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PSICOLOGIA DEL LENGUAJE .

I N VE ST IGACION Y TEORIA

pretendido o «significado elaborado» de la oración, éstos puede Capítulo 11


seguir siendo comparativamente más len.tos que los procesos dn
análisis del s ignificado lit~ral de los en~nc1ados. Por ello, .re.sultado~ LA COMPRENSION DEL DISCURSO
como los apo rtados por G1bbs no permiten desechar la postbllidad d
que la interpretación del sign.ificad<;> elaborado del lenguaje se apoy:
e n una serie de procesos de mvel mas m.o~ecular t.en~.~nt.es a construir
una re presentación provisional del sigmf1cado «lmgm stiCO», es decir
del que se define ,c~>n arreglo a criteri o~ formales, rep resentación qu;
(unas pocas centest mas de segundo) mas tarde es evalu~~a y modifi.
cada a la luz del contexto para dar lugar a la represemac10n definitiva
(i .e. elaborada) del significado de la or ación.

1. INTRODUCCION

1.1. La autonomía psicológica del plano del discurso



La; investigaciones sobre comprensión léxica y oracional, examina-
das en los dos últimos cap ítulos, son esenciales para descubrir el
funcionamiento de la maquinaria compleja que realiza la actividad de
comprender el lenguaje, pero ofrecen una idea parcial de en qué
consiste esa· actividad como un todo. Definen cómo se construyen
psicológicamente los elementos del lengu aje, pero no sus productos
ultimas. Así, la situación ~e alguien que sólo tuviera idea d e los
procesos más m olecula res, pero no de los m ás globales que consti-
tuyen el discurso, sería semejante a la del visitante de una industria
que viera piezas sueltas, sin informarse sobre los productos finales
fabricados con tales piezas. A los pro d uctos últimos de la maquinaria
lingüística d e la mente los denominamos textos o discursos 1 • Al
penetrar en su estudio, conviene qu e nos enfrentemos a dos preguntas
acerca del sentido psicolingüístico de nuestro empeño. La p rimera es
si es preciso diferenciar un nuevo ni:vel psicológico autónomo, un
plano discursivo, en la comprensió n y la producción. La segunda
l. En la literatura p sicolingüística no siempre se preserva el uso habitual del término •texto •
para las unidades mayo res del len guaje escri to, y ·discurso• para ias del oral. En ocasi ones, el uso
de uno u otro término responde más bien a tradiciones imeiectuales. Así, por ejem plo, en la
~ición estructuralista de la lingüística de habla francesa, se emplean frecuentemente términos
romo •lingüística del texto• (o lingüística textual) y •gramáticas del texto•, refiriéndolos 'á modelos
.oue se aplican tanto a l lenguaje escr ito como al o r al; en la literatura anglosajona, se suelen incluir
hjocl encabecimienro de • procesos de discurso• (o comprensión d el discurso) numerosos estudios
ttaluados con textos escritos. En general, y como iremos viendo a lo largo de este capírulo (y
llmbién' del capítu lo 14), se han rea lizado muchos más estudios con textos escritos que con
~!CUrsos orales. La fije-za de los textos escritos proporciona ventajas- metodológicas que explican,
"'parte, ese desfase.
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pregunta se refiere al sentido específicam_ente lingüís~ico de ese plano "plícitamenre en ellas, sino que pueden ser a ñadidas en el proceso de
¿Es preciso recurrir al nivel supraoracwnal del dtscurso para da· eórnputo de dicha función. Un ejemplo muy simple puede servirnos
cuenta de la actividad psicolingüística?, ¿son de naturaleza lingüísri/ ~ara dar cue rpo a las afirmaciones anteriores. Veamos el párrafo 1:
(y no, por ejemplo procesos globales de pensamiento) los proceso~
que se sitúan en ese ni vel explicativo nuevo? l. La bomba fue en el banco, pero ardió toda la manzana . Los terro ristas huyero n
Li respuesta gositiva a la p_rir;nera cuestió~ se deriva del_ hecho de antes de que llegase la po licía. Los bo mberos fuer o n rod a vía más lentos, por lo que
que la cornpre~s10n del lengt;':Je mcluye un mvel sup~aoraCion~l, que
contiene proptedades especthcas y leyes composltlvas proptas: el ¡
no quedó p iedra sobre piedra.

discurso se define por una coherencia que no depende sólo de la


forma y el significado de las oraciones que lo componen . Además 1
Lo que se dice en 1 no puede comprenderse si no se tienen en
·uenta ideas que no se reflejan explícitamente en e l texto: la bomba
resulta de procesos molares y propios de composición, gracias a los · ~ra un artefacto explosivo, y no un mecanismo para extraer un líqui-
cuales se transmiten esrrucruras complejas de ideas e intenciones, que do· el banco, un edificio de una entidad f ina nciera y no un mueble
sobrepasan estructuralmente el plano d_e las or~ciones, y no siempre pa;a sentarse; la manzana era un conjunto de casas, y no una fr~ta ; el
se contienen expliciramente en ellas. Ba¡o el taptz de las oracwnes, se edificio del b a n co estaba sttuado en la manzana a la que se refiere la
teje una red de ideas, una trama de intenciones que tiene que ser segunda cláusula; fueron los_ terroristas d~ ~a tercera o r ación los_ ~ue
construida (en la producción) o reconstruida (en la comprensión) por pusieron el artefacto explosivo en el edtfic10 del banco; los po!tCias
aquellos que se comunican. Desde la ~talaya del pla~o discursi~o, la fueron lentos; las p iedras de la última clá usula eran de los edificios de
actividad de los usuarios d el lengua¡e ofrece una tmagen mas se- la manzana; los policías persiguen normalmente a los terroristas;
mejante a l a tarea del paleontólogo, que reconstruye un animal pri- éscos ponen bombas, y tienden normalmente a huir de los policías; los
mitivo sirviéndose de algunas claves, que a la del t raductor, que busca bomberos tienen la mis ión de apagar los fuegos de los edificios, etc .
!a máxima fidelidad posible en la traslación entre códigos. En las situacio nes comunicativas no rmales, el discurso no hace
Los procesos de comprensión del discurso hacen intervenir un explicitas todas las ideas necesarias para su comprensión, sino que da
fuerte componente inferencial y no consisten sólo en procesos de por supuesto un número enorme de ellas (hasta tal punto que el
descodificación. Esta actividad inferencia! se halla presente, no obs- problema del investigador puede ser más el de definir cómo se impide
tante, y como veíamos en el último aparrado del capítulo anterior, en la «metástasis » de las ideas activadas por cualquier unidad de discur-
los procesos de comprensión de oracione~, _siend<;> uno de los <<puen- so, evitando la intervención activa del conjunto de todas las ideas
tes» que permiten avanzar desde losd?mmtos mas locales del_p,roce- contenidas en el sistema cognitivo), y deja otras a la libre o necesaria
samie nto lingüístico hasta el dom1mo glo bal en que se sttua el inferencia del que comprende. Por eso, resulta clarificadora la afirma-
disc urso. Las oraciones son, en efecto, como claves que permiten ción de que cualquier unidad del discurso se deriva de un compromi-
seguir la pista de ideas e intenciones entrelazadas, que son lm so entre lo tácito y lo explícito . L as unidades lingüísticas explícitas en
productos _finales de esos procesos_. . No habría mayor proble_~a si el discurso constituyen vías para acceder a significados e ideas que
cada oracion correspondiera a una t¡;lea y el resultado de la actlVldad sólo en parte se dicen y, en su mayor parte, se callan.
de comprender el discurso fuera una proyección proposicional biunÍ· ¿En qué principios se basa la selección de la s ideas q ue d eben
voca de las oraciones explícitas en él. En ese caso, sí que cabría hacerse explícitas y las que deben permanecer tácitas en el discurso?;
comparar la rarea del que comprende con la de un rraducror. Pe~o-~o ¿por qué no ha cerlas rodas manifiestas? La respuesta m ás expeditiva
es cierto que cada oración se corresponda con una propos!clon a esta última pregunta es muy simple: para hacer explícitas todas las
(puede contener varias), ni que el discurso co:nprendido se compon_ga proposiciones presupuestas o implicadas por cualquier unidad de
sólo de las proposiciones establecidas explícttameme en las <<oraeto· discurso, esa unidad tendría que alargarse de forma tediosa y, proba-
' nes de entrada». La comprensión del discurso e!( una función inferen· blemente, indefinida. En cuanto a la primera cuestión, hay un princi-
~ cial muy compleja que, partiendo de un conj unto de oraciones, pio fundamental del que se siguen supuestos importantes para expli-
proJuce un conj unto de proposiciones explí_citas o in~eridas, Y. en una car el compromiso entre lo tácito y lo explícito, al que nos hemos
segu nda fase (no necesariamente secundana a la p nmera, m en un referido. Es el denominado por Grice (1957) <<principio de coopera-
1~
plano te mporal ni en uno psicológico), elabora una trama de mte?·
ciones, a partir de las ideas o proposiciones. Estas no son proyecc10n
biunívoca de las oracio n es, puesto que a) no se individualizan con los
ción>> (cfr. capítulos 5 y 14), que establece en esencia que el discurso
es una actividad cooperativa entre los interlocutores (o, en el caso del
texto, entre el escritor y sus lectores potenciales) . Los supues tos
·~ mismos límites de las oraciones, b ) ni están siempre represenradas
. ,,i estrechamente relacionados entre sí y que se siguen de ese principio
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son los de relevancia, economía y coherencia. En síntesis, implican l discurso, es la Teoría de la Dependencia Conceptual (TDC) de Roger
idea de que los discursos se comprenden y producen generalrnenta Schank (1975), reelaborada en el modelo de estructura de conoci-
tratando de producir el máximo imp<Zcto posible en las ideas de l e miento, de ~chank Y _Ab_elson (1977). Ideada con el objetivo de
interlocutores._, con el mínimo posible y estilisticamente desable ~s desarrollar s1sremas art1f1C1ales de comprensión del discurso, la TDC
par_te del sup~testo d~- que el p~oceso de c<?mprensión se guía por
1
recursos lingüísticos; así, los discursos conforman conjuntos de or ~
cio nes relacionadas internamente entre sí y con marcos compartid a enuda~es muy abstr-.'-':."! "- .de caracter proposicional o conceptual (las
de con~cimientos so~ re el . mundo. Lo~ principios de relevanci~s denommadas «conceptuahzaciOnes»), compuestas a su vez de primiti-
econom1 a y coherencia explican por que n o hay que decir todo 1' vos concepruale~, 9ue son principios ú lt_imo~ en que se descomponen
estrictamente req uerido para comprender el discurso, por qué no 5 ° los. ~lementos lex1cos. Las conceptualiza,ciOnes_ pueden ser: a) de
hacen explícitas todas las ideas que deben intervenir en su compren~ ,¡ccron (cuya forma gener_al es << Actor-AcciOn-0bJeto-D 1recciÓn>>) 0 b)
SlOn. de estado (de fo~ma « ~b¡,eto-Esrad~ ») . Tales conceprualizaciones son
comunes a oraciOnes smommas , e 1ncluyen ideas no explícitas en el
1.2. Factores conceptuales y Lingüísticos en el discurso: discurso, pero n~ce_sanas para su comprensión.
la Teoría de la Dependencia Conceptual . El nucleo pnnc1pal de las conceptuali~a~i?nes son l?s actos primi-
~1vos, que p_ue~en entenderse , c?mo pnmltlvos semanticos que se
La observación anterior ha constituido, en realidad, el obstáculo mcluyen, pnne~pal pero no umcamenre, en el significado de los
esencial con que se han topado los investigadores que han tratado de verbos. _Son eleme~~os de sign~~icado tales como los que implican
desarrollar sistemas artificiales inteligentes, capaces de simuiar proce- r~~nsf~n_r una relac10n _de poses10n o control (ATRANS), la localiza-
sos humanos de comprensión del discurso. En contra de lo esperado CID~ frsrca de un ob¡ero (PTRANS) o información (MTRANS),
la dificultad esencial para desarrollar tales sistemas de comprensió~ aplicar una fuerza sobre un o bjeto (PROPEL), mover nna parte
por ordenador no reside tanto en dotar a los ordenadores de mecanis- del cuerpo (MO":'E), h~cer entrar en (INGEST) o salir algo de él
mos adecuados y suficientes de análisis formal del lenguaje, como en (EXPEL), producir somdos (SPEAK), elaborar información nueva
proporcionarles ~squemas conceptuales y conocimientos sobre el (MBUILD) o atender a un estímulo (ATTEND). Estos actos primiti-
mundo que les permitan reali zar inferencias, a veces aparentemente vos «no ~<;>n nombr~s ?e categorías de_ ,verbos. Son los componentes
muy triviales, pero que las personas hacemos de forma fácil y natural de la acc10n. ~n qUimtca es la formac1on de compuestos a partir de
al comprender el discurso. El problema es dotar al ordenador de elementos»! d~cen Schank y Abelson (ed. esp. de 1987, p. 29) y su uso
saberes mundanos y de lo que normalmente se lla ma «Sentido co- •reduce
1 d drasncamenre
. f . ,1
el problema
. de la inferencia , puesro que 1a s
mÚn ». Para un sistema artificial no es tan evidente, por ejemplo, que reg as e m frenc1a so o necesitan ser descritas una vez para cualquier
<<las bombas son malas», si tal conocimiento no está específicamente ACTQ Y n~ c_a~a vez para cada verbo que hace referencia a di-
representado en su memoria y resulta accesible cuando se hace cho ACTO» (tbzdem)-_ Por otra parte los «estados» (expectativas,
relennte a la comprensión, ni son naturales las relaciones causales estados men_tales y f_ISl~~s, estados de conciencia, etc.) también se
que permiten realizar inferencias inteligentes en el curso de ese reduce~, a Ciertos pnmltlvos y se organizan en escalas. Así, en la
proceso. •noracwn conceptual, de la TDC, «Juan dijo a María que Pedro
Así, no deja de ser paradójico (aunque explicable) el hecho ~staba contento» se representa por [Juan MTRANS (Pedro (ESTAR
histórico de que los modelos más inferenciales y guiados conceptual- tST ADO MENTAL [5 ]) a María), siendo el valor 5 de «estado
mente (más que lingüísticamente) de la comprensión hayan sido m~n~al» el que correspondeya "_conrem~», y «Juan dio una patada a
desarrollados por teóricos de la Inteligencia Artificial, y no por Mana» como [Juan PROPEL p1e a Mana)-(pie (Juan) ESTAR CON-
psicólogos o lingüistas. La naturaleza inteligente de la actividad de TACTO FIS~Cs> (María)), en ~ue el guión representa una relación
comprensión, y el carácter borroso de la frontera entre ella y los causal. Por ult~ mo, «Juan leyo un libro» se representa de forma
procesos de pensamiento, se manifiestan con especial claridad (al bastant~ complicada: [Juan MTRANS (información) a MLP (Juan)
convertirse en obstáculos), cuando se emplean unidades supraoracio- dyd7, libro I~t (Ju~n A_TTEND ojos a libro)], siendo «Inst» una
nales (i.e. textuales o discursivas), y se usan métodos de simulación re ac10n causa, que 1mphca que un estado o acto inicia un estado
para investigar la comprensión. En otros casos, los mecanismos de mental.
inferencia nos resultan tan fáciles y naturales que se hacen invisibles. ¿Por qué recurre. Schank a concepciones y representaciones tan
Probablemente, el ejemplo más claro de modelo LA., en que se ~bstractas Y, en , ocasi_ones, tan co~plicadas de oraciones tan simples
realza el carácter conceptual e inferencia! de la comprensión del amo «Juan leyo un ltbro »? La razon principal es que para un sistema

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lA COMPRENS ION DEl D1SCURSO

artificial no resultan accesibles, a no ser que se establezca n de forlll Juan SEDIENTO


explícita, presuposiciones tales como que «leer consiste en transfert . f' ir
información a la ~ente, obteniendo esa informació n por medio de lor Juan HACER
ojos, y atendiendo a un objeto a l que se llama libro». Sin esas ideas d! ... r
base, las inferencias discursivas que puedan seguirse de la oración Cervez~ ABRIR Juan PTRANS Juan a dt:spacho
«Juan leyó un libro » no resultan posibles, y sin ellas no es posible E ... E i' r
tampoco e l proceso de comp rensió n. Si las cadenas de inferencias
fueran completamente explícitas en el discurso, el p ro blema no sería
tan complicado, pero sucede que no lo son en su mayor parte. Las
INGEST
.E
J uan LOC (en habitació n)

J uan MTRANS (s illa estar)


inferencias que realizamos en los actos cotidianos de comprensión se • 1R
basan, según Schank (1975; Schank y Abelson , 1977), en ciertas Juan PTRANS Juan a silla
relaciones causales muy simples que d pensamienro natura l emplea y f' rE
que obedecen a dete rminadas reglas de sentido común, tales co~o Jua n MOVE Juan a si lla
que «las acciones pueden provocar cambi os de estado », «los estados i' r
pueden posibilitar acciones», «pueden impedirlas», << pueden iniciar silla CAMBIO DE ESTADO
estados mentales», «ést os pueden ser moti vos de acciones», ere.
Schank e mplea también una notación sintética para esas conexiones
causales. En esa notación , «r» significa que un ACTO resulta en un
ESTADO, «E » que un ESTADO permite un ACTO, ,.¡ , que un
~E
estado (o acto) inicia un ESTADO MENTAL, << R » que un ACTO
MENTAL es causa de uno físico, y «dE» que un ESTADO MENTAL g ravedad PROPEL Juan a suelo
no permite un ACTO. r
Con arreglo a la notació n descrit a, la unidad textual (2) se re· Juan LOC (en suelo)
presenta como en la figura 11.1 (Schank y Abelson, 1977).

2.. Juan tenía sed. Abrió una lata de cerveza y fue al despacho. Allí vio una silla
nueva. Se sentó e::n ella. De repence la silla se inclinó y Juan cayó al suelo. La
cerveza se vertió sobre la silla . Cuando s u mujer oyó el ruido, corrió hacia d
despacho . Se en fa d ó mucho porque {u silla nueva se habí.; estropeado. ru ido
i'E
mujer MTRANS ru id o a PC (mujer)
El lector no debe dejarse asustar dema sia do por el aspecto impre· i' IR
sionante de la representación de esta fig ura. En el fondo expresa un mujer PTRANS mu jer a despa<.:ho
curso completamente trivial de ideas, de apariencia tan obvia que rE
resulta divertido y que corresponde aproximadamente al siguiente
p eculiarísimo párrafo:

J. La sed de Juan causó que éste decidiese hacer una acción que provocara que una
cerveza fuese abiena , con el fin de meterse la cer veza en.el cuerpo. Juan ·trasladó a gravedad PROPEL cerveza a silla
Juan a l despacho; desde la localización a nterior de su cuerpo en la habitación. En i' r
el despacho , Juan recibió la información de que había una s illa nueva .que estaba silla HUMEDA
vací a, y pensó en trasladar su cuerpo a la silla. Ello hizo que Juan moviera a Juan i' I r-----------------~
hacia la silla, haciendo que ésta cambiaf.i de estado, lo que provocó los siguientes mujer MTRANS 'silla HUMEDA' a PC
efectos: que la fuerza de la gravedad propulsó a Juan a l suelo, q ue esa misma i' r
fuerza propulsó la cerveza a la silla, y que se produ jo un ruido. Esre último dio muj er ENFADADA
lugar a que la muje r de Juan o btuviese información d e un ruido, como consecuen·
cía del cual la mujer trasladó a la mujer al d espacho, lo que resultó en que 5( Figura 11.1. Representación del párrafo 2 en TDC (tomado de Schank y Abelson,
informara -la mujer- de que la silla estaba h tt meda (como consecuencia de que l9i7, p. 44 de la ed. esp . d e 1987).
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la cerveza había sido propulsada por la gravedad hacia ella), y ello hizo que t:¡ r!lacízado: aqu el que s ~p~ne que el plano discursivo constituye el
mujer se enfadara. punto ~e e_r:,cu_entro prmczpal entre los mec~nismos más específica-
mente lmguzstzcos (tales como los que permzten procesar la sintaxis
La impres ión hilarante que nos produce este p á rrafo «tonto,. oracioral)_y _los sistemas de pen~amiento m ás globales, que se basan
más expresiva que cualquier explicación d e h asta qué punto es en procedzmzentos generales de mferencta y en bases también genera-
necesa rio dotar al ordenador de representaciones explícitas de re!~ les de conoci_~ientos sobre el mundo, que están representados en el
cienes conceptuales y causales simples, presupuestas en una unida~ sistema cognztzvo. ~? otras palabras :. cuando se estudian los procesos
sencilla de discu~so, como la de (3 ), par~ ~ acerle capaz ~e compren. reales de compre ns ton de textos y dtscursos, se revelan, con especial
der un a secuencia elemental de acontect mtentos. P ero nt siquiera e nitidez, los puntos de s utura del sistema de conocimiento lingüístico
s uficiente con eso: Schank y Abelso n (1977) tienen que recurrir ~ con el sistema de conocimiento a secas .
secuencias conceptuales más amplias , los << guiones», que representan Para co mpre~der nC? basta con conocer el lenguaje (hay que usar
los conocimientos de la me moria episódica a largo plazo acerca 2e rarnbién un ampl to con¡unto comp_an!~o de conocimientos y concep-
cursos de acción que se producen en situaciones habitua les (cDmo la ros sobre el mundo ), pero ello no stgmftca que a penas sean necesarios
pro to típica de << restaurante»). Y, como los g uio nes tampoco bastan conocimientos del lenguaje para la comprensión, como tie nde a
para aseg urar una comprensión ni siquiera mediocre de unidades afirmar la TDC. El estudio del discurs o d emuestra que conocer el
si mples de discurso, necesitan recurrir finalmente a «objetivos,-. y lenguaje - con un conocimiento tácito, como el que se define en las
«planes >> , dado que los supuestos sobre la n aturaleza de las intencio- reorías de la competencia (cfr. capítulo 6)- es necesario, pero no
nes humanas, y sus interrelaciones, d et erminan en buena medida el suficiente, para comprenderlo. Como dicen Feigenbaum y McCor-
curso de la comprensió n (y el de la producción del discurso, como duck (1984), <<el lenguaje se sitúa en un mundo de sentido común»
veremos en el capítulo 14) . pero no deja de ser lenguaje cuando se constituye co mo discurso . E~
Nos hemos extendido en esta introducción en la TDC de Schank suma, _el d iscurso_,d efine el plano del lenguaje en que se hace m ás
porque representa u na de las respuestas extre m as que pueden darse a operanva l_a relacton entre un amplio conjunto de conocimientos (o
nuestra segunda pregunta. Recordemos que ésta era la siguiente: cofTipetenetas) de na tura !e~a estrictamente lingüística, de carácter
Acepta da la necesidad de diferenciar psicológica mente un nivel dis- mas modular, y una amp!tstma base de saberes, esquemas y creencias
cursivo irreductible, ¿puede caracterizarse como lingüístico ese plano? sobre el mundo, de carácter global. En realidad, todo el inmenso
Scha nk es muy explícito en su respuest a negati va a esta pregunta: el depósito de conocimientos estructurados, que se almacena en la
del discurso es un nivel conceptua l, co mpuesto de procesos generales memoria permanente, es potencialmente útil para comprender el
de inferenc ia . Comprender eguivale, en esencia, a pensar. La com- discurso .
prensió n es una actívidad <<d e a rriba a a b a jo , , guiada conceptualmen-
te, que se rige por conocimientos estructura d os so bre el mundo más
que por conocimientos sobre la estructura del lenguaje. Los procesos 2. LAS REPRESENTA ClONES DEL DISCURSO
de compre nsión, para Schank, sólo recurren a procedimientos de
a n álisis sintáctico cuando fallan los sistemas de dependencia concep- , La caraterística distintiva del enfoque cognitivo con siste en que define
tual por los que se guían. un _con¡unto de procesos y representacion es mentales que ex plican la
Sin embargo, esta hipó tes is de la TDC representa una posición acn ~tda~j en el c~~o que n os ocupa , 1~ ,actividad lingüística. Dar una
extrema , n o compartida por la mayor parte d e los lingüistas y expu_cacton cognmv_a de la comprenston del discurso, por ejemplo,
p sicólogos, que ni siquiera es la más frecuente entre los teóricos de la constste en determmar la forma de las representaciones que se
Inteligencia Artificial (véase, por ejemplo, Winograd, 1972; Marcus, elabora~ en el curso de los procesos de comprensión, y en definir las
1975). Hay fenómenos propiame nte lingüísticos a los que también csrrategtas con a rreglo a las cuales se organizan ta les procesos. Por
nos referimos en el capítulo anterior, corno los de referencia anafóri- orra parte, los pro cesos se individualizan y delimitan e n función de
ca, que desbordan los l.ímites or-D.cionales y requieren un nivel discur- las representaciones: un proceso de cómputo consiste en una función
s ivo de análisis. Por otra parte, las investigaciones sobre la compren- que toma como entrada una cierta rep resentació n simbó lica y produ-
sión del disc urso n o son compatibles d el todo con la suposición de ce otra como salida (cfr. capítulo 7 ).
que este proceso implique un predominio m asivo de mecanismos «de E~ comentario a nterior define, de form a mu y clara, cuál debe ser
arriba a abajo» de carácter exclusivamente conceptual, como tiende a 1~ pnmera ta rea_a realizar, para «comprender In comprensió n » del
afirmar la TDC, sino que son má s explicables desde un modelo más dtscurso: determmar los contornos de los diferentes niveles de repre-
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sentacwn 9ue se producen a lo !argo de ese proceso. El discurso no aturales, tales como las d e conversación, lectura de textos, e tc., la
0
consiste solo en un plano man1f1esto y externo de representación ernoria tiende a perder rápidamente cierras informaciones formales
definido por una secuencia organizada de oraciones, sino que incluy' !Tlles como el ca rácter activo o pasivo d e la oración, el orden
otros niveles más internos, pero no menos importantes para se ~pecífiFo de sus claúsulas y _las pa!abras conc~etas que incluía. Por el
explica ció n como fenómeno psicológico. Como dice Murray Singer~ contrar'IO, la men;ona m ~nt1ene durante un t1empo mayor informa-
ción acerca de que se quena deCir con ella. Desde el punto de vista del
La -:omprensión del discurso parece resultar en varios niveles de represemació -istema cognitivo, y en la ma yor parte de las situaciones, los envases
mental. En esos niveles se inclu ~en Ia .represent!CiÓn p_recisa, o literal, de ~~ formales en que se contienen los significados son más semejantes a
forma del me:saJe, la organtzac!On stntacnca de las oractones, una red integra. los de «usar Y nrar>> qu~ a lo s duraderos. Esta es una estrategia
da de propostctOnes subyacentes al mensaje, y un modelo de la Situación a la
,fjciente: permite economtzar ~ecursos de una memoria limitada, al
que éste se refier e (1990, p. 27).
;rescindir de informaciones termales cuando éstas dejan de ser
1
~ecesarias para abstraer significados o intenciones.
El hecho de que el sistema cognitivo vaya estableciendo varios El proceso de pérdida de la fo rma no sólo se manifiesta en el
IJ niveles de representación diferemes en el proceso de comprensión del fenómeno de confusión en el reconocimiento de oraciones sinónimas,
d iscurso se refleja en diversos fenómenos psicológicos bien estudiados 1
sino en otros fenómenos que indican que los sujetos pierden con
experimentalmente, y de los que es ~~cil pe~catarse en situaciones relativa rapidez incluso información que se refiere a l código de los
cotidianas. Por ejemplo, la representacwn precisa y literal de la forma ~stímulos. Por ejemplo, Rosenberg y Simon ( 1977) realizaron una
del discurso tiende a perderse dpidamente de la memoria, mientras serie de experiment?s. en que p_resentaban a su~ sujetos oraciones y
que ésta conserva una representación más duradera del significado. representactones graficas relacionadas entre SI, o bien -en otra
Así, si al lector de este capítulo se le preguntara qué es lo que se ha condición- oraciones en diferentes idiomas a sujeros b ilingües.
dicho hasta ahora en é l, sería capaz de recordar, sobre todo, ideas Cuando se intercalaban oraciones y dibujos, los s ujetos reco nocían en
que se han establecido en el capítulo, pero no la forma de su fJlso, como presentadas, las «traducciones» de unas a otros en más de
expresión textual explícita. Ello parece reflejar la existencia de me- un tercio de los casos (i.e. decían que una oración se les había
morias diferentes para la forma lingüística explícita y para el signifi- presentado en la fase de adquisición, cuando lo que se había hecho,
cado. en realidad, era presentar su significado en un dibujo, o viceversa). En
La memoria a largo plazo e stá organizada fundamentalmente en d caso de oraciones en diferentes idiomas, en un 28 % de los casos,
función de los significados, y especializada en su preservación, y este los sujetos bilingües decían que se les habían presenta do realmente
es uno de los principios más firmemente establecidos en la investiga- oraciones en inglés cuando las que se les habían mos¡rado , en el
ción cognitiva sobre la memoria. En un experimento clásico de Sachs periodo de adquisición, eran sino nimas en francés, p viceversa.
(1967), po r ejemplo, se demostró que cuando, en el contexto de un Rosenberg y Simon concluyen que los dibujos y oraciones, así como
discurso, se presentan oraciones que los sujetos deben reconocer las oraciones en diferentes idiomas, comparte n un mismo sistema
como presentadas o no er: él, lo~ q _~bios formales y de si9nificado 1emántico subyacente. .
son detectados por Igual st no existe mtervalo entre la oracton m1ctal En otro experimento clásico de reconocimiento, en que presenta-
y la de reconocimiento. Sin embargo, cuando se establece un interva- ban a sus sujetos listas de oraciones que luego debían reconocer,
lo de alrededor de 80 sílabas entre la primera -y la segunda, apenas se Bransford y Franks (1971) demostraron que los sujetos valoraban con
reconocen los cambios de forma pero se detectan relativamenre bien m.ayor confianza sus actos de reconocimiento cuanto ma yor era el
los de significado. Después de un intervalo relativamente breve, se número de ideas de la lista contenida s en las oraciones, con indepen-
aceptan, como previamente presentadas, ?raci-ones s~nónimas ~ las dencia de que éstas hubiesen sido presentadas realmente o no. Ello
originales, pero con distinta forma (por eJemplo, pasiva vs. activa), demostraría que, en la actividad de comprender oraciones, éstas se
pero no oraciones en que se modifica el significado. . ·.~esi ndividualizan>• y pierden su forma lingüística externa, convir-
En suma, la representación de la forma concreta de las oraciOnes tlendose en proposiciones o ideas d e una red de ideas inte iifelaciona-
que constituyen el discurso se desvanece en~eguida, mientras 9u~ la das, integradas en una representación unitaria del significádo.
de su significado se mantiene durante mas tiempo. Esta ulnma
representación no se identifica con la forma lingüística concreta~ smo
que es común a oraciones sinónimas, _Y por ell_o requiere ~n c~d1go
más abstracto, como el de las proposJCIOnes o <<tdeas». En Situactones

478 4 79
PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. I NVESTIGACION Y TEORIA LA C OMPRENS ION OH D ISCU RSO

3. LA FO RMA DE LAS IDEAS EN EL DISCURSO: LAS PROPOSICIONEs lflente lenguaje, pero posibilita que éste t enga significado : sea
ornputable. Basta con reflex1onar brevemente sobr e esta caracttriza-
3.1. Sobre la noción de proposición '¡ón, para caer en la cuenta de que contiene algunos de los principios
~ás fundam~nra~e~ Y '' fuerte.s>~ de la psicología cognitiva clásica del
Como hemos visto en los apartados anteri_o re~, ~~n sido dos los paradigma s•mboilco: supOSICIOnes tales como la de que la neme
moti~ <?s principales que .han lleva~ o a los p slcohngt_ustas de enfoque computa ~ ~m bolos, que los símbolos , que ,c on stituyen el lengua,e de
cogmt1vo a proponer la mtervenc10n de representaciOnes proposicio- ·ornputacwn son amodales , y q ue, mas alla d e l lenguaje propianenre
nales en la comprensión del discurso: por una parte, las proposicione dicho, la mente P.osee o tra especie de •<len g uaje» (est ructuradc por
(q ue son, e~ lógica, unidades de in~erencia ). parecer: necesarias par: una cierta gramátiCa mema!, formalmente d efinible, etc.) de] q 1 e se
e xplicar el Importante componen te znferenczal que tienen esos proce- si rve para realizar los procesos de cómputo. El co ncepto de proposi-
sos; p or otra, se recurre a ellas para form a liza~ algo que se recuerda ción es, por . todo ,el lo, U-?? de los. pilar~~. P.rincipales del e nbque
d e diferenre manera (y en general, de modo mas .~ermanenre) que la dásico en pstcolog•a cogmt1va y ps1colmgutsnca.
forma explícita de las oraciones, o su re presenrac1on literal; algo que Lo curioso es que esas entidades que los psicólogos han asunido
corresponde a la compleja no~ión de significad o . . . . como pro pias, las propos.iciones, n 31c!eron e n lógica con, el objttivo
Las proposiciones son umdades abstractas de. Slgmf!cado, que expres<? de «?es-ps1colog1zar>> la log1ca: , En efecto, e l logico Frege
p e rmitirían e x plicar fenómenos tales como la capac1dad de reconocer :1918) mvento el concepto de ccpropostciOn >> con el fin de formaiza r
o abstraer la invarianza del significado a pesa r d e las diferencias de ~n lenguaje unive rsal de inferencia , e insistió e n que las proposici)nes
forma que puedan existir entre oraciones s inónima s (Norman y no eran enti~ades psicológicas, s ino o bjetos formales, completarrente
Rumelhart, 1975; Schank, 1972), el recuerdo del significado y no de abstractos e Imperson ales, portadores de verd a d , es decir, capac15 de
m ateriales literales, los procesos de integración semántica y pérdida ser verdaderos o falsos (cfr. Dea ño, 1980; de Vega, 1981; Riv1ere,
de información modal en la memoria (R osenberg y S imon, 1979), y la 1986). De este modo, el concepto de proposic ión es un reflejo ce la
posibilidad d e comparar códigos d~f~ renres, por ej~mplo, imágenes y influen ci~ de postulados logicistas en la psicología del conoci mierto y
descripciones verbales. Las proposiCiones no son 1magenes. m7~tales ellengua¡e.
ni oracio nes. Son unidades amodales, o supramodales, de s1gmf•cado Como en lógi~a'. las propo~i ci ones de los psicólogos son 1)
(no pertenecen a una modalidad sensorial concreta, tal como la unidade s de conoc1m1ento de caracter analítico, 2) que tienen nanra-
visual, la auditiva, etc.), y que implican, como mínimo, la predicación leza ab~t.racta, 3) poseen valor d e verdad, y 4 ) se definen por regla; de
de algo (una propiedad, acción, relaci ~ n, etc.) acerc':l de algo (un formaczon expltcttas. En el proceso de comprensión del discurse, se
objeto, argumento, etc. ). Las representaciones propoSICionales consn- ~upone que los s ujetos elaboran esas unidades de co·nocimientD a
tuyen un reflejo de dos ideas b ásicas e n psicología cognitiva: pa rtir de las or~ci o~es que reciben corno entrada. En la p roducc:ón,
recorre.n .el camtno m verso, que consiste en convenir e n oraciones las
· 1. La idea, ya comentada en los capítulos, tercero, quinto y propos1c1ones .
séptimo, d e que la mente es una maguina ria simbólica , que se sirve de
un cie rto lengu aje abstracto y conceptual (al que Fodor ha llamado 3.2. El m odelo proposicional de Kintsch
humorísticame nte «el mentalés ») para realizar sus procesos de cÓm·
puto. La.s formalizaciones y modelos proposicionales desarrollados por los
2. La s uposición de que los sig nificad os no son modales, de tal pstcologos cogmt1vos han sido mu y diversos: n o ha existido un
manera que el significado de una o ración, por ejemplo, no .es otra Jcuerdo gen eral .acerca de cómo es, en realid ad, el lenguaje proposi-
o rac ió n que signifique lo mismo, sino algo más abstracto que las dos cional que con sti tuye una de las h erramientas p rincipales para ex)li-
o raciones, y común a ambas; del m ismo modo , el sig nificado de una car !os procesos de comprensión del discurso. Algunas diferencias
o r ació n no es una imagen mental o externa que represente lo que se entre .las formalizaciones p ro posicion ales son puramente externa: o
dice en la oración, sino algo que tiene una naturaleza no -modal y que notac10nales ., Por ejemplo, a lgunos psicó logos prefieren ~mplear es-
es común a · la oración y la imagen. tructuras de a r bol para representar las proposiciones (vg . Anders01 y
Bower, 1973; Anderson, 1976), otros redes estru cturales (vg. Schan'r. y
En virtud d e rodo ello, podemos entender las proposiciones como Ab~lson,. 197~; Norman y Rumelhar t, 1975), y aun o t ros, sistemasde
unida des de un cierto lenguaje mental (el <<m enta.lés»), que ~o se brenre~ts y l1~tas de pr<?posicion~s (vg. Kints~h, 1974; C lark, 197'1-).
c ompone d e imágenes ni se identifica con lo que llamamos habtrual· tras d1feren c1as son mas sustantivas, y se refteren a cuestiones raes

480 4S I
PS I CO LOGIA DEL L ENGU AJ ~. INVESTIGACION Y TEOR IA lA COMPRENSION D!:l D I 5C U RSO

como el carácter exclusivamente declarativo o también _Proced imental ., pero, al representar u na idea en un texto base no se introduce n ingún «ru ido» ....
de las proposiciones, el h ech o de que expresen relaciOnes er:tre un Las ideas, sean como sean, se represenran sin ambigüedades en el texro base"
predicado y uno o va rios arg~mentos, la natur~leza de los predicados, (Kinrsch, 1974. p. 1 l ).
etc . .Ce estas diferencias mas sustantivas, solo destacaremos una 1
debido a su gran importancia psicolingüística: la que separa, por u~ El rexto base se compone de ideas y, po r consiguiente, se repre-
lado, :t aquellos investigadores que suponen -como S~hank- que nra por un conjunto ordenado de proposiciones (ya q ue las proposi-
la s proposiciones no se componen .de. c.o ncepros, de la m 1sma «e~ten. s~ones son ideas form alizadas). Ta les proposiciones se o rdenan, com o
sión» que las palabras, sino d e •pnmmvos semant1cos», en que estas ~~remos en su moment o, en diferentes ni veles jerá rqu icos, q ue expre-
últim<s se desco mpondrían (vg. Clark, 1969; ?chank, 1975; Anderson :an de forma rigurosa la intuición común d e que unas ideas son más
y Bover, 1973; Norman y Rumelhart, 197) ), y, por otro lado, a i¡nporta~tes que .otras en los textos y discursos. Por o tra parte, las
aquel:os otros investigadores q ue ptensan que normalmente las pala- roposictOnes. mismas se componen d e conceptos- p alab ra,, que n o
bras 110 se descomponen en átomos semánticos dura nte el p roceso de ~eben idennftcarse con las palabras como tales (au nq ue s1 con su
comprensión y, por consiguiente, supo~~n que los conceptos , (predi- significado), pero q ue no resul tan de la descompos ici?n semántica de
cados y argumentOs) de que las propOSICIOnes se co~ponen aoarcan, dlas. Como ya hemos comenrado, en este aspecto existe una diferen-
por así decirlo, la m isma «extensiÓn» que las p rop ias palabras (vg. cia muy impo rtante entre el modelo de Kintsch y el de Schank, que sí
Kintsch, 1974; Anderson , 1976). propone un proceso de descomposición de las p alabras en primiti-
No es pertinente hacer aquí un res~ men apr_esur::tdo, o un.a vos semánticos. Así, mientras q ue Schank representaba -como el
exposició n necesariamente larga., ?e
los d1ferentes Sistemas pr_oposi- lector recordará- el s ignificado de «Juan leyó un libro» en la fo rma
cionale s propuestos por los ps1co lo~os. No~ dete?dr~ ~os ~olo, e~ [(Juan MTRANS (info rmación ) a MLP (Juan) desde lib ro Inst (Juan
aquelque ha tenido mayo r impo rtancta en 1~ m vest/gac10n ps1co!?g1• ATTEND o jos a libro )], que expresa la idea de descomposición de
ca do discurso: el propuesto por W alter . K1~t~ch ,1974; ~;:tn Dt)k y .Jeer>• en un con junto complejo de primitivos semánticos, Kintsch
Ki nts;h, 1983), desarrollado, desde un pnnc~¡;10, en relac10n c.o n un represen taría el significado de esa misma o ración de forma mucho
amplo conjunto de trabajos ~ob re c?mprens10n de t extos, realtzados más económica: [LEER (Agente: Juan, Objeto: l ibro)].
po r elte investigador y su equtpo. Mtentras que el modelo propostcw- La proposición que expresa el sign ifi cado d e <<Juan leyó un libro »
nal d< la teoría de la dependencia conceptual. de Schank, ya comen.ta- consiSte, como toda p r oposición, en un predicado (LEER ), q ue se
do en la introducción a este capítulo, ha serv•?o de. m arc? .e~phcanvo aplica a ciertos «argumentoS>> (Juan; libro), que, a su vez, mantienen
para la elaboración de simulaciones, en Inteligencia Artlftc1al, de l~s relaciones dife rentes con respecto a l pred icado : uno de los argumen-
procesos de comprensión del discurso, el model_? de Kmtsch (1971, ros :O uan ) juega el papel de «agente», el otro (libro) de «objeto» de la
1974, 1979; Kintscb et al., 1975; Kintsch y van D!Jk, 1976; ':'an ~ IJk t :1cdón de leer. Kintsch comenta que << una pro p osición contiene un
Kintsch, 1983) se ha guiado en rodo momento .por la ~onvac10n de preaicado y n argume ntos. Las pa la bras-conceptos p ueden utiliza rse
explimr los fen ó menos ~bse rvad?s en el estudto expenmental de la
1
bien como a rg umentos o como p redicados . Es fun c ión del léxico
memoria y la com p renswn del d1s~urso. . _ especificar qué combinaciones de argumentos y pred icados son per-
U1 concepto principal, del que se s1rve Kmtsch (1974) para misibles» (1974, p. 13).
anali'la r los fenómenos d e comprens ión y memoria de texro~, es el de En func ión de la relación que cada argumento mantiene con el
texto base. Podríamos decir que todo el modelo de Kmtsch se predicado, se as igna a tal argumento un <<caso» . P or ejemplo, << Agen-
fund<menta en una diferenciació n entre lo que puede llam arse - aun- te» es un caso, y «Objeto » otro. Por consig uiente , la idea de Kinrsch
que él mismo no lo haga así- texto de superficie, que es aquel al que (y de la mayoría d e los teóricos proposicionalistas) es que la gramáti-
el leC'or - o el oyente-- se enfrenta, y que se c?mpone ~e palabras Y ca del lenguaje del pensamiento -del «mentalés>>- es, en rea lidad,
de onciones, y el texto base, compuesto en reahd~d. de «Ideas» o, p~r una gramática de casos, semejante a la propuesta, por ejemplo, por el
decirb más propiamente, de co nceptos y proposiCIOnes, que co~~n­ lingüista Fillmo re (1968, 1969, 1971), p ara formalizar los lenguajes
tuye una representación elabo rada en los pr<?c:sos de comprensLOn, natu r<¡Jes con arreglo a l modelo de la «Semántica generativa», men-
toma11do como part ida el texto de superf1c1e, y que suve para cionada en el capítulo sexro . Los casos reflejan papeles semánticos,
elabcrar éste en los procesos de prod ucción: que son formas de relación predicados-argu mentos.
Los casos incluidos en la gramática proposiciona l clásica de
El rexco base expresa completamente 1as 1"d eas que nene
· e 1 que escribe. o dice
.. Kinrsch (1974) son comunes a muchos otr as teorías y están tomados
algo. Desde luego, las propias ideas pueden ser confusas o contradtcrona>, del modelo de Fillmore (1968). Son los siguientes:

482 483
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LA COMPRENS ION DEL DIS CURS O
PS COLO G I A DEL LENGUAJ E . I NVESTIGACION Y TEOR I A

Agente (A ) : el que realiza una acción. Los argument?~ de la primera proposición son a y b, es decir, las
Paciente de experiencia (E ): quien experimenta un fenómen otras dos propos1c1ones.
' o No podemo~ extendernos en detalles específicos del modelo pro-
psicologico. . . posici~ ':al de Km~sch, que se encuentra descrito de forma bastante
- Instrumento (l ): Objeto o fuerza que se 1mpltca causalmente
en una acción o en una experiencia. eXhaust~va en vanas ?bras que el lec~or puede consultar (Kintsch,
- Objeto (0 ): El objeto de una acción que supone cambio 0 ¡974; Kmtsch y van Dl]k, 1978; van D 1¡k y Kintsch, 1983). Con el fin
de que el _l~ctor renga, cuando menos, una idea intuitiva de la
m ovimiento . represenraciOn ~e un texto de superfi~i~ en forma de un texto base,
- Fuente (F): La fuente de una acción, en el tiempo, d espacio 0
como fuente de tra nsferencia. veremos, e n pnmer lugar, las propOSICIOnes que contiene el mismo
- Meta (M): La finalidad o resultado de una acción. re:<to 2 que nos sirvió para ilustrar el modelo de Schank. En el
modelo de Kintsch, 2, se compondría, en el texro base de las
Una idea importante que ayuda a co mprender cómo se individua- siguientes proposiciones z: '
lizan las p roposiciones en el modelo de Kintsch (1974) es el principio
de que siempre que se realiza implícita o explícitamente un acto de
predicación, se establece una proposición atómica. Con a rreglo a ese 1 ¡ 1.
2.
(T ENER, E: J uan , 0: sed , T: pasado)
(ABRIR, A: Juan, 0: lata)
principio, es fácil comprender que el número de proposiciones de que 3. (CERVEZA, lata)
11
se componen los textos base suele ser bastante mayor que el de 4. (IR, A: Juan, M: despacho)
oraciones en los t extos de superficie; es decir, las proposiciones no se 5. (Y , 2, 4)
corresponden puntualmente con l.as oraciones o cláusulas, a unque los 6. (VER, E: Juan, 0: silla, L: en despacho)
límites oracionales y clausales juegan un papel muy importante 7. (NUEVA, silla)
-destacado por van Dijk y Kintsch, 1983-.~n el p ro~eso de abstrac- 8. (SENTAR, A: J uan, 0: Juan, L: en silla)
ción proposicional incluido en la comprens1on .d~l d1scurso. 9. (INCLINAR, A: silla, 0: silla )
Dado que lo que individualiza a las propOSICiones es la predica- 10. (REPENTINMvtENTE, 9)
ción, los verbos constituyen pistas importantes en este proceso de 11.
(CAER, A: Juan, M : suelo)
-(Y, 9, 11)
indiv idualización y la identificación de marcos verbales juega un 12.
(VERTER, A: Juan, 0: cerveza, M : sobre la silla)
papel decisivo y prioritario en los procesos de comprensión, se~ú~ el 13.
14 (OIR, E: mujer, 0: ruido)
modelo (Kintsch, 1974) . Sm embargo, los verbos no son los umcos ' · (JUAN, mujer)
elementos lingüísticos que pueden serv ir a ~a función predicativa: 1 !~~ (CORRER, A: mujer, M: hacia el despacho)
t ambién los adjetivos, conjunciones y adverbiOS (e mcluso los nom- . lT:- (CUA ND O, 12, 14)
bres, en las proposiciones llamadas «nominales»), p ueden cu,mplir la 18. (ENFADARSE, E: mujer)
función de predicados. Para comprender, por e¡emplo , como las 19. (MUCHO, 18)
conjunciones pueden jugar ese papel, es preci so d~stacar otro princi· 1 20. (ESTROPEAR, A: cerveza, 0: 7)
p io esencia l d el modelo. d.e Kintsch: se ~rata de un Sistema recursivo, en 1 j 21. (SU, silla)
(PORQUE, 18, 20)
que las propias propos1c1ones pueden ¡uga r el papel de argumentos de 22.
otras proposiciones. Así, la o ración compuesta:
Cuad_ro 11.2. Lisra de proposiciones que corresponden a l ejemplo 2, segú n el modelo
4. María es tonta, si engaña a Juan de Kmtsch y cola boradores.

se representa por las tres proposiciones del cuadro 11.1 :


2. Para realizar la lista de proposiciones del cuad ro 11.2, se han empleado a lg unas convencio-
~ que .Ktntsch com e~ca en diversos trabajos, pero en las que no siempre mantiene u na posición
~cmá u ~·,la categona de Circunstancia, en lo que se refiere a l tiempo del conjunto de acciones
¡¡¡sado), solo se mcluye en la prime ra p roposición, y se presupone en las sigu i~ntes . Los
l. (SI, a , b) ~~•fzcador~s_ad verbiales se tratan como proposiciones separadas, que tornan como argumentos
2. (ENGAÑA, A: María, M : Juan)= a ., t' propos1c1ones a.las que mod1fican (es el caso de las proposiciones 10 y 19), los verbos refle jos
3. (TONTA, María)= b ob"raran como predJcados, en q ue el. ~~ente - o pa czente de experzencia- se identifica con el
, JCto, excepto en d ;aso de la proposzc1on 13, e n que se considera que la idea representada es que
~Juan qUien verrzo la cerveza. Los adjetivos individualiun, en general, ac tos de predicación
C uaJro 11.1 . Proposiciones de la o ración 4. ·.

484 485
PSICOLOGIA DEL LENG UAJ E. INVESTIG AC IO N Y TEOR I A LA COMPRENS I ON DEL DISCURSO

N os in teresa destacar una diferenc ia esencial entre la red propo . contrario, Y pen;nite o rdenar _objetivamenr_e ~as I?roposiciones del
cional de la figura 11.1, que representa el modelo de dependen~-~­ rel<to base_, astgn and_olas _a di,stmtos nJVele~ ¡e rarq utcos, lo que tiene
conceptual de Schank, y la lista de proposiciones del cuadro 11.2 la una gra~ 1mportanc1a ps1cologJca. Para Kmrsch, «las proposiciones
partir de la cual se formaría e! texto base del modelo de ~ints~h~ que connenen a_r~~mentos repetidos se dice que están subordinadas a
mientras q u~ en la represemac1on del mod~lo de Schank _s~ tncluyen aquel!~ proposJ_cJOn en que a pareció_ ,originaJmente el argumento »
inferencias, estas no forman parte de la hsta de proposJctones qu (1974, p. 16). Sm emba_rgo, )a ~phcac 1? ~ mecamca de este principio
forman la microestructura del r_exto ~a se con arregl~ al modelo d~ puede Uevar a errores, SI ~1 termmo «o ngmalmente» se entiende en un
Kinrsch. _En este aspecto, van Dl) k y Kmtsch ( 1983) senalan, ·con toda sentido rempo:al. ~~1 rea l1dad, para definir la jerarquía, debe esta ble-
claridad, lo s iguien te: cerse pnmero m tuttlvamente una proposición supraordinada y luego
construir el text? base sometiendo a ella todas las que comp~rten un
Las inferencias no form a n parte del texto b ase, sino que pertenecen a un nil' Jrgumento, Y a estas todas aquellas que comparten algún argumento
1
de an:ílisi~ diferenre, no texrual: el mod elo de sirua..:1Ón. El texto base es une con ellas, pero no con la pnmera , etc. Van Dijk y Kimsch (1983)
l
rep resenración del textO cal como es. Las inferencia;. ... pertenecen o modelo d: :1claran este aspec to :
•. 1 situ ación construido con ayuda d el texto base y del .:o noCim lcnto. Por consi-
.¡ guiente, lo que se infieren no son p roposicio nes del texto base, sino vínculos en
Esp~cíficamente, en pá rrafos breves, si se sele~ciona intui tivamente u n a propo-
.. ~ el mode lo de situación ( 1983, p. 5 1).
~ SlCIOn supra~~dmada y se construye la ¡erarqUia del texto base subordinando a
·:t e~a propostcton rodas las que compa rten un a rgumento con ella, y luego se
Sin embargo, el hecho de que el texto base no contenga inferen- struan en un tercer mvel todas las. p rop osiciones que co mparten un argumento
con las de segttndo m vel, y as t sucesi vamente, las estructuras resultanres
cias n o significa que no renga alguna clase de coherencia y organiza- predicen muy bien el recuerdo (1983, p. 43) .
ción. Por el contrario, en el plano del texto base se establece ya un
primer nivel de estructura, a la que van Dijk y Kintsch (1983/ Con arreglo a las ante riores indicaciones, \o eamos, por ejemp lo,
denominan «m icroestructura», que constituye un requisito para ia ¡;Ómo se establece el texto base que corresponde al párrafo 5 tornado
coherenc ia del texto y determina e l nivel jerárquico de las proposicio- de Kintsch et al. (1975) : '
nes en el texto base.
Los griegos amaban el arte bello. Cuando los romanos conquista ron a los griegos
3.3. Microestructura y regla de repetición de argumentos los copiaron, y así aprendieron a crear un a rre bello. '

En una primera ap roximación, Kintsch (1974), Kintsch y van Dijk j Primero se establecen las pro posicio nes explícitas en el texto
(1978) y otros han sugerido que el mecanism o por el que ; e define la 1 detectando todos aquellos núcleos en tOrno a los cuales se realiza u~
microestructura del texto base consiste en el establecimiento de Jeto de predicación:
relaciones entre proposiciones que comparten argumentos comunes,
con arreglo a una regla de repetición. Intuitivamente, puede entender-
se q ue la re gla de repetici ó n de argumentos no hace más que formular 1 ¡ :· (AMAR, A: griegos, 0 : arre)
(RELLO, arre)
técnicamente una observación obvia: una razón por la que los textos , 1

son coherenres es que contienen proposiciones, que comparten cienos l , J. (CONQUISTA R. A: romanos, 0: griegos)
4. (COPIAR, A: romanos, M: griegos)
conceptos o argumentos (hay conceptos que se repiten en diferentes 5 (CUAN DO, 3, 4)
ideas del texto). La microestructura d el texto base permite establem 6_·. (APRENDER, A: romanos, O : 8)
1
relaciones locales entre las propo siciones, basadas en un supuesto de 1 7 (CONSECUENCIA, 3, 6)
coherencia referencial entre ellas, es decir, en el principio de que 1 8. (CREAR, rom.1 nos, 2 )
comparten los mismos referentes. .
La regla d e reperición:establece que los argumentos que se repnen 1 Cuadro 11.3. Lisra d e p roposiciones correspondientes al o::jemplo 5 .
en el texto base son idénticos, a no ser que se señale explicita mente lo

diferenciados, y no modificadores. Finalmente, la s conjundones se hacen corresponJer a prc:dic~· . Ahora se selecciona la proposición principal que se a signa a l
mvel 1 de .1a J·~rarqu¡' a propostetona
· · 1. ~n este caso
'
do,, que toman argumenros proposh:iona!es. T odas csras soluciones merecenan un comenur.o 1 fAM es la primera :
extenso y u n:t l.tr¡::1 iustificacion que no corresponden a los propósitos de este capttu lo.
1
· AR, A. gnegos, 0: ar te), y, a paror de ella, se establece, por

486 487
1

.J
PS I COLOGIA DEl LEN GUAJ E. IN VfSTIGAC I ON Y TE ORIA LA COMPRENSION DEL DISCURSO

regla de repetición, la jerarquía. Las ideas 2, 3 y 4. contienen, todas ello Pero las formalizacio nes sólo t oman realmente cuerpo en psico-
ellas, argumentos que h an . aparecido ~n 1 (arte y ~negos)- Serán, Por ,~ cuando demuestran su utilidad p ara predecir o simular la
consiguiente, las que conftl?iuren el mvel 2 ~e la ¡erarq~t a. Las Otras lo~ducta, es decir, c uando nos permiren explicar algo que, sin ellas,
proposiciones forman el m vel 3. La 5 se mcluy~ en el .no porque 0
' sultaría inexplicable. P or todo ello, son im portantes las investiga-
comparta argu m entos con las proposiciones de .m vel .~' stno porque ~fones que demuestran el valor d~ l~s proposici?nes como . unidades
incluye completas a las proposiciones 3 y .4 (la u~cluswn y la repeti- icológicas. Se han emplead o pnnctpalmente cmco paradtgmas ex-
ción de argumentos son dos tipos d e rela~to nes d trectas entre propo. ~rirnentales para demostrar la realidad psicológica de las proposicio-
siciones) . Así, tenem os la estructura ¡erar9mca representada en la es: 1) los estudios de recuerdo con claves, 2) los de recuerdo libre, 3)
figura 11.2, en que las proposiciones de la l.t sta del cuadro 11.3 están ~ 5 estudios con priming en t areas-de reconocimiento, 4 ) las investiga-
representadas por sus números correspondientes: r~ones sobre seguimiento de palabras de oraciones p resen tadas a
;icrno rápido. const~n~e (llamadas, en un capítulo ante~ior~ «presenta-
·ión serial v1s ual rap tda » -RSVP-), y 5) las mvesngactones sobre
NIVEL PROPOSICIONAL ~1empo de lectura (van Di jk y Kimsch, 1983).

4. 1. Recuerdo con claves


..~
.+ Supongam os, como hace Kintsch, que las proposiciones son unidades
11
psicológicas y que se componen de conceptos-pala bra, y no d e
dementas semánticos más moleculares que las propias palabras. En
lll ese caso, si se emplean cierta s palabras de un texto com o claves para
recordar o tras, las claves pueden ser más eficaces si representan
Figura 11.2. Jerarquía de proposiciones del ejemplo 5.
concep tos incluidos en la misma proposición que la pala bra que d ebe
,·~ La red de la figura 11.2 representa la microestructura del texto 5
recordarse, y menos eficaces cuand o pertenecen a proposiciones
diferentes . La predicción puede ilustrarse con el ejemplo 6:
-· m ejor que la simple lista .de. propos!cio~e~ del c uadro 11.3 y pe~mite
realizar importantes predJCcJOnes pstcologtcas: basadas en la htpotests 6. L:l pirámide que levanró el faraón dominaba la plaza.
de que las proposiciones del texto base tendran ta.~ta mayor relevan-
. ''/.'1 cia psicológica (más jnfluencia en la cornp:enswn, y el rec~~rdo) En 6, la palabra << domin aba>> está más cerca, en el texto de
l cuanto más alto sea el-nivel que ocupan en la ¡erarqllla propostcJOnal superficie, de <<faraÓn» que de << pirámide >> . Sin embargo, en el texto
·. ¡¡ de niveles. Pero esta idea nos lleva ya a un terreno d~fe r~~lte: ¿son las base, el concept o que corres po nde a esa palabra (DOMINABA) est á

~~·~
pro p osiciones meras forma~izacio~es a,b~tractas de~ stgmftcado d,e .los en la mism a un idad que el concepto PIRAMIDE, y en distinta que el
textos, o tienen alguna reahdad ps~¡::olog1ca ?; ¿son m srrumentos uttle5 concepto FA.RAON:
p a ra predecir objetivamente fenó~enos ,que se, pro~ucen d~ compren· ' [;DOMINAR, A: pirá mide, 0: plaza (PlRr\:\'liDE, x) (LEY ANT AR,
·1{ sión y recuerdo de t extos? Y, st es ast, ~que fenomer:os . Par~ dar A: fa raón, 0: x ) J.
respuesta a estas p~~guntas, debemos r~ fenrnos al estudto expenmen·
ili tal de la comprens10n y recuerdo del dtscurso, encarnando en co~cre· Se ha demos trado que las pa la bras que corresponden a concept os
·¡~ ciones psicológicas el reino un poco etéreo de las abstraccwnes
forma les, a las que nos hemos referido en este apartado.
de una m isma unidad proposicional son claves de recuerdo más
eficaces que las que remiten a unidades proposicionales diferentes,
. ·tf auA cuando la <<distancia s uperficial» de las p rimeras en el t exto sea
·'·~
mayor que la de las segundas (Lesgold, 1972; Wanner, 1975; Ander -
4. L AS PROPOSI CIONES ·~OMO UNIDADES DE PROCESAMIENTO son y Bower, 1973).
PSICO LÓGI CO Y EL EFECTO DE NIVELES
·l Uno de los rasgos que más caracterizan al en~oque cognmvo "
en e1
4.2. Recuerdo libre

estudio psicológico del leng~aje (y de ~:>r.ras functones) es el. empleo ~~ ~! ~as proposiciones son unidades psicológicas de significado, será
formalizacio nes, y las proptas propostcwnes son buenos e¡emplos 1og1co esperar que, en el recuerdo del discurso, tiendan a recordarse

488 4 89
PSICOLOGIA DE L LENG U A , E IN V EST I GAC ION Y TEO RI A LA COMPRENS IO N DEL D IS CU RSO

completas, como tOtalidades. Varios investigadores han demostrad 4.4- Seguimiento de palabras de oraciones presentadas
que las unidades proposicionales se compo rtan efectivamente en ~ a ritmo rápido const.mte
recuerdo libre como ta les unidades (Buschke y Schaier, 1979; Graee
ser, 198l; Kintsch, 1974). s- Una idea fundam ental, que se deriva del supuesto d e la realidad
Por e jemplo, Goetz, Anderson y Schallert (1981) hicieron u psicológica . de , la.s proposiciones,. es que, si éstas son realmente
expe.r imento en 9 u e presentaban a su~ sujeros bloques de och~ . unidades ps1 so lo~1cas, s,u procesamiento debe consumir recursos cog-
orac1ones, que teman que leer y reco rdar mmed1atamente después. D nitivos. En termmos mas conc retos, el. ~u menro de recursos cogniti-
la~ ocho o~acio,nes de cada bl~q.ue, tres conteníar; ~na so.la proposi~ vos debe traducirse en aumento de la dJfic tdrad de cierras ac tividades
cion, tres Inc!Uian tres propos1c1ones, y las dos ulnmas ¡ugaban un cales como el re~uerdo, e l reconocimiento o la lectura. Forster (l970)
papel de «retén a corto plazo». Ei resultado que nos interesa es que b realizÓ un expenmen~o _en que presentaba visualmente palabras a sus
gran mayo ría (94 %) de las palabras que se recordaban de la~ sujetos a un ,n tmo rap1do esr_able de 16 palabras por segundo. Las
oraciones con tres proposiciones se incluían en proposiciones que 5: palabras pod1an fo rmar orac1ones d e una o d e dos proposiciones .
recordaban completas, y no solían recordarse palabras fuera del Toda~ las orac1.on,es estaban formadas por seis palabras. La tarea de
contexto de la idea completa a cuya expresión contribu ían. Esto los su¡etos co?sl.s tla en repetir las palabras (es decir, se trataba de una
sucedía también cua ndo las proposiciones configuraban unidades rarea de seglllm1enr~) . Lo interesante es que los sujetos repetían más
semánticas poco famili a res, que no era probable que estuvieran pre- pabb~as en las orac1ones de una so la proposición que en las de dos.
almacenadas en la memoria a largo plazo. En suma: parece que las Por ejemplo, }es resultaba m ás fácil seguir una oración como «el
unidades proposicionales tienden. a recordarse completas, con inde- garito se salto la valla ,, [con una proposición: (SALTAR , gatito,
. pendencia de su familiaridad o plausibilidad semántica. valla)], que otra c.omo «el gatitO de Susana se escapó, [con dos:
(ESCAPARS.E, ganto (SUSANA, ~arito) ), a pesar de que fas dos
4.3. Facilitació n por priming e11 tareas de reconocimiento contienen se1.s paJ?-bras y de que el rnmo d e presentación era constan-
re. Una. ~xpllc~cwn .de este resultado es que el procesamiento de las
Los procedimientos de priming han demostrado, en otros campos, propOSICIOnes 1n terf1ere con la tarea de seguimiento.
una gran sensibilidad para captar la influencia de variables estructu- ·
rales sutiles en el procesamienro del lenguaje. También han sido .U. Investigaciones sobre tiempo de lectura
eficaces para poner de manifiesto la va lidez p sicológica de las propo-
siciones. Los primeros que emplearon este t ipo de métodos experi- .~unque todas las i.n~estigaci ones mencionadas confirmen la in fluen-
mentales para investigar la estructura psicológica d el discurso fueron Cia de las prop?SICiones en el recue rd o y el recenocirniento no
Ratcliff y McKoon (1978). Realizaron un experimento en que leían a demuestran qu_e .mtervenga,n en la acti \·1dad de. compre nder el di;cur-
sus sujetos bloques de cuatro oraciones, y luego les presentaban so; Las propos1c 10n~~ podnan ser, P<?r ejemplo, unida-des de recupera-
palabras -incluidas en ellas o de distracción- que tenían que CIOn de la mformac10n de la memona, y n o n ecesariamente símbolos
reconocer, lo más rápidamente posible, como. p resentadas o no en las que sirven a_los fines de cómputo en la comprensión. El experimento
o raciones . En esta s ituació n experimental se observa un efecto bien de Forster .( 1970), que acabam?,s d e m encionar, sug iere que hay una
conocido: cuando la palabra que se reco noce sigue a otra, ya recono- ~merferenc1 a ~ ntre 1 ~ comprens10n y la tarea d e seguim iento, pero aún
cida, de la misma oración, los sujetos tardan menos e n reconocer!J lla-:e mt~rve~ 1r u_n _c1erro componente de memoria. P ara demostrar la
como presentada que si las palabras pertenecen a oraciones diferentes 1nfluen~1a P~JCologica _de las proposiciones en la comprensión, se hace
(el efecto de facilitación es de unos 100 milisegundos). :1.ecesano ellmmar el Intervalo temporal que permite la intervención
En el experimento de Rarcliff y McKoori, el efecto era mayor de factores de memon~, y en especial .d e la .mer:1oria a largo plazo .
cuando la palabra de priming (o el concepto a que alude) y la palabra . Por. ell<?, .son muy Importantes las mvest1gac10nes so bre la reali-
reconocida pertenecían a la misma proposic ión (111 m seg), y menor dad ps1colog1ca de las proposiciones con procedimientos que evitan
cuando perte necían a propos iciones diferentes, aun cuando formasen los efectos de memori~. L as variables dependientes e~ estos estudios
parte de la misma oración (91 mseg). Estos 20 milisegundos de ~ueden ser los. mov1m1enros oculares o el tiempo dedicado a leer un
d iferencia son importantes, porque vuelven a demostrar la rea!Jdad texto. Esta vanable ha demostrado ser muy sensible a las proposicio-
psicológica de las proposiciones con un procedimiento que no plar.rea nes. La I?gica de los experimentos es fácil de comprender. Si el
las dific ultades metodo!'ógicas que otros métodos clásicos para .esru· pr?~cesa~ 1ento ~~ propos tc1ones consume recursos cognitivos, y en
diar la realidad psicológica de las proposiciones. pskolog1a cogmtlva los r ecursos, a su vez, consumen tiempo (de

490 491
PSICO lOG IA DEL L E NGUAJE. INV EST I GAC I O N Y TEORIA
lA CO MPRENSION D EL DISCURSO

m odo que el le ma << time is money» podría sustituirse por << time is
cognition >> ), el tiempo que se tar~e en leer un te~t? dependerá, a
igualdad de otr os factores , d el numero d e propos1ctones que con.
tenga. . , . ., ' d
Un expenmento clas1co sobre rel~cton entre ~umero e proposi- ,,
ciones y tiempo de lectura fue el realizado por Kmts,ch y Kee~an, en ,, ,
17
1973. Pedían a sus sujetos que leyer an textos que teman aproxttnada- ,,
mente la misma longitud (16 ó 17 palabras), que apretaran un botón ....,.. ,,
al terminar la lectura y que trataran de recordar el t exto lo mejor Q
w 15 :
posible, pero no necesari~rr:ente de forma lit~ral. L os textos variaban ~
en el número de propOSICIOnes que conteman sus te~tos base. Por p ---·0
~
e jemplo, las o raciones 8 y . 9 del_ cuadro 11.4 contien~~· ambas,
~
13
dieciséis palabras, pero la pnmera mcluye cuatro propoSICiones y la
segunda ocho: ~
w 11.
o
oc.
~
w 9
7) · Rómulo, e l legendari o fu ndador de Ro ma, tomó a las muj.:res ¡:::::
d e los sabin os por la fuerza »
7
1. (TOMAR, A: Ró mulo, 0: muj er es, Mod: por la fuerza )
2. (SABINOS, mujeres)
3. (FUNDAR, A: Rómulo, 0: Roma)
4. (LEGENDARIO, ~ ) 5

8) «Cleopatra cayó como consecuencia de su necia confianza en o '2 3 4 56 7 8 9


las volubles figuras políticas del mundo ro mano»
NÚMERO DE PROPOSICIONES RECORDADAS
l. (CAER, A: Cleopatra )
2. (CONFIAR, E: Cleop atra , 0: figuras) Figura 11 .3. T iempo m edio de lectura en función. del n ú¡nero de proposicio nes del
3. (NECIA, 2) rexro r ecordadas por los su jetos (ad aptado de Kinrsch y Keenan, 1973).
4. (CONSECUENCI A, 2, 1)
5. (POLITICAS, figuras )
6. (VO LUBLES, 5)
7. (MUNDO , 5) La existencia de una relació n lineal entre tiempo d e lectura y
8. (ROMANO, mundo) número de proposiciones se ha confirmado en otros estudios que h an
empleado un procedimiento m ás refinado que el de de Kintsch y
Keenan (1973), incluyendo textos largos y controlando el número de
Cuadro 11.4. Pro pos iciones co nten idas en dos o raciones de la m ism a longitud.
argumentos o términos conceptualmente nuevos. Este factor no se
tuvo en cuenta en la investigacion de Kintsch y Keenan ( 1973), y
puede confundirse con el número de proposiciones: las or aciones con
Los datos obtenidos por Kintsch y Keenan (1973) demuestran que mayor número de proposiciones tienden a contener m ás palab ras
las proposiciones se codifican en el proceso de co~prensión. Cuantas conceptualmente nuevas que las que tienen menq'$. Así, podría ocu-
m ás proposiciones era~ ~apaces d; recordar lo~ ,su¡etos, mayor era su r~tr, en el peor caso, que los efectos a tribu idos al número de proposi -
tiempo de lectura. Ex1stta, ademas, una relacwn que se acercaba a Ciones se debieran, en realidad, a l número de conceptos nuevos, o , en
una función lineal entre tiempo y proposiciones, como la que muestra el mejor, que ambos factores contribuyeran al au m ento d e tiempo
el gráfico de la figura 11.3, en que se relaciona el número de pro- por proposición observado por Kintsch y Keenan . Esto último fue lo
p osiciones reco rdadas con el tiempo de lectura. que encontraron Graesser et al. (1980) y H a berlandt et al. (1980): si
492 493

j
PSICOlOGIA DEl LENGU.:.JE. I NVEST I GAC I ON Y TEOR I A LA CO MPR E NSION DEl DISCURSO

bien sus datos ta mbién demostraban la , existencia de un_a. función velocid:!d de lectur a, y que los resu lta d os de los experimentos sobre
lineal entre el t iempo de lectura y el nume ro de proposiciones 1 cexros y oraciones se debieran a la con fusio n con otros fac t ores
número de concept os nuevos se mostro ' como un f acto r m · fl uyente.,e
Al (novedad de a rgumentos y _variables quizá n o dececta~as) .
mezclarse co n el número de proposiciones, este fact or habría contri- Sin embargo, la evidencia convergente de los expenmentos sobre
buido a inflar la estimación de Kintsch Y Kee:'an (1,5 segs. Por recuerdo libre y con cla_ves, priming en rec<?nocimiento, segu imiento y
proposición)_ Las nuevas estimaciones son cons 1derablememe más velocidad lecto ra constituye una base suficiente para mantener la idea
bajas: 117 milisegundos en el experimento de Graesse r Y colaborado. de que las proposiciones son, rea lmente, unida d es de procesamiento
res, y de 68 a 157 en el de Habe rlandt et al. . ., psicolingüístico que intervienen en la comprensió n y reten ció n de
Con independencia de la magnitud de la esnma_c,IO n _tempo ral, las cextos. Los r,esu lta??s negativo s con la ventana móvil no constituyen
inves tigaciones anteriores (que. confirman , l~ re lacton hneal tiempo- una anomalta sufictente como para descartar el orro conjunto de
proposiciones) parecen ofrece r una ba~e so lida para defe_nder la idea prue bas. Por otra p arte, la realidad psico lógica de los textos base
de q ue las proposiciones son psicol ógt ~amente rea le~ . Sm embargo, rambién se h a desvelado en la r epetida compr obació n de que los
más r eciente mente se han demostrado Ciertas anomaltas que socavan niveles jerárq uicos de las proposiciones, en los textos base, tienen
la so lidez ap a rente de los hallazgos previos. Estas ano m alias han efectos claros en el rrocesa miento y la retención d e la información
aparecido al utiliza rse u na va riante de la técnica de la «ventana rexrual. El efecto de nú•eles constituye un o d e los h allazgos m ás
m óvil» descrita en el capítulo 8 (Haberlandt y Graesser, 1985; Vega et sólidos en el estudio psicolingüístico del discurso.
al. 1990). Esta va r iante consiste esen cialmente en que los sujetos leen
te~tos en una pa ntalla de o rden ad o r, autoadminisrrándose las pala-
bras de una en u na, a la vez que el orden ador registra el tiempo de 4.6. El efecto de niveles
i exposició n de cada palabra. Al pr in cipio, tod~s las pa~abras del texto
1 están en mascaradas, y cada vez que el SUJeto a pn_era una tecla, Las proposiciones o ideas incluidas en el contenido de un texto no se
ap,arece una nueva pala bra en ~[ l~gar ocupado pl."evta~en:e por la recuerdan todas por igual, y quizá no se p rocesan con la misma
1
1
mascara correspondiente. Esta tecm ca constituye una va n ac10n de los profundidad o la misma atención. Una experiencia intuitiva, que
métodos en-curso (on line),"que permiten medir los procesos cogniti- riene cualquiera que haya comprend ido un texto o un d iscurso, es la
vos a medida que transcurren, evitando tanto lo s efectos de memoria de recordar, sob re todo, sus ideas más i mportantes, o lvidando las
como a lgunos de los problemas de los procedimientos de estudio de más accesorias. L a propensión a recordar lo importante es, en buena
1 los m ovimientos oculares en la lectura . La variable que se mide con la parte, responsable de la apa riencia in teligente y func ional q ue tiene
técnica d e la vent<l:na mó vil es el tie mpo dedicado a la lectura d,e c~da_! 1 frecuentemente la actividad humana de recorda r lo d icho (o leíd o ).
pala bra, y no el nempo total de lectura d el t exto. Con esta cecmca,;_ . Esta observació n cotidian a se ha confirmado repetidamente en in ves-
Haberlandt y Graesser (1985) y Vega et al. (1990) demostraron que el , tigaciones experimentales , en q ue se deter minaba de fo rm a p rec isa el
número de pro posiciones no ejerce influencia en el tie mpo d e lectura 1 nivel jerárqu ico d e las proposic iones componentes de textos, y se
d e éada palabra. , 1 medía después s u nivel d e recuerdo o reconocimiento. POL ejemplo,
Actu almente no existe una explicación sa tisfactoria d e la anorna· [ en el experimento de Kintsch y Keenan ( 1973) ya mencionado, en que
lía por la cual la codificación p roposicional puece influir en el se estableció por p rimera vez una rebción lineal entre tiempo de
tiempo coral de lectura de las oracio nes y textos, pe ro no en el de las icctura y núme ro de proposiciones recordadas, se encontró t ambié n
palabras q ue las forman. U na posibilid ad ~s. q ~e la presen~ación que el recuerdo de éstas depend ía, de forma mu y clara, de su nivel e n
palabra por palabra, mediante la ven t ana movd , mduzca un npo de la jerarq u ía p roposicional de los textos base: las propos iciones de
procesamiento diferente al que se pro duce cuand o se presentan textos nivel 1 se recordaban en más del 90 % de l os casos, y el recuerdo
completos. L a explicación es poco pa rs ~moi?iosa y presupone que l_os descendía monotónicamente hasta situarse en alreded o r del 60% en
procesos psicolingüísticos son extl."aordmanamente sensibles a vana· las proposiciones de más bajo ni vel (el quinto). El efecto de niveles
ciones en las tareas e xperimentales, pero n o es d escartable. Tampoco .; proposicionales en el r ecuerdo se ha demostrado ta n to en párrafos
lo es la posibilidad de que el a nálisis estadístico mediante ecuaciones breves co mo en textos más la rgos de 60-70 palabras (K imsch, 1975;
de regresión múltiple (empleado por Haberlandt y Graesser, Y por Kintsch et al., 1975 ), en situaciones de r ecuerdo libre inmediato y
Vega et al. ) a juste las ecuaciones d e t al manera que qued~ ocul~o~l demorado (M eyer, 1977; Britton et al., 1979), y de reconocimiento
posible e fecto d e la s proposiciones . F in a lmente, se pla ntea la pos1bth· demorado (Miller et al., 1977; McKoon, 1977; T e rry y M ason, 1982) .
daJ de que el número de proposiciones no afecte realmente a !a Goerz y Arm bruster (1980) h an revisad o las investigaciones que

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¡
_j
PS I COLO GIA DEL LENG U A J E. INV ESTIGAC IO N Y TEOR IA LA COMPRENS ION DEL D ! SC U RSO

d emuestran que e l efecto es uno de los fenómenos más consolidados porque son las que tienen mayor probabilid ad de seleccionarse para retenerse
indiscutibles del estudio del discu rso. e. de ciclo en ciclo en el retén de memoria a corto plazo, las proposiciones
Aunque el fenómeno del efecto d~ niv eles, c~~o tal, e_sté sólida. suprao rdinadas serán también las que mejor se recuerden (van Dijk y Kinrsch,
menee est ablecido, existen divergenctas en relac10n a su mterpreta- 1983, p. 44).
ción teó rica. La explicación clásica de Kintsch Y van Dijk (1978)
estab lece una relación entre el e_f~cto de niveles y _la regla de reperi- La explicación que dan Kintsch y van Dijk del efecto de niveles
cton. Para comp r ender esa relac10n debemos refenrnos ::d modelo de remite a_ estra tegias de codificación del ~exto bas_e a part ir d el texto de
procesamiento (y no ya de repre.se_ntación) ~ropuesto por estos inves. ·uperficte. Otros modelos han prefendo exp licar el efecto por a)
tigadores . Hemos visto en las pagmas amenores que la comprensión ~ómO se representa el texto base en la memoria, o b) cómo se
de un texto o discurso implica. la creación de un texto base, que recupera de ella . La, hipótesis d~ la accesi~ilidad representacional
organiza jerárquicamente todas las ideas explícitas en el texto de , (McKoon, 1977) estao l~ce que las tdeas supenores se recuerdan mejor
superficie. La elaboración del texto base no puede esperar a que se porque su_s representaciOnes me~t~ l es ocupan, un lugar_ prominente en
haya presentado el texto de superficie co_m p let o. Por el co ~trario, •la la memona -en que las p ro posiCIOnes tendnan tambten una o rgani-
comprensión t iene lugar en el curso ( on lme) del proces::t~·uento de los zación jera rquizada- , y son más accesibles al estar mejor integradas
datos d e entrada, gradualmente, y no post hoc, (van D11k Y Kimsch, en el conjunto d e estructuras de memoria cu yo empleo se hizo
1983, p. 5). Por ejemplo, el sistema cognitivo del lector de este necesario para comprender el texto. La hipótesis predice que las ideas
capítulo va organ izando ideas en el curso de la lectura, Y los procesos principales deber~n ol~id~ rse m en?s y recuperar se má~ rápidamente
de organización textual coinciden te~poralm~nte con otros n:uchos que las secundanas. St bten la pnmera d e estas predtcciones se ha
de tratamiento perceptivo de las senales escntas, acceso al ststema comprobado repetidamente, la segunda - más exclusi va de este
léxico, análisis de aspectos sintácticos de las unidades clausales y modelo-- no parece cumplirse (Carreiras y Gutiérrez-Calvo, 1989).
oracionales, etc. Cuando recordamos textos o unid ades de discurso, inferimos
El carácter en-curso del procesamiento del texto establece limita- muchas ideas q ue no estaban explícitas en ellos, pero que son
ciones claras de recursos asignables a este proceso por parte del coherentes con lo que dicen. ¿No podría ser que el efecto de n iveles
sistema cognitivo: procesamos los textos e:n ~iempo real ~ ,con restric- fuera co nsecuencia del m odo básicamente inferencia! d e rec uper ación
c iones que provienen, cuand,o ~enos, de hmtte~ de atenc~on y memo- Je la información d e la inemoria? Las inferencias son tanto más
ria a corto p lazo. Estos ulttmos son especialmente tmpor~antes: probables en relación con las ideas del texto cuanto más im portantes
cuand o el texto de superficie es relativamente largo, el SIStema ;on: el sistema cognitivo tenderá a incorporar esas ideas principales a
cognitivo tiene que ir elaborando «trozo a trozo » el t~xto base,• su propia estructura de memoria permanente, haciéndolas p arte d e
debido a la necesidad de abstraer los contemdos proposicionales de ella. Esto explicaría tanto la mayor probabil idad de recuerdo (en
las oraciones antes de que éstas se pierdan de la memoria. Además, el realidad , de «inferencia en la recuperac iÓn ») de las proposicio nes
<< retén de memoria» sólo puede m antener simultánea mente un cierro superiores en la jerarq uía del texto base, como el hecho d e que éstas
número de unidades semánticas (que Kintsch y van Dijk esta blecen en sean más susceptibles de intrusiones (ideas relacio nadas, pero que no
una magnitud que oscila de una a cuatro) para in~orporar las nuevas estaban en el texto o rigina l) o de fa lsas alarmas (o raciones reconoci-
pro posiciones al texto base. En cada mom~nto, solo po~emos contar das como presentadas, cuando no lo fueron en realidad , y q ue
con un n úmero limitado de «ideas » máxtmamente acnvadas, a las concienen << ideas p rincipales» del texto). La h ipótesis de la reconstruc-
que incorpor ar las nuevas ideas del t exto. . · ción inferencia/ (Graesser y Nakamura, 1982) puede explica r, quizá,
1 Así, por cada ciclo de pr?cesan;iento se selecc10 n~ n, con u_na una parte del efecto d e niveles, d ado que la m emoria del significad o
1 j tiene un ca rácter esencialmente reconstructivo. Sin embargo, los
estra tegia de «retener lo supen or», solo algunas de _las Ldeasyrevtas
l del rexto. A medida que el p roceso transcurre de ctclo en c!do, l~s procesos inferenciales que intervienen en la comprensión (y no sólo
1 proposiciones de ni vel m ás alto tienden a repetirse más, al segu_tr los relacionados con la memoria) también ejercen influencia en el
siend o seleccionadas una y otra vez, para retenerse en la memona . efecto de niveles, como demuestra el hecho d e que las «fa lsas al ar-
,
l· operativa: 'llas» en el reconocim iento, q ue afectan sobre todo a l as ideas
principales de un texto, no implican necesariamente tiempos de
De este modo, puede utilizarse un princip io mu y general de la memoria para respuesta mayores que los reconocimientos correctos (Gutié rrez-Cal-
1 explicar las diferencias de recuerdo entre las unidades semánticas: Recordam~s vo y Carreiras, en prensa).
l lo que procesamos, y si las proposiciones supraordinadas se prm·esan mJs ¿Es sólo el efecto de n ive les un fenómeno de memoria, como

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1

1
.J
PS I CO L OC I A DEl l ENG U AJE . I N V E S TI C A CIO N Y TEO RI A l A COM PRE N S IO N DEL D I SC U RSO

supone la hipótesis clásica de la reconstrucción inferencia!, 0 con . S. N{ACRO ESTR UCTURAS Y T EMAS
ruye también un fen?meno genuir:o. ?e
comprensión, como supo~~~­
los modelos alternattvos, d e repencton de argumentos, accesibilid ~ ).1. Coherencia local y coherencia global
represer:-~acional y co_nstrucc,ión inferencia!? La~ investigaciones sob~e
la relacwn entre la ¡erarqUta de las prop,os_tcJOnes y los tiempos corno n_o s sugieren los _estudfos sobre el efecro ?e
n i ve les, compren-
modos de lectura de los elementos lmgu tsttcos que las simboliz 0 der el dtscurso no co~ s t ste solo en detectar las tdeas que contiene y
(palabras, cláusulas y oraciones) permiten dar una respuesta bastan~n esrablecer la _coherencta lo_cal entre ellas, en virtud de la regla por la
clara a esta cuestión: aparte de la intervención de factores de mern e cual se relaciOnar:- , entre SI las pro postciones con argumentos comu-
ria, la influencia de la importancia de las ideas se d<!muestra ya en~~­ nes· La comprens ton es , desde un principi_o, un pr_o ceso activo que se
5
procesos mismús de comprensión . Un reflejo de ello es el hallazgo d basa en el supuesco de que los te x tos o umdades dtscursivas tienen un
que las palabras y cláusulas que corresponden a proposiciones de significado global, iden~ificable, en cierto modo, con lo que llamamos
niveles jerárquicos superiores reciben tiempos de lectura más aitoe terna, y que no constste en la s uma o agregación de las ideas
que las de niveles inferiores (Cirilo y Foss, 1980). Cuando una mism~ moleculares (o m1cropro posiciones) que el tex to con tiene. C ierto es
frase se incluye en dos textos de tal manera que, en uno de ellos, se 4ue_lo que lla_mamos la «esencia," de un texto se extrae, en parte, de
corresponde con una idea que ocupa un lugar más alto en la jerarquía las tde<l:s pa wcul~res, pero no s<;>lo_de ellas: también de un conjunto
proposicional, y en el o t ro un nivel más bajo, el tiempo de lectura de comple¡o y orgamzado_ de conoc tmtentos y esquemas sobre el mu ndo
la misma f rase es mayor en el primer caso (como si se le dedicara más J que el_dtsc.~rso se refte~e, ~ de otro conjunto de esquemas acerca de
atenció n ). Además, los tiempos de fijación ocular en las palabras que . la orga~¡zacto n de_! propto dtscurso. En suma: comprender el discurso
corresponden a proposiciones de niveles jerá rquicos superiores son 1 no es solo ~o~verttr las repre~entaciones oracionales en representacio-
más largos incluso en la primera lecrura, y esas palabras son, con más nes propos tc1on~les, c~mo SI las ora ciones se mirasen en un espejo,
frecuencia, blancos de movimientos regresivos de o jos durante d 3 bsrrac~o pero flel, d e ~deas. A lo la rgo de la comprensión, las ideas
i
! proceso de lectura (Mandel, 1970; Shebilske y Fisher, 1980). En suma: 1 ;on· actt~~ menre some~1d as a procesos de depuración" abstracción y
los lect o res se fi jan m ás tiempo en los elementos lingüísticos que l elaboraczon, qu~ per mi ten a~tgnar al texto una cohere ncia globaL De
f reflejan ideas importantes, y vuelven más veces sobre ellos. Cirilo y l ~echo, hay senes de oraciOnes localmente coherentes pero q u e
; Foss (1980) h an propuesto, en virtud de todo ello, que e l decto de 1 .:arecen de coherencia global, como es el caso de 10: '
1 niveles puede explicarse por el hecho de q u e las ideas superiores
co nsumen más recursos de atención que las otras. .0. A_nronio ha bla con , María. !Viaría tiene una casa en Ba rcelona . Anto n io es
Como dem u estran los trabajos sobre movimientos ocular:::s y ahc10nad o a la lotena. Barcelona es tá en la costa. La lo tería no suele cocar. La
casa t1ene dos pisos. En el s egundo piso due rme el garo.
1 tiempos ·de lectura, a lo largo del proceso m is m o de comprensió n, las
personas que com prenden un texto o un discu rso hacen algo más que
~
codificar proposicionalmenre las ideas que contiene: también las ~a impre~ión que tenemos al leer 10 es que, a pesar de que las
pesan y organ izan, las convierten en una estructura conceptual en b uraci?nes esten localmente conectadas por repetic ión de a rgumentos
que no todo tiene el mismo valor. Realizan un procesamiento acti~·o, :\llana de la pnmera a la seg unda, Antonio de la primera a la tercera
que no se limita a reflejar especularmente el textO << traduciendo» las ~a rcelona de la segunda ~ !a cuarta, etc.), no hay, en realidad, u~
oraciones a proposiciones. Ese procesamiento activo permite cons· :~xro_ coherente, smo orac10nes que, a pesar d e estar SLiperficialmente
truir mun dos coherentes de ideas con d iferentes pesos y papeles. Al 1 r~lauonadas, carecen de una coherencia global, no se organizan
comprender te xtos y discursos, las personas elaboran macroestructu· .ttrededor de un tema.
ras, que implican funciones de abstracción. Estas funciones permiten 1
Las nociones de _tema, macroestructura y coherencia global están
que la comprensión vaya mucho más allá de lo que el texto dice ~trec_hamenre relac_w nadas y remiten, rodas ellas, a dos supuesto s
literalmente, pasand o de las cláusulas y oraciones a escenarios menta· '"Senc1ales para expltcar la comprensión de l discur~o: 1) el supuesto de
les y mu n dos oírganizados de ideas. 1, ~ue los textos y d 1s_cursos se o r ganizan _
e n ~<?rno a 1deas esenciales que
¡co;responden a umdades globa les de s tgmfJcado Irreductibles a o tras
. ~fs molecula res, co~o los rasgos semá nticos, las micro proposicio nes
l Je os lexemas_, ,Y 2) la td_ea de que un_a parte ir:nportanre de la act ividad
. ,; comprens ton del_~tscurso c?nstste precisamente en e l descubri-
n.. emo Y la abstraccwn, y también la explo tación inteligente, de esos
1

498 1 499

j
PSICOLOGIA DE l l ENG UA J E. I NV EST I GACION Y T EOR IA LA COMPRENS I ON DEl D I SCURSO

componentes esenciales de significado. O, lo que es lo ~ismo, la ide dichas o escritas. Muchas m~nos, porque comprender exige olvidar y
de que comprender es, en cierto sentido, dar coherencia global a lo~ 1bstraer, entresa.~ar lo esencta1 de lo accesorio. Desde esta perspecti-
te~ros y discursos. . va, la comprens10n puede entenderse como _un proceso que permite
· Así como la coherencia local, o puramente referencial, no asegu elaborar la macroesrruct':l;a del te~to a parttr de su microesrructura .
la existencia de una coherencia global en el texto (eso era lo q~a ése proceso de elaboracton se gma por lo que Kintsch y van Dijk
ocurría en el caso de 10), puede sucede~ , que sean globalmenr: ¡¡978) denomman r:zacrorreglas,.q.ue son reglas de proyecció n semán-
cohe~enres te~t,os cuy': coher~ncia lo~al es dtftctl de establecer y exige cica. t~les que .relaciOnan proposKtones de nivel más bajo (micropro-
una mtervenciOn mastva de InferenCias, como sucede en 11: pastclones, o ~~~as expr~sadas en el texto) con otras de nivel más alto
¡macropropost.c!Ones, <? td~~s que captan su contenido esencial), "Y de
11. Preparó la pistola cuidadosamenc.e. La mancha oscur~ aper:as destacaba en la ~te modo denva~ el stgntfKado global de un episodio o un discurso
oscuridad de la noche. Fueron dos fogonazos apenas s tn sontdo, a la manera d completo, a part~~ de l~s significados locales de las oraciones que
notas graves con sordina. El hombre cayó después de un momento de indecisión~ contiene» (van Dl)k y Ktntsch, 1983, p. 190).
como asombrado por el tacto de la muerte. Las macrorreglas definidas en el modelo de Kintsch y van Dijk
¡1978) son esencialmente tres:
Mientras que en el texto 10 la pretensió~ d~ .poner tít~lo es it;.útil,
en 11 basta con decir «un crimen>• para stgmftcar un Cierto nucleo 1. Supresión. Dada una. secuencia de proposiciones, se eliminan
esencial del texto. Sin embargo, se trata de un texto cuya coherencia codas aquell~s. que no constituyen condiciones de interpretación de
referencial exige un empleo amplio de inferencias, tales como que la
sombra era del hombre que cayó, que éste no era el misi?o ager:re que 1
~>tras P!'C?POSICtones. Estas son las de nivel más bajo de la estructura
!
P.r.opostciOn~l del texto, que, por lo que establece la regla de supre-
el que preparó la pistola, que los fogonazos corre~pondtan a dtsparos 1 ;1on, no se mcorporan a la macroestructura.

realizados con ella, etc. En 11 nos acude, ensegUida, a la mente una 1 2. Gen~ralizaci6n. Dada ';Ina secuencia de proposiciones, éstás
escena coherente, que seguramente no pudimos elaborar en 10. 1 pue~en susttt~urse por otra, mas general, que las incluya y recoja su
1
senttdo esencial.
5 .2. La noción de macroestructura . 3. Construcci~n. Las secuencias de proposiciones que son condi-
aon.es,. consecu~nczas o componen tes de otra más global pueden ser
La noción de macroestructura es empleada por Kintsch y van Dijk susntUldas por esta.
(1978, van Dijk y Kintsch, 1983) para definir la descripción semár:ltica
del contenido global del discurso. Puede entenderse como un~ Cierta
organización de' significado que representa los ~~pectos esenctales de l.,
El efecto d e .1~
aplicación de 1':~
reglas de supresión, generaliza-

l
cwn y co~strucct?n•. es la elaboracton d~ una estructura significativa
un texto, por medio de unidades que. van J?l]k y Kmtsc~ (1983)
denominan macroproposiciones (para dtferencta rlas de las ~tc ropro· muchon~as econo~tca que la del texto base, i.e. que con tiene menos
posiciones de que se compone el texto base). Lo que tienden a proposiCiones .. ~s1, la con¡prensión de textos, como en general los
recordar los sujetos, cuando intentan acordarse de un texto, es la procesos. ~ogmt.rv:os, se gUia. por principios de economía cognitiva y
macroestructura, y no la microestructura del mismo: como demuestra ¡J~straccton suftctente,. seme) an~e?, a aquellos por los que se rigen los
el efecto de niveles, solemos reco rdar las ideas principales de un texto · ~. oce~os de razon~n: 1enro (Rtvtere, 1986); es decir, por la doble
y no las subordinadas. Nos es m ás fácil recordar lo que po~ernos
necestdad . de: a). !lmttar la . c~rnp~ejidad de las representaciones y
procesos, en func10n de las ltm1tac10nes del propio sistema cognitivo
llamar «el centro» del texto , y más difícil traer a la memona sus
Y b) de extraer los con temdos y relaciones esenciales para que se
componentes periféricos. De este modo, la noción de macroestrucru~a P~od uzca el proceso de comprensión. Como señalan van Dijk y
(que trata de superar el carácter pasivo Y. centrado en el texto, rn~s
que en el sujeto, del primer modelo de Kmtsch) se co_r,respo.nde, ~as 1Kmtsch: . ..
fielmente que la de microestructura con la representa ~t~:m pstcolog1ca 1 en los moddos cognitivos, las macroestructuras semánticas no sólo t ratan de
de los textos y discursos en los procesos de comprenston y recuerdo. dar ~uenra de nociones tales corno las de tema, o significado esenc ial, 0 de
¿Y qué tenemos en la mente, al recordar y c~m~prender textos o expltcar asp~c.cos de_ la coherencia globa l. También se han propuesto por
discursos? En cierto sentido, tenemos muchas mas tdeas que las que razone~. cognitivas. mas. fundan~entales. ~~s macrorreglas son también reglas de
se expresan en los textos base, pero ta mbié n muchas .men?s·. Muchas reducct~n ~ orgamzacton de la mformac10n. Las secuencias amplias de estructu-
m ás, porque comprender implica constantemente mfenr tdeas no ras seman ncas comple¡as, tales corno la s oraciones, dibujos, escenas naturales 0

500 1 501

_j
PS ICOLOG I A OH LENGU~ J !' . I NVEST I GA C IO N. Y TEOR IA LA COM?RENSION DEL DISC U RSO

accion e s, no pueden manejarse bien si no se emplean estructuras de nive~ Oraciones del texto de superficie
super ior de uno u otro cipo. Cuando -:?mprendemos un texto, no tenern
acceso a rodas bs oraciones que hemos le1do... Las macroescructuras no son ~ 111 !
n1 ucho menos, un lu¡· o en la comprensión
.
del discurso : sin ellas, posiblerne'
. ) ( .. k nre Mecanismos de parsing sinc:Íctico, imerpreración semá n-
no podrían hacerse las careas comple¡as (que requu:re va n 0 lJ y Kintsch tica de o raciones, constru cción de p roposiciones y defini -
1983, pp. L94-195). ' ción d e coherenc ia referencial
!
La ta rea de co m prend e r implica así procesos de reducción de
inform ación, y organ ización de idea s, q ue p_e,rm iten Ident ificarla, en M icroproposiciones del texto base
cierto sent id o, con una rarea de abstraccJOn. Po r o tra. parte, la
abstracción d e la macroest ructur.a n o se produce post h?,c, smo que es !
Mecanismos de aplicación de macrorregbs de sup resión,
un proceso grad ual, que acontece . du ra.n te la recepc10n del texto. generalización y construcciÓn.
· Cómo se r eali za ese proceso? Una 1dea Importante es que la deriva- !
~i ón d e la m acroestrucru ra no sólo se realiza en f_unció n de la
m icroestrucrur a, es decir, del conjunto de ideas contenidas explícita- l\tbcroproposiciones 1 macroesrructur<l
m en te en el texto, sino también , y muy fundamentalmente, en
fu nción d e los esquem as, organizad os e n la memo ria per ma nente, que i
las perso n as p oseemos t an to acerca d e l~s estructuras ~e ~os textos Mecanismos «top-down • d e ap licació n de conocim ientos
en l\t!LP al texto en curso.
~ como acerca d e las estructuras de los ob Jetos y aco ntectmtentos del
i mundo. Hemos d icho q ue el discu rso cons tituye el pu nto de sutura i
entre el conocimien to del le ngua je y el del mundo. Pues bien: la
Esquemas y guiones sobre objeros/rela- Esquemas y gramáticas que representan
noción de m acroes t ructura remite a l punto concrero en que ~sa sutura 1 oones en el mundo los conocimientos sobre textos y discursos
:1 se produce. La construcció n de la m acroestructu ra se !?liJa, <<desde

~
aba jo», por las ideas explícitas e? el texto, y «? esde arnba>> por los 1 Figura 11 .4. Esquema de relaciones en r re es rrucru ras de conocimientos q ue inte rvi e-
esq ue mas a cer ca de la orga nizacion de los p rop 1os textos Y _acerca de nen en la comprensión del d iscurso .
los «mundos•>, reales o vi rtuales, a los q ue el texto rem ltl:.'. En la
figura 11.4 se sintetiza esa idea: ., .
;!" Como se ve en la figu ra 11.4, la elaboraCJon en-cu rso de la Veamos, por ejemplo , el texro 12:
mac roesrru ctura se g uía por a) lo q u e el texto dice y b) lo que el que ,¡
lo co mprende sabe, y muy significativamen,t e po r lo que sabe sobre el 12. Los incendios de los bosques deterioran c::l medio; el problema res ide en la falra de
mundo del q ue el texto habla y ta mbien sobre la naturaleza, y cu idado de la genre y de equipos eficaces para apagar los fuegos. La solución
organización d e los te:<~os ~~ gene ral. E~ ese proceso d e el.a boracLOn, consiste en educar a la población, preparar equipos capacitados de bomberos v
se h ace p r ecisa la utthzactOn de relaczones de coh~re~zcza que son dotarles de recursos suficientes. .
mucho más fuertes e informativas que l as puras asoCiaCIOnes referen-
La macroestrucrura del texto, en la representació n que propone
ciales de l a microestructura. ' Meyer (1985), ser ía como la q ue se muestra en la figura 11.5:

5.3. Nfacroestructu ra y est ructura lógica del texto 1


La fig ura 11.5 nos dice que, con arreglo al modelo de 1\1eyer, el
1 rexto 12 se correspon de con una macroestruccura que contiene una

La asign ación de las relaciones de coherencia .global está de termina· 1 relación esencial: hay que dar r espuesta a un cierro problema que
da, frecu entemen te, por conocimiento s que pos~e. el orente/ lector Y 1 requiere una solución. El problema que se p lantea es cómo impedir
que se presuponen en el te~to_ sin ha~ers~ ex p!Icit~s .. Meyer (19~5) que los bosques se q uc:men, y la so lución implica u.n a colección de
esta blece, po r ejem p lo, los stgUlentes c inCOJ?!;~~pos bas1cos de. relact~­ 1 respuestas: educar a la población y p repara r equipos d e bomberos. A
nes frecuent es en textos expositivos: 1) colecciOnes, 2) causac10ne~,, J) 1 su vez, el problem a tiene como causa la fa lta de equipos y de cuidado
respuestas (que se presentan a veces e~ forma_tos proble.ma-so,luc\0~~ por parte d e la gente. Y los equipos de bomberos deben ser -se
pregunta-respuest~, etc .), 4) c~~pa rac10nes y.)) descnpC!ones \en _q u· especifica- prep arados y con recursos.
se proporciona mas mformacwn sobre un tema, presenrando arnb En la represen tación anterior, la macroestrucrura s e h ace corres-
tos, context os, etc., de algo). ponder a la estructura lógica del texto. Expresa las relacio nes esencia-
l
502 1 503

l
j~
LA C OM P REN SIO N DEL D I SCU RSO
PSICOL O G I A D EL LEN G U AJE . I N V ES TI GAC I ON Y TEO RI A

Ni vel 1: ara asegurar la << realidad p sicológica » de las macroestrucruras?·


Respuesta ~hasta qué
1 ;¡
. '
punto es necesario recurrir a ellas para explicar la com~
prensiO n.
Problema Solució n
;.4. Factores de procesamiento macroestructural
Impedir que el Colección
medio se deterio re Un ~allazgo importante, fav?~able a la idea de que ia compren~ión
por los incendios Ed ucar a Preparar equipos • imph~a procesos d e elaborac10n mac;oestructural, es el resultado ya
població n de bomberos mencionado de que existe una r~laciOn entre el nivel de las proposi-
ciones en el, texto base y el tiempo de lectura de los elementos
(palabras, clausulas y frases) que sirven para representar tales propo-
5iciones: c~,ando un.a misma rep,resentación << de superficie» (una
N ivel 2 cierta oracion, por e¡~mplo) ~e si: ua en un texto en que la idea que
1
Caus acíón Descripción representa ocupa una ¡erarqUia mas alta, su lectura se hace más lenta
(Cirilo .Y .Foss, 198~) . Este f~nómeno es explicable si se supone que las
Antecedente Co nsecuenre prop~sic io.nes de m veles mas altos son candidatas a ser seleccionadas
l para mclUirse e~ la macroestructura, y que la selección es un proceso
Colección Caus ación que, consume tiempo . .Hay un modo de someter a prueba esta
ant. con . Colección h1potesis: s~ el mayor ti~mpo de lectura de las representaciones de

i cuidado
Falra d e
equipos
incendios
bosques d eterioro
medio
capacitados
co n l1, ideas supenores se relaciOna con procesos de tipo macroestructural
entonces ese f enome~w
' . d ejara' d e d arse cuando se dificulten 0 impidan'

~
recursos rales procesos. Esto ultm.10 puede hacerse manipulando las instruccio-
Figura 11.5. Representaci ó n lógica de la macroesrructura de un texto según el modelo 1 nes que se dan a l?s su¡etos sobre la. tarea experimental que tienen
de:: Meyer (1985 ). que realizar. Por. eJe.~plo: cuand? se Instruye a los sujetos para que
~ co.mp.rendan el s1gmfica~o esencial. de un texto, extraigan su tema
.¡ les que se dan en él. Y , ciertamente, en la perspectiva d e Meyer 1 prmcipal, o resuman el discurso, se mduce una estrategia de procesa-
'¡ (1985), comprender un texto equivale, en gran parte, a extraer su 1 miento claramente macroestructural, muy diferente de la que se

estructura lógica esencial. Aunque esta concepción ha ya recibido 1 esri:nula al pedirles, p~r ejemplo, que lean un texto para detectar sus
críticas por s u estilo algo << apriorista>> y logicista, que parece dejar 1 posibles fallos ortograficos. SchmaJhofe( y Glavanov (1986) han
poco sitio a la intervención acti va y, hasta cierto punto, deformanre encon~rado q,ue las frases que corre,s ponden a proposiciones superio-
del que comprende, contiene una idea importante: comprender un re~ exigen mas tiempo de lectura solo cuando se induce un procesa-
texto implica descubrir las relaciones que se dan en él y jerarquizar Intento .macroe~tructuraJ del texto por pa rte de los lectores. En caso
esas relaciones. Me yer, Brandt y Bluth (1980), entre otros mm:hos c,ontrano, la diferencia entre proposiciones superio res e inferiores
investigadores, han demostrado que los sujetos que comprenden ma! uesaparece.
un texto lo recuerdan, después, como una <dista» de proposiciones 1 Hay tres cipos de va riables principales que c ondicionan el grado
con escasa estructura, mientras que los más capaces de comprenderlo, en que se elabora la macroestructura del texto o el discurso en el
recuerdan bien << sus relaciones lógicas inherentes»: las relaciones de proceso de comprensión: variables del texto, de los propósitos con
las que, en definitiva, depende la coherencia ·global del texto. que se recibe, y de los sujetos que tratan de comprenderlo. En cuanto
En suma, el concepto de macroestructura intenta dar cuenta de Ji texto~ hay nu~erosas i~~estigaciones que demuestran que los
varios fenómenos bien conocidos en el estudio del tratamiento psico-· ~extos bien. orgamzados ~acdJtan el procesamiento macroestructural
lógico de los textos. Fenómenos tales como el mejor recuerdo de sus
ideas importantes, la relación entre este efecto de niveles y la capaci·
! \Ha~es Y Sa~1_on, 1;_74; Kmtsch y G~eeno, 1i85; Kintsch y van Dijk,
1 978, van D1¡k Y Kmtsch, 1983), mientras que los mal organizados
dad de comprensión de los que recuerdan, el hecho de que éstos vagos o azarosos lo dificultan (Lorch, Lorch y Matthews 1985) y e~
reconstruyan también mejor su estructura lógica inherente cuanto txtremo, el efecto de los niveles s?bre e.l recuerdo y ~1 tiemp~ de
mejor comprenden, la ma yor detención en el tratamienro de las ura desapa rece cuando se neutraliza la mfluencia de la estructura
proposiciones fundamentales, etc. ¿Son esros fenó menos su ficientes textual (Kmtsch y van Dijk, 1978; Cirilo, 1981).
1

J~.,
504 505
PS I COLOGIA DEl LENG UAJE. JNVESTIGA CI ON Y TEORIA LA COMPRENSION DEL DIS CURSO

Los pTopósitos y metas con los que se leen los textos tien Un pasaje (del discurso) puede co n cebirse como un tap iz bien tejido , en el que el
también una influencia significativa sobre el estilo con que se pro en rema general (topic ) se introduce al principio, y luego se vuelve a él, una y otra
vez, con_ :omemarios s u cesivo s, que se encajan en la trama general del tapiz por
san. La elaboración de la macroestructura se hace más probabÍ.
su relac10 n con el rema. Desde esra persp ectiva , una parte impo rranre de la
cuando se plantea, por ejemplo, el objetivo de resumir o esquematiz e rarea de comprender consiste en d escu brir el rema genera l y luego descubrir las
un texto (Brown y Da y, 1983) y menos cuando se trata de detectar relaciones que mantienen con él los otros enunciados (1986).
algún aspecto superficial (por ejemplo, errores de puntuación). Lar
propósitos prototípicos de la lectura y escucha de textos y discursos Para ilustrar el ca rácter nuclear del tem a en el tratamiento
(que suelen implicar entender lo que se dice) son inductores claros~! nsicolingüístico del d isc urso , basta con ver lo que sucede cuando el
procesos macroesuucturales. ;ema queda o culto, como en el párrafo 13, adaptado d e Dooling y
También las carc:ct_erísticas personales de los q~e tratan los textos Lachman (1971), en traducción libre:
influyen: sus conoctmtenros prev10s, edad, capactdades lmgüísticas
ere. Por ejemplo, Spilich et al. (1979) han d~mo strado que, cuand¿ IJ. fina nciá ndose co n jo yas empeñad :1s, nuestro héroe desafio con valor las sonrisas
reciben un dtscurso sobre un rema, los sujetos expertos retienen desdeñosas que trataba n de impedir su p lan . .. Vuestros ojos os engañan", les
mejor las ideas más relevantes que los novatos, y la diferencia emr~ había dicho . '·Es un huevo, y no u na mesa, lo que mejor representa ese planeta
unos y otros no resulta ser significativa, en cambio, en el caso de las inexplorado". Ahora, las tres h ermanas renaces buscaban la prueba. Avanzando
sin desmayo, moviéndose a veces en !a calmosa inmensidad, y m ás frecuenremen·
ideas de niveles inferiores.
re s obre cumbres turbulentas y valles abruptos, los días se hacían semanas, y eran
El papel de la macroestructura en el proceso _de comprensión
Í muchos los desconfiados qu e esp arcían ru mores temerosos acerca del huevo. Ai
sugiere la posibilidad práctica de emplear procedtmtentos de instruc- j fin, desde ninguna parte, aparecieron venturosas criat uras aladas que parecían
ción de las estrategias macroestructurales que emplean naturalmente transportar en sus alas un punm de resp iro .
los lectores más competentes, para mejorar las capacidades de com- 1
¡
prensió n de los menos competentes. Por ejemplo, León ( 1991) utilizó
el modelo de macroestructura de lvleyer (1985) para realizar un 1 ¿De _qué se ha bla? ¿Quién ~ra d héroe, las herma~as tenaces, los
programa de instrucción de alumnos de enseñanza secundaria, a los 1 Jesconftados, las venturosas cna tu ras aladas? Las orac10nes del texto,
que se enseñaban sistemáticamente habilidades tales como elaborar l por separado, son gramaticales e inteligibles, pero el todo resulta
un tÍtulo para un texto (determinar su macroproposición p ri ncipatl), 1 difícil de comprender y recordar, a menos que se descubra un tema:
identificar las relaciones dominantes en su contenido y hacer un .El descubrimiento de América por Cristóbal Colón». Ahora codo se
resumen del contenido (es decir, explicitar la macroestructura). l os 1 encaja de repente y tenemos un insight repentino de relaciones ante la
1

sujetos instruidos en estas tareas macroestructu ra les demo~ traron conciencia. ·


después que eran capaces de recordar mejor que los no-instruidos 1 El tema _del discurs? no es reductible a los remas de las ideas que
aspectos macroestructurales, como las macropro posicio nes y" las es- wnnene. Strve de gu1a para acceder a un conjunto releva nte de
tructuras lógicas principales de un nuevo texto. · 'onocimientos sobre el mundo que guían el proceso de comprensión.
.\sí, en el texto 13, el terna «descubrimiento de América por Cristóbal
Colón>> juega el papel de una da ve cifrada, que nos permite abrir esa
5.5. El tema y su relevancia psicolingüística . mmensa caj a de caudales a la que llama m os «memoria permanente»:
¡ .:hi encontramos un cierto conjun,to organizado de co?ocimientos, de
El núcleo de la macroestructura del discurso es el tema, que puede 1 ')quemas_ o guwnes sobre Colon y el Descubnm1enro, que nos
identificarse con la rnacroproposición que ocupa el lugar más alto de i ¡>ermtten mterpretar el texto . Además, el tema es también como un
., la jerarquía de la macroestructura (el nivel 1) . En realidad, una forma anc~a al que se a.nudan las ide~s del texto. En 13, [as ideas que
Útil de entender psicológicamente el discurso es concebirlo como una
1

actividad cooperativa, que gira alrededor de un tema. El productor
del discurso, en v irtud de su compromiso pragmático implícito de
1
!
•batlaban » al reCibir el texto sm tema, se estabilizan y afirman
•uando se nos inform~ de é l, o lo desc~brimos por no,sotros mismos.
1 El tema orgamza esas 1deas. Cumple ast la doble funcion de apuntar a
,...1 «ser claro , , suele tender a marcar la información sobre el tema, ~on el
"' 1 ~s co~oci:nientos extradiscursivos relevantes para comprender, y de
1 fin de facilitar la actividad cooperativa que realiza el que comprende,
y que sólo es posible cuando el tema es compartido. Corno ha se·
l orgamzar mternamente el propio discurso. Las metáforas de la da ve
Y el ancla son, así, muy adecuadas para sintetizar las importantes
ñalado Carroll: , func10nes cognitivas que juegan los temas.
J El supuesto implícito de cooperación , en el que se basa toda
'
506 1
507
1

~
1
~
J
PS IC OLOGIA DE l LENGUAJE. INV ES TIGACION Y TEOR IA lA COMPRENSION DEl DISCURSO

actividad discursiva (y del que h abla remos detenidamente en l ara «luna», y sucede lo contra rio con la inferencia <<el viaje espacial
capítulo 1~), establece frecue~~e~ente la convenie!lcia de I?arcar :l ~e largo". (Ko_zminsk">:',. 19n ). .
tema con cie rtos recursos lmguisttcos: a veces se senala exphcitarne La pr:macta cogmtwa del t ema del dtscurso se deriva de los
te el tema, co mo cuando se titula un t~x_to o se asi~na valor temáti~ mismos f~cto res que pert?_iren_ ~xplicar ~1 .efecto de niveles (grado de
a una idea con un come ntano mamftesto (<<lo Importante es procesamiento en, la codtftcacwn? , acc_estbiltdad de las ideas superio-
«ahora vamos a hablar de ... » , etc). Pero existen otros recu;~~· res, rec~nstrucci_on_ o construccwn mferencial, atención m ayo r a
lingüísticos que también se relacionan muy estrech amente con ei proposi~IOnes pnncip~les) , a l, ser el tema la proposició n que ocupa el
tema. Po r ejemplo , es frecuente que éste se mencione {a no ser Po Jugar mas alt? de la ¡erarqu1a rn~cr~estructural. A estas explicacio-
razone~ retóricas o d escuido de l discurso) i~icia lmente y no al final~ nes, ya menciOnadas, debemos anadtr o tras d os, que se relacionan
Tambien es frecuente que el tema se mencione frecuentemente, que .:on l?s conceptos d e co_n~ctividad y per~enencia a la cadena principal
cumpla el pape l gramatica 1 de sujeto de una oración y que correspon- Jel dtscurso. La conectividad es la cantidad de conexiones que cada
da al contenido más general, relevante y abstracto del discurso, que proposición m a ntie ne_con otras ~n el rexto base, cuando en éste se
implica a los d e más de a lgún mod_o .. _Estos rec~rsos tienen una incluye~ las mferenc~as necesanas par~ _la comprensió n. Es, por
influencia d e m ostrada en La comprens ibi itdad del discurso. Por ejem- consig_utente una proptedad de las pr?postcwnes como tales, pero que
plo, el título constituye una ayuda muy útil en el proceso de interpre. se den va ?e la estructura en q':le se mser~an. Al,g?nos investigadores
tación. Veamos un ejemplo d e ello en el texto 14, traducido libremen- han sugendo la tdea de que la Importancia temanca de una proposi-
te d e Hasher y Griffin (1978): ' .:ión es tan_t? mayo r cuanto mayor sea su conectividad. Veamos un
ejemplo utilizado p~r Graesser, R ?bertson y Anderson (1981 ), que
14. El viaje fue largo y la t ri pulación estaba expectante. Nad ie sabía, en realidad, qu~ Jnal_Izaro n la conectividad de las tdeas explícitas e implícitas en el
habría en las nuevas regiones a las que se dirigían. Claro que se hacían sigurente texto breve:
especulaciones sob re la naturaleza de esos nuevos lugares, pero los hombres de
ese pequeño grupo serían los únicos en conocer la auténtica verdad. Aquellos 15. Una abeja sedienta fue al río y la f uerza d e 1::t corriente la arrastró .
hombres pa rticipaban en un episodio que cambiaría el rumbo de la historia.
1
Cuando se ana !izan las ideas explícitas o inferidas del texto 15 se
¿Se trata, de nuevo, de un texto sobre «El descubrimiento de encuentra, p~r ejemplo, que la idea (SEDIEN TA, abeja) tiene muchas
América po r C ristóbal Colón»? E s una posibilida d en la que quizá menos conexiOnes que la proposició n (ARRASTRAR A: fuerza. O:
haya caído el lector, que tenía activado ese contenido temático en la abeja) .. ~? la formalización de Graesser et al. (198,1), la primera
memoria, d espués de los comenta rios anteriores so bre el ~exto 13. ~roposiciOn tiene una conectivid ad de 1 y la segunda de 6. Este índice
Pero también podríamos poner a 14 otro tÍtulo, que ~ermitiría 'stá relaci_onado con la importancia subjetiva que las personas asig-
acceder, en la memoria , a módulos de conocimiento bastante diferen- 1 nan a la~ Ideas del texto (Trabasso y Sperry, 1985) y con el recuerdo
tes. Por ejemplo: «El p ri mer viaje a la luna ». La integración del Je tales Jdeas, que es ta nto m ayor cu an to más alta es la conectividad.
discurso es diferente en uno y otro caso. Por ejemplo, la frase «el viaje La frecuencia d e mención de las ideas es, muchas veces un indicador
fue largo>> suscita una escena m e nta l de un viaj e m arí ti mo de meses, 1 merno de. su conectividad. '
en el caso de «Colón ,,, y de un viaje espacial de días o semanas, en el Un índice estrechamente relacionado con la conectividad es el
de la «Luna». grado de pertenencia de una idea a la cadena principal del d iscurso.
La explicitación del tema facili ta la integración y, por consiguien- En ~st~ caso, el supuesto es que ese nivel de pertenencia es, ta mbién,
te, la comprens ió n y el recuerdo del discurso. Su ause ncia da lugar a un I?dtcador p r~ciso de la importancia temática. En todo discurso,
una pobre comprensión y un ni vel bajo de :fecuerdo (Bransford y hay Ideas que se tnsertan en un m a rco general de relaciones centrales
Johnson, 1972; Dooling y Lachm a n, 1973) . "Empleando textos de iales. como las que define Meyer (recordemos que ella hablaba d~
11 historias no fami liares de dific ultad normal, Schwartz y Flammer relac_IOn es d e co lección, respuesta, causación, etc.), y otras ideas que
(1981) encontra~on que la mención del título aumentaba en_ Uf! 50 % rerm_tn~n en <<puntos muertos», es decir, en puntos en que n o se
,1
el recuerdo de las ideas transmitidas . Además, e l tema defimdo por el :om,t~ ua la , cadena relacional. Las primeras, que ocupan un puesto
tÍtulo determina las inferencias específicas que se realizan sobre d •cmatico mas central, son evaluadas como más importantes por las
texto, y que frecuentemente se reconocen o recuerdan como for_man- per.sonas que comprenden tex tos (Omanson, 1982), y se recuerdan
do parte de él, aun cuando no fueran explícitas. Así , la inferencia •el me¡or (Trabasso et al. , 1984) .
viaje fue por mar» es probable, en 14, para el tÍtulo «Colón>> , pero no Las observaciones anter iores ilustran la utilidad psicolingüística

508
¡ 509

-~
..
PSICOLOG I A DE L LENG U AJE. IN V E STIG A C I ON Y TEOR I A LA CO -"'PRENS I ON D< L DISCU R SO

d e tra ra r el concepto de tema como referido a una característica arrados anteriores cómo influren en la comprensión las estructuras
. - l' - que j~ proposiciones o !~eas (es decir, los textos de base y las macroes -
pueden poseer las unida d es de l d 1scurso 1mp ICHO ~n mayo r o men
grado (el nivel de tematicidad)._ Los :ema~ n o n enen _POr qué~~ cturas). La cuestJOn que n os planteamos ahora es diferente aun-
explícitOs . Puede h aber p roposiCIOnes mfendas _cu yos n1 veles de co. cru · depe!ld.•e~t_e d e esa: ¿tenemos 1as pe r~o_nas a~guna clase
ue 00 t:fl ' de
nectivid ad y pertenencia a , 1~ cade na c~usa l pnnCJpal, sean mayor~ 4 .,0 cimJen to lmpltelto, a lguna clase d e << gramatiCa >> s1 se quiere no
.;a.. ' o aq u e l texto parrtcu . a 1os textos o discursos
. 1a r smo '
que los de otras idea_s exp~•,mas ~n el d1scurso . Adem~s l~ noción de ferida ya a este
rem a remire a una d1mens10n, mas que a u~a categona b1en recona. rt su sentido más general y abs tracto, y que intervenga en la
d1 .' ~
da. Ello se deri va del hecho de que el d1scurso es una estructur ~,-ornpr~OSIOO. _, . _
compleja, y n o una jerarqu ía unidireccion a l ? e id:as, e~ que ésta~ La 1dea de que en la comprens10n de textos 1nterv1ene el conoci-
sean súbditos sometidos a un rema con el m1smo Impeno absoluto iento de una cierta <<gramática textual» se h a desarrollado p o r
sobre to das ellas. Se parece más a una sociedad ab iert~, en q ue hav ~nalogía con ese supues to fu~damental de la p~ icol ingüí,stica, del que
una plura lidad de institucion es y papeles? q u~ contnbuyen a un; ;a hemos tra tado e~ los capitula s_ sexto y dectmo, segun e l c ual Jos
misió n cooperativa co mún, a pes~ r de la, ~1ve rs1d ad de sus papeles y usuarios del lengua¡e poseemos CiertOS COnocimientOS gramaticales
las dife rencias entre sus relevan c ias remat1cas. j¡nplícitos, q~ e defmen nuest~a _co mpetencia como oyen tes-hablantes
J~ un lengua¡e na tura l, y que mtluyen en los procesos de comprensión
,le unidades subtexruales ra fes como las cl áus ulas y oraciones. Del
6. COMPRENSIÓN Y SUPERESTRUCT URAS DEL DISCURSO: mismo modo ~ue pod emos enuncia r ciert_as _reglas (por ejemplo,
LAS GRAMÁTICAS DE NARRACIONES r~!as d; ree~cntura, q u e aseguran la gramat1 cal1dad de las oraciones,
:no sera postble estab lecer las reglas por las que se define un texto
6.1 . Las gramáticas de narraciones bten fo rmado?, y, en caso de serlo, ¿influyen esas reglas en la
·~ :omprensión rea l d el discurso, son reglas que las personas emplean
1
La macroestructura es el punto de en cuentro entre las ideas del J~ algún modo? ·
discurso y las del que lo comprende, el ámbi to e n que el lenguaje $e Desde un punto d e vista fo rmal, el in temo de definir una cierta
a nuda con mundos mentales de conocimientos, para producir la 11 ·gra m~tica » textual fue re~liz~?o, en prim er luga r, por Propp (1968),
comprensión (ver figura 11.4). Desde est~, perspectiva, b compren- ,. contmuado ,~or otros hngUJstas, como Ba rthes (1966), Bremond
sión misma debe entenderse como la func10n que resulta de poner en 1 1973) y v~n DIJk (1972, 1976). En e_! caso concreto d e las <<gramáticas
.¡: relación un texto con un conjunto de cono cimie ntos, o como aquel ¡ !e narraCiones», Lakoff (1972) fue el primero que reformuló en
con junto de procesos y funciones que resul~~n d e la relación activa ; -~rminos d e <<reglas de reescritura » las defin iciones estructurales
entre :t:l d iscurso y la memona. L a constru ccJOn de la macroestrucru- 1ropuestas primero por Propp. Sin duda , de tod as las modalidades
¡, ra, que permite definir aspectos tan imp ortan~es co~o la estructura !d d!~curso han sido las ~arraciones las que .h an recibido mayor
¡ de relaciones inherente al texto , su tema y la ¡erarquta de sus 1deas, uencton y h a n generado mas cantidad de mvesngaciones experimen-
~ no consiste solo en un proceso de abstracción y aplicación d.: ·.~l~s. Los modelos de ~umelhart (1977), Thorndyke (1977), j ohnson
ma crorreglas de reducció n, genéral ización y constr~cción de abajo.a , Man~ler ( 19 8~) y Ste 1~ y Gl_enn _~1979) han si~o los que han tenido
arriba desde el texto base a la macroestructura, smo que la prop;.; Payor mflue nc1a en la mvestJgaCJon ps1col ingüts rica.
a p lica~ión de las macrorreglas se guía «d e_ arriba a aba)o" por unJ Para facilitar la comprensión d e una gramática de narraciones (en
serie de conocimientos oraanizados en el s tstema cogmt1vo, almace- ¡ ,,re caso, la de Thornd yke), nos serviremos de un pequeño cuento de
., n ados en su memoria per;anente . L a comprensión implica la interac- 1 \1~der~en , q ue, por ra;Zones de _e_spacio, h ; ~?S resumido: La princesa
c ión continuada entre texto y conocimient9: no se guía sólo por los 1 11'1 gUtsante. Con el fm de faci!ttar el anahs1s, e l cuento se presenta
~ «datos " del texto, sino tamb ién por muchos concept os no explícitos ¡ :n el cuadro 11.5, con s us ideas enumeradas: '
11 en él, y que r esiden en el su jeto. , 1 La .mayor pa rte de los psicólogo s que han utilizado gra má ticas de
! :arrac10nes h a~- s upuesto _que éstas pueden definirse por medi o d e
Dentro d e es tos conoci mientos y esqu emas, que gutan el proces?
de comprensión, debemos distingu ir dos planos diferentes de contem· 1
.~las, ~e ree!>tntura, seme¡anres a las de la << versión está ndar» de la
·1 dos: 1) hay una serie de conocimientos, relevantes para la compren· :,ramattca generattva. Son s1mplemen~~ reglas que establecen que un
l' sión, que se refieren a La fropia estruc~ura del 4iscu~so: y 2) otro~ 1 mbolo abs tracto, tal cot;no «Narrac1on », puede reescribirse o des-
remiten a los referentes de este: son propiamente conoctmtentos sobr 1' -~mpon~:se en otros. As1, en el influyente m odelo d e Thorndyke,
la << estructura del mundo», y n o del discurso. Hemos visto en los ¡ ·Narrac10n » se reescribe como <<Marco + Tc..:ma + Trama +
1

510 ¡ 511

¿- l
~ ~-~
? SI COlOGIA DEl lENGUAJE. INVESTIGACION Y TEOR IA lA COMPRENS I ON DEL D I SCURSO

l. Había una vez un príncipe, 1. Narración --+ Marco + Tema + Tra ma + Resolución
2. que quería casarse con una princesa, 2. Marco -+ Personaje + Localizació n + T iempo
3. pero asegurándose antes de que lo fuera de verdad. 3. T ema ...... (Suceso)• + Meta
4. Como n unca conseguía estar seguro, 4. Trama -+ Episodio"'
5. estaba muy t riste. 5. Ep isodio --+ (Submeta) + (Estad o deseado) + lntenro• + Result ado
6. Una tarde estalló una tempestad, 6. Intento -+ Suceso/ Episodio
7. y en éstas lla ma ron a la p uerta de l a ciudad 7. Resultado -+ Suceso/ Estado
y el anciano rey acudió a abrir . g, Resolución --+ Suceso/ Estad o
8.
A la puerta estaba una princesa, 9. Submeta/ Meta -+ Estado desead o
9.
completamente empapada, 10. Persona jes/ Loca lización/ T iempo -+ Estado
l O.
11. que pidió
12. dormir en el palacio del rey.
13. La vie ja reina se lo permitió, rotadro 11.6. Reglas de rc:escritura de la gramática de narraciones de Tho rndyke
y luego puso un guisanre en la cama, ~977, p. 79). Los sí mbolos entre paréntesis son opcionales. Los ma rcados con aste risco
14.
15. y encima veinte colchones pueden repetirse. Los separados por barra inclinad a so n frec uentemente alternativos,
16. y veinte ed redo nes. pero no necesariamente excluyenres.
17. A la mañana siguien te, preguntó a la princesa
18. que cóm o había dormido.
19. Ella d ijo que muy mal ,
y que había algo t an duro e n la ca ma,
rarios episodios: _la solicitud . aceptada, por parte de la supuesta
20. princ~sa, de dormir en el pa lacio, el astuto <<test de princesazgo» que
21. que tenía el cuerpo lleno de cardenales.
22. ¡Entonces vieron que era una verdader a princesa! 1r.gema la rema, y las excelentes respuestas de la princesa a dicho test
23. El príncipe la tomó p or esposa, 11deas 11 a 21, ambas incluidas); 4) finalmente, una resolución,
24. co nvencido d e que era una princesa hecha y derecha. compuesta de dos sucesos - la constatación de lo muy princesa que
~ra la princesa, seguida de la boda ineludible-- y un estado: el
plácido convencimiento, por parte del príncipe, de q ue se había
Cuadro 11.5. Ideas principales del cuento de La princesa del guisante. casado con una princesa de verdad. ·
Con arreglo a la gramática de narracio nes de Tho rndyke (1977)
Reso lucjÓn », que indica que una n ar ración puede entenderse como d cuento de la prince~a del guisante podría, entonces, correspo nder ~
constitLfjd a por estos componentes. A su ve_z, el <<Nlarco~> de la la estructura de la f¡gura 11.6, en que se define su organización
narración consta (o puede hacerlo) de unos ctertos pe;sona¡es, una narrativa, en forma del á rbol que resulta de a p licar las reglas d e
c ierta localización y un cierto tiempo (la regla sera: Marco - reescritura. Los números de los nodos terminales del árbol correspon -
Personajes + Localización + Tierp.po), etc. J:?e este modo, l?s nodos Jen a las << ideas» de la figura 11 .6:
0
«categorías organizadoras» de las narracwne~ _se combman, de ¿~ú_al es la reali~ad p sicoló gica d~ l_as reglas defi nidas por las
forma regular, dando lugar a una ci~;ta gramauca relanvamente gra~aucas de narraciones y de las ?efimciones estructurales que se
simple, que e n el caso de la formulacwn de Thorndyke (1977), se cealtzan con tales reglas? Hay un con¡unto de datos, tanto sobre niños
define por las 10 reglas de reescritura del cuad,r~ 11.?: como sobre adultos (Paniagua, 1983; Stein y Trabasso, 1982; Poulsen
Supongamos ahora que aplicamos esta g;a_manca simpl~ a n~e~t~o 1 et al., 1979; Thorndyke, 1977; Stein y Glenn, 1979; Mandler y
cuento , La princesa del guisante. La gramanca nos pe rmite di: 1d1r. Joh_nson, 1977; Mandler, 1978, 1984; M andler y Deforest, 1979) que
primero, la historia en cuatro grandes unid~des: 1) -yn. m arco ~1deas '~dtcan que, p o r lo general, las historias y narraciones se comprenden
1, 4 y 5), que define a un cierto persona}~ (el pnnctpe) y ciertos Y recuerdan mejor cuando su estructura es m ás semejante a las
estados q}le padece (está triste y nunca consigue_ estar seguro de q~e ~tructuras canónicas definidas po r estas gramáticas textua les. Cuan-
sus novias son realmente princesas); 2) un tema (Ideas 2 Y 3, y6 a 10), ao se a!tera el orden de las historias, con respecto a las estructuras
que establece las metas finales de la historia (casarse con algu¡en, con oormativas establecidas por las gramáticas, se observan fenó menos
la seguridad de que fuera princesa) y ciertos sucesos prevws a la tales como la reordenac ió n << reco nstructiva» en el recuerdo (Mandler,
trama (llovía a cántaros, alguien llamó, apareció una mu¡er mdY !f8; Mandler y Deforest, 197 9) y u na disminució n considerable de
mojada, que se pretendía princesa); 3) una trama, que se compone e 1 eas recordadas, en comparación con las que se preservan ante

512 513
PSICOlOGIA DEl U:NG UAJE . INVESTI GAC I ON Y TEOR I A LA COMPRENS I ON DE L DISCURSO

·scorias canón icas (Thorndyke, 1977). Además, los componentes


hlncrales de las h istorias se recuerdan mejor que los periféricos (Black
cesower, 1979; Mandler y johnson, 1977; Omanson, 1982) y exigen
~ayor tiempo ~e lectura ( ~aberlandt, 1980) . P?r otra p~r;te, l<;s
neos de camb1o de constituyentes textuales ex1gen tamb1en mas
~~rnpo d~ lectura ( Mandler y Goodman, 1982), al requerir procesos
~
r-.. uanizanvos de tipo superestructura!.
~
or" Por o era parte, los episodios, que son constituyentes esenciales de
o ~

~ ;;: ,.,
-" odos los modelos de gramáticas narrativas (y que conforman estruc-
'""'
~
"1J
e: turas compuestas, a su vez de constiruyentes tales como comienzo,
'-
o ;) rneta, intento, resultado y final -Man dler y joh nson, 1977-),
"'
~o
g c-. ¡:: ~arecen configurar u nidades coherentes de memoria y comprensión
~
"'
o 1J rBlack y Bower, L979; H aberlandt, Berian y Sandson, 1980; Mandler,
=
t.:i
...
u ' t978): los contenidos que se incluyen en un mismo episodio tienden a
g "' e
o recordarse conjuntamente, y se asi gnan más recursos de procesamien-
"' ·u
.¡ toJ
¡.....
~
~
t ro en la lectura, a los límites de los episod ios que a sus zonas
.c~ncrales» . Además, los lectores tienden a reordenar en el recuerdo
'¡ en
"ue
3 "1J Jcciones que se entremezclan de episodios distintos, asignándoselas a
<:
'oj
(;) u
·¡;
sus episodios adecuados. De este modo, los episodios parecen fun-
....;¡ '{'!
cionar como esquemas que regulan parcialmente los procesos de
~
toJ
o E
¡: wdificación, y también como unidades de representación en la
<
en "' memoria.
w

~
~
u c:
z ·::
6.2. Críticas a las gramáticas de narraciones
C2 ~
0.. ·~

:S ~ Sin embargo, las gramáticas de narraciones han recibido fuertes


.,;rj z
o
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~
crÍticas y actualmente está en entredicho tanto su esta tu to formal
,, ü '"
'1::
como su relevancia psicológica. B lack, y Wilensky (1979), por ejem-
plo, han destacado que las gramáticas ;narrativas tienen un ámbito de
¡j

.1ll ~ <::

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lplicación limitado: h ay narraciones e histo rias cuya est ructu ra no
z< !:
.:::... corresponde a las de estas gramáticas textuales y, sin emba rgo, son
.J
C>.
perfectamen te comprensibles. R ecientemente, Vega et al. {1990) han
"
._¡
realizado una crítica lúcida de las gramáticas de narraciones, centra -
1l u
la en buena parte en la naturaleza de las << reglas » a que sue!en
":: ' ;ecurrir: reglas de reescritura (como la de la gramática d e Thorndyke,
1

ª
, ;j !977, a que nos hemos referido), que a) tienen un caráct er puramente
ü formal e independiente de los cont enidos, por lo que deberían inducir
"::. expectativas estructurales muy rígidas con respecto a los textos
:: (expectativas que no suelen darse) , b ) carecen de un estatuto compu-
~
ü
ldci~nal claro (las gramáticas de narraciones no tienen una traduc-
.,~
] UJ ción inequívoca en términos de procedimientos efecri ,·o s) y e) consi-
guientemente, se aplican de forma esencialmente sub¡etiva, sobre la
~
~ase de intuiciones semánticas y pragmáticas, a pesar de su pretendi-
.1 i! da naturaleza formal.
'j :::
.~
u..
Todas estas críticas provienen de una fuente común: las gramáti-
cas de narraciones -como otras g ramáticas textuales- suelen basar-
·j
~
i 5 15
514
'1
.:j
~
LA COMPRENS ION DEL DISCU!SO
PSICOLOGIA DEL LENGUAJE . INVESTIGAC I ON Y TEORIA

se en los modelos sintácticos de las gramáticas oracionales, partiend Ú11 el esfuerzo sistemático, que sí se ha hecho en el plano o racional
del supuesto de que en e~ plano textual ~e _defi~en reglas de estrucrur~ aara definir la naturaleza precisa de las reglas y estructuras dei
semejante a las que strven para def1~1r ntveles subtextuales de! ~sc~rso. Entretanto, la~ gr~máticas d~ na1raciop~s sólo pue~en
lenguaje (por ejemplo, reglas de reescntura o de transformación) c0ns1derarse con;o aproximact~nes excesiVammte ngtdas y metafori-
Este supuesto es el que da lugar a _la m_a~oría de los problemas que s~ cas a los que senan modelos mas reahstas de las estructuras discursi-
achacan a estos modelos: su excestva ngtdez, su empleo de formaliza- ·as y de sus formas de representación mental
ciones (tales co m o las reglas de reescritura) poco adecuadas y flexi- v Los datos existentes sobre la influencia psi::ológica de l as estruc-
bles, y su limitada generalidad. ruras definidas por las gramáticas de narracioms parecen compatibles
La distinción que establece John Searle (1969) entre_reglas regula. .:on la id.ea de que. en la comprensión del discJJrso se ponen en juego
tivas y reglas constitutivas (que comentamos en el capttulo 5) puede ..;onocimtentos tác1tos, de carácter estri~tamenre lingüístico y suprao-
ayuda r a clarificar algo el problema al que _nos estamos refiriendo. racional, acerca de las es truct uras postbles dd discurso (en contra
Las primeras, literalm~nre, ~onstztuyen los o bJetos o estru_cr_uras a que P.,r ejemplo,_de lo que propon_e la TDC). Sin embargo, las observa~
se aplican. Las regulativas strven pa~a g~;ar o regular actiVIdades que .:iones expenmentales no permiten val1dar los nodelos específicos de
existen con independencia de la apl~cac_10n de_ tales reglas. Las_reglas ,(!glas que se han propuesto para la o rganización del discurso ni
del ajedrez, por ejemplo, son constitutivas: sm_ ~!las no hay aJedrez. ~r~porcionan una idea clara de cuál pueda ser la especificidad
Por el contrario, la regla «en los autobuses, los JOVenes deben dejar el ~strucrural de tales reglas.
asiento a las personas ma yo res» es regulativa, n o c~:>nstitutiva. Desde Una idea que puede ayudarnos a intuir esa especificidad es la de
luego, las reglas morfosintácticas de los l~n~~a1es . naturales son t¡ue, probablemente, en el plan_o discursivo no existe una separación
constitutivas : las cláusulas y oraciones no extstman sm ellas. En un r3n neta en tre formas y conremdos como la qw es posible definir en
sent ido muy real con stituyen al lenguaje. Pero, ¿son también consti· . los niveles más moleculares del lenguaje. L as intuiciones de los
turivas las reglas' que definen las gramáticas textuales? 1 hablantes, al menos, sugieren que las unidades discursi vas no tienen
La respuesta no es tan clara. Las reglas de las gramátic.as textuales 1 hmites formales tan claros como las cláusulas o las oraciones. Este
se asemejan a especificaciones de la regla general gnceana, que hecho se refleja en la peculiar naturaleza híbrida que tienen las
establece: «cuando hables, procura ser cla ro». Parecen tener, más gramáticas discursivas, en que se mezclan no<iones claramente se-
bien el estat uto d e reglas regulativas. Las reglas que estabkcen que mánti~a~ (c<;>mo las de <<met a», << e~t~do» o << ttama ») con reglas de
las ~arraciones deben ordenar se en constituyentes de marco, tema, reescntura, t_mportad~s de la gramat1ca genera1iva. Y es que sucede
1
trama y resolución, tienen un carácter ambig~o: parece~ estar enrre ! ~ue, en el m vel del dtscurso, los procesos psicolingüísticos de com-
prensi?n. y pro~u~ción parecen anud~r hasta cal punto grupos de
las reglas regulativas y las con stitutivas. Permtten una ltbertad poco
característica de las reglas constitutivas y recuerdan mucho a las l .:onoctmlentos racttos sobre el lenguaJe con conocimientos sobre el
mundo, que probablemente no sea adecuada la importación acrítica
admoniciones o deseos de «claridad en el discurso». No son tan
prototÍpicamente constit~tivas como l~s que est ablecen que l.as ora· Je nociones tomadas de los niYeles subtextuale~ Las inferencias, las
ciones se componen de smtagmas pommales y verbale~, por eJemplo. macroestru:turas, las formas en que los discursos se organ izan ,
Aho ra bien, el término <<gramática» sólo tiene senttdo cuando se dependen . vttalmenre de fuentes de conocimient•)S generales sobre el
establecen reglas constitutivas. . mundo, sm los cuales no es posible ni produclf ni comprender un
~iscurso coherente.
1
En plano del discurso, el lenguaje alcanza grados de libertad que
no se dan en los niveles más moleculares. Ello parece refleJa~ un
principio general de la estructura del lenguaje, por el cual las postbtl}-
dades y libertades constructi vas se hacen tanJ:o mayores cuanto m~s - COMPRENSION Y CONOCIMIENTO: LOS ESQUI.MAS
molares son las unidades lingüísticas, y tanto menores cu~nto mas
moleculares son. Los fonemas pueden tomarse muy pocas hhertades
', Ya hemos- señalado que la abstracción de la nacroestructura del
para formar P,ala bras, y es mayo.r la libertad de éstas. para _hace~ ~1scurso y la co~prensión d~ s_u signi.fica~o esencial dependen, por
sintagmas, y aun mayor la de los smtagmas para con~trUJr oraciOnes. 1 ma parte, de .ctertos conoctmtentos tmphci t os sobre la estructura
éstas son infinitas en t od o lenguaje natura l, pero aun se someten a J~Stracta d~l dtscurso y, por otra, de un amplio conjunto de conoci-
reglas constitutivas rigurosas . En el plano del ~iscurso se ~lcanza !a ~lenros sobre el mundo. D el mtsmo modo que los conocimientos
mayor libertad constructiva, y las reglas adqmeren un caracte~ mas 'fXtuales poseen alguna clase de organización (que las gramá ricas
laxo. En realidad, ni los lingüistas ni los psicolingüistas han realtzado textuales t ratan de reflejar), también la poseen los conocimientos

516 517
PS I CO l OGIA DE l LE N G UAJE. INV ESí i GA CIO N Y TE OR I A LA COMP RE NSION DEL D I S CU RSO

generales sobre el mando que interviene~ e~ , la compren~i ón. la cosas p ueden complica rse fácilmente. Un error tamb ién puede costar caro . Al
noCIÓn de esquema S( refiere a esa orgamzaCion del conoclmient principio, todo el procedimiento pa re ce com plicado. Pronto, s in embargo, llegará
Los esquemas son estructuras cogn iti:ras genéric~s .de alto nivcl· a ser stmplemenre otra fa ceta de la vid a. Es d ifícil p rever un fin o necesidad de
esta tarea en un fut uro inmediatO, pero n unca se sabe. Cuand o el procedi m iento
jerárquicas e interconectad as, que .contienen conoctmlentos protorí: se ha completad o , se d ispone de nuevo el marer ial en gru pos d iferentes. Luego,
picos. Por ejemplo, un esquema stmple, como VENI?ER, contiene pueden co locarse e n sus lug ares adecuados. Eventualmente pueden usa rse de
cienos personajes (VENDEDOR y COMPRADOR), ctertas acciones nuevo, y t od o el ciclo completo se repi te. S in em bargo, esto es parte de la vida
(TRANSFERIR BIENES, TRANSFERIR DINERO) Y ciertas meras (Bransfo rd y Jo hnson, 1972, p. 7 ?7).
(OBTENER BENEFJCIOS, OBTENE~ UNA .CIERTA PROP!t.
DAD), que pueden errenderse como van ables abtertas, cu>':os valores
pueden o deben ser cefinid os e_n el curso de la comprens1ón (Vega El texto 17 adquiere coherencia cuando se relaciona con un
1984; Rumelhart, 19W) . Para a lgunos investigador~s •. los esquema~ esquema, por medio de ~n ~Ít~1lo: lavado de ropa. Bransfo,rd y
son las estructuras que organizan todo el con ~c! mtento humano Johnson (1972), en u na sene das1ca de expenmentos en q ue pe dt an a
(Norman , Rumelhan y LNR, 1975), y se en~a¡anan unos. en otros, los sujetos que o ye ran textos como 17, evaluaran su comprensión de
1
configurando u na estr,uctura inclusiva de~ ststem,a cogntttvo, · ~n la -!los y trataran de recordarlos, demostraron el papel decis ivo de los
que los esquemas rnas moleculares se mtegranan en otros más ~quemas ;n la comp re!"'~ión_ y el re~u~rdo de t~xt?~· Los esquemas
molares. 10
rervendnan en la codtfJcacwn, defimendo el stgniftcado d e ciertos
La exigencia de recurrir a est ructuras cognitivas de alto nivei para 1 demenros textuales (por ejemplo, el esquema LAVADO DE ROPA
explicar los proces05 d~ comp~ensión del discurso se deriva del 1 permite asignar el significado (ROPA) a l término «cosas" de la
importante compone:tte t~ferenct~l de tal~s procesos. Los es9uemas , segunda oración de 17), r elacionando unos elementos con otros v
serían instrumentos esenCi a les de mferencta, al co~t.e?er relaciOnes y : pe~miri~ndo que la , compren~ió~ sea, en ~ue na_ parte, una a,ctiv iclad
variables específicas prealmacenadas, que pe~n:utma? explicar el 1 oredictwa, y no solo postdzctwa. La eftciencta y economta de la
carácter tácito de la ma yor parte d e las propos1ctones 1mpl1c.adas en ~-omprensión dependen muc ho de ese carácter predictivo: los esq u e~
la comprensión. Sin m esquema ta n simple como el de VENDER, al mas activados, en cada fase del proceso de comprensión, anticipan
q ue nos hemos r efer:do, lo que se dice en 16 resultada incomprensi- 1 información p revisible y preorganizada en una estr uctura mola r y
ble:
16. Jua n pudo atender a sus g asros, po rq ue vendió la casa gra nde a un ho mbre rico.
l
! organizada de conocimiento. De este modo, la noción de esquema
constituye un recurso para expresar el carácter «de arri ba a abaj o••
, rop-down), que t ienen muchos de los procesos esencia les de com-
1 ¡rensión del d iscurso.
Los esquemas cUtnplen funcio nes de integr_aci.ó n_y ela~oració;. de ! · Se han realizado dive rsas tipologías d e los esquemas (en general,
los textos fac ilitacion de inferencias y predicciOnes , Y,selece~on y ;e incluye n los esquemas percept ivos o «m arcos », lo s esquemas
contro l de' la informtción. Sin ellos, no es posible explicar el empleo ;imacionales, <<guiones», los esquemas abstractos de dominio, y
de la estrategia m ínina en que se basan las activi_d ades textuales~ (i.~. t'S<¡Uemas sociales, de au t oconcepto, etc) . Los más estudiado s en
la estrategia consiste:lte en empleár los t exto? y dtscu~sos para anadu relación con lo s pro cesos de comprensió n del discurso ha n sido los
informació n nueva y relevante a la pose1da pre~tame~re) , , Y 1m l t'S<¡uemas situacio nales o guiones (scripts), que han jugado un papel
procesos d e compre1sió n de d iscur~o s y textos senan vtr~u~tmenr' .mportante en la teo ría de la dependen cia conceptua l d e Scha nk
incomprensibles. Cw.ndo n o se acn van los esquemas tem,attcos co· l t9i5; Abelson, 1975; Schank y Abelson , 1977) , a la q u e nos refería~
rrespondientes a un texto, las relacione~ que aparecen en el resultan ! mos en la introducción a este capítulo . Los guio nes pueden entender-
inconexas, y el texto carece de coherencta ~l<;>bal, como dem~s_rraron
Bransford y J o hnsoo (1972), en un expenmento en que u tllmban
! <e como paquetes de información relativos a situacio nes convenciona-

textos como 17: .: ks, tales como la de <<lavar ropa» o «ir a un resta urante ». Incluyen
;ecu~ncias estereotipadas de acciones, secuenciadas con arreglo a

17
.
En realidad el proctdimienco es relativamente simple. Primero, usted dispo~e ¡.,
·
c osas en gruoos d tfcrenres. C 1aro que una pt·1a pued e ser su f tCI·ente, depend1er.do
l relac10nes de causalidad o mera contigüidad. En el cuadro 11.7 se
¡(Specifica ,el guió n de LA VADO DE ROPA, que permite la compren-
'
de cuanto · que ha cer. S1· uste d nene
haya · · a a 1gu na pa rte, d e b t·do a la fal ta tk
que 1r
IOn.del P.arrafo 17. Como se ve en el cuadro , los guiones re presentan
medios éste sería elsiguienre paso; en caso contrario, todo está bien d ispuesto. E< bs SituaciOnes estereotipadas en términos de sus sopones, condicio -
' . . h a ]J vet ilt'S de ent rada, resultados y cadenas de sucesos.
importante no embro llar las cosas . Es dectr, es meJor acer pocas cosas 13
que d emasiadas. Ce momento, esto puede parecer poco importanre, pero '

518 519
PS I COlOG I A DE l L E N G U AJE . I N V ES TI GAC I ON Y TEORIA LA C O MP RE N S I ON DEL D I S CU RSO

Scbank y Abelson ( ~977) . Su papel de integración es_ necesario para


Nombre: La vado de ropa eJ<plicar l~ coherencta glo_bal que p ueden rene; las untdades textuales
Sopones: Ropa r discursivas, ~u_n en sttuacwnes en que e~tas se com¡;>onen de
Cesta de ropa · idades superfJctales aparentemente muy ale¡adas e ntre st; la inte-
Lavadora ~ción de información es necesaria para la elaboración de la ma-
Agua ~ oesrructura en la comprensión, y explica el mejor recuerdo de los
Detergente ·~rrafos globa~~ente c<;>herentes, _debido a que éstos se constituyen en
Sistema de secado ~idades cognitivas mas abarcatzvas, que _configuran, en el sistema
Papel: Persona que lava la ropa ·ognirivo, elementos o paquetes mformactonales (chunks) económi-
Condiciones de entrada: Ropa sucia
Acceso a .sistema de lavado
~os, y que pueden integr~ rse profundamente en la estructura de
.000cimzentos del propio ststema. Black y Bower (1979) han demos-
Resultado: Ropa limpia
Cadena de sucesos: Tomar ropa sucia ~rado que los episodi os hJsados en gu iones se tratan como chunks, en
Seleccionar ropa ·areas de memona. l os guiones se recuperan de la memoria como
Poner ropa en la cesta ~nidades, y el tiempo de recuperación es independiente del número de
Pasar ropa a la lavadora Jcciones de que se componen, del mismo modo que lo es de l número
Seleccionar el programa de lavado Je ícems que hay en un elemento informaciona1 ( chunk) (Anderson
Poner en marcha la lavadora !980; Smith, Adams y Schorr, 1978). '
Esperar 1 Los guiones configuran estructuras canónicas, de .fo rma que
Sacar la ropa de la lavadora
1 cuando las acciones de un guión se presentan d~ sordenadas ei
Poner la ropa a secar
Esperar 2 ~ 1¡5cema cognitivo tiende a reordenadas con arreglo a su orden
canónico (BI~c~, Turner y B<:>;-rer, 1979). ~ales estructuras canónicas
. Quitar la ropa seca
Poner la ropa en su sitio
1
permiten anttc_Ipar mformac10n y deterrnman el curso del procesa-
mienco. Por eJemplo, se han observado efectos de facilitación en
meas de decisión léxica e identificación de palabras apenas audibles,

il...
Cuadró 11.7. Resumen del guión Lavado de ropa (Singer, 1990, p. 92).

1
:uando las_ palabras I?resentadas correspondían a conceptos anticipa-
~les en guiOnes prevws (Sharkey y MHchell, 1985; Auble y Franks,
!983).
Los guiones pueden encajarse unos en otros, siendo más o me- 1 Las críticas principales a las nociones de «guiÓn» y «esquema>> se
nos específicos. Por ejemplo, en.~! guión,~AVADO DE ROPA del 1 relacionan, por una parte, con la constatación teórica de la inflexibili-
cuadro 3 puede encajarse un gu10n espectflco, como LAVADO DE ' Jad que pueden tener, y por otra con la empírica de que es posible la
ROPA EN UNA LAVANDERIA, que permite comprender un párra- 1
comprensión_ de, disc~~sos y texros que no se corresponden probable-
fo como 18: mente con nmgun gu10n que pueda estar a lmacenado en la memoria
Wilks, 1976). Esta última observación, sin embargo, no invalida la
18. El otro día, Juan fue a l a lavandería de debajo de su casa para, lavarse unos 1oción de g uión, siempre que se reconozca el h echo de que los
pantalones. Mientras leía el periódico, se dio cuen~a de que no tem a monedas, l 5Uiones no _bastan para la comprensión, y conviven con reglas
fue a cambia r. Nadie tenía cambio, y tuvo que dedtcar medta hora a consegutrlo:
! ~enerales de mferencta, que pueden permitir procesar el discurso aun
Cuando Juan volvió, se encontró con que su lavadora se había salido. El locJJ
estaba inundado, y el encargado, furioso (Singer, ~990) . en ausencia de esquemas generales de conocimiento sobre sus referen-
res._ ~os propios Schank ~, Abelson (1977) piensan que no todas las
Sin un esquema aún más especifico que el del cuadro 11.7, d .
1, ~cnv1dades de compren swn exigen el recurso de guiones, y han
lormulado algunas de esas reglas generales de inferencia .
párrafo resultaría incomprensible. Tal guión tiene que i~cluir aspec·
tos tales como que en las lavanderías se paga con monedas, y que son
los clientes quien es retiran su ropa de las lavadoras. d
l _E_I problema de la inflexibilidad de los guiones es más serio. La
.tcttvida_d d~, c01;nprensión parece más versátil que lo que sugeriría
una apl~ca_cton ngtda de esquemas sobre secuencias estereotipadas de
Los guiones han sido recursos importantes para el d esarrol_lo Í dconrecuntentos, tales como las represen,t adas en _los guiones clásicos
sistemas artificiales de simulación de la comprensión delle_ng_ua¡e, ~e e¡Schank y Abelson (1977). Una soluc10n tentativa a esta dificultad
como el definido en el modelo de la estructu ra del conoc11111ento ti ta propuesta por Rumelhart et al. (1986), quienes consideran los

520 521

r.f.j
ri
PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. INVESTIGAC IO N ~ TEORIA LA COMPRENS I ON OEL D ISCURSO

esquemas como propiedades emer_ge~tes_ del funcionamiento de redes enarios iniciales deli~itan el proc_esa~iento posterior ?el discurso,
conexionist as de procesamtento ~tstnbutdo Y. paralelo. Los esquemas escéste, a su vez, pe:m1te una defmiCIOn cada vez mas precisa y
serían configuraciones de coahcwnes de umdades en redes, que 1 rnpleta de los proptos escenanos o modelos memales. La descrip-
instanciarían al alcanzar éstas estados estable~, c~:m arreglo a prin ~ ~- 0 que proporcionan las teorías de modelos menrales es, así, muy
píos de equilibrio inherentes a las redes c~:>next~mstas. Tales_ config~­ ~~herente con la intuición fenomenológica que se produce en la
raciones , resultantes de un modo de , funcwnamtento
. probabtlístico >y ~ornprensión del discurso: la impres ión de formar simulacros de lo
0
no estrictamente reglado, poseenan necesanamente un grado d ' e dice el discurso, de <<estar construyendo mentalmente una situa-
flexibilidad mucho mayor que e l de los esquemas clásicos y le ~·bn 0 un escenario,, que va comp letándose y haciéndose cada vez
apariencia inflexible de éstos sería ~n efecto ilusorio de_la perspectiv: ~;Ís'dera!lado _en el_curso de la compr~nsión. . . , .
relativamente molar (en compa_racwn con _la del co~;xwmsmo) de la La diterenc1a ex1stenre entre las teonas proposiCIOnales clasJcas de
psicología clásica del procesamtento de la mformacton en el paradig. la c_omprensión del _discurso y las teo.rías de los model~s mentales o
ma simbólico. ócenarios es, e n e terto modo, seme¡anre a la que extste entre los
Más recientemente, Kintsch (1988) ha inco r~orado t~mbién la modelos autónomos e interactivos de la comprensión de palabras y
fi losofía conexionista a los modelos de procesamten_to del discurso ~raciones, a los que hemos aludido en los dos capítulos a nteriores. De
proponiendo que éste de~ende mucho mas de mecam,sr:tos <<de aba¡¿ forma similar a ~~nno los m odelos interactivos defienden la hipótesis
; 1 a arriba>> que lo que habtan supuesto los modelos clastcos de esque- Je una intervenc1on temprana del contexto en los procesos de recupe-
! ma. Según este punto de vista, aún escasamente elaborado, el proce. rlción lexica (o , del significado en los de análisis oracional), así
1 samiento del discurso implicaría una primera fase estrictamente ombién las teonas de modelos mentales proponen que, en la com-
¡
1 bottom-up de activación, en una r~? de uni~a~es molecub~es, de prensión del discurso, ciertas representaciones referenciales muy pre-
significados de palabras, y la evocac10n au,tomanca _de propostcion~ ,oces (los propios escenarios o modelos) intervienen desde las fases
e inferencias, que en una segunda fase senan sele~cwnadas y refina- miciales del procesa miento.
das en función del contextO activado por la fase pnmera. Este modelo La imagen que ofrecen esros modelos de ese curso de procesa-
de Kintsch recuerda, en cierto m odo, a los modelos autónvmos de mientO es muy diferente d e la que hemos recog1do en los apartados
procesamiento léxico, mencionados en el capitulo 9, pero ex tiende la 1nceriores, y que implicaba la formación primero de una microesrruc-
suposición de autonomía al propio discurso. 1 rura, definida por relaciones de coherencia local enrre microproposi-
,iones, y luego de una macroestruc tura, guiada tanto por la propia
microesrructura corno por conocimientos generales sobre el discurso
8. ;MODELOS MENTALES Y ESCENARIOS gramáticas del discurso) y sobre el mundo (marcos esquemas y
•1
! EN LA COMPRENSION DEL DISCURSO "uiones). Las teorías d e los modelos mentales proponen, por el
wncrario, la intervención de <<escenarios mentales» no-lingüísticos (a
La comprensión del discurso no sólo se regu la por la ap~icación d~ no ser que se les otorgue, cuando menos , una naturaleza laxamente
estructuras generales de conocimie,ntos (los ~sq_~ema~ o guiOnes), c_~n -emánrica) desde el procesamiento inicial. De este modo, tienden a
funciones de integración, inferencia y predtccton, smo que ramb1en J1luir la importancia d e los procesos mac rolingÜÍsticos de elabora-
implica la definición de modelos, de carácter específico, a~e,-ca de lo; .~ón discursi va, propuestos po r las que podríamos definir como
referentes concretos del discurso. Tales mo~elos referenciales se han ~torÍJ.s más <<a utónomas» del procesamiento d el discu rso, a saber, las
denominado de diversas maneras: <<escenanos» (Sanford Y GarroJ, 1~orías proposicionales clásicas, como la de Kintsch (1974). Estas
1981 ), << modelos mentales>> (Johnson-Laird, 1983), «modelos de si~ua· <~lr! mas, sin dejar de reconocer en ocasiones el papel de los m odelos
ciÓn» etc. La idea común de los teóricos que. proponen estas ennda· mentales acerca de los referentes del discurso (van Dijk y Kintsch,
des ~entales es que la comprensión del discurso se ~uía, _d esde fases 1983), posponen la intervención de éstos a una fase ulterior de
muy tempranas, por representaciones ace~ca de las sttuacH~nes ~que : procesamiento. Además, se atienen más a modelos estrictamente
éstos E;e refieren, más que por represenrac10nes de los propros d:sc_~r· 1 ·lingüísticos>> de explicación del discurso, como han destacado San-
sos (;'ohnson-Laird, 1983; van Dijk y Kintsch, 1983; Garnham, 19~7. ~ ford y Ga rrod (1981 ), cuando señalan que el texto (o discurso ) se
Garrod y Sanford, 1983; Glenberg et al., 1987; Sanford y Garr?d, ·oncibe, en la teoría clásica de Kimsch (1974), como una especie de
¡
1981). Para estos, investigadores, _cuan?o comprend~mos texros d~ j •superoración ».
! discursos, constrmrnos lo antes postble ctertos escenanos mentales Sanford y Garrod (1981) definen los escenarios como redes de
las situaciones definidas por esas um·d a d es ¡·mgmsttcas
.. ' · ma yo res · Los· l mforrnación, que se recuperan de la memoria a largo plazo desde una

522 523

1
! ......~
P SI COL O G I A DEl L ENG UAJE. I NVESTIG A C I ON Y TEOR I A LA COMPRENSION DE L DISCURSO

entrada lingüística y que pueden variar mucho en_ su grado d ridad sus primiti vos repre~entacion ales, ni el código en que se
1
P recisión y complejidad. En un extremo, .los f
escenanos pueden e
., ser ~e~res~~tan (que pue~e _ser de imágenes o no), ni_l~ importancia de su
extremadamente laxos, y contener una m ormac10n muy suci pres1on fenomenolog1ca. Tampoco suelen d eflmr modelos cogniti-
. . . , E 1 d nta
acerca d e un o b Jeto o S1tuac10n. n e extremo opuesto, pue e hab
· er e~s suficientemente precisos, es decir, con un grado suficiente de
escenarios m~y detall~?os y. comp1eros, q~e. mcorporan una gran defi nición c'?mpu~acional, que permit~;t una ~xplicitación paso a
cantidad de m fo rmacwn e imp lican pred1cct~nes muy específicas aso de la mJCrogenesis de la comprens10n del discurso ( la excepción
acerca de secuencias o sucesos pos•?l_es, propiedades . y papeles de Pesta última crítica es la teoría más reciente de los modelos mentales
objetos, agentes, etc. Una fo rma mtuiti va de ver esta d iferencia es¡ de Johnson-Laird y Byrne, _1991, que ~e aplica más al razonamiento
que se deriva de la comparación entre los escenarios que se forman ea deductivo que al procesamiento de l discurso).
las primeras páginas de una narració n y los con_struid?s posterio~ A pesar de las críticas anterio res, existen importantes razones
mente. En la m ayor p a rte de los casos, las narraciOnes Implican un ceóricas y pruebas empíricas a fa vor de la intervención de e ntidades
elaboració_n y definición pr<?gre:siva de modelos . de situación, qu: cales como los modelos mentales o de situación, y los escenarios, en
t ienen caracter mte~rad o, u~i,tano y, :n gran m~d1da, pred1ctivo. En fases tempranas d e los procesos de comp rensión del discurso. Van
tales modelos, la mformac10n extraida del. ~~s~urso narrativo se Dijk y Kin~sc~ (1983) han desa rrollado algunos de los a r gumen tos
amalgama e integra hasta tal punto con la mtenda a p artir de las ceóricos pnnc1pales, y Sanford y Garrod (1981) han resumido las
propias propiedades d el escenario, que una y otra resultan fenomeno. pruebas experimentales fa;ro_rables a las teorías d_e. 7scenario. En
lógicamente indistinguibles (aunque puedan diferenciarse parcialmen. :uanto a los argumentos teoncos, los, m odelos perm1t1nan explicar y
te en términos d e las expres iones secundarias de sus efectos como reinterpre tar, con gran elegancia, fenomenos tales como los de corre-
procesos de cómputo -véase Potts et al. , 1990). ferencia (derivada del h echo de que las expresiones del discurso
El ejemplo de la construcció n del escenario de una novela sirve remi ren a un mismo modelo d e situ ación), coherencia global (que se
para ilustrar algunas propiedades importantes que poseen los mode- Jefine también en el modelo de situació n, y no sólo en el plano d el
los mentales: en primer lugar, son representaciones dinámicas, que se discurso o texto de superficie ) y perspectiva (los modelos definen una
transforman y elaboran, a lo largo del proceso de comprensión. perspectiva, y ~arían en fun ción de la perspectiva desde la cual se
Además, poseen algún grado de isomorfismo con sus referentes, y en elaboran, que tiene un pa pel decisivo en la construcción del discurso).
este· ·aspecto son diferentes de las proposiciones, que son emidade:; En lo que se refiere a los datos empíricos, existen evidencias claras de
abstractas y formalmente arbitrarias. Los modelos mentales y los que al menos ciertas inferencias discursivas se guían por los escena-
escenarios preservan, en sus formas y relac iones, aspectos determina- rios, y se hacen más difíciles en la medida que implican la m odifica-
dos de las formas y las relaciones de los <· mundos» a los qu~ ,;i~n de ~os pr~p_i~s modelos de_ s_imación, o la incor poración de
representan. Ello plantea una cuestión difícil, a la que no suelen dar mtormacwnes dificJles de c ompatibilizar con ellos. Un ejemplo claro
res puesta las teorías de escenarios y modelos mentales, y que se Je ello es el ofrec ido por un texto ya clásico, empleado por Sanfo rd y
refiere a la posible identidad de éstos con las «imágen es mentales•, Garrod ( 1981 ) e n una de sus inves tigaciones sobre compr en sión :
así como al posible carácter fcrnomenológico de los escenarios y
m o d elos (un problema que ha sido tratad o, en algún momento, por 1 ~. Juanito iba a la escuela.
Johnson-Laird, 1983 ). Además, los m od elos mentales especifican Estaba muy preocupado por la clase de ma temáticas.
objetos, sucesos, personajes y papeles de éstos, que se mantienen Temía no poder controlar la clase.
activados y accesibles en la m emo ria, y guían el procesamiento del No era justo que el profeso r se la dejara a su cargo.
dis curso. Normalmente eso no fo rma parte de los deberes de un bedel.
Las críticas principales que se han formulado a las nociones de
modelo mental y escenario se derivan de la relativa falta de precisión El ~exto 19 induce, en sus dos primeras oraciones, un ciert o
y ela boración formal que poseen: <<La noción d e modelo mental escenan o, en que aparece un personaje, Juanito, al que se asigna, por
--dicen, por ejemplo, Vega et al., 199o-- está poco elaborada hasta lo general, el papel de alumno (aunque ello no se deduce n ecesaria-
el momento, de modo que sólo se puede caracterizar como una buena mente de! ~exto, lo que ilustra la importancia, en el procesamiento, de
intuición . No siempre se puede establecer una demarcación precisa presuposiciones que no son inferencias n ecesarias del texto) . La
respecto a la idea tradicional de esquema y, además, la naturale!a tercera_ oración provoca un momento de indecisión, porque parece
representacional de los modelos mentales resulta incierta» (p. 12J). requenr un cambio en el escenario anterior, ven concreto en uno de
T o d o ello resulta en que los modelos mentales no definen con los aspectos esencia les de cualq uier escenario, que es su personaje

524 1 525
1
1

~-
. ~i
2JI]
PSICOlOG I A DEl l ENGUA J E. INV E S T IGAC I ON Y TEORIA lA COMP RENS I ON D El DISCURSO

central: la oración indica que éste debe ser, quizá, un pro fesor pue z¡. Aprendiendo a esquiar
-, sm
que se preocupa d e contro l·ar 1a e1ase. La cuarta o rac10n, . ' ernbsto Juan se ca yó varias veces (en la nieve}.
go, no es compatible con el n uevo escenario, que define a Juan~r­ No le gusraba nada esquiar.
como profesor, y en la última se produce una reestructuracJ0 pr1teba La nieve es taba húmeda y fría .
completa del modelo de situación, cuando se asigna su verdadeon
papel al personaje central. ro Las observac iones de este tipo demues tran que, como han recono -
Generalmente, la merodo logía empleada por Sanford y sus col cido inclus? los p_roponenres de mod~los proposicionales (por ejem-
boradores (Sanford y Garrod, 1981) ha consistido en presentar :- plo, van Dl)k Y Kmtsch, 1983), el caracter inferencia [ de la compren-
11
una pantalla, textos a utoadminsrrados a los sujetos, que éstos debía sión de tex tos depende en alto grado de las representaciones mentales
leer oració n por oración, pero asegurándo se de haber comprendid~ especí~icas (y n? _ya sólo genéricas,_ como las de los esquemas ) d e las
cada oración antes de pasar a la siguiente ( tarea de lectura a ritm siruacwnes deflmdas por los propios textos. La diferencia entre los
personal). Este pro_~edimienro perm_i;e determinar el tie mpo ,emplea~ modelos proposiciox;ales y las teorías de escenario no reside, por
do en la comprenswn d e cada orac10n , y ha resultado muy util para ranto, en la aceprac10n de b natu ra leza infe rencia! y «referencialmen-
demostrar varias predicciones importa ntes de la teoría d e escenarios· re guiada·> de los procesos d e comprensión discu rsiva y textual, sin o
1) los escenarios se forman en fases iniciales del procesamiento d~ ~n que las pnmeras a firman la necesidad d e procesos propiamente
textos, 2) dirigen los procesos de inferencia, y 3) hacen innecesaria la rexruales (co mo lo s de cons trucció n de la micro y la m acroestrucru-
abstracción d e proposiciones-puente (o inferencias-puente, en la ter- ra), que suelen ser negados por las t eorías de escenario, que tienden,
minología de Haviland y Clark, 1974) entre propos ic io nes explícitas en realidad, a cuestionar el caráctet p ropiamente lingüístico del pl ano
en el texto, debido a que los contenidos informativos de éstas se rextual de la _comprensión .
integran on-line (es decir, mientras se procesan) en los p ropios
escenarios.
Por ejemplo, en el texto 20, que se presenta en las condiciones 9. INFERENCIAS DISCURSIVAS Y TEXTUALES
alternativas a (sin cambio de papel en el protagonista, que se presenra
desde el principio como un profesor) y b (con cambio de papel en la A lo largo de todo este capítulo, hemos venido insistiendo en el
oración de prueba), los sujetos tardan más en leer ésta en b qut> en a: carácter esencialmente infe rencia! _que posee la comprensión del
discurso. T o?o texto o discu!so p uede concebirse como una especie
de ~ompromtso entre un con¡ unto de información codificable y otro
20. a b con1unro mfenble, de forma que las unidades tex tuales y discur sivas
El profesor iba al cclegio/ Juan iba al colegio. no suelen señala r explícitamentti to da la información 4 ue resulta
El autobús circulaba despacio por la carrete r a.
necesaria_, o simp_lemente c~nverl-ienre para su compren-sió n. Es ta
prueba Te nía la esperanza de conrrolar la clase. observacw n ha stdo el m ot1vo de la importancia creciente de las
Investigaciones destinadas a determinar la naturaleza el momento d e
¡ealizac~ón en el_curso ~el procesamiento y el carácte; computacional
La diferencia de tiempo de lectura de la misma oración de prueba, de las mferenct~s re~hza_das en la acti vidad de comp rensió n del
en función de los contextos a y b, indica que el escenario se ha discurso. T ales m vesngac10nes se han articulado en torno a va rias
construído desde muy pronto (en realidad ya desde la primera opciones o dicotomías bási~as (qraesse r y Bower, 1990): en primer
oración): a se lee en menor tiempo, y b (que suele evoca r un escenario l~gar, la que separa a los mvest1gadores que ma n tienen p untos d e
con un alumno como protagonista) exige un tiempo extra de recons· vtsta «modularistas» de los que defienden perspectivas «inreractivo-
rrucción ·del escenario (Sanford y Garrod, 1980). .:ontextuales »; en segundo luga r, la que d iferencia a las << teorías
Una vez construido el escenario, éste r egula las inferencias, sin basadas en el texto» (como la clásica de Kintsch, 1974) de las
que sea n ecesario que aparezcan nuevos elementos lingüísticos explí- •basa~ as en ~odeios de situ~ción ·~; fina_l,m ente, las in vestigaciones
citos para esa regulación. Por ejemplo, en 21, la adición del texro sobre mferenc1as se han orgamza do tamb1en en torno a la dicotomía
emre paréntesis no disminuye el tiempo de lectura de la oración de entre «comprensión y memoria», o entre «fases iniciales y avanzadas »
prueba, al no añadir ningún elemento nuevo al escenario prev1o dentro de los propios procesos de comprensió n.
definido por el título (Garrod y Sanford, 1983): , Con rel~ció n a la primera de las d icotom ías apuntadas, ya nos
nemos refendo en el capítulo anterior a la importante distinción entre

526 527
PSICOLOGIA OEL LENG U A J E. I N V ESTIG A C I O N Y T EORIA LA COMPR ENS I ON OH DI SC U RSO

inferencias perceptivas y cogn itivas, pro p uesta por Swinney y 0 En el primer caso, que exige la infere ncia puente de que h a b ía una
hout (1990). Co m o señalá bamos a llí, las primeras son encapsulasJer- ¡,orella de cerveza en la bolsa, el tiempo de lectura y comprensión se
autoril:áticas y extremadam.ente rá pidas. Co1_1 arreglo al modelo~, . cretnenta en alrededor de 200 milisengundos. Con el fin de descar-
esros m ves t1gadores «constituyen un subconJunto de las inferen . e 111r que la diferencia temporal pudiera deberse a la mención explícita
implicadas en el establecimiento de la correferencia durante la c~las del anteceden~e (l~ cerveza) e.n la primera o~ación, Haviland y Clark
prensión del lenguaje >> (Swinney y Osterhout, op. cit., p. 21) ~­ mplearon esnmutos en que s1empre se repetta el antecedent e, pero en
limitan a determinar la referencia de los elementos anafóricos exp.l' .e ~os casos se hacía ne.cesa~ia la inferencia puenr~ ,Y en o tros no. Po r
tos o imp lícitos en el discurso. Las tareas de integración que van ~c,t­ ejemplo, en 2~a), la 1mpl1catura << J ua n cons¡gu1o el cocodrilo » es
allá d e la determinación de lazos de correfe rencia corresponden a
infere ncias cognitivas, que intervienen en una segunda fa se computa~
ts ecesaria , deb1d o a que el verbo mental ( querer) no presupone la
~xistencia de s u objeto. En 24b) no resulta necesaria ninguna inferen-
cional de elaboración men ta l del discurso, que comienza después~ cia puente:
terminada la primera (las inferenc ia s perceptivas dejan de manifesra ~
se en el priming transmodal, a los 250 milisegundos, después d 24 _a) Juan quería un cocod rilo pa ra reyes.
prese ntad o e l elemento a nafórico, mientras que las cognitivas empie~ El cocodrilo fue s u mejor regalo.
zan a h acerlo después de transcurridos unos 500 milisegundos) . !4.b) Juan tuvo un coco d rilo d e reyes.
Las inferencias cogni.tivas .se han clasif~cado de mu y diversas El cocod rilo fue su mejor regalo.
formas, y con arreglo a d1mens1ones muy va n adas (cfr., por ejemplo
Schank y Rieger, 1974; Clark, 1977; Thornd yke, 1976; Warren'
Nicholas y Trabasso, 1979; Sc hank, 1981; Graesser y Bower. 1990): En estas condicio nes, en que se controla la presencia del antece-
Probablemente la clasificación más clara y simple, que suele estable- dente explícito e n la primera oración, sigue obten iéndose una ventaja
cerse entre ellas, es la que se hace entre inferencias necesarias e en tiempo de lectu ~a de aquella condición (la 24b) e n que la implica-
inferencias elaborativas. Las primeras resultan imprescindibles para cura no es necesana.
vincular una unidad lingüís tica a otra inmediata mente anterior, como Debido a que las inferencias puente implican la relació n entre una
sucede en 22: unidad lingüística y o tra anterior, a la que ést a debe ser ligada , ha n
recibido también el nombre de inferencias retrospectivas (backward
22. Emilio comenzó a cantar canciones regiona les. Quité rápidamente el v1no de su inferences). Deben d iferenci arse de otras inferencias, que no resultan
a k ance. estrictamente necesarias para la com prensió n , y q ue poseen frecuente-
mente un ca rácter prospectivo (forward inferences), a las que se
denomina inferencias optativas .b elaborativas. Estas inferencias están
Para comprender 22, es nece sario establecer algún puente entre la
prime ra y la segunda oración. En este caso, el puente implica proposi- más ligadas a la función de « r~llenar lagunas» (Schank, 1975), >. en
ciones tales como que Emilio había bebido vino, e incluso inferencias general implican el conocimiento d e objetos, situaciones y relaciones
causa les que establecen alguna relación enrre el vino y las canciones que se dan en el mu ndo, y que se evocan en relación c on los
regio n ales. En una investigación clásica, H aviland y Cla rk (19N) •escenarios» a que se refieren los textos y disc ursos. Por ejemp lo , en
denominan infer encias puente ( bridging inferences) a estas inferencias Z5 la inferencia <<con c uc ha ra » es o pcional en la co mp rensión de la
segunda o ración:
necesarias, que en la literamra lógica y lingüística recibe n frecuente-
mente el nombre d e implicaturas (Garrido, 1988) . Haviland y Clark
!5. El niño estuvo pesadísimo. Tardó una eternidad en tomarse la sopa.
(op . cit. ) han d e m ostrado que las oraciones de prueba que exigen
implicaruras, o inferencias puente, tardan má~ tiempo en compren-
derse que aquellas que no las requie ren. Por ejemplo, la o ración «!a Parece existir una diferencia procesual clara entre las infe rencias
cerveza estaba caliente» requerirá mayor tiempo de comprensión en puenre y las elaborativas: las primeras se realiza n en las actividades
23a) que en 23b): d~ comprensión e implican frecu'-ntemente la evaluación de conoci-
mientos generales (Singer, R evlin )" H alldo rson, 1990, R iviere et al.,
23 .a) María abrió la bolsa de la com pra. 1991) , que reciben el nombre d e entimemas . Por ejemplo, en la
La cerveza estaba caliente. comprensión de 26, además de la inferencia puente <<Pedro es médi-
23.b) María abrió la botella d e ce:-ve:za. ~o·, es necesaria la evaluación mental de la proposición < dos ci r uja-
La cerveza esta ba caliente. nos son médicos» :

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PS ICOLOG IA DE L LENGU A J E . INV E STI GAC I ON Y TEOR I A LA COMPRENS I ON DEL D I SC U RSO

26. Ped ro es ci ru jano. Pablo también es médico. parten con los receptores, añadiendo n uevas info rmaciones que
~orns deben añadir a la infor mación tem ática previa. Así, en un
La dificult ad de comprensión de los inp_uts lingüísticos que impli- est~ido m uy general, la comprensión d el discurso es una actividad
can inferencias puenre d epen?e de la dtft~~ltad de acceso a los - imp ¡·tea esencta
,en . l mente p ro cesos d e acceso a 1a memo n.a y recupe-
entitemas q u e corresponden a estas y de la d1ftcu!tad pata evaluarlo qu~ón de información previamente p oseída , as imilació n de ideas
(Riviere et al., 1991) . s rau~vas a las dad~s, definició n de puntos de a nclaje el!rr~ unas y ot_ras,
A diferencia de lo que sucede con las inferencias puente, cuya n Las infe renCias puente, por e¡emplo, son proced tmte ntos destma-
inte rvención e n los p rocesos de comprensión está ampliam ente docu. d~~ a aseg~tr~ r ese p ri ncipio esen_c ial del d~scu_rso. La «e,stra tegia del
mentada, no est á claro que las inferencias ela borativas se realicen en d.1 curso mmtrno» (t.e. la ten dencta a dar solo mfo rmacton relevante,
el acto mismo de comprens ión, y no en procesos post er iores de ~ 0 hacer explícita toda la necesaria pa ra que la compre nsión se
elaboración o recuperación de la inf9rmación co ntenida en la memo. YPalice) y, en general, la naturaleza inferencia! del d iscurso, pueden
ría (Mc Koon y Ratcilff, 1990) . Así como las inferen cias puente son r- tenderse como concreciones de la est r at egia de lo dado y lo nuevo,
necesarias p a ra definir la coherencia de un texto, las opta tivas d~finida po r Clark y H avi!an? (1977) y que, en la perspectiva de los
cumplen más bien una funció n dt:__ela bo ración, y ésta puede ser muy -eceocores, establece lo stgutente: «los receptores esperan que los
variab le en función de un conjunto d e factores que se refieren a 'roducrores del d iscurs o empleen información marcada como dada
car acterísticas personales de los lectores (o de los oyentes), propósitos para referirse a aquella que poseen d e antemano, y marcad a como
con q ue se r ealiza la actividad de comprensión, etc. La actividad de ~ueva pa ra referirse a información que no conocen ».
compren sión no es, en definitiva, un acto d e «todo o n ada» y, como Del principio ante rior se derivan mucho~ ,de los pr?cesos que los
comentá bamos en un c~pít~lo a nterior, se corr~spo nde fenomenológi. receptores d e ben realizar en la comprenston_ del dtscurso. Tales
'' cam ente con una expenencta graduad a : es postble comprender m ás 0 proceso_s tienen _las final_i?ades d e a ) d iferenctar, en los elementos
·-1 m enos un texto o discurso, y ello depende mucho de las inferencias Jinuüisucos, la mfo rmacwn dada y la nueva, b) encontrar, en la
elaborat ivas (por ejemplo, sobre relaciones causales o de otras clases) me~oria, antecedentes de la información d ada y e) añadir info rma -

j.
que se realicen sobre el material lingüístico. Ello lleva a es tablecer un ción nueva a esos núcleos de memoria. Los procesos de c o mprensión
princi pio importante, a saber: que las funciones de comprensión se dificultan cuando los receptores deben recomputar l a info rmac ió n
(tomadas en s u globalidad) son capaces de hacer var.iar el nil'el de Jada y la nue va (debido a un cómputo inicial inadecuado), reinstau-
profundidad d e las representaciones que son productos de ellas, y, si rar información dada escasamente accesible e identificar nuevos
es así, tienen que poseer necesariamente, junto con sus componentes remas, que introducen esq ue mas y escenarios tambié n nuevos.
'
modula res, o tros no modulares (dado que un sist~m a modular no En un cierto plano de descripción, los procesos de comprensión y
debería poder va riar la cua lidad o profundida<? de sps representacio- producción del discurso, especialmente cuando se reali zan en el
nes de salid a) , accesibles al sistema conceptual como un todo. Las estado más n atura l de éste que es el d e la conversación, pueden
inferencias ela bo rativas parecen formar parte de esos componentes entenderse como actividades coope rati vas, realizadas por sistemas
más interactivos, más sensibles a los procesos de pensamiento y cogn itivos con e l fin de elaborar un conjunto compartido de creen-
me nos au tomatizados, de los procesos de comprensión del d iscurso. l Ías. conocimientos, ideas e intencio nes, por medio d e procesos
complejos de elaboración de informació n nueva a pa rtir de la previa-
mente compartida. Esta definición acentúa la estrecha dependencia
10. EL CONTRATO DADO-NUEVO Y LA COMPRENSIÓN DEL DISCURSO que existe entre el comp onente r eceptivo y el product ivo del lengu a je.
E.n este tema y los tres anteriores, n os hemos fijado principa lmente en
Una intuició n básica para comprender en qué consisten est os proce- el prime ro. Ello n os ha permitido obten er una imagen general d e los
sos, y las estrategias por las que se guían, es la que se deriva de la delicados procesos de la ma quinaria mental que permit en inter pretar
importante distinción (de la que ya hemos hablado en el capítulo el lenguaje, pero la imagen no será completa, ni siquiera en lo que se
anterior, y a la que volveremos a referirnos en el 14) emre la refiere a la comprensión, si no se hace corresponder c o n s u comple-
información dada y nueva. C omo ha seña lado Carroll (1986), la mentaria, es decir, la q ue se deriva de los estudios sob re la produc-
noció n esencial de coherencia del d iscurso, en un plano globai Y ción del lenguaje, a los que debemos refe rirnos e n los próximos
macroestrucrural, se relaciona con la estrategia principal que emplean capítulos. La capacidades humanas de comprensión del discurso no
los productores y receptores del discurso: aquéllos tienen, en cierto se explican a decuadamente más que e n el contexto de competencias
modo, la «o bligación pragmá tica>> de identificar te mas, que luego de producción . Al fin y al cabo, la relació n h umana a través del

,f 530 j 531
1

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PSICO L OGIA DEL LEN G UA J E. INVEST I G A CION Y T EO RIA

lenguaje n o consiste en una vía. unidireccional Capítulo 12


. que se produjera en~
unos seres que f ueran exc1us1va mente em1sores y otros que fuer
sólo receptores, sino entre seres que interca mbian constantemente an LA PRODUCCION DEL LENGUAJE
papeles como e misores y receptores, y que pro bablemente, y ~us
arreglo a los principios de economía de diseño que parecen presidirln
organizació n del sistema mental, emplean muchos procesos cornun a
en la comprensió n y la producción. A estos últimos nos referirern es
' .
e n 1os tres proxtmos ' 1os .
cap1tu os

.~
1
1. ll'<'TRODUCCIÓN

~~ La capacidad del ser humano para h ablar consigo mismo y con o tros
ha sido considerada desde antiguo como una de las características
más distintivas y enigmá ticas de la especie. No obstante, pese a ello, y
'1 1
pese a que el a n álisis de los p rincipios que rigen el h abla constituye
J
un componente esencial de la explicación de la actividad lingüística ,
:~l¡B la producción del lenguaje ha sido, hasta muy recientemente, un
proceso poco conocido cuyo estudio, como observara Butrerworth
(1980a), ha tendido a ser soslayado o ha sido a bordado con escepti-
¡ <1~ cismo por los psicólogos científicos. ¿Por qué este escepticismo? ¿Por
.' j qué, durante d écadas, ha existido la impresión -explicitada eó n
f 1 ; claridad, por ejemplo, por Fodor, Bever y Garrert en 1974 (p . 434)-
deque «prácticamente todo lo que uno puede decir sobre la produc-
ción del lenguaje debe ser considerado como especulativo»?
Las razones que permiten dar respuesta a estas preguntas gu ardan

'l relación, sin duda, con cuestiones de tipo merodológico y, específica-


mente, con la dificultad de la utilización de métodos experimentales
=n el estudio de la producción del lenguaje (cfr. capítulo 2) . Al
• intentar responder la pregunta «¿ qué hacen las personas para decir
1 aquello que han pensado decir?», el inves tigador tiene que explicar
·1 , ·de dónde vienen las oraciones>> (por utilizar el afortunado tÍtulo de
.~ 1 un artículo de Osgood de 1971); tiene que explicar cómo experiencias

~
mternas «se convierten>> en señales acústicas o visuales (sonidos,
~
letras, etc.), cómo, por tanto, «algo•• que inicialme nte es privado y no
1 abservable (ideas, e mociones, etc.) se transforma en «algo» que puede
~r percibido, analizado e interpretado por otras personas. Lo que el
1 Investigador debe abordar, pues, en el estudio de la producción es un
¡
~
proceso que sólo es observable en su última fase. A diferencia d e lo
1 que ocurre con la comprensión, el investigador no puede ahora
<l 533
'l 532
.~
]

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