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APOXIOMENOS de LISIPO

Nos encontramos ante una obra que es una copia romana realizada en mármol. La obra
original, seguramente fundida en bronce, se realizaría hacia el 330 a. C. y que se enmarca
dentro del estilo conocido como Clasicismo tardío o Postclasicismo.

Autor: Lisipo. Escultor originario de Sicione, fue fundamentalmente un broncista. Seguramente


uno de los mejores en esa técnica escultórica. Será el escultor protegido de Alejandro Magno,
y antes de su padre (Filipo II de Macedonia). En sus retratos desarrolla un estilo monárquico
magnificando no solo la belleza física, sino también las virtudes que acompañan a un buen
gobernante.

Localización: esta obra se encuentra en la actualidad en los Museos Vaticanos, manteniéndose


en un buen estado de conservación.

Función y significado. Se desconoce la función de esta escultura, así como el lugar al que fue
destinada. Es posible que se trate de una escultura votiva u ofrenda a algún dios que además
cumpla con la función de deleitar a través de la contemplación de la belleza

El tratamiento del tema es uno de los más tradicionales y predilectos de la estatuaria griega, ya
que representa un atleta, en este caso, en el momento de limpiarse el cuerpo con un estrigilo,
que servía para retirar el óleo o aceite con el que se untaban los atletas, y que tras la
competición se retiraba ceremoniosamente junto con el polvo y resto de suciedad. Sin
embargo representa a un atleta tomado en un momento nada glorioso.

Descripción: Se trata de una escultura de bulto redondo, de carácter naturalista con cierta
idealización, que representa un atleta muy esbelto, de pie, de tamaño algo mayor que el
natural (2.05 m). El atleta tiene los brazos elevados a la altura de los hombros, y el izquierdo
parece que porta una barra (posible strigilis) que se desliza por la parte anterior del brazo
derecho que, a su vez, porta un dado. La pierna izquierda, claramente separada de la derecha,
lleva un apoyo mientras la otra permanece rígida sustentada por una columna en la parte
posterior. El atleta mira al horizonte y su cabeza, de cabello rizado, rasgos pequeños, y rostro
expresivo, se encuentra inclinada y girada tanto como la del Doríforo. Al igual que aquella
escultura, uno de los brazos se dobla, mientras el otro permanece estirado, pero se dirige
hacia delante tan tenso como el otro.

La composición está muy cuidada. La separación de los pies ayuda a crear la sensación de
movimiento, al tiempo que sirve para equilibrar la acción de los brazos. Su cuerpo aún
mantiene la frontalidad, si bien los brazos extendidos horizontalmente incorporan el espacio y
nos obligan a girar en torno a él, que nos ofrece así múltiples visiones. Emplea también el
contrapposto, y la diartrosis o forma desmesurada de representar las articulaciones como se
observa en brazos, hombros y el pliegue inguinal, aunque con un modelado más fino y
elegante, tratando de eludir los planos duros y geométricos del Doríforo. La gran diferencia
con respecto a Policleto quizá radique en la utilización de un gran escorzo, donde los brazos se
adelantan, saliendo de los planos del cuerpo, que obliga a abrir un poco más las piernas,
creando una multiplicidad de puntos de vista y dando lugar a una composición de carácter
abierto.

Lisipo demuestra un interés por volver al uso de la matemática y la proporción como medida
de belleza, empleando un canon, aunque en este caso ligeramente superior al de Policleto, con
una altura de 8 cabezas, frente a las 7 que empleaba Policleto. Esto conduce a que sus cabezas
parezcan diminutas.

El rostro del Apoxiomenos aparece inexpresivo, volviendo al "ethos" clásico o la virtud de


ocultar las pasiones o emociones. El tratamiento del cabello, de pelo rizado tienen una
ondulación que marca el claroscuro y la naturalidad.

El tratamiento de la figura es fruto del cambio en la concepción del hombre y la vida. Ya no es


un atleta triunfador, coronado, sino que aparece en una función cotidiana mostrando cómo los
valores grandiosos que exaltan al hombre, van dando paso a una concepción más vulgar y
pesimista. El atleta da muestras del cansancio y de lo trabajoso de la faena del aseo posterior a
la competición. Por eso sus ojos miran cansados a través del semblante fatigado.

Contexto histórico-artísco: En este momento histórico la Hélade atraviesa un periodo de


inestabilidad política y económica, lejos del esplendor de la Atenas de Pericles, la mayoría de
las polis griegas están a punto de sucumbir al poder de los macedonios. Esta situación lleva a la
sociedad a abandonar muchos de los ideales cívicos de la época Clásica, y a incorporar ideas de
nuevas corrientes filosóficas como el estoicismo o el hedonismo. Esta crisis política, económica
y social tiene su reflejo en el arte, que si bien mantiene una gran capacidad técnica, busca la
expresión de las pasiones, como es el caso de la Ménade Danzante de Scopas, la humanización
de los dioses como la Afrodita Cnido de Praxíteles o la búsqueda de momentos más humanos y
cotidianos, lejos de la búsqueda de la gloria y el triunfo como es el caso de este Apoxiomenos
de Lisipo.

Antecedentes e influencias: Esta escultura que tiene indudables deudas con el Doríforo y el
Diadumeno de Policleto (no en vano reconocía que sus maestros eran Policleto y la
naturaleza). Un aspecto retro es la inexpresividad del rostro, así como el tratamiento
naturalista del pelo. Sin embargo, hay elementos novedosos respecto a su referente artístico,
como el canon más estilizado. Se observa también menor rigidez en cuanto a la aplicación
tanto de la geometría como del propio kanon. Compositivamente, es más arriesgado, al
romper el espacio con un escorzo. Todo ello la convierte en una obra propia de finales del siglo
IV a. C. Anuncia la evolución de la escultura helenística.

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