Medidas Coercitivas

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CÓMO SE DISEÑÓ LA ESTRATEGIA DE MEDIDAS COERCITIVAS CONTRA


LA REVOLUCION BOLIVARIANA.

Cuando hablamos de medidas coercitivas y unilaterales, por parte del gobierno

de Washington contra la República bolivariana de Venezuela, resulta

imprescindible enfatizar que se trata de una “estrategia” ya que de ese modo

visibilizamos un accionar subordinado a un conjunto de decisiones que se

plantean objetivos específicos a corto, mediano y largo plazo.

Hoy por hoy, el teórico más conocido de este mecanismo de coerción es el

norteamericano Richard Nephew cuyo libro, “El arte de las sanciones”,

publicado en 2017, se ha convertido en referencia dentro del debate actual

sobre este tema. Nephew jugó un papel importante en las sanciones aplicadas

contra Irán durante el gobierno de Obama y su trabajo pretende extraer de esa

experiencia lecciones de carácter práctico para aquellos que diseñan medidas

coerción contra otros gobiernos. Cabe destacar que Nephew también asesora

a Biden en esta estrategia.

En este sentido conviene resaltar el concepto de “sanciones” planteado por

Nephew:

“…se trata de una constelación de leyes, normativas y


obligaciones establecidas en una ley, decreto gubernamental,
resolución de la ONU o documento similar que restringe o prohíbe
lo que normalmente es una conducta permisible y a partir de la
cual se evaluará el desempeño y se juzgará el cumplimiento por
parte del sancionado. Un sinónimo es régimen de sanciones”
(Páginas 7 y 8)

La metáfora de una “constelación” pone de relieve la diversidad de elementos

legales y políticos que son puestos en juego en el diseño y ejecución de esta


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estrategia. Vale la pena mantener esta metáfora en mente para combinarla con

otra que el autor utiliza para definir el sentido último de un “régimen de

sanciones”.

Junto a lo anterior, el carácter procesal de la estrategia de sanciones, su

inserción dentro de una estrategia de carácter político, queda claramente

establecido en esta lista que, de acuerdo con su autor, contiene los pasos

esenciales que debe seguir la aplicación de estas medidas coercitivas desde el

momento de su formulación inicial, pasando por sus diferentes evaluaciones,

hasta su éxito o fracaso:

“• Identificar objetivos para la imposición del dolor y definir los


pasos correctivos mínimos necesarios que el Estado sancionado
debe tomar para eliminar el dolor;
• Comprender tanto como sea posible la naturaleza del objetivo o
Estado sancionado, incluidas sus vulnerabilidades, intereses,
compromiso con todo lo que hizo para provocar sanciones y su
disposición para absorber el dolor;
• Desarrollar una estrategia para aumentar de manera cuidadosa,
metódica y eficiente el dolor en aquellas áreas que son
vulnerabilidades mientras se evitan las que no lo son.
• Supervisar la ejecución de la estrategia y recalibrar
continuamente sus supuestos iniciales en lo que tiene que ver con
resolución (o disposición) del Estado objetivo [para enfrentar las
sanciones], la eficacia del dolor aplicado para romper esa
resolución y las maneras de mejorar la estrategia que se sigue.
• Presentar al Estado sancionado una declaración clara de las
condiciones necesarias para la eliminación del dolor y una oferta
para continuar las negociaciones necesarias para concluir un
acuerdo que elimine el dolor al tiempo que satisface los requisitos
del Estado sancionador; y
• Aceptar [dentro del diseño inicial] la posibilidad de que, a pesar
de una estrategia cuidadosamente elaborada, el Estado
sancionador pueda fallar debido a ineficiencias inherentes en su
estrategia, un malentendido del Estado objetivo o un impulso
exógeno en la resolución y capacidad de resistencia del Estado
sancionado. De cualquier manera, un Estado que sancione a otro
debe estar preparado para reconocer su fracaso y cambiar su
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curso o aceptar el riesgo de que si continúa con su curso actual


podría generar peores resultados a largo plazo.” (Páginas, 3, 4, 5)

Dando por descontado que ustedes podrán apreciar, en todo lo anterior, el

cinismo con que Nephew trata el tema del “dolor” o daño que causan las

medidas coercitivas, vale la pena detenerse en el hecho de que estamos ante

una estrategia flexible y calibrada que otorga una enorme importancia al

proceso y que, en lo absoluto, da por descontado su “éxito”.

Recordemos la idea de un régimen medidas coercitivas como una

“constelación” y ahora pasemos a la siguiente metáfora: las sanciones

constituyen un “laberinto”. De nuevo citamos:

“Al final de cuentas, los diseñadores de sanciones deberían


pensar su trabajo como el de la creación de un complejo laberinto
dentro del cual quieren meter a su objetivo y presionarlo para
moverse en una determinada dirección, siempre de acuerdo con
los intereses de aquellos que sancionan y con la intención de que
el sancionado llegue a la salida. Después de todo, las sanciones
no intentan atrapar al enemigo o acorralarlo. Como mostraron
episodios como el el japonés, con el embargo de petróleo antes
de 1941, o con Saddam Hussein, luego de la Primera Guerra del
Golfo, un enemigo acorralado no tiene opciones y tiene muy
pocas maneras de satisfacer a sus adversarios de un modo que
sea mutuamente satisfactorio. No es de extrañar que muchos de
esos enemigos acorralados respondan con sus espaldas contra la
pared. (…) Al contrario: el objetivo es diseñar un laberinto en
torno al adversario sancionado que lo empuje a tomar el cambio
de rumbo político deseado por el sancionador. Muros o paredes
deberán ser construidos para aislar al sancionado de las salidas
menos deseables (por ejemplo, la evasión de sanciones).
Deberán diseñarse múltiples caminos de tal modo que todos
lleven al sancionado hacia la salida o final deseados mientras
que, a lo largo todo el recorrido, el sancionado deberá ser
canalizado en la dirección predeterminada por el sancionador. (…)
La principal tarea de aquellos que diseñan, analizan o hacen
seguimiento a un régimen de sanciones es anticipar cómo y en
cual dirección. se desplazará el sancionado. Se trata de un
laberinto que se adapta a los desplazamientos del sancionado,
siempre empujándolo hacia el fin deseado…” (183,184)
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Se trata de una especie de “laberinto” interactivo y flexible, que se puede ir

modificando, ante las reacciones del gobierno que padece la coerción.

Siempre de acuerdo con esta teoría, una vez que un gobierno ha sido metido

en semejante laberinto es de suma importancia que se le ofrezcan alternativas

que no lo hagan sentir que se encuentra acorralado.

Pero Nephew no es del todo desconocido en Venezuela. Nuestro ex canciller

Jorge Arreaza lo denunció en varias ocasiones, haciendo alusión al hecho de

que Nephew sostiene que el objetivo de un régimen de sanciones es “causar

dolor” en el país sancionado. Incluso, en mayo del 2021, Arreaza consignó,

ante la Corte Penal Internacional, el ya citado libro de Nephew como “…prueba

de que las sanciones adoptadas por EE.UU. contra Venezuela constituyen un

crimen de lesa humanidad”. Tal es el cinismo de esta especie de manual de

torturas, escrito para enseñar cómo elaborar “medidas coercitivas” que no cabe

duda de que debería ser aceptado como una especie de confesión. Y como

dice la conocida fórmula jurídica “…a confesión de parte…relevo de

pruebas…”.

Pero Nephew no solamente habla de “aplicar dolor”. También teoriza sobre la

“determinación” o coraje de aquellos que deben enfrentar las sanciones. De

hecho, plantea que se trata del factor más importante a evaluar antes y

durante la aplicación de las medidas de coerción:

“Usaré el termino determinación para expresar el concepto


general de la respuesta de un objetivo a las sanciones y su
disposición a continuar con la actividad que se le objeta. De este
modo, determinación quizá se defina mejor como la simple
determinación psicológica del Estado sancionado de no
concederle la victoria al sancionador al tiempo que persevera en
el camino que condujo a la aplicación de sanciones. Esta
determinación puede tener múltiples orígenes (incluyendo el
deseo de evitar la disrupción que podría derivarse de desviarse de
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la política que lleva adelante) pero el factor determinante es el


grado en que el Estado sancionado cree que su curso de acción
actual es preferible a la alternativa presentada por el sancionador,
a pesar de la obvia presión que recibe para cambiar ese curso. Y,
de hecho, las sanciones en sí mismas están pensadas para
socavar esta determinación o resolución psicológica, minando su
base física o material (por ejemplo, si el sancionado teme el daño
económico de acceder a la meta deseada por el sancionador) y la
voluntad de absorber el daño que se le causa (por ejemplo,
haciéndole creer que resulta inevitable ceder a las demandas del
sancionador. (12 y 13)

Este último punto resulta de suma importancia porque, en múltiples sentidos, la

determinación de resistir a las medidas coercitivas, se encuentra

estrechamente vinculada al coraje, al compromiso y convicciones del liderazgo

político, en nuestro caso el gobierno presidido por el Presidente Constitucional

Nicolás Maduro Moros, de no ceder ante chantajes y amenazas. En ese

sentido podemos decir, con legítimo orgullo, que nuestro gobierno ha resistido

y doblegado la estrategia inicialmente diseñada por Tremp. Al punto de que,

hoy por hoy, hay un importante debate, en los círculos del poder en

Washington, sobre la utilidad o no de sostener las medidas coercitivas contra la

patria de Bolívar y Chávez.

FUENTES:

Nephew , Richard: The Art of Sanctions: A View from the Field, Columbia
University Press, 2017

https://twitter.com/jaarreaza/status/1299409522566586375?lang=es
http://www.mppre.gob.ve/2020/09/11/ministro-arreaza-condena-sana-disenan-
sanciones-venezuela/
https://thegrayzone.com/2021/03/08/biden-iran-envoy-starving-civilians-pain-
sanctions/
https://www.swissinfo.ch/spa/venezuela-cpi_venezuela-consigna-ante-cpi-libro-
de-sanciones-para-su-denuncia-contra-eeuu/466290327
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