anteriormente, los datos obtenidos en los estados d
 1
P r o d u c c i ó n del lenguaje
Psicolinguíslica

una revisión de los estudios sobre pausas y , posteriormente, de los erro

tenerlo en la punta de la lengua parecen indicar distintos niveles de represen-
que han sido tradicionalmente los dos métodos mas utilizados para estudu
tación fonológica. El hecho de no poder recuperar una palabra determinada
la producción y que han servido para ir precisando el alcance de cada uno tí
no significa una imposibilidad absoluta de acceso a información sobre algu-
nas características fonológicas de la misma. Los errores (a nivel fonológico) los estadios antes aducidos.
en producción apuntan en una misma dirección, ya que tanto los segmentos
objeto de error (es decir, que se o m i t e n , añaden, se desplazan o intercambian),
c o m o los lugares donde aparecen no son todos los posibles sino m u y limita- B. Las pausas
dos en sus grados de libertad. G A R R E T T ( 1 9 7 5 ) ha f o r m u l a d o , apoyándose
t a n t o en sus datos c o m o en estudios anteriores (WELLS, 1 9 5 1 ; BOOMER y
L A V E R , 1 9 6 8 ) una serie de generalizaciones en cuanto a los errores:

a) los elementos que interactúan suelen ser semejantes entre sí. P

ejemplo, las consonantes interactúan con consonantes y las vocales con vocale
b) los elementos que interactúan suelen provenir de entornos lingüíst
eos semejantes. Los fonemas iniciales de sílaba, por ejemplo, sólo interactúa
con los iniciales de otra sílaba, los finales con finales.
Si las palabras funcionaran c o m o un t o d o , este t i p o de constricciones nc
debería existir. El que se produzcan parecen ser indicativos de que, como ha
mantenido S H A T T U C K - H U F N A G E L ( 1 9 7 9 ) , la información segmental y la posi-
cional son dimensiones independientes de representación o de procesamiento
que pueden fallar por separado la una de la o t r a . Ahora bien, parece eviden-
te que, en uno y o t r o caso, estamos hablando de momentos diferentes en el
procesamiento. En el fenómeno de tenerlo en la punta de la lengua se trata
claramente de un problema de acceso o recuperación de la f o r m a fonológica,
al menos en aquellas situaciones en las que el sujeto no llega a dar una res-
puesta por equivocada que sea; en el caso de los errores de p r o d u c c i ó n , por
el c o n t r a r i o , el sujeto ha recuperado dicha f o r m a (probablemente de m o d o
correcto), pero ésta se distorsiona en el proceso de inserción en el nivel posi-
cional o en el paso de éste al programa articulatorio.
Apoyándose en este t i p o de datos LEVELT ( 1 9 8 9 ) ha distinguido tres mo-
mentos o tres procesos en el acceso al léxico: recuperación m é t r i c o - m o r f o l ó -
gica, recuperación segmental y recuperación fonética. A u n suponiendo que
cada uno de estos procesos funcione adecuadamente y , por lo mismo, que la
recuperación haya sido la adecuada, resulta que en la f o r m a c i ó n de los grupos
tónicos que por necesidad han de ser unidades de planificación — y a que la
pronunciación de éstos es dependiente del c o n t e x t o — parece que vuelven a
funcionar de alguna manera esos mismos niveles de representación o si se pre-
fiere esas dimensiones, ya que los errores que se producen en el habla espon-
tánea se dan siempre dentro de alguna de esas dimensiones y no en las otras.
(Sobre todos estos puntos, se volverá más adelante al tratar de los errores.)
Por consiguiente, el ¡nput de la articulación propiamente dicha será una
secuencia de sílabas — y a que éstas son las unidades de articulación por anto-
nomasia— agrupadas tónicamente (por grupos tónicos). Estos grupos tónicos
de sílabas pondrían en funcionamiento los programas articulatorios corres-
pondientes a cada una de ellas.
En los puntos anteriores ( 1 , 2 , y 3) se ha presentado una primera caracte-
rización de los estadios que tienen tugaren la producción del habla y gracias
a los cuales damos forma lingüística (a nivel estructural y fonológico) a un
pensamiento o c o n j u n t o de ideas. A continuación vamos a presentar, p r i m e r o ,