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El guía es el corazón
Ahora tu atención va suavemente hacia tu corazón físico, hasta que puedas percibirlo o
simplemente que imagines percibirlo.
Sentirás como si estuvieras respirando desde el corazón, o imaginas que lo percibes. Y todo el
tiempo seguirás teniendo la atención puesta en el corazón, con mucha ligereza.
Tu espalda se erguirá, incluso es posible que sientas que te echas un poco hacia atrás. Es el
movimiento que tu pecho necesita para tener más amplitud, y así la energía de tu corazón se
extenderá más todavía.
Tu mente se abre. Tu energía aumenta y tu percepción se transforma. Percibes lo que sienten los
demás.
Tu capacidad sanadora crece inmensamente, tanto para ti como para los demás.