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Meditación la guía es el corazón

El guía es el corazón

Haces una expiración larga y profunda, y sigues respirando lenta y profundamente.

Ahora tu atención va suavemente hacia tu corazón físico, hasta que puedas percibirlo o
simplemente que imagines percibirlo.

Sentirás como si estuvieras respirando desde el corazón, o imaginas que lo percibes. Y todo el
tiempo seguirás teniendo la atención puesta en el corazón, con mucha ligereza.

Poco a poco sentirás un cambio por todo tu cuerpo.

Una sonrisa se dibujará sola en tu rostro. Todo tu cuerpo sonríe.

Tu espalda se erguirá, incluso es posible que sientas que te echas un poco hacia atrás. Es el
movimiento que tu pecho necesita para tener más amplitud, y así la energía de tu corazón se
extenderá más todavía.

Sientes que el centro de tu cuerpo, la sede de tu conciencia y de tu fuerza es el corazón, no es ni el


cerebro ni el vientre, es el corazón…

Tus pensamientos cambian. Te haces más presente.

Tus emociones también. Se transforman en emociones de inclusión, de alegría y respeto.

Tu mente se abre. Tu energía aumenta y tu percepción se transforma. Percibes lo que sienten los
demás.

Tu capacidad sanadora crece inmensamente, tanto para ti como para los demás.

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